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ACTITUDES Y PRÁCTICAS ANTE LA MUERTE

EN LA NUEVA ESPAÑA
Marina Desire Reyes Hernández1

Introducción
La respuesta de los grupos humanos ante un proceso biológico
como la muerte ha propiciado a lo largo de la historia el desarrollo
de creencias y prácticas para afrontarla. Como objeto de estudio ha
sido abordada por diversas disciplinas tales como la antropología, la
etnografía, la historia demográfica y de las mentalidades, las cuales
aportaron las directrices para el estudio de las actitudes en torno a la
muerte en Occidente.
Los novohispanos no fueron la excepción en el desarrollo de ri-
tuales mortuorios, es por ello que este trabajo procura señalar las
características concernientes a las prácticas y actitudes rituales que se
dieron dentro de la cotidianidad de una sociedad perteneciente al An-
tiguo Régimen, en donde el cristianismo dotó de una carga simbólica
significativa a estas prácticas.
La muerte ha formado parte de la vida cotidiana de las sociedades
a lo largo de su historia, donde los individuos como miembros de una
colectividad participan en diversas prácticas sociales y culturales, tales
como simbolismos, creencias y rituales que fungen como catalizado-
res para asimilar el deceso de uno de los miembros de la comunidad;
es decir, estamos hablando de diferentes puntos de vista en el conte-
nido y la significación otorgados a este tipo de prácticas mortuorias
que dependen de las condiciones, normas y usos sociales que moti-
van el actuar de los individuos en un determinado grupo o sociedad.
En la historiografía encontramos estudios relacionados con este
tema, elaborados principalmente por antropólogos e historiadores
franceses como Louis-Vincent Thomas,2 y Philippe Ariès, éste último
indica dos formas de cómo la muerte es percibida por el hombre: la
muerte domesticada y la muerte invertida;3 por otro lado, tenemos a
Michel Vovelle,4 quien estudia a la muerte en un plano más cuanti-

1 Licenciatura en Historia, Universidad de Guadalajara.


2 Thomas, El cadáver, p. 9.
3 Ariès, Historia de la muerte, p. 17.
4 Vovelle, La mort et l’Occident, 1983.
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tativo, cuyo punto de inflexión es el antes Orígenes y desarrollo


y después de la sociedad burguesa. Estos de una cosmovisión
trabajos, realizados durante las décadas de
La sociedad novohispana fue confor-
1960 y 1970, analizan las prácticas mortuo-
mando su visión de la muerte con base en
rias llevadas a cabo en el hemisferio occi-
una fuerte influencia de la idea cristiana del
dental, en donde la muerte se percibe como
cielo que, en un principio, estuvo inspirada
un proceso cuyo tratamiento metodológico
en elementos medievales relacionados con
es más fácil de abordar si se siguen las pre-
la putrefacción del cadáver y en la resurrec-
guntas y metodologías propuestas por la
ción de los muertos, así como la esperanza
historia social y algunas de sus derivaciones,
de una vida eterna que dependía del com-
como la historia de las mentalidades.
portamiento realizado en vida, porque éste
Por su parte, los estudios localizados era el que definía la salvación o la condena
que trabajan las actitudes ante la muerte eterna del alma, aunque de ser considerado
en la Nueva España están enfocados prin- necesario, se debía pasar una temporada en
cipalmente en los grupos acomodados de el purgatorio que, como su nombre lo indi-
origen peninsular o criollo, en detrimen- ca, fungía como un medio para purgar los
to de otros estamentos sociales como las pecados y recibir la gracia divina.
castas y los indios. Esto se debe al tipo de
La estancia en el purgatorio provocaba
fuentes que los historiadores utilizan para
en la mentalidad de la sociedad europea
la reconstrucción del comportamiento del
medieval cierto pavor, mismo que fomen-
hombre al momento de morir. El estudio
tó el recuerdo y el culto a las ánimas que
de las actitudes fúnebres concierne a dife-
ahí estaban expiando sus pecados partiendo
rentes disciplinas debido a la complejidad
del interés en hacer lo posible para reducir
del objeto de estudio, siendo tanto la histo-
la estancia en este sitio. Por ello, cuando el
ria demográfica como la historia del arte las
cuerpo físico perecía, la gente sabía que se-
que más lo han abordado. Sin embargo, en
ría algo temporal hasta la llegada del día del
el presente texto se tratará de explicar los
Juicio Final, cuando se daría cuenta de los
orígenes y evolución, así como las formas
actos realizados ante Dios
en que se manifestó la práctica funeraria
en la Nueva España a lo largo del período Estamos hablando de una férrea creen-
virreinal. Nos encontramos ante una so- cia en un cielo teocéntrico que rigió duran-
ciedad tradicional del antiguo régimen o, si te la Edad Media y el barroco, donde la re-
se prefiere, premoderna, que contó, como compensa por las penalidades e injusticias
afirma Juan Carlos Ruiz Guadalajara, con sufridas en esta vida consistirían en recibir
un sistema coherente para dotar de senti- la gracia divina pudiendo ver y escuchar
do al cadáver en función de las creencias y a la Trinidad.6 Con la conquista y coloni-
los sentimientos colectivos alrededor de la zación del Nuevo Mundo, los españoles
muerte, porque las sociedades industriales llevaron consigo la doctrina católica y las
han generado sus propias visiones y angus- creencias populares; estos elementos desa-
tias cientificistas, además de procedimien- rrollados particularmente en la Nueva Es-
tos para rehuir de la putrefacción y desapa- paña consistieron en la concepción teocén-
rición del cadáver.5 trica propia del barroco y de la escolástica,

5 Ruiz, “El cuerpo, la muerte y lo sagrado”, p. 104.


6 McDannell y Lang, Historia del cielo, p. 19.
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el culto de los santos, las apariciones y el social o habían muerto en circunstancias


sentimiento de devoción hacia la Pasión de especiales, como los guerreros.7
Cristo, entre otros. La vida celestial signifi-
caba una existencia libre de todo lo terre- Actitudes y prácticas funerarias
nal donde la muerte dividía lo imperfecto, en la Nueva España
representado por el cuerpo de lo perfecto,
Después de la conquista fue concebido un
que es el alma.
nuevo régimen que con el paso del tiempo
Por su parte, las creencias religiosas de desarrolló características propias producto
los indígenas con respecto a la muerte son de la fusión entre las culturas amerindias y
diferentes a las europeas; es por ello que la europea, siendo ésta última la que imperó
influencia del catolicismo tuvo consecuen- debido a que los valores indígenas poco a
cias sustanciales en relación a las tradicio- poco fueron reemplazados como producto
nes religiosas funerarias de la época prehis- final del proyecto evangelizador, que tenía
pánica. Representa una dificultad analizar el objetivo de extender el reino de Dios en
todas las variantes dogmáticas a lo largo del América, en donde comenzaron las sus-
territorio prehispánico, porque al no haber tituciones y el traspaso de unas prácticas
un equivalente como la Iglesia católica en religiosas funerarias a otras; los primeros
Europa, existen diferencias entre las diver- evangelizadores consideraron llevar a cabo
sas prácticas funerarias ya que no hubo una una ruptura con las tradiciones prehispáni-
sistematización religiosa como tal. cas para erigir la Iglesia indiana a partir de
Se conoce el caso de la concepción cero a través de la erradicación de prácticas
mexica de la vida después de la muerte, la consideradas como idólatras.
cual señala que por encima de la tierra se En la realización de las prácticas fune-
superponían trece estratos o cielos, cada rarias, la sociedad novohispana no era una
uno de ellos gobernado por un dios celes- excepción. Fue una sociedad jerarquizada
tial diferente. Bajo la tierra existía también que tenía conciencia sobre la muerte, que
otro estrato, llamado Mictlan, que gober- se manifestó a través de una serie de signos
naba Mictlantecuhtli junto con su consorte tanto biológicos como espirituales causa-
Mictecacihuatl. Tras la muerte, la mayoría dos por la alta tasa de mortalidad provoca-
de los fallecidos pasaban a este mundo da por enfermedades y desastres naturales.
subterráneo, en el que debían emprender Como se mencionó anteriormente, la im-
un viaje que duraba cuatro años y para el plantación de una creencia sobre la exis-
que disponían del auxilio que pudiesen tencia del purgatorio en los primeros años
proporcionarles sus riquezas terrenales y el de la evangelización, fue un factor que per-
alimento junto con el que habían sido inci- mitió la consolidación del sistema religio-
nerados. A ello se añadían las ofrendas que so en la Nueva España, porque entre los
la familia del fallecido realizaba periódica- misioneros existía el interés por salvar del
mente, de las que el espíritu podía servirse infierno las almas de los indios conversos;
en el mundo subterráneo. Por su parte, los en comparación con España, la evangeliza-
diversos cielos que se hallaban por encima ción en torno a la doctrina del purgatorio
de la tierra estaban reservados a personajes hizo poco énfasis en las cuestiones relacio-
que, o bien pertenecían a un cierto grupo nadas con las ideas de la buena muerte,8

7 McDannell y Lang, Historia del cielo, p. 19.


8 Lomnitz, Idea de la muerte, p. 130.
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haciendo notorio que en los primeros años virrey Duque de Albuquerque, quien fue
del virreinato la situación del purgatorio bautizada con cincuenta y tres nombres.9
fuera de mayor interés para los españoles. Por otro lado, está el ritual funerario y
Se consideraba a las ánimas del purgatorio que es la parte central del presente tema,
como las más pobres entre las pobres, por mismo del cual María de los Ángeles Ro-
tanto, rezar por ellas era una forma de ca- dríguez Álvarez, a través de su obra Usos
ridad, y como tal se les procuraba rescatar y costumbres funerarias en la Nueva España,10
del olvido y de los castigos sufridos, así, rescata los pasos fundamentales que lo
cuando salieran de allí esas almas ayudarían conformaron, así como sus respectivas va-
en el socorro de situaciones terrenales y riaciones a lo largo del tiempo en la Nueva
celestiales; es de mencionar que la atención España, por ejemplo:
brindada a estas almas contrastaban entre
los miembros de la élite y los pobres. Ayudar a bien morir, que implica aplicar
los sacramentos de la confesión, la co-
Para estos cristianos la muerte era la munión viático y extremaunción.
significación de la superioridad del alma El entierro-oficio de difuntos.
sobre el cuerpo, así que los moribundos Novenarios, sufragios y honras, corres-
debían partir de este mundo con sus pondientes a tres momentos enferme-
asuntos materiales resueltos, esto debía dad-agonía-muerte, el entierro y el duelo.
fomentar entre su descendencia los me-
dios necesarios para llevar una vida cris- Es un hecho que al morir, desconocemos
tiana acorde a los valores de la época. todos qué ocurre con la conciencia, sin em-
Después de la muerte se podían expresar bargo, en la sociedad novohispana las per-
públicamente los méritos de la persona sonas procuraron siempre estar preparadas
fallecida, porque era el momento en el para cuando llegara el momento y entonces
que se podía evaluar su comportamiento tener una buena muerte. En esta situación
en vida. En esta situación, se concebía es notorio el papel que desempeñaron las
la alegría porque a un alma se le habían cofradías, cuyos miembros mostraban un
abierto las puertas de la única y verdade- apoyo mutualista del bien morir a sus res-
ra vida. pectivos cofrades, especialmente en conse-
guir que fueran sepultados en el interior de
Con el establecimiento de las institu- las iglesias con toda la pompa fúnebre acor-
ciones políticas, económicas y sociales de con lo estipulado en sus reglamentos.
de la Nueva España, es especialmente
notoria la evolución del sentimiento de Los sacramentos que se daban en artículo
religiosidad respecto a los valores espi- de muerte ayudaban al moribundo a la ob-
rituales con una marcada inclinación de tención de indulgencias y la absolución de
unir lo terrenal con el “más allá”. Clau- los pecados por medio de la confesión. Éste
dio Lomnitz señala el caso de los españo- era el primer sacramento que debía realizar-
les de finales del siglo XVII y principios se porque así el alma vencía el paso al in-
del XVIII, quienes recibían nombres in- fierno; lo podía hacer cualquier sacerdote,
creíblemente largos con el propósito de quien debía adaptarse a las condiciones y el
llamar la atención y la intercesión de un estado del moribundo, procurando hacer
gran número de santos, como la hija del el examen lo más ligero que pudiera. Si el

9 Lomnitz, Idea de la muerte, p. 130.


10 Rodríguez, Usos y costumbres funerarias, pp. 73-74.
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confesor no podía continuar, el sacerdote otro lado, estaban los cerrados, hechos por el
podía absolverlo pues bastaba con que con- propio testador. En los testamentos novo-
fesara uno u otro pecado. El religioso daba hispanos aparecen las invocaciones divinas
la absolución siempre y cuando se hubieran donde se declaraba la creencia en la Santí-
cubierto los requisitos del sacramento, de lo sima Trinidad, la intercesión de los santos,
contrario la daba condicionada, así como la la Virgen y los ángeles para que ayudaran
penitencia que debía ser ligera, por ejemplo, al testador a alcanzar el perdón y a elaborar
decir el nombre de Jesús. La aplicación de de manera justa el testamento.11 Usualmente
este sacramento conllevaba el problema de se hacía la invocación a alguna advocación
solicitarse a deshoras dificultando la dispo- mariana, como la virgen del Carmen o a la
nibilidad de algún sacerdote para acudir con devoción de un santo como San José, quien
el moribundo, razón por la cual muchas per- era el santo patrón del bien morir, entre sus
sonas fallecían sin recibirla. atributos estaban el énfasis de morir en la fe
Después de la confesión se daban los viá- y en el bautismo sobre todo lo demás. Este
ticos, es decir, el sacramento de la eucaristía santo fue considerado importante para los
que se lleva a los enfermos en peligro de indios conversos del siglo XVI, porque al
muerte. Para que se pudiera recibir la comu- haber nacido en la gentilidad, el recibir el
nión viático, primero se realizaba la trans- bautismo permitía que fallecieran dentro
portación de la hostia consagrada a un lugar de la fe y que su alma se salvara. Los tes-
profano por medio de una procesión que tamentos también cubrían las disposiciones
variaba según la gravedad de la enfermedad relacionadas con la mortaja y el lugar de se-
o si la muerte ya era inminente. Durante los pultura, el número de misas post mortem y el
primeros años de la evangelización no se plazo en el que se realizarían. Los pobres
administró la comunión a los indios porque cuando no podían pedir que se les dijeran
sus hogares eran humildes. En lugar de lla- misas por no tener dinero para ello, solicita-
mar al sacerdote los indios iban a confesarse ban tan sólo que se les cantara un responso.
y comulgaban como viático. En tiempos de Para testar se debían tomar en cuenta
epidemias este sacramento se administraba ciertas recomendaciones a fin de realizar
continuamente. Por último, otro sacramen- dicho documento, entre éstas encontramos
to que solía aplicarse en esta situación era la la situación física y mental del moribundo,
extremaunción, que debía darse a los enfer- quien tenía que hablar y entender bien, pues
mos en peligro de muerte; al igual que en si se consideraba que había perdido el juicio
la comunión viático, en este sacramento el no tenía la capacidad para hacer el testamen-
sacerdote acudía al sitio donde estuviera el to. La presencia de testigos también era im-
moribundo, explicaba la importancia de la portante y de ellos se esperaba que tuvieran
extremaunción y consolaba con una plática buen juicio y discreción ante la gente, de tal
para el bien morir. manera que los desconocidos no pudieran
Entre los actos realizados por los mori- saber todo lo que dijera el testador. Al fina-
bundos para el bien morir estaba el dictar lizar la disposición, el escribano leía el tes-
testamento, así quedaba en paz ante Dios y tamento. Generalmente estaba presente una
los hombres. Este documento podía ser de persona que sabía escribir, a fin de poner el
dos tipos: abierto o nuncupativo, redactado por nombre y las firmas de los que no supieran
un escribano quien auxiliaba al testador, por hacerlo.

11 Castillo, “Actitudes y prácticas para el bien morir:”, p. 7.


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Después del fallecimiento se comenzaba las siete obras de misericordia corporales y


la preparación del cadáver para enterrarlo. es la que influyó en la elección de cristiana
El procedimiento consistía en limpiarlo, sepultura. Ésta es una costumbre que ya se
afeitarlo, cortarle el pelo y vestirlo, es decir, realizaba en la península ibérica desde los
amortajarlo, la calidad de este procedimien- comienzos del cristianismo, y consistía en el
to dependía de la situación económica del entierro al interior de los templos o cerca-
fallecido, esto es, el cadáver aún mostraba no a los altares, tanto en las naves centrales
reminiscencias de la persona que fue en como en capillas de los templos, es decir,
vida.12 Una de las mortajas más comunes en un lugar consagrado porque se conside-
fue el uso del hábito franciscano, esto se raba que la estadía en el purgatorio duraría
debe al prestigio de la Orden que funcio- menos tiempo ya que solamente los infie-
naba como un acercamiento a la austeridad les fallecidos fuera de la gracia divina eran
y pobreza, ejemplificado en el rechazo a ser enterrados en lugares recónditos. En teoría,
enterrado en un ataúd ante una muerte dig- todos tenían el derecho de ser sepultados
na; sin embargo, no todos tuvieron la capa- en los templos, pero en realidad, los que no
cidad de comprar el hábito franciscano por tenían dinero eran enterrados en las fosas
su costo de 12 pesos y 4 reales. De ahí que comunes y recibían exequias modestas. Du-
los cuerpos de los pobres fueran sepultados rante el siglo XVI el servicio de entierros
envueltos en sábanas cosidas de manera fir- fue prestado por el clero regular hasta la se-
me para mantener el cuerpo unido o con cularización en el siglo XVIII, por razones
petates en el atrio de la iglesia parroquial.13 de salud e higiene.
Según la creencia, cuando alguien mo- Una vez realizado el entierro proseguían
ría comenzaba el proceso de transición del las acciones encaminadas para la salvación
alma de lo terrenal a lo celestial, por lo tanto, del alma del difunto, para ello se hacían las
los deudos se encargaban de realizar actos exequias que se componían del oficio de di-
rituales para asegurar el éxito de este cami- funtos y el duelo que estaba formado por
no desde el momento de trasladar el cuerpo los novenarios, las honras fúnebres y los
después de la velación y la misa funeraria, sufragios que se dejaban estipulados en los
cuando era acompañado por un cortejo fú- testamentos. Las misas celebradas tenían la
nebre y con rezos hasta el sitio donde sería finalidad de alcanzar el bienestar del alma
sepultado. Los costos dependían según el del difunto después de su muerte. Los fon-
tipo de entierro que se realizara, pues iban dos para pagar estas misas provenían de los
desde el de limosna hasta los extraordina- bienes de los testadores, que también sufra-
rios o de pompa. gaban los gastos del funeral y entierro.
Algunas de las primeras costumbres ata- Es en el siglo XVIII cuando se desarrolla
cadas por los religiosos en tiempos de la un cambio en la mentalidad de la sociedad
conquista-colonización, fueron las crema- novohispana con respecto a la muerte, es-
ciones que comúnmente realizaban los in- pecialmente bajo la influencia de la Ilustra-
dios, las que fueron desplazadas por el uso ción, con la cual aparecieron conocimientos
del entierro, principalmente en tierras sagra- que permitieron controlar el aumento de-
das, que es una forma de expresión basada mográfico. Un ejemplo es la aparición de los
en una posición evangélica relacionada con cementerios extramuros, debido a que los

12 Will, “De cuerpo a cadáver”, p. 73.


13 Castillo, “Actitudes y prácticas para el bien morir:”, p. 12.
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entierros en los templos resultaban caóticos personas pertenecientes a la alta sociedad,


porque el espacio era limitado y daba lugar y difícilmente servían más de una vez. En
a frecuentes desarreglos en las tumbas, ade- cambio, las destinadas para los pobres eran
más de la insalubridad que esta actividad re- túmulos sencillos pintados de negro, algu-
presentaba. La situación se manifestaba con nas veces tuvieron forma de simples ataú-
el olor de los cadáveres que infestaban la des y otras podían tener cuerpos escalona-
atmósfera de los templos y los fieles tenían dos pero sin ornamentación, aunque sí con
que soportarlo cada vez que asistían a sus algunas velas. La finalidad de este tipo de
actividades religiosas. En ese momento fue expresión alegórica se divide en tres clases:
necesario considerar separar a los muertos exaltar las virtudes y logros espirituales del
de los vivos, enterrando a los primeros en fallecido; aleccionar espiritualmente a los
lugares externos a la ciudad propicios para presentes en las ceremonias y, por último,
fungir como panteones. ser verdaderos festejos para los sentidos y
Entre las manifestaciones públicas de ca- el espíritu,16 acciones sometidas a juicio por
rácter fúnebre se pueden señalar las siguien- el pensamiento ilustrado que sostenía una
tes: en primer lugar, las piras funerarias que actitud crítica ante las manifestaciones ba-
fueron hechas en honor a los miembros de la rrocas de la muerte, a las cuales había que
realeza, la jerarquía eclesiástica y los funcio- expulsar de un discurso racional por consi-
narios civiles, aunque también hay autores derarse supersticiosas.
como Elisa Vargas que indican la existen-
cia de otro tipo de piras más sencillas para Consideraciones finales
las clases más bajas de la sociedad,14 esto es,
nos encontramos ante una muerte jerarqui- La incertidumbre en torno a la muerte
zada que a lo largo de trescientos años ha genera mecanismos y prácticas para afron-
mutado según el cambio en las estructuras tarla. En la Nueva España las personas pro-
sociales, económicas y culturales. Juan Pe- curaban garantizar la salvación de su alma
dro Viqueira indica que para el siglo XVIII por medio de elementos que permitieran el
bajo el pensamiento ilustrado, este tipo de perdón de sus pecados. Los rituales funera-
expresiones barrocas fueron fuertemente rios estuvieron determinados por factores
criticadas porque ya no correspondían con naturales que repercutieron en las estruc-
la sensibilidad de la época,15 al punto que turas familiares, sociales y religiosas, donde
el virrey Teodoro de Croix emitió un edic- imperaban las creencias de la vida después
to para restringir la pompa del duelo de las de la muerte, las cuales fueron modificadas
costumbres funerarias, mostrando eviden- con la adopción del pensamiento ilustrado
cias de que los rituales fúnebres dedicados apoyado con el desarrollo de las ciencias,
al muerto provocaban gran afluencia de aunque la tradición novohispana permane-
personas. ció hasta entrado el siglo XIX, situación que
lleva a pensar que estas ideas no permearon
Las piras funerarias consistían en monu- en el resto de la población que conservó sus
mentos profusamente iluminados, llenos creencias religiosas.
de emblemas, versos y tarjas alusivas a las
Sagradas Escrituras y representativas de las

14 Vargas, “Dos piras funerarias barrocas”, p. 50.


15 Viqueira, “El sentimiento de la muerte”, p. 28.30.
16 Vargas, “Dos piras funerarias barrocas”, pp. 49-50.
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