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UNIDAD EDUCATIVA MIGUEL ÁNGEL LEÓN PONTÓN

MATERIA: LENGUA Y LITERATURA


NOMBRE: LESLI GUAMÁN
FECHA: 20 /03/2018
CURSO: DECIMO ´´F´´
TEMA: EL CUENTO
LA CORTA VIDA DEL LIRIO Y EL CANARIO
Había una vez en el jardín de Jorge un verde césped en el cual crecía un lirio de color rosado
junto con a otras flores de jardín como tulipanes azules como el cielo, rosas rojas como la
sangre, girasoles amarillos como el sol, claveles blancos como la nieve, dalias anaranjadas
como los atardeceres, hortensias azules como el océano, etc.

Allí estaba el lirio, recibiendo la luz del sol contento, escuchaba el alegre canto de un canario
amarillo que estaba posado en una rama de un árbol de pino muy grande. De repente, llegó al
jardín un joven y con una tijera, se dirigió directamente hacia los tulipanes y los corto.
-¡Qué miedo! Pensó el lirio y se dijo ahora sí que todo ha terminado para los tulipanes. El
joven se alejó con los tulipanes, y el lirio se sintió feliz de permanecer fuera, en el césped, y de
ser una humilde florecilla.

A la mañana siguiente, cuando el lirio se despertó, reconoció la voz del canario. pero era una
voz triste la que cantaba ahora, pues lo habían atrapado y estaba prisionero en una jaula, junto
a la ventana abierta. ¡La pobre avecilla estaba bien triste, encerrada allí!
De pronto salieron dos niños Juan y Pedro de la casa i se dirigían al jardín. Juan empezó a
cortar las dalias con un cuchillo. Luego fueron hacia el lirio.- Podríamos cortar aquí un buen
trozo de césped para el canario dijo Pedro, poniéndose a recortar un cuadrado alrededor del
lirio, de modo que la flor quedó en el centro.
Y de esta forma el lirio quedó con la hierba y fue llevada a la jaula del canario.
Pero la infeliz avecilla seguía llorando, y no cesaba de golpear con las alas los alambres de la
jaula para poder salir. Y así transcurrió toda la mañana.
-¡No tengo agua! dijo el canario prisionero-. Se han marchado todos, y no han pensado en
ponerme una gota para beber. ¡Ay, me moriré!
-¡También tú perecerás aquí, pobre florecilla! Tú y este puñado de hierba verde es cuanto me
han dejado de ese mundo inmenso que era mío. ¡Ah, tú me recuerdas lo mucho que he
perdido!
-¡Quién pudiera consolar a esta avecilla! pensaba el pobre lirio, sin lograr mover un pétalo.
Pero el aroma que exhalaban sus hojas era mucho más intenso del que suele ser les propio. El
canario sentía una sed agotadora que le hacía arrancar las hierbas de un picotazo sin tocar, a la
flor. Llegó el atardecer, y nadie vino a traer una gota de agua la pobre ave murió de sed.
Los niños no aparecieron hasta la mañana siguiente, y al ver el pájaro muerto se echaron a
llorar. Vertiendo muchas lágrimas, le excavaron una tumba, que adornaron luego con pétalos
de flores. Colocaron el cuerpo de la avecilla en una hermosa caja colorada. ¡Qué ironía tal
pintoresco entierro! Mientras vivió y cantó se olvidaron del pobre pájaro, al que encerraron y
abandonaron. FIN
En este cuento podemos notar la falsedad de las personas que solo se preocuparon cuando se
murió el canario y no al momento de enjaularlo.

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