by Teresa
¿Te has parado a pensar alguna vez como reaccionas cuando interactúas por
primera vez con una persona? , ¿Por qué a primera vista te desagrada esa
persona o te cae bien? ¿Te sientes sorprendido?, ¿Tal vez incómodo?,
¿Responderás a esa persona o pasará desapercibida para ti? ¿Sabes que todas
estas respuestas las puedes obtener en solo unos pocos segundos?
7. Buscamos los elementos invariantes de los estímulos que percibimos, ya que no nos
resultan de interés los aspectos de la conducta que nos parezcan superficiales o
inestables.
8. Los estímulos que percibimos pasan al interior de nuestra mente a través de un tamiz.
Allí los interpretamos, y a partir de esta interpretación que hagamos, le otorgamos un
significado. Si vemos a una persona que ayuda a un anciano a cruzar la calle, esa
percepción la almacenamos en la memoria junto con la interpretación de que dicha
persona es amable y ayuda a los demás.
3. Combinamos todos estos elementos ya que en cada impresión, aunque todos los
rasgos se relacionan entre sí, hay unos que tienen un mayor impacto sobre los demás,
sirviendo como elementos aglutinadores de la impresión.
4. Producimos una imagen global de la persona. Cuando percibimos a los demás, nos
formamos impresiones globales y unitarias de cada persona. Sin embargo, la información
que recibimos está fragmentada en pequeñas piezas informativas, de muy diversa índole.
5. Si hay elementos que a nuestro juicio son contradictorios, o son incoherentes entre
sí, resolveremos las contradicciones. Cuando recibimos información inconsistente
podemos hacer dos cosas. En primer lugar, se puede cambiar el significado de las
características. En segundo lugar puede inferir nuevos rasgos que permitan reducir las
contradicciones. Si sabemos de otra persona que es inteligente, afectuosa y mentirosa
quizá deduzcamos que es político o diplomático. Con ambos mecanismos el resultado es
el mismo. La impresión resultante es única y coherente.
Efecto primacía:
Efecto Recencia:
1· Aparece cuando la información reciente es más fácil de recordar o más viva que la
primera información.
1· Las personas prestamos menor atención a los últimos elementos informativos por
cansancio o bien porque los consideramos menos creíbles o importantes, pensando quizá
que, precisamente porque son menos importantes, por eso han sido colocados en último
lugar.
1· Se ha sugerido una motivación egoísta por parte del perceptor, pues una persona
que posea rasgos negativos supone un mayor grado de amenaza.
1· La información negativa tiene un mayor valor informativo, dando por supuesto que
la mayoría de las personas nos esforzamos por suministrar una imagen positiva de
nosotros mismos, resulta evidente que la información positiva que suministramos dice
poco acerca de nosotros como individuos únicos y peculiares.
1· Dado que las evaluaciones negativas son menos habituales, su impacto sobre las
impresiones es mayor
2. Intimidación: con esta estrategia, las personas intentan mostrar el poder que ejercen
sobre la otra persona, amenazando o creando temor. Esta táctica suele darse en
relaciones que no son voluntarias, ya que en una relación voluntaria la probabilidad de que
el otro abandone la relación es grande. Con frecuencia el perceptor se conforma a los
deseos de la persona percibida con el fin de evitar las consecuencias negativas, o los
disturbios emocionales de su desacuerdo.
Sería incorrecto pensar que estos esfuerzos de los individuos por presentar unas
imágenes determinadas de sí mismos son esfuerzos por presentar una imagen “falsa”, que
no se corresponde con su Yo más profundo y auténtico. Elegir qué aspecto de nuestra
identidad presentamos en una situación determinada puede llevarnos a elegir entre
diversos aspectos de nuestra identidad igualmente verdaderos. En primer lugar porque
estamos limitados por nuestra propia realidad y no todo lo que queremos podemos
conseguirlo: quien no es inteligente puede intentar parecerlo pero lo logrará sólo
relativamente. En segundo lugar, porque a veces nosotros, nuestro yo, se va convirtiendo
en aquello que aparentamos especialmente cuando nuestra apariencia recibe la
aprobación de quienes nos rodean.
Apariencia física: lo que percibimos inicialmente en otra persona la mayoría de las veces
es su aspecto físico (que incluye no sólo características anatómicas, sino también
vestimenta, forma de moverse). Esta información es crucial para que nos hagamos una
idea de su estado de ánimo en ese momento (reconocimiento de emociones), para que
sepamos a qué categorías sociales pertenece, e incluso para que nos hagamos una idea
de qué rasgos de personalidad le caracterizan
La conducta: lo que la otra persona hace es también unas de las fuentes de información
cruciales. Sin embargo, es cierto, al mismo tiempo que la conducta no es un indicador muy
fiable de los estados internos, pensamientos y sentimientos de la persona percibida.
Información sobre relaciones (roles, redes sociales, como por ejemplo, cuando sabemos
que alguien es padre)
Metas y objetivos que persigue (es una persona que busca el poder) y sobre contextos
.La importancia de cada uno de estos diferentes tipos de contenidos depende en gran
medida del contexto, de los objetivos del perceptor, así como de la propia característica.
Una característica muy extrema (por ejemplo, una chica muy maquillada) puede tener un
papel primordial en la organización de toda la información subsiguiente.
Referencias Bibliográficas: