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UNIVERSIDAD DE LOS ANDES

SILVIA ELIANA MÁRQUEZ ROMERO

CORRELATORÍA SOBRE EL ESTADO

El grupo considera que no está de acuerdo con la concepción del Estado y los elementos del mismo por
parte del catedrático Luis Corral Guerrero debido a las siguientes razones:

1. El autor cita a Francisco de Vitoria que escribió que el poder político está dado naturalmente al
Estado “incluso contra la voluntad de los ciudadanos” y que es necesario la permanencia del Estado y
el uso de la coacción y la autoridad para que los ciudadanos obedezcan. A partir de esto,consideramos
nuestra posición en contra de la concepción de Estado y el uso de su poder, pues el Estado haciendo
uso de su elemento, muestra su lado cruel y autoritario, legitimando de esta forma las palabras de
Trotsky de que “Todo Estado está fundado en la violencia” y de Max Weber de que “El Estado ejerce
el monopolio de violencia por definición”.

2. Asimismo, el autor habla sobre la aceptación, y dice que cuando existe la misma, predomina la
autoridad, y la coacción pierde importancia por ser menos necesaria. Respecto a esto, nuestro punto
de vista es en contra porque el Estado ejerce su violencia gracias a legitimación racional (donde los
individuos aceptan el poder de acuerdo a motivaciones objetivas e impersonales), que a su vez
deviene en el término legalidad, que en palabras de Rousseau puede traducirse que “la legitimidad la
otorga la voluntad general de los sometidos al poder”, y si los individuos legitiman la violencia que
usa el estado detrás del concepto poder que ejerce el mismo, éste no hace uso de la coacción, porque
los individuos se someten a su autoridad sin oposición. Esto, partiendo del antecedente histórico que
se encuentra escrito en el Génesis, que demuestra ser un antecedente del uso de la autoridad por parte
del Estado y del abuso de la legitimidad racional por parte del mismo en la actualidad, donde los
adalides del pensamiento se fabricaron su Paraíso imaginario, el llamado “Estado de Naturaleza” y
supusieron que los hombres, en esta situación prehistórica, habían celebrado hipotéticos “contratos”,
a fin de dar origen al tipo de sociedad y de gobierno que cada líder o jefe central consideraba
apropiado para decorar con una fachada de legitimidad, los intereses que respectivamente servían.

3. Por otro lado, el autor manifiesta que dentro del concepto del Estado como sociedad, que el
fundamento de la sociedad se halla en que la persona humana es un ser social, y que a partir de la
imagen y semejanza de la persona humana con Dios, éste necesita de los demás para satisfacer sus
necesidades y que con la sociabilidad la persona humana reconoce su limitación natural y recurre a la
cooperación de los demás para complementar su faltante. A lo cual nos oponemos, porque lo que
manifiesta el autor no es el reflejo de la verdadera naturaleza del individuo. Esto, según Hobbes “el
hombre se comporta en el estado de naturaleza de manera cruel, egoísta, calculadora, y carece de
simpatía por sus semejantes porque le inspira un deseo de poder y más poder que sólo cesa con la
muerte”, lo que se traduce en un panorama de guerra contra todos, y no en la imagen de ser social que
busca un bien dentro la sociedad , y es a partir de esto, que al definirse el Estado como sociedad, que
éste no puede asegurar bienestar a la sociedad de personas que lo compone.
4. Por otra parte, partiendo del hecho que el autor define al poder de cualquier sociedad como la
capacidad de suscitar y de exigir obediencia, para servir a las personas que la integran con el fin de
defender y promover el bien común de esa sociedad, se considera una posición en contra de este
argumento, porque el Estado ejerce violencia cuando osa de utilizar su poder para intereses
particulares a través de la imposición de su voluntad sobre otro , aun cuando el otro se oponga,
conllevando a que ese otro legitime su poder, logrando de esta forma ejercer en palabras de Max
Weber, una dominación racional legal, en la cual el dominado justifica el mandato del dominante a
medida que creen válido el orden jurídico.

5. Finalmente, el autor habla sobre el poder político, al referirse a que el mismo no debe ser absoluto, en
el sentido de ilimitado, porque en verdad tiene unos límites: los constituidos por los derechos y las
libertades de las personas, el bien común, y el ordenamiento jurídico vigente, argumento que puede
considerarse débil, teniendo en cuenta que el Estado tiene poder en un sentido ilimitado, y que el
hombre guiado por su naturaleza egoísta posee la capacidad de extralimitarse en sus funciones y
ocultar sus intereses personales, bajo la máscara de ordenamiento jurídico y coaccionar a los
miembros de su misma sociedad para alcanzar lograr sus intereses egoístas.

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