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Carl Jung: Los Arquetipos y el Tarot en el psicoanálisis

La Teoría de los Arquetipos.

Jung busca e investiga a los arquetipos en las doctrinas de las tribus primitivas, en las doctrinas
secretas esotéricas, en las religiones, en los mitos y leyendas, en los símbolos del Tarot, en las
imágenes de la Alquimia y muy especialmente en los sueños, en los que se apoya para la
psicoterapia.

Hay que empezar por decir que Jung pensaba que no venimos al mundo como una tabula rasa,
no venimos ‘en blanco’ como planteaba Freud, el ser humano según Jung, ya nace con
información y ciertas creencias por default: “no existe una sola idea o concepción esencial que
no posea antecedentes históricos”. Estos antecedentes históricos llegan a nosotros
inconscientemente, y otros los vamos aprendiendo por medio de mitos, leyendas y la
experiencia.

Es fácil identificar diferentes tipos de patrones de conducta en los mitos y leyendas de las
culturas antiguas, todas tienden a tener un mismo héroe y trama, tienden, básicamente, a
repetirse. Esta continua repetición de historias con los mismos personajes y el mismo guión es
lo que llamamos Arquetipos.

Es necesario volver a creer un poco en la magia, soñar, y jamás perder la capacidad de hacerlo.

Carl Jung y los Arquetipos: Preludio

Carl Gustav Jung nace un 26 de julio de 1875 en una pequeña localidad de Suiza llamada
Kessewil. Desde pequeño se manifestó su interés por la metafísica, alquimia, eventos
paranormales, y las tragedias griegas. Aprendió lenguas antiguas como el sánscrito, y así llegó
al conocimiento oriental leyendo los sagrados libros hindúes y practicando el I-Ching.

A pesar de escoger la arqueología como primera opción de carrera, llega la psicología influido
por el famoso neurólogo Kraft-Ebing y los sucesos sobrenaturales de su vida. Sucesos que le
llevaron a escribir su tesis 'Acerca de la psicología y patología de los llamados fenómenos
ocultos'.

Luego de graduarse se estableció en el Hospital Mental de Burghoeltzli en Zurich bajo la tutela


de Eugene Bleuler, padre y conocedor relevante de los estudios sobre la esquizofrenia. En
1903, se casa con Emma Rauschenbach. En aquel tiempo, también dedicó parte de su tiempo a
dar clases en la Universidad de Zurich y mantenía una consulta privada. Fue aquí donde
inventó la teoría de la asociación de palabras.

Siendo un fanático de Freud, su sueño era conocerlo, el tan ansiado encuentro se daba en
Viena en 1907. Cuenta la leyenda que el impacto que provocó Jung en Freud hizo que éste
cancele todas sus citas del día y así poder continuar la tertulia, la misma que se extendería ¡por
13 horas! Eventualmente, Freud consideró a Jung su sucesor en el psicoanálisis y su mano
derecha.

Generalmente se piensa que Carl Jung fue un discípulo de Freud, craso error, craso error; Jung
sería más cercano a un colaborador y colega, que a un discípulo… Cuando los dos se
conocieron, Jung ya poseía estudios anteriores de psicoanálisis, y sus propias teorías que
compartió y debatió con Freud.

Ya que entramos en el tema, por qué no aprovechamos para mencionar las…:


Diferencias Fundamentales entre Freud y Jung:

La psicología de Jung se basa en la desilusión que le provocaba el racionalismo científico - lo


que él llama "el espíritu de los tiempos" - y en el transcurso de muchos encuentros quijotescos
con su propia alma y con otras figuras interiores, viene conocer y apreciar "el espíritu de las
profundidades", un campo que deja espacio para la magia, la coincidencia y las metáforas
mitológicas entregados por los sueños-1, ojo, que esto no significa que lo negara o no aplicara
el racionalismo, pero le sirvió para intentar buscar nuevas formas de terapia psicoanalítica.

Quizá la mayor diferencia entre los dos fue la forma de definir al inconsciente, para Freud,
como sabemos, se basa en las pulsiones primigenias y aquellas emociones reprimidas del ser
humano cuyo único motor es la energía llamada libido, la cual es exclusivamente de naturaleza
sexual. Jung, por su parte, pensaba que en el inconsciente se encuentra aquello que hace del
hombre un ser creativo y aquello que lo hace buscar el autodesarrollo y su evolución psíquica,
admite que la libido está presente, por supuesto, actuando como una energía creativa y
creadora.

Freud divide al aparato psíquico en consciente, preconsiente e inconsciente. Para Jung existe el
inconsciente personal o individual e inconsciente colectivo. Para entender los dos tipos de
inconscientes propuestos por Jung, citaré la forma que él tenía para describirlo:

La mente consciente es la parte visible de una isla, el inconsciente del individuo es la parte
sumergida de la isla y el inconsciente colectivo, común a todos los seres humanos, es el océano
a su alrededor.

Freud habla de tres estadios psíquicos: El Ello, El yo y El superyó. El ‘yo’ actúa como mediador
entre El Ello y Superyó. Mientras Jung identificaba solamente al ‘yo’, debatiéndose entre el
inconsciente personal y el inconsciente colectivo.

El objetivo del método de Freud era fortalecer al "yo" sobre las otras dos y así desarrollar dos
objetivos limitativos; amar y trabajar. En cambio para Jung el ‘yo’ era algo imperfecto y lo que
buscaba era la evolución del ‘yo’ al ‘self’ (sí mismo), la totalidad, la cumbre del desarrollo
psíquico humano.

Para llegar a este ‘self’, Jung proponía vencer los complejos que poseemos. Complejos que
para Jung eran el origen de toda perturbación mental, y descubrió analizando la mitología
ancestral, y aplicándola a las terapias y los sueños de sus pacientes. Estudiando los complejos
encontró que en la psique existen estructuras y patrones ancestrales que denominó
arquetipos, éstos emanan del inconsciente colectivo. Entre los muchos arquetipos que
encontró

identificó 5 principales que son: ánima, ánimus, sombra, persona, sí-mismo (self).

• La Persona: La cara que se presenta al mundo • La sombra: La parte de nosotros no


reconocida pero que sin embargo, existe • El Self: La conjunción armónica del ‘yo’ y el todo. •
El Anima: La imagen femenina en la psique masculina • El Animus: La imagen masculina en la
psique femenina

Ahora sí, entremos finalmente en el maravilloso mundo de los arquetipos.

Carl Jung y los Arquetipos


“El arquetipo es una tendencia a formar tales representaciones de un motivo –
representaciones que pueden variar mucho en el detalle sin perder un patrón básico… Son de
hecho una tendencia instintiva (...) Es esencial insistir que no son meros conceptos filosóficos.
Son pedazos de la vida misma –imágenes que están integralmente conectadas al individuo a
través del puente de las emociones- «No se trata, pues, de representaciones heredadas, sino
de posibilidades heredadas de representaciones. Tampoco son herencias individuales, sino, en
lo esencial, generales, como se puede comprobar por ser los arquetipos un fenómeno
universal»”. Carl Jung, El hombre y sus símbolos.

¿Entendiste? ¿No? Entonces pongámoslo así: Los arquetipos son nuestra herencia psíquica;
roles y patrones que la sociedad acepta y realiza inconscientemente. Los percibimos a través
de sus manifestaciones simbólicas.

¿Tampoco? Bueno, alguna de estas definiciones te convencerá: Arquetipo es un modelo que


representa algo. En palabras mundanas un arquetipo es un cliché, un estereotipo de
personajes y situaciones que se repiten constantemente.

Arquetipo son los contenidos del inconsciente colectivo. Jung también les llamó dominantes,
imagos, imágenes primordiales o mitológicas y otros nombres, pero el término arquetipo es el
más conocido.

Arquetipos son una tendencia innata (no aprendida) a experimentar las cosas de una
determinada manera.

Jung llamó arquetipos a las ideas en común que comparte la humanidad, indistintamente del
credo o cultura; ya sea la creencia en determinados seres mitológicos, o la aberración hacia el
incesto, por citar dos ejemplos.

Los arquetipos vendrían a ser las representaciones milenarias del inconsciente colectivo.

Un arquetipo puede ser ampliamente definido como un tipo de persona o conducta, ya que
puede dividirse en dos subcategorías.

• La primera, los estereotipos, se refieren a un tipo de personalidad o conducta que se observa


en muchas ocasiones y aplicados de manera rutinaria (esto tiende a suceder con los
adolescentes y jóvenes), • y el segundo, epítomes, se refieren a la ejemplificación de una
personalidad o comportamiento.2

Entre las grandes pasiones de Jung se encontraba el mundo onírico, siempre le llamó la
atención el significado que podría existir en los sueños. Socializaba sus sueños a su familia y
amigos pero jamás encontraba respuesta concreta que le satisfaga. Pasó muchos años presa
de este enigma, hasta que a partir de la Primera Guerra Mundial empezó a anotar sus
sueños, fantasías y visiones, los dibujaba, pintaba y esculpía, todo esto fue recopilado en el
ahora famoso Libro Rojo de Jung. Se dio cuenta que sus experiencias tendían a tomar formas
humanas, empezando por un anciano sabio y su acompañante, una niña pequeña. El anciano
sabio evolucionó, a través de varios sueños, hasta una especie de gurú espiritual. La niña
pequeña se convirtió en “anima”, el alma femenina, que servía como medio de comunicación
entre el hombre y los aspectos más profundos de su inconsciente.

Existe una anécdota, entre muchas, de cómo Jung aprendió a interpretar sus sueños y llegó a
predecir la WW II: Empieza con un duende marrón que apareció como celador de la entrada
al inconsciente. Era “la sombra”, una compañía primitiva del Yo de Jung. Jung soñó que tanto
él como el duende, habían asesinado a la preciosa niña rubia, a la que llamó Siegfried. Para
él, esta escena representaba una precaución con respecto a los peligros del trabajo dirigido
solo a obtener la gloria y el heroísmo que prontamente causaría un gran dolor sobre toda
Europa. Este dolor era la Segunda Guerra Mundial.

Fue así, como se empezaron a dilucidar para él los arquetipos y el significado de los sueños, y
cómo los arquetipos se comunicaban a través del inconsciente.

Existen ciertas experiencias que demuestran los efectos del inconsciente colectivo más
claramente que otras Un ejemplo interesante que actualmente se discute es la experiencia
cercana a la muerte. Parece ser que muchas personas de diferentes partes del mundo y con
diferentes antecedentes culturales viven situaciones muy similares cuando han sido
“rescatados” de la muerte clínica. Hablan de que sienten que abandonan su cuerpo, viendo sus
cuerpos y los eventos que le rodean claramente; de que sienten como una “fuerza” les atrae
hacia un túnel largo que desemboca en una luz brillante; de ver a familiares fallecidos o figuras
religiosas esperándoles y una cierta frustración por tener que abandonar esta feliz escena y
volver a sus cuerpos. Quizás todos estamos “programados” para vivir la experiencia de la
muerte de esta manera.

Empecemos revisando los arquetipos que Jung identificó como principales:

La Sombra

La Sombra: representa la parte negativa del sujeto, el inconsciente reprimido. La sombra es la


parte de nosotros que no podemos destruir. Nuestro lado que tenemos que confrontar y
reconfortar.

En la teoría jungniana también hay espacio para el sexo y los instintos. Éstos forman parte del
arquetipo llamado la sombra. Viene de nuestro pasado prehumano y animal, cuando nuestras
preocupaciones se limitaban a sobrevivir y a la reproducción, y cuando no éramos conscientes
de nosotros como sujetos.

La sombra es amoral; ni buena ni mala, como en los animales. Un animal es capaz de cuidar
calurosamente de su prole, al tiempo que puede ser un asesino implacable para obtener
comida. Simplemente lo hace, no lo escoge, es su “naturaleza”, es “inocente”. Pero desde
nuestra perspectiva humana, el mundo animal nos parece brutal, inhumano; por lo que la
sombra se vuelve aquel lado de aquellas partes de nosotros que no asimilamos, o nos da
vergüenza y miedo admitirlas.

Los símbolos de la sombra incluyen la serpiente (como en el Jardín del Edén), el dragón, los
monstruos y demonios. Usualmente guarda la entrada a una cueva o a una piscina de agua,
que representarían el inconsciente colectivo. Cuando te sueñes en conflicto con alguno de
estos elementos, e inclusive alguna representación de un ser majestuoso, recuerda que puede
ser una manifestación de tu inconsciente advirtiéndote que estás luchando contigo mismo.

La Persona

‘La persona representa nuestra imagen pública. La palabra, obviamente, está relacionada con
el término persona y personalidad y proviene del latín que significa máscara. Por tanto, la
persona es la máscara que nos ponemos antes de salir al mundo externo. Aunque se inicia
siendo un arquetipo, con el tiempo vamos asumiéndola, llegando a ser la parte de nosotros
más distantes del inconsciente colectivo.
En su mejor presentación, constituye la “buena impresión” que todos queremos brindar al
satisfacer los roles que la sociedad nos exige. Pero, en su peor cara, puede confundirse incluso
por nosotros mismos, de nuestra propia naturaleza. Algunas veces llegamos a creer que
realmente somos lo que pretendemos ser.’

Anima y Animus

El Anima y el Animus. Anima: representa la parte femenina presente en el hombre y


generalmente reprimida por él. Su inversa es el Animus o parte masculina presente en las
mujeres.

Una parte de la persona es el papel masculino o femenino que debemos interpretar. Para la
mayoría de los teóricos, este papel está determinado por el género físico. Pero, al igual que
Freud, Adler y otros, Jung pensaba que en realidad todos nosotros somos bisexuales por
naturaleza. Cundo empezamos nuestra vida como fetos, poseemos órganos sexuales
indiferenciados y es solo gradualmente, bajo la influencia hormonal, cuando nos volvemos
machos y hembras. De la misma manera, cuando empezamos nuestra vida social como
infantes, no somos masculinos o femeninos en el sentido social. Casi de inmediato (tan pronto
como nos pongan esas botitas azules o rosas, nos compren una figura de acción o una barbie),
nos desarrollamos bajo la influencia social, la cual gradualmente nos convierte en hombres y
mujeres.

En todas las culturas, las expectativas que recaen sobre los hombres y las mujeres difieren.
Estas están basadas casi en su totalidad sobre nuestros diferentes papeles en la reproducción y
en otros detalles que son casi exclusivamente tradicionales. En nuestra sociedad actual,
todavía retenemos muchos remanentes de estas expectativas tradicionales. Todavía
esperamos que las mujeres sean más calurosas y menos agresivas; que los hombres sean
fuertes y que ignoren los aspectos emocionales de la vida. Pero Jung creía que estas
expectativas significaban que solo hemos desarrollado la mitad de nuestro potencial.

El anima es el aspecto femenino presente en el inconsciente colectivo de los hombres y el


animus es el aspecto masculino presente en el inconsciente colectivo de la mujer. Unidos se
les conoce como syzygy. El anima puede estar representada (personificada) como una joven
chica, muy espontánea e intuitiva, o como una bruja, o como la madre tierra. Usualmente se
asocia con una emocionalidad profunda y con la fuerza de la vida misma. El animus puede
personificarse como un viejo sabio, un guerrero, o usualmente como un grupo de hombres, y
tiende a ser lógico, muchas veces racionalista e incluso argumentativo.

El anima y el animus son los arquetipos a través de los cuales nos comunicamos con el
inconsciente colectivo en general y es importante llegar a contactar con él. Es también el
arquetipo responsable de nuestra vida amorosa: como sugiere un mito griego, -que llegó a
mí gracias a un sujeto llamado Taty quien respondía mails en la edición argentina del manga
I”S de Masakazu Katsura- estamos siempre buscando nuestra otra mitad; esa otra mitad que
los dioses nos quitaron, en los miembros del sexo opuesto. Cuando nos enamoramos a
primera vista, nos hemos topado con algo que ha llenado nuestro arquetipo anima o animus
particularmente bien.

El Self

El self como hemos mencionado antes, es la totalidad, diríamos que el arquetipo mayor,
equivalente al nirvana budista. El Self representa la trascendencia de todos los opuestos, de
manera que cada aspecto de nuestra personalidad se exprese de forma equitativa. Por tanto,
no somos ni masculinos ni femeninos; somos ambos; lo mismo para el Yo y la sombra, para el
bien y el mal, para lo consciente y lo inconsciente, y también lo individual y lo colectivo (la
creación en su totalidad). Y por supuesto, si no hay opuestos, no hay energía y dejamos de
funcionar. Evidentemente, ya no necesitaríamos actuar.

Si intentamos alejarnos un poco de las consideraciones místicas, sería recomendable que nos
situáramos en una postura más centralista y equilibrada de nuestra psique. Cuando somos
jóvenes, nos inclinamos más hacia el ‘Yo’, así como en las trivialidades de la persona. Cuando
envejecemos, claro, si envejecemos ‘sabiamente’, nos dirigimos hacia consideraciones más
profundas sobre el self y nos acercamos más a la sociedad, la comunidad, hacia la vida y hacia
el mismo universo. La persona que llega al self no conoce el ego.

Mandala arquetipo favorito de jung

El Mándala: representación de la armonía perfecta de los opuestos, su integración total en el


psiquismo. Según Jung, el presente y el futuro existen simultáneamente y conforman una
totalidad. Esta totalidad seria la memoria de la humanidad y el alma del universo, una súper
conciencia cósmica a la cual todo está ligado.

Para Jung el Mandala expresa a la deidad (dios) o al self (yo), representa el arquetipo del orden
interior. Se manifiesta en los sueños cuando hay la necesidad de orden en la vida, la búsqueda
de un centro que no es el ego, sino la totalidad, aquella totalidad llamada 'yo' (self). El ego es
simplemente una parte de la personalidad, en el centro del Mandala se representa la
personalidad completa. Jung lo consideraba el arquetipo principal.

La personalidad completa del ser no se trata de buscar la perfección, no, aquí se trata de
encontrar tu totalidad, asimilar tu divinidad, tu numinosidad. Numinosidad viene de numen,
palabra que tiene dos significados:

1.- Numen: Deidad o divinidad que adoran los gentiles.

2.- Numen: Inspiración del artista. (Útil especialmente para quienes buscan el 'masculino' de
musa)

La numinosidad, según Jung, es una cualidad esencial de los arquetipos; aquel carácter sagrado
que poseen, la fuerza, el reconocer en ellos una entidad real. Jung sobre esto, muy
poéticamente diría: “Para los alquimistas [los arquetipos] eran semillas de luz transmitidas en
el caos... el proyecto germinal de un mundo por venir… Uno tendría que concluir a partir de
estas visiones alquímicas que estos arquetipos tienen cierto resplandor, o cuasi-conciencia, y
esa numinosidad contiene luminosidad”

Es por esta numinosidad que Jung trata a los arquetipos y al inconsciente como un ente
propio, a pesar de carecer de forma en sí mismo, actúa como un agente organizador, o un
agente del caos, sobre las cosas que hacemos. Ej: Al principio, el bebé solo quiere algo de
comer, sin saber lo que quiere. Es decir, presenta un anhelo indefinido que, no obstante,
puede ser satisfecho por algunas cosas y no por otras. Más tarde, con la experiencia, el bebé
empieza a anhelar cosas más concretas cuando tiene hambre (un biberón, una galleta, una
langosta a la brasa, un pedazo de pizza de $2.50 con una salsa verde indescifrable). La
numinosidad los hace una deidad capaz de poseer y controlar a su usuario. Pueden dejarte
estancado en una sola historia y no avanzar jamás. Por esto Jung aconseja conocer a tus
arquetipos internos, confrontarlos, derrotarlos y avanzar.
Lista de Diferentes Arquetipos

Jung decía que no sirve de nada aprender de memoria una lista de arquetipos. Los arquetipos
son complejos de experiencia que llegan a nosotros como el destino y cuyos efectos se sienten
en lo más profundo de nuestras vidas. Esta lista no pretenden ser memorizadas, solo serán una
guía de conocimiento. Además los arquetipos se siguen creando constantemente a partir de
las experiencias de la humanidad, jamás habrá una lista completa, empecemos por ésta que
me ha agradado mucho por lo resumido de su significado:

El héroe, que lleva a cabo una gran búsqueda para realizar su destino.

El yo, la personalidad esfuerzo hacia su completa realización.

La sombra, el remanente amoral de nuestro pasado animal instintivo.

La persona, la máscara y la pretensión es mostrar a otros.

El ánima y animus, nuestros roles femeninos y masculinos e insta.

La madre, principalmente en el sentido de nuestra necesidad de ella.

El padre, sobre todo una figura de autoridad suelen inducir miedo.

El niño, nuestro principio inocente con todo nuestro potencial en frente de nosotros.

El sabio, o un hombre viejo y sabio, el que tiene el conocimiento profundo.

El dios, la imagen perfecta del Yo.

La diosa, la gran madre, o Madre Tierra.

El embaucador, un agente pícaro que nos empuja hacia el cambio.

El hermafrodita, la carpintería de los opuestos.

La bestia, una representación del pasado primitivo del hombre.

El chivo expiatorio, sufriendo los defectos de los demás.

El tonto, vagando en confusión y direcciones erróneas.

El artista, la visionaria e inspirada manera de acercarse a la verdad.

Mana y otros conceptos de energía espiritual.

El viaje, una representación del camino hacia la autorrealización.

La vida, la muerte y el renacimiento, la naturaleza cíclica de la existencia.

Luz y oscuridad, las imágenes de lo consciente y lo inconsciente.

El árbol, el crecimiento hacia la auto-realización.

El agua, el inconsciente y las emocionesEl asistente, conocedor de oculto y de la


transformación necesaria.

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