SALA TERCERA
Magistrada Relatora: Dra. Neldy Virginia Andrade Martínez
Acción de amparo constitucional
Expediente: 01628-2012-04-AAC
Departamento: Tarija
En revisión la Resolución 05/2012 de 7 de noviembre, cursante de fs. 137 vta. a 142, pronunciada
dentro de la acción de amparo constitucional, interpuesta por Nataly Marcela Mazuelo Torrez contra
Fernando Oscar Alvez Segovia.
Sostiene que “ante la separación de mis padres, vivo sola en una habitación con baño en el tercer
piso, que alquila y cancela mi padre, quien vive con su nueva familia y mi madre por trabajo vive en
España” (sic) y que en la universidad conoció a Fernando Oscar Alvez Segovia “…quien es mi
compañero de curso…” y con el cual mantuvo una relación de enamoramiento de un año atrás
terminando dicha relación sentimental en el mes de mayo “…por motivos de su conducta violenta,
sin embargo, no admitió terminar la relación, insistiendo continuar, teniendo como antecedente el
intento de suicidio en el mes de febrero, habiendo sido tratado en el Hospital San Juan de Dios, lo
que motivo que mi persona continúe con una relación de amistad hasta su total recuperación”.
Refiere también que en ese interín el demandado procedió a prestarle la suma de Bs185.- (ciento
ochenta y cinco bolivianos) que luego no quiso recibirle manifestando que era una insignificancia
pero luego procedió a “...acosarme y hostigarme de manera insistente y continua, aprovechando su
condición de Genero (masculino), más fuerte que mi persona y además que tenia control sobre mi
persona, pues se dio cuenta que le tenía miedo y que me encontraba sola…”, máxime si se considera
que era su compañero de curso “…presentándose en cualquier lugar en el que me encontraba,
procediendo a amenazarse con quitarme la vida, no solo a mi persona sino a toma mi familia,
humillándome delante de cualquier persona o estando sola, culpándome y haciéndome responsable
del intento de suicido que hizo en el mes de febrero… y en definitiva de todos sus males…”
exigiéndole el dinero prestado con interese sin determinar monto alguno.
Asimismo, manifiesta que el día 14 de agosto de 2012, el ahora demandado la llamó por teléfono
pidiéndole el pago de lo que le adeudaba con intereses “…sorprendiéndome, que a escasos minutos
de que hable, el denunciado me intercepto previo al ingreso a mi domicilio…” procediendo la misma
a prestarse dinero y pagarle y que le diga los intereses “…sin embargo totalmente molesto mientras
le hablaba de manera violenta me metió el dinero en la boca; totalmente atemorizada por su
conducta me di la vuelta y subí rápidamente casi corriendo a mi habitación…” donde sostiene fue
interceptada arrebatándole la llave y tras abrir la puerta: “…mediante un empujón me mete en el
cuarto, me hace caer en el piso; ya dentro del cuarto procede a golpearme y patearme por todo mi
cuerpo…” procediendo según la accionante a intentar ahorcarle y luego habría tomado “…un cuchillo
tallador (instrumento que se utiliza en la universidad)… y trata de cortarme el rostro…
posteriormente prende la cocina eléctrica e intenta quemarme el rostro, luego me ordena que me
quite la ropa, y me echa alcohol al cuerpo, y prende el encendedor amagando prenderme fuego
exigiéndome que ruegue por mi vida…” procediendo a salir de su cuarto al día siguiente 15 de agosto
en las primeras horas de la mañana “…teniendo temor de salir de mi domicilio, para ir a la policía,
asimismo no fui a la universidad…” y tras narrar de lo sucedido a su padre plantea la denuncia a la
FELCC el 19 de agosto pero “…por el procedimiento que conlleva las acciones penales, hasta la fecha
ni siquiera ha sido notificado mi agresor, estando en total situación de riesgo y peligro siendo
necesario la interposición de la presente acción para precautelar mis derechos vulnerados”alegando
además la existencia de vías de hecho de parte del accionante por la forma del cobro efectuado.
Asevera también que el 21 de agosto, la interceptó con su padre amenazándolos de muerte lo que le
“…impide que pueda caminar libremente por las calles, además me impide que pueda ir a la
universidad por temor fundado que tengo…” y alega que concluye sosteniendo que el amparo
constitucional procede sin necesidad de agotar los recursos ordinarios cuando “…existen situaciones
excepcionales como es el presente caso, en las que el agotamiento de tales vías implicaría la
consumación irreversible de la vulneración del derecho, con el consiguiente daño irremediable…” y
sostiene que: “…en el presente caso, no se cuenta con ningún recurso ordinario que pueda
precautelar de manera inmediata mi vida, mi salud física y psíquica, libre locomoción…”.
I.1.3. Petitorio
La accionante solicita: “…el cese de las acciones de hecho prohibiéndole la persecución que me
realiza (…) ordenando el cese de las restricciones, de las conductas agresivas amenazantes y
humillantes, se respete mi dignidad mi libertad de libre locomoción, seguridad e integridad física,
aclarando que no me refiero a la libertad personal o física, sino a la libertad desde el punto de vista
jurídico que consiste en la potestad de hallarme libre de coacciones públicas o privadas, de
circularme libremente por las calles y de poder ir a la Universidad, sin temor a perder la vida”.
Mediante informe en audiencia, el abogado del demandado manifestó: “Obviamente al leer ustedes
quedaron sorprendidos y horrorizados de la forma de cómo se redacta, que lo pateo, que lo pego,
que lo quiso ahorcar a la señorita, que no le deja ir a las clases, que le perjudica, que quiere tener
libertad, como si fuese el más grande delincuente este joven…” alegando que: a) La acción de
amparo constitucional no es la vía idónea para resolver las denuncias efectuadas por la accionante;
b) Quedando activada la jurisdicción penal, la presente acción de amparo constitucional se halla
alcanzada por el principio de subsidiaridad; c) “…existen distintas aseveraciones que no tienen un
respaldo, ni menos han sido comprobados…” y las aseveraciones de la accionante no son ciertas y
son exageradas, habiéndose demostrado por los certificados médicos y psicológicos que cursan en
antecedentes; d) En la presente acción concurren hechos controvertidos que no pueden ser
dilucidados a través de la presente acción de amparo constitucional; y, e) Desde la fecha de la
denuncia penal hasta la instauración de la acción de amparo constitucional, no han ocurrido nuevos
hechos que justifiquen la presentación de la presente demanda. Asimismo, sostiene que: “Nos ha
sorprendido el haberse admitido, no se debió considerar ni siquiera en este acto procesal por los
propios antecedentes, aquí mismo está diciendo que ha presentado denuncia…” y respecto a la
inmediatez sostiene “…necesariamente se debe estar ante un inminente daño irreversible e
irreparable, cuales son los elementos que trajeron para demostrar este aspecto, ninguno solamente,
con que quieren demostrar, con una declaración unilateral que presenta ella (…) Todo esto dice la
accionante debe haber probado, por lo tanto al no estar probado, estas reglas de no aplicación de la
subsidiariedad, obviamente no se presenta en el caso” y finaliza que: “…no puede tomarse la justicia
constitucional para hacer valer esos supuestos derechos y garantías vulnerados, el declarar la tutela,
sería un antecedente nefasto para la justicia ordinaria, porque todos tendríamos que recurrir al
amparo constitucional ya no habría necesidad de que existan jueces en materia penal, Ministerio
Público ni necesidad de que se inicien juicios y procesos con solo los amparos podríamos ya
determinar la culpabilidad o no”.
I.2.4. Resolución
Al no haber encontrado consenso en sala, el proyecto de la Magistrada Relatora Dra. Ligia Mónica
Velásquez Castaños, de conformidad al art. 30.I.6 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional
(LTCP), se procedió a convocar al Presidente del Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia a fin
de dirimir con su voto el caso en análisis.
II. CONCLUSIONES
Del análisis y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se establecen las siguientes
conclusiones:
II.1. Cursa en antecedentes, acta de denuncia de 14 de agosto de 2012, en la cual Nataly Marcela
Mazuelo Torrez, efectuó denuncia contra Fernando Oscar Alvez Segovia, por la supuesta comisión de
lesiones, agresiones y amenaza (fs. 15 y vta.).
II.2. Mediante Certificado Médico Forense 057240 de 20 de agosto, se determinó siete días de
incapacidad física para Nataly Marcela Mazuelo Tórrez concluyéndose en el mismo que “Las lesiones
descritas son signos de violencia, compatibles con lesiones producidas por un mecanismo contusivo
(golpe directo). La data de los mismos es de 6 a 8 días aproximadamente” (fs. 18).
II.3. Declaración de la accionante en calidad de denunciante el 20 de agosto de 2012, en la cual no se
le informa sobre sus derechos a protección pese a que concluye sosteniendo “…en encuentro muy
pero muy afectada por todo este asunto ya que temo por mi vida, la vida de mi familia mi integridad,
yo no puedo ir a mis clases de la universidad porque, el es mi compañero no se que hacer yo le
tengo mucho miedo…” (sic) (fs. 82 a 83).
II.4. Informe psicológico (historial clínico) de Fabian Campero Verdím, Psicólogo Clínico de 24 de
agosto, quien afirma respecto a la paciente: “Los signos y síntomas a tiempo de la emisión del
presente informe arriban al diagnóstico de SÍNDROME ANSIOSO-DEPRESIVO. Se entiende por esta
forma de alteración, a la presencia de episodios intermitentes de estado de ánimo deprimido
alternados con reacciones ansiosas (irritabilidad, dificultades para concentrarse o dormir,
desasociego en general). La sintomatología provoca desajuste social (perdida de interés en
actividades sociales), deterioro académico (falta de voluntad para asistir a las clases universitarias) y
familiar (se halla retraída y comparte menos con los miembros del hogar). La génesis de la alteración
es de tipo reactivo-vivencial (psicológico) ya que se la puede identificar claramente como la causante
del desequilibrio (agresiones e inminente riesgo de perder la vida). La paciente muestra un curso
afectivo fluctuante desde el momento de la intervención, agudizándose al presente el malestar
psicológico motivo inicial de consulta, con el pronóstico de configurar Transtorno por Estrés
Postraumático (P.T.S.D.)” (sic) (fs. 24 a 26).
II.5. Por memorial de 24 de agosto de 2012, suscrito por la ahora accionante y dirigido a la Fiscal
de Materia Jhadywee Lorena Vargas Chuquimia, se le comunica las supuestas amenazas y
hostigamiento realizadas por el ahora demandado, pidiéndole imprima mayor celeridad al caso en
resguardo de su integridad personal y familiar (fs. 27) coligiéndose que la fiscal de materia, mediante
proveído de 27 de agosto de 2012, de forma expresa establece lo siguiente: “Se tiene presente lo
manifestado, sin embargo se hace notar a la parte denunciante que si es víctima de nuevas
agresiones está facultada para realizar una nueva denuncia al tratarse presuntamente de nuevos
hechos que incluso podrían ameritar la intervención de funcionarios policiales…” (sic) (el resaltado
es nuestro) (fs. 27 vta.).
II.6. Cursa en obrados, querella presentada por la ahora accionante en contra de Fernando Oscar
Alvez Segovia de 6 de septiembre de 2012, evidenciándose que esta solicita expresamente la
protección prevista en el art. 68 de la Ley del Ministerio Público, por continuarlas acciones de
hostigamiento y amedrentamiento (fs. 106 a 108 vta.) y la Fiscal de Materia Jhadywee Lorena Vargas
Chuquimia, mediante providencia de 7 de septiembre de 2012, tiene por presentada la querella
antes referida y ordena la notificación con la misma al ahora demandado, sin referirse a la solicitud
de protección peticionada por la ahora accionante (fs. 110).
II.9. Por dictamen Psicológico emitido por Jenny Justiniano Zúñiga como Psicóloga Forense de la
Unidad de Atención a la Víctima testigo de la Fiscalía de Distrito de Tarija de 25 de octubre de 2012,
quien concluye respecto a la posible veracidad de la declaración de la accionante que “Por lo tanto
su relato es Creíble existiendo la probabilidad de que los hechos hayan sucedido de la forma en que
han sido relatados, en virtud de las características observadas y valoradas en el testimonio” y
respecto al posible daño psicológico que: “Respecto a este punto pericial, la evaluada NO cumple los
requisitos exigidos por el DSM-IV asociados a un transtorno de estrés postraumático (pensamiento
intrusivos, alteraciones de sueño, dificultades de concentración, sentimientos de indefensión,
desesperanza, etc.) tampoco existe Daño Psicológico recurrente al supuesto delito que se investiga,
ya que sus recursos psíquicos (Fortaleza yoica, dominancia) no ha permitido que se desborde su
capacidad de afrontamiento ante un hecho violento, la misma sigue con su estilo de vida habitual.
Los que se observa es que la víctima ha creado sentimientos negativos como consecuencia del hecho
como sentirse humillada, tener vergüenza y rabia, pero estos se normalizarán en el transcurso del
tiempo” (fs. 63 a 67).
En el presente caso la accionante alega que el demandado quien hubiera sido su pareja y es su
compañero de curso en la universidad habría procedido a agredirla y amenazarla reiteradamente y
que pese a haber sentado una denuncia penal en su contra al no haberse adoptado medidas de
protección a su favor, mientras dura el proceso penal en la actualidad no cuenta con otro
mecanismo idóneo para la tutela de sus derechos a la vida, a la dignidad, a la salud, a la integridad
física y psicológica, a la seguridad física y a la libre locomoción que el planteamiento de la presente
acción constitucional. En consecuencia corresponde analizar si en el presente caso se debe conceder
o denegar la tutela.
III.1. El contenido esencial mínimo del derecho a la vida a protegerse y promoverse por el Estado
y las autoridades públicas
Todos los derechos fundamentales son iguales en jerarquía proclama el art. 13.III de la Constitución,
sin embargo, es lógico asumir que el derecho a la vida implica ciertas situaciones particulares que
deben ser consideradas a momento de tramitar su protección jurisdiccional en instancias de la
jurisdicción constitucional, pues si no se cuenta con este derecho fundamental ningún otro podrá ser
ejercido, además de ello, toda la sociedad políticamente organizada no tendría sentido de no ser
para garantizar a los seres humanos el derecho a una vida digna.
De ahí se tiene que toda decisión administrativa, legislativa o judicial siempre deberá compulsar dos
principios esenciales, que son: i) el principio de primacía de protección del derecho a la vida; y, ii) El
principio de duda favorable de la protección exhaustiva del derecho a la vida. Estos dos principios se
deducen de la estructura normativa y jurisprudencial de este derecho en el contexto internacional
de los Derechos Humanos y en el contexto constitucional boliviano.
Sobre qué es lo que se protege en relación al derecho a la vida, se le ha asignado tres concepciones
distintas, que son: a) El derecho a permanecer con vida, interdicción de muerte arbitraria
(obligaciones positivas y negativas del Estado); b) El derecho a vivir con dignidad o vivir bien (suma
qamaña) (Obligaciones positivas del Estado); y, c) el derecho asistencial a recibir todo lo
indispensablemente necesario para subsistir con dignidad (obligaciones positivas del Estado).
1) El derecho a permanecer con vida e interdicción de muerte arbitraria.- Esta primera línea
conceptual se refiere a dos obligaciones que tiene el Estado en relación al ser humano, las
obligaciones positivas que están enmarcadas en eliminar en lo máximo posible los índices de
criminalidad en la sociedad, es decir, realizar todos los esfuerzos necesarios para que los
particulares o el propio Estado no quiten arbitrariamente la vida de otras personas; en cuanto a las
obligaciones negativas, se tiene que el Estado se encuentra absolutamente impedido de realizar
acciones estatales que culminen comprometiendo el derecho a la vida por intermedio de sus
operativos y sobre la tradicional justificación de “la razón de Estado” (persecuciones
desproporcionadas, desapariciones forzadas, etc.).
2) El derecho a vivir bien (que se desprende del principio del suma qamaña), implica la
construcción de una sociedad en la que las personas conviven de buena manera, en términos
efectivos una vida digna, colaborativa, sin ninguna forma de violencia ni discriminación para
asegurar el desarrollo integral particularmente de las mujeres y armónica entre seres humanos y la
naturaleza, la convivencia está dada en el marco de lo mejor posible, para ello el Estado asume la
obligación positiva de establecer una serie de políticas públicas progresivas de creación de las
mejores condiciones de vida.
De estos escenarios descritos se tiene que el derecho a la vida no puede ser conceptualizado de
manera unívoca, sin embargo, debe quedar claro que a la luz de un nuevo espíritu constitucional el
derecho a la vida más allá de representar la interdicción de la muerte arbitraria, implica la creación
de condiciones de vida por parte del Estado; el cual no debe escatimar esfuerzos en todos sus
niveles para garantizar en la medida de lo posible, la subsistencia con dignidad de todas las
personas, aspirando a consolidar el vivir bien, utilizando todos los mecanismos de los que dispone.
III.2. El Derecho de las mujeres a vivir libres de violencia y discriminación y el consiguiente deber
del Estado y la sociedad de eliminar toda forma de violencia en razón de género
Respecto a la diferencia entre sexo y género en el trabajo de diagnóstico del acceso a la justicia para
las mujeres que viven violencia en el Estado de Jalisco de Maria Guadalupe Ramos Ponce, Angela
García Reyes y Luz Elena Rosas citando a Lamas refieren: “El sexo es una característica biológica,
resultado de determinantes genéticos universales que definen dos categorías en nuestra especie:
hombre y mujer. El género es una característica social, resultado de la asignación de roles diferentes
a los hombres y a las mujeres. Las normas y valores de cada sociedad definen para hombres y
mujeres los comportamientos adecuados, las esferas de actividad,el acceso a infraestructuras y
servicios, incluidos los relacionados con la educacióny la salud, al poder personal, social y político”.
Históricamente sobre las deducidas diferencias de sexo entre mujeres y hombres se procedieron a
construir y elaborar los diferentes roles sociales que denominados géneros, es decir, estereotipos
sociales de la forma de vestir, de actuar de pensar impuestas socialmente y transmisibles de
generación en generación desde una visión patriarcal. En este sentido, el referido trabajo también
sostiene: “De qué manera estos arquetipos han propiciado la violencia de género, Pérez del Campo
nos da la respuesta: Cualquier sistema ideológico autoritario -y el sistema patriarcal lo es en grado
sumo- necesita transmitir sus postulados de manera incuestionable con el fin de que se pueda
sostener como verdades absolutas el conjunto de principios y valores en los que se inspira. En el
sistema patriarcal la diferencia sexual se presenta como razón suprema, base y fundamento de la
discriminación que inspira su ideología. Deja de ser discriminatorio aquello que viene a ser impuesto
por fuerza de la naturaleza. Lo biológico queda erigido en destino fatal. Rebatirlo supone un desafío
contra natura, algo condenado al fracaso. El discrepante merece la condena moral; se le castiga con
el infierno en la otra vida, y en ésta se le somete al anatema civil de la persecución, el repudio social
y el ostracismo intelectual. La normalidad es la de aquellos que hacen suyas las leyes y los valores
del patriarcado, sin discusión. Es el dogma impuesto a la sociedad, individual y colectivamente”.
Ahora bien, de la mera lectura de la Constitución puede concluirse que el constituyente rechaza
tajantemente una sociedad donde cada persona particularmente las mujeres, desde que nazcan
tenga su lugar por el sexo que posee (v.gr. que posea determinadas cualidades por el sexo que
posea) pues ello sin duda lesiona la libertad y dignidad de las persona que deben ser consideradas
como un fin en sí mismo (SC 0338/2003-R de 19 de marzo).
El constituyente no se cansó de reiterar el derecho de las mujeres a vivir sin violencia, así el art. 8 de
la CPE, sostiene que: “El Estado se sustenta en los valores de (…) igualdad, inclusión, dignidad,
libertad (…) respeto, complementariedad (…) armonía (…) igualdad de oportunidades (…) equidad
(…) de género…”; posteriormente, sostiene también en su art. 14, que: “El Estado prohíbe y sanciona
toda forma de discriminación fundada en razón de
sexo… u otras que tengan por objeto o resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o
ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos de toda persona” (el resaltado es nuestro)
para luego referirlo expresamente en el art. 15 donde sostiene: “II. Todas las personas, en particular
las mujeres, tienen derecho a no sufrir violencia física, sexual o psicológica, tanto en la familia como
en la sociedad. III. El Estado adoptará las medidas necesarias para prevenir, eliminar y sancionar la
violencia de género… así como toda acción u omisión que tenga por objeto degradar la condición
humana, causar muerte, dolor y sufrimiento físico, sexual o psicológico, tanto en el ámbito público
como privado” (el resaltado es nuestro).
Por su parte, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer de 1979, ratificada por Bolivia mediante Ley 1100 de 15 de septiembre de 1989, en su art. 1,
refiere que la discriminación contra la mujer puede expresarse como: “…toda distinción, exclusión o
restricción basada en el sexo, que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el
reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base
de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las
esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera”.
Para este Tribunal entonces resulta claro que la violencia contra las mujeres puede generarse por la
desorganización estructural del aparato estatal e institucional, por prácticas culturales que tienden a
reproducirse de generación a generación aunque las mismas tengan la característica de ser
inconscientes o se puedan imputar a título de negligencia, ello porque la Constitución y el derecho
internacional de los derechos humanos refieren a los actos u omisiones den por “…resultado…” a la
anulación o inclusive el menoscabo del ejercicio de los derechos específicos de las mujeres.
Debe recordarse por otra parte que los derechos generan obligaciones negativas o de abstención
como es el de no discriminar y obligaciones positivas o afirmativas requieren que el Estado sus
servidores públicos y la sociedad adopten las medidas necesarias e idóneas para satisfacer el
contenido de los derechos de forma que la igualdad y el ejercicio de los derechos no sea únicamente
formal sino real o material.
El art. 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, sostiene: “Si el ejercicio de los
derechos y libertades mencionados en el artículo 1 no estuviere ya garantizado por disposiciones
legislativas o de otro carácter, los Estados Partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus
procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esta Convención, las medidas legislativas o
de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos y libertades” lo que
concuerda con el art. 15. III de la CPE, que establece: “El Estado adoptará las medidas necesarias
para prevenir, eliminar y sancionar la violencia de género… así como toda acción u omisión que
tenga por objeto degradar la condición humana, causar muerte, dolor y sufrimiento físico, sexual o
psicológico, tanto en el ámbito público como privado” (el resaltado es nuestro).
Ahora bien, la forma extrema de violencia contra las mujeres es aquella que la desprecia como ser
debido a sus características fisiológicas, por lo que representa lo denominado en la doctrina como
feminicidio, y que está referido a la violencia extrema por el sólo hecho de ser mujer,dicho término,
aún debatido en la doctrina, se traduce en algunos países en el nomen iuris de un tipo penal pero se
utiliza también para referir y abarcar a un abanico de conductas violentas hacia las mujeres por el
hecho de ser mujeres que provocan o puede provocar la muerte de la misma, sea por acción o
inclusive al ocasionar que la misma se suicide (v. gr. violencia doméstica reiterada) pero a efectos de
la presente Sentencia se hará referencia a feminicidio en un sentido lato, es decir, como un proceso
de conductas y omisiones que desconocen la condición de las mujeres y pueden provocar su muerte.
En este sentido, pese al esfuerzo legislativo para erradicar la violencia contra las mujeres traducido
en la Ley de Lucha contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación; la Ley de Seguridad Ciudadana
y de Consumo de Bebidas Alcohólicas, la Ley contra el Acoso Político, la Ley contra la Trata y el
Tráfico de Personas, en materia penal específicamente en las instituciones que luchan contra el
delito, se denota falta de políticas públicas claras en la materia y que se traduce en el
comportamiento de los operadores de justicia y lucha contra el delito.
Lo anterior puede advertirse del contenido del Informe Defensorial sobre Feminicidio en Bolivia de
12 de octubre de 2012, de la Defensoría del Pueblo de Bolivia que observó entre las causas de
impunidad en el aspecto institucional:
“1. Precariedad y desorganización en los sistemas de registros sobre incidentes, violencia contra
la mujer y casos de feminicidio.
feminicidio.
4. Uso de la conciliación en delitos de violencia contra las mujeres, como una de las entradas
para el feminicidio”.
En el presente caso, la accionante alega que el demandado quien otrora hubiera sido su pareja y es
su compañero de curso en la universidad, habría procedido a agredirla y amenazarla reiteradamente
y que pese a haber sentado una denuncia penal en su contra, al no haberse adoptado medidas de
protección a su favor mientras dura el proceso penal, en la actualidad no cuenta con otro
mecanismo idóneo para la tutela de sus derechos a la vida, a la dignidad, a la salud, a la integridad
física y sicológica, a la seguridad física y a la libre locomoción que el planteamiento de la presente
acción constitucional.
· ¿En las circunstancias del caso concreto procede la tutela inmediata de la acción de amparo
constitucional haciéndose abstracción al principio de subsidiariedad? Dicho aspecto se desarrolla en
el Fundamento Jurídico III.1 de esta Sentencia.
El art. 128 de la CPE, al instituir a la figura de la acción de amparo constitucional establece que: “La
Acción de Amparo Constitucional tendrá lugar contra actos u omisiones ilegales o indebidos de los
servidores públicos, o de persona individual o colectiva, que restrinjan, supriman o amenacen
restringir o suprimir los derechos reconocidos por la Constitución y la ley” (el resaltado es nuestro)
norma que debe interpretarse sistemáticamente con el art. 129.I de la propia CPE que sostiene: “La
Acción de Amparo Constitucional se interpondrá por la persona que se crea afectada, por otra a su
nombre con poder suficiente o por la autoridad correspondiente de acuerdo con la Constitución,
ante cualquier juez o tribunal competente, siempre que no exista otro medio o recursos legal para la
protección inmediata de los derechos y garantías restringidos, suprimidos o amenazados” (el
resaltado es nuestro).
Por su parte, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su art. 2.3.a, establece que:
“Toda persona cuyos derechos o libertades reconocidos en el presente Pacto hayan sido violados
podrá interponer un recurso efectivo, aun cuando tal violación hubiera sido cometida por personas
que actuaban en ejercicio de sus funciones oficiales”(el resaltado es nuestro) mientras que la
Convención Americana de Derechos Humanos en su art. 25.1, determina que: “Toda persona tiene
derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales
competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas
que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales” (el resaltado es nuestro) de forma que de una
interpretación de nuestra Constitución o de los Tratados internacionales de derechos humanos y
conforme lo entendió la Corte Interamericana de Derechos Humanos en su Opinión Consultiva 8/87
de 30 de enero de 1987 su configuración, interpretación y aplicación debe ser capaz de “…de
producir el resultado para el que ha sido concebido…” es decir proteger los derechos fundamentales
y humanos.
En el presente caso, la accionante manifiesta que pese a iniciar un proceso penal fue
constantemente amenazada y agredida por la persona con quien mantuvo una relación sentimental,
solicitando a la fiscal encargada de conocer el caso medidas protectivas a su favor mediante
memorial de 24 de agosto, querella de 6 de septiembre, escrito de 19 de septiembre y de 1 de
octubre de 2012 sin que exista al menos una resolución debidamente fundamentada que resuelva
dicha solicitud; por lo que se tiene por acreditado que los mecanismos ordinarios en el caso concreto
resultaron inidóneos e ineficaces, correspondiendo ingresar al fondo de la problemática, máxime si
se considera que:
· Se alega el derecho a la vida, integridad personal que merecen una tutela inmediata (in
dubio pro vida), en este sentido, debe recordarse que la acción de amparo constitucional procede
contra “…actos u omisiones ilegales o indebidos de los servidores públicos, o de personas individual
o colectiva, que restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir los derechos…”.
III.3.2. Las acciones constitucionales no son instancias para determinar una responsabilidad penal
La acción de amparo contra el demandado Fernando Oscar Alvez Segovia no puede prosperar en los
términos efectuados por la accionante, es decir, que ante la falta de protección procesal se le
prohíba: “…la persecución que me realiza…” o ordenar el “…cese de las restricciones, de las
conductas agresivas amenazantes y humillantes…” porque en general la valoración de supuestos
para la imposición de medidas cautelares es privativa de los fiscales y jueces penales, así la SC
1461/2003-R de 6 de octubre, indicó: “…la facultad de valoración de la prueba aportada en
cualesquier proceso corresponde privativamente a los órganos jurisdiccionales ordinarios, por lo que
el Tribunal Constitucional no puede pronunciarse sobre cuestiones que son de exclusiva
competencia de aquellos, y menos atribuirse la facultad de revisar la valoración de la prueba que
hubieran efectuado las autoridades judiciales competentes…”, otro entendimiento en las
circunstancias del caso concreto implicaría que este Tribunal vulnere la garantía de presunción de
inocencia del demandado.
Los fallos de este Tribunal, no pueden determinar per se responsabilidad penal alguna de forma que
inclusive en aquellos casos en los cuales se conceda la tutela decidiéndose remitir antecedentes al
Ministerio Público no podría interpretarse la existencia automática de responsabilidad penal, así la
SC 1175/2004-R de 27 de julio, referido a un caso originado en la concesión de una acción de
libertad otrora acción de habeas corpus se sostuvo: “...el citado fallo indudablemente estableció la
aprehensión y detención indebidos; empero no puede constituirse en la única prueba para
determinar la comisión del delito de privación de libertad como tampoco para determinar el dolo o
culpa en la acción de la autoridad que incurrió en la lesión del derecho a la libertad física, pues ésta
lesión se establece haciéndose abstracción del ánimo de la autoridad recurrida, pues la
intencionalidad en la privación de la libertad sólo puede ser sujeto de análisis dentro de un proceso
penal”. En las condiciones del presente caso en las cuales los hechos que sustentan la demanda de
amparo constitucional son justamente los investigados en el proceso penal, un pronunciamiento en
el fondo contra el accionante quien no cuenta si quiera con imputación formal implicaría
prejuzgamiento y la vulneración de la garantía de presunción de inocencia.
III.3.3. Sobre la tutela inmediata al derecho a la vida en el marco del derecho de las mujeres a vivir
libres de violencia y discriminación
Pese a la denegatoria de la acción de amparo constitucional en contra del accionante, por lo referido
en el punto ut supra corresponde a este Tribunal considerar la otorgación de una tutela provisional
al derecho a la vida e integridad personal mientras concluye el proceso penal instaurado por la
accionante, ello en razón a que la tramitación del proceso penal en los hechos no acreditó ser
efectivo en el establecimiento de medidas de protección a su favor independientemente de que la
autoridad fiscal haya o no sido demandada.
La falta de legitimación pasiva no necesariamente provoca la denegatoria de una tutela sino debe
atenderse a la urgencia y tipo de la tutela y si no se provoca indefensión, en este sentido, se otorgó
tutela de manera excepcional por ejemplo respecto vías de hecho y la concurrencia de legitimación
pasiva parcial (SSCC 0953/2006-R y 0537/2007-R), cuando el colegiado se compone de muchos
miembros también se admitió la legitimación pasiva parcial (SC 0447/2010-R de 28 de junio), la
posibilidad de plantear contra el cargo (SCP 0402/2012 de 22 de junio) o la no necesidad de plantear
contra todos los responsables de los actos denunciados por las circunstancias del caso concreto ante
vías de hecho (SCP 998/2012 de 5 de septiembre) todo ello bajo la idea de que la acción de amparo
constitucional busca la protección de derechos fundamentales y no el cumplimiento de formalidades
de forma que una tutela inoportuna por la exigencia de un nuevo planteamiento de demanda podría
provocar un daño irreparable.
Ahora bien resulta relevante para resolver este caso lo señalado por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en el caso Gonzáles y otras (“Campo Algodonero”) vs. México de 16 de
noviembre de 2009 como la jurisprudencia contextual orientadora de este Tribunal al tenor del art.
13.IV y 256 de la CPE.
En el caso Gonzáles y otras (“Campo Algodonero”) vs. México de 16 de noviembre de 2009, referido
a tres mujeres encontradas muertas en un campo algodonero en la Ciudad Juárez ubicada en el
Estado de Chihuahua del Estado Mexicano se trató la falta de investigación y adopción de medidas
por el Estado para la debida protección de mujeres en la zona concluyéndose por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos que: “Respecto de la obligación de garantizar el derecho
reconocido en el artículo 5 de la Convención Americana, ésta implica el deber del Estado de prevenir
e investigar posibles actos de tortura u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes. Al respecto,
el Tribunal ha señalado que: a la luz de la obligación general de garantizar a toda persona bajo su
jurisdicción los derechos humanos consagrados en la Convención, establecida en el artículo 1.1 de la
misma, en conjunto con el derecho a la integridad personal conforme al artículo 5 (Derecho a la
Integridad Personal) de dicho tratado, existe la obligación estatal de iniciar de oficio e
inmediatamente una investigación efectiva que permita identificar, juzgar y sancionar a los
responsables, cuando existe denuncia o razón fundada para creer que se ha cometido un acto de
tortura…”.
En la querella presentada por la ahora accionante en contra de Fernando Oscar Alvez Segovia de 6
de septiembre de 2012, la accionante solicita protección conforme el art. 68 de la Ley del Ministerio
Público por continuarlas acciones de hostigamiento y amedrentamiento (fs. 106 a 108 vta.) y la Fiscal
de Materia Jhadywee Lorena Vargas Chuquimia, mediante providencia de 7 de septiembre de 2012,
tiene por presentada la querella antes referida y ordena la notificación con la misma al ahora
demandado, sin referirse a la solicitud de protección peticionada por la ahora accionante (fs.110).
Por memorial de 19 de septiembre del mismo año, se solicita a la Fiscal de la causa imputación
formal y cautelares contra el demandado por el hostigamiento y acoso al que se expone diariamente
(fs. 60) reiterado por memorial de 1 de octubre de 2012 (fs. 61) sin que conste respuesta alguna.
Por otra parte, debe recordarse que, el deber de los fiscales de otorgar protección a las presuntas
víctimas de un delito no es potestativo sino se desprende de la gravedad y circunstancias del propio
caso, ello porque por la naturaleza de la noble labor que aceptaron desempeñar se encuentran en
posición de garantes respecto a las víctimas, por ello mismo, la adopción de medidas preventivas y
de protección, deben ser de oficio, en este sentido, la falta de adopción de medidas preventivas y de
celeridad en la investigación de casos de violencia en razón de género no sólo puede pesar en el
éxito de la investigación sino provoca desconfianza y descrédito en la justicia, pudiendo incluso
significar un mensaje inequívoco a los agresores de continuar la escalada de violencia, en este
mismo sentido, la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Gonzáles y otras vs.
México sostuvo: “…La impunidad de los delitos cometidos envía el mensaje de que la violencia
contra la mujer es tolerada, lo que favorece su perpetuación y la aceptación social del fenómeno, el
sentimiento y la sensación de inseguridad en las mujeres, así como una persistente desconfianza de
éstas en el sistema de administración de justicia…”.
Para este Tribunal es claro que las autoridades fiscales no sólo deben buscar sancionar toda forma
de violencia hacia las mujeres y el feminicidio sino prevenirlo independientemente a la gravedad del
delito investigado que puede encubrir este tipo de problemática, además recuerda que nuestra
Constitución y los Tratados de derechos humanos le obligan a otorgar la debida seriedad a toda
denuncia que por irrelevante que parezca pueda encubrir violencia en razón de género pues
conforme lo desarrollado en el Fundamento Jurídico III.2 de esta sentencia los procesos de violencia
en razón de género justamente son progresivos e invisibles y consumen muy lentamente a sus
víctimas obligándolas inclusive en ciertos casos al suicidio, conductas respecto a las cuales las y los
servidores públicos no deben acostumbrarse sino combatir.
La Sala Civil, Comercial, Familia, Niñez y Adolescencia y Violencia Intrafamiliar o Doméstica y Pública
Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Tarija, mediante Resolución 05/2012 de 7 de
noviembre, cursante de fs. 137 vta. a 142, denegó la tutela solicitada por el accionante sosteniendo:
“…en el presente caso, se reitera de que no existen los elementos probatorios que demuestren de
que el demandado sea el autor o participe de los hechos que se denuncia en la Acción de Amparo
Constitucional, y de acuerdo a la prueba acompañada a la acción, no existe un solo elemento de
prueba que lleve al convencimiento a este Tribunal de Garantías de que el demandado sea con
probabilidad el participe de las agresiones que se denuncian…” por lo que concluye en la inexistencia
de elementos que acrediten la inmediatez del amparo constitucional además sostiene: “…en fecha
19 de agosto de 2012 la accionante sienta denuncia en la FELCC en contra del supuesto agresor, por
lo que de manera inmediata acudió previamente a la vía penal, y posteriormente en fecha 22 de
agosto de 2012 el fiscal de materia y en cumplimiento con lo previsto por el art. 289 del Código de
Pdto. Penal informa el inicio de investigación al Juez de Instrucción Cautelar en lo Penal de la Capital,
y no obstante haber transcurrido tanto tiempo el Ministerio Público hasta la fecha no ha hecho la
imputación formal”.
Es decir, en el presente caso, la accionante alegó la falta de protección respecto a la persona que
otrora fue su pareja sentimental pero que a decir de la misma la amenaza, persigue y agrede en su
lugar de estudio, domicilio y la vía pública, en este sentido, conforme se tiene de lo desarrollado en
el Fundamento Jurídico III.3.2 de esta Sentencia, no correspondía analizar si existían o no elementos
de convicción sobre la veracidad de dichas denuncias pues ello corresponde privativamente a las
autoridades penales respectivas al existir un proceso penal abierto sino que lo que correspondía
analizar era si el derecho a la vida, la integridad personal de la accionante se encontraba o no
suficientemente resguardado en razón a que sus solicitudes a la fiscal encargada del
caso no fueron oportunamente atendidas.
En lugar de ello, el tribunal de garantías al afirmar que: “…no existen los elementos probatorios que
demuestren de que el demandado sea el autor o participe de los hechos que se denuncia…” procede
a prejuzgar la causa ignorando que como se lo hizo notar oportunamente pues no se analiza su
inocencia o culpabilidad y más bien se analizaba la falta de protección de la accionante justamente
por la demora en la tramitación de la investigación penal cuya duración per se implica la vulneración
al debido proceso de las partes procesales y que por tanto no debería de ninguna manera utilizarse
para fundamentar una resolución contra la accionante pues ello equivaldría a imputarle las
deficiencias del proceso penal.
Corresponde en este punto efectuar una reflexión al tribunal de garantías en sentido de que si en el
derecho comparado e internacional puede ser suficiente la sola declaración de una víctima de
agresión sexual o de género para condenar penalmente a un presunto agresor no resulta coherente
ni proporcional por celo judicial exigir pruebas excesivas para otorgar una tutela transitoria a los
derechos a la vida e integridad personal en un amparo constitucional pues lo contrario implica que
las víctimas deban probar no solo la culpabilidad indiscutible del presunto autor sino lo más grave
que son honestas y honradas.
Por otra parte, recordar al Tribunal de garantías respecto a la seriedad de las denuncias en las que
presuntamente se encuentre de por medio violencia hacia las mujeres que dentro del caso Gonzáles
y otras vs. México, la Corte Interamericana de Derechos Humanos sostuvo que: “Distintas pruebas
allegadas al Tribunal, señalaron, inter alia, que funcionarios del estado de Chihuahua y del Municipio
de Juárez minimizaban el problema y llegaron a culpar a las propias víctimas de su suerte, fuera por
su forma de vestir, por el lugar en que trabajaban, por su conducta, por andar solas o por falta de
cuidado de los padres… La madre de la joven Herrera declaró que, al interponer la denuncia, las
autoridades le dijeron que su hija 'no está desaparecida, anda con el novio o anda con los amigos de
vaga', 'que si le pasaba eso era porque ella se lo buscaba, porque una niña buena, una mujer buena,
está en su casa… La madre de la joven González indicó que cuando acudieron a presentar el reporte
de desaparición, un funcionario habría dicho a una amiga de su hija que 'seguro se había ido con el
novio, porque las muchachas eran muy 'voladas' y se les aventaban a los hombres'. La madre
también señaló que cuando fueron a poner la denuncia le dijeron que 'a lo mejor se fue con el novio,
que a lo mejor al rato regresaba…' concluyendo la referida Corte en que: 'El Tribunal considera que
en el presente caso, los comentarios efectuados por funcionarios en el sentido de que las víctimas se
habrían ido con su novio o que tendrían una vida reprochable y la utilización de preguntas en torno a
la preferencia sexual de las víctimas constituyen estereotipos. De otra parte, tanto las actitudes
como las declaraciones de los funcionarios demuestran que existía, por lo menos, indiferencia hacia
los familiares de las víctimas y sus denuncias'”.
POR TANTO
3º EXHORTAR a la Fiscal de Materia Jhadywee Lorena Vargas Chuquimia, a que en casos donde
pueda existir violencia contra las mujeres proceda de oficio a evaluar la adopción de medidas
preventivas, a realizar una investigación integral incluyendo hechos sobrevinientes relacionados al
hecho principal, con la debida celeridad y conforme los estándares desarrollados por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en el caso Gonzáles y otras (“Campo Algodonero”) vs. México
de 16 de noviembre de 2009.
4º EXHORTAR al Fiscal General del Estado y a las Fiscalías Departamentales que en su posición
de garantes en razón al poder de decisión con la que cuentan, adopten las medidas administrativas
de capacitación en materia de protección a presuntas víctimas de violencia contra las mujeres de
género e implementen “…programas permanentes de protección a… víctimas…” de violencia contra
las mujeres conforme el art. 11.I de la LOMP.
Se hace constar que la Magistrada Dra. Ligia Mónica Velásquez Castaños, primera relatora, es de
voto disidente.