PRE-TEXTOS
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Impreso en papel FSC@proveniente de bosques bien gestionados y otras fuentes controladas
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NOTAS
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2. ARTES
Primera edición: mayo de 2017
3. SIN TÉR
Diseño cubierta: Pre-Textos (S. G. E.) 4. SEXTO
5. EL TACT
NOTAS .
@ Ignacio Castro Rey, 2017
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Impreso en papel FSC@proveniente de bosques
bien gestionados y
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1. LÓGICA DE LA INTUICIÓN
• ..............127
2. ARTES DE LA RESPIRACIÓN .
3. SIN TÉRMINO .
146
4. SEXTOSENTIDO .
. 163
5. EL TACTO EN EL OJO ..
169
NOTAS O. o p 0 OOO'0 0 0 O C O'. 181
1. METEOROLOGÍA .
187
2. Lo QUE SE DESVANECE .
• 217
3. MOMENTOSSIN ESTRELLA.
. 239
4. LA MÁS SILENCIOSA DE TODAS LAS HORAS.......
• 253
NOTAS
• . 269
IV. VIVIENTES
• 276
1. YA NO SER AHÍ . • •
2. Lo QUE SE DICE LLORAR. • • 291
4. TENTACIONESSUICIDAS .
5. MUERTE Y REVOLUCIÓN. •
NOTAS•
V. FORMAS DE HABLAR
AGRADECIMIENTOS........ . 461
IV
VIVIENTES
tiene que haber algo,
Nosoyun niño, de acuerdo. Pero en este no-ser-niño
tener y cui-
unserrelativamentea la infancia. En caso contrario, yo no podría
como el más
dardepequeños,llegar a ser padre o maestro, tener sobrinos, jugar
despreocupadode los críos. O ser presa a veces de miedos infantiles. Lo grave
esqueestarelatividad del no-ser, este ser en potencia algo que no es todavía en
acto,se extiendecasi indefinidamente. Desde luego, tiene en la muerte un pri-
meracto.No estoy muerto, pero soy mortal: de antemano, algo sé de los muer-
tos.Sino, no podría darme miedo la muerte, ser algún día capaz de morir,
adquiriruna palidez mortal debido a un recuerdo o llorar por alguien que va a
morir.Esposible que todo lo que no es esté de alguna manera presente en me-
diodelos seres mortales, constituyendo los espectros de la presencia. También
lamuerte,sobre todo ella, encarna un no-ser relativo a una forma de vida. In-
clusoen el último acto, la muerte es un potencial: capacidad de devenir otra
cosa,tal vez otra persona; de ser una aparición, una resurrección, un cadáver
Patético,un santo... El principio de contradicción falla así en un punto clave.
Sery no ser,a pesar de Hamlet —ode un Aristóteles leído con prisas—,no pue-
densersimplemente contrarios. Soy y no soy: ¿cuántas veces he creído morir,
hesoñadoser otro, he querido morir, no he sabido quién soy? El no ser, inclu-
sola muerte,es un espectro que une a
los seres; sobre todo consigo mismos, a
travésde una especie
de rodeo ascético. En caso contrario, si la muerte no fue-
raalgoanterior,
nadie podría algún día no ser, dudar de la vida habiendo sido.
NOPodríamosjugar
con la desaparición, amenazar con ella. Para empezar, la
Propiaseducción,
el humor o el poder, ¿no son un juego de ser y no-ser? La
muerteesla potencia
ra tras que nunca tendrá una actualización definitiva, ni siquie-
Io que
consideramos un último acto.
275
IGNACIO
DESORDEN CASTRO
ÉTICA DEL REY
276
AHÍ
1 YA NO SER
IGNACIO
se oye en una
Es imposible triunfar sin dejar atrás un rastro de cadáveres,
a uno se le pueda
película Incluso en su versión más suave, sin que muerte actual,
imputar ningún crimen, ésta es una cuestión más en torno a la dejar atrása
de
Aunque seamos sólo triunfadores medios, parece que hemos
Vivientes
IV,
285
Vivientes
IGNACIO
Fijémonos
suizo en una vieja
deRaron. imagen de la tumba de Rilke, en el pequeño pueblo
Se trata de una
cente a mediascubierto
sentadade de hierba, destaca la melena castaña de una adoles-
ntlene perfil
lamirada • Sus piernas jóvenes cuelgan bajo la falda, mientras ella
suelo,
sitas elviento ffJa y perdida. El muro desconchado tras la cruz, las matas
en el pelo.
Ella
gra a es antigua
y posiblemente esa chica ya ha desaparecido asi-
292 ÉTICA DEL DESORDEN
IGNACIO
CASTRO
REY
Vivientes
filolM
Naturaleza a la muerte? No, estoy lla-
" 'Estás llamando
nosotros't Una canción, una frase, una escena de una pe-
a
Naturaleza garganta. Es 10 que en su momento se
un nudo en la
invaginación impetuosa del tiempo. Nadie parece perci-
una
ritornello,
irrefrenable emoción nos hace bajar por un momento al en-
perouna
pero con los ojos enrojecidos. Como entonces no podemos
volvemos,
ni
distancias, poseemos un cerebro que ordene y separe, la emoción
guardar la carne viva del lenguaje, su descenso al gri-
¿Elllanto es entonces
desnuda.
nos
sólo la risa nos junta.
Elllanto nos junta como tal vez
inicio?
todel especialmen-
rutinas,procuramos no llorar delante de los demás,
Fingiendo
la
niños.Entre el silencio y el llanto, el sentido vacila, en secreto. Pero
tedelos
dequellorar es un lenguaje está en que ocupa momentos culminantes
prueba
del cotidianoy que se hace de muchas maneras. Llorar habla con osci-
sentido
modalesdistintas. Sin el llanto, algunos cenit de nuestra expresión co-
laciones
múnnoseríannada.Aquel llanto de niña, agigantado en la pantalla de una gala,
entrecortada
de emoción al recibir un premio. Aquella inolvidable agonía, atra-
pada
enuncharcolleno de palabras, de una niña colombiana de trece años que
seagiganta
antesu muerte cercana.22También algunos fragmentos de Sicko (Mi-
chaelMoore,
2007),en cierto modo un ensayo sobre cómo llora la gente pobre.
Ytodo
elquellora es pobre,
recuerda nuestra vulnerabilidad de partida, de ahí
quelas
lágrimastenganuna rara virtud absolutoria y sean a la vez tan conta-
Elllantodesahoga,
expresa el sentido al que le faltan palabras. Pero con fre-
modulatambién,
las matiza, se mezcla con ellas. Un político que 110-
anunciar
gestora unasmedidas impopulares no es un político cualquiera. Una
sanitaria
cualquiera. que decl ara suculpa entre lágrimas, no hace una declaración
grimas.EsImportante
Estambién ser capaz de llorar, aunque al final se retengan las lá-
aunque
seaun importante ser
capaces de escuchar el llanto de los otros,
I sufrimiento
ensilencio,
se parece a la
gesto. plegaria: sobre la letra de las palabras, el si-
¿Puedeincluso
que el llanto sea el rezo de los que no tienen
faltabala
Primera piedad, la
un sentir que permite llorar." ¿Es llorar el colmo de
que reabsorbe
que llorar, el pensar? Los animales no lloran, pue-
argo,que dice en cierto momento Unamuno. Podemos sos-
en este punto
don Miguel, tan atento como Machado
criatura, se equivoca.
No tiene por qué ser así, pero el
294 ÉTICA DEL DESORDEN
IGNACIO
Vivientes
ido IV.
pues siempre se fuga- que acompaña a cualquier posible
vezirreal,
inapelable fondo sombrío de cualquier cosa posible. No son
sóloel
0 Kant, sino Agustín de Hipona, Descartes, Leibniz y Ber-
Hume
descendientes, de Hegel a Nietzsche-, por no hablar de una larga
sus
la que nos hemos ocupado muy poco, quienes han asumido este
de
abismo-vuelto-ente del que Heidegger habla en su texto sobre Ril-
ese
vértigo,
día habrá que volver sobre ello.
ke.Algún
ni necesidad alguna de erudición, la condición mor-
Sintodosesosnombres,
qué? A una especie de perfección, más terrenal que
talnossigueobligando.¿A
recortando el perfil de los
Noscomprometecomo pocas cosas lo hacen,
moral.
siempre
contraun cielooscuro. La muerte nos devuelve una sombra que
seres
seanticipóalcuerpo.Estadio final, último giro: eternidad del nunca más. Ne-
wrforever."¿Podréverla alguna vez?", pregunta una niña acerca de su madre,
queacaba demorir."No, sólo en sueños": ha deucontestar su padre, apenas atre-
viéndosea admitirun nudo en la garganta. A partir de ese momento, es posi-
blequerecordemos al muerto siempre, fuera o no especialmente grandioso.
"¿Mamá yano puedemorir más?", dice otra pequeña huérfana, fijando su do-
loraesaúltimacerteza."No, no más. Ya descansa en paz." Hasta Friedrich En-
gels,
nomuyprocliveal sentimentalismo burgués, se emociona en Highgate
antelatumbade su amigo Karl —"aquien debo más de lo que pueda expresar-
seconpalabras"— cuando sobre las piedras que lo tapan empieza a crecer la pri-
merahierba.
Ceniza
a la ceniza,tierra a la tierra.
latierra: Desposar al ser querido con el seno de
querido,al menos,
cosas. porque ha muerto y así ha pasado al espíritu de las
Enterrar
es devolver a la
na'másqueun destello sombra aquello que no fue, si esa vida fue ple-
Peare. de las sombras. Un sueño dentro de un sueño, dice Sha-
Deahíla
unlugaraimportancia de una tumba para la memoria de los muertos,
dándole
telaPerdurable la desaparición espectral, para que el morir ponga enfren-
humanidad última del que se ha ido. "Sólo donde hay sepul-
Za ay resurrecciones",
ratustra). leemos en "La canción de los sepulcros" (Así habló
Siempre
erguida,velando a los que dormitan, una tumba erige un
sobreel
contingenq•a. enigma que es una vida; levanta, yergue lo inagotable de
nocido
Cr' "Dejadme morir,
así entenderé de una vez mi vida", dice un co-
luchInlinala aquellos
ancontra que fuera de la cárcel, con la mejor de las intencio-
nianldad su pena
alpeor capital. Como un final devuelve algo crucial de
de Ios
mortales, la tumba de Bin Laden ha de ser elimina-
ÉTICA DEL DESORDEN IGNACIO CASTRO
REY
296
Posibleque, al
losotros. final, sólo nos podrá comprender la muerte encarnada en
Solamentepor la desaparición, en este rodeo a través de 10inhuma-
loshombres
tu"On16,7). pueden entendernos: "Si yo no me voy, no recibiréis
el espíri-
La verdad es que
respeto pocos vivos adquieren la presencia, el imponente
(Achtung)
casPáginas personal del que ha dejado la vida. De ahí que acaso haya po-
tan limpias
Y
difíciles de seguir en sery tiempo, tan vivas y filosófi-
Vez—enun
libro del que demasiados divulgadores han hecho groseras
ÉTICA DEL DESORDEN IGNACIO CASTRO REY
298
caricaturas— que las dedicadas a la muerte. La muerte como carne última del
viviente, su más alta posibilidad y su más libre tarea. Un trabajo frente al cual,
y así se ha hablado también del amor, todo otro trabajo es preparación. Al modo
de una tarea diaria, la muerte, ¿tendrá algo que ver con el amor, con un amor
hacia lo invisible que está en todas partes y en ninguna? ¿Un amor por lo des-
conocido sin amigos? En tal caso no es tan extraña esa leyenda de una calma
última, casi un chiste final, una postrera inocencia, aunque no tenga que tomar
necesariamente la forma del conocido "Disculpen que no me levante".
La muerte no es lo último, se oye decir en cualquier sitio. La propia idea pla-
tónica de una alma que, en el momento de la muerte, se separa y se libera del
cuerpo —paraseguir con su transmigración— no deja de aludir a la certeza po-
has-
pular de que la muerte no es un último acto. El que muere ha de preparar
después
ta el último minuto; los que lo rodean han de sostener al que muere y
cuidar su cadáver. Todo ello como si al morir el hombre —seaSócrates,
Omay-
que una vida
ra Sánchez o Patricia Izquierdo—no hiciera más que concluir lo
cuando
tiene de abierta, de inacabable. Cosa que ya el hombre había intuido
comunicable,
cualquier verdad diaria, esa irrupción que corta la fluidez de lo
Con su expansión
lo había obligado a dialogar con su más íntima ignorancia.
que nos une.
súbita, vasta, incandescente, toda verdad acerca el día a la noche
como el um-
No es extraño así que la muerte pueda ser entendida, ante todo,
bral de una última revelación. Y que algunos cadáveres —sobre
todo si no están
de algunos muer-
bien enterrados—sean temibles por si vuelven. También, que
tos sea temible el espectro de su metempsicosis.
el peli-
¿Podemos decir del erotismo que es la aprobación de la vida hasta
están vinculados,
gro, un riesgo mortal? Por eso la pasión, el erotismo y el sexo
belleza de una indi-
llegado el caso, a tantos sacrificios. El amor, que es amar la
es la única
viduación sin modelo externo —laarmonía de una imperfección—,
podemos te-
redención posible de la muerte, una de las pocas experiencias que
de la dis-
ner de su afirmación sin condiciones. El amor supone la continuidad
—inclusode
continuidad. De pronto, nos une justamente lo que nos separa
remueve los ecos
nosotros mismos—de modo irremediable. El amor nos llama,
y una meta-
de una identidad. Convierte nuestro nombre en una subversión
Eros se dirige
morfosis. El amor es la relación con el otro atópico, sin lugar. "El
del yo. Por
al otro en sentido enfático, que no puede alcanzarse bajo el régimen
cada vez más
eso, en el infierno de lo igual, al que la sociedad actual se asemeja
la exteriori-
no hay ninguna experiencia erótica. Ésta presupone la simetría y
atopos. El Otro'
dad del otro. No es casual que Sócrates, como amado, se llame
299
Vivientes
IV.
apítalo
por supuesto, se venden toda clase de remedios. Sin embargo, saber envejecer
mos en Mil mesetas—no es mantenerse joven, sino "extraer de la edadquese
tiene los flujos que constituyen la juventud de esa edad".34
El hombre en realidad envejece mal, prematura y tristemente, cuandoretro.
cede ante el no-saber de la infancia que no nos deja, ante la vulnerablejuven_
tud de la muerte. Envejecemos mal cuando retrocedemos ante el enigmaque
nos constituye y nos obliga a cambiar. La muerte no se limita a ponernosalcabo
ante un fin, sino que aprieta cada instante; fuerza lo intolerable,juntandoel
tiempo en un punto. Día a día, el peligro mortal "reivindica el Daseinenloque
tiene de singular".35Y éste parece ser el único camino, la mejor tecnologíapara
que algún día morir no sea insoportable. El camino arriba abajo es unoyelmis-
mo, dice Heráclito (B 60). La cercanía, el trato con la muerte no tieneporqué
ser especialmente luctuoso o funerario. Por el contrario, existe una formasere-
Hayuna
na de tratarla que nos hace jóvenes, al mantenernos cerca del peligro.
a la verdadse-
relación con lo mortal que le da una forma de vida al no saber,
entoncesdeque-
creta que es nuestro núcleo más íntimo. El hombre se guarda
conseguir el triunfo"!
dar a la zaga de sí mismo, de hacerse "demasiado viejo para
incluso el másdis-
Y es probable Nietzsche se refiere aquí a cualquier triunfo,
creto, ese que sólo puede valorar uno mismo.
tienen un sesgo de arrojo juvenilmásbien
Todos los que saben de la muerte
nos envejece. "Pronto en la miseriaen-
temerario. Por el contrario, la seguridad un excesode
vez la seguridad,
vejecen los hombres", recuerda Hesíodo. Pero tal
eventual de la depresión-,seauna
inercia positiva —consu reverso, ese riesgo primer mundo, Es
llamado
de las formas actuales de la miseria, al menos en el en nuestro
sea el equivalente
posible que la depresión media, esa que ni se nota, combatir
de-
Para
primer mundo a 10que el hambre es en el otro, el tercero. mortal, antenues-
peligro
presión latente sería necesario no retroceder ante el no morir fuego
importante
tras variaciones quebradizas. Llegado el caso, es hasta el fin,
tensión intensa
lento por falta de peligro, sino mantener una amigosse
a los
so por una cuestión de egoísmo bien entendido. No sólo como amigo en
noce en las dificultades, sino que también uno mismo, pone a pruebala
bién se pues
amante de la más íntima variación desconocida, tam mismo,
más que am igo de sí sentido,como
las dificultades. Y tal vez uno no puede ser
parciales. O bien, en otro absoluta
identidad no existe más que en campos diferencia
en la
una fusión puntual donde mundo y yo desaparecen entra en unanoso
conc
de la indiferencia, cuando el fondo del universo se misterio• (Rtlbayat
descifran el "
"Traen a uno y raptan a otro. Para nadie / fragmento
de lo que está escrito / no nos muestran más que un
305
Úvientes
IV
celo y
en que la verdad se encuentra, cuando la fijamos en una
medida
En la
se pierde de nuevo, pasando a otra metamorfosis, vivimos en
delsaber sólo tiene como cemento el desierto. Las huellas del
bcontinuidad que
que somos un pliegue de aquél. Como tal, nos
arrugas,expresan
eras. Polvo serás, otra vez llanura. ¿No conven-
mosen polen.Polvo
queremos encontrar agua, reconciliarnos con ese desierto a tiempo? En
si
dría, atrasadas, monasterios, pueblos perdidos—
lugaresremotos —regiones
transcurre
todo tan lento que la gente, muy longeva, pareciera haberse olvida-
dodemorir. Peroesto es debido a que ahí la vida se demora en la condición
acadaetapa,lo cual les ahorra esta obligación de radiante juventud in-
mortal
tambiénla protección letal —yla metástasis— del estrés.
mutable,
Padecemos en cuantosomos una parte de la naturaleza "que no puede con-
cebirse
porsíy sin las otras partes". Sigue Spinoza: "Pero a los que se pregun-
tan:
¿porquéDiosno ha creado a todos los hombres de tal manera que se
gobernaranporla sola guía de la razón? No les respondo más que esto: porque
nolehafaltadomateriapara crearlo todo, desde el sumo hasta el ínfimo grado
deperfección(...)como si la virtud misma y el servicio de Dios no fuesen la fe-
licidad
misma y la suma libertad (...) esperar y sobrellevar con ánimo tranqui-
bunayotracarade la fortuna,
puesto que todo se sigue del eterno decreto de
Dios
conlamisma
necesidad".37 Padecemos en cuanto no nos alcanzamos a nos-
Otros
mismos, porquenuestra vida es una
queha
deadvenirmañana, parte que singulariza una totalidad
en otras partes. Como la naturaleza entera es un ab-
inmediato, un solo individuo que
alteridad
sehalla está presente aquí, 10 que llamamos
dentro y se extiende en Infinida
quees nuestro
enotros centro sigue; está presente en cada tramo de vida y
incalculables. Lo máximo
que podddemvo:
esla absolutamente
individuales, somos modos, no sustancia.38Así pues,
individuaciónla que no
cabe en el individuo, por eso cambiamos
Presión hastadesaparecer:somos mortales.
Indeterminación
del otra vez, entonces, el princi-
0 incertidumbre.
pensamiento ¿Cómo serían las cosas si yo, una ex-
Yextraño. com ún, no fuera
Pero ésta consciente? El mundo sería el mismo,
es un a pregunta
en cada cuya dificil contestación resuena de
Yun Poco cabeza. A la vez, tal
terrorífica: todos
los entes, también el hombre y el Yo, son
piensa(Nietzsche): el pensamiento
eussive es el pensamiento
natura. Para curar
este vértigo tenemos el mundo
306 ÉTICA DEL DESORDEN
IGNACIO
IGNACIO
cesidad y el azar. se trata quizás de una
parada,
ción incansable, que puede hacernos distintos. en medio de nuestra
Uno se vuelve
smo, tras esa extranjero,
el tiempo, una interrupción radical en la que parada que
tocamos otra acumula
tir. Tentado en esos momentos a tratarse a sí posibilidad
mismo de usted,
la
Así pues, es importante mantener el compromiso
con la muerte,
la cita. Óbito, deceso, defunción, fallecimiento, nofaltara
desaparición,exitus...
das palabras para una sola cosa. Parece que todas las
lenguasse alíanafin
darle un sentido ecuménico a ese momento. Paradigma en de
realidad
detodos
los momentos, un instante común que, en el punto más alto de
intensidadque
lo va a hacer memorable, siempre linda con lo inexpresado. Deahílaprocesión
de visiones que puede tener el moribundo, incluso el convalecientequesomos
en cada momento de crisis, de cansancio o de miedo.
Todos los llamados estados extremos ocurren dentro de la normalidad.Aun-
un otro lado, pues todos han tenido su hora. El propio sueño,sehadicho cien
deunser
veces, no deja de ser una premonición de la muerte, del descansofinal
quelasculturas
que se funde con los otros. "Una de las muchas razones por las esque
la muerte
humanas han asociado durante mucho tiempo el sueño con
mundo en nuestra ausencia.Sinembar-
ambos demuestran la continuidad del
un vínculo conelfu•
go, la ausencia temporal del durmiente contiene siempre 41
tanto, de libertad."
turo, con la posibilidad de renovación y, por residuales delanoche
lazos
La manipulación del sueño debe desactivar los que nuestra
Ci
incluso
con lo mágico-religioso. Italo Calvino recordaba visualescon
imágenes carácte@•
ción está cercana a perder la capacidad de revivir del
insistido en que la corrosión quenunca
cerrados.42Por tal razón Virilio ha esas ciudades total.
LOS
da en
ge también la corrosión del sueño, ejemplifica na
iluminacióndel
a u
duermen o en esos espacios de tortura expuestos para
disuadir
xhaustivo
espacios públicos están planeados de modo e el
de los
diseño construco 'óll
ño, incluido a menudo —con crueldad intrínseca— 43La de 'darco
tumbarse. liqui p
forma de sierra para que la gente no pueda necesario que
del descans o. Es afuera
carácter no se da sin una corrosión cualquier
destinidad,
la interactiV1
de
berar al ciudadano consumidor de la prisión
IV. Vivientes
Capítulo
309
Dios
humano. está callado. Por eso podemos amar al santo, pero no pode-
es
a Dios".47
mosamar
Aunquedurase un millón de años, la vida sería mortal en cada uno de sus
viva. La caducidad es incorruptible, una desaparición
minutos.La sombra está
otros giros en los cuerpos. Lo permanente es
queno cesa,siempre alentando
una zona de penumbra que cambia lo que toca: es que un
unrocecon la sombra,
mundototalmente vivo tiene la fuerza de un infierno, reconoce Lispector.
Nohabríaentonces que entender como señal de un límite el viejo emblema:
"Muertees cuanto vemos despiertos" (Heráclito, B 21).No necesitamos ni so-
portaríamosotra inmortalidad distinta a la de vivir esta grandeza mortal, un
rumordiarioque genera un sinfín de escenas. Ni lo necesitamos ni cabe otra
cosaen estepresente sin fronteras. La eternidad es esta presencia inasible. Den-
trodeella,asumiéndola, se puede morir sin desear otra vida, sin que la muer-
tenosquitenada. En el límite, existencia e inexistencia no pueden ser nada
Lo que existe nunca dejará de ser. Lo que penetra en todo no puede
distinto.
ser destruido. 48
IGNACIO
diar
4 TENTACIONES SUICIDAS
Vida
Vivientes 323
CapítuloIV.
de las conexiones hace casi milagrosa la desconexión parcial, sea social dec
éstavolunta-
ria o accidental —yel accidente fatal es una especie de milagro invertido-,
esf
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CapítuloIV. Vivientes
Alabandonar el dogma de la
visibilidad, y el intercambio de reconocimien-
toqueconlleva,
desaparece también todo vínculo. Nuestra memoria impresio-
nista,
derotaciónrápida a corto
quehemosdejado plazo, explica que la relación con las personas
de frecuentar pronto se evapore, pues entonces dejamos de
serunpunto de
emisión en las
pantallas del reconocimiento. Así pues, para de-
saparecerno es necesario
deestar ningún esfuerzo en especial; basta con que dejemos
interactivos,de ser un nódulo
unasociedad de cruce en la malla que nos protege. En
infiel a Io que no sea actual, sin creencia alguna en lo que no sea
Visibilidad,
desaparecer
menosa un un poco ya supone desaparecer del todo. Nadie echa de
desconocido,decía Lindon, pero el problema es que hoy somos des-
conocidos a los quince
Presencia días de estar fuera del panóptico social. Y al huir de la
real
huyetambién
para de las escenas
desaparecer donde la desaparición se cumple. ¿Es esta facilidad
en Ia pantalla
de lo visible lo que hace tan difícil de concebir
330 ÉTICA DEL DESORDEN IGNACIO CASTRO
REY
creer hasta la muerte en algo, sea lo que sea, para los personajes primitivoso ó legal
para las sociedades atrasadas. Nuestro credo es la protectora fluidez,la reactua-
lización perpetua. De igual manera que sólo podemos ser "asesinosa distancia",
a través de la información y de nuestras tecnológicas unidades de elite,¿somos Etérmin
también suicidas a distancia a través de un largo rodeo que aplaza indefinida-
mente la decisión sobre una vida mortal? Labramos así este estado de indeci- j;para
Sión, una especie de polvareda protectora entre la vida y la muerte, que impide Omosil;
la fe en otra cosa que no sea la economía del tiempo parcelado.
ideuna
En todo caso, es normal que la prohibición social de desaparecer, no por im-
hdoelr
plícita menos imperativa, haga brutal el paso al acto de un individuo que deci-
de por fin acabar con una conclusión continuamente aplazada, con un languide-
cer compartido. Nuestra incapacidad congénita para la ruptura, dejandoque Rtayanc
todo se encharque en enésimas versiones, obliga a que por fin, cuando la rup--
r
tura llega, sea antes grotesca que trágica. Algunos pueden llegar a autodestrui
se; otros, pendientes siempre de la ilusión de la fama, han perdido inclusoesa
oportunidad y sólo les quedaba un óbito clínico.
muerte
Un ser adaptado a la flexibilidad sin término puede tener hasta la
tras
vedada. Así pues, tras la muerte del arte, la muerte de Dios y del hombre, Yen,
¿Vi
el fin de la historia, ¿asistimos también a una muerte de la muerte misma?
la hi-
vimos gracias a un suicidio del trauma mortal? Ésa es aproximadamente
mismísimo
pótesis de Debray en Vida y muerte de la imagen (S I). Es posible que el
cambio climático sea el producto de un ambiente profundamente climatizad0'
dosisde
una atmósfera envuelta por un confort letal, aunque incluya su lógica
Vivientes
CapítuloIV. 331
¿Ellaicismoha
derivado al fin en la eternidad de la niebla, en una pantalla
totalYennieve
de las conexiones? Un ser así de iluminado no puede morir, pues-
o quejamásha
estado lo que se dice vivo. Propiamente hablando, no puede
terminar,ya que de razón se man-
tienea laesperatampoco ha comenzado: desde que tiene uso
de una próxima entrega. Tal parálisis, movilizada en masa, im-
Pidedecidir
nada, ese salto mortal por el cual un ser se deja tomar de modo
definitivo
por el secreto
de vivir, con el resultado que sea.
332 ÉTICA DEI, DESORDEN
IGNACIO
CASTRO
REY
la dulzura finaldeMaia-
rando en el último momento al mundo que deja, hasta Labarcadel
disculpas: "Lili ámame...
kovski, sin culpar a nadie y casi pidiendo
la
de
mundo es el único medio
Mainlãnder recordaba que nuestro
que defiendeun
misma visión
inexistencia? Y ésta es aproximadamente la queal raciona-
vez más cercano al romanticismo
sador francés del siglo XX, tal
prematura de desaparición
lismo ilustrado: es preciso resistir a la tentación reto estoicode
esto así, el
lograr que ésta obre en los cuerpos. De ser buena
relación
inabarca-
en mantener en vida una lo
giendo un fin propio consistiría cerrando
enigma co ncluya
mundo de los muertos. Así hasta que el
333
Vivientes
CapítuloIV.
REVOLUCIÓN
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Vivientes
CapítuloIV.
335
IGNACIO
tiempo que duele, aquí y ahora. La cuestión es: ¿qué dice el hecho de queexis- Deforr
lainminel
ta la muerte, mezclada con la vida, de cualquier escena tranquila y segura?
Sal-
vo que nos embarquemos con las dos manos en la superestructuradeuna pletocier
sibilidad
teleología que desplaza la muerte "más allá", y por tanto a otros, nosotrossiem-
pre estamos antes, ante una señalada posibilidad mortal. En tal sentido,Hei- alegríaVI
degger recuerda en esas páginas memorables de Ser y tiempo que "el fin es siempre absuelve
inminente para el Dasein".84No es tanto que a cada minuto muera algodeno- Debil
centra en cada punto del espacio. El origen, con todo el abrupto gritodeun quela n
recomienzo, está muy cerca. Y esto no sólo porque el viviente siente que fueayer delavi'
la fronl
cuando nació y todo empezó.
¿Después de la muerte? Después de la muerte no hay nada, pero no porque deuna
aquí y "después" sólo resta el silencio. problema es más bien que la muerte
El
es algo tan enorme, tan vivo y muer-
latiente, que no admite un después.Todala
vitali
versibilidad de los
tiempos, ¿la tragedia
bordea la necedad? linda así con la
Tal vez nadie
como un ser comediat
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que ya no está
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presencia, de un hueco virtud deuna
sentido mientras la vida que todavía pulsa.La
sigue. ¿Qué es la muertesólo
continúe, que el diálogo eternidad? Lo
con el fondo de eterno es
siga. Cuando el hombre sombra, tan interior quelafinitud
pierde la muerte es comoexterior
mo, sentimos también cuando, para los
que pierde la vida. No otros y parasí
misma vida, que el que ya hay más
no puede morir. Mientras muerto,y a vecesenla
este amor constante más tanto, la verdad
allá de la muerte, en este sigueen
detiene ante ninguna sombra. esfuerzo por durarqueno
Hasta la decisión de morir, se
bién se puede dar en un animal, una entregaque
deber significar la única
de aferrar lo absoluto de un forma,llegadoelcaso,
presente que tiene lo ausente
Cuando el que agoniza se entrega dentro.
a morir, y a sus visiones,
más, una última disposición anímica. es en otroacto
Pero última sobre todo paralos
pues lo último lo hemos otros,
vivido siempre. Se trata de una decisión,
una postura corporal, un fin de la angustia. unacalma, IbiC1
de tornar tan cruel que hasta los más aferrados a ella acabenaceptando, com-
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REY
349
Vivientes
Capítulolu
muerte tenga que ver con esa broma de José Bergamín, tan repetida:
alládela
hasta la muerte, pero ni un paso más". Cierto, es nece-
"Estoyconloscomunistas
incluso entre anarquistas ateos. En cuanto a la muerte, todo
sariodeciralgoasí
única posibilidad de que la muerte sea un término es que su
sejuegaantes.La
penumbra se viva mientras estamos vivos, mientras la muerte es vida.
fondo no hay ni lugar ni tiempo para un más allá de la
Enestapresenciasin
mortal,pues ésta ya lo contiene todo. Lo cual no significa que poda-
latencia
descansaren una tranquila inmanencia, pues lo que la muerte indica es
Rilke—es el eje de la tierra. Ésta es la cues-
queloultraterrenal—loinvisible, diría
ha subido en algún pun-
tión,quela muerte está dentro, como un alien que se
diario
anuestranave.Lo monstruoso o diabólico es sólo el vértigo de lo
cuandono es escuchado, atendido. Como no hay ningún interior a salvo de ese
queno tiene cuerpo, siendo órgano de todos los cuerpos, no queda más
exterior
quedomarsu ferocidad inhumana al darle forma, escuchando su sentido. En
cadamonstruohay una soledad que necesita venir al reino del día. Es necesa-
rioquererel espanto, libar continuamente para el paisaje de lo visible el horror
deloinvisible.Tal vez a esto se refería esa vieja sabiduría, que en nuestro siglo
recuerdanRilkey Agamben, según la cual el diablo es el ser más necesitado de
nuestras preces. 87
Acabada la vida, se acaba también la muerte, el enigma inmortal que tene-
mosporsuelo.Talvez el final es siempre para los otros, sin que sepamos muy
biencómoviveel muerto ese límite. Por lo pronto, lo que no es nada en con-
creto,
sinoun algo sin cuerpo, no puede cesar. Quizás por esto, porque el mor-
talquesigueatravesando
capas de experiencia y también sigue girando en
nuestrascabezas,vuelve en nuestros sentimientos. Lo que llamamos un último
minuto sóloes cronológicamente el último si en él todo vuelve y se reúne. Pero
hayOtrotiempo
interior al tiempo, aunque de él poco se pueda saber. Lo trági-
coestalvezque
tengamos que otorgarle por fin un carácter absoluto a lo que
Podemos recordardel muerto. Nunca
quedesde más le veremos, pero eso no quita para
entoncessea cuando empecemos a verle. Hay seres que desde que
mueren y,como si
no estuvieran bien enterrados en el cielo de nuestra concien-
sePasan
décadasintentando decir
adiós. Como si les costara decir: Never
cualquierdios,
dela
muerte,
cualquier eternidad que se precie, tiene que pasar la prueba
probarse
enla
necesidadde
reconciliar el fondo con la superficie. En este lugar la
oglacristiana,con su
cruce de finitud e infinitud, es difícilmente supe-
350 ÉTICA DEL DESORDEN
IGNACIO CASTRO
REY
351
352 ÉTICA DEL DESORDEN
IGNACIO
CASTRO
REY