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Educa con amor y no en la obediencia

basada en el miedo y la severidad


Para criar niños felices y justos debemos educarlos en el respeto y no en la
severidad. Es importante que sigan las normas por justos, y no por miedo

Al contrario de lo que mucha gente piensa, la severidad no garantiza el


éxito en la crianza. La obediencia fruto del grito y la pauta rígida trae
como consecuencia el miedo y la inseguridad.

De hecho, resulta curioso cómo dentro de nuestro propio lenguaje se


asocia “el niño obediente y dócil” con algo esperable y deseable por gran
parte de las familias.

No obstante, en ocasiones, detrás del niño dócil está la baja


autoestima y la infelicidad. Está la criatura a la cual se le ponen muros
tantos muros que entiende su vida como una cárcel.

Además, damos forma a unas mentes incapaces de tomar la iniciativa


porque esperan que sean otros quienes les digan siempre qué pueden y
qué no pueden hacer a cada instante.
El niño feliz es aquel que explora, que toca, que ríe, que se
comunica. Porque el miedo y la severidad cortan las alas del crecimiento
y la autoestima.

Así pues, a la hora de elegir qué tipo de crianza queremos para nuestros
hijos, debemos optar por aquella que le deje crecer con integridad.
Aquella que le permita convivir con respeto en este mundo siendo capaz
de ser feliz y de proporcionar felicidad.

A continuación, te ofrecemos unas sencillas pautas sobre las que


reflexionar.

La severidad en la educación
Todos nosotros ansiamos tener niños que nos obedezcan, niños solícitos
y que cumplan las normas que les establecemos.

Lee también “educa a tus hijos con sueños no con miedo“

Si bien es cierto que esto es lo adecuado y esperable, no debemos


descuidar que dichos comportamientos se armonicen con otros más.

 La obediencia de las normas deben ir de la mano de la


comprensión.
 Un niño debe entender qué se espera de él en cada instante y por qué
debe cumplir una regla.
Yo obedezco a mamá porque ella quiere lo mejor para mí. Recojo los
juguetes cada noche porque debo mantener la habitación ordenada.
Guardo silencio cuando otros hablan para poder escuchar y respetar.
 Los niños no deben obedecer por simple miedo o por temor a un castigo.
La psicología conductista no siempre funciona a la hora de educar.
 Si se acostumbran a que en cada error y en cada acto inadecuado va
aparecer el grito o el reproche realizado con marcada severidad, lo que
desarrollarán será temor y rabia hacia nosotros, hacia sus progenitores.

Seguidamente, te lo explicamos con mayor detalle.


La educación basada en el miedo trae la
infelicidad
La primera infancia es aquella que acontece entre el primer mes de vida
y los 7 años. Todo lo que ocurra en este periodo será clave para su
posterior desarrollo.

Lee también “cuando mi corazón va por un lado mi mente por otro“


 Algo que todo padre desea es que cuando le pidamos a un niño que
haga algo, obedezca.
 De esta forma evitamos riesgos y el niño se va integrando en las
dinámicas familiares.

Ahora bien, los menores siempre desearán ir un poco más allá de las
normas para probarse a sí mismos, a la vez que a nosotros.
 Si cada vez que se salen de esos límites aparece el castigo severo, el
grito y el reproche despreciativo, los niños pueden reaccionar de dos
modos.
 Alimentaremos su rabia, de modo que nos desafiarán aún más o se
encerrarán en sí mismos.
 Un niño no debe pasar su primera infancia sintiendo miedo cada
día.
 El miedo veta la autoestima y ocasiona un estrés excesivo en ese
cerebro infantil que está madurando todavía.
 La crianza basada en la sanción hace que los niños vivan enfocados solo
en el reconocimiento exterior. Daremos al mundo personas indecisas que
no tendrán ninguna seguridad en sí mismas.
Toda criatura que descubre el mundo a través del miedo por culpa de su
familia crece con infelicidad.
“Si las personas que más me quieren me producen temor, el mundo es
un lugar del que debo defenderme”.

Educar con amor y respeto


 Educar con respeto es enseñar al niño qué se espera de él en cada
instante. Asimismo, se favorece en cada momento que sea él mismo,
siendo libre para explorar el mundo con seguridad a nuestro lado.
Lee también “si educamos a los niños con amor sus miedos morirán
de hambre”

 Para educar con amor no hacen falta los gritos, sino las argumentaciones
que se ofrecen con una voz relajada, clara y cercana.
 Si queremos educar con amor para conseguir niños obedientes, es
necesario saber escuchar. Atiende cuáles son los pensamientos y en
función de estos, sugiere, aclara y guía.
 No desees tener niños perfectos. Lo ideal es criar niños felices que
conocen las normas de la familia y de la propia sociedad.
 Para educar es necesario dar voz a los niños. Si nos enfocamos en
sancionar, en reprocharles cosas, y en señalar solo lo que hacen mal,
daremos al mundo personas poco asertivas.
 En lugar de usar la severidad cuando se portan de forma poco
adecuada, explícales qué han hecho mal y cómo pueden hacerlo
bien.
 Ten en cuenta que no es bueno exigir en excedso. No quieras tener
niños ideales, sumisos y callados.

Fíjate en los talentos naturales de tus niños para que se sientan seguros
a la hora de conseguir aquello que les haga felices.

Aprende a “conectar” con tu hijo antes que a sancionar. Si entiendes sus


necesidades lo orientarás mejor en la crianza del día a día.

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