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REFLEXIONES ALREDEDOR DE “EL EXPERIMENTO”

dirigida por Oliver Hirschbiegel

De la sinapsis
... “Al darle a un hombre un poco de poder, éste lo hace cometer cosas
inesperadas. Quítale a un hombre su orgullo y su humanismo ¡y acaba haciendo
cosas peores!
... Conforme transcurren los días, el poder y la autoridad combaten la rebelión y la
sanción con resultados cada vez más violentos”.

Quitarle a un ser humano su humanismo: esto queda instalado a partir del


momento en que los voluntarios-prisioneros “renuncian” a su intimidad y a sus
derechos civiles (¿qué aspecto es más importante?), sin saber de qué se trataba
esto; es decir, sin elegir.
Se acentúa a partir del momento en que les son leídas las reglas que deberán
respetar.

Lo que vemos, una vez iniciado el experimento, son dos series (aún no grupos
que probablemente no se conforman en toda la película o acaso durante la huida,
hacia el final) de personas (guardias y prisioneros) interactuando caóticamente
entre ellos y, como conjunto, con la otra serie, en la búsqueda de interacciones
estables. Al hacerlo, no sólo se refieren a las propias interacciones mismas, sino
que, sobre todo los prisioneros, prueban los límites del encuadre y del dispositivo.
Con “dispositivo” me refiero a dos niveles:
1) el dispositivo concreto que los guardias están (¿desde el comienzo, o
tampoco saben de qué se trata?) dispuestos a sostener
2) el dispositivo carcelario, en términos de Foucault, la institución.
Este probar los límites se realiza mediante chistes, burlas, pequeñas
desobediencias divertidas para todos al inicio.

El dispositivo se instala, para los prisioneros, al serles leída la regla 6, por la cual,
desobedecer una orden terminará en castigo. En ese momento se produce un
silencio (corte en el discurso) al que sigue la pregunta “¿Qué castigo?”.

Para los guardias, el dispositivo se instala cuando el director del experimento les
dice que no están jugando a ser guardias, sino que lo son efectivamente. Y “su
trabajo es mantener la paz y el orden; hacer que los prisioneros respeten las
reglas”.
Esto los posiciona en un rol social (lo que inevitablemente modificará su
subjetividad para ese y seguramente para otros contextos) aún cuando la mayoría
no sabe cómo desempeñarse en él ni qué implica para su acción como personas
(ética).

Los prisioneros interactúan buscando su propia organización y el funcionamiento


del dispositivo carcelario (lo que éste prohíbe y posibilita).
Se perfila un líder: “77”. Líder de tarea, líder de resistencia, líder de
sobrevivencia. Esto en un sentido pichoniano, ya que no ocupa el rol de modo fijo,
sus compañeros no esperan sus directivas; sino que ese rol emerge ante cada
situación y recibe generalmente la aprobación de sus compañeros por sus
iniciativas.

El líder es inmediatamente identificado por los guardias como “saboteador” del


experimento, como “provocador”. 77 discute las instrucciones de los guardias, el
estilo de desempeño del rol; despliega contrapoder.

¿Cuándo se produce el primer acto de violencia concreta, más allá de la que


implica el dispositivo mismo?
Eckert castiga a 77 y a sus compañeros de celda ordenándoles unas lagartijas,
porque 77 defendió el derecho de 82 de no tomar leche. La directiva no genera en
principio violencia, sino disciplinamiento. Lo que es un acto violento y genera
violencia es que Eckert le dice a 77, mientras están haciendo las lagartijas “besa
mis zapatos”.

¿A qué responde esa violencia de Eckert? A que 77 los cuestiona como dignos de
desempeñar el rol de guardias. Cuestiona su poder. Poder que él siente prestado,
ya que “fuera del juego”, de ese contexto, de ese dispositivo, no ejerce poder al
menos a nivel social; su subjetividad se reproduce bajo condiciones de
sometimiento y negación de su singularidad (episteme de lo mismo – denegación
de lo singular – sometimiento a las relaciones de poder)

La identificación de 77 como provocador, organiza a los guardias alrededor de su


tarea estratégica (lograr el sometimiento a las reglas por parte de los
prisioneros). Esto les plantea en el 2º día la necesidad de organizarse en el
sentido de quién es el líder más operativo. Varias provocaciones a 77 y otros
prisioneros son ensayo para medir las mejores iniciativas de modo caótico, no
estabilizado. Eckert es un posible líder, por su personalidad. El que proviene de un
puesto de ejecutivo también, dado que tiene experiencia en el manejo de gente
para que se subordinen a reglas y órdenes.
Pero quien se muestra más operativo en el ejercicio del rol de líder de los
guardias es Berus, que sugiere que para controlar la situación hay que humillar a
los prisioneros: su estrategia resulta efectiva.
Es muy llamativo el modo en que el triunfo lo empodera subjetivamente y le hace
cambiar su posicionamiento, ocupando el rol de líder de los guardias, pasando de
una actitud insegura e inestable, a desempeñarse con progresivo autoritarismo y
sadismo.

Así, la guerra queda planteada entre dos parejas de roles:


77 como provocador/líder de la resistencia y su complementario-disidente: el
militar encubierto.
Berus como líder de los guardias y su complementario-disidente: el ejecutivo.

Durante el 3º día y luego del castigo ejemplar, se evidencia la pérdida de


identidad de los prisioneros, su confusión, su desorientación, su impotencia. Están
dispuestos al sometimiento a cambio de no sufrir actos de violencia y
humillaciones; están dispuestos a no reír, no disfrutar de los momentos en que
pueden estar juntos o comunicarse, a no generar nada; a obedecer las reglas (que
en ese contexto -¿solamente?- implican el estar menos vivos).

La humillación a la que los guardias someten a 77 en la 3º noche es también un


acto de juramento para el grupo de los guardias, con sus respectivos rituales de
los que todos participan (rasurarle la cabeza y orinarlo). Todos menos Bosch, que
más tarde pagará caro su traición al grupo. Ellos quieren eliminar a 77 (provocar
su salida del experimento).

El 4º día algunos prisioneros entran en crisis y los guardias reaccionan con más
sadismo como método para controlar la situación.
Por la noche, temerosos de perder el control de los prisioneros y ante el hecho de
que el director del experimento no está (lo que viven como amenaza porque
implica en su lectura que el dispositivo carcelario no los sostiene en el ejercicio de
su rol) deciden encerrarse y tomar la situación bajo su absoluto control. La guerra
es total, con niveles altísimos de violencia y sadismo.

ROLES y VINCULOS

- Me resulta interesante pensar que 77 y el militar pueden mantener cierta


estrategia y estabilidad relativa dentro de la situación por el hecho de que
ellos, secretamente, tienen sostenida su subjetividad porque están allí por
sus propios “experimentos”: no han renunciado del todo a su privacidad y
derechos civiles; tienen una misión que cumplir que sobrepasa los límites
del experimento.
- También los sostiene el entablar un vínculo, después de que mutuamente
se descubren y ante el debacle de la situación.
- 82 trata de sostenerse en el vínculo que construye con 77, pero esto no es
suficiente. ¿Por su personalidad o porque no tiene otra misión que cumplir?
Seguramente, por las 2 cosas, pero me parece más poderoso el hecho de
carecer de ligadura con el mundo en ese contexto a partir de un rol. Para él,
la “realidad” está suspendida hasta nuevo aviso. De hecho, otros
prisioneros tienen distinta personalidad, pero todos caen en la
desorientación y dos en crisis grave, aún teniendo ligaduras afectivas con el
mundo fuera de ese contexto, pero no un rol que estén desempeñando en
el mundo en ese momento.
- Los guardias logran conformar un grupo porque pueden interactuar para
interrelacionarse: se cuentan sobre los hijos, intercambian ideas sobre
cómo actuar, tienen un espacio de privacidad colectiva. Los prisioneros, no.

DE LA SINAPSIS
... “Al darle a un hombre un poco de poder, éste lo hace cometer cosas
inesperadas”
Entiendo que a ninguna persona, en nuestra cultura, se le “da” poder. En todo
caso, un dispositivo le permite ejercerlo, en una relación, por un rato, hasta nuevo
aviso. La forma de ejercicio del poder está prevista por el dispositivo (está en el
dispositivo), que necesita de ese tipo de ejercicio para estar en funcionamiento.
Lo que provoca el proceso que se ve en la película no es el hecho de que se le
“preste” poder a unos individuos fragilizados y negados en su singularidad en
otros contextos, sino la puesta en marcha del dispositivo carcelario mismo. La
paradoja, la recursividad, está en que el dispositivo no funciona sin ese préstamo,
que permite a los guardias desplegar un plus de poder (subjetivo, personal, extra-
institucional, ligado a contrapoderes no desplegados en otros contextos); es esta
situación la que posibilita el despliegue y la consolidación del dispositivo
carcelario, su producción y reproducción.
En cualquier unidad carcelaria encontraremos la misma dinámica, sólo que algo
estabilizada (precariamente) porque
- allí los ingresantes van siendo “organizacionalmente socializados” a medida
que van ingresando, cosa que sucede de a uno y no todos juntos; se ingresa
a una maquinaria que ya está en funcionamiento
- porque allí sí se constituyen grupos entre los prisioneros, pero estos se
autorregulan internamente y en las relaciones intergrupales
- porque los guardias también están autorregulados
- porque están sostenidos por un dispositivo estable y por lo tanto, su poder y
no-poder o contrapoder también está limitado y moldeado según el
dispositivo y en pos de su funcionamiento

“Quítale a un hombre su orgullo y su humanismo ¡y acaba haciendo cosas


peores!”
Ningún prisionero hizo (generó) cosas peores, todas fueron reacciones ante la
violencia que los guardias ejercían sobre ellos; la violencia que el dispositivo no
dispone (¿?) pero tolera.
El “provocador” “hacía cosas”, pero no por su rol de prisionero sino por su rol de
periodista; estaba allí para provocar.

... Conforme transcurren los días, el poder y la autoridad combaten la rebelión y


la sanción con resultados cada vez más violentos”.
El poder y la autoridad no combatieron la rebelión, la provocaron. ¿Cómo?
Tolerando la violencia que los guardias ejercían más allá de lo previsto por su rol,
pero necesaria para el funcionamiento del sistema.

DEL EXPERIMENTO y DE LOS CIENTIFICOS


- “La voluntad de saber” de principio a fin. Perversión humana hecha
profesión.
- Ningún método garantiza el control de nada.
- La lectura se construye desde la mirada del observador.
- ¿Nos damos cuenta de lo que pueden disparar nuestros dispositivos?
- Todo dispositivo es un experimento de laboratorio, en laboratorio o en
“terreno”.
- ¿Nos haremos cargo de esto alguna vez? ¿O miraremos paralizados para no
“perder nuestras oportunidades”?

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