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BIOGRAFÍA DE HOMERO OYARCE

Homero Oyarce, poeta y cantautor peruano, nació en el caserío de Chilingote, provincia


de Chachapoyas, departamento de Amazonas. Hermano menor de tres hermanos
sobrevivientes (cuatro recién nacidos murieron por falta de atención médica en la zona).
Su padre, noble campesino, tuvo la inspiración de ponerle nombre de poeta y no el del
santo del almanaque, como se acostumbraba en aquella época.
Su infancia transcurrió en los campos, mezclando juego y trabajo, conversando con las
montañas, los ríos, el viento, su caballo negro y su perro. Ya adolescente, como muchos
provincianos inició el viaje a la ciudad sin boleto de regreso. Chiclayo, en Lambayeque,
llena de luces y gente amigable se convirtió en su segunda tierra. Allí, entre los estudios
universitarios y festivales artísticos, fue forjando su camino de cantor.
Después, con la guitarra en la mano y sus poemas hecho canción, siguieron los viajes por
casi todo el Perú. Un día, uno de esos días tristes y grises de Lima, otra vez solo con
pasaje de ida, sin más idioma que su canto y con 50 dólares en el bolsillo, emprendió
viaje a Holanda. Nuevamente en un mundo diferente, pero esta vez sin miedo y con la
fuerza de su voz. En 1981 grabó su primer disco "Licencia para cantar", con el que viajó
durante un año por diferentes países europeos, cantando y contando cosas de su lejana
tierra.
Regresó a Perú y con sus ahorros y el trabajo de sus paisanos lugareños logró edificar una
escuelita en Chilingote, su pueblo natal. Cuenta que lo hizo por dos razones: una porque
tiene
la certeza que la educación es el único vehículo que nos sacará del atraso; y otra, porque
no
quería que los niños, con los pies descalzos y maltratados por el frio y las filudas piedras,
se sacrifiquen como él tuvo que hacerlo, caminando diariamente hasta Leymebamba, para
aprender
las primeras letras.
Después de su primer viaje volvió a Europa en cuatro oportunidades más, y en uno de sus
retornos a su tierra instaló agua potable para su caserío, porque los ríos, lamentablemente,
están infectados con excrementos y pesticidas, como confesó.
En 1988 recibió una invitación de la Universidad de Loyola en New Orleans y viajó,
también, a California. Aquí conoció a quien sería su esposa, y con quien tiene actualmente
dos hijos. Allí grabó su segundo disco, en CD, y ha trabajado como maestro. Después,
por casi seis años en el Hospital de Stanford y el Veterans Hospital cantó para los
pacientes, llevándoles un poco de alegría y consuelo en esos momentos tan difíciles donde
las nacionalidades, las razas, las clases sociales, los credos desaparecen frente a ese
enemigo común que se llama enfermedad.
Hoy, aparte de su dedicación y cercanía de sus hijos, viaja, da conciertos, conferencias, y
está preparando en Lima un renovado, pero maduro material discográfico. Con este
material quiere retornar musicalmente al Perú, donde quisiera contribuir con su canto
a causas sociales como la construcción y equipamiento de escuelas. Ha puesto algunos
videos en Youtube. Vive lejos, pero su corazón y sus recuerdos siempre están añorando
la familia, los amigos, la tierra, los caminos recorridos.
Homero desarrolló una gran calidad interpretativa, con una especial profundidad. En sus
conciertos se suman un conjunto de cualidades que hacen de su voz, su mensaje,
sus letras y las inflexiones, una experiencia maravillosa. Escucharlo es viajar por parajes
desconocidos como viajeros familiarizados. El amor por su familia, especialmente por
su “Mamita María” ha dejado una huella imborrable en todos los que nos sentimos hijos
agradecidos y nostálgicos. Pero también el manejo de las cosas cotidianas, de las
palabras regionales, de los localismos, que nos lleva desde lo profundo hacia lo más
festivo y digno de ser celebrado. Es decir desde la más exaltada alegría hasta la más
profunda melancolía; desde el puro sufrimiento hasta el júbilo completo.

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Homero Oyarce.
Por Víctor Hugo Santos
1, 2,3 comenzamos…
Queridos lectores, reciban un cordial saludo deseandoles lo mejor

En el Õrea de la Bahía de San Francisco, California, vive una gran comunidad de


hermanos peruanos, muchos de ellos talentosos artistas.
Uno de ellos, Homero Oyarce Escuadra será declarado Hijo Predilecto del Departamento
de Amazonas. La Universidad Alas Peruanas y el Sindicato de Maestros, serán los
anfitriones y como parte de la celebración saldrá una antología de sus discos.
Breve biografía
Homero nació en el caserío de Chilingote, distrito de Leymebamba, provincia de
Chachapoyas, Departamento de Amazonas, Perú. Su infancia la vivió en los campos,
mezclando juego y trabajo. Estudió Sociología en la Universidad Pedro Ruiz Gallo en la
ciudad de Chiclayo.
Sus inicios
“Yo era muy tímido, pero siempre me emocionaba ver gente en el escenario. Cuando
adolescente tenia un compañero que tocaba la guitarra, otro el sax. Un día me dijeron
canta, les gustó y así comencé”.
Hijo de campesinos
A la tierna edad de cuatro años tenia que ir a traer agua del río, dar de comer a las gallinas,
cerdos, traer leña. “Cuidar vacas, llevar cargas de maíz, frijol… todo lo que se hace en el
mundo campesino. Los meses de vacaciones de la escuela, papá decía: ‘ya descansaron
en la escuela, ahora les toca ayudarme’. Hasta los ocho años supe lo que era tener zapatos.
Mi madre tuvo siete hijos, cuatro murieron casi recién nacidos, la mortandad infantil en
el campo es grande. Yo también estuve a punto de morir varias veces”.
Homero hereda el talento
“Cuando mi padre tenía como 80 años descubrí que tenía un cuaderno con poemas y
cuando joven tocaba la guitarra. Nunca quiso que yo tocara la guitarra pensaba que iba a
ser borracho y mujeriego. Esa guitarra desapareció cuando yo tenía ocho años de edad”.

Cómo llega a Holanda


“En la universidad comencé a cantar y componer. Gané un festival de la canción. Mi
sueño era irme lejos. Una compañera de estudios se casó con un holandés, se fue a vivir
a ese país. Me hablaba de los festivales allá y me entró la ilusión de ir. Trabajé y ahorré,
esperanzado que mi amiga me iba a apoyar y me fuí. Estando allá no era la misma, quería
que le cuidara su hijo.
Pensé ¿qué voy a hacer aquí, sin el idioma y con sólo 50 dólares en el bolsillo? Comencé
a cantar, conocí un par de holandeses que habían vivido en México y hablaban español.
Ellos hicieron que yo cantara en una iglesia donde se presentaba un obispo famoso, canté,
derrepente se presentó la televisión, me preguntaron si quería participar. Canté una
canción, me pagaron 750 dólares. Ya tenía para mi pasaje de regreso a Perú, pero no lo
hice. Me dediqué realmente a ser un cantor. Fué cuando hice mi primer disco”.
Momentos inolvidables
“En 1981 participé en el Festival Internacional de la Canción Popular en Berlín. En el 88’
en Lima, en el Festival de Canción Latinoamericana con Mercedes Sosa, Pablo Milánes,
Silvio Rodríguez, muchos artistas reconocidos, ahora legendarios. También estuve en
Cuba con Pablo Milánes y García Márquez, fueron momentos fantásticos que nunca
olvidaré. También aquí, en el Õrea de la Bahía, cuando trabajé en el Hospital de
Stanford cantándole a los pacientes fue algo grandioso en mi vida”.
“Recientemente alguién me habló del Perú para decirme ‘Gracias’. ¿Por qué? si no me
conoces, contestó, ‘yo lo conozco muy bien. Mi padre era obrero de la construcción, pobre
pero inteligente y educado. Al llegar de trabajar se bañaba, se sentaba en un rinconcito y
en su casetera ponía su música. Un día encontré llorando a mi papá, me abrazó y me dijo:
hijito, escucha esto, la canción se llama ‘Niño de Tostada Piel’. Su padre le dijo, hijito
apréndetela, porque un día no quiero que sufras como yo. Ya cumplí con mi obligación,
sabía que un día le tenía que agradecer a usted. Ahora soy médico. Ya le compré su casita
a mi papá”.
“Otro joven me habló por Internet. ‘Señor Oyarce usted tiene una canción que se llama
Mamita María, esa canción no es solamente para su mamá, he hecho una obra de teatro
basada en esa canción y quisiera mostrarla cuando usted venga”.
Llega a los Estados Unidos
Por invitación de la Universidad Loyola de New Orleáns, Homero llega a los Estados
Unidos. Un amigo lo invita a venir a California para cantar en La Peña Moai en East Palo
Alto. “Canté y ahí conocí la que ahora es mi esposa”.
La familia
Homero tiene dos hijos, le da prioridad a su familia. Él comenta, “Toda la fama que yo
pude alcanzar no se compara con el privilegio de ser padre. La fama es algo que se va.
Después del aplauso se apagan las luces y te quedas sólo. Los hijos son una proyección
de tu vida, en mis hijos veo mi pasado, a mis padres. Mi futuro proyectado”.
Muchos músicos le dan prioridad al trabajo y la familia va en segundo, según Homero
Oyarce: “Por el ego, porque primero soy yo, segundo yo, y tercero yo. Es el ego del artista,
cuando te dejas envolver por ese ego te olvidas que tienes hijos que tienes la oportunidad
de hacer que esa semillita crezca”.
A Homero Oyarce le gusta ir a la montaña, sentarse a contemplar la magia de los verdes.
Los claros y obscuros que da la naturaleza. Mira y escucha con inspiración.
Las influencias que ha tenido
“Admiré a Víctor Jara, me dolió mucho su muerte. Yo quise ser una humilde hebra de esa
esperanza que a él, le truncaron, o nos truncaron a nosotros de la posibilidad de que él
siguiera tejiendo esa esperanza. Atahualpa Yupanqui. Después Pablo Milanés y Serrat.
Sabina tiene cosas maravillosas”.

Itinerario en Perú
“Iré primero a mi pueblo, donde me concederán el reconocimiento de Hijo Predilecto.
Ahí voy a hacer un concierto grande en un teatro, después en la Plaza de Armas. Estaré
en Chiclayo y en Trujillo. Por último, en Lima en un concierto grande con varios artistas
invitados”.

Mensaje a la juventud
“Que estudien porque el estudiar libera. Que muestren que nuestra raza es inteligente,que
podemos alcanzar el cielo. Que se diviertan intensamente, que no caigan en las garras de
las drogas, va en detrimento de nuestra gente”.

Felicitamos y deseamos mucho éxito a Homero Oyarce, Nuestro artista de la comunidad,


estamos orgullosos y contentos de que uno de los nuestros regrese a la tierra que lo vio
nacer para recibir un merecido tributo en vida.

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