Lectura 9
Profesores: Maximiliano Davies. Lorena Elbaum.
Los Código Penal suelen contener una serie de disposiciones en las que se especifica
cuando un comportamiento típico no debe sancionarse con una pena.
Sin embargo, no todas esas circunstancias tienen el mismo carácter. Mientras unas dejan
la acción típica impune, porque excluyen lo ilícito, otras, provocan la impunidad porque
eliminan la culpabilidad y otras por determinar una renuncia a la pena, como es el
desistimiento de la tentativa
15.1.2 Concepto.
Las causas de justificación son: situaciones de hecho y de derecho cuyo efecto es excluir
la antijuridicidad de un hecho típico.
También pueden definirse como: permisos concedidos por la ley para cometer en
determinadas circunstancias, un hecho penalmente típico.
Las fuentes de las causas de justificación son dos:
• La ley.
1 I
• La necesidad.
Sin embargo, es preciso reconocer que de los dos desvalores que caracterizan lo ilícito
(desvalor de acción y de resultado), solo se da, en este supuesto, el desvalor de acción,
faltando completamente el de resultado.
Aquí se presentaría una situación similar a la tentativa.
15.1.4 Naturaleza.
Remitimos al texto obligatorio del Manual, página 414 (unidad 12).
15.1.5 Fundamento.
El fundamento básico de una causa de justificación es - a n t e una situación de conflicto o
colisión- la preponderancia del interés jurídicamente más relevante para el derecho
positivo (ver página 414/416 del texto obligatorio).
2 I
15.1.6 Efectos.
Pueden mencionarse efectos penales (impunidad del hecho) y civiles (exclusión de la
responsabilidad civil - salvo casos de enriquecimiento ilícito).
Legítima defensa
De la propia persona o de sus derechos: Art. 34 inc. 6.
3 I
De un tercero o de sus derechos: Art. 34 inc. 7.
3.15.2.1.3.1 Requisitos:
a) Agresión ilegítima:
Es un ataque contra la persona o cosas que puede consistir en hechos, palabras o
advertencias de repetir un daño ya comenzado.
No es necesario que el agresor embista o que la acción sea violenta por lo tanto, puede
ser activa o incluso omisiva.
Puede ser intencional o negligente y provenir de un inimputable o un inculpable, pues
tiene naturaleza objetiva.
La agresión debe ser ilegítima, es decir que el agredido no debe estar obligado a
soportarla.
Solo la agresión antijurídica de una persona a los bienes de otra, posibilitan la legitima
defensa, la cual esta excluida cuando la agresión se mantuvo dentro del riesgo permitido.
4 I
medios de ataque y los de defensa. La huida para alejarse del peligro como medio menos
gravoso no es exigida por el derecho.
El medio defensivo debe utilizarse para impedir o repeler la agresión, por lo tanto debe
ser oportuno, es decir, que se emplea para repeler una agresión inminente o actual.
Defensa
^ que se anticipa: es agresión.
^ tardía: es venganza.
Esta clase de legítima defensa esta prevista en el Art. 34 inc. 7 del Código Penal, que
establece que, concurre esta causas de justificación cuando, la persona o derechos de
otro, sean parientes o extraños, es objeto de una agresión ilegitima y el autor emplea un
medio racionalmente necesario para impedirla o repelerla, siempre que el agredido no
haya provocado suficientemente la agresión o, en caso contrario, que no haya participado
en ella el tercero defensor.
Importa que el tercero quiera ser defendido. Si no hay datos para suponer una voluntad
contraria, se supone que el agredido quiere ser defendido dentro de los límites de lo
necesario.
15.2.2.1 Fundamentos.
5 I
Esta causas de justificación ampara a quien lesiona bienes jurídicos ajenos para salvar
un bien propio o ajeno que se encuentra amenazado.
Clases:
Estado de Necesidad:
• Justificante ^ cuando se afecta un interés objetivamente menor al que se salva.
• Exculpante ^ cuando el valor relativo de los bienes es igual, o cuando el bien que se
afecta es de mayor valor, la conducta no se considera justificada con arreglo al criterio de
la colisión, sino que será disculpada, si no le era exigente al agente que soporte esa
lesión.
15.2.2.2 Requisitos:
El Art. 34. del Código Penal, que reza "No son punibles..., establece en su inc. 3:
- El que causare un mal por evitar otro mayor inminente a que ha sido extraño.
El mal que evitado debe ser mayor. Para determinar el valor relativo de los bienes, debe
partirse de las escalas penales de la Parte Especial del Código Penal.
El mal debe ser inminente, es decir actual, que esté próximo a suceder.
Es decir, el estado de necesidad por colisión de deberes, puede darse cuando a una
persona le incumbe el cumplimiento de dos deberes a la vez, que le imponen la
obligación de realizar comportamientos que son excluyentes.
Ejemplo: como testigo en un proceso el Dr. Juan tiene la obligación de declarar lo que
sabe, mientras que como médico, tiene también la obligación de guardar secreto.
6 I
Mientras que en el estado de necesidad por colisión de intereses, la justificación depende
de que entre los intereses en conflicto haya una diferencia valorativa esencial a favor del
interés que se salva, en el estado de necesidad por colisión de deberes habrá
justificación cuando ante un conflicto de deberes de igual jerarquía se cumpla con uno de
ellos incumpliendo con el restante.
El fundamento reside en que el que cumple con uno de los deberes que le incumbe,
cumple de todos modos con el derecho, y cumplir con el derecho no puede ser
antijurídico.
• Autorizaciones especiales.
7 I
15.2.8 El Consentimiento.
El consentimiento sólo tiene relevancia allí, donde la lesión recae sobre un bien jurídico
sobre el cual el sujeto pasivo tiene derecho de disposición.
Ejemplo: nadie tiene derecho a disponer de su propia vida.
Motivo por el cual, cuando se trata de bienes disponibles, como ser la propiedad, la
realización del tipo requerirá siempre una lesión de la autodeterminación del sujeto
pasivo o de su ámbito de dominio autónomo.
En consecuencia, donde el consentimiento ser relevante excluirá en todos los casos la
tipicidad por eliminación de la imputación objetiva.
La eficacia del consentimiento depende de las siguientes condiciones:
o El sujeto que lo presta debe ser capaz de comprender la situación.
o El consentimiento debe ser anterior a la acción.
o El consentimiento no debe provenir de un error, ni haber sido obtenido mediante
engaño o amenaza.
8 I
WHÍTNEV
MODULO 3 Lectura 10
Profesores: Maximiliano Davies. Lorena Elbaum.
Concepto1
"[...] imputabilidad es un estado bio-psicológico -recalco la palabra estado que da una idea de
cierta permanencia- que supone determinada calidad o aptitud de dicha índole en la persona
responsable: se es imputable cuando en virtud de un estado de equilibrio de la personalidad bio-
psíquica se tiene la aptitud de comprender la criminalidad de la acción y de dirigir la propia
conducta conforme a esa comprensión ... se es imputable en general, frente a cualquier especie
de delito; pero sólo se es culpable en concepto, es decir, con referencia a un determinado delito
y no a otro que puede cometerse, incluso contemporáneamente, en forma no culpable [...]"
Según el Dr. Frías Caballero la diferencia entre imputabilidad y culpabilidad se percibe con
mayor claridad al tratar las causas de no culpabilidad, por oposición a las de inimputabilidad:
éstas excluyen la responsabilidad por cualquier delito cometido en estado de inimputabilidad;
aquéllas, como el error, sólo por el delito concreto a que la inculpabilidad se refiere, pudiendo
realizar, la misma persona y al mismo tiempo, otros delitos culpables.
Nuestro código adopta el método mixto: biológico-psicológico (Art. 34 inc. 1° del CP).
1
Definición extraída del artículo "Notas sobre la teoría normativa de la culpabilidad", del Dr. Frías Caballero, Jorge,
publicado en LL "Páginas del ayer" 2005-1, 26 (© La Ley S.A. 2008).
2
Nuñez Ricardo, "Manual de Derecho Penal - Parte General", 4ta. Edición actualizada por Roberto E. Spinka y Félix
González, 1999, Ed. Marcos Lerner, pág. 181 y ss.
3
NUÑEZ, Ricardo C.; "Manual de Derecho Penal - Parte General", 4a edición actualizada por Roberto Spinka y Felix
Gonzalez; Marcos Lerner Editora Córdoba; Córdoba; año 1999., pág. 183.
1|
b) Menor de entre 16 y 18 años: es considerado imputable con relación a delitos de acción
privada o reprimidos con pena privativa de la libertad que no exceda de dos años, con multa o
con inhabilitación.
c) Mayor de 18 años: es considerado imputable.
2) Salud mental (16.1.2.1.2): el autor goza de salud mental cuando no se encuentra afectado
por ninguno de los estados mencionados en los a, b y c del "presupuesto biológico". Esta falta de
salud mental le impide al sujeto comprender la criminalidad del acto y la posibilidad de dirigir sus
acciones.
Supuestos:
a) Insuficiencia de las facultades mentales: es entendida como una deficiencia mental u
oligofrenia que impide el desarrollo de esas facultades (imbecilidad, debilidad mental, etc.).
Núñez la explica como la detención, preferentemente intelectual, del desarrollo psíquico del
individuo.
b) Alteración morbosa de las facultades: comprende las enfermedades de la mente que alteran o
transforman las facultades -mentales- ya desarrolladas por el sujeto. Abarca todo tipo de
perturbaciones patológicas de la vida mental.
La imposibilidad de comprender la criminalidad del acto sólo concurre cuando el autor que sufre
alteración morbosa de sus facultades mentales o estado de inconsciencia, aún tiene posibilidad
de contactar con la norma. Este contacto no será causa suficiente para motivar al autor en la
norma (carece de eficiencia a tal efecto), debido -justamente- a falta de normalidad en sus
capacidades psíquicas que provocan una deficiente comprensión de la ilicitud del hecho.
2) Posibilidad de dirección de la conducta (16.1.2.2.2). La presencia de las alteraciones
morbosas de las facultades mentales o estado de inconsciencia, provoca la imposibilidad del
sujeto de dirigir sus acciones. El autor en circunstancias "normales" podría haber sido motivado a
los fines de no infringir la norma, pero cuando concurren estos supuestos los procesos de
motivación impactan en él de forma anormal, distorsionando o deformando su voluntad.
2 |
INIMPUTABILIDAD:
Para que pueda decirse que el sujeto es "inimputable" (es decir, que carece de capacidad para
ser penalmente responsable) se exige:
1) Ausencia de alguno de los elementos que componen el presupuesto biológico:
a) Insuficiencia de sus facultades mentales o
b) Alteraciones morbosas de sus facultades mentales o
c) Estado de inconciencia (que la conciencia esté de alguna forma alterada, pero que no sea
eliminada debido a que si esto ocurre no puede decirse que hubo "acción").
Pero ello no es suficiente, sino que además se requiere que la ausencia del presupuesto
biológico incida sobre el presupuesto "psicológico", de manera que, que le impida al sujeto, en
el momento del hecho, comprender la criminalidad del acto o dirigir sus acciones.
Positivismo jurídico: teoría muy criticada en la actualidad, y que aún cuenta con muchos
adeptos, tanto en doctrina como en el ámbito del análisis jurisprudencial, y a decir verdad,
mucho más en este último. Debe destacarse que nuestra ciudad era considerada no hasta hace
mucho tiempo como uno de los últimos bastiones del positivismo. A decir verdad esta teoría se le
achacan varios vicios -o si se quiere defectos- que conllevan todas las teorías que inician lo que
se considera una materia novedosa. Por supuesto, ahora a la distancia, las críticas que pueden
hacerse son muchas. Lo cierto es que antes del positivismo el análisis que se realizaba sobre las
conductas que se consideraban posiblemente delictivas era asistemático y no respetaba una
ilación coherente y estructurada. En el positivismo jurídico todos los elementos objetivos eran
analizados en los segmentos del tipo y la antijuridicidad. Los elementos subjetivos por su parte
eran ubicados en la culpabilidad, y las causales de imputabilidad eran estudiadas como una
especie de paso intermedio entre lo antijurídico y lo culpable. El dolo y la culpa eran diferentes
formas de lo subjetivo, y por lo tanto diferentes formas de culpabilidad. El dolo o la culpa eran las
3|
formas subjetivas en que el autor se relacionaba con el hecho, representaba la relación
psicológica entre el hombre y su conducta. El positivismo jurídico fotografiaba el hecho, lo
congelaba, y seccionaba y lo analizaba parte por parte, iniciado por las partes objetivas, es decir
sin entrar a valoras aspectos subjetivos de la acción. Utilizaba para ello un método copiado de
las ciencias naturales, con pretensión de perfección e infalibilidad.
4|
Desde una concepción preventiva (sea general o especial), el fundamento de la culpabilidad se
basa en la necesidad de pena. La norma se dirige a los ciudadanos, pero según la concepción
preventista que se tenga, la misma tendrá como destinatarios a la sociedad en general, o sólo
tendrá como destinatario a los autores o potenciales autores de hechos delictivos.
Estas nuevas corrientes surgidas después del finalismo -1960- aceptaron que la culpa tiene su
lugar sistemático en el tipo, pero justificaron esta conclusión con fundamente completamente
diferentes. Cabe aclarar que en realidad bajo el título de funcionalistas se agrupan autores con
pensamientos tan disímiles como Roxín y Jakobs.
En primero de los autores citados es el fundador de una corriente moderada de funcionalismo
que todavía mantiene casi todos los elementos de la teoría del delito intactos, no solo en su
nombre sino también en su contenido.
Con su obra "Derecho Penal y Política Criminal", Roxin produce un resurgimiento de la
prevención especial positiva como una perspectiva resocializadora que tiene como principales
destinatarios a quienes no saben convivir en un Estado de Bienestar.
Roxin denomina a la categoría sistemática de la Culpabilidad como "Abordabilidad normativa",
aludiendo a que el sujeto, teniendo capacidad y conocimiento para con la norma, no reacciona
en virtud de ello.
En este sentido, Roxin remplaza el concepto de culpabilidad por el de responsabilidad, y
establece que los elementos de la responsabilidad penal son la culpabilidad del sujeto y la
necesidad preventiva de pena.
1) Culpabilidad del sujeto
Ésta comprende:
a) La posibilidad de conocimiento de la antijuridicidad: El sujeto realiza el injusto pese a que
podía ser alcanzado por el llamado de la norma.
b) La normalidad de la situación en la que se actúa: Ello supone que el sujeto posee
capacidad de autocontrol que le hace que fuera asequible una alternativa de conducta conforme
a derecho (no actúan en esta situación los inimputables, ni las actuaciones en estados
pasionales, ni quien actúa coaccionado o con miedo insuperable -art. 34 inc. 2-). Ello no significa
que el sujeto pudiese efectivamente actuar de otro modo, sino que existiendo capacidad de
control y asequibilidad normativa se lo trata como libre. Esta suposición de libertad es una
aserción normativa, una regla del juego social. Así, la culpabilidad no depende de necesidades
preventivas, sino de la capacidad de control del sujeto.
2) Necesidad preventiva de la sanción penal
Una actuación culpable precisa de sanción penal también por razones preventivas. La necesidad
preventiva no necesita de una fundamentación especial. Sin embargo, en casos como los del
estado de necesidad exculpante, el legislador parte de la idea de que el peligro podría ser
soportado y sin embargo, no le aplica pena porque ello no le es normativamente exigible. No
sólo los casos de estado de necesidad exculpante, sino en todos aquellos casos en que el
sujeto, a pesar, de ser culpable, no se lo castiga porque no existen razones de prevención para
aplicarle una pena (pena naturales). La diferencia de esta categoría con la analizada en el l b) -la
normalidad de la situación en la que se actúa-, es que en la necesidad preventiva, el sujeto
posee capacidad de autocontrol que hace que fuera asequible una alternativa de conducta
conforme a derecho, y sin embargo, no se lo castiga.
Por el contrario, Jakobs, y la mayoría de sus discípulos no sólo varían la mayoría de las
denominaciones utilizadas para los elementos analíticos de la teoría, sino que también varían su
contenido. Es por ello que resulta más difícil seguir sus conceptos, esto sumado a un lenguaje
nuevo importado de teorías funcionalistas sociológicas.
5|
16.4 Algunas causas de exclusión de la culpabilidad.
16.4.1 Coacción y miedo insuperable.
Coacción (vis compulsiva) y miedo insuperable: Art. 34 inc. 2° 2do. supuesto del CP. Se requiere
-para que una persona pueda ser considerada culpable- que haya tenido acceso a la norma
penal en condiciones de normalidad motivacional. Los de anormalidad motivacional deben
considerarse en forma particular, dándose la posibilidad de excluir la culpabilidad por causa de
inculpabilidad o por inexigibilidad de una conducta alternativa conforme a derecho. El
mencionado artículo menciona la posibilidad de excluir a los sujetos que obraren violentados por
amenazas de sufrir un mal grave e inminente.
El autor que obra coaccionado, a pesar de obrar antijurídicamente, no es objeto de reproche
debido a que no se le podía exigir una conducta alternativa.
El término "amenazas" ha sido interpretado de diversas formas: a) se sostiene que hace
referencia al anuncio verbal o escrito de provocación de un mal, proveniente de otros sujetos; b)
se sostiene también que queda incluido el uso de violencia física actual que vence la resistencia
(aunque sin ser físicamente irresistible); c) se sostiene que pueden incluirse las amenazas de
sufrir males que no provengan de una persona, siempre y cuando no encuadren en "estado de
necesidad".
Esta última postura permite incluir la colisión de bienes de igual jerarquía (el típico ejemplo de los
náufragos que pugnan por apoderarse de la tabla que les permitirá -sólo a uno de ellos-
conservar su vida y evitar morir ahogado, causando la muerte del otro -Tabla de Carneades-). El
sujeto no debe tener la obligación de soportar el mal, que debe ser grave e inminente y ajeno a
su persona.
Material adicional:
4
Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología ARTÍCULOS ISSN 1695-0194 RECPC 05-01 (2003)
RECPC 05-01 (2003) _ http://criminet.ugr.es/recpc _ ISSN 1695-0194, "EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO JURÍDICO
PENAL DE CULPABILIDAD EN ALEMANIA Y AUSTRIA", Hans-Heinrich Jescheck Catedrático emérito de
Derecho penal Director emérito del Instituto Max-Planck de Derecho Penal Extranjero e Internacional. Freiburg im
Breisgau Traducción de Patricia Esquinas Valverde
6|
"[...] La culpabilidad es el fundamento para poder responsabilizar personalmente al autor por la
acción típica y antijurídica que ha cometido mediante una pena estatal. Es al mismo tiempo un
requisito de la punibilidad y un criterio para la determinación de la pena 1. En este doble sentido
se habla de la culpabilidad como principio. Ambos aspectos de dicho principio son Derecho
positivo tanto en Alemania como en Austria. En Alemania la culpabilidad constituye, según el
parágrafo (§) 46, apartado 1, 1 del StGB, una "base para la determinación de la pena"; lo mismo
expresa en Austria el § 32, apartado 1 del StGB. En el Código penal alemán no se dice
expresamente, sin embargo, que la culpabilidad sea también en cualquier caso un requisito de la
punibilidad, si bien se deduce del contexto. A la culpabilidad como tal requisito se ha referido
precisamente el Tribunal Constitucional Federal en su famosa cita: al principio de culpabilidad "le
corresponde un rango constitucional. Su fundamento está en el mismo principio del Estado de
Derecho" (BVerfGE 20, 323, 331). 2. En Austria se reconoce de igual modo la culpabilidad como
base de la pena, en la propia ley, a través del siguiente lema: "Sólo se puede castigar al que
actúa culpablemente" ( § 4 del StGB). Con ello se quiere decir que el ordenamiento jurídico
responsabiliza mediante una pena al imputable únicamente por el injusto que haya causado
culpablemente, y lo mismo ocurre en Alemania. Por tanto, en ambos países se considera, por un
lado, que la pena exige en todo caso la culpabilidad, de tal manera que al que actúe sin culpa no
puede imponérsele una sanción; por otro lado, la pena no podrá en ninguna ocasión sobrepasar
la medida de la culpabilidad (nulla poena sine culpa). El Derecho penal es por consiguiente en
ambos países, como se suele decir, un "Derecho penal de la culpabilidad". Mientras que el
principio de culpabilidad -ninguna pena sin culpa, pena sólo en la medida de la culpabilidad- rige
en Alemania y en Austria desde el siglo XIX, el concepto de culpabilidad se ha visto sometido a
diversas transformaciones y sigue siendo aún hoy especialmente discutido. Aquí se trata de la
siguiente cuestión: en qué medida se puede conectar la imputación subjetiva de una conducta
típica y antijurídica a las características psíquicas y a las emociones del autor y, especialmente,
cómo una pena basada en la culpabilidad del autor se puede justificar como reacción
proporcionada del Estado frente al hecho cometido... I. En el desarrollo histórico - dogmático del
concepto de culpabilidad se pueden distinguir tres etapas. 1.- El concepto psicológico de la
culpabilidad, dominante hasta comienzos de nuestro siglo, surgió a partir de la corriente jurídica
del Positivismo científico. Esta concepción tan antigua, aún absolutamente formal de
culpabilidad, se detenía en el estado mental del autor del delito, sobre la base de aquellos
hechos que fueran reconocibles por medio de la observación y accesibles a una descripción. De
esta forma, algunos autores alemanes relevantes del pasado entendieron la culpabilidad como
un hecho psíquico. Según Franz v. Liszt, la culpabilidad consiste en la imputabilidad del autor y
en las dos formas de la culpa, el dolo y la imprudencia; para Gustav Radbruch, sólo en ambas
formas de la culpabilidad, cuando hayan sido en verdad aprehendidas psicológicamente; para
Erns Beling, en "la relación psíquica del autor con el hecho"... 2.- El alejamiento del Positivismo
científico y el viraje hacia el Neokantismo, que se inician en torno al final del siglo XIX,
condujeron a que también en el Derecho Penal, en lugar del método de las ciencias naturales
consistente en observar y describir, apareciera de nuevo un método propio de las ciencias
humanas consistente en comprender y valorar. En el transcurso de esta evolución, la
interpretación psicológica de la culpabilidad fue sustituida por una concepción normativa, de la
cual se considera fundador a Reinhard Frank. Para él la culpabilidad era "la reprochabilidad" del
hecho y, en concreto, referida a un comportamiento que se caracterice por la imputabilidad del
autor, la relación psíquica de éste con tal hecho -en forma de dolo o de imprudencia-, y la
normalidad de las circunstancias concurrentes. La concepción normativa de la culpabilidad
alcanza en Alemania su forma definitiva con James Goldschmidt y Edmund Mezger. Goldschmidt
le otorga un contenido material unitario mediante la idea del deber de observancia de la norma:
un deber que emana de la exigencia de obediencia que ésta encierra. También para la
imprudencia halló Goldschmidt en el moderno concepto de la infracción de un deber de cuidado
7|
aquella desobediencia de un deber jurídico que fundamentara la culpabilidad. A su vez, para
Mezger ésta era el conjunto de los requisitos en que se basa la reprochabilidad personal de la
conducta antijurídica. Más concretamente: para él se trataba de un comportamiento psicológico
culpable y del juicio de valor normativo de ese comportamiento, en una sola cosa. La conducta
antijurídica aparece de esta forma como una manifestación de la personalidad del que actúa que
es desaprobada por el Derecho. Con esta formulación, Mezger estaba tendiendo ya un puente
hacia la "concepción caracteriológica de la culpabilidad", que había surgido antes en Austria y
que se había convertido en determinante para el derecho positivo de nuestro país vecino, ya que
este penalista, al hablar de "personalidad" no se está refiriendo al autor individual, sino a "la
personalidad dada conforme a la experiencia". 3. La teoría del Finalismo representa en Alemania
una evoluc ión distinta de la concepción normativa de la culpabilidad. La fundamentación
ontológica del concepto de delito llevada a cabo por Hans Welzel condujo al consabido resultado
de que el dolo típico y la lesión objetiva del deber de cuidado en el caso de la imprudencia fueron
extraídos del concepto de culpabilidad y atribuidos al tipo de injusto, de tal modo que en aquel
concepto permanecieron únicamente auténticos elementos normativos -conciencia de la
antijuricidad y exigibilidad de la conducta adecuada a la norma-. Para Welzel la culpabilidad es
ya sólo "la parte de responsabilidad del autor por su determinación antijurídica". No obstante
Welzel tampoco llega a explicar cómo puede fundamentarse la responsabilidad del culpable por
su decisión de cometer el hecho. De acuerdo con este autor, es imposible conocer de qué forma
la persona evita el delito y utiliza en efecto su autocontrol con la finalidad de actuar conforme al
Derecho: esto continúa siendo el "misterio" del libre albedrío ... En Alemania, sin embargo, la
evolución ha sido más abierta, ya que el Código penal en su nueva versión de 1975, resultado
de la gran reforma del Derecho penal, no ha establecido un concepto de culpabilidad, sino que
ha confiado su precisión a la doctrina y a la práctica jurídica. La dogmática dominante en la
actualidad viene marcada esencialmente por los principios expuestos por Wilhelm Gallas en las
Jornadas de Profesores de Derecho penal celebradas en 1954 en Tübingen 31 y en 1967 en
Münster 32. II. Después de esta retrospectiva histórica, me gustaría en la segunda parte de mi
exposición señalar las distintas formas del concepto de culpabilidad actualmente existentes en
Alemania ... 2. En Alemania, el concepto de culpabilidad hoy en día predominante viene
determinado por un principio al que dio expresión Wilhelm Gallas 48 en su conferencia
pronunciada en Münster con ocasión del Congreso de Profesores de Derecho penal de 1967, a
propósito de la crítica sobre la regla -estrictamente preventiva- de determinación de la pena del
Proyecto alternativo de 1966. En el lugar más elevado, a su juicio, se sitúa el convencimiento en
torno a "la responsabilidad del autor por su hecho, como una realidad de nuestra conciencia
social y moral". Sólo aquella pena "que trate al autor según sus méritos", así continúa explicando
Gallas, podrá desarrollar una eficacia preventiva en orden a educar a la población en la "fidelidad
al Derecho" y "como mecanismo de advertencia, de autoconocimiento y de autoliberación para el
autor". La pena, por consiguiente, exige tanto en su justificación como en su medida la
constatación de la culpabilidad individual del autor, no sólo como expresión de la imparcialidad
aplicada con respecto a la persona del autor sino igualmente como medio para la prevención
especial y general. Con ello, si bien no se está afirmando que la libertad de decisión en el caso
concreto sea una evidencia empíricamente demostrable, sí se está haciendo uso de ella como
un componente irrenunciable de nuestra cultura social. También Hans Joachim Hirsch secunda
esta línea general. La ciencia jurídica ha de "orientarse por los acontecimientos de la vida social".
Sin embargo, puesto que la persona se siente básicamente libre, debe "este fenómeno constituir
el punto de partida". El Derecho, erigido por el ser humano, "no puede situarse en contradicción
con la lógica general en la que se mueven sus destinatarios. No le queda otra posibilidad que
basarse en la imagen del mundo que éstos tienen y, de ese modo, asumir la representación ideal
del libre albedrío, no éste mismo, como fundamento generalmente aceptado del concepto que el
ser humano posee de sí mismo"... 3. El refinamiento de la dogmática de la culpabilidad ha
8|
avanzado en Alemania incluso algún paso más que en Austria. Günther Jakobs ha desarrollado
una "concepción funcional de la culpabilidad", construida sobre la teoría sociológica de la
formación del Derecho a cargo de Niklas Luhmann. Entre nosotros han seguido a Jakobs los
autores Hans Achenbach y Franz Streng.. Aquí la culpabilidad reside en "un déficit en la
motivación jurídica del autor". Esa culpabilidad depende de las exigencias de la prevención
general, no del grado de responsabilidad personal del autor por su acción. Jakobs designa la
culpabilidad casi como un "derivado de la prevención general". El objetivo de la sanción sería la
estabilización de la vigencia de la norma y la ejercitación de la confianza en el Derecho por parte
de la sociedad, y no la confrontación con el autor. La dependencia de la culpabilidad con
respecto a las demandas de la prevención general alcanza una expresión evidente en el hecho
de que a la hora de establecer el contenido de la culpabilidad resulta decisivo "el estado en que
se encuentra la sociedad en cada caso". Como indica Jakobs, los propios implicados "deberán
negociar con cuántas restricciones sociales podrá ser cargado el autor alcanzado por la
atribución de culpabilidad, y cuántas características desagradables de éste tendrán que ser
aceptadas por el Estado y por la sociedad". El reproche de culpabilidad, pues, no se refiere a la
lesión dolosa o imprudente de un bien jurídico por parte del autor, sino que se vincula a una
carencia en el "ámbito de organización" propio, carencia de la cual el mismo autor es
responsable. La culpabilidad es la "parte de responsabilidad" del sujeto por su falta de
disponibilidad a "a dejarse motivar por la norma correspondiente" 81, cuando "ese déficit no
pueda hacerse comprensible bajo la afirmación de que no afecta la confianza general en la
norma". El concepto de la "parte de responsabilidad" o "competencia", que es de lo que aquí se
trata, no recibe aclaración por parte de Jakobs. En Alemania, esta concepción de la culpabilidad
se ha encontrado sobre todo con protestas. La crítica se dirige en primer lugar contra la
preponderancia que Jakobs otorga a la prevención general por encima de la compensación de la
culpabilidad por el delito mismo, siendo éste en realidad lo primero que justifica la intervención
penal. Al parecer, las normas deberían "ser reafirmadas en su propia existencia como un fin en
sí mismas", mientras que el autor, por el contrario, tiene derecho a esperar y espera sobre todo
una respuesta al hecho injusto y culpable que ha cometido. De este modo se desvanece, en
perjuicio de la justicia individual, la orientación del Derecho penal hacia la responsabilidad
personal del autor por su acción. Sin embargo la culpabilidad y la prevención residen, visto
correctamente, en planos distintos. En cuanto a la culpabilidad, se trata de responder a la
pregunta acerca de si y en qué medida el hecho puede ser reprochado personalmente al autor,
así como cuál es la pena que merece por ello. Sólo entonces se plantea la cuestión totalmente
distinta de la prevención. Aquí hay que decidir qué sanción parece apropiada para introducir de
nuevo al autor en la comunidad y para influir en esta misma en un sentido social-pedagógico. Y
no es sino llegado este punto cuando podrá expresarse la preocupación en torno a la pervivencia
del conjunto del sistema según el planteamiento de Luhmann... 4. Por último ha obtenido notable
relevancia en Alemania una interpretación que pretende conceder al principio de culpabilidad
exclusivamente la función de límite superior de la sanción, mientras que para precisar la pena
concreta sólo los aspectos preventivos deberían ser decisivos. Así se indica ya en el § 59,
apartado 1° del Proyecto alternativo de 1966 que "la culpabilidad por el hecho determina el límite
superior de la pena", mientras que su cuantía en el caso particular se rige únicamente por
objetivos de prevención (apartado 2°). A modo de justificación los redactores del Proyecto
apuntan sólo, de forma negativa, que "se quiere prevenir la idea de retribución". El Código penal
alemán, sin embargo, no ha seguido este Proyecto, sino que convierte la culpabilidad en el § 46,
apartado 1°, párrafo 1° en "fundamento para la fijación de la pena" y, con ello, no sólo en frontera
superior de su cuantía sino también en principio decisivo para la pena concreta en el supuesto
individual. La razón de esta decisión del legislador consiste en que la pena no sólo debe estar al
servicio de finalidades preventivas sino, en primer lugar, al servicio de la compensación de la
culpabilidad; es decir, que dicha sanción está marcada por el pensamiento de que a través de
9|
ella "el autor experimenta la merecida respuesta desaprobatoria de la comunidad jurídica al
hecho injusto y culpable por él cometido"... La restricción del principio de culpabilidad a la función
de "medio para la limitación de la pena" es el punto central en la influyente interpretación de este
concepto aportada por Claus Roxin. De ese modo, dicho autor pretende hacer la teoría jurídico-
penal de la culpabilidad "independiente del libre albedrío". A su vez, tal concepto de la
culpabilidad restringido al papel de margen superior de la pena es el fundamento de su nueva
categoría sistemática de "responsabilidad", en la cual ha fundido la culpabilidad del autor con la
necesidad preventiva de la pena. A esto se puede objetar en primer lugar que la culpabilidad, si
es el límite superior de la pena, también debe ser codecisiva para toda determinación de la
misma que se encuentre por debajo de aquella frontera. Pero fundamentalmente, al limitarse la
fijación concreta de la pena a fines preventivos, la resolución del juez pierde el punto de
conexión con la calificación ética del hecho que ha de ser enjuiciado, y la pena, con ello, pierde
también después de todo su posibilidad de influir en favor de aquellos objetivos de prevención.
Porque sólo apelando a la profundidad moral de la persona se puede esperar tanto la
resocialización del condenado como también una eficacia socio-pedagógica de la pena sobre la
población en general. La renuncia al criterio de la culpabilidad para la pena concreta resulta ser
un precio demasiado alto por eludir el problema de la libertad en la teoría de la culpabilidad. En
Austria, debido a esta razón, la idea de la reducción de la culpabilidad a la función de límite
superior de la pena no ha conseguido nunca consolidarse. Aquí, tanto la prevención general
como la especial se presentan en cualquier caso como fines de la pena; sin embargo, ésta se
considera medio apropiado para la prevención sólo si se basa en la escala de la culpa. En tal
sentido, la culpabilidad se puede entender desde luego "generalizando", pero la pena tiene que
ser merecida también de acuerdo con aquel criterio [...]".
10 |
MODULO 3 Lectura 11
Profesores: Maximiliano Davies. Lorena Elbaum.
11
17.2 El error de tipo.
7.2.1 El error sobre las circunstancias del tipo objetivo - Error sobre los
elementos descriptivos del tipo (17.2.1.1):
El dolo debe abarcar todos los elementos del tipo sistemático. Constatada tal
circunstancia podemos afirmar que el sujeto actuó en forma dolosa. La otra cara de la
moneda es el desconocimiento o el falso conocimiento (ignorancia), es decir -
técnicamente- el error o ignorancia de hecho no imputable -según nuestro art. 34 inc. 1°
del CP-. Constatada esta circunstancia podemos afirmar que el autor obró en error, es
decir sin comprender la criminalidad del acto (hecho y elementos constitutivos). El
"conocimiento" que se requiere para poder afirmar que el sujeto obró dolosamente debe
ser efectiva, real, verdadero, y debe abarcar los elementos descriptivos, normativos o
valorativos del tipo. Ejemplo: Juan tomó un celular del escritorio de Marta, creyendo
verdaderamente que era el suyo y se lo guardo en el bolsillo del pantalón. Marta observó
que este sujeto había tomado su celular y se lo había llevado. Ante este hecho hizo dio
aviso a la policía del lugar, y Juan fue detenido con el celular mientras salía del
estacionamiento con su auto. Juan sabía lo que estaba haciendo, es más sabe que hurtar
es un delito conminado con pena de prisión, pero actuó en el convencimiento de que era
su celular el que llevaba en su bolsillo y no el de Marta. El análisis de vencibilidad o
invencibilidad del error debe formularse en cada caso.
17.2.1.1.1 Error in objeto y error in persona (17.2.1.1.2): este tipo de error recae sobre
elementos accidentales del tipo, y por ende, carecen de importancia o no poseen la
entidad suficiente para suprimir el dolo. Es decir, que un sujeto haya querido estafar a
Héctor, logrando en realidad estafar a Miguel o que haya querido robar la billetera de
Marcos, cuando en realidad se trataba de la de Marcela, carece de relevancia a los fines
de analizar si obró dolosamente. Si Miguel al intentar matar a Mirta, mata a Josefina,
confundiendo la víctima, ello no constituye un elemento de eficacia a los fines de excluir
el tipo subjetivo, ya que la norma prohibe matar a otro, y tanto Josefina como Mirta "son
otro". Miguel quiso matar a otro y mato a otro, razón por la cual, la estructura dolosa de la
conducta se mantiene intacta.
2|
17.2.1.1.3. Error sobre el nexo causal: al igual que los anteriores supuestos, los errores
sobre el nexo causal carecen de importancia o no poseen la entidad suficiente para
suprimir el dolo. Se trata por lo general de errores de cálculo del autor, y por ende, puros
accidentes o fallas en la planificación o puesta en marcha de la conducta dolosa.
Modalidades.
(1) Puede recaer sobre una elemento básico del tipo (ejemplo: creo estar transcribiendo
párrafos de un autor sin citarlo correspondientemente -violación a la ley de propiedad
intelectual-, sin advertir que la publicación de la cual extraigo los conceptos de mi autoría)
o sobre una circunstancia agravante o atenuante (17.2.1.1.6) (2). En este último caso:
Juan mata a Carla, sin conocer que esta persona es en realidad su hija. En este caso
sólo se excluiría -en virtud del error- la agravante o el tipo especial previsto para estos
supuestos, no así la figura básica, en este caso el homicidio (error accidental).
Esencial e invencible: para que el error de tipo excluya el dolo y la culpa éste debe ser
esencial e invencible. El error esencial pero vencible, tiene como efecto eliminar el dolo,
no obstante, deja subsistente la culpa, cuando la conducta se encuentra prevista de
manera culposa. Para poder afirmar que el autor no pudo vencer el error se utilizan
parámetros de medición objetivos de conducta, por ejemplo, el de "una persona
cuidadosa y diligente" puesta en las mismas circunstancias que rodearon al autor. El
análisis es realizado en cada caso particular por el juez que debe valorar la conducta y
las circunstancias del hecho concreto.
3 |
17.2.1.2. Error sobre elementos normativos (valoraciones jurídicas, culturales o
científicas) y normas penales en blanco: estos también son considerados errores de
tipo. Pueden ser considerados también error de tipo los que recaen sobre elementos
normativos jurídicos -que no adelantan una valoración sobre la antijuridicidad- y que
remiten a normas extrapenales (ley penal en blanco). Recordemos que en estos casos en
donde por una cuestión necesaria de técnica legislativa el tipo recurre o remite a otras
normas para lograr completitud. Esta complementación podía darse con leyes del mismo
nivel o con otra norma jurídica emanada de distinta instancias legislativa, por ejemplo un
decreto del Poder Ejecutivo (ley penal en blanco en sentido estricto). Este tema está
relacionado con el tratado anteriormente sobre el concepto "error de derecho", en donde
se distinguía entre éste (error de derecho) y error de derecho extrapenal, no excusando el
primero, y sí el segundo (equivalente a un error de hecho). Por error de derecho
extrapenal se entendió a aquél que recaía sobre una ley de cuyo conocimiento dependía
la conciencia de lesionar el derecho ajeno. Más claramente, el que incidía sobre una ley,
reglamento o precepto jurídico de cualquier naturaleza pero no penal, cuando únicamente
mediante su conocimiento puede el autor comprender el acto objeto de la imputación y
actuar dolosamente. Este tipo de error se plantea generalmente con leyes que
reglamentan los denominados "delitos de índole penal económico". Un ejemplo local es
dado por la Ley 24.769 que trata los denominados "delitos tributarios". En ella se incluyen
los tipos de evasión de tributos nacionales y provinciales. Para determinar qué tipos de
tributos si estamos frentes a tributos nacionales o provinciales debemos recurrir a otra
ley, y a su vez para conocer cómo se tributan esos impuestos, a otra ley o reglamento,
etc., y así sucesivamente.
El error de prohibición se define entonces como el saber o poder saber que la conducta
se encuentra prohibida (conocimiento o posibilidad de conocimiento de la antijuridicidad).
4|
17.4.2.1. Teoría del dolo - Teoría de la culpabilidad (17.4.2.1).
DOLO Complejo
. voluntad e
intención
. conocimiento
de la prohibición.
Insubsanable
ERROR DE •>• Elimina el dolo
o Inevitable
TIPO Y DE
PROHIBICION Elimina el dolo y deja subsistente la culpa
Subsanable si esta previsto el tipo culposo en el
o Evitable ordenamiento de que se trate.
T
Acción Tipo complejo Antijurícidad Culpabilidad
Tanto la teoría del dolo como la de la culpabilidad intentan explicar cómo incide el error -
ya sea de tipo como de prohibición- en el análisis que se realiza de la conducta del autor
mediante la sistemática que proporciona la teoría del delito.
La "teoría del dolo" coincide histórica y sistemáticamente con las teorías que ubican el
dolo (dolo malo: saber y querer, y además, conocer que lo querido y sabido se encuentra
prohibido -conocimiento de la antijuridicidad-), en el segmento de la culpabilidad. En
5 |
consecuencia los casos de error eran analizados exclusivamente en ese segmento, y de
existir un error inexcusable, ya fuese de tipo o de prohibición, se eliminaba ese elemento
subjetivo -dolo-. Si el error era vencible se eliminaba el dolo pero subsistía la culpa,
básicamente porque el autor podía salir de su error, y en consecuencia había sido
descuidado o negligente. Por supuesto, debía existir el respectivo tipo culposo que
abarcara esa conducta, caso contrario, el autor era inculpable.
17.5. El error sobre las causas de justificación: teniendo en cuenta que este tema fue
elaborado por un docente de la UES21, el Dr. José Lago, titular de la Cátedra "A" de
Derecho Penal, y que a través de su trabajo logró presentar al alumno un tema de
tamaña complejidad de forma sumamente accesible, consideramos apropiado adosar el
trabajo de mención, en forma nomenclada a los fines de un mejor aprovechamiento para
el estudiante. Por estas consideraciones continuamos con el texto citado ("El error en las
causas de justificación: Un tratamiento diferenciado").
1
Trabajo titulado "La evitabilidad del error de prohibición".
6|
objetivos de una causa de justificación. Es decir, si ese error debe ser tratado como error
de tipo, o como error de prohibición.
En otro orden, y a los fines que cada uno asuma la postura que considere más
conveniente, he intentando ser lo más objetivo posible en la exposición, y para ello
seleccioné los trabajos de dos doctrinarios que asumen posiciones contrapuestas:
Finalmente, la temática será abordada desde aquellas posturas que sostienen que el dolo
es un elemento que pertenece al tipo (teorías de la culpabilidad), atento a que es en ellas
en las que se advierte la discrepancia sobre el tratamiento que se debe otorgar a los
errores sobre los presupuestos objetivos de una causa de justificación, y no así en
aquellas que entienden que el dolo es un elemento de la culpabilidad.
Ello es así, porque las teorías de dolo conciben que el dolo (ubicado sistemáticamente en
el ámbito de la culpabilidad), deberá comprender y querer todos los elementos que
componen los estratos sistemáticos del tipo y de la antijuridicidad, y ello nos conduce a
idénticas consecuencias cualquiera sea el error de que se trate: Los errores esenciales e
invencibles excluyen la culpabilidad por ser ésa la posición sistemática del dolo, en tanto,
los errores vencibles conducen al respectivo tipo imprudente, si la conducta se encuentra
prevista de esa forma en la ley, caso contrario, la conducta es impune.
Análisis de las diversas posturas y sus consecuencias en la teoría del delito (17.5.3.1
Consecuencias):
En estos casos, el sujeto cree que concurre algún presupuesto fáctico justificante; cree
saber de la agresión ilegítima a que lo estaría sometiendo otro sujeto, cuando en realidad
nadie lo está atacando.
De todos modos, los errores sobre las justificantes no se circunscriben sólo a esta
hipótesis. Puede que el agente actúe típicamente en la ilusión (bajo influencia de un
error) de valorar su obrar como:
1) Una causa de justificación que el derecho no reconoce. El autor conoce la realidad,
pero su déficit radica en la existencia de la norma permisiva. Cree permitido lo prohibido
(Cree que la muerte a solicitud de la víctima está autorizada; o que se puede quedar con
la cortadora de césped que le prestó el vecino porque éste último le debe $ 500). Es el
7 |
error sobre la existencia de una causa de justificación (17.5.1 El error sobre la
existencia de una causa de justificación).
2) Dentro de los extremos permisivos de una causal existente -error en los límites-
lesiona creyendo que su acción forma parte del derecho de detención). Se trata del
supuesto de error que padece quien se excede respecto de los límites en los que está
legitimado para actuar típicamente. El agente cree estar actuando lícitamente cuando en
verdad va más allá de lo permitido, excediendo los límites de la necesidad (17.5.2 El
error sobre los límites de una causa de justificación).
3) Respuesta a un contexto objetivo que, de haber concurrido efectivamente, lo hubiese
justificado. Ejemplo: lesiona en defensa putativa a un supuesto agresor, o sacrifica un
bien juzgando equivocadamente la existencia de un mal grave e inminente (17.5.1 El
error sobre los presupuestos fácticos de una causa de justificación).
El error sobre los presupuestos objetivos de la justificación fue el centro de debate entre
la teoría estricta y limitada de la culpabilidad. Si como lo entendía el finalismo, el
contenido del dolo se restringe a la voluntad de realizar el tipo objetivo, un error sobre
cualquier elemento que corresponda a una causa de justificación tenía que conducir a los
efectos del error de prohibición. El autor ya no tendría aquí un error sobre lo que hace,
sino sobre si lo que hace está prohibido o no.
Esta teoría sostiene que deben tratarse como error de prohibición, tanto aquellas
hipótesis en que el sujeto admite erróneamente la existencia de una causa de
justificación que la ley realmente no admite, o va más allá de los límites permitidos por
ésta, como aquellas en las que el sujeto cree equivocadamente que se dan los
presupuestos objetivos de una causa de justificación.
Así, si se considera que el error sobre los presupuestos objetivos de las causas de
justificación en ningún caso afecta el dolo típico, dejando intacto el tipo de injusto del
delito en cuestión, cabría reaccionar en legítima defensa; el partícipe respondería por
complicidad del hecho doloso de quien se defiende putativamente; y en caso de que no
se consumara el propósito de matar o lesionar, cabría apreciar tentativa del respectivo
tipo doloso.
Resumiendo, ésta teoría razona del siguiente modo: Si las causas de justificación son
permisos otorgados por el legislador para realizar hechos típicos, el error sobre cualquier
aspecto de la existencia del permiso debería ser tratado del mismo modo que los errores
sobre la existencia de la prohibición.
8|
Consecuencias sistemáticas de la teoría estricta de la culpabilidad: Cualquier error sobre
una causa de justificación (al ser error de prohibición), si es invencible excluye la
culpabilidad, mientras si es vencible, la conducta seguirá siendo dolosa (el dolo quedó
"fijado" en el tipo), en tanto existirá un menor reproche culpabilístico que será merituado
al momento de imponer la pena. Recordemos que el conocimiento de la prohibición es un
elemento de la culpabilidad.
Esta teoría se denomina limitada porque "limita" los errores sobre las causas de
justificación que deben ser tratados como errores de prohibición.
Para ésta concepción, es necesario diferenciar los supuestos sobre la existencia o límites
de las causas de justificación de aquellos que se refieren a los presupuestos objetivos de
las mismas, y otorgarles un tratamiento diferenciado.
El error sobre la existencia o límites de una causa de justificación debe ser tratado como
error de prohibición (coincidiendo con la teoría estricta de la culpabilidad), por lo que sus
consecuencias coinciden en su totalidad con la teoría estricta de la culpabilidad.
Explica Álvarez que, así como la existencia de los presupuestos objetivos de una causa
de justificación desconocidos para el agente compensa o excluye el desvalor de resultado
(quiero matar a otro sin voluntad de defenderme, desconociendo que me está agrediendo
ilegítimamente, lo que otorga un derecho a reaccionar en legítima defensa), la sola
voluntad justificante, sin contención objetiva (ausencia de presupuestos objetivos)
suprime, o al menos disminuye, el desvalor de acción, originando una respuesta culposa
si ésta se encuentra prevista (quiero matar a otro con voluntad de defenderme,
desconociendo que no me está agrediendo ilegítimamente, lo que no me otorga un
derecho a reaccionar en legítima defensa).
Así se expresa la teoría limitada de la culpabilidad, la que análoga el tratamiento entre los
errores de tipo y de tipo de permisión, pues, quien reacciona impulsivamente frente a lo
que supone una agresión ilegítima y lesiona o mata, ha examinado con descuido la
situación, como quien obra ignorando las exigencias del tipo de forma evitable.
Álvarez sostiene que ésta solución es la político criminalmente correcta, pues es injusto
condenar a alguien como infractor doloso cuando sus representaciones se corresponden
con las normas jurídicas. Cuando alguien realiza una acción de defensa porque
erróneamente se cree atacado, no se le puede increpar una falsa actitud de respeto del
derecho, sino a lo sumo, un descuido; y por ello, no merece más que una pena por culpa,
aún cuando la defensa errónea sea una lesión corporal o una muerte dolosa.
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Resumiendo, ésta teoría razona del siguiente modo: Si en los delitos dolosos de comisión
el autor conoce y quiere los elementos del tipo objetivo (dolo), y un error sobre algún
elemento del tipo objetivo conduce al tipo culposo; en las causas de justificación el autor
debe conocer y querer los elementos estructurales de las mismas (sus presupuestos
objetivos), por lo que un error sobre ellos debe ser tratado como un error de tipo.
Aunque en el error sobre los presupuestos de las causas de justificación el hecho sigue
siendo doloso, conviene que sea tratado con la pena del delito imprudente, basándose en
consideraciones de justicia material que permite una corrección a la rígida concepción de
la teoría estricta de la culpabilidad.
Muñoz Conde advierte que contra la teoría limitada de la culpabilidad que remite a la
consecuencia jurídica del error de tipo (cuando se yerra sobre presupuestos objetivos de
las causas de justificación), se pueden también formular objeciones que se centran en
que se castiga un hecho doloso con la pena de delito imprudente. Es decir, presenta los
mismos problemas que la teoría del dolo. La persona que dispara en la oscuridad contra
quien considera erróneamente su agresor actúa dolosamente, sabe que puede matarla y
quiere matarla, y en éste sentido, actúa dolosamente. Castigarla con la pena prevista
para el delito imprudente (en caso de que el error sea vencible), es negar que en este
caso exista dolo.
Pero lo más grave no es esto, sostiene Muñoz Conde, sino que se niega la posibilidad de
legítima defensa (esta sí real) a las víctimas de las acciones realizadas en situación de
justificación putativa, con lo que se produce una indeseable desprotección de personas
que no tienen porque soportar los errores ajenos por fundados que sean. Así, si la
invencibilidad del error convierte a la legítima defensa putativa en legítima defensa real y,
por tanto, en causa de justificación, se está negando a la víctima de la acción realizada
en situación de justificación putativa la posibilidad de defenderse legítimamente.
10 |
De lo que se trata es de si el error sobre los presupuestos de las causas de justificación
puede convertir en lícitas esas actuaciones. La única forma de impedirlo, enfatiza Muñoz
Conde, es considerar que el error sobre los presupuestos de las causas de justificación
no puede tratarse sistemáticamente en el ámbito del tipo de injusto, como error de tipo,
sino, en el ámbito de la culpabilidad, como error de prohibición.
Ello además posibilita un tratamiento conjunto de todos los errores posibles sobre las
causas de justificación, bien sea sobre sus límites, su existencia, o sobre sus
presupuestos, y ello es así, puesto que en todos los casos existe una creencia errónea de
estar obrando lícitamente.
Esta postura razona que el tipo penal de homicidio debería leerse del siguiente modo: Se
aplicará reclusión o prisión de 8 a 25 años, al que matare a otro; salvo que se obrare en
defensa propia o amenazado de sufrir un mal grave e inminente.
11 |
creencia del autor de que su conducta es ilícita), coincidente con la justificación prevista
por el orden jurídico. Así, quien quiere defenderse creyendo que el orden jurídico no
justifica en esos casos, actúa en una causa de justificación putativa que no puede ser
castigada porque subjetiva (quiere defenderse) y objetivamente (la causa de justificación
existe) nos encontramos frente a una justificante
Diferente es el caso en el que el agente quiere agredir sin conocer que se dan los
presupuestos objetivos de la causa de justificación, ya que en estos casos existe un error
en el aspecto subjetivo de la justificación: no quiere defenderse, sino agredir. Éste es el
error de antijuridicidad al revés.
12 |
Igl
MODULO 3 Lectura 12
Profesores: Maximiliano Davies. Lorena Elbaum.
Si se tiene en cuenta que la "no consumación" del delito ocurre por cuestiones que no
guardan ninguna relación con lo que el autor quiso, puede imaginarse perfectamente un
sistema en donde este autor -descuidado, inoperante, inexperto, etc.- no sea premiado
con una eventual pena menor. Se podría decir que la víctima "corrió con suerte" al no
verse afectada - a l menos con la intensidad planificada por el sujeto que desplegó la
conducta en su contra- y que este sujeto aprovecha esa suerte.
Nuestro propio sistema legal contiene una excepción al principio establecido en el art. 42
del CP. En el llamado Código Aduanero (Ley 22.415) se señala: "La tentativa de
contrabando será reprimido con las mismas penas que corresponden al delito
consumado" (art. 872).
En este caso las reglas de los artículos 42 y 44 del Código Penal (tentativa) se
encuentran desplazadas de conformidad con lo dispuesto en los artículos 4 del mismo
1
Núñez Ricardo, "Tratado de Derecho Penal", T o m o II, Cap. XI "Tentativa -Imputación Delictiva Imperfecta-",
pag. 315 y s.s.).
1I
cuerpo legal, 861 y 872 del Código Aduanero. Recordemos que el referido artículo 4 del
Código de Fondo claramente establece que las disposiciones generales de dicho
ordenamiento "... se aplicarán a todos los delitos previstos por leyes especiales, en
cuanto éstas no dispusieran lo contrario... "; mientras que el artículo 861 de la ley 22.415
dispone que "siempre que no fueran expresa o tácitamente excluidas, son aplicables a
esta Sección las disposiciones generales del Código Penal" (los resaltados son
nuestros). Por ello, al regular el Código Aduanero en forma específica los supuestos de
tentativa de contrabando (ver Sección XII, título I, Capítulo tercero de dicho cuerpo),
pierden vocación práctica para el supuesto en estudio las disposiciones cuya aplicación
se reclama 2 .
En nuestro sistema legal se punen conductas que lesionan bienes jurídicos considerados
merecedores de protección, y que causan un perjuicio. En efecto, la lesión o el perjuicio
de este bien jurídico puede ser causada por un delito consumado, pero también por uno
tentado.
2
Este criterio ha sido convalidado por la Corte S u p r e m a de Justicia de la Nación ("Senseve Aguilera, Freddy
y otro s/contrabando", Fallos 310:495); y es el que mantiene la C á m a r a Nacional de Apelaciones en lo Penal
Económico (ver Sala "B", causa Ni 41.916 "Suit, Elida Haydee s/ contrabando de estupefacientes -inc. de
excarcelación- ", Reg. 213/99, Rta. el 05/04/99).
2 I
18.2.2.1.1 Aspecto objetivo. 18.2.2.1.1.1 El comienzo de ejecución y su distinción
de los actos preparatorios.
t
Tentativa (art. 42 C P )
3
Núñez, Ricardo, "Manual de Derecho Penal ", Parte General 4ta. Edición actualizada por Roberto E. Spinka
y Félix González, 1999, Ed. Lerner, pág. 228.
3I
analizar los elementos que rodean el suceso, vg. que el sujeto haya desnudado a la
víctima y luego arrojado al suelo disponiéndose a hacer lo mismo.
d) Teoría individual objetiva (18.2.2.1.1.1.4): teoría propia de autores que hacen primar
la subjetividad, sostiene que lo que determina el comienzo de ejecución está
determinado por la representación del autor, de acuerdo a su planificación. El análisis se
realiza desde el momento en que comienza a ejecutarse la conducta y se gradúa de
acuerdo a su cercanía con la lesión del bien jurídico que se intentaba proteger. La
ponderación de la proximidad entre la conducta y la posibilidad de lesión se realiza en
forma objetiva y de acuerdo a parámetros preestablecidos.
El aspecto subjetivo se deriva directamente del texto del art. 42 del CP "... el que con la
finalidad de cometer un delito determinado.". Es por esto que se descarta la posibilidad
de una tentativa en los delitos culposos - e n el mismo sentido los preterintencionales-,
obviamente, porque en ellos el autor no obra con la finalidad de cometer el delito que en
definitiva se termina desarrollando. También es sumamente discutida la posibilidad de
tentativa en delitos cometidos con dolo eventual, principalmente por sus características
definitorias.
Estas "circunstancias ajenas a la voluntad del autor" deben haber devenido ocasionando
un peligro real para el bien jurídico. Si ese bien jurídico nunca corrió peligro - c a s o de
inidoneidad- el análisis se traslada de tentativa a delito imposible.
4 I
fundamentalmente por su contenido gramatical- de la reducción, doctrinas que se vieron
reflejadas en la jurisprudencia. Por su claridad, que incluye ejemplos matemáticos,
remitimos al texto obligatorio 4 .
El autor de tentativa no estará sujeto a pena cuando desistiere voluntariamente del delito
En estos supuestos el legislador optó por eximir de pena al autor de una tentativa cuando
abandona (contenido subjetivo: debe ser voluntario) su conducta. Debe existir "comienzo
de ejecución" debido a que el código indica que es el autor de tentativa el que puede
desistir, y para que exista tentativa -obviamente- debe haberse iniciado la conducta
criminosa. La decisión de desistir debe ser libre. Debe subsistir la posibilidad real de
lograr el objetivo. Desiste no sólo el que abandona la conducta en marcha, sino también
el que interfiere en el curso ya iniciado, impidiendo que se logre el resultado. No es
considerado desistimiento voluntario el que realiza el autor ante la seguridad del autor de
no poder lograr su objetivo.
Desiste por ejemplo quien retira el plato con alimentos envenados del que estaba por
alimentarse su víctima. Como puede verse, en casos de "tentativa acabada" se requiere
que el autor realice una conducta positiva para que el resultado no se produzca y así
obtener el beneficio de la eximición de pena. En el ejemplo, se requiere -a los fines de
que sea aplicable el beneficio- que "el arrepentido" no haya sido descubierto, es decir
que tenga posibilidad de consumar su acción sin impedimentos externos.
4
"Derecho Penal - Parte General", dirigido por Carlos Lascano (h), Editorial Advocatus, 2005, lección 14,
511/514, autor: Dra. María Inés Despontín.
5 I
Núñez señala que el castigo del autor de tentativa se excluye solo por su desistimiento
voluntario impeditivo de la consumación, pues es el único caso en que ésta no puede
atribuirse a circunstancias ajenas a su voluntad. El desistimiento es un apartamiento
intencionalmente realizado de la idea que impulsó a la acción. Toda tentativa significa en
mayor o menor medida dejar a mitad de camino la delincuencia que se ha emprendido,
pero no siempre es una renuncia a la finalidad propuesta. Esta renuncia no concurre si la
no prosecución del intento se debe a que el autor hizo lo que creyó necesario hacer (ej.
creer que el único disparo es mortal), o a que no pudo proseguirlo (ej. se le acabó la
carga del revólver, o le impidió continuar la intervención de personas o un acontecimiento
extraño), o si la no prosecución del intento se debe a impotencia circunstancial del medio
empleado etc. (obra citada pags. 334 y s.s.).
El desistimiento tiene que ser voluntario, no forzado (-y debemos agregar que en este
caso además fue expreso-). El autor es forzado a desistir cuando el cambio de opinión
que lo lleva a renunciar a su propósito le es impuesto. Esta imposición puede provenir de
las más distintas causas, por ej.: la amenaza que atemoriza al autor o el temor de ser
descubierto (obra citada pag. 336 y s.s.). Dejemos en claro además que nuestro código
no presume la voluntariedad del desistimiento como lo hacían sus precedentes
nacionales.
En estos supuestos en donde más se denota que el desvalor de resultado puede faltar en
el caso concreto, sin que por ello desaparezca el desvalor de acción.
6 I
supuestos en donde se requiere alguna calidad especial en el autor, por ejemplo, para
cometer "abuso de autoridad" se requiere ser "funcionario público", quien no revista esa
calidad, no puede ser sujeto activo de ese tipo penal.
Para la complementación del presente punto, remitimos al texto obligatorio (pág.
514/518), donde se desarrolla acabadamente el tema desde distintas perspectivas
teóricas.
Este punto debe ser estudiado del texto obligatorio, página 362/363, acápite 6.1.5
"¿Tentativa y participación en el delito culposo?", lección nro. 10.
7 I
MODULO 3 Lectura 13
Profesores: Maximiliano Davies. Lorena Elbaum.
19.2.1 Exterioridad.
Sólo se puede participar en un hecho exteriorizado (Art. 19 CN).
11
19.2.2 Comunidad de hecho.
En estos supuestos debe existir un hecho en común en el que contribuyan o presten
participación varias personas. Esta "comunidad" de hecho es la base de la participación.
Ahora bien, este hecho común no debe ser necesariamente unitario desde el punto de
vista jurídico. Los cómplices o partícipes pueden concurrir al hecho común pero su
concurrencia puede ser calificada en forma distinta al autor o a otros cómplices.
2|
que quiso participar (muerte de Marta, en carácter de coautor) y Héctor respondería
como coautor de la muerte de Marta y como autor de su violación.
19.2.4 Irreductibilidad.
Las características de la participación se reducen a cooperar o colaborar en un hecho
jurídicamente unitario y de forma intencional. En estos límites debemos analizar la
participación de cada uno de los partícipes de acuerdo a nuestra clasificación legal, es
decir, autor, coautor, instigador, partícipe primario o secundario. Es importante señalar
además que nuestra ley establece un castigo diferenciado entre las distintas categorías
de participe, no obstante, esta diferencia punitiva es parcial ya que solo los cómplices o
partícipes necesarios se benefician con una reducción en la escala penal aplicable al
delito ante el caso concreto. Será entonces el juez quien estará a cargo de establecer la
medida de pena correspondiente a cada partícipe, aunque la escala penal en abstracto
sea idéntica por ejemplo para un partícipe necesario que para un autor.
1) 19.3.1 Concepto unitario de autor: esta postura teórica no distingue entre autoría y
participación. Todos los que participan en un hecho delictivo son autores del mismo.
c) 19.3.2.3 Teoría material-objetiva: esta teoría no toma en cuenta la forma del aporte a
los fines de distinguir cómplices de autores, sino su valor en sentido de importancia.
3 |
resultado. Autor es en definitiva, no sólo quien ejecuta el hecho, sino también quien lo
planea y tiene una posición dominante y decisiva en el iter criminis1.
Esta teoría fue analizada por Cámara Federal que tuvo oportunidad de juzgar a los
comandantes del llamado "Proceso de reorganización Nacional" (causa n° 13, 9 de
diciembre de 1985). Veamos cómo analizaron estos jueces la responsabilidad penal de
los militares y su participación en los hechos que se les imputaban:
"[...] corresponde esclarecer, en primer lugar, cuáles son los criterios usuales para
distinguir entre las personas que intervengan en el delito, y luego determinar las normas
de derecho positivo que resultan de aplicación al caso.
a) La tesis del concepto único del autor, según la cual toda contribución causal al
resultado típico importa autoría (seguida por el art. 110 del Código Italiano), no encuentra
en la actualidad adherentes, pues se está de acuerdo en la necesidad de diferenciar el
papel que cumplen las personas que concurran a la comisión de un delito. En este
sentido, se separan los roles que se entienden centrales (autor y coautor), de los que se
consideran accesorios de éstos (cómplices o instigadores).
Partiendo de la idea de que era posible seleccionar en el plano causal, dentro de todas
las condiciones del resultado la que lo había "causado", aparecieron en el siglo pasado
distintas teorías que sostenían que autor era el que había puesto la "causa", mientras que
el partícipe sólo había colocado una "condición". Estas teorías reconocen una naturaleza
objetiva-material, pues analizan aspectos externos de la conducta sobre la base de
criterios materiales.
Sucedió a estas concepciones la llamada teoría formal-objetiva, que ve como autor a
quien ejecuta por sí mismo, total o parcialmente, las conductas descriptas en los tipos
penales; las demás personas que intervengan en el delito son sólo cómplices o
instigadores.
La denominada teoría subjetiva (largamente seguida por la jurisprudencia alemana)
intentó efectuar el deslinde entre autor y partícipe no ya por su aporte objetivo, sino por la
dirección de su voluntad. Será así autor quien obre con "animus autoris" y partícipe el que
lo haga con "animus socii".
Todas estas teorías han sido objeto de graves críticas. Respecto de las antiguas
materiales-objetivas, pese a que tuvieron gran influencia en muchos códigos penales, se
las ha desechado por su indeterminación e imprecisión acerca de que debía entenderse
por causa del resultado2.sin que la alusión a ciertas expresiones como "eficaz",
"inmediata", "directa", "hábil", ayudara a superar el obstáculo. La forma-objetiva, que tuvo
muchos seguidores en sus inicios, ha sido descartada ante la incapacidad en que se
encuentra para fundar razonablemente los casos de autoría mediata, es decir cuando
alguien se vale de otra persona -que actúa como instrumento- para realizar la acción
típica, y aquéllos supuestos de coautoría por división de funciones en los que alguno de
los concertados no ejecute actividad típica. Por último, la teoría subjetiva ha sufrido
importantes objeciones, al considerarse que importa una extensión indebida del concepto
de autor que afecta la función de garantía del tipo penal, dado que la sola actividad
interior del autor no puede sustituir la realización de la acción ejecutiva del delito.3
Puede hoy considerarse dominante en doctrina la concepción del dominio del hecho,
como idóneo para caracterizar al autor. Prescindiendo de sus antecedentes (Hegler,
1
Vidal Humberto, "Derecho Penal - Parte General", pág. 411.
2
Gimbertnat Ordeig, Enrique "Autor y cómplice en el derecho penal", Madrid 1966, pág. 115 y sigts.
3
v. entre muchos, Jescheck, Hans Heinrich "Tratado de Derecho Penal" trad. Mir Puig y Muñoz Conde,
Barcelona 1981, vol. II, pág. 896; Bacigalupo, Enrique "Manual de Derecho Penal", Bogotá 1984, pág. 183).
4|
Bruns, von Weber, Schmidt) se indica a Hans Welzel como quien desarrolló más
firmemente su contenido4. Autor es, según Welsel, aquél que mediante una conducción
consciente del fin, del acontecer causal en dirección al resultado típico, es señor sobre la
realización del tipo5, quien dolosamente tiene en sus manos el curso del suceso típico,
esto es, no la voluntad del dominio del hecho, sino el voluntario moldeado del hecho6
En la República Argentina, si bien un número importante de autores siguió los
lineamientos de la teoría formal-objetiva en materia de autoría7, se advierte un notable
giro de la doctrina más moderna hacia la teoría del dominio del hecho lo que permite
suponer su definitiva aceptación, especialmente en punto a la autoría mediata.8
Luego concluyen los magistrados - e n cuanto al tema que aquí interesa- de la siguiente
forma:
En efecto, si bien se ha objetado a la autoría mediata por entender que supone una
extensión del concepto legal de autor que choca contra el dogma de la legalidad de la
incriminación (v. Fernández de Moreda, Francisco Blasco "Problemas básicos de la
participación y de la autoría..." en Jornadas Internacionales de Derecho Penal "Actas,
Relatos, Ponencias y Conclusiones", Bs. As. 1973, pág. 229), la doctrina argentina
corriente admite esta forma de participación sin vacilaciones9, incluyéndola en la primera
parte del art. 45 del Código Penal cuando se refiere a los que "tomasen parte en la
ejecución del hecho", argumentándose que la eliminación del requisito de tomar parte
"directa" (como lo exige el art. 14, inc. 1°, del Código Español y lo hacía el art. 21, inc. 1°,
del Código de 1886) determina que puedan realizarse actos ejecutivos por medio de
otro.10
Sin embargo, del estudio de los antecedentes históricos del citado art. 45 se desprende
que la autoría mediata encuentra alojamiento en otra parte de la misma disposición, que
le brinda mejor sustento dogmático.
El Proyecto de Carlos Tejedor (Bs. As. 1866, tomo I, pág. 35 y sgts.) consideró autores
principales a quienes ejecutaran el delito directamente por su propio hecho, a los que
prestaran un auxilio o cooperación al ejecutor sin el cual el hecho no habría podido tener
lugar, y a quienes determinan a otro a cometer y consumar el crimen o delito (art. 1° del
Título 4°). A los dos primeros los denomino autores directos y a los últimos, autores
indirectos, explicando en el artículo 2° del mismo Título que eran aquellos que habían
determinado al autor material a ejecutar el hecho o confirmado en la resolución ya
adoptada, por medio de consejos formales, comisión, promesa de recompensa, dádivas,
4
(conf. Roxín Claus "Taterschaft und Tatherrschaft", 1975, pág. 60 y sigts.)
5
(conf. "Derecho Penal Alemán", trad. Bustos Ramírez Yáñez Pérez, Santiago 1970, pág. 143)
6
(conf. Maurach, Reinhart, trad. Córdoba Roda, Barcelona 1962, T.II pág. 343).
7
(v. Soler, Sebastián, "Derecho Penal Argentino", Bs. As. 1978, t.II, pág. 244; Núñez, Carlos "Derecho Penal
Argentino", Bs. As. 1960, t. II, pág. 280; Fontán Balestra, Carlos "Tratado de Derecho Penal", Bs. As. 1966,
pág. 414; Jiménez de Asúa, Luis "La ley y el delito" Bs. As. 1980, pág. 501; Terán Lomas, Roberto "Derecho
Penal", Bs. As. 1980, t. II pág. 147; Fierro, Guillermo "Teoría de la participación criminal" , Bs. As. 1964, pág.
211)
8
(conf Bacigalupo, Enrique "La noción de autor en el Código Penal" Bs. As. 1965, pág. 45; Tozzini, Carlos "El
dominio final de la acción en la autoría y en la participación", en Revista de Derecho Penal Criminología 1968
N° 3, pág. 81; Herrera, Lucio Eduardo, "Autoría y participación", en Revista de Derecho Penal y Criminología
1971, N° 3, pág. 342; Sierra, Hugo M. "La autoria mediata", en La Ley 1978-B-789; Zaffaroni, Eugenio
"Tratado de Derecho Penal" Bs. As. 1982, t. IV, pág. 305) [...]".
9
v. entre otros, Soler, Sebastián "Derecho Penal..."'cit. T. II, pág. 245; Núñez, Ricardo ob. cit., T. II, pág. 280;
Fontán Balestra, Carlos ob. cit., T. II, pág. 417; Fierro, Guillermo "Teoría de la participación..." cit., pág. 216)
10
(conf. Herrera, Lucio Eduardo "La autoría mediata", en Jornadas Nacionales de Derecho Penal,
Universidad de Belgrano 1973, pág. 36).
5|
violencia, amenaza u orden, induciéndolo en error o aprovechándose del error en que se
hallaba.
Resulta claro que en esa enumeración se incluyen como autores no sólo al ejecutor y al
cómplice primario, sino también al instigador y al autor mediato. Tejedor sigue las ideas
de Feuerbach plasmadas en el Código de Baviera y las concepciones imperantes en esa
época respecto de la participación criminal.
Como se ha dicho anteriormente, durante el siglo XIX predominaron distintas teorías de
naturaleza material-objetiva, que partiendo de un punto de vista estrictamente causal
distinguen entre las condiciones que originan el resultado para seleccionar la que es
"causa" determinante, eficaz, directa o inmediata de éste. Dentro de una gran cantidad de
criterios mixtos, se suele mencionar11, a la teoría de la necesidad de la contribución
causal que diferenciaba entre participación principal y accesoria o secundaria, a la teoría
de la contemporaneidad que distingue entre la participación previa, coetánea y
subsiguiente al hecho, y la teoría de la causalidad física o psíquica.
A grandes rasgos, puede decirse que en general se hablaba de quienes eran causa
directa del hecho, esto es, los que contribuían de modo inmediato o eficaz y que eran
considerados autores principales, de quienes sólo concurrían de manera indirecta al
hecho, que eran llamados cómplices. A su vez, los autores principales comprendían a los
ejecutores, a los cooperadores necesarios y a los provocadores, inductores, o
determinadores. Estos últimos eran la causa moral del delito a través de la orden, el
consejo, el mandato, el engaño, etc. En esta categoría de autores morales se incluían los
actuales supuestos de instigación y de autoría mediata.12
Como se ha visto, Carlos Tejedor no era ajeno a estas ideas13 y tampoco lo fueron el
Proyecto de Villegas, Ugarriga y García (Bs. As. 1881, art. 16), y el Código Penal de 1886
que en su art. 21 disponía: "Se consideran autores principales: 1°) el que ejecuta el delito
directamente por su propia acción; 2°) el que antes o durante la ejecución, presta al
ejecutor con el intento de asegurar la consumación del delito, un auxilio o cooperación,
sin los que el hecho no habría podido tener lugar; 3°) el que con voluntad criminal
determina al autor material a ejecutar el hecho, sea por medio de consejos, orden,
comisión, promesa de recompensa, dádiva, violencia irresistible física o moral, o sea
induciéndolo intencionalmente en error o confirmándolo".
Este texto legal sigue las corrientes legislativas de la mayoría de los Códigos de la época,
en cuanto a considerar autores al ejecutor, al cooperador necesario y al determinador o
inductor, y a incluir en esta categoría, como ya se ha dicho, a supuestos de autoría
mediata. En tal sentido, pueden citarse al Código Español de 1822 (art. 13) y al de 1848,
1850 y 1870 (art. 13); al de Austria de 1852 (parágrafo 5°); al de Bélgica de 1867 (art.
66); al de Méjico de 1872 (art. 49); al de Perú de 1873 (arts. 12 y 13); al de Chile de 1874
(art. 15); al de Paraguay de 1880 (arts. 31 y 34); al de Portugal de 1886 (arts. 20 y 21); al
de Uruguay de 1889 (art. 21); al de Brasil de 1890 (art. 18) y al de Colombia de 1890
(art.22)... De lo hasta aquí expuesto, pueden sentase dos conclusiones. Una, que el
sistema, siguiendo el criterio imperante, incluía en el concepto de autor al cómplice
primario y al determinador. La otra, que esta última categoría comprendía no sólo al
instigador sino también a supuestos de autoría mediata.
11
(v. Roxin, Claus "Taterschaft...", cit., pág. 38 y sgts.),
12
(v. Rossi, Pellegrino "Tratado de Derecho Penal", trad. Cayetano Cortés, Madrid 1839, pág. 163 y sgts.;
Carmignani, Giovanni "Elementos de Derecho Criminal", trad. Otero, Bogotá 1979, pág. 100 y sgts.; Pessina,
Enrique, "Elementos de Derecho Penal", trad. González del Castillo, Madrid 1936, pág. 486 y sgts.; Pacheco,
Francisco ob. cít, T. I, pág. 258 y sgts.; Azcutía, Manuel "La Ley Penal", Madrid 1876, pág. 274 y sgts.;
Groizard y Gómez de la Serna, Alejandro "El Código Penal en 1870", Madrid 1902, T. I, pág 589 y sgts.)
13
(v. también "Curso de Derecho Criminal", cit., pág. 25 y sgts.)
6|
Buena prueba de ello, son las propias palabras de Rodolfo Moreno (h), comentando el
actual art. 45 del Código Penal cuando sostiene: "el código antiguo admitía, como todas
las leyes, el principio del artículo que considera autor del delito al que dispone su
consumación sin participar en su materialidad pero siendo el eje alrededor del cual se
produce; y al referirse al que determina a otro señalaba los diferentes medios que podían
usarse para tal determinación. Hablaba así de consejo, orden, comisión, promesa de
recompensa, dádiva, violencia irresistible física o moral, inducción en error y confirmación
en el mismo. El código ha suprimido las enumeraciones que son innecesarias, desde que
el concepto genérico es bien claro"14
Las primeras interpretaciones del Código vigente siguieron este rumbo, entendiendo que
en la última del art. 45 se hallaban los distintos modos de determinar a un tercero -
dádivas, consejos, mandato, orden, error, etc15, clasificando a los autores en materiales -
ejecutores y cooperadores- y morales -determinadores-16, y afirmando que el legislador
había suprimido las enumeraciones casuistas del art. 21 del Código de 188617 Los
antecedentes reseñados resultan elocuentes en demostrar que la expresión "determinar a
otro" tiene un alcance más vasto que la mera instigación18, y que resulta un sustento
dogmático mucho más firme de la autoría mediata que la primera parte del art. 45 [...]".
14
(ob. cit., pág. 36).
15
(v. González Roura, Octavio "Derecho Penal", Bs. As. 1922, T. II, pág. 150),
16
(conf. Malagarriga, Carlos "Código Penal Argentino" Bs. As. 1927, T. I, pág. 316)
17
(conf. Ramos, Juan P. "Curso de Derecho Penal", Bs. As. 1928, T. IV, pág 473).
18
(conf. Zaffaroni, Raúl E. "Tratado de Derecho Penal", Bs. As. 1982, T. IV, pág. 296 y sgts.),
19
Bacibalupo, Enrique, ¿Subsistirá la teoría del delito actual? (Universidad de Córdoba, Argentina, 13 de
junio de 2007), Enrique Bacigalupo, Catedrático de Derecho Penal Magistrado del Tribunal Supremo de
España.
20
Es la fecha de la publicación de 1 a edición del Strafrecht de Jakobs.
21
Armin Kaufmann, Die Dogmatik, p. 3; Lebendiges und Totes in Bingings Normentheorie, 1954, p. 103;
sobre la tesis de Kaufmann, A. Hoyer, Strafrechtsdogmatik nach Armin Kaufmann, 1997, p. 364 y ss.
22
Loc. cit. p. 220. Ver también: M. Pawlik, Das unerlaubte Verhalten beim Betrug, 1999.
23
Confr. G. Jakobs, loc. cit. p. 783. J. Sánchez-Vera, loc. cit.
7|
basada en el simple abuso de la libertad24. . en una sociedad basada en el libre
desarrollo de personalidad, la libertad sólo puede ser limitada legítimamente de dos
maneras diversas: por un lado a través del deber general de garante que surgen como
contrapartida de la libertad, que se extiende hasta donde comienza el derecho de los
otros, y, por otro lado, mediante deberes de garante que surgen de la posición jurídica del
sujeto en el marco de una institución y que limitan la libertad por razones de solidaridad.
Esta diversa configuración de los deberes tiene consecuencias dogmáticas que se
manifiestan, en primer lugar, en la noción de autoría. En los delitos de abuso de la
libertad, que infringen el neminem laede la autoría se define por el dominio del hecho
(dominio de la propia organización, es decir de la forma en la que el autor se relaciona
con el mundo de los demás), se trata de delitos de dominio. En los delitos de
incumplimiento de deberes institucionales la autoría se define por la infracción del deber:
son delitos de infracción de deber25. Ambas categorías deben tener un régimen especial
de accesoriedad: mientras en los delitos de dominio la participación es accesoria del
hecho del que obra con dominio del hecho, en los delitos de infracción de deber la
participación es accesoria del hecho del titular del deber que lo infringe, aunque éste no
tenga el dominio del hecho que produce materialmente el resultado26. En segundo lugar
la distinción entre delitos de dominio y delitos de infracción de deber implica una
diferenciación de las fuentes de los deberes en los delitos de omisión. En estos delitos la
responsabilidad se configura restrictivamente: requieren un fundamento jurídico especial,
es decir, un expreso mandato de acción. Estos mandatos de acción también deben ser
distinguidos según que sean consecuencia del neminem laede o de la solidaridad. En
todo caso, la responsabilidad, por acción o por omisión, tiene un mismo fundamento
jurídico; que quien tiene la obligación jurídica de alimentar a otro tenga prohibido quitarle
los alimentos o esté obligado a proporcionárselos, "no es una cuestión del fundamento
jurídico, sino un estado casual de la exterioridad de las cosas"27. Los deberes de actuar
que provienen del neminem laede no se fundamentan en la solidaridad, sino, como en
los delitos de dominio, en la consideración y el respeto que merecen las otras personas28.
Por consiguiente, en el ámbito de los delitos de dominio los deberes de actuar surgen,
por un lado, del deber general de evitar o de controlar peligros generados por los objetos
propios, las propias empresas etc. (se trata de deberes generales de seguridad de los
bienes ajenos en las relaciones con otros sujetos de derecho). Por otro lado, el deber de
actuar se fundamenta en la ingerencia, es decir en la obligación que genera haber creado
con la propia conducta un peligro para bienes ajenos29. No todas las instituciones en un
sentido jurídico corriente fundamentan imperativos cuya infracción da lugar a delitos de
infracción de deber. Aquí se señalan en primer término los deberes estatales, algunos de
los cuales tienen cierto paralelismo con el neminem laede, es decir con el cuidado que el
que ejerce las funciones del Estado debe observar respecto de los bienes ajenos. Pero,
en general se trata de deberes de garantía de la institución, por ejemplo, la justicia, en
cuyo ámbito destacan deberes como los que fundamentan el delito prevaricación.
Asimismo se consideran en este ámbito los deberes recíprocos que caracterizan la
24
Confr. G. Jakobs, Die strafrechtliche Zurechnung von Tun und Unterlassung, 1996, p. 32, entre otras publicaciones del
autor. Similar es el esquema normativo propuesto por U. Kindhauser, Strafrecht, BT II, 1, 1998, p. 33 y ss.
25
La categoría de los delitos de infracción de deber ha sido formulada por primera vez por C. Roxin, Taterschfat und
Tatherrschaft, 1a edición 1963. 2a edición 1967, p. 352 y ss. Roxin definió los delitos de infracción de deber como aquellos
que los que el tipo penal contiene la infracción de un deber extra-penal. Jakobs por el contrario, los define como delitos en
los que el autor infringe un deber institucional, independientemente de la estructura del tipo (confr. Sánchez-Vera, loc. cit.
p. 27 y ss., 37 y ss; S. Bacigalupo, loc. cit.)
626
Confr. S. Bacigalupo, loc. cit.
27
G. Jakobs, Die strafrechtliche Zurechnung., p. 37.
28
Confr. G. Jakobs, Strafrecht, cit. p. 782 y 783.
29
Ibidem, p. 802 y ss.
8 |
w am
tf \ ITN RV |)]kllNI:llJI i7j1 12t/ i
relación padres e hijos y los casos de relaciones basadas en una especial confianza.
Entre estas cuenta ejemplificativamente la relación del médico y su paciente, así como
casos en los que rige un mandato de "comportamiento conforme al rol"30 [...]".
30
G. Jakobs, Die strafrechtliche Zurechnung..., cit. p. 35.
9 |
d-2) Instrumento que actúa en error de prohibición: en estos casos el autor obraría
dolosamente, pero desconociendo la prohibición de su acción. Ejemplo: Juan recibe en
su hogar a través de un programa de intercambio a un muchacho europeo, Kevin, quien
debía cursar un semestre en nuestra universidad. Juan, aprovechando que Kevin estaba
acostumbrado al libre consumo de estupefacientes, le pidió que le sembrara y cultivara
plantines de marihuana en su dormitorio, argumentando que en el de él no había lugar.
Kevin accedió sin problemas y le expuso que ya había abandonado el consumo, pero no
obstante, por agradecimiento, cultivaría para su amigo. A los tres meses, Kevin es
descubierto y detenido por "Cultivo de estupefacientes" (art. 5to. de la Ley 23.737),
mientras Juan fumaba tranquilamente marihuana en la casa de su novia a pocas cuadras
del lugar. Kevin conocía perfectamente lo que estaba haciendo, pero no conocía que
estaba prohibido (error de prohibición), actuó por y para Juan (más allá de que su error
fuese vencible o invencible, ya que el "cultivo de estupefacientes" culposo no está
previsto en nuestro ordenamiento).
Muñoz Conde, comentando la tesis de Roxin señala "[...] Para resolver este problema y
en relación concretamente con los crímenes contra la humanidad y genocidios cometidos
por los miembros, altos cargos y funcionarios del aparato de poder del Gobierno
nacionalsocialista alemán en el período de 1993 a 1945, Claus Roxin desarrolló en 1963
(3) una sugestiva teoría, conforme a la cual podía fundamentarse una autoría mediata de
quienes, sin haber intervenido directamente en la ejecución de tan horribles hechos,
dominaban su realización sirviéndose de todo un aparato de poder de organización
estatal que funcionaba como una máquina perfecta, desde la cúpula donde se daban las
órdenes criminales, hasta los meros ejecutores materiales de las mismas, pasando por
las personas intermedias que organizaban y controlaban el cumplimiento de estas
órdenes. Es ciertamente anómalo considerar como autoría mediata estos casos de
"autor tras el autor" (4), pero Roxin le da a su tesis una convincente fundamentación, que
ha hecho que su posición no sólo haya sido aceptada por muchos otros autores que le
han seguido tanto en Alemania, como fuera, sino también por los Tribunales de otros
países y concretamente en Alemania por el Tribunal Supremo de aquel país que en una
sentencia trascendental (5) se sirvió de esta teoría para fundamentar la responsabilidad
de los Altos Cargos del Gobierno de la antigua República Democrática Alemana por los
disparos realizados en el Muro de Berlín por los Guardias Fronterizos contra las personas
que intentaron pasar a la República Federal de Alemania. También en Argentina, la Corte
Suprema se sirvió de esta teoría de Roxin para fundamentar la condena de los Generales
de la Dictadura de Videla que dirigieron y organizaron las ejecuciones y "desapariciones"
de tantos miles de ciudadanos argentinos, por más que después una discutida Ley de
Punto Final dejara sin efecto dichos condenas, que ahora vuelven a actualizarse contra
10 |
Videla por el secuestro de los hijos de los "desaparecidos" y asesinados durante aquel
terrible período de la vida aquel país hermano. En este caso, tampoco se puede decir que
Videla o sus secuaces llevaran a cabo personalmente esos secuestros o los asesinatos
que, sin duda, ejecutaron materialmente otros, pero, con una fundamentación o con otra,
lo que nadie discute es que también deben ser considerados los principales responsables
y, por tanto, también, autores (mediatos o no) de tales hechos. Para Roxin, la clave que
sirve para fundamentar en estos casos la autoría mediata de los que están detrás de los
autores inmediatos o ejecutores materiales de los hechos, es la fungibilidad de los
mismos, ya que, en definitiva, se trata de personas carentes de autonomía, que ni
siquiera son conocidas personalmente por el que da las órdenes. Se trata, pues, de
meros ejecutores anónimos que si por cualquier motivo no quieren o no pueden realizar
en el caso concreto el hecho que se les ordena, pueden ser sustituidos por otros, sin que
por eso fracase el resultado final, que dominan otros, sean Eichmann, Hitler, Videla, o el
Sr. X de cualquier otro aparato de poder estatal o paraestatal [...]".
Roxin señala que "...mientras que normalmente un partícipe cae más y más al margen de
los acontecimientos, hasta quedar excluido de la autoría cuanto más lejos esté de la
víctima y los hechos inmediatos, sucede en estos casos -aparatos organizados de poder-
exactamente lo contrario, puesto que la pérdida en proximidad a los hechos por parte de
las esferas de conducción del aparato se ve compensada crecientemente en dominio
organizativo..." (Roxin, Claus, Voluntad de dominio de la acción mediante aparatos de
poder organizados, pub. en Doctrina Penal, Año 8, julio/setiembre de 1985 N° 31,
Depalma, p. 405).
11 |
Instigador es quien determina a otro a cometer un delito. Es una persuasión subjetiva
desplegada por un tercero que logra dominar el ánimo de un tercero -autor material- a
los fines de que este concrete la realización del hecho. Se puede instigar directamente a
un tercero a cometer un delito, pero se señala que puede existir una "instigación en
cadena", es decir, mediatos.
12 |
WHÍTNEV
MODULO 3. Lectura 14
Profesores: Maximiliano Davies. Lorena Elbaum.
TITULO IX
CONCURSO DE DELITOS
ARTICULO 54.- Cuando un hecho cayere bajo más de una sanción penal, se aplicará
solamente la que fijare pena mayor.
ARTICULO 55.- Cuando concurrieren varios hechos independientes reprimidos con una
misma especie de pena, la pena aplicable al reo tendrá como mínimo, el mínimo mayor y
como máximo, la suma aritmética de las penas máximas correspondientes a los diversos
hechos.
Sin embargo, esta suma no podrá exceder de (50) cincuenta años de reclusión o prisión.
(Artículo sustituido por art. 1° de la Ley N° 25.928 B.O. 10/9/2004)
ARTICULO 56.- Cuando concurrieren varios hechos independientes reprimidos con
penas divisibles de reclusión o prisión se aplicará la pena más grave, teniendo en cuenta
los delitos de pena menor.
Si alguna de las penas no fuere divisible, se aplicará ésta únicamente, salvo el caso en
que concurrieren la de prisión perpetua y la de reclusión temporal, en que se aplicará
reclusión perpetua. La inhabilitación y la multa se aplicarán siempre, sin sujeción a lo
dispuesto en el párrafo primero.
ARTÍCULO 57.- A los efectos del artículo anterior, la gravedad relativa de las penas de
diferente naturaleza se determinará por el orden en que se hallan enumeradas en el
artículo 5°.
ARTICULO 58.- Las reglas precedentes se aplicarán también en el caso en que después
de una condena pronunciada por sentencia firme se deba juzgar a la misma persona que
esté cumpliendo pena por otro hecho distinto; o cuando se hubieren dictado dos o más
sentencias firmes con violación de dichas reglas. Corresponderá al juez que haya
aplicado la pena mayor dictar, a pedido de parte, su única sentencia, sin alterar las
declaraciones de hechos contenidas en las otras.
Cuando por cualquier causa la justicia federal, en autos en que ella haya intervenido, no
pueda aplicar esta regla, lo hará la justicia ordinaria nacional o provincial que conoció de
la infracción penal, según sea el caso.
11
consultar el texto obligatorio "Derecho Penal - Parte General", Carlos Lascano (h),
Director, pág. 549/581.
20.2.1.1.1 Especialidad.
a) Especialidad: un tipo genérico es desplazado por uno específico aún cuando poseen
un núcleo común debido a que el segundo describe el comportamiento con más detalle
que el primero.
20.2.1.1.2. Implicación.
b) Implicación: esta relación se da cuando un tipo implicante contiene necesariamente a
otro (implicado). El primero desplaza al segundo (ej. robo-daño).
20.2.1.1.3. Absorción.
c) Absorción: el tipo absorbente desplaza al tipo "absorbido" cuando aprehende al hecho
en análisis (ver texto obligatorio: página 560 a 561).
2|
20.2.2. Concurso ideal de delitos: Concepto.
La definición se desprende de lo dispuesto en el art. 54 del CP. Allí se señala que
"...Cuando un hecho cayere bajo más de una sanción penal, se aplicará solamente la que
fijare pena mayor.".
20.2.2.1. Teorías. Ver desarrollo en el texto obligatorio página 563/569 Prestar especial
atención a la diferenciación -y cuadro ejemplificativo- allí expuesto.
20.2.2.1.2.1. Unidad de fin, propósito o designio del autor. Ver desarrollo en el texto
obligatorio página 563/569 Prestar especial atención a la diferenciación -y cuadro
ejemplificativo- allí expuesto.
20.2.2.1.2.2. Teoría del nexo ideológico de medio a fin. Ver desarrollo en el texto
obligatorio página 563/569 Prestar especial atención a la diferenciación -y cuadro
ejemplificativo- allí expuesto.
20.2.2.1.2.3. Teoría del exceso de dolo. Ver desarrollo en el texto obligatorio página
563/569 Prestar especial atención a la diferenciación -y cuadro ejemplificativo- allí
expuesto.
20.2.2.2. Penalidad.
Nuestro sistema legal se adhirió al principio de absorción (art. 54 del CP). En caso de
concurrir concurso ideal, el juez deberá aplicar la pena mayor. Si las penas son de la
misma naturaleza, es la mayor la que tiene el máximo superior. Si los máximos son
iguales, la que posea un mínimo más elevado. Si coinciden ambos, máximo y mínimo,
será mayor la que sea conjunta.
Si las penas son de diferente naturaleza, será la mayor la más grave de acuerdo a lo
dispuesto en el art. 5to del CP.
ARTÍCULO 5°.- Las penas que este Código establece son las siguientes: reclusión,
prisión, multa e inhabilitación.
3 |
20.2.3.2. Elementos: Pluralidad de hechos - Dependencia de los hechos entre sí -
Sometimiento a una misma sanción legal - Pluralidad de hechos - Dependencia de los
hechos entre sí - Sometimiento a una misma sanción legal.
20.2.3.2.2. Dependencia de los hechos entre sí. Estos "varios" hechos deben concurrir
o proseguir con relación a una sola y misma delincuencia (homogeneidad delictiva). El
ejemplo clásico es el del ladrón que en roba un collar de perlas, de a una o varias, pero
en forma discontinúa (ver texto obligatorio página 573/4).
20.2.3.2.3. Sometimiento a una misma sanción legal. Para que concurra este requisito,
la totalidad de los hechos que componen la conducta deben merecer -entre otros- la
misma calificación legal (complementar con lo señalado en el texto obligatorio página
575, acápite 2.3.1.3).
20.2.3.3. Consecuencias jurídicas. Los hechos plurales son sancionados con una sola
pena (unidad de culpabilidad).
20.3.1.2.2. Independencia de los hechos entre sí. La conducta del autor se traduce
materialmente en varios hechos independientes entre sí. De esta forma, si se suprime
cualquiera de estos hechos materialmente distintos, el resto subsistiría (ver texto
obligatorio, página 578).
4 |
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circunstancias de tiempo y lugar), encuadran en un mismo tipo penal (ver página 578,
texto obligatorio).
La pena única fija una escala en abstracto a los fines de graduar el monto, todo ello en
base a los parámetros establecidos en los arts. 40 y 41 del CP.:
40.- En las penas divisibles por razón de tiempo o de cantidad, los tribunales fijarán la
condenación de acuerdo con las circunstancias atenuantes o agravantes particulares a
cada caso y de conformidad a las reglas del artículo siguiente.
41.- A los efectos del artículo anterior, se tendrá en cuenta:
1°. La naturaleza de la acción y de los medios empleados para ejecutarla y la extensión
del daño y del peligro causados;
2°. La edad, la educación, las costumbres y la conducta precedente del sujeto, la calidad
de los motivos que lo determinaron a delinquir, especialmente la miseria o la dificultad de
ganarse el sustento propio necesario y el de los suyos, la participación que haya tomado
en el hecho, las reincidencias en que hubiera incurrido y los demás antecedentes y
condiciones personales, así como los vínculos personales, la calidad de las personas y
las circunstancias de tiempo, lugar, modo y ocasión que demuestren su mayor o menor
peligrosidad. El juez deberá tomar conocimiento directo y de visu del sujeto, de la víctima
y de las circunstancias del hecho en la medida requerida para cada caso.
Art. 55.- Cuando concurrieren varios hechos independientes reprimidos con una misma
especie de pena, la pena aplicable al reo tendrá como mínimo, el mínimo mayor y como
máximo, la suma aritmética de las penas máximas correspondientes a los diversos
hechos.
Sin embargo, esta suma no podrá exceder de (50) cincuenta años de reclusión o prisión.
(Artículo sustituido por art. 1° de la Ley N° 25.928 B.O. 10/9/2004)
5 |
Art. 56.- Cuando concurrieren varios hechos independientes reprimidos con penas
divisibles de reclusión o prisión se aplicará la pena más grave, teniendo en cuenta los
delitos de pena menor.
Si alguna de las penas no fuere divisible, se aplicará ésta únicamente, salvo el caso en
que concurrieren la de prisión perpetua y la de reclusión temporal, en que se aplicará
reclusión perpetua. La inhabilitación y la multa se aplicarán siempre, sin sujeción a lo
dispuesto en el párrafo primero.
Art. 57.- A los efectos del artículo anterior, la gravedad relativa de las penas de diferente
naturaleza se determinará por el orden en que se hallan enumeradas en el artículo 5°.
Complementar con el desarrollo del acápite 3.4 "Sistemas de punición", página 579/581.
Texto:
Art. 58.- Las reglas precedentes se aplicarán también en el caso en que después de una
condena pronunciada por sentencia firme se deba juzgar a la misma persona que esté
cumpliendo pena por otro hecho distinto; o cuando se hubieren dictado dos o más
sentencias firmes con violación de dichas reglas. Corresponderá al juez que haya
aplicado la pena mayor dictar, a pedido de parte, su única sentencia, sin alterar las
declaraciones de hechos contenidas en las otras. Cuando por cualquier causa la justicia
federal, en autos en que ella haya intervenido, no pueda aplicar esta regla, lo hará la
justicia ordinaria nacional o provincial que conoció de la infracción penal, según sea el
caso.
6 |
MODULO 4 Lectura 15
Profesores: Maximiliano Davies. Lorena Elbaum.
21.1 Concepto.
Como una primera aproximación, podemos decir que la punibilidad es la posibilidad, o no,
de aplicar pena a un hecho delictivo. Y hablamos de un hecho delictivo, porque la
conducta analizada ya superó cada una de las categorías sistemáticas que integran la
teoría del delito, esto es, la tipicidad, la antijuridicidad, y la culpabilidad.
• Punibilidad en sentido amplio ^ todas aquellas condiciones de las que la ley hace
depender el castigo penal, comprendiendo las categorías que integran el concepto
analítico de delito. Estas nociones sólo permiten examinar las condiciones relativas al
merecimiento de pena.
21.2 Caracteres.
• Carácter subjetivo ^ sólo se refieren a la posibilidad de sancionar a determinados
intervinientes en el delito, sin afectar su objetiva relevancia jurídico-penal.
• Su concurrencia no afecta la existencia del delito, porque aunque no se pueda aplicar
la sanción penal merecida, no deja de haber una acción típica, antijurídica y culpable.
• Se inspiran en criterios político-criminales.
• Algunos autores consideran que debe situarse antes de la teoría de las consecuencias
del delito. Incluyen a la punibilidad como una categoría de la teoría del delito.
1|
• Otros, considera que el tratamiento de las circunstancias que componen la
punibilidad corresponde a la teoría de las consecuencias del delito.
Ubicación:
Consideramos que estas condiciones integran la tipicidad ^ si el tipo penal sirve para
seleccionar los hechos penalmente relevantes, deben constituir materia suya todos los
elementos que condicionan la objetiva punibilidad de un evento y no solamente aquellos
que hacen a la infracción de la norma primaria.
2|
Efectos:
21.6.1. Concepto
Acción penal ^ forma jurídica mediante la cual se excita el deber del Estado de aplicar
la sanción establecida por la ley al partícipe de un hecho típico y antijurídico.
21.6.2.1 Caracteres:
• Oficiosidad ^ exige que la promoción de la acción sea de oficio por el órgano del
Estado habilitado a tal fin.
El Ministerio Público está obligado a tal menester, siempre que existan indicios de que se
ha cometido un hecho perseguible por la acción pública.
Caracteres:
• La instancia una vez incoada es irretractable.
3|
• Es divisible objetivamente, en tanto concurran en el mismo contexto distintos hechos
subsumibles en delitos de acción de ejercicio público promovibles a instancia de parte.
Una vez ejercida es indivisible subjetivamente, respecto del hecho por el cual se impetró.
Son acciones de ejercicio privado aquellas en las que el interés social en la persecución y
represión del delito se encuentra identificado con el interés del ofendido.
Caracteres:
• Carece del carácter de oficiosidad ^ en tanto no existe promoción de oficio ni
tampoco su articulación es inevitable.
i
La pena no puede trascender la
persona del que la sufre.
4|
Caracteres:
• General ^ se refiere a cualquier clase de acciones penales.
21.7.2 Amnistía
La amnistía es un acto de soberanía interna del Estado por el que, fundado en graves
razones de orden público cuya existencia y oportunidad sólo al Poder Legislativo le
compete valorar, por medio de una ley con efecto retroactivo, declara el olvido de
infracciones de naturaleza penal (delitos comunes o políticos e infracciones
contravencionales o disciplinarias), ocurridas con anterioridad, produciendo la extinción
de todas sus consecuencias represivas, sin individualizar a los destinatarios del beneficio,
quienes no pueden renunciarlo, y resulta irrevocable, una vez reconocido por una
resolución judicial pasada en autoridad de cosa juzgada.
La amnistía implica un acto de renuncia por parte del Estado a su potestad punitiva,
fundada en la necesidad de alcanzar la pacificación y tranquilidad de la comunidad.
• Otros consideran que, sin dejar de ser un acto privativo del gobierno, de alto contenido
político, la amnistía conlleva en sí el ejercicio de una función jurisdiccional.
5|
WHÍTNEV
Al ser la amnistía un acto de gobierno con forma de ley, los órganos facultados para la
sanción de las leyes, según la competencia que por el régimen federal les corresponde,
han sido investidos por la Constitución Nacional de la facultad de conceder esta medida
de clemencia.
21.7.2.4 Caracteres:
- Generalidad ^ único carácter consagrado expresamente por la CN como requisito
ineludible que deberá observar el congreso para su concesión: es decir, que tal medida
sea general (art. 75 inc. 20 de la CN).
Es el único cuya inobservancia puede dar lugar, en cada caso concreto, a la
declaración de inconstitucionalidad de la ley que la concede
- Totalidad ^ alcanza a todos los hechos en ella comprendidos, cualquiera sea su tipo o
especie delictivos. Prohibición constitucional de individualizar a los sujetos que se verán
beneficiados con la medida.
21.7.3 Prescripción
21.7.3.1 Concepto:
La prescripción de la acción penal, es una causa de extinción de la pretensión represiva
estatal que opera por el mero transcurso del tiempo tras la comisión del delito, según los
6|
plazos que fija la ley, impidiendo la iniciación o prosecución de la persecución penal de
los supuestos responsables a quienes beneficia, dejándola subsistente con respecto a los
demás.
21.7.3.2 Fundamento;
• Algunos autores refieren un enfoque procesal ^ aludiendo a las dificultades
probatorias que se derivan del transcurso del tiempo, pues éste hace desaparecer los
rastros del delito.
• Otros, consideran que la prescripción es una institución que sirve para fortalecer la
necesaria seguridad jurídica, atento que elimina una situación de incertidumbre en las
relaciones jurídico - penales entre el delincuente y el Estado.
• Otros, estiman que el paso del tiempo hace cesar el daño social, por lo que,
desaparecido el daño político, se torna inútil la reparación penal.
Sustantivo.
^ . del instituto en
Proce
Procesal. cuestión
Mixto
I
• Para algunos autores es de naturaleza material ^ porque extingue la potestad
represiva y su regulación corresponde al derecho penal de fondo.
• Para otro, su naturaleza es procesal ^ porque impide la prosecución del proceso y
su regulación corresponde al derecho penal adjetivo y además, porque la dificultad
probatoria derivada del transcurso del tiempo es una cuestión procesal que constituye el
fundamento de la prescripción.
• Otros le asignan una naturaleza mixta ^ en su esencia es material, pero produce
efectos procesales.
Nos inclinamos por la primera solución, siendo su consecuencia más importante que, las
modificaciones legislativas de los plazos o condiciones de la prescripción no pueden
aplicarse en forma retroactiva si perjudican al imputado.
21.7.3.4 Caracteres;
• Personal ^ elimina la punibilidad sólo en relación a los partícipes a quienes beneficia,
dejándola subsistente para los demás.
7|
21.7.3.5 Plazos:
El art. 62 del Código Penal, establece diferentes plazos para la prescripción de la acción
penal, de conformidad a la especie y medida de la pena conminada legalmente en
abstracto para el delito imputado.
21.7.3.6.1 Causales:
Las primeras causales de suspensión de la prescripción fueron introducidas por la Ley
13.569, y fueron las llamadas cuestiones previas (art. 19 y 20 del Código Procesal Penal
de la Nación) y las cuestiones prejudiciales.
La Ley 16.648 agrego como segundo párrafo del art. 67 del Código Penal, otra causal de
suspensión de la prescripción de la acción penal, "mientras cualquiera de los que hayan
participado en ciertos delitos contra la administración pública se encuentre
desempeñando un cargo público".
La ley 23.077 incorporó como tercer párrafo del art. 67 del Código Penal, que el curso de
la prescripción de la acción penal correspondiente a los atentados al orden constitucional
y a la vida democrática previstos en los arts. 226 y 227 bis, se suspenderá para todos los
partícipes hasta que se produzca el restablecimiento del orden constitucional.
La ley 24.316, agrega al Código Penal el art. 76 ter, que establece que el tribunal, según
la gravedad del delito, deberá fijar el tiempo de suspensión del juicio, entre uno y tres
años, prescribiendo en su segundo párrafo que, durante ese tiempo se suspenderá la
prescripción de la acción penal.
8|
La interrupción tiene como efecto ^ borrar el plazo ya transcurrido con anterioridad, e
impedir su continuación. Una vez producido el acto interruptor, comienza un nuevo
término de prescripción.
Efectos:
9|
• Sólo perjudica al renunciante y a sus herederos. La renuncia no puede hacerse
extensiva a las demás personas ofendidas.
• Es irretractable por el renunciante e irrenunciable por el beneficiario.
• A pesar que la renuncia no exige el consentimiento del favorecido, si se introduce
durante el curso del proceso y el querellado no presta su consentimiento, el supuesto
ofendido deberá cargar con las costas procesales.
Se trata de una forma de extinción de la acción penal que hace cesar la facultad de
perseguir y juzgar un hecho delictuoso supuestamente ya ocurrido, impidiendo así que el
órgano jurisdiccional concluya el proceso con un procedimiento condenatorio.
La causal tiene carácter personal, por lo que si el delito ha sido obra de varios participes,
extingue la acción sólo respecto de aquel que hizo el pago.
21.7.5.1 Presupuestos:
• Solo es viable cuando se tratare de delitos reprimidos exclusivamente con multa.
• La acción penal puede ser promovible de oficio, a instancia de parte o de ejercicio
privado.
• La oblación es procedente si el delito imputado satisface la exigencia legal para
admitirla. Esta es una cuestión procesal.
• Existe consenso respecto de que la causal de extinción sólo funciona en el ámbito de
los delitos reprimidos únicamente con multa.
21.7.5.2 Oportunidad:
La regla prevé dos oportunidades y los montos que en cada una de ellas debe abonar el
imputado para hacer operativo el beneficio.
1. La acción penal se extingue en cualquier estado de la instrucción y mientras no se
haya iniciado el juicio. La acción penal se extingue por el pago mínimo de la multa
correspondiente.
Efectos:
La oblación voluntaria de la multa implica la extinción de la acción penal. Por esto, la
resolución que la recepta no produce los efectos de una sentencia condenatoria a los
fines de la reincidencia, de la concesión de la condena condicional o de su revocación, de
10 |
la revocación de la libertad condicional, de la medida de la pena o de la interrupción de la
prescripción.
21.7.6.1 Requisitos
El primer párrafo del art. 76 ter del Código Penal establece que el tiempo de suspensión
del juicio será fijado por el tribunal entre uno y tres años, según la gravedad del delito;
agrega que también establecerá las reglas de conducta que deberá cumplir el imputado
según las previsiones del art. 27 bis.
El párrafo cuarto del mismo artículo, expresa que, si durante el tiempo fijado por el
tribunal el imputado no comete un delito, repara los daños en la medida ofrecida y cumple
con las reglas de conducta establecidas, se extinguirá la acción penal.
21.8.2 Supuestos
Se las puede agrupar de la siguiente manera:
• Operan como causas personales que excluyen la penalidad:
• Atendiendo a la calidad del autor o a circunstancias relacionadas a su persona:
- Los casos de impunidad de la mujer embarazada por la tentativa de su aborto.
- De los familiares enunciados en el art. 185 del Código Penal con respecto de los hurtos,
daños o defraudaciones que recíprocamente se causaren.
- Del autor del encumbrimiento en los casos y en las condiciones previstas en el art. 277
inc. 4° del Código Penal.
11 |
• Relacionadas con las particulares circunstancias en que el autor comete el delito:
• La impunidad de las injurias proferidas por los litigantes, apoderados o defensores en
sus escritos, discursos o informes, producidos ante los tribunales y no dados a publicidad.
• Operan como causas personales que cancelan una penalidad que inicialmente gozó
de operatividad:
• Las referidas a una actividad del autor posterior al comienzo o aun en la consumación
de la conducta delictiva.
Desistimiento voluntario de la tentativa.
Retractación pública previa o concomitante a la contestación de la querella en los delitos
contra el honor.
• Las que dependen de la actividad de terceros.
Es el caso de la exención de la pena en las injurias reciprocas previstas por el art. 116 del
Código Penal.
12 |
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MODULO 4 Lectura 17
Profesores: Maximiliano Davies. Lorena Elbaum.
Para esto, para aplicar la norma penal general y abstracta al caso concreto, el Juez debe
tener en cuenta una serie de elementos. A este ejercicio se lo denomina individualización
judicial de la pena. La ley determina la pena (tipo y escala) y el juez la individualiza
(eligiendo tipo y monto).
Este tema puede entenderse como "las tesis cronológicas relacionadas a la pena", es
decir: conminación, individualización, y ejecución de la pena.
Ellos son:
11
determinada (no entre un mínimo y un máximo, ejemplo: de 3 a 10 años de prisión; sino
preestablecida: 3 años de prisión).
1
Bacigalupo, Enrique, "Lineamientos de la teoría del delito", 3era. Edición renovada y ampliada, Ed.
Hammurabi, 1994, página 133 y ss.
2|
integran la capacidad, en lo que se funda la culpabilidad son: posibilidad de conocimiento
de la desaprobación jurídico-penal del acto; y la posibilidad de motivarse de acuerdo con
ese conocimiento.
Prevención:
Una actuación culpable precisa de sanción penal también por razones preventivas.
23.3.4. Integración de criterios: con este título se quiere señalar que todos estos criterios
mencionados se conjugan en la mente del juez al momento de la individualización.
3 |
cometido -aunque parezca un trabalenguas-, es porque es merecedora de esa pena. En
realidad son criterios generales de interpretación.
Tomemos contacto con la práctica en forma directa, y veamos cómo fijan en un caso real
el monto de la pena los jueces de una Cámara del Crimen de esta Provincia por un caso
de homicidio agravado por le vinculo, que presentaba complicaciones importantes. Las
complicaciones surgían en primer lugar porque se trataba de un caso en donde
participaban jurados populares, y en segundo lugar, porque la pena conminada es de
aquellas denominadas indivisibles (prisión o reclusión perpetua), presentándose en el
caso planteado como excesiva, aún cuando existían elementos suficientes que permitían
considerar al acusado como autor del hecho.2
Textual: "[...] A la tercera cuestión planteada, el sr. Vocal Dr. Nereo Héctor Magi, dijo: En
esta cuestión se toca la relación entre el delito y su consecuencia jurídica, la pena.
Entendemos que ésta no puede ser una venganza por el mal causado, sino que deberá
tener como fundamento y finalidad la prevención y la resocialización, pues esa es la
posición receptada por la Constitución Nacional y los Tratados internacionales que la
integran desde la reforma de 1994 (CN arts. 18 y 75 inc. 22). Expresamente el
denominado Pacto de San José de Costa Rica (art. 5 inc. 6to.) y el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (art. 10 inc. 3ro.), establecen que la finalidad esencial de la
pena, es la readaptación social de los condenados. Ello implica en palabras de Marcos
Salt ("Los derechos fundamentales de los reclusos en España y Argentina", Ed. del
Puerto, 1999, p. 177) "una obligación impuesta al estado ("derecho" por lo tanto para las
personas privadas de su libertad) de proporcionar al condenado, dentro del marco del
encierro carcelario, las condiciones necesarias para un desarrollo personal adecuado que
favorezca su integración a la vida social al recobrar la libertad". De allí que la tarea de
individualizar la pena sea quizás la más ardua y la que más dificultades plantea, porque
no se trata de cuantificar la cantidad de bienes jurídicos de los que habrá que privar al
penado, sino de establecer cual será el tratamiento resocializador al que debe
sometérselo. En ese sentido indica la Ley Penitenciaria (art. 1°) "Finalidad de la Pena":
"La ejecución de la pena privativa de libertad, en todas sus modalidades, tiene por
finalidad lograr que el condenado adquiera la capacidad de comprender y respetar la ley
procurando su adecuada reinserción social, promoviendo la comprensión y el apoyo de la
sociedad". En función de lo expuesto se debe hacer alusión a un suceso que si bien no
está contemplado por la ley, no puede desecharse sin mayores argumentaciones, porque
proviene del sentido común y la firme convicción. En la deliberación, los diez jurados
populares (ocho titulares y dos suplentes), plantearon serios reparos -aún a sabiendas
que no era materia de su competencia- en relación a la pena de "prisión perpetua" para
los acusados de este hecho concreto. En sus frases más sentidas, hicieron conocer que
el "todo o nada" (pena de prisión perpetua pedida por el Fiscal o absolución solicitada por
la Defensa) repugnaba al sentido común y por ende a su condición de soberano. A su vez
se preguntaron cuales eran las razones por las que no había para esta causa, un mínimo
2
SENTENCIA NUMERO: 39, dictada el 02/11/07 en autos caratulados "BACHETTI SEBASTIÁN
ALEJANDRO Y OTRA p.ss.aa de Homicidio calificado por el vínculo " (Expte. letra "B" n° 135579, año
2006, Secretaría N° 21), radicados en esta Excma. Cámara Undécima en lo Criminal, bajo la Presidencia del
Dr. Nereo Hector Magi, e integrada por los Sres. Vocales Dres. Graciela Bordoy y Daniel Ernesto Ferrer
Vieyra, y los Sres. Jurados Populares Titulares Maria Jose Nieto, Yrma Angelica LUJAN, Deolinda María
CORTEZ, Maria Cristina Teresa MOURE, Oscar Alfredo FARIAS, Juan Carlos COLAZO, Juan Daniel
PASTORI y Humberto RONCAGLIA.
4|
y un máximo como en el catálogo de la mayoría de los tipos penales, que permitiera a los
Jueces valorar en el caso concreto, el tenor del injusto, la culpabilidad y en definitiva, el
tratamiento a imponer, percibiendo en referencia a Bachetti y Santa Cruz, que cumplir un
mínimo de treinta y cinco años de prisión para obtener la posibilidad de libertad, era
excesivo. Las consideraciones de los jurados populares y lo planteado por la Defensa,
nos colocan en la obligación de reformularnos la razonabilidad de la pena a prisión
perpetua prevista para el homicidio agravado por el vínculo parental, pues en efecto, tras
la desafortunada reforma al Código Penal, conocida como "ley Blumberg", los penados
por este delito, siendo primarios, deberán pasar treinta y cinco años en prisión, para que,
gozando de buena conducta y concepto y con informes criminológicos favorables, puedan
acceder a la libertad condicional. Es por ello entonces, que intentando alcanzar la
armonía de la pena con la equidad, compañera constante de la justicia, nos debemos
replantear la cuestión constitucional del precepto legal, para arribar a la aplicación de una
pena justa. Enseñaba el Prof. Ricardo Nuñez, que "tratándose de materia penal, que está
al margen de los intereses puramente individuales y corresponde a la esfera del interés
público, los tribunales pueden, en los casos sometidos a su conocimiento, examinar por
propia iniciativa la constitucionalidad de las normas en cuestión y negar la aplicación de
las que consideren inconstitucionales" (Tratado de Derecho Penal, Ed. Lerner, T. I, p. 91).
Y no se trata de controvertir por los jueces de mérito, la conveniencia o discrecionalidad
de los legisladores en la fijación de las escalas penales, sino de reparar el error a través
del remedio con que el Poder Judicial cuenta para restablecer los principios
constitucionales en juego (Cfme. TSJ, Sala Penal, Sent. 56 del 8/7/02, autos "Zabala").
Puntualiza Bidart Campos que "el control de constitucionalidad hace parte esencial e
ineludible de la función judicial de interpretación y aplicación del derecho vigente para
cada proceso.." y agrega: "...por eso debe hacerse por el juez aunque no se lo pida la
parte, porque configura un aspecto del iura novit curia...". "Es obligación del juez suplir el
derecho invocado, y en esa suplencia puede y debe fiscalizar de oficio la
constitucionalidad dentro de lo más estricto de su función. Negar aplicación a una norma
inconstitucional sin petición de parte es solo y exclusivamente cumplir con la obligación
judicial de decidir un "conflicto de derecho", entre normas antagónicas y rehusar la
utilización de la que ha quebrado la congruencia del orden jurídico... " (María Mercedes
Serra, "Procesos y Recursos Constitucionales". Ed. Depalma, pags. 128 y sgte.). Para
mayor abundamiento y siguiendo el pensamiento de Ricardo Haro en su "Control de
Constitucionalidad" (Ed. Zavalía, pags. 56 y sgtes.) corresponde decir que receptado el
principio de supremacía constitucional, solo falta recordar que en nuestro régimen
siguiendo al constitucionalismo de Estados Unidos, el control de constitucionalidad ha
sido confiado a todos los jueces de cualquier jerarquía o fuero (sistema difuso)
estableciendo como interprete final a la Corte Suprema de Justicia (art. 116 C.N.). Claro
que con la necesaria prudencia que exige toda atribución a los órganos de poder de
carácter excepcional. Es pues en ese entendimiento, que el examen de la cuestión nos
permite afirmar, que en este caso se encuentra afectado el principio constitucional de
proporcionalidad de la pena en relación a la culpabilidad del agente, principio que emerge
del propio estado democrático de derecho y que impide la utilización de medios
irrazonables para alcanzar determinados fines (art. 1 de la CN). Explica el Dr. Zaffaroni
"...El principio de irracionalidad mínima de la repuesta punitiva requiere que la pena
guarde proporción con la magnitud del delito, lo que demanda cierta flexibilidad que
posibilite su adecuación a cada caso concreto en el juicio de determinación" (Zaffaroni-
Alagia- Eslokar; "Derecho Penal- Parte General", p. 712). Más adelante agrega "cuando
la aplicación del mínimo de la escala penal del delito de que se trate diese por resultado
una pena que no guarde un mínimo de proporción con el grado de culpabilidad del
5|
agente, el tribunal debe apartarse del mínimo hasta lograr una pena adecuada a la
culpabilidad del hecho" (Zaffaroni, Eugenio R. y otros; "Derecho Penal- Parte General",
Ed. Ediar, p. 955). En el mismo sentido, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha
expresado (causa "Gramajo, Marcelo E.", fallo del 5/9/06) que toda medida que se
traduzca en una privación de derechos debe guardar proporcionalidad con la magnitud
del contenido ilícito del hecho, o sea, con la gravedad de la lesión al bien jurídico
concretamente afectado por el hecho, porque las previsiones legales expresan tales
magnitudes a través de las escalas penales (voto de los Dres. Higthon de Nolasco,
Maqueda, Zaffaroni), agregando que en el contexto de un derecho penal fuertemente
atado por la Constitución Nacional al principio de culpabilidad por el hecho, ya la sola
posibilidad de imponer sanciones desvinculadas de la responsabilidad por el propio
hecho plantea serias dudas en cuanto a sus posibilidades de legitimación (voto del Dr.
Petracchi). En definitiva, la aplicación de la pena al caso concreto no podrá hacerse
prescindiendo de los principios de razonabilidad, proporcionalidad, culpabilidad,
prohibición de exceso y mínima suficiencia, pues claramente el art. 28 de la Constitución
Nacional establece que "Los principios, garantías y derechos reconocidos en los
anteriores artículos, no podrán ser alterados por las leyes que reglamenten su ejercicio".
En relación al art. 80 inc. 1° -homicidio calificado por el vínculo-, ya hace tiempo que se
han puesto de manifiesto sus diferencias con el resto del catálogo de homicidios
calificados. Se trata de una figura muy especial que engloba particulares relaciones de
familia, con un fuerte componente emocional y en muchos casos - como indica la
experiencia común- también pasional. Ello llevó en 1967, a la puesta en vigencia del
decreto-ley 17.567, que incorporó como último párrafo de dicha norma las llamadas
circunstancias extraordinarias de atenuación, con aplicación exclusiva para el parricidio,
aditamento que tuvo como propósito librar al juez del estrechísimo marco constituido por
las dos penas perpetuas, las que en determinados casos podrían tornarse injustas (cfr.
Della Vedova, Mario, "Estudios de las figuras delictivas", T. I., p. 54, Ed. Advocatus, Cba.
junio 1994), cuando no mediara un estado de emoción violenta. Es que el fundamento de
la disminución de la pena se encuentra en la me nor culpabilidad del autor y entendemos,
que eso es lo que se ha acreditado en los acusados Bachetti y Santa Cruz, a quienes
finalmente no se les ha reprochado el deliberado propósito de dar muerte a su hija y si
haber desarrollado la madre conductas violentas sobre la niña, consentidas por el padre.
La dinámica de los hechos que han sido juzgados, conforme lo escuchado en el debate,
es lo que nos ha llevado a considerar excesiva para estos padres la pena de prisión
perpetua, partiendo, como ya anticipáramos, además de la culpabilidad, del presupuesto
constitucional de proporcionalidad de la pena, que surge "del propio estado democrático
de derecho (CN, art. 1) y se irradia vedando la utilización de medios irrazonables para
alcanzar determinados fines" (TSJ, Sala Penal, autos "Zabala", ya cit.). En el caso motivo
de esta sentencia, entendemos que la pena de prisión perpetua, única que admite el C.
Penal para los delitos del art. 80 -a excepción de cuando median circunstancias
extraordinarias de atenuación o emoción violenta para el homicidio calificado por el
vínculo- resulta desproporcionada con la culpabilidad acreditada de Bachetti y Santa
Cruz, en comparación con las conductas de las otras hipótesis de homicidios agravados
que ese mismo artículo contempla. No es equitativo, por lo escuchado y vivido en este
largo juicio, asimilar los actos de estos justiciables -que actuaron como ya se vio con dolo
eventual, es decir, indiferencia ante el resultado- con los de aquellos otros contemplados
en el mismo artículo en que se mata por placer, odio racial o religioso, para preparar,
facilitar o consumar otro delito, por precio, con alevosía, etc., mediando dolo directo e
incluso premeditación. Y es esta sustancial diferencia entre conductas que están
reprimidas con la misma pena, la que nos lleva a tomar una posición que, si bien en este
6|
caso favorecerá a los acusados, ya ha sido expuesta tanto en la jurisprudencia como por
los tratadistas de derecho penal, tanto de nuestro país como del exterior. Compartimos,
en relación al principio que abordamos, lo expuesto por Santiago Mir Puig cuando señala
dos exigencias que hay que distinguir cuando se aborda el tema de la proporcionalidad.
Por una parte, "la necesidad misma de que la pena sea proporcionada al delito; por otra
parte, la exigencia de que la medida de proporcionalidad se establezca en base a la
importancia social del hecho (su nocividad social). La necesidad misma de la proporción
se funda en la conveniencia de una prevención general no solo intimidatoria, sino capaz
de afirmar positivamente la vigencia de las normas en la conciencia colectiva (prevención
general positiva). Esta afirmación de las normas aconseja apoyar con mayor pena las
más importantes que las que lo son menos, con objeto de evitar que aquellas se
devalúen. Pero un estado democrático debe exigir, además, que la importancia de las
normas apoyadas por penas proporcionadas, no se determine a espaldas de la
trascendencia social efectiva de dichas normas; se sigue de ello que un derecho penal
democrático debe ajustar la gravedad de las penas a la trascendencia que para la
sociedad tienen los hechos a que se asignan, según, el grado de nocividad social de
ataque al bien jurídico" (Mir Puig, Santiago; Derecho Penal, Parte General, 7a. edición, p.
137). Ahora bien, teniendo como marco todo lo expuesto supra, queda fijar la escala
penal a aplicar a Bachetti y Santa Cruz. Para ello, deberemos examinar las escalas de
otros tipos con los que existirían similitudes, a fin de lograr un punto de partida. Fácil
hubiera resultado nuestra tarea si se hubieran acreditado circunstancias extraordinarias
de atenuación, pero ello no ocurrió, y lo que resulta obvio, menos aún existió emoción
violenta. Así, repasando las descripciones de las conductas penales, puntualizamos que
la escala para el homicidio calificado por el vínculo, mediando circunstancias
extraordinarias de atenuación, cuenta que una pena que va de ocho a veinticinco años de
prisión o reclusión. Asimismo, en lo previsto en el art. 82, en función de lo dispuesto en el
artículo anterior, inciso "b", se expresa "al que con el propósito de causar un daño en el
cuerpo o en la salud, produjera a otro la muerte, cuando el medio empleado no debía
razonablemente ocasionarla" y se tratare de un ascendiente, descendiente o cónyuge,
sabiendo que lo son, la pena será de prisión o reclusión de diez a veinticinco años. Este
es el homicidio preterintencional agravado por el vínculo, que subjetivamente requiere
dolo directo, indirecto o eventual en la intención lesiva y se produce una muerte que
excede las intenciones del autor (Cfr. Nuñez, Ricardo C.; Tratado de Derecho Penal, T.
III, p. 103.- Fontán Balestra, Tratado, T. IV, p. 144.- Creus, T. I, p. 52). Al tratar las
cuestiones anteriores, ya ha quedado sentado que los traídos a proceso no tuvieron dolo
directo de homicidio, dicho en términos más sencillos, no tuvieron intención de matar,
pero si, que debieron representarse como posible que sus conductas, activa en el caso
de la madre y omisiva en el caso del padre, podrían derivar en resultados mortales,
teniendo sobre todo en cuenta que su hija no llegaba a los cinco meses de vida. Este
dolo eventual o dolo condicionado, está subjetivamente muy próximo a la culpa grave o
culpa consciente, donde se actúa reconociendo el peligro de la situación, pero se confía
en que no dará lugar al resultado. Las acciones desplegadas en el hecho que terminó con
la vida de Ludmila Bachetti, las lesiones que causaron su muerte, nos permiten afirmar
que ambos padres aceptaron, se conformaron con la posibilidad de ese resultado, si bien
no lo desearon, ni aprobaron. Así las cosas, llegamos a la conclusión que la valoración
del componente subjetivo que hemos analizado nos permite, tomando las penas mínimas
y máximas previstas para el homicidio agravado por el vínculo mediando circunstancias
extraordinarias de atenuación, que es la misma que la del homicidio simple -8 a 25 años-
y las establecidas para el homicidio preterintencional agravado por el vínculo - 1 0 a 25
años-, como asimismo la fijada en el Ante-proyecto de Código Penal elaborado por la
7 |
Comisión para la elaboración del Proyecto de Ley y Actualización Integral del Código
Penal (Resoluciones M.J. y D.H. N° 303/04 y N° 136/05) -Texto final al 12-05-06- que va
de 10 a 30 años de prisión, estimar la pena que corresponde aplicar efectivamente en
esta caso de homicidio calificado por el vínculo, cometido con dolo eventual, y en base a
las consideraciones efectuadas estimamos que se debe precisar entre 12 (doce) y 30
(treinta) años de prisión. Fijada la escala, a fin de cuantificar el tratamiento penitenciario a
imponer, debemos decir que las leyes se han encargado de establecer pautas objetivas y
subjetivas, que han sido contenidas por los arts. 40 y 41 del C.P., a los fines de la
individualización de la pena. Para ello deberá tenerse especialmente en cuenta: la
naturaleza de las acciones: que denotan a los imputados como dos personas, Santa
Cruz, actuando con desmesurada reacción ante el llanto de su pequeña hija y Bachetti
asintiendo irresponsablemente sobre el trato brindado a su hija, omitiendo intervenir; los
medios empleados para llevarla a cabo: la utilización de la violencia como medio de
supresión del llanto, a través de zamarreos, golpes, gritos, por parte de Santa Cruz y la
omisión deliberada de su pareja, que no intervenía para que los hechos cesaran o que
llegaran -como aconteció- a consecuencias sin retorno; la extensión del daño causado:
que es inconmensurable. Una pequeña de tan solo cuatro meses y días de vida,
castigada por su joven madre, mientras que su padre distraído no ponía coto a las
actitudes violentas, y que como consecuencia de semejante accionar perdió la vida. Que
mas se puede agregar: que éste tipo de sucesos debe alertar al máximo a las
autoridades que están a cargo de la protección del menor (jueces, médicos, psicólogos,
trabajadores sociales, etc.) para que de una vez por todas sean desterrados. Ese es el rol
del Estado, que desde su organización a través de sus poderes, debe tener una
incidencia mayúscula, no tan solo receptando las denuncias de mal trato, sino
concretando políticas educativas (para eso están los medios masivos de comunicación),
que prevengan sobre este tipo de actitudes y sus consecuencias, además de brindar
apoyo a aquellos padres muy jóvenes y su entorno con dificultades, que les permitan
superar situaciones como las de la presente causa. Las pericias sicológicas sobre
Estefanía Santa Cruz y Sebastian Bachetti han puesto de manifiesto sus conflictos de
personalidad y la urgencia -para ambos- de un tratamiento psicológico. A la luz de los
informes producidos por las Licenciadas Cuenca y Scarafia, que en el caso de Estefanía
Santa Cruz, advierten sobre la existencia de mecanismos defensivos que datan de su
primera infancia y que la llevan a desvincularse de lo afectivo, lo emocional, impidiéndole
crear lazos afectivos comprometidos; por su parte la pericia de Bachetti nos describe una
personalidad caracterizada por un patrón conductual pasivo -dependiente,
emocionalmente inmaduro y negador, lo que podría llevarlo a adoptar conductas
negligentes por su dificultad para producir cambios en su vida y en las vidas de las
personas que lo rodean, dificultad que incluye también su tendencia a la idealización de
los vínculos y negación de los conflictos. Todo ello nos revela la necesidad de practicar
un tratamiento psicológico adecuado y en ese sentido deberá oficiarse a las autoridades
penitenciarias; la edad, educación y costumbres: que los muestran como dos personas,
una con avanzada educación universitaria, y la otra con un ciclo secundario no terminado
pero ambos en indudables condiciones de apreciar el disvalor de sus conductas, lo que
opera negativamente, ya que estaban en situación de representarse los daños que
podían causar sus actos u omisiones; por otro lado la extrema juventud de ambos alienta
un proceso de resocialización concreto, que obviamente deberá ser acompañado por el
sistema que los contenga, extremando las medidas correspondientes para devolver a la
sociedad dos personas con posibilidades ciertas de reinserción; la calidad de los motivos
que los llevaron a delinquir: se hace difícil en este particular caso, describirlos. No
obstante están a la vista: durante el debate todas las partes pudieron apreciarlos: la
8|
escasa tolerancia a cualquier tipo de frustración, la reacción desproporcionada ante el
llanto permanente -según coincidieron los testigos- de la pequeña, la vida en si misma
con su carga emotiva y que de alguna manera se empeña a develarnos la realidad
cotidiana; la miseria o dificultad para ganar su propio sustento o el de los suyos: que en
éste caso, sin bien no con características extremas, hemos descripto que al ser
despedido Bachetti de su trabajo, el mantenimiento de la pareja y su pequeña hija
dependía del dinero que ambos abuelos proporcionaban, lo que si bien no constituía un
caos, se erigía en un elemento determinante; la conducta precedente: que muestra a
ambos imputados como personas sin antecedentes penales, lo que opera de manera
muy favorable, ya que obviamente no se puede hablar de conductas reiterativas en el
campo del delito, con las particularidades que ya se han señalado supra. En base a todas
estas pautas estimo justo que corresponde aplicar para el tratamiento penitenciario de
Estefanía Santa Cruz y Sebastian Alejandro Bachetti la pena de dieciocho años de
prisión, con adicionales de ley y costas (arts. 5, 9, 29 inc. 3°, 40 y 41 del C.P. y 550/551
del C.P.P., art. 1° Ley 24.660 y art.1° ley Pvcial. 8878). Así voto esta cuestión.- A la
tercera cuestión planteada los Sres. Vocales Dres. Graciela María Bordoy y Daniel Ferrer
Vieyra, Dijeron: Que estando de acuerdo con la solución propiciada por el Sr. Vocal de
primer voto y compartiendo sus razones, emitían su voto en forma coincidente al mismo.-
Por el resultado del acuerdo que antecede y por el voto unánime, SE RESUELVE: I)
Declarar a ESTEFANIA SANTA CRUZ, de condiciones personales obrantes en autos,
autora responsable de los delitos de Homicidio calificado por el vinculo, lesiones graves
calificadas por el vinculo y lesiones leves calificadas por el vinculo, todo en concurso real
(arts. 80 inc. 1° segundo supuesto, 90 en función del 92 y 80 inc. 1ro 2do. supuesto, 89
en función del 92 y 80 inc. 1ro 2do. supuesto y 55 del C. Penal).- II) Declarar a
SEBASTIAN ALEJANDRO BACHETTI, ya filiado, participe necesario de los delitos de
Homicidio calificado por el vinculo, lesiones graves calificadas por el vinculo y lesiones
leves calificadas por el vinculo, todo en concurso real (arts. 45, 80 inc. 1° segundo
supuesto, 90 en función del 92 y 80 inc. 1ro 2do. supuesto, 89 en función del 92 y 80 inc.
1ro 2do. supuesto y 55 del C. Penal).- III) Declarar la inconstitucionalidad de la pena de
prisión perpetua prevista para el delito de homicidio calificado por el vinculo (art. 80 inc.
1ro. del C.P.) y en consecuencia imponer ESTEFANIA SANTA CRUZ y SEBASTIAN
ALEJANDRO BACHETTI, para su tratamiento penitenciario, la pena de dieciocho años de
prisión, adicionales de ley y costas (arts. 5, 9, 12, 29 inc. 3°, 40 y 41 del C. Penal; 550 y
551 del CPP, art. 1ro. de la Ley 24660, y 1ro. de la Ley Provincial 8878). IV) Disponer que
ESTEFANIA SANTA CRUZ y SEBASTIAN ALEJANDRO BACHETTI sean sometidos a un
tratamiento psicológico acorde a las conclusiones de sus pericias psicológicas.
PROTOCOLÍCESE Y HÁGASE SABER [...]".
23.4.1.1. Sistema del código penal. Leer art. 5to del Código Penal (ver texto obligatorio,
página 707/8).
23.4.1.1.1. Tipos en que se prevé una sola especie de pena. Leer por ej. arts. 87 y 89
del Código Penal (ver texto obligatorio, página 708).
9|
23.4.1.1.2. Tipos en que se han previsto penas alternativas. Leer por ej. arts. 94 y 119
del Código Penal (ver texto obligatorio, página 708/9).
23.4.1.1.3. Tipos con penas conjuntas. Leer por ej. arts. 242 y 249 del Código Penal
(ver texto obligatorio, página 709/10).
23.4.1.1.5. Los concursos de delitos. A los fines del estudio de este tema el alumno
deberá recurrir al texto obligatorio, página 710.
5.23.4.1.1.7. Las agravantes genéricas. A los fines del estudio de este tema el alumno
deberá recurrir al texto obligatorio, página 710/1.
23.4.1.2. La reincidencia.
23.4.1.2.1. Concepto.
Puede entenderse por reincidencia a la reiteración o repetición de conductas delictivas.
Esta es la idea básica del instituto, aunque para que el condenado sea considerado
reincidente deben reunirse además otros requisitos.
23.4.1.2.3. Reincidencia ficta y real. A los fines del estudio de este tema el alumno
deberá recurrir al texto obligatorio, página 714.
23.4.1.2.4. Reincidencia genérica y específica. A los fines del estudio de este tema el
alumno deberá recurrir al texto obligatorio, página 714.
23.4.1.2.6. Efectos. A los fines del estudio de este tema el alumno deberá recurrir al texto
obligatorio, página 715.
23.4.1.2.8. Régimen legal. Leer art. 14, 27, 40, 41 50 y 52 del CP. A los fines del estudio
de este tema el alumno deberá recurrir al texto obligatorio, página 716/7.
10 |
23.4.1.2.9. El antecedente. El antecedente es el registro estatal sobre los procesos
penales de los ciudadanos que cometieron un hecho delictivo. Las pautas que hacen al
manejo y administración de esta información se incluyen en la ley 22.117 que a
continuación se transcribe:
Artículo 1°.-
El Registro Nacional de Reincidencia y Estadística Criminal creado por ley 11.752
funcionará bajo la dependencia del Ministerio de Justicia de la Nación y centralizará la
información referida a los procesos penales sustanciados en cualquier jurisdicción,
conforme al régimen que regula esta ley.
Artículo 3°.-
Las unidades penitenciarias del país comunicarán al Registro, dentro de los cinco días, el
egreso de todo condenado por delito.
Cuando el egreso se produjere por haberse acordado al libertad condicional, se indicara
el tiempo de privación de libertad cumplido y el que faltare cumplir.
11 |
En ambos casos deberán informar la fecha de la sentencia, el tribunal que la dictó y el
número de causa.
Artículo 4°.-
La Policía Federal Argentina, hará saber al Registro, dentro de los cinco días, los pedidos
de captura que le hayan sido dirigidos por la organización internacional de policía criminal
y las comunicaciones que les dejen sin efecto.
Artículo 5°.-
Todos los tribunales del país con competencia en materia penal, antes de dictar
resoluciones en las cuales, según las leyes deban tenerse en cuenta los antecedentes
penales del causante, requerirán del Registro la información correspondiente, dejando
copia en la causa del pedido respectivo, el que deberá contestarse en el término de cinco
días. El término será de veinticuatro horas cuando del informe dependiere la libertad del
causante, circunstancia que se consignará en el oficio, en el cual podrá solicitarse la
respuesta por servicio telegráfico o de télex.
Artículo 6°.-
Con las comunicaciones y los pedidos de informes remitidos al Registro, se acompañará
la ficha de las impresiones digitales de ambas manos del causante, y se indicarán las
siguientes circunstancias:
a) Tribunal y secretaría interviniente y número de causa.
b) Tribunales y secretarías que hubieren intervenido con anterioridad y número de causas
correspondientes.
c) Nombres y apellidos, apodos, pseudónimos o sobrenombres.
d) Lugar y fecha de nacimiento.
e) Nacionalidad.
f) Estado civil y, en su caso, nombres y apellidos del cónyuge.
g) Domicilio o residencia.
h) Profesión, empleo, oficio u otro medio de vida.
i) Números de documentos de identidad y autoridades que los expidieron.
j) Nombres y apellidos de los padres.
k) Números de prontuarios.
l) Condenas anteriores y tribunales intervinientes.
m) Fecha y lugar en que se cometió el delito, nombre del damnificado y fecha de
iniciación del proceso.
n) Calificación del hecho.
Artículo 7°.-
Las comunicaciones y fichas dactiloscópicas recibidas de conformidad con lo establecido
en los artículos 2°, 3°, 4°, 6° y 11, integrarán los legajos personales, que bajo ningún
concepto podrán ser retirados del Registro.
Estos sólo serán dados de baja en los siguientes casos:
a) Por fallecimiento del causante.
b) Por haber transcurrido cien años desde la fecha de nacimiento del mismo.
Artículo 9°.-
Los informes del Registro harán plena fe, pudiendo ser impugnados sólo judicialmente
por error o falsedad.
Artículo 10.-
El Poder Ejecutivo nacional promoverá el intercambio de información con países
extranjeros sobre antecedentes penales de las personas.
Artículo 11.-
Los representantes de Ministerio Público ante los tribunales con competencia en materia
penal de todo el país, tendrán a su cargo vigilar el cumplimiento de la presente ley, a
cuyo efecto deberán ser notificados, en todos los casos, antes de la remisión al archivo
de los procesos.
Los respectivos tribunales de superintendencia dispondrán que no se admitan en sus
archivos judiciales procesos penales en los cuales no existan constancias de haberse
efectuado las comunicaciones a que se refiere el artículo 2°.
Artículo 12.-
El Registro Nacional de Reincidencia y Estadística Criminal y Carcelaria percibirá como
tasa por cada información que suministre en cumplimiento de lo dispuesto por el inciso e),
del artículo 8°, la suma de cinco mil pesos más la de trescientos pesos por cada fotocopia
que se anexe al informe.
En el supuesto del inciso f) del artículo 8° la suma será de diez mil pesos por informe con
más la de trescientos pesos por cada fotocopia que se anexe a él.
Facúltase al Ministro de Justicia para establecer el sistema de recaudación de las tasas
precedentes y actualizarlas cada seis meses en función de la variación del índice de
precios al por mayor nivel general que publique el Instituto Nacional de Estadística y
Censos.
Artículo 13.-
Sobre la base de las comunicaciones que se le remitan el Registro confeccionará
anualmente la estadística general de la criminalidad en el país.
Artículo 14.-
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Esta ley se tendrá como complementaria del Código Penal.
Artículo 15.-
Derógase la ley 11.752.
Artículo 16.-
Esta ley comenzará a regir a los ciento ochenta días de su publicación.
Artículo 17.-
Comuníquese...
23.4.1.2.10. Caducidad de los registros penales. Leer art. 51 del CP. A los fines del
estudio de este tema el alumno deberá recurrir al texto obligatorio, página 718/9.
23.4.1.2.11. Multireincidencia. Leer art. 52 y 53 del CP. A los fines del estudio de este
tema el alumno deberá recurrir al texto obligatorio, página 719/20.
23.4.2. Segunda etapa: La individualización judicial. Son los jueces los encargados de
realizar la actividad de individualización en esta etapa.
23.4.2.1. Pautas aplicables a las penas divisibles. Leer art. 40 del CP. A los fines del
estudio de este tema el alumno deberá recurrir al texto obligatorio, página 720.
23.4.2.1.1. El sistema formado por los arts. 40 y 41 del código penal. Leer art. 40 y 41
del CP. A los fines del estudio de este tema el alumno deberá recurrir al texto obligatorio,
página 720/21.
23.4.2.1.2. Función del juicio de peligrosidad. Leer art. 41 del CP. A los fines del
estudio de este tema el alumno deberá recurrir al texto obligatorio, página 722.
23.4.2.2.2. Fundamentos. A los fines del estudio de este tema el alumno deberá recurrir
al texto obligatorio, página 723/24.
23.4.2.2.6. Situación del condenado condicionalmente. A los fines del estudio de este
tema el alumno deberá recurrir al texto obligatorio, página 725.
14 |
23.4.2.2.7. Reiteración del beneficio. Leer arts. 26 y 27 del CP. A los fines del estudio
de este tema el alumno deberá recurrir al texto obligatorio, página 726.
23.4.3.2. El rol de los jueces de ejecución penal. Ver art. 3ero. de la Ley 24.660. Esta
etapa será desarrollada en al unidad siguiente. No obstante, el alumno deberá recurrir al
texto obligatorio, página 726.
15 |
MODULO 4 Lectura 19
Profesores: Maximiliano Davies. Lorena Elbaum.
25.2.1. Concepto.
Las medidas de seguridad son los mecanismos con que cuenta el Estado para impartir
justicia y cumplir fines preventivos especiales (dirigidos directamente al autor del hecho),
diferentes a la pena.
11
25.2.3.1. Las distintas hipótesis del art. 34 inc. 1 del código penal.
a- Las distintas hipótesis del art. 34 inc. 1 del código penal.
Integrar el contenido con la lectura de los artículos citados en el presente texto y el texto
obligatorio. Leer del citado manual las páginas 776 a 784.
De acuerdo al sistema establecido por la Ley 22.278, coexisten en nuestro sistema legal
tres regimenes a tener en cuenta cuando se analiza la conducta delictiva de un sujeto
menor de edad.
Menor de 16 años: no punible (art. 1ero. Ley 22.278).
Para el complemento del acápite y demás generalidades del tema, leer el texto obligatorio
página 784/790. Resulta fundamental a los fines de comprender acabadamente el tema,
acompañar el estudio con un ejemplar de la ley 22.278.
Asimismo, se deberá tener presente la reforma introducida al Código Civil mediante el
dictado de la ley 26.579, ley que fijó la edad de 18 años para alcanzar la mayoría de
edad, razón por la cual, el art. 10 de la ley penal de la minoridad se encuentra
tácitamente derogado.
En este contexto se debe tener presente lo siguiente: Cualquier ley que refiera a la
mayoría de edad, nos obligará a acudir al C.C. a los fines de conocer a que edad se
alcanza esa mayoría de edad. Sin embargo, cuando la ley fija edades, por ejemplo, si
dice mayor de 20 años, no nos interesará a que edad se alcanza la mayoría de edad,
puesto que la ley no refiere a ello, sino a una edad determinada que no variará por que se
modifique el C.C.
2|
25.3. La ejecución de las medidas de seguridad.
Las medidas de seguridad son por naturaleza no determinadas temporalmente. Por ello
debe tenerse en cuenta de qué tipo de medida se trata, de su naturaleza y de la finalidad
que se supone debe cumplir.
Complemento:
LEY 22.278
Régimen penal de la minoridad
Artículo 1° - No es punible el menor que no haya cumplido dieciséis (16) años de
edad. Tampoco lo es el que no haya cumplido dieciocho (18) años, respecto de delitos
de acción privada o reprimidos con pena privativa de la libertad que no exceda de dos
(2) años, con multa o con inhabilitación.
Si existiere imputación contra alguno de ellos la autoridad judicial lo dispondrá
provisionalmente, procederá a la comprobación del delito, tomará conocimiento directo
del menor, de sus padres, tutor o guardador y ordenará los informes y peritaciones
conducentes al estudio de su personalidad y de las condiciones familiares y
ambientales en que se encuentre.
En caso necesario pondrá al menor en lugar adecuado para su mejor estudio durante
el tiempo indispensable.
Si de los estudios realizados resultare que el menor se halla abandonado, falto de
asistencia, en peligro material o moral, o presenta problemas de conducta, el juez
dispondrá definitivamente del mismo por auto fundado, previa audiencia de los padres,
tutor o guardador.
Art. 2° - Es punible el menor de dieciséis (16) a dieciocho (18) años de edad que
incurriere en delito que no fuera de los enunciados en el art. 1°.
En esos casos la autoridad judicial lo someterá al respectivo proceso y deberá
disponerlo provisionalmente durante su tramitación a fin de posibilitar la aplicación de
las facultades conferidas por el art. 4°.
Cualquiera fuese el resultado de la causa, si de los estudios realizados apareciera que
el menor se halla abandonado, falto de asistencia, en peligro material o moral, o
presenta problemas de conducta, el juez dispondrá definitivamente del mismo por auto
fundado, previa audiencia de los padres, tutor o guardador.
Art. 3° - La disposición determinará:
a) La obligada custodia del menor por parte del juez, para procurar la adecuada
formación de aquél mediante su protección integral. Para alcanzar tal finalidad el
magistrado podrá ordenar las medidas que crea convenientes respecto del menor, que
siempre serán modificables en su beneficio;
b) La consiguiente restricción al ejercicio de la patria potestad o tutela, dentro de los
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límites impuestos y cumpliendo las indicaciones impartidas por la autoridad judicial, sin
perjuicio de la vigencia de las obligaciones inherentes a los padres o al tutor;
c) El discernimiento de la guarda cuando así correspondiere:
La disposición definitiva podrá cesar en cualquier momento por resolución judicial
fundada y concluirá de pleno derecho cuando el menor alcance la mayoría de edad.
Art. 3° bis - En jurisdicción nacional la autoridad técnico administrativa con
competencia en el ejercicio del Patronato de Menores se encargará de las internaciones
que por aplicación de los artículos 1° y 3° deben disponer los jueces.
En su caso, motivadamente, los jueces podrán ordenar las internaciones en otras
instituciones públicas o privadas.
Art. 4° - La imposición de pena respecto del menor a que se refiere el art. 2° estará
supeditada a los siguientes requisitos:
1° Que previamente haya sido declarada su responsabilidad penal y la civil si
correspondiere, conforme a las normas procesales.
2° Que haya cumplido dieciocho (18) años de edad.
3° Que haya sido sometido a un período de tratamiento tutelar no inferior a un (1)
año, prorrogable en caso necesario hasta la mayoría de edad.
Una vez cumplidos estos requisitos, si las modalidades del hecho, los antecedentes del
menor, el resultado del tratamiento tutelar y la impresión directa recogida por el juez
hicieren necesario aplicarle una sanción, así lo resolverá, pudiendo reducirla en la
forma prevista para la tentativa.
Contrariamente, si fuese innecesario aplicarle sanción, lo absolverá, en cuyo caso
podrá prescindir del requisito del inc. 2°.
Art. 5° - Las disposiciones relativas a la reincidencia no son aplicables al menor que
sea juzgado exclusivamente por hechos que la ley califica como delitos, cometidos
antes de cumplir los dieciocho (18) años de edad.
Si fuere juzgado por delito cometido después de esa edad, las sanciones impuestas por
aquellos hechos podrán ser tenidas en cuenta, o no, a efectos de considerarlo
reincidente.
Art. 6° - Las penas privativas de libertad que los jueces impusieran a los menores se
harán efectivas en institutos especializados. Si en esta situación alcanzaren la mayoría
de edad, cumplirán el resto de la condena en establecimientos para adultos.
Art. 7° - Respecto de los padres, tutores o guardadores de los menores a que se
refieren los arts. 1° y 2°, el juez podrá declarar la privación de la patria potestad o la
suspensión, o la privación de la tutela o guarda, según correspondiere.
Art. 8° - Si el proceso por delito cometido por un menor de dieciocho (18) años
comenzare o se reanudare después que el imputado hubiere alcanzado esta edad, el
requisito del inc. 3° del art. 4° se cumplirá en cuanto fuere posible, debiéndoselo
complementar con una amplia información sobre su conducta.
Si el imputado fuere ya mayor de edad, esta información suplirá el tratamiento a que
debió haber sido sometido.
Art. 9° - Las normas precedentes se aplicarán aun cuando el menor fuere
emancipado.
Art. 10. - La privación de libertad del menor que incurriere en delito entre los
dieciocho (18) años y la mayoría de edad, se hará efectiva, durante ese lapso, en los
establecimientos mencionados en el art. 6°.
Art. 11. - Para el cumplimiento de las medidas tutelares las autoridades judiciales de
cualquier jurisdicción de la República prestarán la colaboración que se les solicite por
otro tribunal y aceptarán la delegación que circunstancialmente se les haga de las
respectivas funciones.
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