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Las 10 características del coaching eficaz

“La planificación a largo plazo no es pensar en decisiones futuras, sino en el


futuro de las decisiones presentes“3
Peter Drucker

No soy ningún experto en coaching aunque he intentado paliar este defecto mediante
el estudio de una disciplina que me parece sumamente interesante. Eso sí, se ha
“prostituido” tanto el término que da hasta vergüenza hablar de coaching. Mediante este
artículo, me gustaría repasar las diez características principales del “coaching eficaz“.
Todas ellas debe poseerlas el propio coach pero, ¡ojo!, también debe ser capaz de
desarrollar muchas en su coachee. Al lío:

1) Autoconciencia.
La autoconciencia entendida como el conocimiento de uno mismo, nuestros puntos
fuertes y limitaciones, nuestras creencias y valores, nuestros prejuicios y filtros
perceptivos, nuestro estilo de interacción con los demás y de nuestra capacidad de
adaptación al cambio.
Es muy importante por lo tanto ser capaces de observarnos a nosotros mismos y
reflexionar sobre nuestra persona así como ser capaces de controlar nuestras
reacciones y emociones. Todo esto nos lleva al conocimiento de nuestros puntos
fuertes y de nuestros puntos débiles y de nuestras necesidades y fuentes de
motivación.
Para este trabajo es igualmente importante estar abierto a la crítica sin temores ni
ansiedades y buscar activamente el feedback. Asimismo es importante discernir entre
lo que se puede cambiar y lo que no.

2) Capacidad de inspiración.
Inspirar es orientar con el ejemplo con todo lo que esta frase conlleva. Como coach
debemos animar a asumir riesgos y considerar el fracaso como un mal resultado
producto de no adoptar las mejores decisiones.2
Es importante vivir desde valores y creencias positivas, haciendo hincapié en los
puntos fuertes de las personas, dirigiéndolas hacia estándares cada vez más
elevados. Para ello partiremos de un proceso de reflexión que en muchas ocasiones
descubrirá posibilidades novedosas y que no habían sido detectadas con anterioridad,
para alcanzar las cuales será necesario un proceso de cambio y un aprendizaje
continuo que a veces nos llevará fuera de nuestras zonas de confort.

3) Capacidad de establecer relaciones.


A pesar de que el coaching persigue individuos independientes y emancipados eso
no quiere decir que se descuide el terreno de las relaciones con los demás.
La propia relación entre coach y coachee debe ser todo un ejemplo de dedicación al
coachee, donde se potencia la comunicación, la confianza y la sinceridad entre
ambos manteniendo siempre un alto grado de confidencialidad en la relación.
Es fundamental saber ganarse la confianza y la credibilidad del individuo para poder
actuar como inspiración, tal y como decíamos anteriormente.
Por último, es muy importante si perseguimos el crecimiento del individuo saber cuándo
nos debemos guardar nuestros consejos y diagnósticos, tratando siempre que sea el
coachee quien llegue a sus propias respuestas siempre con nuestra ayuda.

4) Flexibilidad.
La premisa de un proceso de coaching es que son las prioridades del coachee y no del
coach las que deben determinar el rumbo a seguir. Para llevar esto a buen puerto,
deberemos por lo tanto ser flexibles y adaptarnos a las diferentes necesidades y
personalidades.
Para llegar a lo anterior usaremos el feedback percibido llevando a cabo los cambios
necesarios en nuestra actitud, exigencia y comportamiento siempre desde la confianza
en nosotros mismos pero con modestia y humildad.

5) Capacidad de comunicación.
Es fundamental empatizar con nuestro coachee y para ello haremos gala de todas las
técnicas interpersonales de las que dispongamos.
Ante todo debemos ser auténticos, sinceros y honestos siempre con el objetivo único de
ayudar a nuestro coachee. Para ello es fundamental empatizar con él y adentrarse en
su mundo y reflexionar desde su propia óptica y no desde la nuestra. Tras un proceso
de reflexión ofreceremos un feedback al coachee buscando siempre su mejora
incondicional, siendo duros cuando sea necesario pero también usando el humor y
tolerando la ambigüedad cuando sea pertinente. Nunca debemos olvidar que el coach
escucha más que habla y que su objetivo es promover el cambio a partir de las
conclusiones del coachee no de un diagnóstico del coach.

6) Capacidad de mirar al frente4.


El coaching no se centra o ahonda en el pasado como puede hacerlo la terapia. El
coaching se centra en el futuro mediante el establecimiento de objetivos y planes de
acción flexibles. Esta orientación a resultados la consigue a partir del aquí del ahora
y únicamente se remite al pasado como herramienta de aprendizaje que nos influye en
el presente.

7) Disciplina.
La disciplina es el medio que el coach debe usar para vencer a las resistencias que
todo proceso de cambio plantea en los individuos. Esta disciplina no exime
de flexibilidad y adaptación a los ritmos del coachee. No obstante es labor del coach
el mantener en mente de ambos los objetivos y disciplinar al coachee para que sea
capaz de conseguirlos.

8) Gestionar el entorno profesional.


Básicamente se trata de saber si el coaching es la mejor opción en el caso que nos
ocupa o de saber si el cambio está dentro del alcance del coachee o no. Esta honestidad
nos deberá llevar en última instancia a decidir si aceptamos o no el coaching de un
cliente.

9) Diagnosticar situaciónes y encontrar soluciones.


Para ello debemos ser capaces de desarrollar nuestra intuición así como
nuestro sentido de la investigación y ser capaces de aplicar teorías a situaciones
concretas (pasar de lo abstracto a lo concreto).
Es muy importante que las soluciones a las que podamos llegar sean creativas y que
resuelvan los problemas del coachee de manera única y personalizada a la vez
que innovadora.

10) Capacidad empresarial.


Como coach, aparte de vender un producto te estás vendiendo a ti mismo. Desde ese
punto de vista es necesario que creamos en nosotros mismos y en nuestro servicio con
ilusión y nos fijemos metas ambiciosas que hagan que nuestros objetivos se cumplan.

En la faceta puramente empresarial deberemos tener muy clara nuestra visión y


nuestros objetivos empresariales y afrontarlos con espíritu emprendedor y creativo.
¿Qué es un coach y cuáles son sus principales funciones?

Aunque aparentemente el coach sea un oficio que surgió hace apenas unas décadas, lo cierto es
que sus orígenes se remiten a las primeras sociedades, cuando los miembros más
experimentados de una cultura se encargaban de la formación y la capacitación de los que se
iniciaban en el conocimiento del mundo.

Sócrates, filósofo griego, ha sido uno de los grandes coach de la Historia. Su papel fue el de
transmitir a los alumnos, entre ellos Aristóteles, su sabiduría en los temas que en aquella
época suponían mayor relevancia. A partir de esta figura podemos citar numerosos ejemplos
de lo que es un «coach», palabra del inglés que en castellano significa «entrenador». De
hecho, fue gracias a los excelentes resultados de diversos entrenadores deportivos en los
Estados Unidos que la práctica se extendió a otros campos, entre ellos el empresarial.

Un coach no es un psicólogo. Diferencias básicas


Muchas personas consideran que los coach son psicólogos que han dejado su consulta para
ejercer su profesión en escuelas y empresas. Creen que, en el fondo, no existe una gran
diferencia entre las dos profesiones. Sin embargo, dichas diferencias no sólo existen sino que,
al mismo tiempo, marcan el carácter mismo del coaching, cuyo principal objetivo es motivar a
sus participantes y sacar lo mejor de ellos en el plano individual o profesional.
Por el contrario, el psicólogo se ocupa de las emociones y de la salud afectiva y mental, a
veces incluso desde un enfoque clínico. Busca las causas de los problemas y realiza una
radiografía genérica del estado de las personas. Aunque comparten varias cosas, al coaching
sólo le interesan elementos puntuales de esa radiografía, como por ejemplo la autoestima y el
nivel de motivación, entre otros.

¿De qué cosas se ocupa un coach? ¿Qué función tiene?


En el plano práctico, el coach es un observador activo. Su labor consiste en cuestionar,
interrogar y buscar las causas de una situación o estado de ánimo, aunque evitando sacar
conclusiones por su cuenta. Será el propio cliente quien lo haga y a través de ese proceso
dialéctico entre las dos partes. Como mucho, el coach se encarga de mostrar el camino a la
persona que tiene delante. Otras de sus principales funciones se pueden resumir así:

 Ayuda a fijar metas individuales o profesionales. El coach no dice lo que alguien debe hacer o
no. Simplemente, da pistas sobre el camino más adecuado a seguir en cada caso. No hay
jerarquías ni él es la autoridad.

 Proporciona un enfoque claro. Tomando como referencia las expectativas de cada persona
en el proceso de coaching, ayudará a descubrir el enfoque profesional o individual.

 Hacer de la persona alguien mejor. La motivación es la herramienta más empleada por un


coach para que sus clientes se fortalezcan como personas y, a partir de ahí, alcance sus metas
en cualquier otro campo.

 Fomenta el aprendizaje continuo. El coach sabe que todo es un proceso. El aprendizaje nunca
termina, sea del tipo que sea. * Descubre nuevas habilidades en los clientes. Cuando la
relación entre el coach y el cliente alcanza cierto grado de compenetración, es posible incluso
que el ejercicio sirva para descubrir una habilidad, talento o destreza de la persona que hasta
el momento había permanecido oculta.

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