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ESTRATEGIAS PARA INCREMENTAR LA VELOCIDAD LECTORA Y PROSODIA

Controla tu voz interior


¿Sabes ya lo que es la voz interior? La voz interior, fenómeno también conocido
como subvocalización, es el hábito de escuchar las palabras que estamos leyendo. Si esto
te pasa, tranquilo: no estás sólo. Escuchar lo que se lee es muy común entre los lectores,
y no es más que una costumbre heredada por la forma fonética en la que se enseña a leer
a los niños.

Amplía tu campo de visión y reduce las fijaciones


Para entender lo que son las fijaciones y el campo visual y de qué manera influyen estos
dos conceptos en nuestra forma de leer, tenemos que pensar que nuestros ojos funcionan
como una cámara de fotos. Fijación es cada uno de los enfoques que hacemos con nuestros
ojos en un punto concreto. Cuantas más fijaciones necesitemos hacer para leer una página
de un libro, más cansada estará nuestra vista, disminuyendo por lo tanto nuestra
concentración y nuestra velocidad lectora.

Para reducir el número de fijaciones necesario para leer una página de un libro, tenemos
que ampliar nuestro campo de visión, es decir, el espacio que el ojo es capaz de ver
enfocando un sólo punto del texto.

Lee sólo las palabras clave del texto


Un buen lector no es aquel que lee y analiza todas las palabras de un texto. Un buen lector
es aquel que sabe separar lo que es importante de lo que no. Está claro que hay palabras
que cambian totalmente el significado del texto, pero muchas otras (artículos, preposiciones
o incluso adjetivos) son sólo relleno. Este relleno es imprescindible a la hora de escribir,
pero no a la de leer, porque no aportan información nueva o información que no podamos
deducir por el contexto. Hacer que los ojos se acostumbren a fijarse sólo en aquello que es
importante en un texto es clave si queremos conseguir una velocidad de lectura elevada.

No releas
En muchas ocasiones tendemos a releer lo ya leído, a repasar el texto compulsivamente
porque tenemos la sensación de no haber asimilado toda la información en él contenida.
Se estima que, de todo el tiempo que dedicamos a la lectura, un 30% está perdido en la
tarea de releer. Eso es mucho tiempo, ¿verdad? Si queremos evitarlo, tendremos que
preguntarnos por qué sucede esto.

En general, puede ser por uno de estos tres motivos. El primero de ellos, la falta de
concentración. Esta falta de concentración puede provocarte cierto sentimiento de
inseguridad que hará que retrocedas en el texto para comprobar que has leído
correctamente.

El segundo, la falta de conocimiento del tema que estamos leyendo. Esto hace que no
entendamos del todo los contenidos del texto, y por eso necesitamos volver a leerlos.
El tercer motivo puede ser que no hayas dedicado el tiempo suficiente a la preparación
previa a la lectura. Esta preparación previa se resume en dos acciones: skimming y
scanning. Skim es, simplemente, leer por encima el texto de tal forma que sepamos cuál es
su contenido en términos generales. Scan es leer un texto rápidamente con el único objetivo
de extraer de él la información más valiosa. Poniendo en práctica estas dos acciones,
nuestro cerebro se adelantará a la información y se irá cuestionando los aspectos clave del
texto, haciéndose preguntas que se irán respondiendo a medida que vayamos avanzando
en nuestra lectura.

Aprende palabras nuevas todos los días


En el punto anterior decíamos que, en ocasiones, perdemos el tiempo releyendo porque no
estamos seguros de haber entendido lo que hemos leído. Muchas veces, el no conocer
ciertas palabras hace que nos sintamos inseguros con un texto. Esa inseguridad se puede
solventar fácilmente poniendo en práctica varias técnicas. La más sencilla e intuitiva es el
acostumbrarnos a deducir los significados de las palabras por su contexto, pero hay muchas
más.

Utiliza un marcador
No nos cansamos de repetirlo: el marcador puede convertirse en tu mejor aliado en la
batalla por ser un lector rápido. Básicamente, se trata de utilizar un lápiz, un bolígrafo o el
dedo para señalar en qué parte del texto estamos leyendo. Utilizando el marcador
mejoramos la concentración y, además, podemos empujar el texto. Cuanto más rápido
vayamos con el marcador, más rápido funcionará el cerebro para poder seguir el ritmo. De
esta forma no sólo mejoramos la velocidad, sino también la concentración.

Ponte objetivos
Tener claro el objetivo es muy importante para lograr alcanzarlo. Seguir la evolución y los
progresos, también. Es conveniente que sepas dónde te encuentras en cada momento y
dónde quieres llegar.

Lee un poco todos los días


Una de las cosas que ayuda notablemente a todos los niños y adultos que necesitan agilizar
la velocidad de su lectura es la práctica de un poco de lectura diaria.

Es indistinto si la persona lee las instrucciones de un juego en línea, una carta, el manual
de instrucciones de un juego, etc., lo importante es que adquiera el hábito de la lectura. En
este sentido es recomendable que el niño lea algo que le agrade, así que es indistinto lo
que lea, siempre y cuando ese texto se encuentre en su idioma y no se mezclen palabras
en otro idioma, pues podría confundirlo.

También debe evitar los textos que tengan números y, preferentemente, escoger textos
escritos en prosa.

Escoge lecturas en letra de imprenta


La letra en imprenta es más comprensible para los niños que están iniciando su lectura y
para aquellos que tienen alguna dificultad.

Practica lectura colocando una parte del texto borrado o tapado


Si la parte que se cubre es la superior, probablemente la lectura sea más difícil de descifrar.
Lee en silencio

Haz la prueba y comprobarás que puedes leer más rápido cuando lo haces en silencio,
como de manera mental, que cuando lo haces intentando pronunciar cada palabra. Cuando
lees en silencio tu velocidad de lectura puede ser de dos a tres veces más rápida que
cuando lo haces en voz alta.

Evita volver atrás en la lectura

Una cosa es clara, y es que no podrás asimilar un texto con un ejercicio de lectura veloz;
por lo que asumimos que tu propósito de leer rápido no es aprenderlo sino hacerte una idea
general. Y por esto mismo es que no tiene sentido volver para atrás en la lectura porque
hubo algo que no entendiste. Además, es muy probable que eso que no te ha quedado
claro en una lección vuelva a ser explicado unos párrafos más adelante.

• Durante 15 ó 20 minutos al día, practica la lectura tratando de mejorar la rapidez y la


comprensión. Al cabo de tres o cuatro semanas comprobarás que te resulta mucho más
fácil.
• Para medir los resultados, cronometra cuánto tardas en leer un capítulo de un libro y
calcula cuántas páginas por hora puedes leer. Apunta los resultados y compáralos
semanalmente.
• Técnica de las tres páginas: escoge tres páginas de un libro. Lee la primera a tu ritmo
habitual; la segunda, a toda velocidad, aunque no comprendas nada; lee la tercera página
más rápido de lo normal, pero tratando de entender lo escrito.
• Técnica Skimming: consiste en localizar las ideas principales de un texto pasando la
vista por encima. Tan solo interiorizamos las claves de lo que leemos, como si hiciéramos
un telegrama mental, prescindiendo de aquellas palabras que no son esenciales para captar
la idea.
• Técnica de la postal: coge una postal o cartulina y colócala bajo la primera línea de un
texto, a poder ser extenso. Mientras lees, línea a línea, trata de aumentar la velocidad de
lectura según bajas la postal al siguiente renglón. Esto sirve para ampliar progresivamente
el campo de visión, pudiendo captar de una ojeada todas las palabras de una línea.
TIPOS DE TEXTO
Texto informativo
En el lenguaje escrito, el texto informativo es aquel en el que el emisor (escritor) da a
conocer brevemente hechos, circunstancias reales o algún tema particular al receptor
(lector).123, abc, y guiones o símbolos.
Estos textos son narraciones informativas de hechos actuales de forma objetiva.En
muchos casos existe diferencia con el texto expositivo, pues todos pretenden presentar un
tema determinado, aunque en el informativo se persigue el propósito de explicar o
enseñar un hecho sin usar ningún recurso adicional.

Textos científicos
Proceden al presentar o demostrar las mejores de una forma oral: la conferencia, la
potencia o la comunicación en una exposición de eventos (tipo de texto). Géneros típicos
de este tipo son la tesis doctoral, la memoria de licenciatura, el artículo científico o la
geografía científica. Puede emplearse un lenguaje científico muy especializado, si se
dirigen a expertos de un determinado campo, o bien un lenguaje más llano y accesible, si
se dirigen a individuos inexpertos con fines divulgativos.

Textos administrativos
Son aquellos que se producen como medio de comunicación entre el individuo y
determinada institución, entre instituciones y los individuos. Géneros administrativos
típicos son el certificado, el saludo, la instancia, el oficio, la circular o los documentos que
suelen aparecer en general en un boletín oficial. Se trata de textos altamente
formalizados, con estructuras rígidas y que frecuentemente tienen una función informativa
o prescriptiva.

Textos jurídicos
Los textos jurídicos son la sentencia, el recurso o la ley. Son los textos producidos en el
proceso de administración de justicia, aunque son un subtipo de los textos administrativos
por su importancia y sus peculiaridades. Los textos jurídicos suelen considerarse y
estudiarse como un grupo independiente. Este tipo de textos presenta una ordenación
lógica y progresiva de los contenidos. Se destaca la objetividad en su narración: de forma,
no hay lugar para la ambigüedad y las malas interpretaciones. Se trata de un lenguaje
muy explícito, con oraciones enunciativas en tercera persona del singular, impersonales y
pasivas reflejas.

Textos periodísticos
Son aquellos cuya finalidad va desde informar a opinar: la información y la opinión son
sus géneros principales, siempre sobre hechos y temas de interés general. Estos textos
se recogen en la prensa escrita y en la prensa oral. Además de informar, también se
permiten opiniones o críticas sobre ciertos hechos, valoraciones, comportamientos y
actitudes; incluso a veces se da espacio a cuestiones lúdicas. Características de los
textos periodísticos:
 Se trata de textos muy heterogéneos, que pueden ofrecer información nacional,
internacional, local, deportiva, etc. Por esta razón los periódicos están divididos en
secciones.
 Tanto el emisor como el receptor tienen un carácter colectivo. La relación entre
emisor y receptor es unidireccional, pues no se espera respuesta.
El texto periodístico informativo aparece en distintos géneros progresivamente cada vez
más subjetivos, como la noticia, el reportaje, la crónica, la entrevista y la nota de opinión.
Entre los géneros periodísticos de opinión destacan el artículo o columna, el editorial,
la crítica (deportiva, teatral, cinematográfica, artística, musical, televisiva, taurina...), el
chiste gráfico, etcétera. La frontera entre estos géneros tiende a ser difusa, ya que un
texto periodístico puede combinar la noticia con la entrevista, por ejemplo, o combinar dos
o tres lenguajes, como por ejemplo la escritura, la fotografía y la infografía. Y como ya se
ha dicho, los textos periodísticos pueden ser informativos, interpretativos o de opinión,
según la función que pretendan cumplir.

Textos humanísticos
Aunque se trata de un tipo de texto difícilmente definible, se clasifica como "textos
humanísticos" a aquellos que tratan algún aspecto de las ciencias humanas
(psicología, sociología, antropología, arte, literatura, filosofía, historia, política, etc.) desde
el punto de vista propio del autor, sin el nivel de formalización de los textos científicos. El
género literario más representativo es el ensayo.

Textos literarios
Son todos aquellos en los que se manifiesta la función poética y/o literaria, ya como
elemento fundamental (como en la poesía) o secundario (como en determinados textos
históricos o didácticos). Son géneros literarios la poesía, la novela, el cuento o relato, el
teatro y el ensayo literario (incluidos los mitos). Se clasifican en narrativos, líricos, y
dramáticos.

Textos publicitarios
Es un tipo de texto especial, cuya función es convencer al lector acerca de las cualidades
de un artículo de consumo, e incitar el consumo de dicho artículo. El texto publicitario
fundamental es el anuncio. Esta necesidad de atraer la atención del lector hace que el
texto publicitario emplee generalmente recursos como la combinación de palabra e
imagen, los juegos de palabras, los eslóganes o las tipografías llamativas.

Textos digitales
Algunos ejemplos de estos tipos de textos podemos encontrarlos en
los blogs, SMS, chats, páginas web y redes sociales. Su aparición va ligada a las nuevas
tecnologías, dando lugar a un nuevo género de textos, inexistente en el mundo analógico,
que presenta sus propias características. Estos son los más modernos, por el uso de las
TIC, pero su información siempre quedará en duda según el sitio de donde es extraída la
información.

Textos históricos
Es un documento escrito que permite obtener un conocimiento más completo,
diversificado y significativo de la historia. Un texto histórico es un documento escrito que
puede proporcionarnos, tras su interpretación, conocimiento sobre el pasado humano. El
objeto de comentar un texto histórico es acercarnos a la comprensión de una época
histórica a partir de los elementos proporcionados por el texto. De ahí la importancia de
situar el documento en su contexto. Hay que desentrañar lo que su autor o autores han
dicho, cómo lo han dicho, cuándo, por qué y dónde, siempre relacionándolo con su
momento histórico.

Textos narrativos
El texto narrativo es el relato de acontecimientos desarrollados en un tiempo o lugar
determinado y llevados a cabo por personajes reales o imaginarios, siguiendo un orden
temporal, causal o ficticio.

Textos argumentativos
Se trata del tipo de textos en los que se presentan las razones a favor o en contra de
determinada "posición" o "tesis", con el fin de convencer al interlocutor a través de
diferentes argumentos.

Textos expositivos
Un texto expositivo es aquel en el cual se presentan, de forma neutral y objetiva,
determinados hechos o realidades. A diferencia de la argumentación, mediante el texto
expositivo no se intenta convencer, sino mostrar e informar.

Texto descriptivo
Este tipo de texto, llamado texto descriptivo, tiene como finalidad definición de algo, ya
sea un objeto, una persona, un animal, una situación o una descripción de otro tipo de
texto. También se emplea para expresar sentimientos. El texto suele girar en torno a los
atributos de una cosa y suele emplear las formas del pronombre de la tercera persona.

Texto directivo
El texto directivo incita al lector a que haga alguna cosa, por lo que es un texto instructivo
en el que se explica cómo desarrollar una actividad o llevar a cabo un objetivo. En este
tipo de textos, el orden es muy importante, así como el orden lógico, con relaciones
causa-efecto, y el orden de más a menos importancia. Un ejemplo de este tipo de textos
sería un manual de instrucciones.

Textos con función expresiva


Toman en cuenta las emociones y reflexiones del emisor. Dentro de este grupo
consideraríamos textos como una autobiografía, un diálogo, un diario íntimo, etc.

Textos con función referencial o informativa


El emisor presenta hechos y su intención es informar acerca de ellos. Prevalece la
información y se remite a un contexto. Dentro de este grupo consideraríamos textos como
un informe, una crónica periodística, una definición, etc.

Textos con predominio de la función poética


Incluye a todos los textos literarios cuyo objetivo es un uso original del lenguaje y no
remiten a un referente real. Incluimos los cuentos, novelas, poemas, chistes, historietas,
etc.
Textos con predominio de la función conativa o apelativa
El escritor persigue convencer a los receptores con argumentos. Enuncia hipótesis e
intenta demostrarlas. Incluimos los comentarios periodísticos, los avisos publicitarios, los
ensayos, etc.

FASES DE LA COMPRENSION LECTORA


Fase de Modelado:

El profesor sirve de modelo a sus alumnos mediante su propia lectura: lee en voz alta, se
detiene de forma sistemática para verbalizar y comentar los procesos que le permiten
comprender el texto ‐por ejemplo, las hipótesis que realiza, los índices en que se basa
para verificarlas; también comenta las dudas que encuentra, los fallos de comprensión y
los mecanismos que utiliza para resolverlos, etc.

Fase de Participación del alumno:


En ella se pretende, que primero, de una forma más dirigida por el profesor, por ejemplo,
planteando preguntas que sugieran una hipótesis bastante determinada sobre el
contenido del texto, y progresivamente dando mayor libertad sugiriendo preguntas
abiertas, o simplemente solicitando las opiniones de los niños y niñas, el alumno participe
en el uso de estrategias que van a facilitarle la comprensión de los textos.
Esta es una fase delicada, porque en ella se debe asegurar el traspaso progresivo de la
responsabilidad y el control del profesor al alumno. No es que el profesor se inhiba, sino
todo lo contrario. Está ahí para intervenir de forma contingente las necesidades de los
alumnos, pero con la meta puesta en conseguir su realización competente y autónoma.
Desde luego, exige unas ciertas condiciones: tanto el profesor como el alumno
deben comprender que pueden darse errores, y ello no debe ser un impedimento para
arriesgarse. Tampoco se trata de ser temerario; todo no vale. Lo importante en esta fase
es la finura con que puedan ir ajustándose las esperables mejores realizaciones de los
alumnos con la ayuda adecuada del profesor. La idea de construcción conjunta y de
participación guiada a que antes aludía cobra aquí su máxima significación.

Fase de Lectura silenciosa:


En esta fase se trata de que los alumnos realicen por sí solos las actividades que en fases
precedentes llevaron a término con la ayuda del profesor: dotarse de objetivos de lectura,
predecir, hipotetizar, buscar y encontrar apoyo para las hipótesis, detectar y compensar
fallos de comprensión, etc. Incluso en esta fase, se le pueden proporcionar ayudas de
muy distinta índole al alumno: ofreciéndole textos preparados que obliguen a realizar
determinadas inferencias; con errores para solucionar; variando los tipos de texto que se
presentan.
HABILIDADES LECTORAS

La Comprensión lectora es la habilidad que se tiene de entender el lenguaje escrito,


desde la decodificación del texto hasta entablar un diálogo entre lo que presenta el autor y
los saberes previos del lector, generando conocimiento mediante este intercambio (y no
solamente información) y a través del uso de inferencias y otras estrategias de lectura.

La Velocidad de lectura es la habilidad que se tiene de leer palabras escritas en un


determinado lapso de tiempo intentando comprender lo leído. A mayor velocidad
disminuyen las oportunidades de perder la concentración mental debido a que nuestra
capacidad de interpretar lo escrito es más veloz que nuestra habilidad de hablar o
pronunciar palabras mientras leemos. Por esta razón es importante procurar el aumento
en nuestra velocidad lectora y para evaluarlo en nuestros alumnos ésta debe ser
observable (o escuchable) para lo cual se requiere de una lectura en voz alta. (Se nos ha
enseñado a leer en voz alta y eso es lo que fomentamos en nuestros alumnos. Lo ideal
sería que se hiciera lectura en silencio para poder alcanzar una mayor velocidad, pero
debido a las prácticas lectoras iniciales tendemos a subvocalizar, y para eliminar ésto se
requiere de una práctica consciente de ello... que no es fomentada en el ámbito
escolar.) La velocidad se expresa en palabras por minuto.

La Fluidez lectora es la habilidad para leer en voz alta con la entonación, ritmo, fraseo y
pausas apropiadas para entender y dar sentido a la lectura al identificar las ideas
enmarcadas por la puntuación. Al igual que la velocidad, la fluidez se evalúa durante la
lectura en voz alta, por lo que resulta muy importante diferenciar la entonación dramática
que puede acompañar a un texto literario del énfasis que se hace al comprender
situaciones, frases o palabras relevantes a la idea general del texto.

Decodificación
La decodificación es un paso fundamental en el proceso de leer. Los chicos utilizan esta
habilidad para pronunciar palabras que han escuchado antes, pero que no han visto
escritas. La capacidad de hacer esto es la base de otras habilidades lectoras.

La decodificación se basa en una habilidad del lenguaje llamada conciencia fonémica que
se desarrolla a temprana edad (esta destreza es parte de una habilidad aún más amplia
llamada conciencia fonológica). La conciencia fonémica permite a los chicos escuchar
separadamente los sonidos que forman las palabras (conocidos como fonemas). También
permite “jugar” con los sonidos a nivel de palabras y sílabas.

La decodificación también depende de la habilidad de conectar sonidos individuales con


las letras correspondientes. Por ejemplo, para leer la palabra sol los chicos deben saber
que la letra s produce el sonido /s/. Entender la conexión entre una letra (o un grupo de
letras) y los sonidos que generalmente producen es un paso importante hacia la
“pronunciación” de las palabras.

Fluidez
Para leer con fluidez los chicos necesitan reconocer las palabras instantáneamente,
incluyendo las que no saben cómo pronunciar. La fluidez aumenta la velocidad con la que
pueden leer y entender un texto. Deletrear fonéticamente o decodificar cada palabra
puede requerir mucho esfuerzo. El reconocimiento de palabras es la capacidad de
reconocer palabras completas a simple vista, sin deletrearlas fonéticamente.

Cuando los chicos pueden leer rápidamente y sin cometer muchos errores son lectores
“fluidos”.

Los lectores fluidos leen sin tropiezos y a buena velocidad. Agrupan las palabras para
entender el significado y utilizan el tono de voz adecuado cuando leen en voz alta. La
fluidez lectora es esencial para una buena comprensión de la lectura.

Vocabulario
Para comprender lo que uno está leyendo se necesita entender la mayoría de las
palabras en el texto. Tener un vocabulario sólido es un componente clave para la
comprensión de la lectura. Los estudiantes pueden aprender vocabulario a través de la
instrucción. Pero generalmente aprenden el significado de las palabras a través de la
experiencia diaria y leyendo.

Antes de leer

-Activar o desarrollar los conocimientos previos de los estudiantes: evocar sus saberes y
si no los tiene, desarrollarlos, para favorecer su acercamiento significativo a la lectura.
-Predecir de qué se trata el texto: inferir la historia y el propósito del texto, considerado su
contenido y forma para familiarizar al estudiante con la lectura. Se sugiere revisar títulos,
subtítulos, ilustraciones, índices, entre otros.

Durante la lectura:

-Automonitorear la comprensión: invitar al estudiante a plantear y responder preguntas,


corroborar predicciones y formular hipótesis acerca del texto.

Después de leer:

-Organizar la información: distinguir ideas principales; construir organizadores gráficos,


resúmenes y/o síntesis; inferir y reflexionar respecto a la lectura.

Finalmente, la académica enfatiza que aunque las habilidades son esenciales en el


proceso, lo más importante es fomentar el goce lector. “Aunque parezca de perogrullo, lo
más importante es desarrollar en los alumnos el gusto por la lectura, posteriormente las
habilidades de decodificación que le permiten acceder a una cierta velocidad y fluidez,
fundamentales para la comprensión y luego el desarrollo de estrategias específicas para
la comprensión”.

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