En este trabajo analizamos los paradigmas que caracterizan a la nueva era en cuestión:
las regiones, los sistemas y los esquemas de poder. Solo comprendiendo tales
paradigmas seremos capaces de definir las estrategias y las estructuras que permitan a la
región construir un entorno favorable para la innovación.
Albert Einstein
En la sociedad existen distintos actores, además del estado y las empresas, que son los
dinamizadores de la creación y de la absorción de conocimiento por la sociedad en su
conjunto y que incorporan innovación en su gestión, sus procesos y productos. Ejemplos
de ello son las ONG, las instituciones de investigación privadas, los grupos de
emprendimientos de base social, entre otros. Los denominaremos Os.
La capacidad de cambio tecnológico de un país y la eficiencia para competir a nivel
mundial en productos y servicios no dependen simplemente de la capacidad en I+D que
dicho país tenga. Depende de la existencia de una cultura de la innovación en su
población, en particular en los niveles de discusión y de la forma en la cual los recursos
disponibles son manejados y organizados, tanto en los niveles estatales, como en las
empresas y OSs. La conformación de sistemas de innovación puede permitir a un grupo
social con recursos limitados hacer rápidos progresos a través de una apropiada
combinación de tecnología nacional e importada con generación, adaptaciones y mejoras
locales.
Esencialmente la idea de sistema de innovación (SI) considera que la capacidad que debe
desarrollar la sociedad toda para apropiarse del conocimiento es más que una simple
suma de las actividades de los diferentes sectores, corresponde al resultado de la sinergia
que proviene de las interacciones de los diferentes actores.
Los diversos organismos estatales, las empresas y las OSs son parte de una red de
instituciones públicas y privadas cuyas actividades e interacciones inician, seleccionan,
importan, modifican y difunden nuevos conocimientos
Los esfuerzos regionales para estimular dichas interacciones son los mayores
determinantes del éxito económico y la performance social.
Por lo tanto el análisis de los diferentes clusters fuertemente afectados por el "efecto de
localización" permite definir cuáles son los canales ya establecidos a través de los que se
produce el flujo de conocimiento y de fondos.
Cada vez que a escala nacional se define un programa de acción debería considerarse
que la sola definición del concepto de “distancia” es diferente si pensamos en las
cercanías de la zona de Rafaela en Santa Fe, o en la región del Noroeste Argentino,
comparadas con la definición de este concepto en la región del gran Buenos Aires o la
Patagónica.
Trabajar sobre las fortalezas regionales quiere decir CONOCER lo que EXISTE, valorar lo
local, identificar las carencias y potenciar programas y proyectos que nazcan desde el
reconocimiento de tales características especificas.
Valga como ejemplo observar que han demostrado ser igualmente exitosos en la
promoción del desarrollo de las regiones los clusters orientados al sector agro-alimenticio
(Noruega), al sector forestal (Finlandia) que los vinculados a la madura industria
automotriz alemana o a los últimos avances tecnológicos implementados en tecnologías
de información y telecomunicaciones en Irlanda [Benneworth et al, 2001 ].
Planificación descentralizada
Definición de políticas regionales y provinciales
Capacidad para distribuir el conocimiento
Injerencia regional en el “Poder del Conocimiento” a través de la distribución del flujo de
fondos
Considerar los efectos de localización, sus demandas y pautas culturales, tanto positivos
como negativos en la definición de los instrumentos de promoción
Jerarquizar las estructuras regionales de decisión
El enfoque que se propone discutir es mucho más a la medida y de abajo a arriba, y se
basa en las peculiaridades de las distintas regiones y en la premisa de que la singularidad
y la diversidad pueden ser ventajas explotables.
El trabajar sobre la base de un modelo sistémico de ninguna forma quiere decir que el
sistema exista en su mayor plenitud y que todos los actores nacionales, regionales o
locales con “vocación y esfuerzo” trabajen para lograr la sinergia del trabajo en conjunto.
Es necesario comenzar reconociendo la dificultad y entendiendo que los comportamientos
sistémicos no existen o su existencia es defectuosa en nuestro país. Si bien existen cada
uno de los actores del sistema los mismos no se comportan, en la mayoría de los casos
como un SISTEMA.
Por lo tanto los determinantes del éxito de las empresas y de las economías como un todo
se tornan cada vez más dependientes de la efectividad que tienen estas instituciones de
utilizar y orientar el conocimiento y de abrirle las puertas hacia el sector privado, publico y
académico. Es necesario por lo tanto analizar estos conceptos aplicados a nuestra
realidad y observar que aun debemos trabajar para hacer de estos comportamientos la
normalidad. Lamentablemente hoy en Argentina los pactos sociales implican
concertaciones y los programas acordados son el resultado de lo “mejor que puedo
sacarle al otro”.
Este último modelo esta lejos de considerar la fortaleza del conjunto e implica que los
lazos de unión a través de los cuales deberían fluir el conocimiento, los fondos y los
recursos en general están defectuosos o no funcionan y esta realidad es de las
provincias, es de cada zona, es de cada municipio y por lo tanto es del PAIS TODO, sea
éste definido políticamente como central o federal.
En los años 90 cuando se comienza aplicar la ley de Innovación tecnológica, y aun desde
los primeros escritos de Jorge Sabato, se consideraba que las dificultades en la
transferencia de tecnología, principalmente en aquellos años pensada como procesos
lineales, se debían a la diferencia de lenguajes entre el mundo de la ciencia y la técnica y
el mundo empresario. En trabajos más recientes se especifica esta problemática como la
necesidad de traductores [Yogel et al, 2001: 5].
En relación con el ítem de la identidad de los actores: existen diversas instituciones que
trabajan temáticas afines pero que no encuentran la forma de coordinar sus acciones,
básicamente se presentan reacciones basadas en las inseguridades y miedos propias de
la falta de rumbo, de la falta de acuerdos. Estas dificultades en la mayoría de los casos
surgen por que cada uno no define efectivamente quien “es” y cuales son sus límites.
Frente al miedo de quedarse sin poder o frente a la voluntariosa y salvadora capacidad de
hacer de todo no somos capaces de poner límites a nuestras identidades y nuestros
alcances.
Esencialmente se copian roles y objetivos, que pueden haber sido exitosos en otros
lugares, para otras instituciones o para otras realidades pero que no coinciden con las
realidades locales. Como consecuencia de esto muchos de los actores parecen tener un
comportamiento autista en relación con las ofertas y demandas del medio en el que se
mueven.
En la mayoría de los casos las problemáticas surgen por la no toma de conciencia que es
posible, sin ofender a nadie, escribir acuerdos de cooperación y contratos de trabajo que
garanticen y regulen el normal funcionamiento de las relaciones y las tareas. Estos
acuerdos nos obligarían a definir nuestros alcances, nuestros objetivos y el
reconocimiento de entidades que no son “yo” y que, independientemente de su utilidad o
jerarquización relativa a mi, existen y puede complementarme.
En muchos casos las relaciones entre los actores de las redes se manejan como si se
trataran de empresas familiares, con todas las bondades pero muy especialmente con la
falta clara de límites que caracteriza a este tipo de emprendimientos
Estos comportamientos conducen a que ante cada dificultad se recreen las estructuras, se
establezcan nuevas reglas, se recreen nombres, funciones y se redirijan los recursos, la
mayoría de las veces en base a modelos externos no adaptados a las demandas locales
efectivas y sin analizar el contexto en que fueron desarrollados.
Un punto muy importante y de alto impacto en el gasto de los recursos es que cada
“nueva” acción se reinicia planteando la necesidad de “diagnosticar el problema”. Rara
vez en este re-re-diagnóstico se recurre al análisis previo que condujo a las gestiones
anteriores a tomar tal o cual decisión.
La pregunta a resolver es “por qué el casette es expulsado” vez tras vez. Qué tipos de
acuerdos hay que establecer socialmente para que se logre que la melodía sea
escuchada hasta el final?
Por lo expuesto se deduce entonces que hace falta analizar a los actores, muy
especialmente hace falta entender quienes son cada uno de ellos, quienes creen ser y
bajo que intereses actúan. Para trabajar con modelos de interacción y de redes hay que
entender que hay principios básicos sin los cuales el avance será solo parcial y no se
mantendrá en el tiempo.
Tema uno: cada uno debe saber quien es, cuales son sus posibilidades, que esta
dispuesto a compartir y que espera de la interacción con el otro.
Tema dos: todos deben reconocer que “no son el ombligo del mundo”. Si todos fueran el
ombligo el cuerpo no tendría ojos, o pies o cabeza. Deben reconocer además que están
insertos en un contexto social, con el cuál tienen responsabilidades inalienables
Tema tres: existen distintas funciones en cada integrante del sistema, existen funciones
compartidas y existen funciones a compartir.
Tema cuatro: el consenso de ninguna forma se logra si sólo se busca a través de este
medio fortalecer posiciones personalistas o intereses particulares. Parece lograrse a
veces, pero hacen fracasar el futuro de los sistemas y en el largo plazo también los
objetivos particulares.
Tema cinco: las relaciones se establecen en función: de las “buenas ondas”, del interés
por trabajar por el bien común, de los lazos informales entre los actores y con la
comunidad que los sustenta, pero siempre se establecen prioritariamente porque existen
intereses de cada uno de los sectores que se suponen serán satisfechos a partir de la
interacción con el otro.
Tema seis: para que la sinergia del trabajo en conjunto sea real debe trabajarse sobre la
base del consenso y NO DE LA CONCERTACIÓN. La principal diferencia es que en una
concertación cada uno navega en su barco y trata de llevar la mayor cantidad de agua
para su sector. El rumbo es definido por cada embarcación y no se “siente la necesidad
del otro”. El trabajo sistémico implica que todos están en un mismo barco, el rumbo ha
sido definido por consenso y en esa nave cada uno realiza las tareas para las que es “el
especialista” por vocación o por elección.
Es imprescindible que en vez de mirarnos el ombligo logremos conectar los logros y muy
especialmente las funciones que cada uno sabe hacer y apoyarnos en la gestación y
fortalecimiento con los otros actores imprescindibles que deberían tomar la posta para
darle continuidad al trabajo.
Modelo posible “los foros sectoriales” definidos en función de los cluster identificados
regionalmente. Este esquema se implementó en el área de innovación de la Provincia de
Río Negro en el momento de definir prioridades en Ciencia y Técnica y en los momentos
de promoción y difusión de proyectos conjuntos.
Un ejercicio del poder no sólo vinculado a las primeras líneas de las decisiones sino a
todos los pequeños poderes implícitos en cada relación de vinculación de los unos en
interacción con los otros.
Hay un concepto vinculado al poder que no logra destruirse y es el poder como capacidad
de dominación. La necesidad de SENTIR la DOMINACIÓN del otro aunque sea mísera y
diminuta en vez de sentir la capacidad de PODER asociado a los inmensamente mayores
logros colectivos. La principal característica es que uno de los conceptos implican “logros
exclusivamente personales” sean grandes o pequeños mientras que los otros son
resultados claramente compartidos.
Hay que cambiar el concepto de PODER, no somos mas poderosos cuando hacemos
todo nosotros, el mayor beneficio no se logra cuando mi institución tiene toda “la manija”.
La novedad que queda cada vez más a la luz al avanzar en el mundo los nuevos
paradigmas de la sociedad del conocimiento, es que el éxito se logra en un proceso
sistémico de aportes colectivos. La humanidad logra conocer en base al imprescindible
aporte de las millones de neuronas de todos los hombres desde las cavernas hasta hoy.
La capacidad de distribución del conocimiento, de los recursos y del flujo del fondos será
uno de los determinantes de crecimiento y la competitividad, y caracterizará el esquema
de “poder” que sustenta al sistema.
Entre los peligros que hay que evitar al encarar estos modelos esta el no diluir los
objetivos institucionales para hacer lo que debería hacerse desde otros sectores ya sea
orientado a las asistencias sociales o financiamientos que deberían ser atendidos por
otros organismos.
Normalmente esto se hace por la mas inocente necesidad de que las cosas funcionen o
por el deseo de “COPAR LA TOTALIDAD DEL PODER” y no se descubre que ambos
comportamientos no perduran en el tiempo. El uno porque promueve comportamientos
voluntaristas que se aíslan y pierden continuidad al depender de la fuerza del carisma, y
el segundo porque justamente cuando se entiende el poder como dominar la totalidad
sólo se obtiene la minúscula porción de poder vinculada a la capacidad o incapacidad
individual.
El supuesto es que “las instituciones existen y las leyes también, hay que ser capaz de
VER, RESPETAR, RECONOCER Y NECESITAR al OTRO. Partiendo de ese
reconocimiento de la necesidad de la interacción social surge como consecuencia
inmediata, con una inmediatez establecida por las construcciones sociales desde hace
mas de 3000 años, las obligaciones y los derechos de cada uno. Las reglas establecidas
y la necesidad de su cumplimiento.
Suena realmente utópico este final por que en realidad apunta a proponer que la mejor
ventaja competitiva y oportunidad que tiene nuestra región para retomar el desarrollo
económico es el reconocimiento colectivo, es reconocer que “ninguno de nosotros es tan
inteligente como todos nosotros” y actuar en consecuencia.