Participante:
Marzo, 2018.
Introducción
Las escuelas, las clínicas, los hospitales, los laboratorios, los centros
de orientación y algunos escenarios naturales suelen ser lugares donde se
dan con frecuencias escenarios de evaluación y medición de la personalidad,
a través de un amplio o reducido alcance de las teorías, mediante un
procedimientos, formatos de reactivos y la creación de un marco referencial
que sea temporal y situacional para su calificación e Interpretación con fines
clínicos, educativos, laborales, sociales o investigativos.
Las partes por las que está constituida la anamnesis, pueden ser
agrupadas en un formato que sigue la siguiente secuencia primero los datos
de identificación, segundo el motivo de la consulta, tercero el genitograma o
genograma, cuarto el anamnesis de información, quinto el análisis de los
datos, sexto el objetivo de la evaluación, séptimo la aplicación de los
instrumentos, octavo el diagnóstico y noveno las conclusiones y
recomendaciones.
Entre los métodos de valuación de la personalidad, están: el método
psicométrico que se ocupa de cuestiones relacionadas con la medición de
aspectos psicológicos del individuo, el método proyectivo que recurren al test
de la mancha de tinta, o test de Rorschach, y a otros métodos afines para
conocer los rasgos de la personalidad y descubrir trastornos mentales,
también está el método de Evaluación Conductual.
"No estás sola, Sara", nos cuenta la historia de una joven que tiene
sólo 23 años llamada Sara, que participa en su último día de terapia
psicológica, dentro de un grupo de mujeres maltratadas física y
psicológicamente. Tras 3 años de terapia, por fin es capaz de verbalizar su
propia historia, sin que el miedo, las emociones y los recuerdos le
imposibiliten a hablar.
Su historia comienza Hace tres años, Sara era una chica feliz.
Estudiaba periodismo, le gustaba el maquillaje, ir de compras, la ropa, el cine,
leer, bailar, salir, disfrutar de la playa, del sol, ponerse minifalda, se
encontraba en conformidad con su cuerpo y se podía observar un bienestar
subjetivo basado en la relación del ambiente y el nivel de satisfacción
experimentado por Sara. Una noche, su vida se cruza con la de Javier, un
chico de su edad, guapo, educado, tímido y lleno de encanto, que la enamora
poco a poco, llenándola de atenciones. Pero un día a Javier no le gusta cómo
le queda una minifalda y le aconseja que no se la ponga más. Sara duda que
hacer, pero finalmente sigue su consejo. Otro día, le molesta como la miran
otros chicos. Sara no comprende esos celos absurdos pero, a la vez, se
siente estúpidamente halagada. Otro día, el chico le registra su bolso y la
maleta que va llevar a un viaje, otro, espía sus mensajes en el móvil, otro, le
prohíbe que salga con sus amigos. De esta forma Javier terminará
controlando la vida de Sara.
Sara no aguanta más y se enfrenta a Javier, quien la frena
agrediéndola con brutalidad. Desde ese día todo se convierte en una espiral
de violencia que Sara no sabe cómo parar. Se siente perdida. No entiende
nada. No quiere denunciar a Javier porque no le desea ningún mal solo quiere
que todo eso cabe rápido. Sara es demasiado joven para enfrentarse a lo
que le ocurre, siente vergüenza y miedo, no es capaz de compartirlo con
nadie, pero con la ayuda de la gente que tiene a su alrededor, familia y
amigos, Sara será capaz de dar un primer paso y acudir a un Centro de la
Mujer y pedir ayuda. Allí con la ayuda de psicólogos y abogados comenzará
un proceso en el cual tendrá que enfrentarse a su maltratador, acusarlo
públicamente y lo más difícil verbalizar y aceptar que a pesar de tener tan
sólo 23 años es una mujer maltratada. Durante todo este proceso Sara
aprenderá algo más: que no está sola, ya que tiene a la sociedad y a la justicia
de su parte.