Con frecuencia se confunde el tiempo atmosférico y el clima de un lugar. El tiempo atmosférico a una hora
determinada, por ejemplo a las doce del mediodía, viene determinado por la temperatura, presión atmosférica,
dirección y fuerza del viento, cantidad de nubes, humedad etc., registrados en el instante que se considera. Se
comprende que el tiempo atmosférico cambia rápidamente por variar la temperatura, la presión atmosférica etc. No
hace la misma temperatura a las 12 del mediodía que a las 6 de la mañana.
Por otro lado también puede decirse que Madrid, París y Caracas tienen el mismo tiempo en un momento dado,
por ejemplo, un día con lluvia en las tres capitales da lugar a un mismo tiempo lluvioso. Sin embargo, es evidente que
éstas tres ciudades no tienen el mismo clima, ni siquiera parecido. Prueba de ello es la diferente vegetación que rodea
a cada una de ellas: exuberantemente tropical en Caracas, abundante en bosques y praderas en París y más bien
esteparia y reseca en Madrid.
Así pues, el tiempo traduce algo que es instantáneo, cambiante y en cierto modo irrepetible; el clima, en cambio,
aunque se refiere a los mismos fenómenos, los traduce a una dimensión más permanente duradera y estable.
De esta manera podemos definir el tiempo como "el estado de la atmósfera en un lugar y un momento
determinados"; y el clima ,"como la sucesión periódica de tipos de tiempo".
Por tanto la mejor forma de abordar el análisis del clima sería a través del estudio de los tipos de tiempo,
estableciendo sus características, sucesión y articulación habitual a través de las estaciones. En efecto los seres vivos
no perciben aisladamente los distintos meteoros. Según sople el viento o esté en calma, llueva o no, el sol brille o esté
nublado, una misma temperatura ambiente será percibida de forma diferente por los organismos y producirá una
vegetación también distinta. Sin embargo para poder tener una visión completa de los climas a nivel del globo, no
queda otra solución que analizar separadamente los elementos del tiempo. Estableciéndose así los distintos climas a
partir de los valores medios de la temperatura, presión atmosférica, dirección y fuerza del viento, cantidad de nubes,
humedad, cantidad de lluvia etc., registrados durante un período de tiempo muy largo, generalmente de treinta años.
La utilidad del concepto de clima se debe a que, por ejemplo, la temperatura media de un lugar durante un período
de treinta años es prácticamente la misma que durante otros treinta años distintos. Esto nos permite decidir si el
clima de un lugar es frío o cálido. El registro continuo de los datos meteorológicos permiten igualmente apreciar las
posibles variaciones o cambios que se pudieran producir a la norma establecida para un determinado lugar.
La atmósfera, escenario de los fenómenos meteorológicos
Los distintos fenómenos meteorológicos que componen el "tiempo" tienen como escenario la atmósfera, masa
gaseosa que constituye la capa externa y envolvente de la Tierra. Con un espesor que se aproxima a los dos mil
kilómetros, hace posible la vida en nuestro planeta. Y ello por dos de sus características: por los gases que la forman
(especialmente el oxígeno), y por actuar a modo de termostato, al regular el calor de y sobre la superficie terrestre.
La atmósfera no es uniforme, pero su estructura permite considerar capas o estratos en la misma. Estas capas
pueden establecerse o diferenciarse en relación a diversas características, una de ellas el estado o comportamiento
térmico. Según este criterio, se observa que , comenzando a nivel de superficie, la temperatura desciende a razón
constante de 6,4º C. por kilómetro en promedio, y ello hasta una altura que varía de 8 a 10 kilómetros sobre los Polos
y de 15 a 18º C. sobre el Ecuador. La capa que
presenta esa variación térmica constante se
denomina Troposfera.
El tiempo meteorológico
Analiza la atmósfera, sus cambios y variaciones para un momento y lugar preciso, registra las evoluciones que se
van produciendo en ella y prevé qué condiciones se van a dar en la superficie terrestre en cuanto a temperaturas
máximas y mínimas, precipitaciones, dónde se producirán , las características de éstas: chubascos, lloviznas,
aguaceros, agua o nieve etc...
Diariamente hablamos del tiempo, hacemos referencia a bueno o malo, frío o calor, soleado o nuboso, seco o
lluvioso... son conceptos con los cuales describimos situaciones reales y sensaciones corporales. Diariamente también
visualizamos y escuchamos informes del tiempo y se nos habla de borrascas, frentes, ciclones, anticiclones... Con
estos términos se definen las situaciones concretas de la atmósfera para un lugar y un tiempo determinado.
El tiempo cambia
Los cambios bruscos del tiempo se deben a desplazamientos sobre la superficie de la Tierra de masas de aire, que
tienen características muy diferentes en cuanto a temperaturas, humedad o presión se refiere; estas masas de aire
cubren extensas zonas del planeta. Según estos criterios podríamos diferenciar:
1.- Masas de aire polares:
Reciben menos energía solar y cubren no sólo las regiones polares, sino también buena parte de la zona que se
considera templada.
De igual forma, se distingue entre aire polar marítimo y aire polar continental, siendo el segundo más seco y por
tanto más frío que el primero.
2.- Masas de aire cálidas:
Pueden ser tropicales marítimas y tropicales continentales. Las primeras tienen un carácter cálido y un grado muy
alto de humedad, ya que se extienden a lo largo, de los grandes océanos sometidos por la radiación solar a una
evaporación intensa. Las segundas, que se extienden por los continentes en esas latitudes, se las considera
continentales y, aunque de carácter cálido, no presentan un alto grado de humedad. Tienden a ser más bien secas.
Los contactos entre las diferentes masas de aire de desigual temperatura y grado de humedad son bruscos,
originando tormentas y precipitaciones de diversa consideración; a este fenómeno meteorológico se le denomina
frentes.
La imagen nos muestra un mapa de Isobaras, líneas que unen puntos de igual presión, correspondiente al día 7 de
Abril de 2.000. En él se han dibujado las zonas correspondientes a las Altas y Bajas presiones, así como las líneas que
indican los frentes, en azul los frentes fríos, en rojo los frentes cálidos y en morado los ocluídos.
El clima
Los climas se establecen recogiendo las observaciones realizadas día a día en las diversas estaciones meteorológicas
durante una serie de años, que al menos deben ser treinta, para obtener una fiabilidad mínima. El compendio de
todos los datos permiten establecer las distintas zonas climáticas en el planeta. La climatología es la ciencia que se
encarga de estudiar las variedades climáticas que se producen en la Tierra y sus diferentes características en cuanto a:
temperaturas, precipitaciones, presión atmosférica y humedad.
Formación
La atmósfera es la envoltura gaseosa que rodea a la Tierra. Comenzó a formarse hace unos 4600 millones de años con
el nacimiento de la Tierra. La mayor parte de la atmósfera primitiva se perdería en el espacio, pero nuevos gases y
vapor de agua se fueron liberando de las rocas que forman nuestro planeta.
La atmósfera de las primeras épocas de la historia de la Tierra estaría formada por vapor de agua, dióxido de
carbono(CO2) y nitrógeno, junto a muy pequeñas cantidades de hidrógeno (H2) y monóxido de carbono pero con
ausencia de oxígeno. Era una atmósfera ligeramente reductora hasta que la actividad fotosintética de los seres vivos
introdujo oxígeno y ozono (a partir de hace unos 2 500 o 2000 millones de años) y hace unos 1000 millones de años la
atmósfera llegó a tener una composición similar a la actual.
También ahora los seres vivos siguen desempeñando un papel fundamental en el funcionamiento de la atmósfera.
Las plantas y otros organismos fotosintéticos toman CO2 del aire y devuelven O2, mientras que la respiración de los
animales y la quema de bosques o combustibles realiza el efecto contrario: retira O2 y devuelve CO2 a la atmósfera.
Composición.
Los gases fundamentales que forman la atmósfera son:
% (en vol)
Nitrógeno 78.084
Oxígeno 20.946
Argón 0.934
CO2 0.033
Otros gases de interés presentes en la atmósfera son el vapor de agua, el ozono y diferentes óxidos de nitrógeno,
azufre, etc.
También hay partículas de polvo en suspensión como, por ejemplo, partículas inorgánicas, pequeños organismos o
restos de ellos, NaCl del mar, etc. Muchas veces estas partículas pueden servir de núcleos de condensación en la
formación de nieblas (smog o neblumo) muy contaminantes.
Los volcanes y la actividad humana son responsables de la emisión a la atmósfera de diferentes gases y partículas
contaminantes que tienen una gran influencia en los cambios climáticos y en el funcionamiento de los ecosistemas,
como veremos.
Humedad
Una masa de aire no puede contener una cantidad ilimitada de vapor de agua. Hay un límite a partir del cual el
exceso de vapor se licúa en gotitas. Este límite depende de la temperatura ya que el aire caliente es capaz de contener
mayor cantidad de vapor de agua que el aire frío. Así, por ejemplo, 1 m 3 de aire a 0ºC puede llegar a contener como
máximo 4,85 gramos de vapor de agua, mientras que 1 m3 de aire a 25ºC puede contener 23,05 gramos de vapor de
agua. Si en 1 m3 de aire a 0ºC intentamos introducir más de 4,85 gramos de vapor de agua, por ejemplo 5 gramos, sólo
4,85 permanecerán como vapor y los 0,15 gramos restantes se convertirán en agua. Con estas ideas se pueden
entender los siguientes conceptos muy usados en las ciencias atmosféricas:
Humedad de saturación.- Es la cantidad máxima de vapor de agua que puede contener un metro cúbico de aire en
unas condiciones determinadas de presión y temperatura.
-10 2.16
0 4.85
20 17.30
30 30.37
40 51.17
10 9.40
Humedad absoluta.- Es la cantidad de vapor de agua por metro cúbico que contiene el aire que estemos analizando.
Humedad relativa.- Es la relación entre la cantidad de vapor de agua contenido realmente en el aire estudiado
(humedad absoluta) y el que podría llegar a contener si estuviera saturado (humedad de saturación). Se expresa en
un porcentaje. Así, por ejemplo, una humedad relativa normal junto al mar puede ser del 90% lo que significa que el
aire contiene el 90% del vapor de agua que puede admitir, mientras un valor normal en una zona seca puede ser de
30%.
El vapor que se encuentra en la atmósfera procede de la evaporación del agua de los océanos, de los ríos y lagos y de
los suelos húmedos. Que se evapore más o menos depende de la temperatura y del nivel de saturación del aire, pues
un aire cuya humedad relativa es baja puede admitir mucho vapor de agua procedente de la evaporación, mientras
que un aire próximo a la saturación ya no admitirá vapor de agua por muy elevada que sea la temperatura.
El concepto de evapotranspiración es especialmente interesante en ecología pues se refiere al conjunto del vapor de
agua enviado a la atmósfera en una superficie, y es la suma del que se evapora directamente desde el suelo y el que
las plantas y otros seres vivos emiten a la atmósfera en su transpiración.
Tabla 2.1. Características de la atmósfera en distintas alturas. Promedios válidos para las latitudes templadas
Zonas climáticas
Teniendo en cuenta la circulación atmosférica y otros factores, en el mundo se diferencian cuatro grandes zonas
climáticas:
1.- Zona de convergencia intertropical.- La podemos llamar también zona ecuatorial porque se sitúa en las cercanías
del ecuador. En esta zona el aire cálido y húmedo tiende a ascender, especialmente con la insolación del día. Al ir
subiendo se enfría por lo que se forman grandes nubes que, prácticamente todos los días al atardecer, descargan
lluvia. La abundancia de lluvias y las elevadas temperaturas favorecen el desarrollo de la vegetación y es en esta
zona en la que se desarrollan los grandes bosques selváticos. Esta zona climática no se sitúa a lo largo de todo el año
en el mismo sitio, sino que sufre desplazamientos hacia el norte o hacia el sur, dependiendo de las estaciones o
empujada por los vientos monzones, que son especialmente fuertes en el sur de Asia.
2.- Zonas tropicales.- Son las situadas al norte y al sur de la zona anterior. En ellas predominan los llamados vientos
alisios que se forman cuando las masas de aire del norte o del sur se mueven para ocupar el espacio que deja libre el
aire ascendente de la zona ecuatorial. Por el efecto Coriolis, en el hemisferio norte los alisios soplan
predominantemente de noreste a suroeste, mientras que en el hemisferio sur lo hacen de sudeste a noroeste.
En altura la circulación del viento se hace en sentido contrario, hasta los 30º de latitud, aproximadamente, lugar en
donde el aire, ya enfriado, se desploma hacia la superficie cerrándose así las corrientes convectivas próximas al
ecuador.
Las zonas tropicales situadas entre los 20º y los 40º de latitud, en las que el aire desciende desde la altura, se
caracterizan por el predominio de las altas presiones (aire frío y denso que se acumula contra la superficie). Esto
supone precipitaciones escasas, normalmente inferiores a los 250 mm anuales, ya que la circulación vertical
descendente impide el desarrollo de nubes, pues el aire al bajar aumenta su temperatura y por tanto aumenta su
capacidad de contener vapor de agua (mayor humedad de saturación). Por esto en estas zonas hay grandes
extensiones desérticas en los continentes, tanto en el hemisferio norte como en el sur.
3.- Zonas templadas.- Son las situadas al norte (hemisferio norte) o al sur (hemisferio sur) de las zonas tropicales.
Justo al norte (o al sur en el hemisferio sur) de donde surgen los alisios, la misma masa de aire que al desplomarse
desde la altura ha originado esos vientos, provoca también que parte de ese aire viaje hacia el noreste (o hacia el
sureste en el hemisferio sur). Se forman así los vientos occidentales (de oeste a este) típicos de las latitudes
templadas.
Las masas de aire que arrastran los vientos occidentales llegan a chocar con las masas de aire frío procedentes de las
zonas polares y se desplazan montándose sobre ellas, al ser más calientes. Este ascenso provoca la formación de
nubes y precipitaciones en el fenómeno meteorológico que llamamos borrasca. En las borrascas es típico que el aire al
ascender adquiere un movimiento giratorio, formándose un frente cálido que suele ser seguido de otro frente frío. El
paso de los frentes cálido y frío es el que trae las lluvias.
Las borrascas tienden a desplazarse de oeste a este, de tal manera que al paso de un frente cálido le suele seguir una
mejoría transitoria y viene luego un frente frío con empeoramiento del tiempo que termina por alcanzar y neutralizar
al frente cálido produciéndose así la desaparición de la borrasca. Estas continuas variaciones provocadas por la
alternancia de anticiclones (altas presiones) y borrascas (bajas presiones) son las típicas del "tiempo" atmosférico de
las zonas templadas.
4.- Zonas polares.- En ellas la situación es casi siempre anticiclónica porque las masas de aire frío descienden desde
las alturas y se desplazan lateralmente hacia el sur (hacia el norte en el hemisferio sur). En estas zonas llueve muy
poco, menos de 250 mm anuales (situación anticiclónica), por lo que se suele hablar de desiertos fríos, a pesar de que
se mantengan cubiertos por hielos y nieve.
Atmósfera y vida
La vida depende de la atmósfera. El oxígeno, el dióxido de carbono, la humedad atmosférica, son imprescindibles
para el desarrollo de los organismos. Pero sin olvidar que la atmósfera que conocemos en la Tierra ha sido, a su vez,
construida en gran parte con la actividad de los seres vivos. Si no fuera por la fotosíntesis no habría oxígeno; y el
equilibrio actual de gases como el oxígeno, dióxido de carbono y vapor de agua dependen estrechamente de los seres
vivos, de su respiración , de la fotosíntesis y de la transpiración.
Otro componente atmosférico de gran trascendencia es el ozono. No se encuentra en la troposfera sino en la
estratosfera y es vital para detener las mortales radiaciones ultravioletas. Es muy probable que hasta que no hubieron
pasado los años suficientes para que esta capa de ozono se formara, la vida en la superficie, fuera del agua, hubiera
estado totalmente impedida por la llegada sin freno de las letales radiaciones.
Hidrosfera y vida
Llamamos a la Tierra el planeta azul porque este es el color que tiene vista desde el espacio. Lo que le da esta
coloración son las grandes masas de agua que ocupan las tres cuartas partes de su superficie.
Es sorprendente comprobar de que forma se adaptan a la vida las propiedades de la molécula de agua. Pequeños
cambios en algunos detalles de su calor específico, o de su densidad según las temperaturas, harían imposible la vida
en nuestro planeta, al menos tal como la conocemos. Gran parte de estas propiedades tan características se deben a la
polaridad de su molécula, como estudiamos en este capítulo.
La variedad de formas en las que encontramos el agua también es digna de resaltar. Vapor en la atmósfera, hielo,
aguas dulces o de diferentes grados de salinidad son diferentes manifestaciones de la misma sustancia que han
intervenido e intervienen como protagonistas en la historia de nuestro planeta.