Cátedra: Oller
Teórico: N° 1 (Martes 20 y viernes 23 de marzo)
Tema: Argumentación. Dimensiones retórica, dialéctica y lógica. Teoría de la
argumentación y lógica. Argumentos y pretensión de fundamentación. Argumentos
deductivos y no deductivos.
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Estudiante: Una pregunta, quizás no tenga nada que ver ¿Por qué si a partir
de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX la lógica se
independiza porque llama Hegel a su texto Ciencia de la lógica?
1
Ver Hegel, G.H. F. (1999), Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas, Madrid: Alianza Editorial, §19.
Veamos la cuestión de la caracterización de la noción de argumento. Ahora
bien, uno puede definir ―argumento‖ de distintas maneras. La primera
actividad va a consistir en comparar la caracterización de argumento que
aparece en el capítulo primero, la Introducción del libro de GAMUT, con la
que vamos a ver en las clases teóricas y otras. ¿Qué noción de argumento
vamos a pretender caracterizar? No la noción técnica de la lógica
matemática sino la noción más corriente de argumento que tiene que ver con
los argumentos que encontramos con textos filosóficos, textos políticos, etc.
Cuando ustedes leen textos, en general, son capaces de identificar en esos
textos los párrafos argumentativos. ¿Cuáles son los argumentos de Platón en
el Menón para fundamentar la posición según la cual la virtud no es
enseñable? Se supone que ustedes son capaces de leer ese texto e identificar
esos argumentos. ¿Cómo son capaces de hacer esto?
Tenemos una serie de indicios lingüísticos que nos indican que quien
produjo ese texto tiene una intención argumentativa. Y esos indicios son
determinadas expresiones como ―por lo tanto‖, ―dado que‖, etcétera. ¿Cuál
es la finalidad de este acto lingüístico de argumentación? ¿Qué es lo que
quien produce un argumento pretende? En general, uno diría que quien
argumenta tiene una intención de persuadir, de convencer, a los demás o a
sí mismo de una determinada posición o tesis. Típicamente, uno argumenta
con esta intención de persuadir a una audiencia, que puede estar constituida
por uno mismo. Ahora bien ¿qué diferencia la argumentación de otras
formas de persuasión? La argumentación es un acto de habla que tiene como
finalidad convencer, persuadir, pero persuadir de una manera especial,
dando razones a favor o en contra de una posición o tesis que se expresa de
manera lingüística a través de oraciones.
Estudiante: ¿En qué sentido se tienen en cuenta las intenciones del hablante?
Profesor: Podemos inferirlo así también, hay casos en que no aparecen estas
partículas en el texto mismo pero sí hay indicaciones contextuales que nos
llevan a concluir que ahí hay un argumento.
Estamos dando una definición sencilla pero que permite dar cuenta de este
fenómeno, que cuando nosotros leemos un texto podemos, habitualmente,
identificar en ese texto los pasajes argumentativos. Y la pregunta es ¿Cómo
lo hacemos? ¿Cómo vemos que en un texto de Platón hay un argumento en
un determinado pasaje si no es posible consultar a Platón ni nos podemos
conectar psíquicamente con Platón? Una respuesta tentativa está dada por
esta caracterización de argumentación.
Profesor: Hay varios tipos de éxito que uno puede llegar a alcanzar, porque
hay distintas maneras en las que uno puede evaluar un argumento. Una
manera de evaluarlo es evaluarlo retóricamente, es decir, preguntarse:
¿convence o no convence el argumento? Por supuesto, el éxito retórico es
relativo a la audiencia a la cual está dirigido. Entonces, si convence a la
audiencia a la cual está dirigido, uno puede decir que es un buen argumento
desde el punto de vista retórico.
Otra dimensión de la argumentación es la dimensión lógica, que es posible
independizar de la dimensión retórica. En el estudio de la dimensión lógica
de la argumentación nos preocupa encontrar criterios para evaluar los
argumentos como productos de la argumentación, independientemente de la
audiencia a la cual están dirigidos y de si tienen el efecto retórico deseado o
no.
2
Ver, por ejemplo, J. Habermas (1999) Teoría de la acción comunicativa, I, Madrid: Taurus,
pp. 46-47. También, Tindale, Ch. W. (1999) Acts of Arguing: A Rhetorical Model of Argument.
Albany: State University of New York Press, Introduction.
3
Ver, por ejemplo, van Eemeren, F. H. & Grootendorst, R. (2011) Una teoría sistemática de la
argumentación. La perspectiva pragmadialéctica, Buenos Aires: Biblos.
4
Ver Perelman, C., y Olbrechts-Tyteca, L.(1989) Tratado de la argumentación. La nueva
retórica. Madrid: Gredos.
ejemplo, es deductivamente inválido, aunque pretenda dar una
fundamentación deductiva a su conclusión—.
.
Estudiante: ¿La dialéctica tiene un rol mediador, tratar de resolver una
diferencia de opiniones?
Actividad 1
Compare las siguientes definiciones de “argumento”:
Gamut, L.T.F (2009) Lógica, lenguaje y significado: Introducción a la lógica. Buenos Aires:
Eudeba, p. 1.
van Eemeren, F. H., Grootendorst, R., y Snoeck Henkemans, F. (2006) Argumentación: análisis,
evaluación, presentación. Buenos Aires: Biblos, pp. 17-18.
Por otra parte hay pretensiones de fundamentación más débiles que lo único
que intentan afirmar es que la aceptación de las premisas otorga cierta
plausibilidad o probabilidad a la conclusión. Es decir que la verdad de las
premisas otorga cierto apoyo a la verdad de la conclusión. Pero no se
pretende que uno no pueda aceptar las premisas sin aceptar la conclusión,
simplemente pretenden otorgar algún tipo de apoyo a la conclusión
basándose en las premisas. Ese segundo tipo de pretensión, que vamos a
llamar ―no deductiva‖, es la que caracteriza los argumentos no deductivos.
Los argumentos no deductivos son aquellos que presentan una pretensión de
fundamentación no deductiva.
Como suele suceder con las pretensiones, algunas pretensiones son exitosas
y otras son fallidas. Por ejemplo, Fermat en el siglo XVII propone un
problema que se llama el último teorema de Fermat. El enunciado del
problema —la ecuación xn + yn = zn no tiene soluciones enteras para n > 2 y
x, y, z distintos de cero— parece muy sencillo, pero encontrar una
demostración del teorema llevó siglos y recién se demostró en el siglo XX 5.
Y antes de llegar a la demostración correcta hubo propuestas de
demostración en revistas matemáticas que eran fallidas, tenían errores.
Ahora bien, ¿uno qué diría en este caso? ¿Diría que el que mandó a
publicación la demostración de ese teorema quería formular un argumento
no deductivo? No, quería formular un argumento deductivo, concluyente,
pero sin embargo se equivocó. De manera que esa demostración era un
intento de argumento deductivo que resultó fallido. Es decir, en este caso, en
el caso de las demostraciones fallidas del último teorema de Fermat,
diríamos que la pretensión de fundamentación que aparece en esas
demostraciones es deductiva, pero son pretensiones fallidas. Cuando
tenemos una pretensión fallida de fundamentación deductiva decimos que el
argumento que manifiesta esa pretensión es un argumento deductivo
inválido.
5
Ver, por ejemplo, http://vimeo.com/27711778
Porque el argumento deductivo, según la caracterización semántica habitual,
es un argumento en el que, necesariamente, si las premisas son verdaderas,
la conclusión es verdadera. Ahora bien, si necesariamente, si las premisas
son verdaderas, entonces la conclusión es verdadera, entonces no se puede
dar el caso de argumento deductivo inválido, de un mal argumento
deductivo que no cumpla con su objetivo de transmitir necesariamente la
verdad de las premisas a la conclusión. De acuerdo a esta definición, todo
argumento deductivo es un buen argumento, es un argumento válido. Solo
podemos hablar de argumento deductivo inválido sin cometer un error que
se llama contradictio in adiectio si introducimos las pretensiones del
hablante. Este defecto que llamamos contradictio in adiectio, que quiere
decir contradicción en el adjetivo, consiste en atribuir a un ente, o a un
concepto, una propiedad que es incompatible con él. Es decir, decir de un
argumento deductivo que es inválido resulta una contradictio in adiectio, si
uno no introduce en la caracterización de argumento y de argumento
deductivo las pretensiones del hablante. Porque no podría darse el caso de
que un argumento deductivo, definido de la manera semántica que vimos –
necesariamente si todas las premisas son verdaderas, entonces la conclusión
es verdadera— fuese inválido.
Profesor: Hay por lo menos dos tipos de críticas —hay más de dos— que
uno puede hacer en referencia a un argumento. Un primer tipo de crítica
consiste en negar la verdad o la aceptabilidad de las premisas y un segundo
tipo de crítica cuestiona la calidad del nexo inferencial entre premisas y
conclusión. Son dos tipos de críticas diferentes. En efecto, uno puede tener
un argumento deductivo válido aunque tenga premisas falsas. Por ejemplo,
si yo digo ―Hoy es viernes y estamos en Chipre‖, aunque la premisa es falsa,
se infiere válidamente ―Estamos en Chipre‖. Otro ejemplo, de ―Hoy es lunes
y estamos en Chipre‖ se infiere válidamente ―Hoy es lunes‖. Entonces en lo
que respecta a la calidad inferencia, decimos que la calidad inferencial de
esos argumentos es buena, pero que su premisa es falsa en ambos casos. En
un caso, usando el mismo esquema inferencial, inferimos una proposición
falsa ―Estamos en Chipre‖ y en el otro caso una proposición verdadera ―Hoy
es lunes‖.
Estudiante: En el caso de los argumentos que tienen una única premisa ¿es
verdad que no se puede extraer una proposición que no esté expresada en
esas premisas? Por ejemplo cuando usted decía ―Hoy es lunes y estamos en
Chipre‖, no se puede concluir más que lo que estrictamente está en esas
premisas.
6
Thomson, J. J. (1971). A defense of abortion. Philosophy and Public Affairs. 1 (1):47-66. Traducción
castellana en A.A.V.V. (1983) Debate sobre el aborto. Cinco ensayos de filosofía moral. Madrid:
Cátedra.
audiencia. Naturalmente si uno tiene una audiencia de anti-abortistas y ya
desde el primer momento dice ―yo no creo que el feto sea un ser humano
desde el momento de la concepción y voy a basar mi argumentación en
esto‖, la audiencia va a ser difícil de convencer. El argumento de Thomson
no parte de este supuesto, no parte del supuesto de que el feto no es un ser
humano desde el momento de la concepción. Y, por lo tanto, es más
probable que una audiencia que en este momento tiene una posición anti
abortista escuche con interés y esté más dispuesta a dejarse convencer que si
uno parte de un enfrentamiento directo.
Entonces, las dos situaciones eran similares en los dos aspectos moralmente
relevantes mencionados. En las dos situaciones se hace depender la vida de
una persona de otra persona y esta dependencia vital se crea sin el
consentimiento de la persona de la cual se hace depender esa vida y
mediante el uso de violencia. Si estos fueran los dos únicos aspectos
moralmente relevantes a tener en cuenta, entonces si uno contesta que sí a
una pregunta, tiene que contestar que sí a la otra. Este es un argumento no
deductivo por analogía o similitud que no pretende ser concluyente. De
manera que lo que se pretende es que las premisas otorguen cierto tipo de
apoyo a la conclusión. Pero nuevas consideraciones pueden llevar a hacer
caer la conclusión. Supongamos que yo acepto que estos dos factores son
moralmente relevantes para la conclusión: esa relación de dependencia vital
se ha creado mediante el uso de violencia y sin el consentimiento de la
persona de la cual se hace depender la vida de la otra. Pero considero que
esas no son las únicas consideraciones moralmente relevantes en el segundo
caso, en el caso del aborto. Esta es una crítica que se ha hecho al argumento
de Thomson: hay una consideración moral que no se ha tenido en cuenta en
la cual difieren una situación y la otra situación y hace que en la primera
situación –la situación del violinista secuestrado—sea razonable contestar
que no es moralmente obligatorio permanecer conectado y que en la
segunda tenga uno razones para contestar que es obligatorio permanecer
conectado. ¿Cuál es esta característica moral que en la cual difieren el caso
del violinista y el caso de la mujer violada? Es que el primer caso, el caso
del violinista, el desconectarlo del secuestrado, es un caso de dejar morir. El
violinista ya se estaba muriendo de cualquier modo. Puede ser que ocurra un
milagro y no se muera. En el segundo caso, en el caso de la mujer violada, el
abortar es un caso de matar activamente a través de un tercero –el médico, la
enfermera– o uno mismo. De acuerdo a quienes –como Philippa Foot7—
argumentan de este modo, matar o dejar morir no son moralmente
equivalentes. De manera que aunque en el primer caso, en el caso del
secuestrado y el violinista, uno conteste que no tiene la obligación moral de
permanecer conectado, en el segundo caso sí tiene la obligación de seguir
sosteniendo la vida del feto. Porque la desconexión sería un caso de matar
activamente mientras que en el primer caso sería un caso de dejar morir.
7
Philippa Foot (1984) "Killing and Letting Die," en Joy L. Garfield & Patricia Hennessy, Abortion:
Moral and Legal Perspectives. Amherst: The University of Massachusetts Press, pp. 177-185.
8
Michael Tooley (1972) "Abortion and Infanticide," Philosophy and Public Affairs, 2. Traducción
castellana en A.A.V.V. (1983) Debate sobre el aborto. Cinco ensayos de filosofía moral. Madrid:
Cátedra.
en ciertos casos es un argumento no deductivo: la aceptación de las premisas
no nos obliga a la aceptación de la conclusión porque es posible que las
premisas sean verdaderas y, sin embargo, la conclusión sea falsa. Uno puede
aceptar que las dos situaciones planteadas en el argumento de Thomson son
moralmente similares en esos dos aspectos a los cuales nos referimos y que
sin embargo la conclusión no se sigue en el segundo caso porque hay un
aspecto moralmente relevante que no ha sido tenido en cuenta y que, si se
tiene en cuenta, hace caer la conclusión que el aborto es moralmente
permisible en el caso de una violación. Ese aspecto moralmente relevante es
que en un caso tenemos una instancia de matar activamente y en el otro caso
una instancia de dejar morir. Y, según quienes critican a Thomson de este
modo, matar activamente no es moralmente equivalente a dejar morir.
https://uba.academia.edu/CarlosOller