La temperatura del aire en la superficie terrestre resulta del balance entre la energía
que llega al planeta a través de la radiación solar; y aquella que se pierde por
enfriamiento del planeta durante la noche, principalmente en forma de radiación
infrarroja. (figura 1.1). El sol es la única fuente externa de calor del Planeta. Cuando
su superficie es alcanzada por la radiación solar, en forma de luz visible, una parte
de ella es absorbida por la atmósfera y reflejada por las nubes, otra parte llega a la
superficie de la Tierra y es igualmente reflejada al espacio por los desiertos, cuerpos
de agua y capas de hielo. La radiación remanente es absorbida por la misma, y
liberada en forma de onda larga. Algunos gases en la 1. LA CIENCIA DEL CAMBIO
CLIMÁTICO GLOBAL ANAM -Primera Comunicación Nacional sobre Cambio
Climática- 2000 2 atmósfera tienen la capacidad de absorber esta energía y calentar
la atmósfera baja. Entre estos gases están el vapor de H2O, el CO2, el CH4 y el
N2O. Este proceso de retención de calor en la atmósfera baja es conocido como
efecto invernadero natural y es el responsable de que la temperatura media de la
superficie del planeta sea unos 30°C más de lo que sería en la ausencia de los
mismos, y permite que la vida, tal como la conocemos, sea posible. Figura 1.1.
Diagrama simplificado del efecto de invernadero Sin embargo, con el inicio de la
Revolución Industrial en 1750, y particularmente desde los inicios del siglo XX,
actividades humanas resultantes en emisiones “antropogénicas” de estos gases
han aumentado la concentración de los mismos en la atmósfera. Entre las
actividades que más han contribuido a dicho fenómeno están: el consumo de
combustibles fósiles, la producción de cemento, el cambio del uso del suelo, la
agricultura y la deforestación, lo que trae como resultado un forzamiento radiativo1
positivo que tiende a calentar la baja atmósfera y la superficie terrestre. Este es el
llamado efecto invernadero antropogénico, cuya magnitud dependerá de la
proporción del aumento en la concentración de cada gas involucrado, y de la
concentraciones de otros GEI ya presentes en la atmósfera. Esta intensificación del
efecto invernadero natural, llevaría a un cambio asociado en el clima mundial, lo
que podría traer consecuencias insospechadas para la humanidad. 1.3 AUMENTO
DE LAS CONCENTRACIONES DE GEI Con el fin de comprender lo que significa la
perturbación antropogénica sobre el efecto invernadero, y de obtener un
entendimiento cuantitativo de cuáles deberían ser las concentraciones de GEI que
no producirían esta interferencia peligrosa en el sistema climático, primero se deben
conocer las concentraciones actuales de los GEI ANAM -Primera Comunicación
Nacional sobre Cambio Climática- 2000 3 presentes como futuras para el sistema
climático global. Desde la época preindustrial, las concentraciones de estos gases
han producido un forzamiento radiativo positivo del clima que tiende a calentar la
superficie del planeta y a producir alteraciones en el sistema climático. · Las
concentraciones atmosféricas promedio globales de CO2, CH4, y N2O, han crecido
considerablemente: el CO2 de unos 280 a casi 360 ppmv (30%), el CH4 de 700 a
1720 ppbv (145%), y el N2O de unos 275 a unos 310 ppbv (15%) (valores para
1992). Según el PICC, estas tendencias pueden atribuirse en gran parte a las
actividades humanas, sobre todo al uso de combustibles fósiles, al cambio de uso
del suelo y a las prácticas agrícolas. · Existen GEI que permanecen en la atmósfera
durante mucho tiempo (por ejemplo, desde varios decenios hasta siglos para el CO2
y el N2O), afectando el forzamiento radiactivo en largas escalas de tiempo. El
forzamiento radiativo directo de los GEI de larga duración es de 2.45 Wm-2 , debido
sobre todo a los aumentos de las concentraciones de CO2 (1.56 Wm-2 ), CH4 (0.47
Wm-2 ) y N2O (0.14 Wm-2 ) (valores para 1992). · El forzamiento radiativo directo
producto de la combinación de clorofluorocarbonos (CFC) e
hidroclorofluorocarbonos (HCFC), es de 0.25 Wm-2 . Sin embargo, su forzamiento
radiativo neto se reduce a 0.1 Wm-2 porque han ocasionado el agotamiento del
ozono (O3) estratosférico, que a su vez, produce un forzamiento radiativo negativo.
Gracias a la implementación del Protocolo de Montreal y sus enmiendas y ajustes,
se prevé que las concentraciones de CFC y HCFC, y el consiguiente agotamiento
del ozono estratosférico, disminuirán considerablemente para el año 2050, pero
actualmente el adelgazamiento de la capa de ozono va en aumento. · En la
actualidad, otros GEI de larga duración, en especial el hidrofluorocarbono (PFC) y
el ANAM -Primera Comunicación Nacional sobre Cambio Climática- 2000 4
hexafluoruro de azufre (SF6), contribuyen poco al forzamiento radiativo, pero su
crecimiento previsto podría contribuir en varios puntos porcentuales al forzamiento
radiativo en el siglo XXI. · Si las emisiones de CO2 se mantienen a niveles parecidos
a los actuales (año de referencia 1994), se producirá una tasa de crecimiento casi
constante de las concentraciones atmosféricas durante, al menos, dos siglos, y se
alcanzarían unos 500 ppmv para fines del siglo XXI (aproximadamente el doble de
la concentración de la época preindustrial). · Diversos modelos del ciclo del carbono
indican que sólo se podría alcanzar la estabilización de las concentraciones
atmosféricas de CO2 en 450,650 ó 1000 ppmv, si las emisiones mundiales
antropogénicas de CO2 descienden a los niveles de 1990, en unos 40, 110 ó 240
años a partir del presente, respectivamente, y si a la postre, disminuyen hasta
alcanzar niveles inferiores a los del decenio de 1990. · En la serie de casos de
estabilización estudiados por el PICC, la estabilización a 450,650 ó 1000 ppmv de
emisiones antropogénicas acumuladas en el período 1991 – 2100 se situaba en 630
GtC, 1080 GtC, y 1410 GtC, respectivamente (± el 15% en cada caso). · La
estabilización de las concentraciones de CH4 y N2O a los niveles actuales supone
reducciones de emisiones antropogé- nicas del 8% y más del 50 %,
respectivamente. · Hay indicios de que las concentraciones del O3 troposférico en
el hemisferio norte han aumentado desde la época preindustrial debido a las
actividades humanas, produciendo un forzamiento radiativo positivo.
Este forzamiento todavía no está bien definido, pero se estima que es de unos 0.4
Wm-2 (15% del cual se debe a los gases de efecto invernadero de larga duración).
Sin embargo, las observaciones de los últimos decenios muestran que ANAM -
Primera Comunicación Nacional sobre Cambio Climática- 2000 5 la tendencia
ascendente ha disminuido o se ha detenido. No obstante, se esperan cambios
futuros en zonas tropicales y subtropicales.
El clima refleja cómo el tiempo se comporta a largo plazo, y como tal es necesario
hacer la distinción con el tiempo que es la condición meteorológica que
experimentamos diariamente, caracterizada por la precipitación, el viento, la
temperatura, etc. Las condiciones meteorológicas, cómo la temperatura promedio
anual de la superficie de la tierra, cambian en el transcurso del tiempo. Los
pequeños cambios de estas condiciones pueden provocar eras de hielo o periodos
de calentamiento.
Durante el último siglo, se ha observado un aumento de la temperatura en la
superficie de la tierra de +0.76ºc. Existen varios factores naturales que pueden
ejercer influencia sobre el clima, como son los cambios de la órbita terrestre
alrededor del sol, las erupciones volcánicas o los periodos de actividad solar
aumentada o disminuida. Sin embargo, la tendencia de calentamiento actual está
ligada, principalmente, con el aumento en la atmósfera de la concentración de gases
de efecto invernadero (GEI) que atrapan el calor, como son el dióxido de carbono
(CO2), el metano (CH4) y el óxido de nitrógeno (N2O).
El 4to Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre
Cambio Climático (IPCC, en inglés) de 2007 confirmaba que el calentamiento
mundial es inequívoco y que probablemente se deba a las actividades humanas (las
llamadas actividades antropogénicas) y ha ido aumentando desde el principio de la
era industrial (desde 1750). Estas actividades incluyen, entre otras, la quema de
combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), la destrucción de la superficie forestal
y las prácticas agrícolas que provocan el aumento en la concentración de GEI en la
atmósfera.
Ya en el 5to Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio
Climático de 2014 (IPCC, en inglés) de 2007 se argumenta que la influencia
humana en el sistema climático es clara, y las emisiones antropógenas recientes de
gases de efecto invernadero son las más altas de la historia. Los cambios climáticos
recientes han tenido impactos generalizados en los sistemas humanos y naturales.
Por ello afirma que el calentamiento en el sistema climático es inequívoco, y desde
la década de 1950 muchos de los cambios observados no han tenido precedentes
en los últimos decenios a milenios. La atmósfera y el océano se han calentado, los
volúmenes de nieve y hielo han disminuido y el nivel del mar se ha elevado.
En los últimos decenios, los cambios del clima han causado impactos en los
sistemas naturales y humanos en todos los continentes y océanos. Los impactos se
deben al cambio climático observado, independientemente de su causa, lo que
indica la sensibilidad de los sistemas naturales y humanos al cambio del clima.
En los años 60 del siglo XX, el efecto de calentamiento atmosférico producido por
el dióxido de carbono se hizo cada vez más convincente, aunque algunos científicos
también apuntaron que las actividades humanas, en la forma
de aerosoles atmosféricos (por ejemplo la contaminación), podrían también tener
un efecto de enfriamiento.
Durante los años 70, la opinión de los científicos estaba cada vez más a favor de
los puntos de vista del calentamiento. Para los años 90, como resultado de las
mejoras de la fidelidad de los modelos informáticos y del trabajo observacional que
confirma la teoría de Milankovitch de las épocas glaciares, se llegó al consenso de
que el efecto invernadero estuvo involucrado en la mayoría de los cambios
climáticos y las emisiones humanas traían serios problemas de calentamiento
global. Desde entonces, la mayoría de los trabajos científicos han sido orientados a
la producción de informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el
Cambio Climático.
A finales de los años 1890, el científico americano Samuel Pierpont Langley había
intentado determinar la temperatura de la superficie de la Luna midiendo la radiación
de infrarrojo que sale de la luna y llega a la tierra.13 El ángulo de la luna en el cielo
cuando un científico tomó una medida determinó cuanto CO2 y vapor de agua la
radiación lunar tenía que atravesar para llegar a la superficie de la Tierra, dando
como resultado medidas más débiles cuando la Luna estaba baja en el cielo. Este
resultado fue poco sorprendente dado que los científicos sabían acerca del espectro
de absorción desde hace décadas.
Mientras tanto, otro científico sueco, Arvid Högbom, había estado intentando
cuantificar fuentes naturales de emisión de CO2 con el propósito de entender el ciclo
del carbono global. Högbom encontró que el estimado de la producción de carbón
de fuentes industriales en los años 1890 (principalmente de combustión de carbón)
eran comparables con la de las fuentes naturales.14 Arrhenius vio que esta emisión
humana de carbono llevaría eventualmente al calentamiento. Sin embargo, debido
a la tasa relativamente baja de producción de CO2 en 1896, Arrhenius pensó que
el calentamiento tomaría miles de años, y suponía que sería beneficioso para la
humanidad.
La explicación científica del cambio climático es una de las más debatidas a lo largo
de la historia. Si bien en los últimos años se ha adelantado de forma importante en
concienciación a niel global, sigue habiendo una corriente de escépticos que lo
niegan.
Sea como fuere, en este post nos vamos a centrar en la opinión mayoritaria, la que
atribuye al cambio climático una explicación antropogénica. Es decir, aquella que lo
explica como una consecuencia directa de las acciones humanas.
En efecto, según esta visión, el clima cambia a una gran velocidad por influencia del
ser humano y seguirá haciéndolo si no dejamos de producir ingentes cantidades de
gases de efecto invernadero.
Lo cierto es que el clima cambia constantemente, pero la clave de este fenómeno
impulsado por el ser humano es el ritmo al que lo hace y las consecuencias que de
ello se derivan.
¿Qué es el cambio climático?
Entender el concepto de cambio climático, según la ciencia que busca combatirlo,
nos ayudará a situarlo y comprenderlo de mejor forma.
Partamos de la noción de clima como idea básica, entendido desde un enfoque
amplio que abarca la manifestación del mismo durante largos periodos de forma
global.
El cambio climático que se observa de forma genérica, si bien se pueden hacer
análisis en función a criterios específicos que pueden relacionarse con las distintas
zonas climáticas o peculiaridades propias de los eventos extremos que ocasiona.
De hecho, la ciencia del cambio climático realiza con el mismo interés estudios
locales, regionales o globales. Pese a que se investiga de forma intensa, se trata de
un área todavía incipiente, de la que aún queda mucho por descubrir.
Por lo pronto, sin embargo, existe un gran consenso sobre su definición, que
podemos resumir fácilmente aludiendo al calentamiento planetario producido por
los cambios climático que ocasionan las emisiones de efecto invernadero.
Un proceso inédito en la historia de la humanidad, que se debe a un aumento de la
temperatura global, si bien éste se manifiesta de forma diferente según el lugar del
planeta en el que nos encontremos.
El clima es un promedio a una escala de tiempo dado del tiempo atmosférico. Los
distintos tipos climáticos y su localización en la superficie terrestre obedecen a
ciertos factores, siendo los principales, la latitud geográfica, la altitud, la distancia al
mar, la orientación del relieve terrestre con respecto a
la insolación (vertientes de solana y umbría) y a la dirección de
los vientos (vertientes de Sotavento y barlovento) y por último, las corrientes
marinas. Estos factores y sus variaciones en el tiempo producen cambios en los
principales elementos constituyentes del clima que también son cinco: temperatura
atmosférica, presión atmosférica, vientos, humedad y precipitaciones.
Las investigaciones hechas por algunos científicos apuntan que la razón principal
del aumento de temperatura en el planeta es debido al
proceso de industrialización iniciado hace siglo y medio y,
en particular la combustión de cantidades cada vez
mayores de petróleo, gasolina y carbón, la tala de árboles
y algunos métodos de explotación agrícola. Estas
actividades aumentan el volumen de gases de efecto invernadero (GEI) en la
atmósfera, principalmente de dióxido de carbono, metano y óxido-nitroso.8 Lo
anterior, ha provocado que los rayos del Sol queden atrapados en la atmósfera del
Planeta Tierra, provocando así un aumento de temperatura.
La opinión científica sobre el cambio climático es el juicio global entre científicos con
respecto a la extensión en la que está ocurriendo el calentamiento global, sus
causas y sus consecuencias probables. El consenso científico es que el sistema
climático de la Tierra inequívocamente está en calentamiento y que
es extremadamente probable (es decir, con una probabilidad mayor al 95 %) que
este calentamiento sea predominantemente causado por el hombre. Es probable
que esto surja principalmente del aumento de las concentraciones de gases de
efecto invernadero en la atmósfera producto de la deforestación y la quema
de combustibles fósiles, parcialmente compensado por el aumento de
los aerosoles causado por el hombre; los cambios naturales tuvieron poco efecto.9
Efecto invernadero
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Esquema del efecto invernadero mostrando los flujos de energía entre el espacio,
la atmósfera y superficie de la tierra. En esta gráfica la radiación absorbida es igual
a la emitida, por lo que la Tierra no se calienta ni se enfría. La habilidad de la
atmósfera para capturar y reciclar la energía emitida a la superficie terrestre es el
fenómeno que caracteriza al efecto invernadero.
Esquema del balance anual de energía del planeta Tierra
desarrollado por Trenberth, Fasullo y Kiehl de la NCAR en
2008. Se basa en datos del periodo de marzo de 2000 a
mayo de 2004 y es una actualización de su trabajo
publicado en 1997. La superficie de la Tierra recibe del Sol
161 w/m2 y del efecto invernadero de la atmósfera
333 w/m², en total 494 w/m2, como la superficie de la
Tierra emite un total de 493 w/m2 (17+80+396), supone
una absorción neta de calor de 0,9 w/m2, que en el presente está provocando el
calentamiento de la Tierra.
Si un cuerpo negro ideal estuviese a la misma distancia del Sol que la Tierra, tendría
una temperatura de cerca de 5,3 °C. Sin embargo, dado que nuestro planeta refleja
un 30 % de la radiación entrante,56 la temperatura efectiva de este planeta
hipotético (la temperatura de un cuerpo negro que reflejara la misma cantidad de
radiación de la Tierra) sería cercana a −18 °C.78 La temperatura superficial de este
planeta negro es 33 °C inferiores a la temperatura superficial real de la Tierra (de
unos 14 °C).9 El mecanismo que produce esta diferencia entre la temperatura
superficial efectiva y la real es debido a la atmósfera y es conocido como efecto
invernadero.10
La Tierra, como todo cuerpo caliente superior al cero absoluto, emite radiación
térmica, pero al ser su temperatura mucho menor que la solar, emite radiación
infrarroja por ser un cuerpo negro. La radiación emitida depende de la temperatura
del cuerpo. En el estudio del NCAR han concluido una oscilación anual media entre
15,9 °C en julio y 12,2 °C en enero compensando los dos hemisferios, que se
encuentran en estaciones distintas y la parte terrestre que es de día con la que es
de noche. Esta oscilación de temperatura supone una radiación media anual emitida
por la Tierra de 396 W/m².16
Globalmente la superficie de la Tierra absorbe energía solar por valor de 161 w/m²
y del efecto invernadero de la atmósfera recibe 333 w/m², lo que suma 494 w/m²,
como la superficie de la Tierra emite (o dicho de otra manera pierde) un total de
493 w/m² (que se desglosan en 17 w/m² de calor sensible, 80 w/m² de calor latente
de la evaporación del agua y 396 w/m² de energía infrarroja), supone una absorción
neta de calor de 0,9 w/m², que en el tiempo actual está provocando el calentamiento
de la Tierra.19
Es el proceso por el que el aire retiene gran parte de la radiación infrarroja emitida
por la Tierra, lo cual da origen a toda la compleja serie de fenómenos atmosféricos
estudiados por la meteorología en detalle y a corto plazo, así como por
la climatología a grandes rasgos y a largo plazo.
El efecto invernadero es esencial para la vida del planeta: sin CO2 ni vapor de agua
(sin el efecto invernadero) la temperatura media de la Tierra sería unos 33 °C
menos, del orden de 18 °C bajo cero, lo que haría inviable la vida.21
Actualmente el CO2 presente en la atmósfera está creciendo de modo no natural
por las actividades humanas, principalmente por la combustión de carbón, petróleo
y gas natural que está liberando el carbono almacenado en estos combustibles
fósiles. Por tanto es preciso diferenciar entre el efecto invernadero natural del
originado por las actividades humanas (o antropogénico).
Los gases invernadero permanecen activos en la atmósfera mucho tiempo, por eso
se les denomina de larga permanencia. Eso significa que los gases que se emiten
hoy permanecerán durante muchas generaciones produciendo el efecto
invernadero. Así del CO2 emitido a la atmósfera: sobre el 50 % tardará 30 años en
desaparecer, un 30 % permanecerá varios siglos y el 20 % restante durará varios
millares de años.22
Para hacer frente a esta situación, el gobierno del Reino Unido encargó al
economista Nicholas Stern un informe sobre el impacto del cambio climático y el
calentamiento global sobre la economía mundial que dio como resultado el
denominado "Informe Stern," publicado en el año 2006, cuyos consejos y
conclusiones son la base de las políticas económicas seguidas por la mayoría de
los gobiernos.
En primer lugar hay que tener en cuenta que las consecuencias de nuestras
acciones presentes sobre los futuros cambios climáticos no serán inmediatas, de tal
manera que lo que hagamos ahora tendrá un impacto limitado sobre el clima de los
próximos 40 o 50 años.
En este sentido, si bien es cierto que nadie puede predecir con total certeza las
consecuencias del cambio climático, sí que contamos con suficientes conocimientos
para reconocer los riesgos a los que nos exponemos. Por ello, la puesta en práctica
de medidas para reducir el impacto del calentamiento global deberá entenderse
como una inversión para evitar el riesgo de consecuencias muy graves en el futuro.
Si estas inversiones se realizan acertadamente, los costes serán razonables y, al
mismo tiempo, se abrirá una amplia gama de oportunidades de crecimiento y
desarrollo. A fin de que esto funcione de una manera adecuada, las políticas
adoptadas por los gobiernos deberán actuar sobre los mercados, promoviendo su
eficacia y mitigando los riesgos que el cambio climático va a provocar.
En este sentido, el Informe Stern analiza los costes económicos del impacto del
clima teniendo en cuenta tres elementos. Por un lado, considerando las
consecuencias del cambio climático sobre la economía, sobre la vida humana y
sobre el medio ambiente, examinando los costes de las diferentes tecnologías y
estrategias para reducir las emisiones de gases invernadero. En segundo lugar
utilizando modelos económicos de evaluación integrada que calculen el impacto
económico, así como estudiando los modelos macroeconómicos que se ocupen de
los costes y consecuencias de la transición a sistemas energéticos bajos en
carbono. Por último comparando el "coste social del carbono" en las diferentes
partes del mundo. Tomando como base estos parámetros vamos a analizar los
principales aspectos económicos afectados por el calentamiento global.
Los países más pobres, que no están preparados para enfrentar los cambios
rápidos del clima, serán los que sufrirán las peores consecuencias del fenómeno.
Las tormentas
tropicales originadas
tanto en el Atlántico
como en el Pacífico
han devastado
algunas áreas de
México, Centro
América y el Caribe.
Más allá de los daños
causados por las
tormentas en las zonas costeras, las lluvias torrenciales en el interior han causado
muchos mayores daños. En 1998, tan sólo el huracán Mitch afectó a 600,000
personas - en gran parte debido a las inundaciones y deslizamientos de tierra
causados por las fuertes lluvias.
SEQUÍAS
Los investigadores están conservadoramente seguros de que el Amazonas, el
noreste de Brasil, Centro América y partes de México sufrirán mayores sequías. La
principal preocupación es la posibilidad de sequías extremas y más frecuentes en
el Amazonas, lo cual podría
orillar a la región hasta un
"punto de no retorno", lo
que aumentaría la
probabilidad de que se
perdieran grandes
cantidades de selva
amazónica.
A mediados de 2015, tras cuatro años con lluvias inferiores a lo normal, São Paulo,
en Brasil, estaba atravesando por la peor sequía en más de 80 años. El principal
sistema de agua de la ciudad, la reserva Cantareira, abastece las necesidades de
agua de 5.3 millones de personas, cuando antes de la sequía llego a abastecer
hasta 9 millones de personas. En agosto de 2015, los funcionarios declararon que
la situación de agua de la ciudad era "crítica" y el Servicio de Inversiones Moody
estimó, a principios de septiembre, que la Compañía de Saneamiento Básico del
Estado de Sao Paulo tenía almacenada agua solo para aproximadamente cinco
meses de suministro.
Según indican los investigadores, el aumento del nivel del mar amenaza a la
población latinoamericana - gran parte de la cual vive en zonas costeras - debido a
la contaminación de los acuíferos, la erosión de las costas, las inundaciones en
zonas bajas y el aumento del riesgo de marejadas.
Esquema ilustrativo de los principales factores que provocan los cambios climáticos
de la Tierra. La actividad industrial y las variaciones de la actividad solar se
encuentran entre los más importantes.
Se llama cambio climático a la variación global del clima de la Tierra. Tales cambios
se producen a muy diversas escalas de tiempo y sobre todos los parámetros
climáticos: temperatura, precipitaciones, nubosidad, etcétera. Son debidos a
causas naturales y, en los últimos siglos, también a la acción del hombre.
El término suele usarse, de forma poco apropiada, para hacer referencia tan solo a
los cambios climáticos que suceden en el presente, utilizándolo como sinónimo
de calentamiento global. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el
Cambio Climático usa el término cambio climático sólo para referirse al cambio por
causas humanas (el párrafo 2 del artículo 1 reza así: "Por 'cambio climático' se
entiende un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad
humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la
variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables").
Al producido por causas naturales lo denomina variabilidad natural del clima. En
algunos casos, para referirse al cambio de origen humano se usa también la
expresión cambio climático antropogénico.