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BREVE RESEÑA HISTÓRICA SOBRE EL USO DE LAS PLANTAS

MEDICINALES
Desde que el hombre tiene que sobrevivir
predominando sobre las demás especies de
su entorno, tuvo que hacer uso de las
plantas, ya sea para
alimentarse, refugiarse, vestirse y
curarse. Así, sin darse cuenta fue
construyendo una incipiente y primitiva
farmacopea que se ve enriquecida con las
experiencias de cada día.

Hasta la llegada de los europeos a tierras


americanas, el conocimiento de hierbas
medicinales era mínimo.
Sin embargo los habitantes de las tierras
nuevas tenían un alto promedio de vida y
de calidad de la misma, siendo un misterio
las causas de ello. Pero en cuanto los
europeos enfermaron se arriesgaron a
comprobar el empleo de las plantas
medicinales conocidas por los aborígenes.
Precisamente una de esas plantas que
existen en nuestro medio (Chota -
Cajamarca - Perú) llamada
comúnmente TAYANGO, cuyo nombre
científico de una de sus variedades, de
acuerdo al análisis realizado en el
Laboratorio de Biología de la Universidad
Agraria La Molina - Lima. Perú,
esbaccharis cf grandecapitulata
hieronymus, era empleado para curar a las
parturientas, los males de la próstata,
inflamaciones bucales, caries y otras
enfermedades; estos conocimientos han
sido trasmitidos tradicionalmente de
generación en generación, pero sólo a
pocos sectores de la población rural.
SÁBADO 21 DE MAYO DEL 2011 | 09:22

La historia del emoliente, una


bebida con esquina
De mañana o bien noche, los emolienteros han contribuido con su sabor a
refrescar y sanar algunos malestares

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
MARTÍN ACOSTA GONZÁLEZ (@martiacosta)
Redacción Online

¿Quién no se ha tomado un emoliente en una esquina cercana a su casa?

Calientito como para esta época del año, el emoliente nació como una bebida medicinal con
propiedades diuréticas. Sus bondades actúan también sobre el sistema digestivo, respiratorio
e, incluso, reproductor. Sin embargo, hoy muchas personas lo toman para protegerse del frío
o, simplemente, para refrescar la garganta.

El emoliente es legado de las tisaneras: las vendedoras ambulantes de aguas medicinales de


la Lima virreinal. Muchos años han pasado desde eso y esta preparación a base de agua
decebada, linaza, boldo, alfalfa, cola de caballo y limones recién exprimidos se ha mantenido
vigente en el tiempo.

La Real Academia de la Lengua la define como un medicamento “que sirve para ablandar una
dureza o un tumor”. Según la investigadora Aida Tam Fox, bajo esta descripción, “una
pomada, una bebida o cualquier otro medicamento que tenga facultades ablandativas sería
también un emoliente”.

Por esa razón, todas las definiciones mencionan también a la tisana, que según la RAE es una
“bebida medicinal que resulta del cocimiento ligero de una o varias hierbas y otros
ingredientes en agua”. Esta queda impregnada de sustancias solubles que aportan efectos
beneficiosos para la salud.
Tam Fox añade que la forma correcta de referirse al emoliente debería ser emoliente de
cebada. Aunque el habla popular se encargó de marcar las diferencias.

LARGA HISTORIA
Desde tiempos muy antiguos se acostumbraba tomar agua de cebada. En Grecia tenían una
bebida ceremonial preparada con agua, cebada y un tipo de menta, a la cual
llamaban ‘kykeon’.

En España también se hizo popular. Alberto Sánchez Alvarez-Insúa, en su artículo “El agua de
cebada. Noticia del inicio de su consumo en Madrid a través de un curioso impreso del siglo
XVIII” comenta que esta era una bebida económica y refrescante, muy popular en Madrid. “En
algunos casos, esta bebida se solía aromatizar con canela y zumo de limón”.

Con el Virreinato, el emoliente llegó al Perú y su fama medicinal se esparció rápidamente.


Hermilio Valdizán cuenta que la preparación “fue muy empleada en la época Colonial, tanto
que llegó a construir base de una verdadera industria en Lima, donde había pequeños
establecimientos dedicados exclusivamente al expendio de emoliente y por cuyas calles
deambulaban unos súbditos chinos que vendían la bebida. Esto ya en plena época
republicana”.

Con el pasar de los años, las calles se empezaron a llenar de emolienteros. Así, encontrar una
carretilla en las esquinas era cosa común.

Precisamente, en una nota publicada en El Comercio en el 2001 se cuenta la historia de


Pedro Castillo Yupanqui, un huaracino que inició la elaboración y venta de emoliente en Jauja
en 1930. “Ya en 1927 había laborado para la colonia japonesa residente en Lima y, con la
colaboración de esta, llegó a constituir la primera sociedad de emolienteros en la capital”.

Sus integrantes salían en las noches y en las mañanas a vender la bebida por diferentes
lugares de la ciudad, siendo, entre otros, los empleados y obreros sus más asiduos clientes.

Hoy el emoliente no solo se vende caliente; también lo hay helado y embotellado e incluso
existen establecimientos (tipo cafés) donde se le da más estilo. Sin embargo, el original se
vende en carretillas de esquina, con el limón exprimido hasta la última gota y pidiendo su yapa
más.

(Foto: Giancarlo Shibayama/Archivo El Comercio)


MARTÍN ACOSTA GONZÁLEZ
¿Quién no se ha tomado un emoliente en una esquina cercana a su casa?
Calientito como para esta época del año, el emoliente nació como una bebida medicinal con
propiedades diuréticas. Sus bondades actúan también sobre el sistema digestivo, respiratorio e,
incluso, reproductor. Sin embargo, hoy muchas personas lo toman para protegerse del frío o,
simplemente, para refrescar la garganta.
El emoliente es legado de las tisaneras: las vendedoras ambulantes de aguas medicinales de la
Lima virreinal. Muchos años han pasado desde eso y esta preparación a base de agua de cebada,
linaza, boldo, alfalfa, cola de caballo y limones recién exprimidos se ha mantenido vigente en el
tiempo.
La Real Academia de la Lengua la define como un medicamento “que sirve para ablandar una
dureza o un tumor”. Según la investigadora Aida Tam Fox, bajo esta descripción, “una pomada,
una bebida o cualquier otro medicamento que tenga facultades ablandativas sería también un
emoliente”.
Por esa razón, todas las definiciones mencionan también a la tisana, que según la RAE es una
“bebida medicinal que resulta del cocimiento ligero de una o varias hierbas y otros ingredientes en
agua”. Esta queda impregnada de sustancias solubles que aportan efectos beneficiosos para la
salud.
Tam Fox añade que la forma correcta de referirse al emoliente debería ser emoliente de cebada.
Aunque el habla popular se encargó de marcar las diferencias.
LARGA HISTORIA
Desde tiempos muy antiguos se acostumbraba tomar agua de cebada. En Grecia tenían una
bebida ceremonial preparada con agua, cebada y un tipo de menta, a la cual llamaban “kykeon”.
En España también se hizo popular. Alberto Sánchez Alvarez-Insúa, en su artículo “El agua de
cebada. Noticia del inicio de su consumo en Madrid a través de un curioso impreso del siglo XVIII”
comenta que esta era una bebida económica y refrescante, muy popular en Madrid. “En algunos
casos, esta bebida se solía aromatizar con canela y zumo de limón”.
Con el Virreinato, el emoliente llegó al Perú y su fama medicinal se esparció rápidamente. Hermilio
Valdizán cuenta que la preparación “fue muy empleada en la época Colonial, tanto que llegó a
construir base de una verdadera industria en Lima, donde había pequeños establecimientos
dedicados exclusivamente al expendio de emoliente y por cuyas calles deambulaban unos súbditos
chinos que vendían la bebida. Esto ya en plena época republicana”.
Con el pasar de los años, las calles se empezaron a llenar de emolienteros. Así, encontrar una
carretilla en las esquinas era cosa común.
Precisamente, en una nota publicada en El Comercio en el 2001 se cuenta la historia de Pedro
Castillo Yupanqui, un huaracino que inició la elaboración y venta de emoliente en Jauja en 1930.
“Ya en 1927 había laborado para la colonia japonesa residente en Lima y, con la colaboración de
esta, llegó a constituir la primera sociedad de emolienteros en la capital”.
Sus integrantes salían en las noches y en las mañanas a vender la bebida por diferentes lugares
de la ciudad, siendo, entre otros, los empleados y obreros sus más asiduos clientes.
Hoy el emoliente no solo se vende caliente; también lo hay helado y embotellado e incluso existen
establecimientos (tipo cafés) donde se le da más estilo. Sin embargo, el original se vende en
carretillas de esquina, con el limón exprimido hasta la última gota y pidiendo su yapa má

Las plantas medicinales


Enviado por Maria de los A. Pérez

1. Introducción
2. ¿Qué es una planta?
3. Las plantas medicinales
4. Elementos medicinales
5. Recolección y formas de preparación
6. Investigación y síntesis
7. Terapias alternativas
8. Uso clínico: factores limitantes
9. Historia
10. Principios activos
11. Conclusión
12. Bibliografía

Introducción
Las plantas, son seres vivos, porque nacen, crecen, respiran, se alimentan y se reproducen, son organismos
autótrofos, porque son capaces de fabricar la comida que necesitan utilizando la energía del Sol. Las plantas
son los únicos seres vivos que pueden producir su propio alimento, hay de diversas formas y tamaños. Una
planta medicinal es un recurso, cuya parte o extractos se emplean como drogas en el tratamiento de alguna
afección. La parte de la planta empleada medicinalmente se conoce con el nombre de droga vegetal. El uso
de remedios de origen vegetal se remonta a la época prehistórica, y es una de las formas más extendidas
de medicina, presente en virtualmente todas las culturas conocidas. Plantas medicinales, son
todas aquellas plantas que contienen, en alguno de sus órganos, principios activos, los cuales, administrados
en dosis suficientes, producen efectos curativos en las enfermedades de los hombres y de los animales en
general.
Sólo raramente la planta entera tiene valor medicinal; normalmente los compuestos útiles se concentran en
alguna de sus partes: hojas, semillas, flores, cortezas y raíces se utilizan con relativa frecuencia. Los modos
de aplicación varían del mismo modo. La recolección debe realizarse cuando los principios activos de la planta
están maduros. Las flores deben cogerse recién abiertas y secarse con papel limpio; las hojas deben
recolectarse antes y durante la floración y extenderse sobre un papel o rejilla; las plantas enteras deben ser
despojadas de las hojas marchitas y los restos de tierra; las semillas y frutos no suelen necesitar ningún
tratamiento; y las cortezas y raíces se deben tomar de ejemplares jóvenes. La administración de las plantas
medicinales y de los productos derivados de estas debe estar acompañada de los máximos cuidados, para
garantizar el buen suceso del tratamiento.
¿Qué es una planta?
Las plantas, al igual que los animales, son seres vivos, porque nacen, crecen, respiran, se alimentan y se
reproducen. Los animales son organismos heterótrofos, porque no son capaces de fabricar su propia comida y
tienen que alimentarse de plantas o de otros animales. Sin embargo, las plantas son organismos
autótrofos, porque son capaces de fabricar la comida que necesitan utilizando la energía del Sol. Las plantas
son los únicos seres vivos que pueden producir su propio alimento
Las hierbas, los helechos, los arbustos o los árboles son plantas. Hay unas 260.000 especies de plantas. Las
hay de diversas formas y tamaños: desde algunas muy pequeñas hasta otras muy grandes. Las secuoyas
pueden alcanzar más de 100 metros de altura. Las plantas son diferentes; no pueden moverse y viven fijas
al suelo, fabricando su propia comida. La ciencia que estudia las plantas se denomina Botánica.
Las plantas medicinales
Una planta medicinal es un recurso, cuya parte o extractos se emplean como drogas en el tratamiento de
alguna afección. La parte de la planta empleada medicinalmente se conoce con el nombre de droga vegetal, y
puede suministrarse bajo diferentes formas galénicas: cápsulas, comprimidos, crema, decocción, elixir,
infusión, jarabe, tintura, ungüento, etc. El uso de remedios de origen vegetal se remonta a la época
prehistórica, y es una de las formas más extendidas de medicina, presente en virtualmente todas las culturas
conocidas.
La industria farmacéutica actual se ha basado en los conocimientos tradicionales para la síntesis y
elaboración de fármacos, y el proceso de verificación científica de estas tradiciones continúa hoy en día,
descubriéndose constantemente nuevas aplicaciones.
Muchos de los fármacos empleados hoy en día —como el opio, la quinina, la aspirina o la digital— replican
sintéticamente o aíslan los principios activos de remedios vegetales tradicionales conocidos incluso desde
épocas prehistóricas. Su origen persiste en las etimologías —como el ácido salicílico, así llamado por
extraerse de la corteza del sauce (Salix spp.) o la digital, de la planta del mismo nombre.
Plantas medicinales, son todas aquellas plantas que contienen, en alguno de sus órganos, principios activos,
los cuales, administrados en dosis suficientes, producen efectos curativos en las enfermedades de los
hombres y de los animales en general.
Se calcula en unas 260.000 las especies de plantas que se conocen en la actualidad, de las que el 10% se
pueden considerar medicinales, es decir, se encuentran recogidas en los tratados médicos de fitoterapia,
modernos y de épocas pasadas, por presentar algún uso. Evidentemente, sobre todo en las regiones
ecuatoriales, la proporción de especies medicinales puede variar sensiblemente de este porcentaje, ya que ni
siquiera se conoce la totalidad de la flora.
Elementos medicinales
En el metabolismo normal de todos los seres vivos, el organismo produce algunas sustancias a partir de los
nutrientes obtenidos del medio; algunos de estos compuestos químicos forman parte del proceso en todas o
casi todas las especies, mientras que otros reflejan las peculiaridades de cada una de ellas.
Entre los compuestos de la primera clase —llamados metabolitos primarios— se cuentan los glúcidos
y lípidos, aprovechados en la alimentación; los compuestos de uso terapéutico, por el contrario, corresponden
normalmente a los metabolitos secundarios, y se obtienen sólo de organismos específicos.
Pocas veces la función que estos cumplen en medicina se corresponde con la que cumple en el ciclo vital de
la planta en cuestión; la digoxina, por ejemplo, que se concentra en las hojas y flores de Digitalis purpurea
como tóxico para evitar su consumo por animales herbívoros, se emplea terapéuticamente como inotrópico
para los pacientes que padecen de arritmia cardíaca. Otros compuestos usados en medicina son utilizados
por la planta para atraer agentes polinizadores.
En el metabolismo normal de todos los seres vivos, el organismo produce algunas sustancias a partir de los
nutrientes obtenidos del medio; algunos de estos compuestos químicos forman parte del proceso en todas o
casi todas las especies, mientras que otros reflejan las peculiaridades de cada una de ellas. Entre los
compuestos de la primera clase —llamados metabolitos primarios— se cuentan los glúcidos y lípidos,
aprovechados en la alimentación.
Recolección y formas de preparación
Extracción y empleo Sólo raramente la planta entera tiene valor medicinal; normalmente los compuestos
útiles se concentran en alguna de sus partes: hojas, semillas, flores, cortezas y raíces se utilizan con relativa
frecuencia. Los modos de aplicación varían del mismo modo; una forma frecuente de empleo es la infusión, en
que el principio activo se disuelve en agua mediante una cocción más o menos larga.
La tisana resultante se bebe; plantas empleadas de este modo incluyen la tila (Tilia platyphyllos), cuyo
principio activo es el eugenol, la pasionaria (Passiflora edulis), cuyos principios activos incluyen el harmol y el
harmano, o el mismo café (Coffea arabica), cuya infusión contiene cafeína.
Otras plantas se preparan en tinturas, se comen, se inhala el humo de su combustión, o se aplican
tópicamente como emplastos o cataplasmas.
La recolección debe realizarse cuando los principios activos de la planta están maduros. Por lo general, se
debe proceder al secado de los vegetales lo más rápido posible, de forma que no fermenten los azúcares que
contienen, aunque hay que tener en cuenta que las hierbas secas poco a poco van perdiendo sus
propiedades.
Las flores deben cogerse recién abiertas y secarse con papel limpio; las hojas deben recolectarse antes y
durante la floración y extenderse sobre un papel o rejilla; las plantas enteras deben ser despojadas de las
hojas marchitas y los restos de tierra; las semillas y frutos no suelen necesitar ningún tratamiento; y las
cortezas y raíces se deben tomar de ejemplares jóvenes.
PREPARACIÓN Y ADMINISTRACIÓN DE LAS PLANTAS MEDICINALES
La administración de las plantas medicinales y de los productos derivados de estas debe estar acompañada
de los máximos cuidados, para garantizar el buen suceso del tratamiento. Contrariamente a la creencia
general, los mejores resultados no siempre se obtienen con el uso de las plantas frescas o con preparaciones
caseras. El hacer extractos de plantas procesadas permite obtener más principios activos.
Los compuestos de uso terapéutico, por el contrario, corresponden normalmente a los metabolitos
secundarios, y se obtienen sólo de organismos específicos. Los compuestos de uso terapéutico, por el
contrario, corresponden normalmente a los metabolitos secundarios, y se obtienen sólo de organismos
específicos.
Las preparaciones más frecuentes, que se pueden llevar a cabo en casa, son:
 Infusión: calentar agua y añadir la parte de la planta necesaria en el primer hervor. Seguidamente se aparta
del fuego, se tapa y se deja reposar unos minutos. La infusión una vez hecha no debe hervir. Se suele
preparar con las partes jóvenes de la planta, como hojas, flores y semillas. Es la forma de preparación más
frecuente y sencilla, se le denomina también apagado o té. Forma parte de una cultura de consumo de
hierbas aromáticas que se usan no solo para fines medicinales. Consiste en poner en contacto las partes de
las plantas con agua hirviendo por unos minutos, dejando que se enfríe progresivamente. Al no
usarse calor directo, garantiza que sus partes no sufren deterioro. Más frecuentemente se usa para las partes
blandas de las plantas como hojas y flores.
 Decocción: proceso por el cual la planta se hierve en agua durante un periodo de tiempo determinado. Se
usa este procedimiento con las partes más duras, como corteza, hojas coriáceas, raíces y tallos.
 Reducción: si la cocción se lleva a cabo durante más de 20 minutos, se produce la reducción. Se emplea
para principios activos que resisten el calor y de los que se necesita, por su escasa proporción, una mayor
concentración.
 Maceración: consiste en dejar reposar las plantas en agua fría durante algunas horas. Sirve para extraer
principios activos inestables frente al calor pero solubles en agua.
 Tintura o vinos medicinales: es la maceración hecha en alcohol y normalmente lleva una parte de la planta
por cinco de alcohol. Se usa si los principios activos no se disuelven bien en agua o son de sabor
desagradable, empleándose generalmente planta seca.
 Jarabes: son disoluciones de azúcar en agua a las que después se les añade la planta. Los jarabes se
preparan extrayendo con agua los componentes activos o medicinales de la planta y disolviendo luego en esta
una gran cantidad de azúcar o miel como preservante.
Puede prepararse a partir de extractos hidroalcohólicos, conservarse por períodos largos y se le suele dar un
sabor agradable para facilitar su administración a los niños. La preparación se inicia en forma semejante a la
infusión, pero se deja reposar algunas horas y luego se filtra el líquido, se agrega el azúcar o la miel, se diluye
y se lleva a hervír algunos minutos para coagular las sustancias albuminosas, luego se cuela y se guarda en
botella o frasco de color ámbar, se etiqueta y se guarda (hasta 30 días) en lugar limpio y protegido del calor y
de la luz.
 Zumo: directamente se trituran las plantas frescas y luego se tamiza el líquido.
 Aceites medicinales: al igual que el alcohol, el aceite es otro de los disolventes más usados. De hecho hay
ciertas plantas que transfieren mejor sus principios activos al aceite. Son los más utilizados para uso externo
(friegas, masajes o untes).
 Vahos: se preparan con hierbas aromáticas, las cuales se hierven en agua. El vapor que se desprende del
recipiente una vez retirado éste del fuego, es el que debe ser inhalado.
 Cataplasma y emplasto La cataplasma se prepara machacando la parte de la planta que contiene las
propiedades curativas que se pretende usar, se calienta y se aplica directamente sobre el área afectada que
se quiere tratar.
Para preparar el emplasto se mezcla la parte de la planta a utilizar con una harina, logrando una pasta que se
aplica sobre el área afectada, al igual que la cataplasma.
 Cocimiento Se prepara hirviendo durante algunos minutos (del orden de los 5 minutos) la planta y luego se
filtra. Debe verificarse que el calor no afecte o destruya los principios activos. Esta forma de usarse es
apropiada en general para las partes duras de la planta, como son: troncos, raíces, cortezas y semillas.
 Compresa Es una preparación similar a la cataplasma, pero en este caso en lugar de aplicar la planta
directamente, se utiliza una extracción acuosa, aplicada a un paño o toalla. Las compresas pueden ser
calientes, generalmente aplicadas en el caso de inflamaciones y abscesos; o bien frías, preferibles para tratar
casos de cefalea o conjuntivitis.
 Ensalada Es una forma de ingerir las hierbas medicinales en una forma directa, sin ninguna modificación o
transformación consecuencia del procesamiento. Se lavan y desinfectan las partes de la planta que se piensa
ingerir, y se prepara como una ensalada tradicional, eventualmente mezclándola con otras verduras o
vegetales, sazonándolo sal, aceite de oliva y limón.
 Extracto Los principios activos de las plantas medicinales se obtienen también por un tipo de extracción
llamada "sólido-liquido". Este proceso consta de tres etapas: Penetración del disolvente en los tejidos de los
vegetales e hinchazón; Disolución de las sustancias extraíbles; Difusión de las sustancias extraíbles disueltas
fuera de la célula vegetal.
La forma de extracción más frecuente es por maceración, este proceso tiene algunas ventajas sobre la
percolación y contracorriente. También se puede procesar la extracción mediante métodos que involucran el
ultrasonido, el eléctrico, y el vórtice (turbo). La extracción de los extractos requiere un cierto equipamiento
y conocimiento de procesos químicos.
En su presentación final pueden ser: tinturas (1:10); extractos fluidos (1:2), blandos, con una consistencia
parecida a la miel, viscosos o firmes (masas plásticas, que licuan al calentarlas), secos (cuando se ha
desecado la mezcla) y nebulizados (obtenidos por atomización del disolvente.)
 Gargarismo o enjuague Es la aplicación de un líquido a la cavidad bucal. Se usa para lograr la acción local
en la boca y/o garganta y así limpiar de secreciones, bacterias e impurezas estas áreas. Puede usarse para
prevenir infecciones bucales o respiratorias. Para prepararse el líquido puede usarse una infusión, un
cocimiento o un jugo de la planta.
 Jugo Los jugos se obtienen siempre al exprimir o licuar las plantas frescas o sus frutos. En algunos casos,
sobre todo para tubérculos o raíces se recomienda ponerlos en remojo durante un período de 8 a 12 horas
antes de exprimirlos.
 Lavados Es la aplicación de infusiones, cocimientos o tinturas diluidas para tratar tópicamente afecciones
externas localizadas, como heridas, llagas, úlceras, hemorroides, vaginitis y otras afecciones de la piel o de
las mucosas.
 Lavativa o enema Es la aplicación de un preparado que se introduce a través del ano con una técnica
especial, para la cual el que la aplica debe estar capacitado. Se aplica preferiblemente en ayunas y el
paciente debe permanecer acostado, durante la aplicación y durante un tiempo de por lo menos una hora
después de la aplicación.
 Polvos Los polvos se obtienen pulverizando la planta seca, el material puede ser retriturado y tamizado varias
veces, hasta alcanzar el tamaño deseado de las partículas. Los polvos vegetales son fáciles de manejar,
formular y acondicionarlos en preparados fitofarmacéuticos, a través del mezclado, encapsulado y de la
compresión.
 Preparados fitofarmacéuticos Los extractos obtenidos industrialmente deben reunir al menos cinco
aspectos: la materia médica, donde se encuentran los principios activos debe ser adecuadamente molida, la
extracción debe efectuarse con el disolvente adecuado, puede extraerse por maceración o percolación, la
concentración debe ser por un método que no afecte el principio activo y algunas drogas requieren
tratamientos preliminares antes de usarse. Con extractos procesados es posible hacer preparados que son
más fáciles de dosificar, tales como formas sólidas (tabletas, grageas, tabletas efervescentes, cápsulas de
gelatina dura, gránulos), formas líquidas (jarabes, gotas, soluciones, suspensiones en cápsulas de gelatina
suave) y formas para uso local (cremas ungüentos, pomadas, geles, colirios y supositorios).
 Tintura Se obtiene dejando en contacto la parte de la planta seca a utilizar, con una mezcla de alcohol al 40%
en agua durante 3-5 días, con agitación diaria y filtración. Las tinturas se usan de base para la formación de
elixires que contienen mezclas de varias plantas y sustancias estabilizantes como el glicerol. Tienen la ventaja
de ser más estables y de fácil dosificación.
 Vapores Los vapores de ciertas plantas emitidos por la acción del calor son utilizados para el tratamiento de
las afecciones de la garganta y de las vías respiratorias.
Investigación y síntesis
Mientras la medicina herbal tradicional utilizaba partes o extractos vegetales, la necesidad de comprender con
precisión el uso de los distintos componentes, de graduar con precisión la dosis empleada y de elaborar de
manera estandarizada fármacos homogéneos han llevado a que la mayoría de las drogas producidas por la
industria farmacéutica contengan sólo el o los principios activos.
En algunos casos, éstos aún se obtienen del procesamiento de las plantas medicinales; en otros casos, éstos
se investigan para aislar el principio activo, y éste se sintetiza luego de manera artificial. La investigación de
las propiedades medicinales de una planta es una labor compleja, que abarca desde los informes etnográficos
de los etnólogos hasta el análisis de laboratorio de químicos y médicos.
Terapias alternativas
La prolongada tradición de uso de productos de origen vegetal en medicina y la reacción contemporánea
contra los fármacos sintéticos han llevado a un resurgimiento de la herbología, a veces denominado
fitoterapia.
La creencia de que se trata de "medicina natural" lo ha dotado de un aura de salubridad inmerecida; en
realidad, los compuestos empleados por los herboristas son en muchos casos los mismos que aparecen en
los fármacos industriales, sólo que mezclados con otras sustancias y en una dosis mucho menos precisa. Los
efectos secundarios provocados por los fármacos industriales son como mínimo igualmente frecuentes en la
medicina herbal, y el riesgo de reacciones adversas o confusiones en el uso está también presente.
La fitoterapia practicada actualmente se nutre tanto de la tradición herborística occidental —que se remonta a
griegos y romanos— como de la tradición Ayurveda hindú y la herbolaria china; en éste último país, forma
parte de las terapias empleadas en la salud pública, junto con otras prácticas relativamente novedosas en
Occidente, como la acupuntura.
El uso de las plantas para prevenir y aliviar dolencias es también una práctica corriente entre las poblaciones
autóctonas de los Andes, donde la medicina oficial en algunos países está rescatando las prácticas
ancestrales, llevándolas hasta los centros de salud de las aldeas y poblados de la sierra. Además de
compuestos vegetales de probada inocuidad, como los presentes en las infusiones de consumo doméstico,
esta tendencia ha llevado a la comercialización de suplementos vegetales, cuya regulación está en muchos
países aún incompleta.
El debate acerca de si debe comercializarse libremente como material alimentario, o por el contrario
someterse a las revisiones más estrictas aplicadas a los fármacos, está en gran medida aún abierto. En los
Estados Unidos una ley de 1994 los clasifica como suplementos nutricionales, permitiendo su venta y
consumo salvo que la FDA pueda demostrar su carácter pernicioso.
Los peligros propios de la medicina herbal incluyen el elevado riesgo de interacciones adversas, ya sea entre
productos herbales o con fármacos industriales, debido a la presencia y dosificación variable de numerosos
principios activos en los preparados, y la posibilidad a veces fatal de confusión que provoca
la nomenclatura inestable de los vegetales; especies o variedades llamadas por el mismo nombre, aún si son
muy próximas botánicamente, pueden variar enormemente en la presencia y concentración de los principios
activos. En la actualidad las principales empresas de fitoterapia cuantifican los principios activos en cada lote
de planta y realizan estrictos controles de radioactividad, pesticidas y otros contaminantes, con lo cual se
garantiza un efecto homogéneo en todos sus preparados.
Biodiversidad Muchas especies medicinales identificadas científicamente sólo recientemente proceden
de biomas amenazados. Existe una preocupación no desdeñable entre los biólogos acerca del impacto que el
crecimiento en el consumo de especies posiblemente amenazadas produzca sobre la supervivencia de las
mismas, y el estudio del cultivo sostenible de las mismas es una preocupación importante.
Uso clínico: factores limitantes
Tradicionalmente, las plantas medicinales sirvieron como remedios para aliviar síntomas o tratar
enfermedades, con resultados dispares. Debido a su actividad farmacológica, actuaban directamente sobre el
organismo, produciendo cambios significativos en su funcionamiento.
En este sentido, estas plantas eran estrictamente fármacos (o drogas) con capacidad de operar,
alternativamente, como remedios o venenos, dependiendo de las dosis, la oportunidad, la vía de
administración, la idoneidad de quien las indicaba, la constitución del sujeto tratado, entre otros factores.
En el curso del siglo XIX, se aislaron los principios activos de las especies vegetales con mayor impacto en la
clínica médica. Hasta entonces, las limitaciones intrínsecas de las fórmulas vegetales habían impedido la
titulación de valores óptimos para dosis activa mínima, margen de seguridad de la sustancia, y dosis letal
media. En este sentido, se veían incrementados los riesgos de sobredosis agudas o intoxicación accidental.
Lo mismo sucedía con la incidencia de reacciones adversas imprevistas, por causa de alguno de los
innumerables compuestos presentes en los preparados naturales.
Incluso en la actualidad, persiste la predilección del público no especializado por las formulaciones vegetales.
No obstante, estudios sistemáticos han establecido de manera concluyente la mayor fiabilidad de las
moléculas aisladas. Para el caso de sustratos vegetales administrados con fines terapéuticos, el perfil
de eficacia y seguridad es claramente desventajoso respecto del que cabe atribuir a sus principios activos en
forma pura.
Historia
La fitoterapia tiene sus orígenes en los albores de la humanidad, desde que aparecen registros o referencias
fiables. Al principio se utilizaba a través de rituales mágicos. El uso, desde tiempos antiguos, de las plantas
para curar se pone de manifiesto por la existencia de herbarios desde la época de los sumerios, los asirios,
los babilonios o los fenicios.
El Papiro de Ebers (1700 a.C.), con más de 20 m de longitud, encontrado en las ruinas de Luxor, ya recoge,
por ejemplo, el uso medicinal de 700 plantas, como el ajo o la adormidera. En China y el resto de Asia el uso
de plantas para tratar enfermedades se remonta a más de 10.000 años. Sin embargo, fueron griegos y
romanos los primeros en sistematizar en Occidente, a través de sus escritos, el estudio de las plantas
medicinales. Así, Dioscórides, en su obra De Materia Medica, describe más de 600 plantas de uso medicinal.
Principios activos
El estudio de los componentes de las plantas medicinales se centra en las sustancias que ejercen una acción
farmacológica sobre el ser humano o los seres vivos en general. Los principios activos de las plantas pueden
ser sustancias simples (como alcaloides) o bien mezclas complejas (resinas, aceites esenciales, etc.).
Los compuestos más comunes son los azúcares y heterósidos (azúcar más un compuesto sin azúcar), que
pueden ser glucósidos, galactósidos, etc. El primer heterósido que se descubrió fue la salicina (extraído de
Salix alba). Otros componentes activos de las plantas son alcaloides, lípidos, gomas, mucílagos, principios
amargos, taninos, aceites esenciales, resinas, bálsamos, oleorresinas, ácidos orgánicos, enzimas y vitaminas.
PROPIEDADES MEDICINALES
Los principios activos de las plantas, a los que hay que atribuir sus efectos curativos, pueden utilizarse en el
tratamiento de gran número de enfermedades o dolencias. A continuación se dan algunos ejemplos de las
propiedades medicinales de las plantas, así como de algunas de las especies vegetales que presentan estas
propiedades:
Pectorales y antitusivas: fárfara (Tussilago farfara), amapola (Papaver rhoeas) y malva.
Tónicas y digestivas: la salvia, el orégano, el poleo, la hierba luisa, la genciana, la angélica o el ajenjo.
Laxantes: el acebo, el algarrobo, la cuscuta o el polipodio.
Diuréticas: el apio, el perejil, el limonero o el equiseto Equisetum telmateia.
Abortivas: corona del rey, sabina, tejo o azafrán.
Hipnóticas: majuelo, tilo, valeriana, lúpulo o naranjo.
Antireumáticas: rododendro, estramonio, espliego o judía.
Vermífugas: ontina, tomillo, nogal o tanaceto.
Vulnerarias: hipérico, vulneraria o aliso.
Conclusión
Mientras la medicina herbal tradicional utilizaba partes o extractos vegetales, la necesidad de comprender con
precisión el uso de los distintos componentes, de graduar con precisión la dosis empleada y de elaborar de
manera estandarizada fármacos homogéneos han llevado a que la mayoría de las drogas producidas por la
industria farmacéutica contengan sólo el o los principios activos. En algunos casos, éstos aún se obtienen del
procesamiento de las plantas medicinales; en otros casos, éstos se investigan para aislar el principio activo, y
éste se sintetiza luego de manera artificial.
Los principios activos de las plantas pueden ser sustancias simples (como alcaloides) o bien mezclas
complejas (resinas, aceites esenciales, etc.). Los principios activos de las plantas, a los que hay que atribuir
sus efectos curativos, pueden utilizarse en el tratamiento de gran número de enfermedades o dolencias.
Las preparaciones más frecuentes, que se pueden llevar a cabo en casa, son: Infusión, Decocción,
Reducción, Maceración, Tintura o vinos medicinales, Jarabes, Zumo, Aceites medicinales, Vahos, Cataplasma
y emplasto, Cocimiento, Compresa, Ensalada, Extracto, Gargarismo o enjuague, Jugo, Lavados, Lavativa o
enema, Polvos, Preparados fitofarmacéuticos, Tintura y Vapores.
El estudio de los componentes de las plantas medicinales se centra en las sustancias que ejercen una acción
farmacológica sobre el ser humano o los seres vivos en general. Algunos ejemplos de las propiedades
medicinales de las plantas, presentan estas propiedades; Pectorales y antitusivas, Tónicas y digestivas,
Laxantes, Diuréticas, Abortivas, Hipnóticas, Antirreumáticas, Vermífugas Y Vulnerarias.
Bibliografía
http://www.flissbis.com/aroma/
http://www.fitoterapia.net/
http://es.wikipedia.org/wiki/Planta_medicinal
http://www.slan.org.ve/publicaciones/completas/plantas_medicinales_1.asp
inteo

Actualmente la medicina tradicional es un recurso fundamental para la salud humana. Las


plantas y árboles empleados son la base para el desarrollo de la medicina moderna, y en
algunas zonas rurales e indígenas, son el único recurso del que disponen a falta de
instituciones médicas y recursos monetarios para la adquisición de medicina moderna. En
las comunidades de La Matamba, El Piñonal, El Yagual y La Zapilla, en el Municipio de
Jamapa, aún se mantiene viva la medicina tradicional. Sin embargo, las especies empleadas
se han modificado a la par de los ecosistemas. En años anteriores las especies utilizadas
eran solo nativas, actualmente también se emplean algunas introducidas. Asimismo las
especies de amplia distribución en el país son empleadas en gran medida, por lo que los
beneficios son diversos y de gran importancia. El presente listado es sólo una muestra del
conocimiento que algunas personas de estas comunidades tienen acerca de la medicina
tradicional. La difusión de esta información busca que los pobladores tengan acceso a los
conocimientos de sus propias regiones y que se generalice el conocimiento en las distintas
comunidades, a fin de que su uso se difunda y con ello se cree la necesidad de mantener
esta diversidad vegetal en los potreros y en los huertos familiares. Gracias al conocimiento
que mantienen estas personas, hoy en día podemos beneficiarnos a través del uso de plantas
medicinales, y no solo para combatir enfermedades, pues algunas también son empleadas
como parte de los alimentos y en cercas vivas.
http://www.slan.org.ve/publicaciones/completas/plantas_medicinales_2.asp

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos96/las-plantasmedicinales/las-


plantasmedicinales.shtml#ixzz424HhcOMf

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