Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
1. El Concilio Vaticano II
1.1.Algunos rasgos del contexto socio-cultural secular en torno al Concilio Vaticano II
1.2.Algunos rasgos del contexto eclesial en torno al Concilio Vaticano II
1.3.El horizonte “pastoral” del Concilio Vaticano II
1.4.Algunas opciones “pastorales” del Concilio Vaticano II
1
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
Introducción
Para reflexionar las perspectivas abiertas por las Conferencias Generales del Episcopado
latinoamericano-caribeño realizadas a posteriori del Concilio Vaticano II (1959-1965), me
refiero a Medellín (1968), Puebla (1979), Santo Domingo (1992) y Aparecida (2007),
tenemos que observar que las mismas son frutos del diálogo mantenido por los obispos del
continente en el transcurso del Concilio Vaticano II y nacieron no solo para aplicarlo, sino
también para interpretarlo a la luz de las situaciones propias de las personas, las culturas y
los pueblos del continente y su incidencia en y para la Iglesia.
Me propongo abordar de modo sintético algunas consideraciones teológico-pastorales
relevantes del Concilio Vaticano II y de cada una de las Conferencias indicadas. Antes y
después de abordar el Concilio o desde Medellín a Aparecida, esbozaré algunos de los
contextos históricos1 ‒seculares y eclesiales‒ en los cuales se desarrollaron estos
acontecimientos ‒sin ningún espíritu de ser exhaustivo‒.2 Finalizaré relevando algunas
opciones teológico-pastorales incluyentes y constantes que emergieron en el Concilio y en
las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y del Caribe.
De cada uno de estos eventos eclesiales destacaré algunas novedades, oportunidades y
continuidades que han señalado un camino teológico pastoral para “lo que el Espíritu está
diciendo a las iglesias” (cf. Ap 2, 1ss). Cada una asumiendo e interpretando los signos de
los tiempos que le desafiaban y discerniendo las orientaciones teológico-pastorales
convenientes para ser fieles al seguimiento de Jesús en las comunidades del continente
latinoamericano.
Antes de introducirnos en tema, haré dos reflexiones para posesionarme de la perspectiva
histórica y de la teología pastoral que serán plataforma de este estudio.
Al finalizar el primer período del Concilio Vaticano II hubo dos preguntas que vertebraron
dicho sínodo: “Iglesia, ¿quién eres?” e “Iglesia, ¿cuál es tu misión?”. Ambas estuvieron en
los albores de la reforma y renovación del Concilio Vaticano II, continúan vigentes.
¿Habremos entendido lo que el Espíritu de Dios nos dice a la Iglesia atreves de este
acontecimiento celebrado hace más de cincuenta años?
Me lo pregunto debido a que a lo largo de estos últimos años los papas Juan Pablo II,
Benedicto XVI y Francisco han intervenido para motivar la memoria de aquellas preguntas
iniciales del Concilio.
Algún aporte para “mantener vivo este evento conciliar” (cf. MV 4), me ha encaminado a
indagar e investigar en la histórica de algunos sujetos, estructuras, procesos y
1
Entiendo la historia como “el contexto operativo y significativo en que se impone la salvación de Dios,
constituida por una revelación que siempre se da en el espacio y el tiempo y por la fe en respuesta a la misma.
Historicidad designa la constitución del hombre que de ahí se deriva, como un ser que actúa en el presente,
está condicionado por el pasado y está abierto al futuro y que siempre ha de llegar a ser el mismo en una
tensión de condicionamiento y libertad”, WOLFGANG BEINERT, “Historia e historicidad”, en WOLFGANG
BEINERT, Diccionario de Teología Dogmática, Herder, Barcelona, 1990, 323-328. 324. Destacado del autor.
2
Supera nuestro objetivo otras pormenorizaciones.
2
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latinoamericano, alguna aproximación”
3
BERNARD LONERGAN, Método en Teología, Sígueme, Salamanca, 20064, 169.
4
BRUNO FORTE, La teología como compañía, memoria y profecía, Salamanca, Sígueme 1990, 75.
5
BERNARD LONERGAN, Método en Teología, 169.
6
BRUNO FORTE, La teología como compañía, memoria y profecía, 75.
7
MARÍA DEL SOCORRO VIVAS A. y JUAN MANUEL TORRES S., “Contextos eclesiales y métodos teológicos”,
en AA.VV., Esperanza en Contraviento. Medellín 40 años, Bogotá, Indo American Press Service, 2008, 118.
8
EDUARDO SILVA ARÉVALO, "La significación teológica de los acontecimientos. El estatuto histórico de la
teología según Marie-Dominique Chenu", Teología y Vida 33 (1992) 269-297.272.
3
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ignorar si queremos tomar en serio el principio de encarnación. Sus preguntas nos ayudan a
preguntarnos, sus cuestionamientos nos cuestionan”.9
Aflora una relación constitutiva y no meramente consecutiva. No existe anteriormente la
Iglesia para relacionarse con la humanidad y la historia, sino que ésta se constituye en esa
vinculación. Pero no está vinculada al mundo desde cualquier manera, sino en tanto que
Ella hace referencia al reinado de Dios. Reino de justicia y fraternidad universal al que Dios
manifestado en Jesucristo, quiere convertir el mundo y a las personas/culturas que lo
habitan.
La eficacia teológica histórica del Concilio Vaticano II y de Medellín a Aparecida y sus
protagonistas (sujetos eclesiales) desencadenantes de estructuras, procesos y
acontecimientos no se restringe únicamente a los textos escritos, sino también a su acogida
e interpretación en las diversas Iglesias particulares y sus contextos histórico-culturales. La
recepción10, aplicación e interpretación, es algo dinámico (podemos hablar de re-
recepción), es la acción del Espíritu de Dios, encarnando en los rasgos culturales y en los
signos de los tiempos11 de las comunidades eclesiales, la “letra” del magisterio indicado,
enriqueciendo así el sentido original de los textos. Reflexionar la receptio, está ligada a la
viva memoria eclesial, que escrutando y explotando su pasado, evalúa y discierne el
presente, para peregrinar y proyectar el futuro evangelizador de la Iglesia por el reinado de
Dios en la historia del mundo y sus protagonistas.
Aunque el Concilio Vaticano II, Medellín y Aparecida hubieran concluido en las aulas,
perdurarán en sus documentos y en su espíritu, aun con los desafíos que implicaban, lo
vivido en ellos fue suficiente para no retroceder en el camino de una Iglesia que aprende en
discernimiento y comunión a reconocer la gratuidad del llamado de Dios, la fiel presencia
9
FRANCISCO, Carta al Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica Argentina en el centenario de la
Facultad de Teología (3 marzo 2015): L’Osservatore Romano (10 marzo 2015), pág. 6.
10
Cf. JORGE SCAMPINI, “La noción de recepción”, en SOCIEDAD ARGENTINA DE TEOLOGÍA, A cuarenta años
del Concilio Vaticano II. Recepción y actualidad, San Benito, Buenos Aires, 1996, 115-123. JORGE
SCAMPINI, “Elementos teológicos relativos a la recepción y su aplicación al Concilio Vaticano II”, en JORGE
SCAMPINI - CARLOS SCHICKENDANTZ, La recepción teológica del Concilio Vaticano II, Sociedad Argentina
de Teología-Agape-Guadalupe, Buenos Aires, 2015 13-63. WALTER KASPER, “El desafío permanente del
Vaticano II. Hermenéutica de las aseveraciones del Concilio”, en Ibid., Teología e Iglesia, 401-415. Ibid., “El
Vaticano II: intención, recepción, futuro”, 95-115. BENEDICTO XVI, “Discurso del Santo Padre a los
Cardenales, Arzobispos, Obispos y Prelados superiores de la Curia Romana”, jueves 22 de diciembre de 2005,
Saludo navideño, (en línea)
<http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2005/december/documents/hf_ben_xvi_spe_2005
1222_roman-curia_sp.html> (consulta: 27 de marzo de 2016). EDUARDO SILVA, “El conflicto de
interpretaciones en torno a la recepción del Concilio Vaticano II”, Teología y Vida 52/4 (2013) 233-254.
SANTIAGO MADRIGAL, Unas lecciones sobre el Concilio Vaticano II y su legado, 139-161. VIRGINIA AZCUY,
“La recepción del Concilio Vaticano II en el Pueblo de Dios. Testimonios sobre la renovación desde las
formas de vida”, Teología 112 (2013) 203-249.
11
Cf. VIRGINIA AZCUY, CARLOS SCHICKENDANTZ, EDUARDO SILVA, Teología de los signos de los tiempos
latinoamericanos, Santiago de Chile, Universidad Alberto Hurtado, 2013; MARIE-DOMINIQUE CHENU, “Los
signos de los tiempos”, en: CARLOS SCHICKENDANTZ (ed.), A 40 años del Concilio Vaticano II. Lecturas e
interpretaciones, Córdoba, Universidad Católica de Córdoba, 2005, 83-101; CARLOS GALLI, “La
interpretación teológica de los signos de los tiempos”, en RICARDO FERRARA - CARLOS M. GALLI (ed.), El
tiempo y la historia. Reflexiones interdisciplinares, Paulinas, Buenos Aires, 2001, 219-232; EDUARDO SILVA
ARÉVALO, "La significación teológica de los acontecimientos. El estatuto histórico de la teología según
Marie-Dominique Chenu", Teología y Vida 33 (1992) 269-297.
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del Hijo de Dios en nosotros hasta el fin de los tiempos y la efusión del Espíritu Santo que
nos encamina hacia los sujetos periféricos de la historia, hacia la consumación del Reino.12
En un par de semanas estaremos recordando 50 años de la II Conferencia Episcopal
Latinoamericana de Medellín (24 de agosto al 6 de septiembre de 1968). La misma no fue
una simple aplicación del Concilio Vaticano II y otros documentos eclesiales a la realidad
del continente. Se convirtió en una relectura e interpretación contextualizada de los mismos
para colocar al hombre latinoamericano y los pobres en particular como centro del servicio
pastoral de la Iglesia. A un año de concluida la Conferencia, en una entrevista al entonces
Mons. Eduardo Pironio, le preguntan: ¿América Latina está aportando algo propio y
específico a la Iglesia Universal? Su respuesta fue: “La unidad de la Iglesia universal vive
de la riqueza original de las iglesias locales. En ese sentido, Medellín ha revelado a la
Iglesia universal que la Iglesia de América Latina tiene algo propio que aportar. Al mismo
tiempo, la Iglesia de Latinoamérica ha comprendido su compromiso de interpretar, asumir y
promover lo propio. Yo diría que esto propio y específico de la Iglesia en América Latina
está en íntima relación con la situación peculiar del hombre latinoamericano que debe ser
liberado e íntegramente salvado”.13
Con Medellín, los que aprendimos su espíritu profético comenzamos a caminar/peregrinar
juntos como Iglesia haciendo historia en América, en “tiempo de América” (como
recordaba una canción contemporánea) con tonada, gestos y símbolos de comunión
latinoamericana.
El último documento de la Comisión Teológica Internacional sobre La sinodalidad en la
vida y en la misión de la Iglesia n° 16 expresa: “Vivir la comunión de acuerdo con la
dimensión del mandamiento nuevo de Jesús significa caminar juntos en la historia como
Pueblo de Dios de la nueva alianza de manera correspondiente con el don recibido (cfr.
Jn 15,12-15)”. La reflexión de la historia y sus signos entre sujetos, estructuras, procesos y
acontecimientos nos ayudará a escrutar la Palabra definitiva de Dios en Jesucristo, y a
abrirnos a la escucha de sus ecos históricos/culturares en otras personas, lugares y culturas
(cf. Hch 14,15-17; 17,24-28; Rom 1,19-30). Anunciando como Iglesia peregrina a Jesús,
Buena Nueva de Dios para nosotros en la historia.
Brevemente nos proponemos explicitar algunos aspectos (sin espíritu de ser exahustivos),
referidos a la teología pastoral, que orienta nuestra reflexión.
El contexto histórico en el cual surge como disciplina la teología pastoral, en 1774 por un
real decreto de María Teresa de Austria, aprobando el plan de reforma de los estudios
eclesiásticos formulado por el canonista benedictino Franz Stephan Raustenstrauch,14 "con
12
Cf. COMISIÓN TEOLÓGICA INTERNACIONAL, La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia, Agape,
Buenos Aires, N° 103.
13
EDUARDO PIRONIO, “Un año después de Medellín”, reportaje de un periodista del diario “El Tiempo” de
Bogotá a Mons. Eduardo Pironio, Secretario General del CELAM, 18/VIII/69, Criterio 1579 (1969) 625-626.
626.
14
Para Franz Stephan Raustenstrauch, el fundador de la teología pastoral, la misma “guarda relación con
todos los campos de la pastoral y de la cura de almas, como también la introducción en las tareas de
edificación y dirección de la comunidad y de sus miembros y grupos”, FRANCISCO CALVO, "Teología
5
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Pastoral/Teología Práctica", en CASIANO FLORISTÁN, Nuevo Diccionario de Pastoral, San Pablo, Madrid,
2002, 1462. El iniciador de esta disciplina, recapitula los elementos significativos de esta teología en un curso
práctico dirigido particularmente a los sacerdotes (pastores).
15
CASIANO FLORISTÁN, "Teología práctica", en V. PEDROZA, R. BERROZA Y J. SASTRE, Diccionario de
Pastoral y Evangelización, Monte Carmelo, Madrid, 2000, 1014.
16
JESÚS SASTRE GARCÍA, "Teología Pastoral", en en V. PEDROZA, R. BERROZA Y J. SASTRE, Nuevo
Diccionario de Catequética, Volumen II, Editorial San Pablo, Madrid, 1999, 2160. Los destacados pertenecen
al texto.
17
Particularmente en el ámbito de los países de lengua alemana, ya que en los países latinos ha tenido mayor
desarrollo científico a partir del Concilio Vaticano II. Cf. FRANCISCO CALVO, "Teología Pastoral/Teología
Práctica", 1462-1463. Para perspectivas de esta evolución: Cf. ANTONIO BENTUÉ, "La Pastoral como
categoría teológica fundamental", en Teología y Vida 36 (1995) 7-12; CALVO F., "Pastoral, Teología", en
CASIANO FLORISTÁN Y JUAN J. TAMAYO, Conceptos Fundamentales de Pastoral, Cristiandad, Madrid, 1983,
718-727; CALVO F., "Teología Pastoral/Teología Práctica", 1463-1468; CASIANO FLORISTÁN, Teología
práctica. Teoría y praxis de la acción pastoral, Sígueme, Salamanca, 1991, 107-122; CASIANO FLORISTÁN,
"Teología práctica", 1015-1020; KARL RAHNER, "Teología pastoral", en E. NEUHAUSLER Y E. GRÖSSMAN,
¿Qué es la teología?, Sígueme, Salamanca, 1969, 345-348; JULIO RAMOS, Teología Pastoral, Biblioteca de
Autores Cristianos, Madrid, 1995, 33-54; SASTRE GARCÍA J., "Teología Pastoral", 2157-2163; B. SEVESO,
"Teología pastoral", en L. PACOMIO Y OTROS, Diccionario Teológico Interdisciplinar, Volumen I, Sígueme,
Salamanca, 1982, 84-94.
18
FRANCISCO CALVO, "Teología Pastoral/Teología Práctica", 1462.
19
"El cambio de nombre por el de teología práctica lo hizo el teólogo protestante F. Schleiermacher en 1811 y
se consagró en el campo de la Reforma hacia 1850. La teología católica alemana aceptó la expresión teología
práctica después de la segunda guerra mundial. El cambio de nombre pretendió evitar su sello clerical,
ensanchar el campo de reflexión a la totalidad de la Iglesia, y recoger, tanto el halo adquirido por lo práctico
como la fascinación que sugiere el término praxis". CASIANO FLORISTÁN, "Teología práctica", 1014.
Sin embargo luego del Concilio Vaticano II, la designación de teología práctica puede privar a las otras ramas
de la teología de su significado práctico; por lo mismo hay pastoralistas que continúan hablando de teología
pastoral. “Lo que se ha llamado carácter pastoral del Concilio no es más que una nueva sensibilidad
dogmática”, E. Schillebeeckc, en EVANGELISTA VILLANOVA, Para comprender la teología, Verbo Divino,
Estella, 1992, 78.
20
Cf. CASIANO FLORISTÁN, Teología práctica. Teoría y praxis de la acción pastoral, 187-188; CASIANO
FLORISTÁN, "Teología práctica", 1020.
21
Cf. CASIANO FLORISTÁN, Teología práctica. Teoría y praxis de la acción pastoral, 189-190; CASIANO
FLORISTÁN, "Teología práctica", 1020-1021.
22
Cf. CALVO F., "Pastoral, Teología", 727; CALVO F., "Teología Pastoral/Teología Práctica", 1463; CASIANO
FLORISTÁN, "Teología práctica", 1015. 1020-1021; JESÚS SASTRE GARCÍA, "Teología Pastoral", 2165.
6
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latinoamericano, alguna aproximación”
23
Cf. CASIANO FLORISTÁN,"Teología práctica", 1020; KARL RAHNER, "Teología pastoral", 352-358; JULIO
RAMOS, Teología Pastoral, 15. "Por otra parte, los teólogos, guardando los métodos y las exigencias propias
de la ciencia sagrada, están invitados a buscar siempre un modo más apropiado de comunicar la doctrina a los
hombres de su época; porque una cosa es el depósito mismo de la fe, o sea, sus verdades, y otra cosa es el
modo de formularlas conservando el mismo sentido y el mismo significado. Hay que reconocer y emplear
suficientemente en el trabajo pastoral no sólo los principios teológicos, sino también los descubrimientos de
las ciencias profanas, sobre todo en psicología y en sociología, llevando así a los fieles y una más pura y
madura vida de fe". GS 62.
24
CASIANO FLORISTÁN,"Teología práctica", 1020. Cf. CASIANO FLORISTÁN, "En búsqueda de la teología
práctica", en JUAN BOSCH (ed.), Panorama de la Teología Española, Verbo Divino, Estella-Navarra, 1999,
273.
25
CASIANO FLORISTÁN, "En búsqueda de la teología práctica", 273.
26
E. VILLANOVA, Para comprender la teología, 79. Los destacados pertenecen al texto.
27
CASIANO FLORISTÁN,"Teología práctica", 1020-1021. Los destacados pertenecen al texto.
28
Cf. IBID., 1021.
29
Mons. JOSÉ ROVAI, Informe sobre la tesis del P. Lic. Luis O. Liberti svd, Córdoba, 24 de julio de 2004, 2.
7
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comunidad cristiana. Dicho de otro modo, es el esfuerzo reflexivo o teórico que hace la
Iglesia a través de sus comunidades, con la ayuda imprescindible de los teólogos, para
entender y promover la vida comunitaria cristiana en un mundo más justo y más
solidario".30
Sintetizando algunos aspectos relevados podemos "afirmar que la teología pastoral tiene:
‒ un ámbito: los estudios teológicos;
‒ una referencia próxima: la concepción eclesiológica;
‒ una referencia última: la fe de la Iglesia;
‒ un objeto: la acción de la Iglesia;
‒ dos campos: la acción en sí misma considerada o en sus realizaciones
históricas concretas;
‒ un método: el análisis valorador de la situación concreta eclesial para,
desde la proyección de una situación nueva, trazar los imperativos básicos
de la acción;
‒ una ayuda: las ciencias auxiliares que, con carácter interdisciplinar, ayudan
al conocimiento de la realidad;
‒ una finalidad próxima: iluminar la práctica eclesial concreta y darle las
pautas para su identificación;
‒ una finalidad última: servir a la misión eclesial".31
La Iglesia tiene como misión peculiar continuar en el mundo la acción sacramental de
Cristo (cf. LG 1) y así quiere impregnar a la humanidad de todos los tiempos y espacios la
salvación realizada en el Misterio Pascual de Jesucristo (cf. GS 22) y a la vez se encamina
hacia la consumación escatológica. (cf. LG 48; GS 45). La continuidad de la obra salvífica
de Jesús, designio del Padre y potenciada por el Espíritu Santo (cf. LG 2-4), en dirección
hacia el reinado de Dios (cf. LG 5) y en la historia del Pueblo de Dios 8cf. LG 9) aseguran
a la Iglesia una fidelidad en su ser y misión (cf. GS 39). "Por ello, podemos hablar de
criterios de acción pastoral, criterios comunes a todas las acciones de la Iglesia para que
sean de verdad tales. Criterios que se han de apoyar, por lo tanto, en el acontecimiento de
Cristo que la Iglesia continúa y perpetúa en el tiempo. Desde estos criterios, la acción de la
Iglesia puede ser reconocida como tal, pero a la vez han de ser exigencia a la hora de
realizar acciones eclesiales, a la hora de optar por ellas y a la hora de hacer cualquier tipo
de propuestas pastorales. Criterios, por tanto, teológicos porque parten de una concepción
de Iglesia y de acción pastoral brotada de la fe. Criterios que brotan de una identidad
30
CASIANO FLORISTÁN,, "En búsqueda de la teología práctica", 273. Cf. CASIANO FLORISTÁN, Teología
práctica. Teoría y praxis de la acción pastoral, 259-278; CASIANO FLORISTÁN, "Teología práctica", 1021;
KARL RAHNER, "Teología pastoral", 349-357; JULIO RAMOS, Teología Pastoral, 81-100; H. SCHUSTER, "Ser y
quehacer de la teología pastoral", en Concilium 3 (1965) 9-11.
31
JULIO RAMOS, Teología Pastoral, 14-15. Cf. P.-A. LIÉGÉ, "Introducción", en F. X. ARNOLD, Al servicio de
la Fe. Ensayo de pastoral catequética, Herder, Buenos Aires, 1963, 11-13; KARL RAHNER, "Teología
pastoral", 357-367; JESÚS SASTRE GARCÍA, "Teología Pastoral", 2170; H. SCHUSTER, "Ser y quehacer de la
teología pastoral", 9-16.
8
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
1. El Concilio Vaticano II
32
Ibid., 101-102.
33
Cf. Ibid., 102-121; LIÉGÉ P.-A., "Introducción", 14-17; RAHNER K., "Teología pastoral", 349-350;
SZENTMARTONI M., Introducción a la Teología Pastoral, Verbo Divino, Estella- Navarra, 1994, 19-27.
34
Sobre el método de la teología pastoral: Cf. (entre otros): FLORISTÁN C., Teología práctica. Teoría y praxis
de la acción pastoral, 193-211; MIDALI M., Teologia pastorale o pratica. Cammino storico di una reflessione
fondante e scientifica, LAS, Roma, 1985, 349-357; RAMOS J., Teología Pastoral, 11-13.
35
Sigo a: ALEJANDRO W. BUNGE, (2012), “La iglesia y la parroquia del Concilio ante la nueva evangelización
: raíces y frutos de la novedad”, 31-36, (en línea), Anuario Argentino de Derecho Canónico, 18. Disponible
en: <http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/revistas/iglesia-parroquia-concilio-nueva-
evangelizacion.pdf> (consulta: 3 de octubre de 2016).
36
Cf. JOSÉ MARÍA PÉREZ-SOBA, “En la historia antigua y medieval del cristianismo” e JOSEBA LOUZAO
VILLAR, “La Edad Moderna y Contemporánea”, en UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA. INSTITUTO
SUPERIOR DE PASTORAL, La conversión pastoral, Verbo Divino, Estella, 2015, 215-233. 235-256,
(respectivamente). Ambos autores destacan algunos cambios que han creado incertidumbre en el decurso de la
historia de la Iglesia y las respuestas dadas al respecto. La incertidumbre en la vida pastoral de la Iglesia no es
nuevo.
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abstracta y dando fundamento teológico a una espiritualidad que se había guiado demasiado
por los libros de piedad y devoción (no pocas veces con acentos verdaderamente erróneos),
y permanecía desconectada de sus fuentes de inspiración: la Palabra y la Teología.
Recuperar el diálogo con el mundo moderno. No sólo superando la actitud apologética
(defensiva) sino con la convicción de que Dios habla a través de los acontecimientos, de las
circunstancias, de las corrientes de pensamiento (signos de los tiempos), que pueden ayudar
a profundizar en la revelación y descubrir nuevos aspectos impensados. Pasar de un diálogo
como táctica para convencer, a un diálogo como necesidad interior a la misma teología, en
el proyecto de discernir los planes de Dios.
Afirmar la autonomía de las realidades temporales, que resultaba imposible de aceptar para
la teología tradicional pero que resulta clave para evangelizar el mundo de hoy. Reto al que,
todavía en el presente, no hemos sabido responder adecuadamente”. 37
En lo pastoral se aventuraron algunos pasos novedosos. La renovación que se solicitaba
apuntaba a la vida de toda la Iglesia, en sus diversos estados de vida. En el laicado una
participación mayor en la misión evangelizadora ‒propuesta sostenida desde la creación de
la Juventud Obrera Católica y las diversas ramas de la Acción Católica‒. Entre los
sacerdotes es destacable la búsqueda de nuevos modos de presencia en el mundo ‒por
ejemplo los Sacerdotes obreros y la creación de nuevas fraternidades sacerdotales‒.
Hubo un sostenido consenso por reformar la liturgia, que ya en la década de 1950 tiene
avanzadas propuestas novedosas como la colocación de altares de cara al pueblo, la
implementación del diálogo litúrgico, la simplificación de los ritos sacramentales, etc. La
Liturgia será lo primero que renovará y reformará el Concilio Vaticano II.
Aparecerán cuestiones vinculadas a la libertad de los laicos en cuestiones políticas; el
diálogo ecuménico e interreligioso; la libertad religiosa, la admisión de hombres casados en
el orden del Diaconado permanente, etc. Estos y otros temas fueron abordados en el aula
conciliar y provocaron no pocos discusiones y búsqueda de consensos.
A más de cinco décadas de la clausura de las sesiones deliberativas del Concilio Ecuménico
Vaticano II (1962-1965), sigue resonando la invitación de san Juan Pablo II a realizar un
“examen de conciencia (que) debe mirar también la recepción del Concilio, este gran don
del Espíritu a la Iglesia al final del segundo milenio” TMA 36. Asimismo el Papa subraya:
“Después de concluir el jubileo siento más que nunca el deber de indicar ver en el
Concilio, la gran gracia de la que la Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX. Con el
Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que
comienza” NMI 57.
37
CARLOS GARCIA ANDRADE, “El contexto de la ‘Nouvelle theologie’. El espíritu del Concilio”, Anatéllei 10
(2003) 5-19. 19. Mediante un pormenorizado recorrido histórico contextual, el ambiente y los pensadores de
la “Nouvelle theologie”, van emergiendo desde la superación de la teología escolástica, y como antesala
inmediatamente preparatoria de la renovación iniciada por el Concilio Vaticano II.
11
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latinoamericano, alguna aproximación”
Estas expresiones las retomará Benedicto XVI al decir: “He pensado que iniciar el Año de
la fe coincidiendo con el cincuentenario de la apertura del Concilio Vaticano II puede ser
una ocasión propicia para comprender que los textos dejados en herencia por los Padres
conciliares, según las palabras del beato Juan Pablo II, «no pierden su valor ni su
esplendor. Es necesario leerlos de manera apropiada y que sean conocidos y asimilados
como textos cualificados y normativos del Magisterio, dentro de la Tradición de la Iglesia.
[…] Siento más que nunca el deber de indicar el Concilio como la gran gracia de la que la
Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX. Con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula
segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza». Yo también deseo reafirmar
con fuerza lo que dije a propósito del Concilio pocos meses después de mi elección como
Sucesor de Pedro: «Si lo leemos y acogemos guiados por una hermenéutica correcta,
puede ser y llegar a ser cada vez más una gran fuerza para la renovación siempre
necesaria de la Iglesia”, PF 5.
El papa Francisco abrió el Año Santo de la Misericordia el 8 de diciembre de 2015
coincidiendo con el quincuagésimo aniversario (1965-2015) de la conclusión del Concilio
Ecuménico Vaticano II. Lo realizó porque “la Iglesia siente la necesidad de mantener vivo
este evento. Para ella iniciaba un nuevo periodo de su historia. (…). Una nueva etapa en la
evangelización de siempre. Un nuevo compromiso para todos los cristianos de testimoniar
con mayor entusiasmo y convicción la propia fe. La Iglesia sentía la responsabilidad de ser
en el mundo signo vivo del amor del Padre”, MV 4.
El Concilio Ecuménico Vaticano II38 es el acontecimiento eclesial más significativo del
siglo pasado. La importancia del mismo radica (entre otros motivos), en su estatura
38
Entre otra bibliografía: CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Constituciones, Decretos y Declaraciones.
Apéndices., Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1993. MARIE DOMINIQUE CHENU, Un concilio pastoral,
Estela, Barcelona, 1966. GIUSEPPE ALBERIGO, (ed.), Historia del Concilio Vaticano II, vol. I: “El catolicismo
hacia una nueva era. El anuncio y la preparación (enero 1959-septiembre 1962)”, Lovaina-Salamanca,
Peeters-Sígueme, 1999; vol. 2: “La formación de la conciencia conciliar. El primer período y la primera
intercesión (octubre 1962-septiembre 1963)”, Lovaina-Salamanca, Peeters-Sígueme, 2002; vol 3: “El
Concilio maduro. El segundo período y la segunda intercesión”, Lovaina-Salamanca, Peeters-Sígueme,
2006; vol. 4: “La Iglesia como comunión. El tercer período y la tercera intercesión”, Lovaina-Salamanca,
Peeters-Sígueme, 2007; vol. 5: “Un Concilio de transición. El cuarto período y la conclusión del Concilio”,
Lovaina-Salamanca, Peeters-Sígueme, 2008. GIUSEPPE ALBERIGO - JEAN P. JOSSUA, La recepción del
Vaticano II, Cristiandad, Madrid, 1987. RENÉ LATOURELLE, Vaticano II, balance y perspectivas: veinticinco
años después (1962-1987), Sígueme, Salamanca, 1989. WALTER KASPER, “El desafío permanente del
Vaticano II. Hermenéutica de las aseveraciones del Concilio”, en Ibid., Teología e Iglesia, Herder, Barcelona
1989, 401-415. Ibid., “El Vaticano II: intención, recepción, futuro”, Teología 117 (2015) 95-115. SANTIAGO
MADRIGAL, Vaticano II: remembranza y actualización. Esquemas para una eclesiología, Sal Terrae,
Santander, 2002. Ibid., Memoria del concilio. Diez evocaciones del Vaticano II, Universidad de Comillas,
Madrid, 2005. Ibid., Tiempo de Concilio. El Vaticano II en los Diarios de Ives Congar y Henri de Lubac, Sal
Terrae, Santander, 2009.Ibid., Unas lecciones sobre el Concilio Vaticano II, Madrid, San Pablo-Comillas,
2012. Ibid., “El Concilio Vaticano II: Remembranza y actualización”, Teología 117 (2015) 131-163.
UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA. INSTITUTO SUPERIOR DE PASTORAL, Recibir el Concilio 50 años
después, Verbo Divino, Estella, 2012. JORGE SCAMPINI - CARLOS SCHICKENDANTZ, La recepción teológica
del Concilio Vaticano II, Sociedad Argentina de Teología-Agape-Guadalupe, Buenos Aires, 2015. LUCIO
GERA, "Concilio Ecuménico Vaticano II", Proyecto 36 (2000) 303-317. CARLOS SCHICKENDANTZ, A 40 años
del Concilio Vaticano II. Lecturas e interpretaciones, Editorial de la Universidad Católica de Córdoba,
Córdoba, 2005. SOCIEDAD ARGENTINA DE TEOLOGÍA, A cuarenta años del Concilio Vaticano II. Recepción y
actualidad, San Benito, Buenos Aires, 2006. VIRGINIA AZCUY, CARLOS JOSÉ CAAMAÑO, CARLOS GALLI, La
Eclesiología del Concilio Vaticano II, Agape, Buenos Aires, 2015. XAVIER PIKAZA - JOSÉ ANTUNES DA
12
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
eminentemente pastoral, ya que en sus documentos resuenan las palabras de Cristo, los
problemas del mundo, las angustias y las esperanzas de la humanidad; “elementos cuya
convergencia integra efectivamente el terreno de toda pastoral”.39
La pastoralidad asumida por el Concilio Vaticano II, “se convirtió en el primer criterio de la
verdad que había que formular y promulgar, y no solamente en el motivo de las decisiones
prácticas que había que tomar. En una palabra, pastoral califica a una teología, a una
manera de pensar la teología y de enseñar la fe. Mejor dicho: a una determinada visión de la
economía de la salvación”.40
Como ya lo indicáramos en la introducción, la eficacia histórica del Concilio Vaticano II,
no se restringe únicamente a los textos escritos, sino también a su acogida e interpretación
en las diversas Iglesias Particulares. La receptio, es decir: la recepción, aplicación e
interpretación, es algo dinámico, es la acción del Espíritu de Dios, encarnando en los rasgos
culturales y en los signos de los tiempos de las comunidades eclesiales, la letra del
Concilio, enriqueciendo así el sentido original de los textos.
Reflexionar la receptio41 del Concilio (y de otros eventos que se le pueden asemejar),
“indica el proceso por el que el pueblo de Dios va haciendo suyas las directrices,
orientaciones y normativas salidas del aula conciliar. Ahora bien, esta apropiación depende
de la interpretación, es decir, de una idea fundamental que dé coherencia a la doctrina
conciliar y permita explicar la intencionalidad plasmada en los diversos documentos”.42
SILVA, El Pacto de las Catacumbas. La misión de los pobres en la Iglesia, Verbo Divino, Estella, Navarra,
2015.
39
MARIE DOMINIQUE CHENU, Un concilio pastoral, 633.
40
Ibid. El destacado pertenece al texto. Cf. EVANGELISTA VILLANOVA, Para comprender la teología, Verbo
Divino, Estella-Navarra, 1992, 77-83.
41
«Es necesario recordar que una contribución fundamental fue ofrecida por Y. Congar, quien supo señalar el
valor propiamente eclesial de la recepción, trascendiendo la simple visión jurídica. Según el dominico francés,
la recepción es: “(...) el proceso por el cual un cuerpo eclesial hace verdaderamente suya una determinación
que no se ha dado a sí mismo, reconociendo en la medida promulgada, una regla que conviene a la suya...”.
(Y.-M. J. CONGAR, “La réception comme réalité ecclésiologique”, Revue des sciences philosophiques et théologiques 56 (1972) 370).
De acuerdo a Congar, el carácter ‘exógeno’ de la recepción es algo relativo, ya que en el seno de la misma
Iglesia es posible la recepción. La historia de la Iglesia ofrece numerosos ejemplos de ello, comenzado por la
recepción del canon de la Sagrada Escritura. No estaríamos, tampoco, ante una relación lineal que se explica
sólo a través del binomio autoridad-obediencia, sino que en el proceso de recepción está implicado un aporte
propio de consentimiento por parte del cuerpo eclesial, de juicio, expresando así la vida de un cuerpo, que
pone en movimiento recursos espirituales originales.
Todas las reflexiones teológicas posteriores han sido deudoras de alguna manera del aporte de Congar. Esto
ha permitido avanzar no sólo en una consideración propiamente teológica sino también en una clara
conciencia de la complejidad que encierra todo proceso de recepción y de las dimensiones involucradas en él:
una visión del mensaje cristiano como algo entregado y recibido en la fe; la comprensión teológica de la
tradición eclesial como proceso de transmisión que implica por parte de la Iglesia la interpretación y
explicación de lo recibido teniendo en cuenta el momento histórico y el contexto cultural; una consideración
de la Iglesia como Pueblo de Dios, uno en su vocación fundamental, pero diferenciado en los carismas,
ministerios y situaciones histórico culturales; y por último, como tema conexo, el lugar que ocupa en la
Iglesia, infalible in credendo, el sensus fidelium como testigo de la Tradición y factor de discernimiento. Este
acercamiento permitió poner de relieve progresivamente los aspectos que habían quedado oscurecidos por un
acercamiento demasiado nocional a la verdad y por una comprensión jurídico-institucional de la Iglesia»,
JORGE SCAMPINI, “Elementos teológicos relativos a la recepción y su aplicación al Concilio Vaticano II”, 30-
32.
42
SANTIAGO MADRIGAL, Unas lecciones sobre el Vaticano II y su legado, 136.
13
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
Entre otras opciones básicas del Concilio Vaticano II podemos indicar: la Iglesia como
servidora de la humanidad, una nueva misionalidad y el compromiso de los cristianos en la
historia.
La imagen de una Iglesia servidora (y no “señora”) se fue construyendo a lo largo del
Concilio. Luego la “dogmatizaría” Pablo VI en su mensaje con motivo de la clausura del
Concilio, el 7 de diciembre de 1965 en la Basílica Vaticana: “Aun hay otra cosa que
juzgamos digna de consideración: toda esta riqueza doctrinal tiene una única finalidad:
servir al hombre en todas las circunstancias de su vida, en todas sus debilidades, en todas
sus necesidades. La Iglesia se ha declarado en cierto modo la sirvienta de la humanidad,
precisamente en un momento en el que su magisterio y gobierno pastoral, por las solemnes
celebraciones del Concilio Ecuménico, han adquirido mayor esplendor y vigor, más aún, el
propósito de practicar el servicio ha ocupado realmente un lugar central”.44
El servicio eclesial al mundo y a la humanidad reinterpretado en el Concilio Vaticano II se
inspiran en el “sacramento” del lavatorio de los pies de Jesús a sus discípulos. Desde
diversas circunstancias y con distintos interlocutores el servicio desde el modelo joánico de
Jesús en la última cena (cf. Jn 13,2-20), debe ser asumido por los pastores, laicos y
diversas formas de vida consagrada. El Concilio alienta al servicio desde abajo, al modo de
Cristo anonadado y humillado (cf. Flp 2,5-11).
No es un servicio de quienes saben o pueden, sino de los que, atendiendo a los signos de los
tiempos45 y a las semillas sembradas por el Verbo en el corazón de los hombres y su
43
Ibid.
44
CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Constituciones, Decretos y Declaraciones. Apéndices, Biblioteca de
Autores Cristianos, Madrid, 1993, 1179.
45
Alguna bibliografía al respecto: EDUARDO PIRONIO, “Interpretación cristiana de los signos de los tiempos
en América Latina”, Teología 13 (1968) 135-152; GUSTAVO GUTIÉRREZ, “Actualidad de Medellín”, Páginas
152, (1998) 6-17; CHRISTOPH THEOBALD, “El Concilio Vaticano II frente a lo desconocido, la aventura de un
discernimiento colegiado de los signos de los tiempos”, Concilium 346 (2012) 369-382; CARLOS
SCHICKENDANTZ, “Un cambio en la ratio fidei. Asociación (aparentemente ilícita) entre principios teológicos
y datos empíricos”, Teología y Vida 57/2 (2016) 157-184; VIRGINIA AZCUY, “El discernimiento teológico-
pastoral de los signos de los tiempos en Medellín. Lectura interpretativa de los grandes temas de la II
Conferencia”, Teología 107 (2012) 125-150.
14
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
46
Un tema destacado en el papa Francisco: “El Espíritu Santo nos introduce en el misterio del Dios vivo, y
nos salvaguarda del peligro de una Iglesia gnóstica y de una Iglesia autorreferencial, cerrada en su recinto;
nos impulsa a abrir las puertas para salir, para anunciar y dar testimonio de la bondad del Evangelio, para
comunicar el gozo de la fe, del encuentro con Cristo”, Homilía de la santa Misa con los Movimientos
Eclesiales en la Solemnidad de Pentecostés, 19 de mayo de 2013. (en línea)
<http://w2.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2013/documents/papa-francesco_20130519_omelia-
pentecoste.html> (consulta: 13 de junio de 2016). Cf. EG 8, 27, 45.
15
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
En palabras del recordado Pablo VI: “para la Iglesia no se trata solamente de predicar el
Evangelio en zonas geográficas cada vez más vastas o poblaciones cada vez más
numerosas, sino de alcanzar y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de
juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las
fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la
palabra de Dios y con el designio de salvación” EN 19.
Luego de haber recorrido algunos tramos sobre los contextos socio-culturales-eclesiales en
torno al Concilio Vaticano II, y de éste ‒en forma sintética‒, en su horizonte como en sus
opciones pastorales, pasaremos a analizar algunos ítems de la II Conferencia Episcopal
Latinoamericana efectuada en agosto de 1968 en la ciudad de Medellín, Colombia y
aspectos de los documentos elaborados en dicha conferencia. Lo haremos siguiendo los
pasos indicados en la introducción.
Como en otras partes del mundo, América Latina está frente a una etapa signada por el
cambio y la transformación de la sociedad y de sus habitantes. “Siempre hay cambio. ‘Vivir
es cambiar’, decía Newman y ‘vivir mucho es haber cambiado a menudo’. Pero nunca han
sido tan rápidos y radicales los cambios como lo son hoy (...) y podemos suponer que este
período recién comienza; que los cambios por venir serán más extraordinarios que todo lo
que hemos ya visto”.48
Sin pretender agotar el tema, indicaremos algunas de las manifestaciones del cambio y
transformaciones previas en torno a los años anteriores (entre 1960-1968) a la Conferencia
de Medellín.
47
Para una visión de conjunto de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y de los
Documentos Finales de Medellín, cf.: AA.VV, Esperanza en Contraviento. Medellín 40 años, Bogotá,
Fundación Amerindia, 2008. HÉCTOR BORRAT, “Las Iglesias y la metrópoli”, en HÉCTOR
BORRAT y ALDO BÜNTIG, El imperio y las iglesias, Guadalupe, Buenos Aires, 1973, 11-68. ALVARO
CADAVID, “Historia del Magisterio Episcopal Latinoamericano”, Medellín 19 (1993) 173-196.
TEÓFILO CABESTRERO, “En Medellín la semilla del Vaticano II dio el ciento por uno” Revista
Latinoamericana de Teología, 46, (1999) 59-73. JOSE COMBLIN, “Vinti Anos Depois”, Revista
Eclesiástica Brasileira 48 (1988) 806-829. J. COSTADOAT, “Pacto de las catacumbas. La ‘más
latinoamericana’ de las teologías”, en X. PIKAZA y J. ANTUNES DA SILVA (eds)., El Pacto de las Catacumbas,
Estella, Verbo Divino, 2015, 231-251. GUSTAVO GUTIÉRREZ, Teología de la Liberación.
Perspectivas, CEP, Lima, 1971, 99-175. MARCOS MC GRATH, “Algunas reflexiones sobre el impacto
y la influencia permanente de Medellín y Puebla en la Iglesia de América Latina”, Medellín 15 (1989)
52-179. IGNACIO PALACIOS VIDELA, “El aporte original de América Latina al posconcilio”, Criterio
1957/8 (1988) 719-734. EDUARDO PIRONIO, “A cinco años de Medellín”, Actualidad Pastoral 68
(1974) 4-5. SECRETARIADO GENERAL DEL CELAM, Medellín, reflexiones en el CELAM, BAC,
Madrid, 1977. CARLOS SCHICKENDANTZ, “Único ejemplo de una recepción continental del Vaticano
II”, Teología 108 (2012) 25-53. ALBERTO SILY, “Medellín 1968. II Conferencia General del
Episcopado Latinoamericano”, CIAS, 175/6 (1968) 5-16. AA. VV. Esperanza en Contraviento. Medellín 40
años, Indo American Press, Bogotá, 2008.
48
MARCOS MC GRATH, “Los signos de los tiempos en América Latina”, en CELAM, La Iglesia en la
actual transformación de América Latina a la luz del Concilio, Secretariado General del CELAM,
Bogotá, 1969,79.
16
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
54
PABLO VI, “Al Episcopado de América Latina”, L’Osservatore Romano, edición semanal en lengua
castellana, Buenos Aires, Año XV, Nº 687, pág. 1ss.
55
IGNACIO PALACIOS VIDELA, “El aporte original de América Latina al posconcilio”, 720.
18
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latinoamericano, alguna aproximación”
una y otra vez a las frágiles democracias del continente. Estos gobiernos autoritarios se
inspiran en la denominada Doctrina de la Seguridad Nacional (DSN).
La misma fue como una “defensa continental frente a la ‘agresión marxista-leninista’ que,
según esta doctrina militar, se manifestaba ahora también al interior de cada país con el uso
de medios militares, ideológicos y culturales”.56 Fue también un control defensivo y
represivo del recrudecimiento de la guerrilla revolucionaria y armada urbana y rural, y del
avance de la ideología marxista, de un modo particular entre los estudiantes universitarios y
algunos sectores de clases obreras del continente. Esta doctrina fue dejando “sus secuelas
de desaparecidos, exiliados, torturas y violación de los derechos humanos más
elementales”.57
En esos momentos todo tipo de compromiso con los pobres fue causa de persecución y
hasta de muerte. Muchos cristianos fueron acusados de comunistas por sus opciones a favor
de los más pobres y marginados.
El año 1968 marcó momentos de grandes “significados y mensajes en el mundo entero y
también en América latina”.58 Aparecen en el mes de mayo las manifestaciones juveniles-
estudiantiles en París (Francia) y la violencia en la Convención Demócrata en Chicago
(EE.UU.). A la luz de los cambios y transformaciones socio-económicas y políticas, en el
continente se acentúa la toma de conciencia cada vez mayor de un sentido internacional que
desplaza los regionalismos y los nacionalismos cerrados. América Latina no puede
sustraerse al enfoque mundial que conlleva a la creciente interdependencia de todos los
hombres y de los pueblos.
En el campo cultural y religioso se observa el paso de una cultura predominantemente
tradicional hacia una sociedad moderna: grandes conglomerados urbanos; industrialización
de la economía; democratización de las relaciones sociales (v.gr. familia, educación,
etcétera); especialización de la división de trabajos, ante el avance tecnológico; etcétera.
Junto a este pluralismo se observa un proceso de secularización por el cual se desplaza el
centro de gravedad que ocupaba el pensamiento religioso. Este proceso, fruto de una mayor
racionalización que se viene operando en la sociedad, involucra la pérdida de muchos
símbolos, una abolición de lo mágico, un centrar todo en el hombre más que en Dios.
La secularización ha favorecido un resquebrajamiento entre la creencia religiosa y su
práctica. También ha debilitado las formas tradicionales de transmisión del mensaje
cristiano en la familia, escuela, grupos de amistades, etcétera y de este modo las normas de
la Iglesia pierden valor en la vida familiar y social. Se acentúa el crecimiento del ateísmo y
la indiferencia religiosa (especialmente entre los jóvenes).
En relación al tema de la comunicación social, es predominante la presencia del
pensamiento de Marshall McLuhan (1911-1980), “literato y científico canadiense,
considerado por muchos como ‘profeta de los mass media’. Autor de obras y ensayos
famosos, recordamos entre ellos: La galaxia Gutemberg (1962) y La comprensión de los
medios como extensiones del hombre (1964), que contribuyeron a revolucionar el estudio
56
Ibid., 727.
57
BENITO SPOLETINI, Comunicación social e Iglesia, Paulinas, Bogotá, 1985, XIX.
58
JOSE COMBLIN, “Vinti Anos Depois”, 818. Las traducciones son nuestras. Cf. MARCOS MC GRATH,
“Algunas reflexiones sobre el impacto y la influencia permanente de Medellín y Puebla en la Iglesia
de América Latina”, 152-179. 163.
19
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
59
BENITO SPOLETINI, Comunicación social e Iglesia, XVII (nota 7).
60
Lo destacamos ‒someramente‒ al englobarlos en los aportes de la “Nouvelle theologie”.
61
ALVARO CADAVID, “Historia del Magisterio Episcopal Latinoamericano”, 178.
62
GERARDO FARREL, Doctrina social de la Iglesia, Guadalupe, Buenos Aires, 19913, 112.
63
ALVARO CADAVID, “Historia del Magisterio Episcopal Latinoamericano”, 179.
20
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
64
Ibid., 180.
65
Cf. PABLO VI, “Al Episcopado de América Latina”.
66
MARCOS MC GRATH, “Algunas reflexiones sobre el impacto y la influencia permanente de Medellín
y Puebla en la Iglesia de América Latina”, 159.
67
Cf. Ibid. 159-160.
21
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
Después de una larga elaboración de casi 3 años, Pablo VI aprobó el texto definitivo en
febrero de 1967 y se publicó con fecha 26 de marzo de 1967. Lo iniciado por Juan XXIII,
la iluminación evangélica de la problemática internacional de la cuestión social, alcanza en
esta encíclica su culminación en el plano socio-económico. Su lenguaje es claro y su
contenido es a la vez audaz y prudente. La Iglesia ya definitivamente plantea su enseñanza
social para todas las situaciones del planeta.
La encíclica se divide en dos partes. En la primera define el objetivo de toda vida social: el
desarrollo integral del hombre. “Nosotros no aceptamos la separación de la economía y de
lo humano; el desarrollo de las civilizaciones en que está inscripto. Lo que cuenta para
nosotros es el hombre, cada hombre, cada agrupación de hombres, hasta la humanidad
68
Ibid., 162.
69
ALVARO CADAVID, “Historia del Magisterio Episcopal Latinoamericano”, 181-182. Cf. Marcos Mc Grath,
“Los fundamentos teológicos de la presencia de la iglesia en el desarrollo socio-económico de América
Latina”, Víspera 1 (1967) 30-37. SOCIEDAD ARGENTINA DE TEOLOGÍA, La Constitución Gaudium et spes. A
los 30 años de su promulgación, San Pablo, Buenos Aires, 1995. JULIO RAMOS, Teología Pastoral, BAC,
Madrid, 1995, 55 a 80. CARLOS SCHICKENDANTZ, “Una elipse entre dos focos: hacia un nuevo método
teológico a partir de la Gaudium et spes”, Teología 110 (2013) 85-109.
70
JOSE COMBLIN, “Vinti Anos Depois”, 814.
71
Cf. Ibid., 809.
22
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
entera”, P. Lebret op. Es un humanismo pleno ‒termina Pablo VI la primera parte‒ el que
hay que proponer. ¿Qué quiere decir esto si no el desarrollo integral de todo el hombre y
de todos los hombres?” n° 42.
Pablo VI termina la encíclica en una tercera parte donde va a la raíz del mal. “El mundo
está enfermo. Su mal está menos en la esterilización de los recursos y en su acaparamiento
por parte de algunos, que en la falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos”,
n° 66. Propone al mundo realizar la caridad universal en la política internacional. Con ese
espíritu hay que recibir inmigrantes y hay que invertir en los países subdesarrollados. Es el
espíritu que deben poseer los técnicos que colaboran en los países pobres. “Entre las
civilizaciones, como entre las personas, un diálogo sincero es, en efecto, creador de
fraternidad”, n° 73.
Pablo VI crea la comisión pontificia «Iustitia et Pax» para empujar de la teoría a la práctica
las ideas del documento. El evangelista Lucas nos describió a Lázaro el mendigo lamido de
perros, echado en el portal del hombre que vestía de púrpura. Sólo “deseaba hartarse de lo
que caía de la mesa del rico”, pero silenciosa y resignadamente. Hoy, en frase del
evangelista nuevo, “los pueblos hambrientos interpelan con acento dramático a los pueblos
opulentos” n° 3. Interpelación ineficaz, si es pacífica; suicida, si es revolucionaria. Pablo VI
se atreve a intentar que sea enérgica y concreta, prestando su voz a los pueblos con
millones de Lázaros y aguijoneando la conciencia de los pueblos “que celebran cada día
espléndidos banquetes”. Hasta aquí nuestro aporte sucinto sobre PP.
La renovación de la Iglesia continental (esbozada sucintamente) favoreció el compromiso
de muchos cristianos frente a los problemas sociales que enmarcaban la realidad socio-
económica y política de Latinoamérica. El Concilio, MM, PT y PP favorecieron que el
compromiso cristiano en la acción social no se quedara en un mero desarrollismo (el
desarrollo en sentido estrictamente técnico y dirigido de arriba hacia abajo), “ellos querían
la participación y movimientos populares; y prefieren hablar de ‘liberación’, en su doble
dimensión: social y religiosa. En las ‘Conclusiones’ de Medellín, encontraremos, la
evidencia de los dos términos: desarrollo y liberación”.72
“Desarrollo y subdesarrollo, dependencia, liberación, marxismo, capitalismo liberal,
guerrilla, violencia revolucionaria, pobreza, injusticia, marginación, además de objetos de
72
MARCOS MC GRATH, “Algunas reflexiones sobre el impacto y la influencia permanente de Medellín
y Puebla en la Iglesia de América Latina”, 159.
23
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
73
IGNACIO PALACIOS VIDELA, “El aporte original de América Latina al posconcilio”, 721.
74
Cf. II CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Documentos Finales de
Medellín, Paulinas, Buenos Aires, 1972, 6ª edición. Lo citaremos con la sigla DM y en el interior del
texto. Los documentos son citados según el número de los mismos en romanos y sus párrafos en
arábigos. Para el Mensaje detallamos Men con el número de página. Para la Introducción
especificamos Int con el número de párrafo.
75
Cf. JOSE COMBLIN, “Vinti Anos Depois”, 808-809.
76
Ibid., 806.
77
ALVARO CADAVID, “Historia del Magisterio Episcopal Latinoamericano”, 183.
78
ALBERTO SILY, “Medellín 1968. II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano”, 15.
24
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
Con respecto a los diversos documentos, “por lo que sabemos, la intención original era la
de poner todas las conclusiones juntas en documento final. La presión del tiempo hizo esto
imposible, de manera que quedaron como conclusiones aisladas, dentro de una triple
división: situación, reflexión y recomendaciones para cada caso”. 79 Se aplica así en cada
documento final el método teológico emanado de la GS del ver (situación), juzgar
(reflexión doctrinal) y actuar (conclusiones pastorales).
Observamos que las conclusiones de los DM manifiestan desigualdades, unas son más
elaboradas y profundas que otras. “Pero en muchas de ellas existe una sorprendente riqueza
de observación, fuerza en las reflexiones y valentía en las proposiciones. La división en 16
conclusiones separadas se ha prestado a que algunos textos se lean y citen con mucho más
frecuencia; esto ha acontecido especialmente con las conclusiones sobre justicia y paz. En
cambio a las otras prácticamente muchos las ignoran”.80
Los DM están divididos en tres grandes áreas “sobre las que recae nuestra solicitud
pastoral, han sido abordadas en relación con el proceso de transformación del continente”
(DM Int 8b). La primera de las áreas es la Promoción Humana (del hombre y los pueblos
del continente), brindó visiones profundas sobre la familia, la educación y la juventud; pero
su más fuerte impacto lo proporcionó en los documentos sobre la justicia y la paz, en ellos
se rechaza la violencia institucionalizada a nivel local, nacional e internacional. “Las
referencias concretas son elocuentes, y los principios morales, claramente establecidos. El
análisis de las situaciones fluctúa entre la teoría del desarrollo, anteriormente común a la
mayoría de los textos de la Iglesia, y la teoría de la dependencia, que pasa a ser cada vez
más la visión de muchos en el área de la teología de la liberación”.81
La segunda área de los DM aborda la Evangelización y Crecimiento en la Fe “de los
pueblos y sus élites, a través de la catequesis y la liturgia” (Idem). En esta sección se
prioriza la Palabra de Dios y el modelo eclesial de las Comunidades Eclesiales de Bases
(CEBs) que a partir de Medellín se convierte en uno de los más próximos a la vivencia de la
fe en nuestro continente. Experiencias muy recientes de la vida pastoral (v.gr. CEBs,
Delegados de la Palabra, Ministerios Laicales, etcétera) son reafirmadas y recomendadas en
su aplicación evangelizadora.
En la última área, Iglesia Visible y sus Estructuras, “se abordaron los problemas relativos a
los miembros de la Iglesia, que requieren intensificar su unidad y acción pastoral a través
de estructuras visibles, también adaptadas a las nuevas condiciones del continente” (Idem).
Los siete temas tratados (laicos, sacerdotes, religiosos, formación del clero, pobreza,
pastoral de conjunto y medios de comunicación social) “están sumamente desconectados
entre sí, a veces repetidos, y muchas veces no expuestos de manera suficiente”.82
Una lectura-síntesis de los DM no resulta sencilla. A lo largo de sus documentos se van
agregando y reiterando temas y análisis. Trataremos de aportar una síntesis que ayude a
observar algunos temas que hacen a la unidad de todos los documentos.
79
MARCOS MC GRATH, “Algunas reflexiones sobre el impacto y la influencia permanente de Medellín y
Puebla en la Iglesia de América Latina”, 165.
80
Ibíd.
81
Ibid., 166
82
Ibíd.
25
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
En primer lugar señalamos que la Conferencia de Medellín no fue una simple aplicación del
Concilio Vaticano II y otros documentos eclesiales a la realidad del continente, sino una
relectura e interpretación contextualizada de los mismos para colocar al hombre
latinoamericano y los pobres en particular como centro del servicio pastoral de la Iglesia.
“Esta opción por los pobres y la constitución de los mismos como sujetos y protagonistas
de la evangelización fue una de las grandes novedades aportadas por Medellín a la Iglesia
universal”.83
Otro aporte surge del clamor del pueblo pobre que condujo a incorporar el proceso de
liberación integral como parte del programa evangelizador de la Iglesia. “Medellín quiso
enseñar que cuerpo y alma no se separan, que la liberación temporal y la liberación eterna
no se separan”.84 “La liberación integral de toda esclavitud, precisamente por ser integral,
integra el mensaje escatológico de la salvación final ‘en el Reino’. La Iglesia debe, por lo
tanto, trabajar por la liberación integral del hombre y de la comunidad humana de los
pueblos”.85 Este proceso de encarnación en el hombre y su historia exige la escucha atenta
de los signos de los tiempos para prestarles atención particular e interpretarlos a fin de
descubrir en ellos el plan divino de salvación.
En apretada síntesis la Conferencia de Medellín quiere ofrecer “una visión global del
hombre y de la humanidad, y la visión integral del hombre latinoamericano en el
desarrollo” (DM Men 9). La Iglesia como parte del ser latinoamericano en medio de sus
cambios y transformaciones quiere penetrar todo este proceso con los valores del Evangelio
(Cfr. Idem).
Los DM aportaron a una genuina renovación de la Iglesia y de la sociedad en el continente.
Reconocemos que la desigualdad del texto en los 16 documentos separados favorecía a
aplicaciones unilaterales de Medellín; así algunas partes serían estudiadas y aplicadas en lo
religioso-pastoral y otras se referirían a Medellín sólo (y muchas veces de un modo
excluyente) en lo relativo a lo social.
“Pero estas y otras contradicciones en el cuerpo documental poco importan una vez que
tomó forma el Medellín kerygmático tras una lectura selectiva, a menudo reducida a
consignas y slogans, hecha por las élites católicas, sobre todo las sacerdotales, y algunos
periodistas, desmembrando el cuerpo y quedándose con las partes políticamente relevantes
para la izquierda. El Medellín ‘kerigmático’ amputó de ambigüedades al Medellín
‘histórico’. Levantó en alto su proclama básica: por la liberación, contra el
neocolonialismo y el colonialismo interno. Y se quedó ‒‘kerygma’‒ en esa proclama”.86
Dada la situación compleja de América Latina (DSN, dependencia económica, dictaduras
militares, represiones y violaciones a los derechos humanos, etc.), no fue siempre sencillo
el “mantenerse dentro de la ortodoxia a nivel doctrinal ni dentro de la ortopraxis a nivel de
las exigencias sociales de la fe”.87 En medio de esta coyuntura la reflexión y la praxis
pastoral en el post-Medellín se fue polarizando.
83
ALVARO CADAVID, “Historia del Magisterio Episcopal Latinoamericano”, 183.
84
JOSE COMBLIN, “Vinti Anos Depois”, 812.
85
IGNACIO PALACIOS VIDELA, “El aporte original de América Latina al posconcilio”, 722.
86
HÉCTOR BORRAT, “Las Iglesias y la metrópoli”, 41. Destacados del autor.
87
ALVARO CADAVID, “Historia del Magisterio Episcopal Latinoamericano”, 195.
26
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
88
MARCOS MC GRATH, “Algunas reflexiones sobre el impacto y la influencia permanente de Medellín y
Puebla en la Iglesia de América Latina”, 170.
89
Para mayores datos sobre la fecunda vida del Cardenal Eduardo Francisco Pironio, véase: L. MORENO, “Su
vida, su testimonio de amor y fidelidad a Dios”, Teología 77 (2001) 43-97.
90
E. PIRONIO, “Un año después de Medellín”, reportaje de un periodista del diario “El Tiempo” de Bogotá a
Mons. Eduardo Pironio, Secretario General del CELAM, 18/VIII/69, Criterio 1579 (1969) 625-626. 625.
91
E. PIRONIO, “El verdadero sentido de la Conferencia de Medellín”, Criterio 1603 (1970) 615-616. 615.
92
Cf. Ibid.
93
Ibid.
94
E. PIRONIO, “A cinco años de Medellín”, Actualidad Pastoral 68 (1974), 4-5.4. Destacados del autor.
95
E. PIRONIO, “Un año después de Medellín”, 625.
96
E. PIRONIO, “El verdadero sentido de la Conferencia de Medellín”, 615.
27
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
97
E. PIRONIO, “La Iglesia latinoamericana en la década del 70”, según monseñor Pironio” (reportaje de la
Cadena televisiva colombiana Toledar del 28 de marzo de 1970), Criterio 1594 (1970) 275-276.275.
98
Cf. E. PIRONIO, “A cinco años de Medellín”, 4.
99
Cf. E. PIRONIO, “El verdadero sentido de la Conferencia de Medellín”, 616.
100
E. PIRONIO, “Un año después de Medellín”, 625.
101
Ibid.
102
Ibid.
103
Ibid, 626.
104
E. PIRONIO, “A cinco años de Medellín”, 4. Destacados del autor.
105
Ibid.
106
Ibid.
107
E. PIRONIO, “En el Cristo vivo”, Víspera 9 (1969) 29-31.29.
28
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
originalmente nueva como si antes hubiera sido infiel al Evangelio”. 108 Está lejos de
cualquier fatalismo evangelizador y confía plenamente en el Espíritu que purifica y renueva
a la comunidad eclesial para que formule y consume entre los hombres a Cristo resucitado:
“Esto es esencial en 1a Iglesia que surge en Medellín: su identidad con Jesucristo. Lo cual
supone la progresiva transformación en Cristo de todos los cristianos”.109
En esta gradual asimilación a Cristo, advierte que la Iglesia latinoamericana debe
preguntarse qué es ella para el hombre de su tiempo, qué significa su presencia, cómo
responde a sus inquietudes y esperanzas, cómo realiza sus aspiraciones más hondas, qué
aporta de originalmente novedoso al proceso de transformación y cambio continental.110
Ante ello se ocupa consecuentemente de iluminar en qué consiste una “auténtica
evangelización”.111 Esta, sin rebajar la tarea sacramental o cultual, implica acentuar la
función profética, ya que urge iluminar la fe, madurarla y comprometerla con la vida.112 A
fin de alcanzar “la salvación integral del hombre y la promoción solidaria de los
pueblos”,113 y sin desaprovechar su perspectiva divina y escatológica, así, la Iglesia
latinoamericana se inserta en la historia y se encarna en el mencionado proceso de la
novedosa transformación del continente. De este modo, para Pironio, la Iglesia siente como
propio el compromiso de transformación, bajo acción del mismo Espíritu, en su esencia
original.
Aunque la Iglesia latinoamericana alcance asimilar este proceso, el “espíritu nuevo”
la lanzará a distintos desafíos y horizontes, que sin menguar la eficacia de la gracia de Dios,
le permitirán no quedarse tranquila en sus logros. Cuando se le pregunta sobre las
exigencias más urgentes de Medellín, entre otras situaciones destacaba dos perspectivas:
Por un lado, la necesidad de vivir la pobreza “para sentirnos necesitados de conversión”114
y alejarnos en la tentación de ser “poseedores absolutos de la verdad”. 115 Por otro lado, la
exigencia de la unidad, a la que califica de fundamental e impostergable, para que los
cristianos “busquemos juntos los caminos del Señor y comprometernos juntos a realizar la
voz del Espíritu”.116
Retomando la imagen del servicio ‒expresada por el Papa Pablo VI‒ como figura de
la Iglesia renovada por el Concilio Vaticano II, Pironio la apropia también a Medellín. Lo
hace convocando a los hombres de su tiempo a servir como “sencillos y ocultos servidores
de Cristo. En la medida en que Cristo viva plenamente en nosotros”. 117 Una vez más
confirma que la auténtica salvación sólo proviene de Cristo y de su Iglesia en tanto es
sacramento de Cristo, el único redentor.118
108
E. PIRONIO, “El verdadero sentido de la Conferencia de Medellín”, 616.
109
Ibid.
110
E. PIRONIO, “En el Cristo vivo”, 31.
111
E. PIRONIO, “El verdadero sentido de la Conferencia de Medellín”, 616.
112
Cf. Ibid.
113
Ibid.
114
Ibid.
115
Ibid.
116
Ibid.
117
Ibid.
118
Cf. E. PIRONIO, “En el Cristo vivo”, 30.
29
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
119
E. PIRONIO, “La Iglesia latinoamericana en la década del 70”, 275.
120
Ibid.
121
Ibid.
122
Ibid.
123
Ibid.
124
E. PIRONIO, “Un año después de Medellín”, 626.
30
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
Además la extrema pobreza que pesa sobre la mayoría del continente toma diversas
expresiones en salarios de hambre, en desempleo y subempleo, desnutrición, mortalidad
infantil, etc.128 Esta pobreza afecta en mayor medida a la población campesina, indígena y
urbana marginada. También debemos destacar la industrialización desordenada, la inflación
que carcome los magros ingresos de los trabajadores y del pueblo en general, la falta de
cobertura asistencial en la salud y el crecimiento en la deserción escolar.129
En el campo político el continente vive (en general) bajo la tutela de la DSN. Con ella se
van consolidando los regímenes de fuerza que acarrean “un detrimento grave de la
participación ciudadana en la conducción de sus propios destinos”130; aun cuando algunos
países regresan a la democracia y en Nicaragua triunfa una revolución. Los regímenes de
fuerza caen en frecuentes abusos de poder violando derechos fundamentales del hombre:
torturas, exilios, detenciones sin orden judicial, desaparición de personas, etcétera.
Junto a la DSN el panorama político de las naciones de América Latina se ve amenazado
por ideologías materialistas que de un modo u otro, impiden el libre y justo desarrollo de
todos. Estas ideologías son: el liberalismo económico con un grave costo social para todos
los sectores más desprotegidos; el marxismo que ha caído en políticas violentas y que ha
provocado reacciones similares y finalmente los nacionalismos exagerados.131 En casi todos
los países del continente sigue la guerrilla, el terrorismo y el secuestro, en un extraño
connubio con el narcotráfico, a veces amparado por los poderes públicos.
En el campo cultural y religioso se vive un hecho inédito e insólito en el cono sur del
continente, “el denominado ‘apagón cultural’ que va desde las hogueras de textos hasta la
prohibición de autores tildados de marxistas y otras trabas que, de hecho, impiden a la
125
Cf. CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y ORIENTACIÓN SOCIAL, Comunión y Participación. Introducción a la
enseñanza social de la Iglesia, Guadalupe, Buenos Aires, 1982, 110-111; DEPARTAMENTO DE ACCIÓN SOCIAL
DEL CELAM, Fe cristiana y compromiso social, Guadalupe, Buenos Aires, 1983, 19-42; CELAM, “III
Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, La Evangelización en el presente y en el futuro de
América Latina. Documento de Trabajo”, en CELAM, Puebla. Comunión y Participación, BAC, Madrid,
1982, 185-378; lo citaremos con la sigla DTP y seguiremos la numeración propia del documento, en este caso
Nº 58.
126
Cf. CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y ORIENTACIÓN SOCIAL, Comunión y Participación. Introducción a la
enseñanza social de la Iglesia, 116; DTP 83; 85.
127
Cf. CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y ORIENTACIÓN SOCIAL, Comunión y Participación. Introducción a la
enseñanza social de la Iglesia, 115.
128
Cf. DTP 77-80.
129
Cf. DTP 82; 84; 86.
130
DTP 96.
131
Cf. DTP 100-102.
31
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
132
BENITO SPOLETINI, Comunicación social e Iglesia, XXV-XXVI.
133
DTP 109.
134
Cf. DTP 139-141.
135
DTP 142
136
ALVARO CADAVID, “Historia del Magisterio Episcopal Latinoamericano”, 185. Cf. MARCOS MC GRATH,
“Algunas reflexiones sobre el impacto y la influencia permanente de Medellín y Puebla en la Iglesia de
América Latina”, 170.
32
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
137
ALVARO CADAVID, “Historia del Magisterio Episcopal Latinoamericano”, 185.
33
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
Por estar penetradas de fe evangélica, dichas formas de vivir y expresar la vida, encierran en sí el
germen de ulterior desarrollo. Constituyen núcleos potenciales y dinámicos “desde los cuales” la
Iglesia evangeliza, suscitándolos, despertándolos, alimentándolos y fortaleciéndolos, para que, a
partir de ellos y en continuidad con ellos, crezca y madure la fe del pueblo cristiano.
Además, por estar esas formas y expresiones penetradas ya de Evangelio, resultan ellas mismas
evangelizadoras. Lo cual otorga al pueblo cristiano, no sólo la capacidad de seguir siendo
evangelizado y ayudado a desarrollar su fe, sino también la de evangelizar “desde el pueblo”,
asumiéndolo a él y a sus diversas formas y expresiones de vida, con su capacidad activamente
evangelizadora. Así resulta evangelizado y agente de su propia evangelización (cf. nn. 58, 24).
Por esto la Iglesia asuma, para evangelizar, las expresiones de la religiosidad popular (cf. n. 48)».138
Sobre la formulación magisterial del concepto cristiano de la liberación: Pablo VI afirma,
contra quienes querían borrar el concepto, que la liberación ha de integrar el contenido
explícito de la evangelización, y no sería completa si no la tuviera en cuenta. Pero advierte
que la evangelización no puede ser reducida a la predicación de una liberación socio-
política, porque “si esto fuera así, la Iglesia perdería su significación más profunda”, n° 63.
Pablo VI desarrolla los vínculos estrechos, en estos órdenes, existentes entre evangelización
y promoción humana, que implican tanto el concepto del desarrollo como el de la
liberación, como condición para poder, con autoridad, “anunciar de parte de Dios, la
liberación”, n° 64.
Se trata de una liberación centrada en el Reino de Dios, encuadrada en una visión
evangélica del hombre. “La Iglesia asocia, pero no identifica nunca, liberación humana y
salvación en Jesucristo. (…)Es más, la Iglesia está plenamente convencida de que toda
liberación temporal, toda liberación política... lleva dentro de sí misma el germen de su
propia negación y decae del ideal que ella misma se propone; desde el momento en que sus
motivaciones más profundas no son las de la justicia en la caridad, la fuerza interior que la
mueve no entraña una dimensión verdaderamente espiritual y su objetivo final no es la
salvación y la felicidad en Dios”, n° 35.
La contribución específica de la Iglesia a la liberación en el orden de la acción, está en
tratar de suscitar cada vez más numerosos cristianos que se dediquen a la liberación de los
demás. A estos cristianos “liberadores” les da una inspiración de fe, una motivación de
amor fraterno, una doctrina social a la que el verdadero cristiano no sólo debe prestar
atención sino que debe ponerla como base de su prudencia y de su experiencia para
traducirla concretamente en categorías de acción, de participación y de compromiso. La
Iglesia se esfuerza por inserir siempre la lucha cristiana por la liberación en el designio
global de salvación que ella misma anuncia.
Este documento ejerció una profunda influencia en toda la Iglesia y en la Conferencia de
Puebla. En forma inteligente y firme, la exhortación recuerda a la Iglesia que su tarea
central, primera y fundamental en todos los tiempos y lugares es proclamar mediante la
palabra y las obras, la Buena Nueva de la salvación de Jesús a todo el hombre y todos los
hombres.
138
LUCIO GERA, Comentario a la Evangelii nuntiandi, Patria Grande, Buenos Aires, 1978, 131-132.
34
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
Tal como ocurriera en otros períodos, los contextos reflexionados en el punto anterior
enmarcan a la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano efectuada del 27 de enero al
12 de febrero de 1979 en la ciudad de Puebla de los Angeles (México). Este encuentro
episcopal latinoamericano elaboró el Documento de Puebla (DP) sobre el tema La
evangelización en el presente y en el futuro de América Latina.139
147
Ibid., 7.
148
Ibid., 21.
149
CARLOS SÁNCHEZ AIZCORBE, “Las grandes directrices para la reflexión y el compromiso cristianos
propuestas por el Documento de Puebla”, CIAS 286 (1979) 3-25. 13.
150
LUCIO GERA, “El documento de Puebla. Visión de conjunto”, 10-13.
36
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
151
JUAN CARLOS SCANNONE, Evangelización, cultura y teología, 41.
152
CARLOS SÁNCHEZ AIZCORBE, “Las grandes directrices para la reflexión y el compromiso cristianos
propuestas por el Documento de Puebla”, CIAS 286 (1979) 3-25. 14.
153
MARCOS MC GRATH, “Algunas reflexiones sobre el impacto y la influencia permanente de Medellín y
Puebla en la Iglesia de América Latina”, 177.
154
JUAN CARLOS SCANNONE, Evangelización, cultura y teología, 46.
155
Ibíd.
156
Ibid., 52.
157
Ibid., 55.
158
Cf. Ibíd
159
Ibid.
160
HERNÁN ALESSANDRI, “De Medellín a Puebla. Los nuevos acentos”, 8.
37
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
A la luz de lo esbozado el DP “no es sólo un texto escrito (...) El texto leído fuera del
acontecimiento, se empobrece. Puebla es un acontecimiento que desborda al texto”.161
Como evento es una clara identidad y autoconciencia de la Iglesia latinoamericana. “Puebla
es antes que nada la reafirmación serena y tranquila de la mayoría de edad de la Iglesia
Latinoamericana”.162
3.4. Algunos rasgos del contexto socio-cultural y eclesial posterior a la IIIª Conferencia
América Latina (entre 1979 y 1988) afronta nuevos cambios y transformaciones, pasaremos
a delinear algunos hechos que resultan significativos y, en ciertos casos, determinantes para
considerar en el panorama que proponemos.
En el campo social y económico la década de los ochenta en América latina ha sido
denominada la década perdida. Fueron tiempos de claro retroceso. La economía de las
naciones latinoamericanas se fue hundiendo y el continente se vio oscurecido por un estado
de precariedad escandalosa. América Latina, una región con sostenido crecimiento
demográfico, sin embargo fue perdiendo influencia económica en el mundo. “Cada vez
cuenta menos en el comercio internacional, que va prescindiendo de los productos que
tradicionalmente ha ofrecido América Latina: las materias primas y la mano de obra
barata”.163
La acumulación tecnológica ha favorecido la concentración de capitales en pocos países
del mundo. Algo similar ocurría a principios de la década de los ochenta en el continente,
según informes de la Comisión Económica para la América Latina (CEPAL), “el 5% de la
población más rica controla el 29% de los recursos de la región, mientras el 20% más pobre
sólo tiene el 2,5% de los recursos totales”.164
Junto con estas problemáticas aparece otro flagelo generalizado que condiciona todo e
impide todo proceso en el continente, es la deuda externa y el problema ocasionado por su
pago. “El mero servicio de la deuda externa fue el 80% superior a los montos de la
inversión extranjera. Se disminuyó la participación en el mercado internacional del 7% al
4% y la inversión extranjera directa del 12,3% en 1980 al 5% en 1989”. 165 Es evidente que
el problema de la deuda externa del continente se transformó en el elemento recesivo más
importante en la economía de la región latinoamericana.
Otro fenómeno es la urbanización con el desarrollo desproporcionado de las urbes del
continente (el 70% de la población reside en las grandes ciudades), provocando grandes
cinturones de pobreza y marginación, fruto de las masivas migraciones del campo a las
ciudades.
En el campo político se produce la vuelta a la democracia de algunos países con las
esperanzas que éstas contienen, aunque en la mayoría de los casos presenta aspectos más
bien de tipo formal. También destacamos la violencia que “alcanzó niveles inusitados
161
Ibíd.
162
ALVARO CADAVID, “Historia del Magisterio Episcopal Latinoamericano”, 186.
163
Ibid., 188. Cf. GREGORIO IRIARTE, La realidad latinoamericana. Esquemas de interpretación, Paulinas,
Buenos Aires. 1987, 86-92.
164
GREGORIO IRIARTE, La realidad latinoamericana. Esquemas de interpretación, 100.
165
ALVARO CADAVID, “Historia del Magisterio Episcopal Latinoamericano”, 188. Cf. GREGORIO IRIARTE, La
realidad latinoamericana. Esquemas de interpretación, 105-122.
38
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
166
Ibid., 189.
167
Cf. DEPARTAMENTO DE ACCIÓN SOCIAL DEL CELAM, Fe cristiana y compromiso social, Guadalupe,
Buenos Aires, 1983, 51-66
168
ALVARO CADAVID, “Historia del Magisterio Episcopal Latinoamericano”, 189.
169
Ibíd.
170
Ibid., 190.
39
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
En 1983 el Papa Juan Pablo II desde Puerto Príncipe, Haití, invitó a emprender desde
América Latina y para toda la Iglesia universal, el desafío de una nueva evangelización. El
tiempo y diversas intervenciones pontificias fueron precisando y profundizando este reto.
A nivel de la Iglesia universal, subrayamos entre otros, en 1985 el Sínodo Extraordinario de
Obispos en el XX aniversario de la conclusión del Concilio Vaticano II y en 1987 el Sínodo
de Obispos sobre la vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo a los veinte
años del Concilio Vaticano II. Posterior a esta asamblea es la Exhortación Apostólica
Christifideles laici (ChL) de Juan Pablo II publicada a fines de 1988.
171
Nueva Evangelización, Promoción Humana y Cultura Cristiana: Jesucristo ayer, hoy y siempre (cfr.
Hebreos 13,8). Documento de Trabajo de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano,
Oficina del Libro de la CEA, Buenos Aires, 1992. Lo citaremos con la sigla DTSD y en el interior del texto.
Seguimos la numeración propia del documento. En este caso corresponde Nº 129.
40
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
El valor de la deuda externa en América Latina alcanzó en el año 1991 la suma de 429.174
millones de dólares (cf. DTSD 131), lo cual conlleva a un empobrecimiento cada vez
mayor e impide el desarrollo y promoción de los países periféricos, postergados por la
ausencia de un orden económico mundial más fraterno, justo y solidario.
Así como se ahonda la brecha entre países ricos y pobres (en los años sesenta los ricos
percibían treinta veces lo que los pobres; en los noventa, los ricos reciben sesenta veces
más que los pobres), preocupa observar el crecimiento acelerado de multimillonarios que
desde 1987 a la fecha se incrementó en un 140%. “Según Forbes Magazine 358 personas
‒no estamos hablando de corporaciones transnacionales‒ tienen individualmente capitales
personales acumulados del orden de 762 mil millones de dólares. En otras palabras, estas
personas poseen el equivalente al ingreso per cápita del 45% de la población mundial. Es
decir, lo que tienen 2400 millones de pobres”.172 El país récord en el desarrollo de
multimillonarios es México, presentado como un prototipo de los alcances logrados por los
ajustes estructurales neoliberales.
Una consideración particular merece la reforma en las políticas económicas de los
estados. “Hay una economía política que organiza las decisiones estatales mediante la
desregulación, la privatización y la apertura al mercado internacional, y esto impacta
fuertemente en la organización social”.173 Esta reforma del estado puede sintetizarse en los
llamados programas de ajuste estructural, dentro de los cuales el mundo de los servicios
(turismo, bancos, educación, gimnasia y cuidado corporal, ...) empieza a ser más importante
que la producción industrial y/o agropecuaria.
“Preocupa el hecho de que el fracaso del modelo económico basado en la centralización
estatal ha producido una exaltación del mercado como único criterio. (...) Las
características de las economías de nuestros países son las típicas de las naciones pobres:
desigual distribución de bienes, bajos niveles de productividad, bajo consumo de bienes,
débiles e insuficientes servicios públicos y una economía basada principalmente en la
exportación de materias primas; todo lo cual genera una marginación de grandes sectores
de la población que padecen graves problemas de vivienda, vestuario, inseguridad social,
enfermedades endémicas, altos índices de mortalidad, creciente emigración del campo a la
ciudad, altas tasas de analfabetismo y desempleo, y salarios que hacen imposible el
mantenimiento digno de una familia con el consiguiente deterioro de la misma” (DTSD
135-136).
Una mención particular merece la realidad del trabajo. El actual proceso económico
produce el crecimiento acelerado del trabajo informal o no asalariado, fruto del cual hay
mucha gente que trabaja por su cuenta y hay menos gente en relación de dependencia. La
inserción en el mercado laboral es mucho más inestable y precaria. Además la
informatización y robotización va reduciendo la cantidad de trabajo necesario, de este
modo “en las relaciones de trabajo el componente tecnológico del capital es cada vez más
importante que la fuerza del trabajo”.174
172
JAVIER GOROSTIAGA, “Ciudadanos del Planeta y del siglo XXI”, Actualidad Pastoral 210-212 (1995) 88-
93. 89.
173
DANIEL GARCÍA DELGADO, “Análisis de la realidad. Transformaciones socioculturales”, Caminos de CAR
y CONFER 1 (1995) 9-19. 12.
174
Ibid., 14.
41
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
175
Ibid., 16.
42
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
43
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
Además destacamos las diversas experiencias de las CEBs sensibilizando a la Iglesia en los
valores centrales del Evangelio (cf. DTSD 224). Se las comprende como base de una
comunidad parroquial, entendida ésta como comunidad de comunidades.
También acentuamos la presencia activa, responsable y comprometida de los laicos,
llamados por vocación y misión específica a la transformación del mundo desde los valores
del evangelio. Además se les confía las tareas de presidir comunidades cristianas y servir
como ministros de la Palabra, la Eucaristía y la caridad (cf. DTSD 268-270). “En la hora
actual del laicado tiene especial importancia la mujer no sólo por constituir,
aproximadamente la mitad de la población sino por su vocación femenina insustituible, por
sus especiales cualidades, por su dimensión espiritual y su silencioso liderazgo dentro de la
familia, en la Iglesia y en la sociedad” (DTSD 272).
La activa participación de los laicos en la vida eclesial ha promovido el florecimiento de
carismas acompañados de “movimientos eclesiales que buscan responder a los anhelos de
espiritualidad, participación y compromiso de los laicos” (DTSD 229).
Otro aspecto a resaltar es el centralismo progresivo de la Palabra de Dios; “la reflexión, el
estudio y la oración en torno a la Escritura ha sido un elemento sustancial en los procesos
evangelizadores del continente” (DTSD 195). La Biblia ha inspirado y fortalecido el
testimonio hasta el martirio de muchos cristianos laicos, religiosos/as, sacerdotes y obispos
en el continente por ser fieles a los valores del Reino de Dios (cf. DTSD 197).
Junto a esta escueta mención de realizaciones, observamos que la Iglesia continental debe
seguir profundizando la evangelización (entre otros espacios) mirando las culturas
indígenas, afroamericanas y la urbano industrial; las generaciones de jóvenes y el núcleo
familiar; el desafío fanático y proselitista de las sectas y los nuevos movimientos religiosos,
y ahondando en una pastoral de conjunto y orgánica para hacer frente a las nuevas
realidades sociales y eclesiales. En medio de los logros y desafíos esbozados, se fue
preparando la Conferencia de Santo Domingo.
A lo largo del período que venimos reflexionando el Magisterio Pontificio de Juan Pablo II
publica (entre otros documentos) dos Encíclicas y dos Exhortaciones Apostólicas que
tendrán particular resonancia en la preparación y realización de la IV Conferencia. Algunos
de estos documentos pontificios abordan el tema de la comunicación social; brevemente
nos detendremos en ellos.
El 7 de diciembre de 1990 con motivo del XXV° aniversario del Decreto conciliar Ad
Gentes, se da a conocer la Encíclica Redemptoris missio (RM), sobre la permanente validez
del mandato misionero; el 1º de mayo de 1991 con motivo del centenario de la Rerum
Novarum aparece la Encíclica Centesimus Annus (CA); el 30 de diciembre de 1988 da a luz
la Exhortación Apostólica Christifideles Laici (ChL) como fruto del Sínodo de Obispos de
1987 sobre la vocación y la misión de los laicos en la Iglesia y el mundo a los veinte años
del Concilio Vaticano II; finalmente el 25 de marzo de 1992 se publica la Exhortación
Apostólica Pastores Dabo Vobis (PDV) fruto del Sínodo de Obispos de 1990 sobre la
formación de los sacerdotes en la situación actual.
La RM es citada por el papa diez veces en su Discurso Inaugural de la IV Conferencia y es
aprovechada más de quince veces en las Conclusiones de Santo Domingo; la CA es
invocada por el papa cinco veces en el Discurso de apertura y retomada más de diez veces
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CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
en las Conclusiones; ChL es asumida en las Conclusiones unas diez veces y PDV es citada
cinco veces en las Conclusiones.176 De modo sucinto indicaremos algunas características de
la RM, sin ánimo de ser exhaustivo.
En el inicio de la encíclica, el papa hace una reflexión que será el motivo de su reflexión:
“La misión específica ad gentes parece que se va menguando... dificultades internas y
externas han debilitado el impulso misionero de la Iglesia hacia los no cristianos”, n° 2.
Más concretamente expresa esta preocupación mediante las preguntas que RM tratará de
dar respuestas: ¿es válida aún la misión entre los no cristianos? ¿No ha sido sustituido
quizás por el diálogo interreligioso? ¿No es un objetivo suficiente la promoción humana?
¿El respeto de la conciencia y la libertad, excluye la propuesta de conversión? ¿No puede
uno salvarse en cualquiera religión? ¿Para qué, entonces, la misión…?
El Papa constata “un relativismo religioso que termina por pensar que una religión vale la
otra”, n° 36. La fe cristiana no condice con la idea de que, cuando de misión se trata, se la
entiende como liberación social-económica, política y cultural, pasando por alto la
dimensión religiosa. Por eso un entendimiento antropocéntrico de lo que es misión ha de
ser rechazado n° 17. De igual modo no condice con la convicción cristiana que se pueda
concebir la llegada y la presencia del Reino de Dios sin Jesucristo y su Iglesia, n° 17.
Si hablamos de la salvación de los que profesan otras religiones, no podemos callar el rol
de Cristo y de la Iglesia, n° 17 y 47. Todo esto ha causado una tendencia negativa frente a
la misión, que el Papa quiere superar con su encíclica.
Esto, no sólo porque el número de los que no conocen a Cristo, va en constante aumento,
sino también porque una Iglesia quedada en la misión, es una Iglesia en crisis, n° 2 y 3.
El cristiano que ha creído que en Cristo se nos ha aparecido la revelación definitiva de
Dios, no puede no hablar de ello, n° 11. No puede dejar de dar testimonio que Dios ha
devuelto por la muerte y resurrección de Cristo la liberación y la dignidad a los hombres, n°
2.
Desde este punto se deduce que será de una gran importancia que la teología reflexione
intensivamente sobre, cómo los cristianos profesamos por un lado que Dios es operante en
la vida de hombres de otros credos en cuanto a su salvación, y por otro lado decimos creer
que sólo en Cristo Jesús se halla salvación. En la aclaración de estos dos enunciados se
necesita, pues, una clarificación que la RM no desarrolla.
Esta clarificación dará entonces también una luz sobre la frase de la Encíclica cuando dice:
“Todo lo que el Espíritu obra en los hombres y en la historia de los pueblos, así como en las
culturas y religiones tiene un papel de preparación evangélica y no puede menos de
referirse a Cristo, Verbo encarnado por obra del Espíritu, para que, hombre perfecto,
salvara a todos y recapitular a todas las cosas”, n° 29.
Los contextos antes señalados sitúan la IVª Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano, efectuada del 12 al 28 de octubre de 1992 en la ciudad de Santo Domingo
(República Dominicana).177
176
GUILLERMO MELGUIZO, “El Post-Santo Domingo”, Medellín 74 (1993) 153-171. 156.
177
Para visiones de conjunto de Santo Domingo: JOAQUÍN ALLIENDE LUCO, Santo Domingo. Una moción del
Espíritu para América Latina, Patris, Santiago de Chile. 1993; ALVARO CADAVID, “Historia del Magisterio
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CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
Episcopal Latinoamericano”. COLECTIVO DE TEÓLOGOS, “Para comprender Santo Domingo”, Christus 662
(1993) 7-27. VÍCTOR CODINA- JON SOBRINO, Santo Domingo ’92. Crónica testimonial y análisis contextual,
Sal Terrae, Maliaño, 1993. JAVIER GARCÍA, “De la IV a la V Conferencia General. Avances, dificultades,
propuestas 1992 a 2007”, Medellín 125 (2006) 5-27. MARÍA J. LLACH, “Navegar la transición. Siete llaves
para abrir Santo Domingo”, Criterio 2121 (1993) 548-555. GUILLERMO MELGUIZO, “El Post-Santo
Domingo”. TONY MIFSUD, “Ejes temáticos en el Documento de Santo Domingo”, Medellín 74 (1993) 197-
208. FERNANDO MONTES, “El Documento Final de Santo Domingo”, Mensaje 416 (1993) 8-13. SATURNINO
RODRÍGUEZ y FAUSTO ADAMES, Santo Domingo. Encrucijada de la Iglesia, Verbo Divino, Estella, 1994.
DENI DO SANTOS, “A identidade da Igreja latino-americana de Medellín a Santo Domingo”, Revista de
Cultura Teológica, 2 (1993) 7-17. ANDRÉS TORNOS, El catolicismo latinoamericano. La Conferencia de Santo
Domingo 1992, Sal Terrae y Fe y Secularidad, Maliaño-Madrid, 1993.
178
ALVARO CADAVID, “Historia del Magisterio Episcopal Latinoamericano”, 190.
179
Ibid.
180
Cf. Conclusiones de Santo Domingo. Nueva Evangelización, Promoción Humana, Cultura Cristiana,
Jesucristo, ayer, hoy y siempre (Heb 13,8), Oficina del Libro de la CEA, Buenos Aires, 1992. Lo citaremos
con la sigla CSD y en el interior del texto. Seguimos la numeración que hace el editor. El Discurso Inaugural
de Juan Pablo II lo detallaremos Dis; el Mensaje a los Pueblos de América Latina y el Caribe lo detallaremos
Men, en ambos casos seguimos la numeración propia de cada uno. Otros elementos incorporados en la
edición de las CSD lo indicaremos con el número de página.
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CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
hombres (cf. CSD Men 16) como el camino que conduce a la auténtica liberación, con el
telón de fondo que le aportan RM, CA, ChL y PDV.181
La IV Conferencia estuvo rodeada de expectativas latentes y manifiestas antes y durante su
realización, que mostraron las distintas tendencias en los criterios de la Iglesia
latinoamericana y, concretamente entre los mismos actores de la asamblea.182 En las etapas
de preparación a Santo Domingo abundaron los planteamientos críticos, entre otros, que se
neutralizaría la continuidad de Medellín y Puebla y que se sustituiría u oscurecería la
opción preferencial por los pobres con una teorización culturalista.183 Temores que fueron
desvelados a partir del Discurso Inaugural del Papa a la Asamblea (cf. 1; 16; 17;25) y en el
cuerpo de las CSD (cf. 263; 296; 301).
La Conferencia se convirtió en un acontecimiento eclesial rico y complejo. No se lo puede
juzgar únicamente por su documento final. El acontecimiento de Santo Domingo es algo
que perdura en el tiempo, no está agotado o concluido; quedan variadas tareas por
implementarse y realizarse. En el devenir de la historia, como lo hicieron las Asambleas de
Medellín y Puebla, ésta enfrenta nuevos problemas y nuevas situaciones y por lo tanto
exige nuevas respuestas.184
Juan Pablo II visitó Santo Domingo para celebrar el comienzo de la primera
evangelización, sin ningún tipo de triunfalismo eclesial, y para inaugurar la IV Conferencia.
En su alocución inicial a la Asamblea Episcopal, tal como lo hiciera en Puebla, fue
perfilando las que serían las líneas y temas directrices de lo que los obispos irían
elaborando en el transcurso de la misma.
La edición oficial y definitiva de las CSD contiene diversos textos, cada uno de ellos
pertenece de algún modo a las mismas. En primer lugar aparece la Carta de Juan Pablo II a
los Obispos Diocesanos del continente (pág. 3-4); luego continúa el Discurso Inaugural del
Santo Padre (pág. 5-31). El texto episcopal de Santo Domingo comprende además la
Presentación (pág. 33-34) y el Mensaje a los Pueblos de América Latina y el Caribe (pág.
35-46), texto estructurado en torno al eje de la escena del encuentro de Cristo con los
discípulos de Emaús, donde “expresa muy bien lo que podemos llamar el programa
sustancial que sostiene todo Santo Domingo: recentrar la pastoral en Cristo y relanzarla
desde Cristo en la nueva situación histórica”.185
Lo que podemos denominar el cuerpo del documento, está dividido en tres partes y una
plegaria conclusiva. Con el anexo de los mensajes del Papa a los indígenas (pág. 197-202)
y a los afroamericanos (pág. 203-206) finaliza la edición del texto. “El Documento Final
fue el resultado de una reunión de pastores. Tomar conciencia de la perspectiva pastoral es
importante para evitar inútiles discusiones y desencantos. El pastor no pretende decir la
última palabra en economía ni en teología y menos tomar partido entre las diferentes
181
Cf. GUILLERMO MELGUIZO, “El Post-Santo Domingo”, 152; TONY MIFSUD, “Ejes temáticos en el
Documento de Santo Domingo”, 199.
182
Cf. COLECTIVO DE TEÓLOGOS, “Para comprender Santo Domingo”, 13.
183
Cf. GUILLERMO MELGUIZO, “El Post-Santo Domingo”, 157; ANDRÉS TORNOS, El catolicismo
latinoamericano. La Conferencia de Santo Domingo 1992, 29.
184
Cf. GUILLERMO MELGUIZO, “El Post-Santo Domingo”, 157; COLECTIVO DE TEÓLOGOS, “Para comprender
Santo Domingo”, 14; FERNANDO MONTES, “El Documento Final de Santo Domingo”, 8.
185
JOAQUÍN ALLIENDE LUCO, Santo Domingo. Una moción del Espíritu para América Latina, 145.
47
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
tendencias. El desea mirar la realidad con los ojos de Jesús y trata de hacer resonar ahí la
palabra de Cristo para anunciar la salvación”.186
Haremos una síntesis del conjunto del cuerpo de las CSD. La Primera Parte: Jesucristo,
Evangelio del Padre, es una profesión de fe en Jesús, su mensaje y su obra; los obispos
sitúan la IV Conferencia en el contexto del quinto centenario de la primera evangelización
y en continuidad con las conferencias de Medellín y Puebla. La Segunda Parte: Jesucristo,
evangelizador viviente en su Iglesia, constituye el cuerpo medular de las CSD (ocupa el
80% del documento) y se desarrolla en tres capítulos-temas que convocaban a la Asamblea.
Capítulo I: La Nueva Evangelización, se define y explicita de forma clara y precisa lo que
se entiende por la misma, siguiendo de cerca las enseñanzas del Papa en el tópico. Además
se ocupa de la vida de la Iglesia, de la santidad, de las comunidades, de los ministerios y
carismas y de la necesidad de enfrentar ciertas misiones. El Capítulo II: La Promoción
Humana, la aborda como una dimensión privilegiada del tema anterior; el documento
responde a hondas expectativas y problemas de la realidad actual del continente como son
los derechos humanos, la ecología, la tierra, el empobrecimiento y la solidaridad, el trabajo,
la movilidad humana, la democracia, la economía y la integración continental. El capítulo
finaliza con una larga sección dedicada a la familia y la vida.
El Capítulo III: La Nueva Cultura, insiste en inculturar el Evangelio en el interior de un
pueblo, en su modo de pensar, amar y sentir. En los tópicos abordados Jesús es presentado
como la medida de nuestra conducta moral, revalorizando las culturas indígenas,
afroamericanas y mestizas y afrontando el tema de la inculturación frente a las
posibilidades y las amenazas de la nueva cultura. La Tercera Parte: Jesucristo, vida y
esperanza de América Latina y el Caribe recoge del tramo anterior, las principales líneas
pastorales prioritarias, ordenándolas en torno a los tres grandes temas de la Asamblea. El
texto concluye con una oración a Jesucristo que sintetiza las líneas pastorales del
documento.
La Asamblea de Santo Domingo manifestó una “voluntad consciente y consensuada en los
participantes de la IV Conferencia: la voluntad, quizás más intuida y creída que razonada y
elaborada, de explicitar a Jesucristo como punto de partida y eje de todo lo que pudiera
brotar de Santo Domingo”.187 El modelo de Jesucristo se configura como la piedra angular
del documento episcopal. El conjunto de las CSD tienen su fuente, modelo y culmen en la
persona de Cristo, observando el misterio de Cristo, se analiza la realidad y se la considera
como un desafío para transformarla y convertirla acorde al plan de Dios.
De este modo el documento final de la IV Conferencia abandonó el método tradicional de
ver, juzgar y actuar, “por una trilogía metodológica en torno a los ejes de iluminación
doctrinal, desafíos y líneas pastorales. En otras palabras: el método teológico inductivo es
sustituido por uno deductivo donde se comienza por una reflexión doctrinal o una
declaración de principios éticos y se sigue con una descripción temática de la realidad para
186
FERNANDO MONTES, “El Documento Final de Santo Domingo”, 8.
187
MARÍA J. LLACH, “Navegar la transición. Siete llaves para abrir Santo Domingo”, 548; TONY MIFSUD,
“Ejes temáticos en el Documento de Santo Domingo”, 199; ANDRÉS TORNOS, El catolicismo
latinoamericano. La Conferencia de Santo Domingo 1992, 35.
48
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
188
TONY MIFSUD, “Ejes temáticos en el Documento de Santo Domingo”, 200.
189
Cf. (entre otros) SATURNINO RODRÍGUEZ y FAUSTO ADAMES, Santo Domingo. Encrucijada de la Iglesia,
209-212; VÍCTOR CODINA- JON SOBRINO, Santo Domingo ’92. Crónica testimonial y análisis contextual, 30-
33.
190
TONY MIFSUD, “Ejes temáticos en el Documento de Santo Domingo”, 201.
191
Cf. MARÍA J. LLACH, “Navegar la transición. Siete llaves para abrir Santo Domingo”, 554; ALVARO
CADAVID, “Historia del Magisterio Episcopal Latinoamericano”, 192-193.
192
JAVIER GARCÍA, “De la IV a la V Conferencia General. Avances, dificultades, propuestas 1992 a 2007”, 6-
7.
193
“Lo virtual es etimológicamente una virtud de lo real. Todos saben que la virtud, virtus, es en latín mérito
del hombre (vir)… La historia de las palabras remite entonces el espacio virtual a la fuerza viril del hombre.
Lo virtual es aquello que es potencia, en potencia, en lo real”, HERVÉ FISCHER, CiberPrometeo. Instinto de
poder en la edad digital, Editorial de la Universidad de Tres de Febrero, Tres de Febrero, 2004, 33-34.
49
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
fundamentalismo islámico contra ‘el sistema de vida occidental’ ‒por decirlo de una
manera aproximada‒”,194 que de un modo u otro perdura hasta nuestros días. Lo expresaba
el papa Francisco: “actualmente nos encontramos en un mundo en guerra, en todas partes.
Alguno me decía: ‘Sabe, Padre, estamos en la Tercera Guerra Mundial, pero por partes?’.
¿Me entiende? Es un mundo en guerra,…”.195
Otras expresiones violentas sin sentido, como lo fueron: el Genocidio de Ruanda (1994), el
crecimiento acelerado y sin control del narcotráfico, la trata de personas y el
armamentismo. También, no podemos dejar de ponderar los beneficios que brinda el
desarrollo científico a las personas en las instancias de sus vidas.
En el campo de lo económico, ‒con incidencias en lo político y social‒ la Conferencia de
Aparecida se enfrenta con “un neoliberalismo globalizador cuya incidencia en la vida de
nuestros pueblos no admite comparaciones con el pasado. No es cuestión de recordar
estadísticas oficiales, nacionales e internacionales que relatan de forma dramática el
empobrecimiento creciente de las gentes sencillas, particularmente campesinas, indígenas y
afroamericanas, así como el distanciamiento económico entre los grupos de poder y los
grupos injustamente oprimidos, empobrecimiento que algunos tildan de «globalización del
mal» (Dejours)”.196
Dentro del campo económico también hemos de señalar, la conformación de nuevos
modelos de organización como la Comunidad Económica Europea, Grupo de los 20 (países
industrializados y emergentes) o en nuestro continente el Área de Libre Comercio de las
Américas (que perduró aproximadamente hasta el 2005), el Tratado de Libre Comercio,
entre Canadá, Estados Unidos y México, el Mercado Común del Sur o la Comunidad
Andina de las Naciones. Estos últimos emprendimientos u otros similares en diversas
regiones del planeta, enfrentan el advenimiento de potencias económicas (pertenecientes al
G 20) como China u otros países asiáticos en plena expansión.
La economía neoliberal globalizada, ha generado un esquema injusto en la sociedad. Es lo
que Medellín llamaba “una situación de injusticia que puede llamarse de violencia
institucionalizada” (DM 2, 16) y que atenta moralmente contra el orden social y la persona.
Esto provocó entre otras situaciones, los flujos migratorios a países con más posibilidades
de recursos, a fin que las personas puedan salir de su postración y a la vez enviar divisas a
sus familias de origen. Aun asumiendo los riesgos de desadaptación en lo cultural, moral y
familiar.
“Otra de las inmediatas y terribles consecuencias de este desorden es el deterioro galopante
del medio ambiente, con la secuela de catástrofes inmediatas si no se frena la destrucción de
nuestro planeta”.197 En torno a la Conferencia de Aparecida, al cuestión ecológica no es
solo un problema a largo plazo, sino muy cercano.
En América Latina los años previos a la Conferencia de Aparecida, fueron oportunos para
transitar ‒en lo político institucional‒ por rumbos democráticos, que aunque frágiles y en
194
JAVIER GARCÍA, “De la IV a la V Conferencia General. Avances, dificultades, propuestas 1992 a 2007”, 7.
195
(en línea) <http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2014/august/documents/papa-
francesco_20140818_corea-conferenza-stampa.html> (consulta: 10 de octubre de 2016).
196
CECILIO DE LORA, Iglesia para el reino de Dios. En torno a Aparecida, PPC, Madrid, 2007, 50. Destacado
del autor.
197
Ibid., 51.
50
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
198
Ibid., 51-52.
199
HERVÉ FISCHER, CiberPrometeo. Instinto de poder en la edad digital, 92-93. El destaco es del autor.
“Hemos pasado de las cuatro instancias tradicionales de carácter personal (la familia., la escuela, la lectura y
la Iglesia) a otras de carácter anónimo (la televisión, la calle, la música y la noche)”, OLEGARIO GONZÁLEZ DE
CARDEDAL, La Iglesia en España 1950-2000, PPC, Madrid, 1999, 401ss.
200
Cf. CECILIO DE LORA, Iglesia para el reino de Dios. En torno a Aparecida, 59.
51
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
El papa Juan Pablo luego de la Conferencia de Santo Domingo ejerció el ministerio petrino
durante 13 años, en los que elaboró documentos (Encíclicas, Cartas Apostólicas, Mensajes,
Homilías, etc.), propició varios Sínodos de Obispos, giras apostólicas (visitó 26 veces
Latinoamérica) y otras iniciativas, que son imposibles de pormenorizar en un trabajo de
este tipo. Por eso de su pontificado tan extenso como fecundo solo nos proponemos repasar
‒para este momento de la reflexión‒ el Sínodo de América y la Exhortación Apostólica
Ecclesia in America (EiA), ya que ambos son antecedentes próximos a la Va
Conferencia.202
Para los obispos del continente ‒Canadá, Estados Unidos, América Latina y el Caribe‒
reunidos en la asamblea, el sínodo fue una oportunidad para reflexionar en común sobre la
fe cristiana en América observándose como una unidad. Dentro del contexto de la nueva
evangelización, animados por Cristo y guiados por el Espíritu Santo (cf. EiA 6). A lo largo
de la asamblea se pudo deliberar sobre “una identidad cristiana ‒aunque no católica por las
distintas confesiones cristianas‒, y sobre todo, de una misma aspiración de todos los
pueblos americanos de llegar a formar una grande y única familia continental, aunque
conservando cada uno su propio perfil cultural”.203
201
JAVIER GARCÍA, “De la IV a la V Conferencia General. Avances, dificultades, propuestas 1992 a 2007”, 8.
202
Sin dejar de reconocer que también otros escritos, particularmente la Carta Apostólica Novo millennio
ineunte, merece un análisis como antecedente preparatorio a la V Conferencia: cf. GUILLERMO MELQUIZO
YEPES, “Carta Apostólica Novo millennio ineunte como telón de fondo de la V Conferencia”, Medellín 126
(2006) 185-202; CARLOS GALLI, “Comunicar el Evangelio del amor de Dios a nuestros pueblos de América
Latina y el Caribe, para que tengan vida plena en Cristo. Reflexión teológico-pastoral preparando la Quinta
Conferencia de Aparecida”, en VÍCTOR M. FERNÁNDEZ - CARLOS GALLI, Discípulos misioneros. Un marco
teológico-pastoral para la Quinta Conferencia de Aparecida, Agape, Buenos Aires, 2006, 7-85. 22ss.
203
JAVIER GARCÍA, “De la IV a la V Conferencia General. Avances, dificultades, propuestas 1992 a 2007”,
15.
52
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
La Exhortación Apostólica EA, “señala a Jesucristo vivo como roca firme sobre la que se
ha de levantar la nueva evangelización, la comunión y la solidaridad. Ya el tema mismo del
Sínodo nos dice que Cristo es la raíz y el tronco con tres ramales principales: conversión,
comunión y solidaridad, en una secuela de lógica evangélica profunda”.205
El texto presenta una cristología que puede sintetizarse en tres vertientes, una trinitaria (cf.
EiA 10), también eclesial, ella “es signo de comunión porque sus miembros, como
sarmientos, participan de la misma vida de Cristo, la verdadera vid (cf. Jn 15, 5). En efecto,
por la comunión con Cristo, Cabeza del Cuerpo místico, entramos en comunión viva con
todos los creyentes” (EiA 33). “Y es una cristología antropológica: toda ella planteada
como cristología de encuentro, categoría exquisitamente antropológica y personalista. Y
Cristo se encuentra con todos los hombres ‒de aquí su universalismo‒ y con todo el hombre
‒de aquí que abarque su dimensión espiritual, pero también su dimensión social,
económica, política y, sobre todo, cultural‒”.206
“Igualmente, indica los campos abiertos para una evangelización de urgencia, como es la
catequesis de niños, jóvenes, adultos, familias y profesionales, la doctrina social de la
Iglesia como instrumento para iluminar el compromiso cristiano social, político y
204
Ibid., 15-16.
205
Ibid., 16.
206
Ibid., 17
53
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
Podríamos decir que EiA ha ayudado a perfilar los diversos rasgos que conforman el perfil
único, misterioso e inculturado de Cristo, en el rostro indígena, el rostro afroamericano, el
rostro de Cristo moderno y postmodemo de las megápolis latinoamericanas, el rostro
mestizo del Cristo de la religiosidad popular, el rostro del Cristo reconciliador, el rostro del
Cristo creador de comunión, el rostro de Cristo solidario y liberador.208
207
Ibid., 16.
208
Cf. Ibid., 17
209
V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE, Aparecida, Documento
conclusivo, Oficina del Libro, Buenos Aires, 2007. Para visiones de conjunto de Aparecida: AGENOR
BRIGHENTI, Para entender Aparecida. El pre-texto, el con-texto y el texto, Dabar, México, 2008. GUZMÁN
CARRIQUIRY LECOUR, En camino hacia la V Conferencia de la Iglesia Latinoamericana. Memoria de los 50
años del CELAM, Claretiana, Buenos Aires, 2006. CECILIO DE LORA, Iglesia para el reino de Dios. En torno
a Aparecida, op. cit. JAVIER GARCÍA, “De la IV a la V Conferencia General. Avances, dificultades, propuestas
1992 a 2007”, op. cit. VÍCTOR FERNÁNDEZ, Aparecida. Guía para leer el documento y crónica diaria, San
Pablo, Buenos Aires, 2007. GUILLERMO MELGUIZO, “El Post-Santo Domingo” op. cit. LEONIDAS ORTIZ
LOZADA, “El acontecimiento Aparecida, paso a paso”, Medellín 130 (2007) 215-274.
210
Cf. LEONIDAS ORTIZ LOZADA, “El acontecimiento Aparecida, paso a paso”, 222.
211
VÍCTOR FERNÁNDEZ, Aparecida. Guía para leer el documento y crónica diaria, 10.
212
Cf. Una breve descripción en: LEONIDAS ORTIZ LOZADA, “El acontecimiento Aparecida, paso a paso”,
230.
213
VÍCTOR FERNÁNDEZ, Aparecida. Guía para leer el documento y crónica diaria, 11.
54
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un
nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva’ (DCE 12). Esto es
justamente lo que, con presentaciones diferentes, nos han conservado todos los evangelios
como el inicio del cristianismo: un encuentro de fe con la persona de Jesús (cf. Jn. 1, 35-
39)”.
Esta impronta discipular implica a todos los bautizados en sus diversos estados de vida
cristiana y no tiene límite temporal o etario. Siempre habrá que aprender a ser discípulos,
siempre habrá que de-construir y construir la imagen de la persona de Jesucristo, para
recrear el seguimiento personal y comunitario. El capítulo 6 dedicado a la formación de los
discípulos, retoma el tema del encuentro personal con Jesucristo y lo hace con el valor
agregado de considerar a la espiritualidad del catolicismo popular, como “una manera
legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia y una forma de ser
misioneros” (DA 264).
El segundo eje (misioneros) ‒que parece 197 veces en el documento, aunque si agregamos
“misión” (128) y el adjetivo “misionero” (56), suma 381 veces‒, destaca lo ya señalado en
el primero, todos y siempre somos misioneros. Para reafirmar esta orientación, el DA 146,
retoma una expresión del papa Benedicto XVI, de su Discurso Inaugural 3: “el discípulo,
fundamentado así en la roca de la Palabra de Dios, se siente impulsado a llevar la Buena
Nueva de la salvación a sus hermanos. Discipulado y misión son como las dos caras de una
misma medalla: cuando el discípulo está enamorado de Cristo, no puede dejar de anunciar
al mundo que sólo Él nos salva (cf. Hch 4, 12). En efecto, el discípulo sabe que sin Cristo
no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro”. Desde el primer encuentro con
Jesucristo, si es auténtico, brotará la necesidad de comunicarlo a los demás. La misión no se
puede separar del discipulado. Es un tema recurrente a lo largo del documento, con mayor
énfasis en la tercera parte, aunque presente desde el inicio.
“También es notable que muchas veces en el documento se utiliza la expresión ‘discípulos
misionero’, sin la ‘y’, para remarcar que son dos aspectos inseparables. Los tres grandes
títulos del documento evitan la ‘y’. Aquí se recogió aquella preciosa teología de la misión
según la cual no es algo sobreañadido a la identidad personal, sino que cada persona ‘es’
una misión. Su ser más íntimo está marcado y configurado en orden a una misión en el
mundo”.222
El tercer eje del tema es “para que tengan vida”.223 Implica e indica la finalidad del
discipulado misionero. La orientación de los dos primeros ejes ‒como encuentro con la
persona de Jesucristo y su comunicabilidad‒, es para que anunciemos plenitud de vida
digna, plena y feliz para todas las personas. El encuentro con Jesús no nos hace menos
felices, sino que nos ayuda a desarrollarnos plenamente y a gozar de la existencia. También
favoreciendo y acompañando especialmente a aquellos que no aún no lo han logrado.224 El
tema de la vida que ofrece Cristo y que estamos invitados a comunicar como sus discípulos
222
Ibid., 22.
223
Cf. VÍCTOR MANUEL RUANO, “Aparecida, un compromiso con la vida de los pueblos latinoamericanos”,
Medellín 130 (2007) 289-319.
224
“El verdadero desarrollo es el paso, para todos y cada uno, de unas condiciones de vida menos humanas a
condiciones más humanas” PP 20.
56
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
225
Cf. CECILIO DE LORA, Iglesia para el reino de Dios. En torno a Aparecida, 73-85; CARLOS MARÍA GALLI,
“Comunicar el Evangelio del amor de Dios a nuestros pueblos de América Latina y del caribe para que
tengan vida en Cristo”, Medellín 125 (2006) 121-177.156-163.
226
Cf. VÍCTOR FERNÁNDEZ, Aparecida. Guía para leer el documento y crónica diaria, 28-29; AGENOR
BRIGHENTI, Para entender Aparecida. El pre-texto, el con-texto y el texto, 48-77; LEONIDAS ORTIZ LOZADA,
“El acontecimiento Aparecida, paso a paso”, 245-259.
227
AGENOR BRIGHENTI, Para entender Aparecida. El pre-texto, el con-texto y el texto, 29-40.
57
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
228
Cf. La estructura como está organizada la Evangelii nuntiandi.
229
Sigo a: FRANCISCO, Discurso en el encuentro con el Episcopado brasileño, Arzobispado de Río de
Janeiro, 27 de julio de 2013, <http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2013/july/documents/papa-
francesco_20130727_gmg-episcopato-brasile.html> (en línea) (consulta: 8 de noviembre de 2016); AGENOR
BRIGHENTI, Para entender Aparecida. El pre-texto, el con-texto y el texto; VÍCTOR FERNÁNDEZ, Aparecida.
Guía para leer el documento y crónica diaria, 30-40; LEONIDAS ORTIZ LOZADA, “El acontecimiento
Aparecida, paso a paso”.
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CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
El papa Francisco al dirigirse a los obispos del Brasil en la Jornada Mundial de la Juventud
de Río de Janeiro en julio del 2013, no solo evalúa y proyecta el camino de la Iglesia
brasileña en particular, sino también la latinoamericana y caribeña con el telón de fondo de
la V Conferencia de Aparecida.
La primera parte del discurso está centrado en hacer memoria del modo en que unos
pescadores encontraron la imagen mutilada, ‒de color oscuro‒ de la Inmaculada
Concepción (de Aparecida).230 También señala que llevaron la imagen a su casa y la
cobijaron en el corazón abriéndose al misterio, en medio de su pobreza.
Más adelante y luego de meditar sobre la experiencia de los discípulos de Emaús, el papa
Francisco reflexiona sobre los medios que capacitan a la Iglesia para inflamar el corazón de
las personas: la Escritura, catequesis, sacramentos, comunidad, la amistad del Señor, María
y los Apóstoles..., a fin de que Jesús entre en las casas.231
La vida en abundancia que brota de Jesucristo es el primer don que señala Aparecida. Para
una mayoría de los católicos latinoamericanos y caribeños, “encontrar en el camino al Hijo
de Dios”, es por medio de la presencia de su Madre. El precioso tesoro de la piedad
popular, que es expresión de la fe católica (cf. DA 258, EG 90), está interactuando en la
actitud de los pescadores que llevaron a casa el misterio de la imagen encontrada en las
aguas. La expresión popular de la fe, sobre todo en los pobres y sencillos siempre tiene
espacio para albergar el misterio. El misterio habitualmente entra por el corazón, por la
atracción afectiva, no tanto por la razón. Como sucedió con los discípulos de Emaús al
entrar en la casa, o como la casa de los pescadores que acogió a María, Dios siempre
encuentra sitio.
La Iglesia, ¿cómo debería favorecer la experiencia del encuentro profundo con el misterio
de Jesús? El papa Francisco ofrece alguna clave ‒entre otras‒, la sencillez: “Sin la
gramática de la simplicidad, la Iglesia se ve privada de las condiciones que hacen posible
‘pescar’ a Dios en las aguas profundas de su misterio”.232 Experimentar a Jesús como vida
en abundancia, para los pueblos latinoamericanos y caribeños es inculturar “lo corpóreo, lo
sensible, lo simbólico, y las necesidades más concretas de las personas” (DA 263). Es
deconstruir lo que no es substancial a la fe y a sus expresiones visibles para que los
sencillos nos evangelicen desde su espiritualidad popular.
Algunos años después de la V Conferencia, el papa Francisco, en Evangelii gaudium 27
expresará su “sueño” que las estructuras pastorales favorezcan una respuesta positiva de
todos los convocados a la amistad con Jesús.
230
“El Brasil colonial estaba dividido por el vergonzoso muro de la esclavitud. La Virgen de Aparecida se
presenta con el rostro negro, primero dividida y después unida en manos de los pescadores”. FRANCISCO,
Discurso en el encuentro con el Episcopado brasileño, Arzobispado de Río de Janeiro, 27 de julio de 2013,
n° 1.
231
Cf. Ibid., n° 3.
232
Ibid., n° 1.
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CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
una textura cada vez más amplia y espesa. Una manta con pocas hebras de lana no
calienta”.233
Una vez que el discípulo misionero ha acogido a Jesucristo en su corazón, no puede
guardarlo, sino comunicarlo, ponerlo en común con aquellos que gozan de la misma
experiencia y con aquellos que aún no la tienen. Para eso es necesario que se despliegue
en una comunidad donde vivir la experiencia de la fe, la “vocación al discipulado misionero
es convocación a la comunión en su Iglesia” (DA 156).
La vivencia comunitaria eclesial está fundada y sostenida por la comunión trinitaria (cf. DA
157). A fin de vivenciar la comunión, los discípulos misioneros de todos los tiempos, nos
reunimos asiduamente para “escuchar la enseñanza de los apóstoles, vivir unidos y
participar en la fracción del pan y en las oraciones” (Hch 2, 42). La Eucaristía “fuente y
culmen de la vida cristiana” (LG 11), nos hace participar de la vida en abundancia de Cristo
y nos integra como miembros del mismo Cuerpo (cf. 1Cor 10, 17). “En la Eucaristía, se
nutren las nuevas relaciones evangélicas que surgen de ser hijos e hijas del Padre y
hermanos y hermanas en Cristo. La Iglesia que la celebra es ‘casa y escuela de comunión’,
donde los discípulos comparten la misma fe, esperanza y amor al servicio de la misión
evangelizadora” (DA 158, cf. 175. 251-253. 363).
Por otra parte, DA 163 retoma al papa Juan Pablo II, al recordar que en la Iglesia “la
comunión y la misión están profundamente unidas entre sí… La comunión es misionera y
la misión es para la comunión” (ChL 32). El núcleo del mensaje de la V Conferencia de
Aparecida es la comunidad eclesial compuesta por discípulos misioneros en la alegría del
llamado (cf. DA 28-29. 101-128), en tanto defensora y promotora de la vida en abundancia
de Jesús.
Para que la vida nueva de Jesús inflame los corazones de muchos, como lo hizo en los
discípulos de Emaús, ‒según el papa Francisco en el mensaje que ya indicamos‒ es vital
promover la vivencia comunitaria desde una formación de calidad en lo humano, cultural,
afectivo, espiritual y doctrinal. Teniendo el valor de revisar a fondo las estructuras de
formación y preparación del clero y del laicado de la Iglesia.234 Jesús a los discípulos de
Emaús, les explicó particularmente las Escrituras (cf. Lc 24, 25-27) y desde ellas encendió
sus corazones (cf. Lc 24, 32). En la formación de los discípulos misioneros todos los
medios que favorezcan el acceso a la Palabra de Dios ‒y los contenidos de la fe‒, será una
manera de madurar en el diálogo espiritual con la vida nueva propuesta por Jesucristo (cf.
Rom 6,4).
La Eucaristía y las Escrituras aparecen como elementos indispensables para el encuentro
comunitario y personal con Jesucristo. En la Eucaristía, el Señor se hace presente y la
interpretación de las Escrituras, llevará a una comprensión más profunda del misterioso
designio de Dios.
También la comunidad eclesial, fiel a hacer nuevas todas las cosas en Cristo (cf. Ap 21,5;
Ef, 2.15), deberá asumir el desafío de una sincera y radical conversión pastoral (cf. DA
365-372, 548-551)235, que está ligada a la renovación misionera. A modo de síntesis, la
233
Ibid., n° 4.
234
Cf. Ibid.
235
Cf. VÍCTOR FERNÁNDEZ, Conversión pastoral y nuevas estructuras. ¿Lo tomamos en serio?, Ágape,
Buenos Aires, 2010.
60
CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
236
Cf. VÍCTOR FERNÁNDEZ, Aparecida. Guía para leer el documento y crónica diaria, 31, otros números
acerca de la Palabra de Dios: 19, 25,28, 32, 41, 43, 99, 102, 121, 133, 142,146, 152, 158, 165, 167, 172, 175,
178, 179, 180, 189, 191, 204-05, 211, 226, 232,235, 242, 247-49, 253, 255, 266, 271, 278-80, 292, 298, 300,
308-09, 316, 319, 323, 337, 348, 350, 354, 356, 377, 382, 386, 399, 420, 448, 485, 516-18, 548, 554. Las
expresiones Biblia, Palabra, Sagrada Escritura, bíblico aparecen 105 veces en el documento.
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CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
culturas y las personas. Como lo expresaba el Concilio Vaticano II, la Iglesia existe para el
mundo, como mediación salvífica, por eso está llamada a cuidar, defender y promover la
vida, a infundir en el mundo la salvación como liberación integral (cf. GS 3). Esta óptica
abre, el compromiso misionero, a un proceso de pasar de situaciones menos humanas a más
humanas, por medio del testimonio, el anuncio, la catequesis, la formación integral, la
liturgia, la caridad ‒con especial énfasis en más pobres‒ y en el espíritu de comunión con
los hermanos en la fe.
El compromiso discipular misionero no es “algo esporádico, una campaña o una actividad
ocasional. Toda la Iglesia es misionera, tanto en cada uno de sus integrantes como en sus
acciones y estructuras. Por naturaleza, la Iglesia está en estado permanente de misión (DA
551)”.237 Dentro de esta perspectiva el DA no habla de discípulos “y” misioneros, sino de
“discípulos misioneros”. La misión no es opcional, sino integrante de la identidad cristiana.
Será concebirnos como Iglesia en estado permanente de misión (cf. DA 163.166.156).
La promoción de la vida en abundancia no es una misión exclusiva de la Iglesia, sino que
deberá llevarla a plenitud “con otros organismos o instituciones” (cf. DA 384). La misión
eclesial no se agota en lo estrictamente religioso o intraeclesial. Dios quiere que todos los
hombres se salven (cf. 1 Tim 2, 4) y allí la mediación privilegiada de la Iglesia, no puede
estar ausente, está llamada a reconocer las semillas del Verbo en aquello que es vida,
bondad, justicia, amor y paz, presencias del Espíritu de Dios en su Creación.
Esta misión no exclusiva de la Iglesia, además debe llevarse a nivel nacional e internacional
(cf. DA 384). La globalización ha llevado a nuevas dificultades y problemas, las soluciones
también requieren innovaciones. La misión de la Iglesia deberá promover la creación de
estructuras justas, como condición para una sociedad justa (cf. DA 537). Y el DA
recomienda que los cristianos favorezcan “patrones culturales alternativos para la sociedad
actual” (480), como así la formación apropiada de aquellos que estarán en los niveles de
decisión (cf. DA 492) y en relación con las cuestiones de la justicia internacional (cf. DA
406).
Además y especialmente, comunicar la Buena Nueva de Jesucristo será promover que todos
tengamos un lugar en la sociedad y en sus estructuras políticas y económicas, como hijos de
un mismo Padre que somos. Desde Medellín hasta Aparecida, la Iglesia latinoamericana y
caribeña, reconoce que en los rostros de los pobres, marginados, excluidos e insignificantes
de la sociedad, se profana la dignidad humana (cf. DP 31-39; CSD 178-179; DA 65. 402.
407-430). La opción por los pobres es uno de los rasgos que marcan la fisonomía de la
Iglesia continental (cf. DA 391).238 La misma tiene su fuente en la fe cristológica, en el
Hijo de Dios que se hizo pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza. “Esta
opción nace de nuestra fe en Jesucristo, el Dios hecho hombre, que se ha hecho nuestro
hermano (cf. Hb 2, 11-12). Ella, sin embargo, no es ni exclusiva, ni excluyente” (DA 392).
237
AGENOR BRIGHENTI, Para entender Aparecida. El pre-texto, el con-texto y el texto, 92.
238
Cf. PAULO F. CARNIERO DE ANDRADE, “Opción por los pobres en el magisterio. Pensamiento social
católico desde el Vaticano II hasta la Conferencia de Aparecida”, Concilium 361 (2015) 391-401. VÍCTOR
FERNÁNDEZ, Aparecida. Guía para leer el documento y crónica diaria, 36, otros números dedicados al tema:
7-8, 30-31, 47, 65, 67, 94, 98, 100, 105, 128, 139, 146, 147, 152, 179, 189, 197, 199, 217, 257-59, 264, 267,
272, 325, 334, 337-38, 340, 353-54, 362, 372, 379, 383, 391-99, 402, 409, 416, 422, 446, 448, 454, 475, 491,
501, 512, 516-17, 524, 533, 537, 545, 550, 554. La expresión pobres aparece 130 veces en el documento y la
de opción por los pobres, 15.
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CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
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Estamos invitados a contemplar y tener una cercanía cordial239 con los rostros sufrientes de
nuestros hermanos, el rostro de Cristo que nos llama a servirlo en ellos (cf. Mt 25,). “Ellos
interpelan el núcleo del obrar de la Iglesia, de la pastoral y de nuestras actitudes cristianas”
(DA 393). Con todo, en estos tiempos del individualismo, se corre el riesgo que la opción
por los pobres sea algo emotivo o teórico. Por lo tanto es preciso evitar todo paternalismo y
construir la dimensión relacional e intersubjetiva240 implicada en la opción preferencial
por los pobres. La relación con las personas y los grupos pobres ha de incluir actitudes de
involucramiento personal tales como: dedicarles tiempo, atención, escucha,
acompañamiento en sus momentos difíciles, y desde ellos, la transformación de su
situación. Ellos son sujetos de la evangelización y de la promoción humana integral (cf. DA
397-398).
Entre los objetivos propuestos por el Concilio Vaticano II aparece en primer lugar: “el
acrecentar de día en día entre los fieles la vida cristiana” (SC 1). Hoy reconocemos dicho
crecimiento, no solo por las reformas o renovaciones circunstanciales o apropiadas
impulsadas por el Concilio. Su herencia ilumina para transitar y comunicar la vida en
abundancia de Jesucristo, en tanto en la Iglesia seamos servidores y promotores de la vida
plena e integral de las personas en el acontecer de la historia.
La vida en abundancia para los pueblos latinoamericanos y caribeños, que tiene su fuente
en Jesús, y de la cual la Iglesia es mediación sacramental, ha sido el telón de fondo de las
diversas Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, acorde a las
situaciones históricas que las contextualizan.
239
Cf. Ibid., 36-38, otros números acerca de la cercanía cordial al pueblo: 135. 353. 363. 517. 518. 372. 497.
480.
240
Cf. PABLO BONAVÍA, “Aparecida: memoria y nuevo paradigma”, Anatéllei 20 (2008) 87-98. 92-93.
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CEBITEPAL 2018 – Luis O. Liberti svd – “Estudio histórico teológico del Vaticano II y su relación con el magisterio
latinoamericano, alguna aproximación”
¿Puede haber algún programa para seguir encarnando en la historia el Evangelio? Una
respuesta apropiada la brinda san Juan Pablo II, en NMI 29: “No se trata, pues, de inventar
un nuevo programa. El programa ya existe. Es el de siempre, recogido por el Evangelio y la
Tradición viva. Se centra, en definitiva, en Cristo mismo, al que hay que conocer, amar e
imitar, para vivir en él la vida trinitaria y transformar con él la historia hasta su
perfeccionamiento en la Jerusalén celeste. Es un programa que no cambia al variar los
tiempos y las culturas, aunque tiene cuenta del tiempo y de la cultura para un verdadero
diálogo y una comunicación eficaz. Sin embargo, es necesario que el programa formule
orientaciones pastorales adecuadas a las condiciones de cada comunidad”. Esto último es
lo que intentamos relevar en nuestro estudio, las orientaciones teológico-pastorales
adecuadas a los contextos históricos en los se desplegaron para recepcionar el Concilio
Vaticano II desde las Conferencias de Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida. La
historia continúa y seguirá exigiendo nuevas respuestas y nuevos compromisos, porque el
Señor, viene a hacer nuevas todas las cosas (cf. Ap 21, 5).
ChL: Exhortación Apostólica Christifideles laici del papa Juan Pablo II.
CSD: Conclusiones de Santo Domingo.
DA: Documento de Aparecida.
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