El historiador Procopio hace el elogio del rey de los Ostrogodos Teodorico (487-526) (Mitre)
Constituciones el acta publica
Rerum italicarum scriptores
Bula de oro
Herejías del siglo XII
Carta Magna
Carta de Privilegio
Fundación de Cluny
Ultimas Invasiones
Instituta Justiniana
Regla San Benito
Ley Hospitalidad
Guillermo Ockhman
Bula de Oro
Vísperas siciliana
Antipapa
Revueltas Francia siglo XIV
Cister 2
Concordato de Worms
Oriente en 1214
Guillermo I
Vísperas siciliana
Anglos, jutos y sajones en Gran Bretaña
La peste en Florencia en 1348
EL HISTORIADOR PROCOPIO HACE EL ELOGIO DEL REY DE LOS OSTROGODOS TEODORICO (487-526).
(Mitre)
Es necesario reconocer que gobernó a sus súbditos con todas las virtudes de un gran emperador. Mantuvo
la justicia y estableció buenas leyes. Defendió su país de la invasión de sus vecinos y dio a todos pruebas de
una prudencia y de un valor extraordinario. No cometió ninguna injusticia contra sus súbditos, ni permitió
que se cometieran, salvo que permitió que los godos se repartiesen las tierras que, en tiempos, Odoacro
había distribuido entre los suyos. En fin, aunque Teodorico no tuvo más que el título de rey, no dejó de
alcanzar la gloria de los más ilustres emperadores que hayan jamás ocupado el trono de los Césares. Fue
igualmente querido por godos e italianos, lo cual no sucede habitualmente entre los hombres, que no
están acostumbrados a aprobar en el gobierno del Estado aquello que no esté de acuerdo con sus intereses,
y que condenan todo lo que les es contrario. Después de haber gobernado durante treinta y siete años y de
haberse presentado como temible para sus enemigos, murió de esta manera […].
PROCOPIO DE CESAREA (500-565), Histoire de la guerre contre les goths, en vol. I de Histoire de
Constantinople , París, Ed. Cousin, p. 353, 1685
Nos encontramos ante una crónica histórica que data del siglo VI cuyo contenido es político-social y que está
redactado a partir de una fuente primaria, ya que Procopio de Cesarea, el autor del texto, fue un famoso historiador
bizantino del reinado de Justiniano y asesor del general Belisario, partícipe en la conquista de los reinos ostrogodos.
El texto nos describe el carácter del rey Teodorico, rey de los Ostrogodos. Alaba sus virtudes, la generosidad con sus
súbditos entre los que reparte las tierras, lo justo, prudente y valiente que resultó para su pueblo, defendiéndolo de
los enemigos y su muerte, que provocó el fin del reino ostrogodo tras un largo reinado.
Los ostrogodos fueron un pueblo germánico procedente de la división que sufrieron los godos en el siglo V. Los
ostrogodos, a diferencia de los visigodos, no cruzaron el Danubio y se dividieron a la vez en dos grupos: uno que
quedó bajo el dominio de los Hunos y otro que formó un pueblo federado del Imperio Romano. En este último grupo
fue elegido un rey, Teodorico, que aunque en un principio puso la vista sobre el Imperio Bizantino, el emperador
Justiniano lo condujo a enfrentarse con el Imperio Romano de occidente. A finales del siglo V Teodorico venció a
Odoacro e invadió Italia proclamándose rey. Durante su reinado trató de organizar una Italia junto a godos y romanos.
Se rodeó de colaboradores romanos competentes (administradores, matemáticos, filósofos…) que le ayudaron en su
gobierno. Llevó a cabo una política de alianzas familiares casándose con la hermana del rey franco Clodoveo y
casando a sus hijas con reyes vándalos, burgundios y visigodos. Pagaba soldadas generosas lo que hizo que sus
ejércitos crecieran y se consolidaran. Teodorico, gran diplomático, destacó por una inteligencia superior a la de otros
gobernantes bárbaros. Fundó la capital del reino en Rávena convirtiéndola en un destacado centro artístico y cultural
fomentando el cultivo de las artes y las letras. Durante su reinado Italia gozó de paz pero a su muerte (526), su
sucesión no quedó clara y tras la muerte de su nieto, el cual no dejó descendencia, Justiniano aprovechó la ocasión y
convirtió Italia en una nueva provincia bizantina.
EXAMEN 2 SEMANA CURSO 2009/2010
Yo, arzobispo de Maguncia, archicanciller para Germania del Sacro Imperio y príncipe elector, juro
por los Santos Evangelios aquí presentes que por la fe debida a Dios y al Sacro Imperio, según
toda mi discreción e inteligencia, elegiré con la ayuda de Dios, al jefe temporal del pueblo cristiano,
el Rey de Romanos, destinado a convertirse en César, que sea más idóneo con la fe antedicha,
daré mi voz y mi voto, y elegiré sin pacto, recompensa o promesa, ni bajo ninguna otra forma de
corrupción. Dios y todos los santos me ayuden.
Después de que todos hayan prestado juramento, procederán a la elección, sin poder abandonar
la ciudad de Frankfurt antes de que la mayor parte de ellos hayan elegido al jefe temporal del
mundo o pueblo cristiano, es decir al Rey de Romanos y futuro César, y si tardaran en hacerlo
más de 30 días contados a partir de que prestaron juramento, desde entonces se alimenten sólo
de pan y agua. Y de ninguna forma salgan de la ciudad hasta que todos o la mayor parte de ellos
hubiesen elegido al Rey de Romanos.
A TODOS LOS HOMBRES LIBRES DE NUESTRO REINO (To all free men of our Kingdom) hemos
otorgado asimismo, para Nos y para nuestros herederos a titulo perpetuo, todas las libertades que a
continuación se enuncian, para que las tengan y posean de Nos y de nuestros herederos para ellos y los
suyos:
Si fallece algún conde, barón u otra persona que posea tierras directamente de la Corona, con destino al
servicio militar, y a su muerte el heredero fuese mayor de edad y debiera un "censo"(o "relief '), dicho
heredero entrara en posesión de la herencia al pagar la antigua tarifa del "censo", es decir, el o los
herederos de un conde pagaran 100 (cien) libras por toda la baronía del conde, los herederos de un
caballero (knight) 100 (cien) chelines (shillings) como máximo por todo el "feudo" ("fee") del caballero, y
cualquier hombre que deba menor cantidad pagara menos, con arreglo a la usanza antigua de los "feudos".
Pero si el heredero de esa persona fuese menor de edad y estuviese bajo tutela, cuando alcance la mayoría
de edad entrara en posesión de su herencia sin tener que pagar "censo" o derecho (fine) real.
(…) yo Roberto por la paciencia de Dios conde de Dreux y de Braine, hermano de Luis, ilustre rey de Francia, he
querido, por los caracteres de la escritura notificar a todos los presentes y futuros que, habiendo surgido un desacuerdo
entre nos y mis burgueses de Dreux, hemos convenido este acuerdo a saber:
Que le hemos concedido la comuna que hicieron en los tiempos del rey nuestro padres y la hemos confirmado por
juramento yo, Inés condesa de Braine mi esposa y mi hijo Roberto. Además hemos jurado a los susodichos burgueses
que no levantaremos contra ellos ninguna Tolte ni ninguna Talla y no ejercitaremos contra ellos ninguna violencia.
Suprimiremos todas las discordias por una paz, si es posible. Si la discordia, cualquiera que sea, no puede ser
suprimida por ninguna paz, le pondremos término en nuestra curia, por juicio de hombres sabios y de nuestros fieles.
Ellos mismos han jurado ser fieles a mí, a mi esposa y a mis herederos, y guardar y defender nuestra plaza fuerte de
Dreux contra todos; confirmar y no ceder nuestros derechos y justas costumbres y nuestras sentencias, siempre y en
todas partes; no oponerse a ello, pero si es necesario hacerlos respetar según su poder. Hemos concedido, por otra
parte, a dichos burgueses que no forzaremos a nadie de la comuna a usar nuestros molinos ni a pagar otros censos.
Hemos limitado nuestro banvin a un mes entre Navidad y Cuadragésima y otro mes entre Pascua y la Natividad de San
Juan Bautista. No compraremos vino para revenderlo en virtud de nuestro ban, y hemos consentido que la tercera
imposición sobre la venta al por menor de bebidas no se haga. Además, cada vez que sea necesario que Nos o
nuestros herederos hayamos de cumplir los servicios de hueste del rey, nos proveerán de tres carretas tiradas por tres
caballos, cuyos gastos correrán de mi cuenta desde que salgan de la ciudad. En otro tiempo no podré obligar a los
burgueses a entregarme o prestarme carretas o caballos. SI ellos mismos quieren, en consideración a mis súplicas o
por amor a mí, podrán prestarme sus caballos y sus carretas. Como es debido, los susodichos burgueses estarán
obligados a hacer la prensa en mis lagares. A fin de que estas convenciones tengan firmeza de una perpetua
estabilidad, he querido reafirmarlas por la suscripción de testigos y la imposición de mi sello. Hecho públicamente en
Sens, año de la Encarnación del Verbo de 1180. Siendo Felipe rey de Francia, Alejandro Papa, Guido Arzobispo de
Sens, Juan obispo de Chartres. Dado por la mano del clérigo Bernardo.
Por amor de Dios y de nuestro salvador Jesucristo hago tradición de bienes de mi propio derecho a los
Santos Apóstoles Pedro y Pablo: a saber, la villa de Cluny con una corte y manso dominical y una capilla
consagrada a la Virgen y a San Pedro, con todo lo que depende de ella, pueblos, capillas, siervos de ambos
sexos, viñas, campos, prados, bosques, aguas y cursos de agua, molinos, entradas y salidas, tierras
cultivadas e incultas sin ninguna restricción. Todos estos bienes están situados en el condado de Macon o
en su entorno y exactamente delimitados... Dono todas estas cosas a condición de que se construya en
Cluny un monasterio regular en honor de los apóstoles Pedro y Pablo y que en él se congreguen monjes
que vivan bajo la regla de San Benito... Que cada cinco años dichos monjes paguen a Roma diez sueldos a
la tumba de los apóstoles para mantener sus luminarias. Que tengan la protección de los dichos apóstoles y
del pontífice romano... Nos ha placido también hacer constar en este acta que, desde hoy, dichos monjes
no estarán sometidos al yugo de ningún poder terrestre, ni nuestro ni de nuestros parientes, ni de la
grandeza regia. Que ningún príncipe secular, conde, obispo, ni el mismo pontífice romano... invada los
bienes de los servidores de Dios, sustraiga cualquier cosa de ellos, los disminuya, cambie ni dé en beneficio
a nadie...
Los frecuentes e infortunados ataques de los normandos (...) no disminuían en absoluto, y el abad Hilbodus
había construido en la isla un castillo que les protegiera contra ese pueblo infiel. Junto con sus hermanos,
acudió ante el rey Pipino y preguntó a su alteza que proyectaba hacer sobre este problema. Entonces el
glorioso rey y los grandes hombres del reino -se celebraba entonces asamblea general del reino-
deliberaron sobre el problema con graciosa preocupación y se hallaron incapaces de ayudar organizando
un asalto vigoroso. A causa de las extraordinariamente peligrosas mareas, la isla no era siempre fácilmente
accesible para nuestras fuerzas, pero todos sabían que a los normandos les resultaba fácilmente accesible
siempre que el mar estuviera tranquilo. El rey y los grandes hombres optaron por la decisión que juzgaron
más ventajosa. Con el acuerdo del serenísimo rey Pipino, casi todos los obispos de la provincia de
Aquitania y los abades, condes y otros hombres fieles que estaban presentes y otros muchos más que se
habían enterado de la situación, aconsejaron unánimemente que el cuerpo del bienaventurado Filiberto
fuera sacado de la isla y no permaneciera más en ella (...)
El emperador César Flavio Justiniano, vencedor de los Alamanos, de los Godos, de los Francos, de los
Germanos, de los Antos, de los Alanos, de los Vándalos, de los Africanos, pío, feliz, glorioso, victorioso y
triunfante, siempre augusto, a la juventud que desea estudiar leyes, salud. Para que la cosa pública sea
igualmente gobernada en tiempo de paz como en el de guerra, la Majestad Imperial ha de apoyarse en las
armas pero también en las leyes. Con muchos cuidados y fatigas, y con el favor de la omnipotencia divina,
hemos emprendido esta doble tarea....
Después de los cincuenta libros del Digesto o Pandectas que hemos hecho componer por Triboniano, del
rango de los clarissimi, y por otras personas entendidas del rango de los illustri, en los que está recogido
todo el derecho antiguo, hemos ordenado dividir estos Instituta en cuatro libros que abarcan los primeros
elementos de toda la ciencia de las leyes. En ellos se expone con brevedad lo que está vigente desde
antiguo, oscurecido primero por haber caído en desuso y vuelto a la luz por nuestros cuidados imperiales.
Estos Instituta, tomados de los antiguos y en especial de los comentarios de nuestro Gayo... nos han sido
presentados por los tres jurisconsultos susodichos. Los hemos leído, estudiado, y los hemos dado toda la
vigencia de nuestras constituciones. Recibid, pues, estas leyes con devoción y atención y mostraos celosos
de ellas ya que tenéis la esperanza, una vez concluidos vuestros estudios de leyes, de participar en el
gobierno de la cosa pública en los puestos que os sean confiados.
(Textes et Documents de Histoire... París, 1972. I. p.73. Ed.M. Blondeau, I, pp. 6-8,
París, 1839.)
Nos encontramos ante un texto histórico circunstancial, de carácter pedagógico, redactado por el
emperador bizantino Justiniano en la primera mitad del siglo VI (533 aprox.). Es por lo tanto una fuente
primaria. Este fragmento es concretamente el prólogo del Instituta y va dirigido a los jóvenes estudiantes de
derecho.
Justiniano se dirige a los futuros estudiantes de leyes presentándoles el Instituta.
Después de redactar la Digesto, el ministro de justicia Triboriano, junto a otras personas ilustres, han
elaborado los 4 libros que componen los Institutas y que abarcan toda la ciencia de las leyes, desde los
antiguos hasta las vigentes.
Justiniano no será sólo recordado por sus conquistas sino también por su obra legislativa. A principio del
siglo VI su ministro de justicia Triborio le propuso a Justiniano un proyecto que consistía en la compilación
de todas las leyes existentes partiendo del Código de Teodosio II y confeccionado por los 10 juristas más
prestigiosos, dirigidos todos ellos por Juan de Capadocia. La obra, que se la conoce como Codix
Justinianus, se convirtió en la base de toda la literatura jurídica posterior.
En el Codex Justinianus se mezclaron elementos helenísticos, orientales y cristianos y en él no sólo se
incluyeron las leyes válidas vigentes sino que sirvió también para purgar las leyes que habían sido ya
anuladas.
Con la compilación de las sentencias de los más ilustres juristas se elaboró el Digesto, la obra que todo lo
contiene.
También se confeccionó un manual de Derecho llamado Instituta y que sirvió para que los jóvenes
pudieran instruirse en leyes.
Más tarde se confeccionó otra compilación de leyes, la Novellae (leyes nuevas) que constituye una fuente
valiosa para conocer la vida de la época.
Para finalizar, en el siglo VII se promulga la ley agrícola que consagraba la existencia de comunidades de
campesinos libres, la ley militar y la ley náutica, puntos que no habían sido tratados con profundidad hasta
entonces.
TEXTO: REGLA DE SAN BENITO: EL TRABAJO MANUAL DE CADA DIA
La ociosidad es enemiga del alma. Por eso los hermanos deben ocuparse en ciertos tiempos en el trabajo
manual, y a ciertas horas en la lectura espiritual. Creemos, por lo tanto, que ambas ocupaciones pueden
ordenarse de la manera siguiente: Desde Pascua hasta el catorce de septiembre, desde la mañana, al salir
de Prima, hasta aproximadamente la hora cuarta, trabajen en lo que sea necesario. Desde la hora cuarta
hasta aproximadamente la hora de sexta, dedíquense a la lectura. Después de Sexta, cuando se hayan
levantado de la mesa, descansen en sus camas con sumo silencio, y si tal vez alguno quiera leer, lea para
sí, de modo que no moleste a nadie. Nona dígase más temprano, mediada la octava hora, y luego vuelvan
a trabajar en lo que haga falta hasta Vísperas. Si las condiciones del lugar o la pobreza les obligan a
recoger la cosecha por sí mismos, no se entristezcan, porque entonces son verdaderamente monjes si
viven del trabajo de sus manos, como nuestros Padres y los Apóstoles. Sin embargo, dispóngase todo con
mesura, por deferencia para con los débiles.
Nos encontramos ante un texto histórico-circunstancial, una regla monacal, de carácter religioso, redactado
a principios del siglo VI por el Abad San Benito de Nursia y que va dirigida a todos y cada uno de los
monjes que entraban en su congregación. Es por lo tanto una fuente primaria. La intención de este texto es
regular la vida de los monjes mediante una serie de normas, horarios y prohibiciones.
El fragmento expuesto critica en primer lugar la holgazanería. San Benito organiza las horas del día de los
monjes que viven en su congregación de tal manera que todas las horas estén ocupadas, bien trabajando o
bien con lectura espiritual. Las horas de la mañana se dedicarán primero al trabajo manual y luego
dedicarán 2 horas a la lectura. Tras la comida descansarán sin molestar y tras el descanso volverán al
trabajo. En tiempos de cosecha ellos mismos trabajaran en la tierra teniendo deferencia con los monjes más
débiles (enfermos o de avanzada edad)
San Benito de Nursia fue el organizador del monacato occidental redactando la Regla de San Benito
(Regula Monachorum) y fundando el monasterio de Monte Cassino.
El trabajo de estos monjes se basaba en el doble principio de “ora et labora”, es decir, oficio divino y trabajo
manual.
Los monjes desempeñaban tareas de enseñanza y hospitalidad hacia personas ajenas a la comunidad.
Cada monasterio era un órgano autónomo económico, espiritual y culturalmente.
La Regala de San Benito fue la más famosa y más utilizada debido a que llamó la atención al papa más
influyente de la Edad Media: Gregorio I.
La cristianización de los reinos bárbaros fue muy lenta y, como afirman algunos historiadores, se bautizó
mucho pero se convirtió poco. Los primeros pueblos en convertirse fueron los suevos, seguidos de los
burgundios. Después del bautismo de Clodoveo, rey merovingio, se convirtieron los francos y, a finales del
siglo VI, el rey visigodo Recaredo, que contribuyó a la expansión del cristianismo por la península Ibérica.
En Italia el proceso fue mucho más lento debido a la resistencia de los lombardos.
La conversión de los pueblos implicaba la entrada oficial de una nueva fe pero no un cambio de hábitos
morales y de creencias. Con la construcción de Cluny en el siglo X la Regla de San Benito adquirió
importancia y dio un nuevo impulso al desarrollo monacal.
LEY DE “HOSPITALIDAD” DE ARCADIO Y HONORIO (398) (TEMA 1)
Nos encontramos ante un texto histórico legislativo, la ley de Hospitalidad, redactada por el emperador
romano de Oriente, Arcadio y el emperador romano de occidente, Honorio – hijos de Teodosio I - a finales
del siglo IV (año 398). Es por lo tanto una fuente primaria. Aunque en un principio va dirigida a un alto
funcionario del imperio (magister officiorum llamado Hosio), es evidente el carácter público de dicha ley.
Los emperadores romanos Arcadio y Honorio se dirigen al magister officiorum para comunicarle la nueva
ley de Hospitalidad por la que todo súbdito del imperio está obligado a ceder 1/3 parte de su vivienda para
que pueda hospedarse un huésped – se sobreentiende que de alguna de las tribus bárbaras venidas del
norte – siendo la primera parte elección del propietario, la segunda, elección del huésped y la restante
quedando nuevamente para el dueño de la vivienda. Tanto propietarios como huéspedes deberán convivir
en armonía.
Las primeras incursiones de pueblos bárbaros entre los siglos II y IV fueron pacíficas y los romanos no los
vieron como una verdadera amenaza. Los emperadores romanos de Oriente y Occidente, Arcadio y
Honorio respectivamente, se intentaron aprovechar de la situación y promulgaron la Ley de Hospitalidad
en la que los bárbaros ocuparían 1/3 de las viviendas romanas a cambio de entrar en el ejército romano,
cosa que los bárbaros aceptaron. Este régimen generalizó la práctica de otorgar tierras a cambio de unas
prestaciones militares de manera que los romanos utilizaron a los propios bárbaros para defenderse de la
intrusión de otros bárbaros que intentaran cruzar las fronteras. El Imperio romano de Oriente
(Constantinopla) supo desviar las invasiones de pueblos germanos hacia el de occidente, que poco a poco
fue perdiendo poder y territorios ante los nuevos invasores en la gran oleada migratoria de finales del siglo
IV.
EXAMEN SEPTIEMBRE 2 CURSO 2011/2012
Yo, arzobispo de Maguncia, archicanciller para Germania del Sacro Imperio y príncipe elector, juro
por los Santos Evangelios aquí presentes que por la fe debida a Dios y al Sacro Imperio, según
toda mi discreción e inteligencia, elegiré con la ayuda de Dios, al jefe temporal del pueblo cristiano,
el Rey de Romanos, destinado a convertirse en César, que sea más idóneo con la fe antedicha,
daré mi voz y mi voto, y elegiré sin pacto, recompensa o promesa, ni bajo ninguna otra forma de
corrupción. Dios y todos los santos me ayuden.
Después de que todos hayan prestado juramento, procederán a la elección, sin poder abandonar
la ciudad de Frankfurt antes de que la mayor parte de ellos hayan elegido al jefe temporal del
mundo o pueblo cristiano, es decir al Rey de Romanos y futuro César, y si tardaran en hacerlo
más de 30 días contados a partir de que prestaron juramento, desde entonces se alimenten sólo
de pan y agua. Y de ninguna forma salgan de la ciudad hasta que todos o la mayor parte de ellos
hubiesen elegido al Rey de Romanos.
Tema:
Nos encontramos ante un texto histórico narrativo, una crónica, de carácter social a pesar de tratarse de
una tema relacionado con la Iglesia, y cuyo autor es Jean Froissart, un famoso cronista francés, eclesiástico
y que se hizo popular por acompañar a diferentes nobles y relatar posteriormente sus proezas. Así que
podemos afirmar que se trata de una fuente primaria.
Los cardenales nombraron Papa al arzobispo de Bari, llamado posteriormente Urbano, presionados por el
pueblo de Roma que se sentía descontento con la Iglesia. Decidieron dejar pasar un tiempo prudencial y
más tarde escoger otro pontífice más acorde a sus intereses. Durante las vacaciones de verano
aprovecharon la ausencia del Papa Urbano para elegir y nombrar un nuevo Papa, Robert de Gèneve, que
pasaría a llamarse Clemente.
El Cisma de Occidente fue un período de la historia de la Iglesia Católica en el que varias personas se
disputaron la autoridad pontificia. Se crearon facciones dentro de la Iglesia Católica por su lealtad a los
diferentes aspirantes al papado. Desde principios del siglo XIV la sede papal estaba en la ciudad francesa
de Avignon pero muchos creían que los pontífices estaban demasiado vinculados con la monarquía
francesa. Se decidió retornar a Roma la Sede Papal y tras la muerte de Gregorio XI tuvo lugar el Cónclave
de 1378 en el que se decidiría su sucesor. El pueblo de Roma se concentró en la entrada del cónclave
exigiendo que el papa fuera al menos italiano ya que sabían que si recaía en un cardenal francés la sede
volvería a Avignon. Temiendo que las gentes asaltaran el Vaticano los cardenales eligieron
“provisionalmente” al arzobispo de Bari pero cuando quisieron deponerlo se encontraron con un pontífice de
carácter fuerte, que quería reformar la iglesia y además criticaba su forma de vida. Un grupo de cardenales
se reunieron en secreto para escoger un nuevo papa (o antipapa) siendo finalmente el Papa Clemente el
elegido. A partir de este momento comenzaría el Cisma de Occidente.
EXAMEN 2 SEMANA CURSO 2010/2011
Tema: 11 Pág. 263 - Revueltas Sociales / Tema: 12 Pág. 281 – Revueltas en Francia durante Guerra 100
años
Nos encontramos ante un texto histórico literario de carácter político-social redactado por el cronista francés
Jean Froissart a mediados del siglo XIV y que por su origen podemos clasificarlo como una fuente primaria.
El preboste de los comerciantes de París, Étienne Marcel, llega a un acuerdo con los ingleses
comprometiéndose a abrirles las puertas de la ciudad para que éstos puedan entrar y destruir París. Esa
misma noche algunos burgueses encabezados por Jean y Simón Maillart impiden la conspiración. Hay
entonces una gran pelea entre seguidores de Étienne Marcel y de los hermanos Maillart. Finalmente Jean
Maillart mata al preboste de París y se encarcela a los traidores evitándose asi la entrada de los ingleses en
la ciudad.
A mediados del siglo XIV se vivieron fuertes tensiones sociales debidas a las prácticas abusivas de los
señores, que perjudicaron duramente a los campesinos, y al incremento de los impuestos para hacer frente
a las contiendas. Todo ello provocó una serie de revueltas tanto en Francia como en Inglaterra que, a pesar
de ser sofocadas, pusieron de manifiesto un ligero cambio en la mentalidad del tercer estado.
Un ejemplo de estas revueltas fue la Jaquerie en la que los campesinos franceses se levantaron contra la
nobleza al imponerles éstos un nuevo impuesto para financiar la defensa del país o la descrita en este
mismo texto, la insurrección de los burgueses de París, encabezados por el preboste Étienne Marcel, que
trató de instaurar una monarquía controlada por los Estados Generales y que finalmente murió asesinado
por la misma burguesía parisina que le había apoyado hasta entonces y que temía ahora que cediera la
ciudad al enemigo inglés.
EXAMEN 2 SEMANA CURSO 2011/2012
Nos encontramos ante un texto de naturaleza histórica-literaria, pudiendo posiblemente ser escrito a
principios de la Edad Media, ya que los sucesos que de los que nos habla el texto acaecieron en el siglo V.
Tal texto fue escrito por Beda el Venerable. Se trata de un fragmento de “Historia
EcclesiasticaGentisAnglorum”. En Beda se funden las tradiciones romanas con las irlandesas y su obra se
desarrolló en el Monasterio de Yarrow, donde vivió desde los trece años y escribió cerca de cuarenta
libros. Beda murió cuando traducía al anglosajón el Evangelio de San Juan.
Se entiende que el destino del texto no es privado, es decir, que va destinado a una colectividad, por lo
que tiene un carácter público, teniendo como finalidad dar a conocer los sucesos acaecidos en Irlanda
en ese periodo.
La idea fundamental de este texto es la penetración por parte de gentes de Germania más poderosas,
esto es, anglos jutos y sajones, y su posterior lucha y obtención de la victoria y territorio. El texto
también nos hace alusión a diversas gentes que tienen origen en los anglos, los jutos o los sajones.
Desde el año 476 los distintos estados germánicos obraron con mayor libertad. Estos pueblos se
asentaron en tierras imperiales como hicieron los francos, o en dominios particulares que los germanos
compartieron con los habitantes de procedencia romana, como efectuaron los visigodos.
En el conjunto de pueblos germanos podemos distinguir dos categorías en función de su capacidad de
resistencia a los cambios. En primer lugar están aquellos que fueron absorbidos por reinos más fuertes,
como por ejemplo los suevos por los visigodos o los burgundios por los francos o los que no pudieron
resistir a la contraofensiva bizantina, como les ocurrió a los vándalos y ostrogodos. Por otra parte,
aquellos que lograron sobrevivir a las continuas fluctuaciones, al menos hasta la llegada de los
musulmanes a Occidente a comienzos del siglo VIII (visigodos, francos, anglos y sajones).
Al mismo tiempo que se producían las migraciones terrestres, unos movimientos menos conocidos
afectaban a Europa del noroeste. Estos movimientos estuvieron protagonizados por los sajones, los
anglos y los jutos, quienes se dirigieron hasta Bretaña.
Hay referencias hacia estos pueblos en laas obras de Tácito. Los anglos, jutos y sajones serán los
protagonistas de las invasiones germánicas en Bretaña.
No hay explicación sobre el motivo que provocó estos movimientos, aunque se han pensado causas
geológicas y demográficas, pero también se ha pensado en los progresos de la evolución naval o la
existencia de posibles tesoros monetarios escondidos en zonas costeras.
El origen y evolución de los jutos aún hoy en día se hace difícil. El caso de los anglos está claro. Su lengua
y tradición no tienen mucha diferencia de los sajones, por lo que su movimiento está estrechamente
relacionado. La conquista de la isla debió producirse a mediados del siglo V. No se conoce la fecha de
ocupación de ninguna ciudad. Los estudios realizados han llevado a pensar que el avance no fue
continuo ni uniforme. La eliminación de los indígenas de la isla plantea uno de los problemas más
misteriosos de la historia inglesa. Ya hacia fines del siglo VII el espacio donde nacería Inglaterra estaba
enteramente ocupado y la lengua inglesa había triunfado en casi todas partes. El paganismo se extendió.
La objetividad del texto es claramente evidente, además de ser de un texto de suma importancia.
Gracias a él sabemos cómo se produjo la invasión de los pueblos germánicos en Bretaña.
1.2. La peste en Florencia en 1348.
“Digo que ya habían los años de la fructífera Encarnación del Hijo de Dios llegado al
número de mil trescientos cuarenta y ocho, cuando la ciudad de Florencia, noble entre
todas las de Italia, fue pasto de una mortífera peste. La cual, bien por la fuerza de los
cuerpos astrales, o bien por nuestros inicuos actos, en virtud de la justa cólera de Dios,
fue enviada a los mortales para corregirnos, después de que durante algunos años se
había enseñoreado de las regiones orientales, en las que había cobrado innumerables
vidas y desde donde, sin detenerse en lugar alguno, prosiguió de forma devastadora
hacia Occidente, extendiéndose continuamente.
No valían contra ella previsión ni providencia alguna, como el que limpiasen la ciudad
operarios nombrados al efecto o prohibir que los enfermos entrasen en la población, o
dar muchos consejos para preservar la salud, o hacer no una sino varias veces al día
humildes rogativas a Dios en procesiones u otras formas piadosas.
En cualquier caso, lo cierto es que, al comenzar la primavera del año mencionado,
comenzaron a manifestarse los dolorosos efectos de la pestilencia. Pero no obraba como
en Oriente, donde el verter sangre por la nariz era signo seguro de muerte, sino que aquí
al comenzar la enfermedad, les nacían a las hembras y varones en las ingles y en los
sobacos unas hinchazones que algunas veces alcanzaban el tamaño de una manzana o de
un huevo. La gente común daba a estos bultos el nombre de bubas. Y, en poco tiempo,
estas mortíferas inflamaciones cubrían todas las partes del cuerpo. Luego, los síntomas
de la enfermedad se trocaban en manchas negras o lívidas en brazos, muslos y demás
partes del cuerpo, bien grandes y diseminadas o apretadas y pequeñas. Así, la buba
primitiva se convertía en signo inequívoco de futura muerte, tanto como estas manchas.
Para curar esta enfermedad no parecían servir los consejos de médicos ni medicina
alguna, bien porque la naturaleza del mal no lo consintiera, o bien porque se desconocía
por la medicina el origen del mal y la forma de atajarlo. Así, no sólo eran pocos los que
curaban, sino que casi todos los afectados, al tercer día de la aparición de los citados
signos, o bien un poco después, morían sin fiebre alguna ni otro accidente”.
Estamos ante un texto de naturaleza social, ya que nos habla de la peste negra y su daño a la población
a mediados del siglo XV, concretamente en el año de 1348 en la ciudad italiana de Florencia. Este texto
fue escrito por el italiano Giovanni Boccaccio.
El texto se fundamenta en explicar la peste, una enfermedad que según el texto fue mandada por la
justa cólera de Dios a los mortales para corregirlos. Informa que no existía nada para su cura, ni
tampoco para prever su aparición, ni apartar los enfermos de la población ni hacer rogaciones a Dios.
Fue en la primavera de tal año cuando comenzaron a manifestarse los síntomas de la enfermedad,
presentándose distinta a como se había presentado en Oriente. Todos los afectados morían
rápidamente.
La crisis de Europa de fines del Medievo es un hecho innegable. Existen varias interpretaciones para
explicar su aparición pero de lo que no cabe duda es de su existencia. Uno de los terrenos donde se
manifestó la crisis de forma más evidente fue en el demográfico. Hasta tal punto es estrecha esta
relación que la misma expresión crisis de la Baja Edad Media suele evocar la imagen de una catástrofe
demográfica en Europa. Tanto las pestes como el hambre o las guerras tuvieron unas consecuencias
demográficas evidentes, la primera de todas, un espectacular aumento de la mortalidad.
A mediados de siglo XV asoló a Europa una terrible epidemia que se conoce como “peste negra”. La
historiografía de las últimas décadas entiende que su impacto se produjo sobre una sociedad que ya se
encontraba en una evidente fase regresiva. Las epidemias pestilentes no resultaban una novedad en la
Europa de mediados del siglo XV. Causó tanta conmoción por sus caracteres espectaculares, tanto en las
manifestaciones como en el avance de la enfermedad. La peste negra llegó a Europa desde el exterior,
desde el continente asiático. Allí contrajeron el mal los mongoles y en la ciudad de Caffa, colonia
genovesa, se produjo el contagio a los europeos. Todo sucedió debido al ataque efectuado por los
mongoles contra tal ciudad. Entre los asaltantes había soldados enfermos. Después la enfermedad se
difundió hacia Occidente por medio de unos marinos genoveses enfermos que viajaron a través del
Mediterráneo, siendo Italia uno de los primeros territorios afectados.
La peste se presentaba bajo diferentes formas. La más conocida es la bubónica, llamada así porque al
enfermo le aparecía un bubón en la ingle, axila o cuello (como indica el texto que así eran los síntomas
en Florencia). La variedad pulmonar afectaba al aparato respiratorio. La septicémica era la más grave
para el enfermo, se acompañaba de hemorragias cutáneas con placas de color negro azulado, lo que
explica la denominación de negra que se da a la epidemia.
Analizar cuantitativamente la mortandad provocada por la peste es imposible debido a las limitaciones
de fuentes demográficas. Es preciso destacar, sin embargo, que afecto de forma desigual a Europa.
Por último, señalar la objetividad del texto y la importancia que tiene para conocer el pasado. Gracias a
textos como este podemos permitirnos conocer los sucesos que ocurrieron siglos atrás.