Índice
Introducción .......................................................................................................................... 3
1. Generalidades ................................................................................................................ 4
Conclusión ........................................................................................................................... 18
Bibliografía .......................................................................................................................... 19
2
Introducción
El cristianismo habla del juicio universal en el último día, una herencia clara, la cual
ha recogido de la predicación profética sobre el día de Yahvé.
1. Generalidades
La expresión día de Yahvé (Yom YHWH) en hebreo, o día del Señor (hémera tou
kyriou) en los LXX y NT, es frecuente en la biblia.1 Es una expresión corriente en los
profetas para significar el día, o de modo más general, el tiempo en que Yahvé ha de
intervenir en la historia a favor de su pueblo. A veces se piensa, con esta expresión, en un
futuro más o menos próximo; pero de ordinario, la esperanza se dirige al último fin de los
tiempos, al tiempo escatológico de la salvación.2
Yahvé lanza un grito de guerra (Sof 1,14, Is 13,2), ¡el día de Yahvé está cerca! (Ez
30,3; Is 13,6; Jl 1,15) y Yahvé reúne sus ejércitos para el combate (Is 13,3ss), es un día de
nubes (Ez 30,3), de fuego (Sof 1,18; Mal 3,19), los cielos se enrollan (Is 34, 4), la tierra
tiembla (Jl 2,1-11), el mundo es devastado (Is 7,23), sumergido a una soledad semejante a
1
Diccionario Enciclopédico de la Biblia, Ediciones Herder, Barcelona, 1993, pág. 430
2
Enciclopedia de la Biblia, Ediciones Herder, Barcelona, 1975, pág. 463
3
Vocabulario Teológico de la Biblia, Ediciones Herder, Barcelona, pág. 235
la de Gomorra (Sof 2,9) y de destierro (Is 13,9). El pánico se apodera de los humanos (Is
20,10.19), la gente se oculta (Is 2,21), llena de turbación (Ez 7,7), asustada (13,8), es herida
de ceguera (Sof 1,17), los brazos caen (Ez 7,17), se pierde el ánimo (Is 13,17), siendo
imposible mantenerse en pie (Mal 3,2), es el exterminio general (Sof 1,18), el juicio la
separación (Mal 3,20), la purificación (3,3), es el fin (Ez 7,6ss)
¿Por qué un día es superior a otro, si toda la luz de cada día del año viene del sol?
En la mente del Señor fueron diferenciados, él hizo distintas estaciones y fiestas. A unos los
ensalzó y santificó, a otros los hizo días ordinarios. (Eclesiástico (Sirácida) (SBJ) 33)
Así Israel tiene días especiales, y en este contexto tenemos el término día de
YHWH, un día especial, para nada ordinario. En el AT tiene mención explícita 16 veces,
más otros textos que lo insinúan. Es un término dotado de mucho sentido y que tiene una
evolución histórica.
4 Ibíd.
5 KEHL, M., Escatología, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1992, paginas 88-90
5
2.2. El día de Yahvé un posible significado remoto:
De las menciones que hace la biblia al título “día de Yahvé” podemos inferir el
sentido y significado que adopta el termino, desde el profeta Amós que es el más antiguo de
los libros proféticos, con un periodo de actividad del profeta de entre los años 760-750 a.C.6
hasta los profetas más modernos como Joel que según los exegetas interviniendo entre el
siglo VII y el IV7, la idea general siempre va dando la idea de un día futuro, un tiempo
específico. La mayoría de autores concluyen con la idea de un día que termina siendo parte
de la escatología del pueblo judío. Quizá de los poco o únicos que encontramos en la
investigación, el que menciona una idea distinta es Walther Eichrodt, que vale la pena
mencionar, quizá como un resquicio de donde podría nacer el concepto del día de Yahvé.
Este autor se acerca a la idea Cristiana de día del Señor, y lo hace en términos cultuales, lo
ve como una tendencia de la religión yahvista en materia de culto, siendo el sábado el día
de Yahvé por excelencia, tal vez no sea la más apropiada interpretación del AT pues en
ninguna parte se dice que el sábado sea el día de Yahvé, sí que lo santifica, y es dedicado a
este, pero parece no tener relación con la idea de los profetas. Vale la pena la explicación
de su relación con los pueblos pagano, y ahí es donde podríamos encontrar el resquicio.
Se podría discutir que sea uno de los más antiguos preceptos del culto yahvista, en
parte porque se considera que un día de descanso sólo es posible en condiciones de vida
agrícola o bien porque se cree poder reconocer en él un día lunar primitivo y también
porque la existencia en Babilonia de un día lunar llamado sapattu o sabattu inclina a pensar
que sólo después de la conquista de la Tierra pudieron los israelitas conocerlo a través de
los cananeos (y he aquí la idea). La interpretación del sábado como día de luna llena, aboca
con dificultades insuperables, ya que no logra explicar satisfactoriamente ni el caso de ser
día del plenilunio a ser el día séptimo ni tampoco los antiguos testimonios sobre la especial
importancia del día séptimo para con los días lunares babilónicos, considerados como días
de infortunio, y además se menciona que en las fiestas paganas se da mucha cabida a la
distinción entre días santos y días de infortunio, por ejemplo los días séptimos del mes
babilónico, el 7, el 14, el 19, el 21 y el 28, tienen el carácter de dies nefastus (en babilonio,
umu limnu), en los que se debe tener un especial cuidado, Sólo el día 15 se suspende en
Babilonia el trabajo, pero es claro que la causa está en que en ese día se piensa que nadie
puede tener suerte y que es posible aplacar la ira de los dioses, que debían andar de
descanso8.
Este anterior dato podría dar un poco de luz, lógicamente la idea de sábado se
separa totalmente del día séptimo y el día de descanso de los paganos, pero la idea; si
6
ASURMENDI, J. M., Amós y Oseas, Editorial Verbo Divino, Pamplona,1989,página 5
7 AMSLER, S., Los últimos profetas, Editorial Verbo Divino, Pamplona, 1996, página 49
8 EICHRODT W., Teología Del Antiguo Testamento, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1975, paginas 119-120.
6
podría tener una relación aunque sea lejana con el término “día de Yahvé”; pues coincide
con un día nefasto, un día terrible, relacionado con la divinidad en que todos tendrían un
sumo cuidado en su obrar. Esta concepción unida a la idea del tiempo de los israelitas que
mencionábamos más arriba, está más cerca de la idea original de los profetas sobre el día de
Yahvé, no tanto así del concepto del día sábado.
7
absoluta de una nueva salvación otorgada por Dios. Por eso el interés se orienta al futuro, a
una nueva acción salvadora de Dios realmente definitiva e inquebrantable.
La profecía de Isaías sitúa el “Día de Yahvé” en dos ámbitos. Por una parte, el texto
de Isaías percibe la irrupción del Día de Yahvé en el ocaso de Babilonia (Is 13,6.9). La
conquista de Babilonia fue realizada por Ciro el Grande en el año 538 a C pero auspiciada
por Yahvé (Cf. Is 41,1-5), Señor de la Historia.
8
Por otra parte, la voz profética relata cómo en el día de Yahvé el Señor acabará con todo lo
encumbrado y altivo (Is 2,12). Los términos “encumbrado” y “altivo” simbolizan a los
habitantes de la Ciudad Santa, injustos e idólatras.
La voz de Ezequiel enfoca el Día de Yahvé desde una perspectiva semejante a la de Isaías.
En primer lugar, Ezequiel denuncia la actitud mendaz de los falsos profetas que
precipitaron al pueblo a la ruina. La maldad de los profetas inicuos impedirá la conversión
del país y por eso la nación sucumbirá ante el envite divino en el día de Yahvé (Ez 13,5).
En segundo lugar, Ezequiel sitúa la llegada del Día de Yahvé en la debacle que asolará el
país del Nilo; el texto alude a la conquista de Egipto llevada a término por Nabucodonosor
II (Ez 30,3). De ese modo los libros de Isaías y Ezequiel denominan “Día de Yahvé” al
momento en que la actuación divina acabará con la maldad imperante en Judá, y asolará
Egipto y Babilonia, potencias opresoras del pueblo de Dios.
La voz de Sofonías preconiza los clamores amargos de los habitantes de Judá cuando llegué
el Día de Yahvé, cuando Dios fustigue la infidelidad de su pueblo (Sof 1,1.14).
Joel amenaza al pueblo con la llegada del día de Yahvé. En ése día terrible, el Señor
devastará a su pueblo (Jl 1,15). La devastación acontecerá con la irrupción de un ejército
invasor (Jl 2,1), con el que Dios embestirá contra la nación (Jl 2,11). Sin embargo debemos
notar que el profeta amenaza al pueblo con la irrupción del día de Yahvé para propiciar la
conversión de la nación (Jl 3,4), cuando se vea atemorizada por el furor de la cólera divina
(Jl 4,14).
Zacarías adscribe al día de Yahvé el juicio divino contra Jerusalén. La Ciudad Santa sufrirá
el ataque de las naciones, pero un resto de sus habitantes conseguirá sobrevivir (Zac 14,1).
El día de Yahveh obtuvo esta denominación porque estaría o estuvo marcado por la acción
del Dios Yahveh. En los profetas preexílicos se habla en futuro del día de Yahveh, como en
los pasajes de Isaías (Is 2,12), Sofonías (So 1,7-8), Jeremías (Jer 46,10) y finalmente en
Abdías (Ab 1,15). Sin embargo se nota una ruptura en Ezequiel donde no solo se menciona
como un día futuro (Ez 7,7-19), sino también al juicio de Dios sobre Jerusalén en el pasado
(Ez 13,5; 34,12). En Joel vuelve a tomar el carácter futuro (Jo 1,15) y encontramos
referencia a este día en otros textos postexílicos (Zac14,1; Mal 3,19-23). De tal forma que
podemos deducir que para los profetas el día de Yahveh estaba “cercano” en un sentido
futuro, aunque hay testimonios que hablan de un día de Yahveh en el pasado de Israel, es
decir textos exílicos que miran al pasado.13
13
PREUSS, H., Teología del Antiguo Testamento, Desclée, Bilbao, 1999, paginas 458-459
9
En cualquier caso, se habla de una huida de los hombres, que dejarán a un lado las
imágenes de los dioses, carentes ya de valor. La historia de las formas y de las tradiciones,
nos han enseñado que conceptos de tal importancia raramente se presentan solos; por regla
general, está subordinado a ellos todo un ciclo de ideas, con un tópico muy determinado
que se repite, y cuya existencia hay que tener cuidadosamente en cuenta. La unidad total en
la que ha surgido el concepto, debe ser incluida con el círculo de ideas que la constituyen.
10
Aunque un poco acortado, Ez 30, 1-9, marcha paralelo a los vaticinios de Is 13 y 34,
de tal modo que cabe preguntarse si los tres textos no dependerán de un esquema profético
anterior.
Lo mismo se puede decir del gran poema de Ez 7. El hecho de que tampoco se
pronuncie aquí la expresión propiamente dicha: “día de Yahveh”, no tiene importancia si se
atiende a las repetidas llamadas; “cerca está el día” (v. 7), “¡ved el día!” (v. 10), “se ha
presentado el día” (v. 12). Casi en cada frase aparece claro que se trate del día de Yahveh.
También aquí solamente nos interesan las ideas básicas transcendentales: el fin se acerca, y
se acerca para toda la tierra, aunque de manera muy especial para Israel. A diferencia de los
ejemplos antes mencionados, la llamada con que se abre el poema, se desarrolla de un
modo desacostumbrado. Solamente en el v. 14 se hace la descripción de la batalla. El
enemigo debería alinearse para la defensa, “pero nadie va al combate” (v. 14); la espada y
el hambre se desencadenan. “Todos los brazos dormirán” (v. 17); los bienes de la ciudad
caerán en manos extrañas, y la ciudad será profanada. Con estas frases se alcanza más o
menos el fin que en los otros poemas se describía como una despoblación.
A ese grupo pertenece también Jer 46,3-12 con su descripción de “aquel día”, “el
día de la venganza” contra Egipto.
Se acerca un ejército tan poderoso que jamás se ha visto nada parecido “Ante él
temen los pueblos, todos los rostros palidecen” (v. 6). Ante él tiembla la tierra se atemoriza
el cielo. El sol y la luna se ensombrecen, y las estrellas pierden su claridad (v. 10). “El día
de Yahveh es grande y terrible, y ¿Quién podrá afrontarlo?” (v. 11). Desde aquí el poema
11
se transforma en una exhortación a la penitencia, y en la exigencia de unirse a un ayuno en
honor de Dios; ya que JI 2, 1-11, es solamente una parte de una gran composición litúrgica.
Por eso es más extraño lo poco que pudo influir la plaga de langosta en la descripción
habitual de la serie de acontecimientos. En efecto: la serie, temblor de tierra, eclipse, voz de
Yahveh, no tenía mucho de común con una plaga de langosta.
El primer resultado de esta mirada de conjunto es que ese día de Yahveh esperado
por los profetas constituye indudablemente un hecho bélico. El amplio uso de esa idea en
los profetas, hace suponer como ya hemos dicho que trata de un elemento escatológico de
la tradición firmemente establecido.
12
de Yahveh para una intervención bélica, acompañada de fenómenos milagrosos. Eso es
precisamente lo que ocurre. Con la vinculación, casi estereotipada, del día de Yahveh con
una intervención bélica, viene el recuerdo de la guerra santa y de las tradicionales
circunstancias que la acompañan, y bajo las cuales tiene lugar.
El temor de Dios juega en todo eso un papel especial: se trata de una confusión
producida por el pánico y el desfallecimiento de los enemigos, con lo que les falta, como si
estuvieran paralíticos, cualquier disposición para la guerra, matándose entre ellos mismos.
Después de todo no cabe ninguna duda de que en el fondo, tanto en las narraciones antiguas
de las teofanías guerreras ocurridas en el pasado, como en las descripciones proféticas del
día de Yahveh venidero, nos encontramos ante un mismo circulo de ideas. Sus elementos
individuales se repiten, rasgo a rasgo, en los vaticinios de los profetas. Recordemos una vez
más el fenómeno del pánico sagrado:
¿Qué veo? Están trastornados, ¡retroceden!
Sus héroes se dispersan, huyen aquí y allá...
No puede escaparse el veloz, ni salvarse el héroe (Jer 46, 5).
13
como un requisito fijo de la predicación profética; cosa que no sucedía antes, como hemos
podido ver. Bien se puede suponer que los contemporáneos de Amós esperasen esa venida
de Yahveh para la guerra y el triunfo. Amós permite suponer que ese día traerá una
oscuridad que habría de ser funesta para ellos mismos; pero es muy poco probable que
podamos suponer en los contemporáneos de Amós una “escatología popular” plenamente
configurada.
Hemos visto el contexto vital del término, y el círculo de ideas que esta expreso en
los profetas. Para terminar con el análisis, es interesante mencionar la idea de que en el día
de Yahvéh es Él mismo Dios que viene, interviene directamente, no será por medio de
hombres enviados, si no el mismo liderara este día. La comunidad judía postexílica espera
la venida de un profeta ideal que trascienda la figura y misión del resto de los profetas
precedentes, al referirnos a la venida de este profeta de los últimos tiempos podemos
comparar en Malaquías cuando habla del envío de Elías como precursor no del mesías, sino
de Yahvé:
«Yo os enviaré al profeta Elías antes de que llegue el día del Señor, grande y
terrible: reconciliará a padres con hijos, a hijos con padres, y así no vendré yo a exterminar
la tierra» (Mal 3,23-24). Texto que debe ser leído en relación con Mal 3,1: «Yo envío un
mensajero a prepararme el camino». La idea del retorno de Elías está presente también en
Eclo 48,10 y en no pocos textos de la tradición judía.
14
MYSTERIUM SALUTIS, TOMO V , Ediciones Cristiandad, Madrid, 1971 , pagina 677
14
La idea del profeta escatológico siguió viva en el judaísmo palestinense durante los
siglos I a. C. y I d. C. Así parece deducirse, entre otros testimonios de la época, de la
literatura de Qumrán15.
De estas ideas podríamos partir para relacionar el día de Yahveh con la venida de
Cristo a la tierra, pues encuentra su nexo a través de Juan el bautista, él Elías esperado, pero
esto es solo una mención de un hecho interesante, pues escapa al estudio que llevamos
sobre la materia de profetas.
Luego que Jerusalén han pasado por el día de la ira de Yahveh (Lam 1, 12), los
profetas se aplican cada vez más a restaurar la esperanza en el pueblo oprimido por la
naciones: el día alcanza a Babilonia (Is 13) a Edom (Is 34); en cuanto a Israel, que todavía
debe ser purificado (Mal 3, 2; Zac 1s), se trata de una protección asegurada (Zac 12, 1-4),
del don del Espíritu (Jl 3; Zac 12, 10), de un paraíso renovado (Jl 4, 18; Zac 14, 8). Israel
será vengado de sus enemigos (Jer 46, 10) habiendo sonado la hora de las naciones (Ez 30,
3s): tal es “el día de la venganza de Yahveh” (Is 34, 8).
La extensión del día a las naciones se completa con una ampliación en el templo. Ya
para Ezequiel el día marcaba un “fin” (Ez 7, 6s); con Daniel será “el fin del mundo” (Dan
9, 26; 11, 27; 12,13), “precedido por el tiempo del fin” (8,17; 11, 35.40; 12, 4.9). Las
imágenes de la guerra de Yahveh contra los enemigos de Israel (cf. Zac 14, 12-20) se
enriquecen con imágenes cósmicas que representan el combate original de Yahveh cuando
triunfó de las bestias y del caos. Sin embargo, se sigue en contacto con la historia: la
coalición organizada en los cuatro ángulos de la tierra contra Jerusalén (Zac 12, 3), será
15
TAMAYO ACOSTA, J. J., Para comprender La escatología cristiana, Editorial Verbo Divino, Pamplona, 1993,
paginas 75-76
15
desbaratada por Yahveh, que será reconocido como juez de toda la tierra (Sal 94,2; 96, 13);
la tierra entera será despoblada (Is 24,1), serán aniquilado los pueblos guiados por Gog (Ez
38), como los dioses que los inspiraban.
El día de Yahveh marcará de esta manera la victoria definitiva de Dios sobre sus
enemigos. El sentido escatológico del día de Yahveh en la voz de los profetas toma un
curso consolador, de esperanza, pero a la vez temible, describiendo a Dios como el
vengador, como el juez que hace justicia sobre los buenos y malos; a las naciones que
esclavizan a Israel tendrán su paga por manos de Yahveh e Israel será liberado de la
esclavitud. Con el lenguaje de los profetas, se puede deducir que el pueblo de Dios
esperaba, el día de Yahveh, que en la espera era una luz en el presente, en los momentos de
angustia y calamidad.
Pero, Lo que de entrada podría significar una expectativa de salvación para Israel,
la profecía del Antiguo Testamento lo enmarca con un significado contrario:
Un día de tinieblas y no de luz (Am 5,18-20), añadiéndole además al carácter nacional un
carácter cósmico (Is 2,12ss), que según Sofonías afectará a toda la tierra y a las naciones
(Sof 1,14-18) También según el profeta Joel,16 moviéndose ya en el terreno apocalíptico,
nos dice que el día de Yahveh cuenta con señales que lo anuncian y que afecta tanto a la
naturaleza como a la historia, a Israel y a las naciones (Jo 1,15; 2,1-11). Se pueden destacar
algunos otros aspectos particulares como la oscuridad en Amós, la superioridad de Yahveh
sobre toda arrogancia y orgullo en Isaías, la intervención que produce pánico a los
enemigos (Zac14,13), y la actividad jurídica de Dios contra Israel pero también contra las
naciones.
Esta manifestación divina es algo personal, Yahveh interviene directamente y no solo las
fuerzas cósmicas. Yahveh se presenta en el drama y Él mismo hace tronar los cielos,
temblar la tierra y enviar granizo desolador. “El día de Yahveh era un día trascendental, y
estas son las clases de sucesos que característicamente acompañan a los días
trascendentales”.17
Amós (5, 18-20) presenta el día de Yahveh como un día de juicio y de castigo, pero
con está manera de expresarse, el profeta hace un llamado a la vida moral recta, para que
así, haya salvación para el pueblo de Israel el día de Yahveh.
“Conociendo la historia de Israel podemos pensar que no llegó a la idea de Dios a
través de reflexiones filosóficas, sino a través de una experiencia vivida, es Dios quien le
salva de la esclavitud de Egipto, es Dios quien le promete la tierra en heredad, todo esto,
pero sobre todo, será la experiencia del destierro en Babilonia la que marcará el deseo del
16
COLLADO BARTOMEU, V., Escatologías de los profetas, San Jerónimo, Valencia, 1972, página 95
17WALTON, J., MATTHEWS, V. y CHAVALAS, M. Comentario del contexto cultural de la Biblia, El Paso, Mundo
Hispano, 2000, página 867
16
día de Yahveh, como el día en que sea liberado. Pero será sobre todo en la experiencia del
exilio donde el día de Yahveh tendrá un sentido de esperanza, de liberación; los profetas
hablarán del día en que Dios se manifestará y su presencia será duradera, para siempre”.
18
SAYES, J. A, Escatología. Ediciones, Palabra. Madrid 2006.
17
Conclusión
AMSLER, S., Los últimos profetas, Editorial Verbo Divino, Pamplona, 1996.
COLLADO BARTOMEU, V., Escatologías de los profetas, San Jerónimo, Valencia, 1972
EICHRODT W., Teología Del Antiguo Testamento, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1975.
LASOR, W., HUBBARD D. y BUSH, F., Panorama del Antiguo Testamento, Gran Rapids,
Nueva creación, 1995.
VON RAD, G., Teología del Antiguo Testamento vol. II, Ediciones Sígueme, Salamanca,
2000.