Finalmente, lo que sucedió con Semmelweis fue que su salud mental se agravó, es
enviado a Viena en 1865 donde muere de septicemia, como sus pacientes y como su amigo,
a causa de una minúscula herida en un dedo, causada en la autopsia que le hacía a un recién
nacido días antes. El día anterior a su muerte el cirujano inglés Joseph Lister emplea por
primera vez el tratamiento antiséptico en las heridas con excelentes resultados.
Sólo cuando las "sustancias pútridas" de Semmelweis se convierten en los microbios
patógenos de Pasteur y Koch, se reconocería la obra del médico húngaro, hoy considerado
como Protector de la Maternidad, Benefactor de la Humanidad y Precursor de la Mentalidad
Etiopatológica por su descubrimiento. Veinte años después de la muerte de Semmelweis, le
levantan una estatua en reconocimiento a su labor, a su tenacidad y a su contribución a la
Humanidad, en su natal Budapest.
(Extraído de: Filosofía de las ciencias naturales. Carl G. Hempel. Alianza Editorial, 1985)