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Los paradigmas de la Era del conocimiento:


“Los sistemas, las regiones y los esquemas de poder”
M. L. Martiarena

Investigadora Adjunta Conicet


mluz@cab.cnea.gov.ar
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Resumen

La apropiación del saber por parte de la sociedad y la eficiencia innovadora de un país


depende de cuán intensas y extensas son las relaciones entre los sectores, elementos
todos ellos de un sistema colectivo de creación y uso de conocimientos.

Dada la importancia del análisis de los sistemas de innovación en el desarrollo de


ventajas competitivas y oportunidades es necesario analizar diferentes aspectos para
establecer las áreas claves y los desafíos de políticas. En primer lugar es necesario
entender que el mundo todo ha comenzado a vivir una nueva era: “la del conocimiento”.

En este trabajo analizamos los paradigmas que caracterizan a la nueva era en cuestión:
las regiones, los sistemas y los esquemas de poder. Solo comprendiendo tales
paradigmas seremos capaces de definir las estrategias y las estructuras que permitan a la
región construir un entorno favorable para la innovación.

...”es de gran importancia que al común de la gente le sea dada la oportunidad de


experimentar consciente e inteligentemente los esfuerzos y resultados de la investigación
científica. No es suficiente que cada resultado sea obtenido y aplicado por especialistas
en el tema. Restringir el núcleo del conocimiento a un pequeño grupo apaga el espíritu
filosófico de un pueblo y conduce a la pobreza espiritual”...

Albert Einstein

“Los paradigmas de la Era del conocimiento”


Los sistemas, las regiones y los esquemas de poder
La aplicación de innovación es una necesidad de todos los estratos de la sociedad y debe
estar destinada a mejorar las condiciones sociales y económicas de la población. El
hecho de que existan modelos en los que la innovación esté estrechamente vinculada a la
generación de riqueza económica constituye una visión estrecha del concepto.

En la sociedad existen distintos actores, además del estado y las empresas, que son los
dinamizadores de la creación y de la absorción de conocimiento por la sociedad en su
conjunto y que incorporan innovación en su gestión, sus procesos y productos. Ejemplos
de ello son las ONG, las instituciones de investigación privadas, los grupos de
emprendimientos de base social, entre otros. Los denominaremos Os.
La capacidad de cambio tecnológico de un país y la eficiencia para competir a nivel
mundial en productos y servicios no dependen simplemente de la capacidad en I+D que
dicho país tenga. Depende de la existencia de una cultura de la innovación en su
población, en particular en los niveles de discusión y de la forma en la cual los recursos
disponibles son manejados y organizados, tanto en los niveles estatales, como en las
empresas y OSs. La conformación de sistemas de innovación puede permitir a un grupo
social con recursos limitados hacer rápidos progresos a través de una apropiada
combinación de tecnología nacional e importada con generación, adaptaciones y mejoras
locales.

Esencialmente la idea de sistema de innovación (SI) considera que la capacidad que debe
desarrollar la sociedad toda para apropiarse del conocimiento es más que una simple
suma de las actividades de los diferentes sectores, corresponde al resultado de la sinergia
que proviene de las interacciones de los diferentes actores.

En suma un SI será considerado importante debido a su poder de distribución, esto es la


habilidad del sistema de seleccionar y distribuir el conocimiento existente para su
recombinación.

Los diversos organismos estatales, las empresas y las OSs son parte de una red de
instituciones públicas y privadas cuyas actividades e interacciones inician, seleccionan,
importan, modifican y difunden nuevos conocimientos

El SI enfatiza los lazos (formales e informales) entre los sectores


El SI enfatiza que el aprendizaje es la llave del avance económico, social y cultural
Asegura que la geografía y la localización tienen importancia aún.
Los análisis de las políticas de investigación y desarrollo y el accionar tecnológico en
Argentina, tradicionalmente se focalizan en las condiciones iniciales tales cómo la
inversión en I+D, el número de profesionales y en los productos finales (publicaciones,
patentes). Sin embargo, aún cuando estos análisis son importantes fuentes de
información sobre el contenido y la dirección de la I+D y del avance tecnológico, su
habilidad para medir el efecto general sobre las problemáticas culturales, sociales,
productivas, ambientales y políticas es reducida [Martiarena, 1998: 3].

Los indicadores convencionales no ofrecen explicación de las tendencias en la


innovación, en el crecimiento y en la productividad y del aporte de la investigación a las
problemáticas sociales. Presentan una visión estática del desarrollo que no consideran
cómo los distintos actores de una región interactúan en el proceso de innovación. Es
imprescindible analizar el significado de las interacciones y de los lazos a través de la
gente y las instituciones involucrados en el desarrollo tecnológico que hace posible,
partiendo de las condiciones iniciales, llegar a los productos finales. El concepto de
sistema de innovación parte de la premisa que el entendimiento de los lazos entre los
actores involucrados en el proceso de innovación es la llave para mejorar la eficiencia
tecnológica.

El progreso técnico y de innovación es el resultado de un complejo conjunto de relaciones


entre los actores que producen, distribuyen, fomentan y aplican diferentes tipos de
conocimientos.

La apropiación del saber por parte de la sociedad y la eficiencia innovativa de un país


depende de cuán intensas y extensas son las relaciones entre los sectores, elementos
todos ellos de un sistema colectivo de creación y uso de conocimientos.

Dada la importancia del análisis de los sistemas de innovación en el desarrollo de


ventajas competitivas y oportunidades es necesario analizar diferentes aspectos para
establecer las áreas claves y los desafíos de políticas. En particular en este trabajo
analizaremos:

La fortaleza de las regiones en los procesos de innovación y desarrollo. Una necesaria


nueva visión regional
El reconocimiento y generación de una visión sistémica
El análisis y el desafío de la construcción de un nuevo poder
La fortaleza de las regiones:

A causa de la conexión entre aprendizaje, cooperación e innovación, proceso


eminentemente social que necesita de la interconexión de las personas y de estas con el
entorno; a causa de los cambios vertiginosos no solo económicos fruto de las cíclicas
crisis en Latinoamérica; sino también de los avances tecnológicos, a causa de que para
lograr cuidar una planta que nace hace falta regarla en sus raíces, la dimensión regional
es esencial.

La identidad cultural el, sentido de pertenencia y la proximidad geográfica a una misma


comunidad son potentes factores para fomentar los intercambios intelectuales,
comerciales y financieros que conducen a la innovación.

Las "regiones" así conformadas, en sentido socioeconómico, no coinciden


necesariamente con las jurisdicciones políticas y que a veces trascienden las fronteras
nacionales.

En la era de la globalización y notoriamente frente a la crisis como la que afronta nuestro


país, se han incrementado en vez de disminuir, la importancia de los actores regionales
especialmente en relación a la información y a la capacidad de análisis, gerenciamiento y
toma de decisiones

El nivel regional es el QUE REPORTA LA VENTAJA COMPETITIVA y es el más


adecuado para la innovación. A este hecho nos referiremos como “la paradoja de la
globalización”.
Numerosos estudios reconocen que la combinación de características tangibles y tácitas,
dependientes de la localización, juega un papel determinante en el bienestar y en el
potencial de desarrollo socioeconómico de las regiones Abundan en la bibliografía las
obras que describen las economías regionales, las agrupaciones regionales de empresas,
los sistemas de innovación regionales, defendiendo, por ejemplo, que la interacción entre
los actores, que es cada vez más necesaria en una economía basada en el conocimiento,
puede favorecerse de la mejor manera en un entorno regional favorable [Braczyk, 1999].

En el momento de definir políticas y programas se reconoce que la traslación del


conocimiento en actividades relevantes económicas y sociales a menudo tiene lugar en
niveles sub-nacionales. En este nivel es donde las capacidades de aprendizaje pueden
ser mejor organizadas a través de redes e integraciones público privadas [J. P. Gavigan y
Fabiana Scapolo, 2001: 4].

Los esfuerzos regionales para estimular dichas interacciones son los mayores
determinantes del éxito económico y la performance social.

Por lo tanto el análisis de los diferentes clusters fuertemente afectados por el "efecto de
localización" permite definir cuáles son los canales ya establecidos a través de los que se
produce el flujo de conocimiento y de fondos.

Es necesario clarificar cada conjunto armado debido a su proximidad geográfica o a sus


particulares cadenas de valor. Identificarlos y partiendo de las características locales y en
base al reconocimiento de los actores locales, sin subestimaciones ni exclusiones,
identificar los diferentes niveles tecnológicos, de maduración, de capital humano y de
recursos a los efectos de definir los mejores programas.

De lo expresado queda claro que para poder sacar provecho de la paradoja de la


globalización es imprescindible retomar los conceptos constitucionales de país federal. Es
necesario reconocer las fortalezas, las amenazas, las dificultades y las oportunidades de
cada región y es necesario partiendo de un federalismo en serio sin revivir las vergüenzas
de los “pactos” de gobernabilidad, ni las batallas para la organización nacional, potenciar
las riquezas de los habitantes del territorio.

Es necesario definir los programas considerando las particularidades propias de cada


región y no a través de un “cortar y pegar”, “cortar y adaptar” modelos enlatados,
importados de realidades dispares o elaborados sin contemplar las particulares
condiciones de los sistemas productivos y sociales, donde deben aplicarse o hacia quien
va dirigido.

Cada vez que a escala nacional se define un programa de acción debería considerarse
que la sola definición del concepto de “distancia” es diferente si pensamos en las
cercanías de la zona de Rafaela en Santa Fe, o en la región del Noroeste Argentino,
comparadas con la definición de este concepto en la región del gran Buenos Aires o la
Patagónica.

Trabajar sobre las fortalezas regionales quiere decir CONOCER lo que EXISTE, valorar lo
local, identificar las carencias y potenciar programas y proyectos que nazcan desde el
reconocimiento de tales características especificas.

Valga como ejemplo observar que han demostrado ser igualmente exitosos en la
promoción del desarrollo de las regiones los clusters orientados al sector agro-alimenticio
(Noruega), al sector forestal (Finlandia) que los vinculados a la madura industria
automotriz alemana o a los últimos avances tecnológicos implementados en tecnologías
de información y telecomunicaciones en Irlanda [Benneworth et al, 2001 ].

La fortaleza no es solo la caracterización del nivel tecnológico necesario, la fortaleza es la


potenciación del trabajo en conjunto, la identificación, construcción y uso de un complejo
entramado que facilita el efecto multiplicativo de las necesidades de los unos en las
ofertas de los otros.

El diseño de programas educativos y de políticas de investigación e innovación y


desarrollo deben tener en cuenta muy especialmente el “efecto de localización”
[Martiarena, 1998: 6], es decir tener en cuenta las características específicas de las
economías locales y las relaciones socio culturales e institucionales de las regiones donde
quieren implementarse.

Para hacer realidad un desarrollo ecuánime, con participación e integración de toda la


población acorde con lo descrito es necesario:

Planificación descentralizada
Definición de políticas regionales y provinciales
Capacidad para distribuir el conocimiento
Injerencia regional en el “Poder del Conocimiento” a través de la distribución del flujo de
fondos
Considerar los efectos de localización, sus demandas y pautas culturales, tanto positivos
como negativos en la definición de los instrumentos de promoción
Jerarquizar las estructuras regionales de decisión
El enfoque que se propone discutir es mucho más a la medida y de abajo a arriba, y se
basa en las peculiaridades de las distintas regiones y en la premisa de que la singularidad
y la diversidad pueden ser ventajas explotables.

El reconocimiento y generación de una visión sistémica

El trabajar sobre la base de un modelo sistémico de ninguna forma quiere decir que el
sistema exista en su mayor plenitud y que todos los actores nacionales, regionales o
locales con “vocación y esfuerzo” trabajen para lograr la sinergia del trabajo en conjunto.
Es necesario comenzar reconociendo la dificultad y entendiendo que los comportamientos
sistémicos no existen o su existencia es defectuosa en nuestro país. Si bien existen cada
uno de los actores del sistema los mismos no se comportan, en la mayoría de los casos
como un SISTEMA.

El análisis sistémico es un avance que, en base a la experiencia nacional e internacional,


se ha producido respecto de los viejos modelos lineales de innovación y se ha constituido
en uno de los paradigmas de la nueva era hacia la que se orienta la civilización.

En los modelos anteriores se pensaba que el iniciador de la innovación era la ciencia y un


incremento de este elemento conduciría linealmente a un incremento de nuevos aportes a
la sociedad en relación con innovaciones y tecnologías. En la realidad las ideas para la
innovación provienen de diferentes fuentes, la educación, la investigación, las
necesidades sociales, el marketing, la publicidad, las adaptaciones y transformaciones de
productos, que además pueden convertirse en los disparadores de este proceso.

La innovación y el desarrollo es el resultado de interacciones complejas entre varios


actores e instituciones, los cambios técnicos y los desarrollos económicos y sociales no
ocurren en una secuencia perfectamente lineal sino a través de lazos de re-alimentación
dentro del mismo sistema. En el caso de la producción de bienes y servicios, están en el
centro del sistema: las empresas; la forma en que ellas organizan la producción y la
innovación; y los canales a través de los cuales tienen acceso a las fuentes externas de
conocimiento. La innovación en las organizaciones sociales OSs, educación, salud, la
planificación del desarrollo pasa por la vinculación entre las fuentes de conocimiento y los
órganos de decisión ejecutivos y legislativos. Estas fuentes de conocimiento pueden ser
empresas, institutos de investigación públicos y privados, universidades e instituciones de
transferencia. En este esquema los entes innovadores son vistos como los que operan
dentro de una compleja red de cooperación y competencia, construyendo alianzas y lazos
con su entorno.

Como consecuencia de que la sociedad requiere cada vez más de conocimientos, un


número grande y en crecimiento de instituciones con distintas especialidades están
involucrándose en la difusión y producción del conocimiento.

Por lo tanto los determinantes del éxito de las empresas y de las economías como un todo
se tornan cada vez más dependientes de la efectividad que tienen estas instituciones de
utilizar y orientar el conocimiento y de abrirle las puertas hacia el sector privado, publico y
académico. Es necesario por lo tanto analizar estos conceptos aplicados a nuestra
realidad y observar que aun debemos trabajar para hacer de estos comportamientos la
normalidad. Lamentablemente hoy en Argentina los pactos sociales implican
concertaciones y los programas acordados son el resultado de lo “mejor que puedo
sacarle al otro”.
Este último modelo esta lejos de considerar la fortaleza del conjunto e implica que los
lazos de unión a través de los cuales deberían fluir el conocimiento, los fondos y los
recursos en general están defectuosos o no funcionan y esta realidad es de las
provincias, es de cada zona, es de cada municipio y por lo tanto es del PAIS TODO, sea
éste definido políticamente como central o federal.

En los años 90 cuando se comienza aplicar la ley de Innovación tecnológica, y aun desde
los primeros escritos de Jorge Sabato, se consideraba que las dificultades en la
transferencia de tecnología, principalmente en aquellos años pensada como procesos
lineales, se debían a la diferencia de lenguajes entre el mundo de la ciencia y la técnica y
el mundo empresario. En trabajos más recientes se especifica esta problemática como la
necesidad de traductores [Yogel et al, 2001: 5].

La tesis que este trabajo quiere presentar en relación a la implementación de modelos


sistémicos, es que hace falta analizar en primera instancia que existe un muy complicado
problema en relación a la definición de identidades, de roles y de esquemas de poder. No
es sólo un problema que se resuelve con un diccionario, ni con la “bajada de las barreras”,
típicamente relacionadas con los edificios de las universidades europeas, ni con la
generación de Unidades de Vinculación.

En relación con el ítem de la identidad de los actores: existen diversas instituciones que
trabajan temáticas afines pero que no encuentran la forma de coordinar sus acciones,
básicamente se presentan reacciones basadas en las inseguridades y miedos propias de
la falta de rumbo, de la falta de acuerdos. Estas dificultades en la mayoría de los casos
surgen por que cada uno no define efectivamente quien “es” y cuales son sus límites.
Frente al miedo de quedarse sin poder o frente a la voluntariosa y salvadora capacidad de
hacer de todo no somos capaces de poner límites a nuestras identidades y nuestros
alcances.

Esencialmente se copian roles y objetivos, que pueden haber sido exitosos en otros
lugares, para otras instituciones o para otras realidades pero que no coinciden con las
realidades locales. Como consecuencia de esto muchos de los actores parecen tener un
comportamiento autista en relación con las ofertas y demandas del medio en el que se
mueven.

En la mayoría de los casos las problemáticas surgen por la no toma de conciencia que es
posible, sin ofender a nadie, escribir acuerdos de cooperación y contratos de trabajo que
garanticen y regulen el normal funcionamiento de las relaciones y las tareas. Estos
acuerdos nos obligarían a definir nuestros alcances, nuestros objetivos y el
reconocimiento de entidades que no son “yo” y que, independientemente de su utilidad o
jerarquización relativa a mi, existen y puede complementarme.

En muchos casos las relaciones entre los actores de las redes se manejan como si se
trataran de empresas familiares, con todas las bondades pero muy especialmente con la
falta clara de límites que caracteriza a este tipo de emprendimientos

El problema de la promoción de comportamientos sistémicos tan necesarios para producir


la aplicación del conocimiento y para promover la innovación, empieza con saber quien es
quien, cuales son las responsabilidades de cada uno y cuales son los objetivos para
trabajar en conjunto.

Como expresamos, en nuestro país existe un grave problema de identidades, de roles y


de cumplimiento de reglas que superan al diccionario y al que hay que comenzar a
abordar. Este problema afecta a la sociedad en su conjunto por ende a las instituciones
fruto de las interacciones de la sociedad.

En general la falta de definición de identidades, funciones y roles hace muy difícil la


elaboración de programas de trabajo y genera una sobre-simplificación en el análisis de
las problemáticas. El TODOS son RESPONSABLES o el NADIE hace tal o cual cosa
impactan en el corazón de las estructuras que han demandado años establecer.

La no definición de las propias identidades genera miedos e inseguridades en las


relaciones con el otro. Pero sobre todo genera una gravísima dificultad de reconocer los
éxitos del otro, de valorarlos y de potenciarlos. Básicamente porque dichos éxitos o el
mero reconocimiento de la existencia del vecino genera potenciales competidores,
potenciales amenazas hacia mi yo indefinido.

Como consecuencia de esto en el momento de evaluar los resultados no se identifican los


logros y fracasos de cada uno de los actores sino que se genera un manto de dudas y
sombras sobre las “instituciones” creadas.

Estos comportamientos conducen a que ante cada dificultad se recreen las estructuras, se
establezcan nuevas reglas, se recreen nombres, funciones y se redirijan los recursos, la
mayoría de las veces en base a modelos externos no adaptados a las demandas locales
efectivas y sin analizar el contexto en que fueron desarrollados.

Un punto muy importante y de alto impacto en el gasto de los recursos es que cada
“nueva” acción se reinicia planteando la necesidad de “diagnosticar el problema”. Rara
vez en este re-re-diagnóstico se recurre al análisis previo que condujo a las gestiones
anteriores a tomar tal o cual decisión.

Existen dos consecuencias igualmente perniciosas en este modelo, al no llegar a la


evaluación específica de las identidades yunidades no se identifican y premian los éxitos,
luego no se “hace historia de casos exitosos a repetir”. Por otro lado ni se alientan a los
que realizan correctamente sus tareas ni se detectan, especifican y corrigen los errores.
Ambos comportamientos no permiten avanzar.

Este modelo descrito es particularmente problemático en áreas donde los avances


implican procesos de aprendizaje. Procesos en los que es necesario, como al subir una
montaña, ir paso a paso elevándonos en las dificultades a aprender. Las consecuencias
que tal modelo tiene es que el proceso evolutivo se interrumpe continuamente, la
“selección natural” no se produce, ni se logran fijar “los genes constructivos”. Básicamente
lo que sucede es que se reinicia el proceso continuamente pero no desde el avance
logrado por el anterior sino desde la base. De este modo el aprendizaje no se produce y el
resultado son continuas imitaciones o reflejos condicionados.

Recordando un ejemplo muy gráfico explicitado por el Ing. C. Suarez(1) detallamos el


modelo del cassette. Imaginemos a cada institución como un casette y pensamos que
éste es colocado en un grabador cada vez que trata de cumplir con su misión. Con el
paso del tiempo observamos que aunque los ejecutantes sean de excelente nivel, la
canción corresponda a una obra de arte suprema y no existan desperfectos mecánicos
luego de un tiempo “la maquina” expulsa el casette. El rol de los actores suele ser
reinsertarlo pero la operación se repite y se repite indefinidamente.

Como resultado nadie conoce el real contenido de la obra, ni disfruta de la melodía en su


conjunto.

Como consecuencia de esta dificultad las instituciones son replanteadas, refundadas,


cuestionadas y cuestionadas cuando en realidad la mayoría de las veces lo que sucede
es que no se ha logrado contemplar su obra ni se han identificado, por falta de
continuidad, las bondades o imperfecciones de cada ejecutante.

En esta realidad el proceso evolutivo no se logra y no es posible avanzar al siguiente nivel


de complejidad. Esto es especialmente grave en áreas vinculadas a la sociedad del
conocimiento donde la destrucción y/o desaparición por expulsión o emigración es muy
rápida, pero la reconstrucción requiere de un largo tiempo de recuperación. Al ser el
propio ser humano capacitado el recurso más importante, los periodos necesarios para
formar masa critica son del orden de generaciones enteras.

La pregunta a resolver es “por qué el casette es expulsado” vez tras vez. Qué tipos de
acuerdos hay que establecer socialmente para que se logre que la melodía sea
escuchada hasta el final?

Lamentablemente y durante muchos años hemos desarrollado un hábito de "onfalokepsis"


(Mirarnos el ombligo) y ese hábito nos ha llevado a tomar decisiones sobre "opiniones",
muchas veces corporativas o de interés foráneo, y no sobre la cruda realidad como país
(por dolorosa que esta sea). Eso nos ha llevado a adoptar esquemas voluntaristas y las
consecuencias están a la vista.

Por lo expuesto se deduce entonces que hace falta analizar a los actores, muy
especialmente hace falta entender quienes son cada uno de ellos, quienes creen ser y
bajo que intereses actúan. Para trabajar con modelos de interacción y de redes hay que
entender que hay principios básicos sin los cuales el avance será solo parcial y no se
mantendrá en el tiempo.

Tema uno: cada uno debe saber quien es, cuales son sus posibilidades, que esta
dispuesto a compartir y que espera de la interacción con el otro.

Tema dos: todos deben reconocer que “no son el ombligo del mundo”. Si todos fueran el
ombligo el cuerpo no tendría ojos, o pies o cabeza. Deben reconocer además que están
insertos en un contexto social, con el cuál tienen responsabilidades inalienables

Tema tres: existen distintas funciones en cada integrante del sistema, existen funciones
compartidas y existen funciones a compartir.

Tema cuatro: el consenso de ninguna forma se logra si sólo se busca a través de este
medio fortalecer posiciones personalistas o intereses particulares. Parece lograrse a
veces, pero hacen fracasar el futuro de los sistemas y en el largo plazo también los
objetivos particulares.

Tema cinco: las relaciones se establecen en función: de las “buenas ondas”, del interés
por trabajar por el bien común, de los lazos informales entre los actores y con la
comunidad que los sustenta, pero siempre se establecen prioritariamente porque existen
intereses de cada uno de los sectores que se suponen serán satisfechos a partir de la
interacción con el otro.

Tema seis: para que la sinergia del trabajo en conjunto sea real debe trabajarse sobre la
base del consenso y NO DE LA CONCERTACIÓN. La principal diferencia es que en una
concertación cada uno navega en su barco y trata de llevar la mayor cantidad de agua
para su sector. El rumbo es definido por cada embarcación y no se “siente la necesidad
del otro”. El trabajo sistémico implica que todos están en un mismo barco, el rumbo ha
sido definido por consenso y en esa nave cada uno realiza las tareas para las que es “el
especialista” por vocación o por elección.

Es imprescindible que en vez de mirarnos el ombligo logremos conectar los logros y muy
especialmente las funciones que cada uno sabe hacer y apoyarnos en la gestación y
fortalecimiento con los otros actores imprescindibles que deberían tomar la posta para
darle continuidad al trabajo.

Una posible opción a implementar es la generación de espacios de acción conjunta,


espacios jerarquizados por los distintos actores que permitan comenzar, aunque no sea
con pequeños pasos pero comenzar, a movernos en un mismo barco con un rumbo
acordado entre todos y en el que sea imprescindible que alguien se encargue de las
velas, alguien limpie la cubierta, alguien alimente a todo el conjunto y alguien tome timón.

Modelo posible “los foros sectoriales” definidos en función de los cluster identificados
regionalmente. Este esquema se implementó en el área de innovación de la Provincia de
Río Negro en el momento de definir prioridades en Ciencia y Técnica y en los momentos
de promoción y difusión de proyectos conjuntos.

El análisis y el desafío de la construcción de un nuevo poder

Quizás como consecuencia de las propias inseguridades, quizás debido a las


características históricas de la construcción de la nacionalidad, quizás por nuestras
características peculiares o por ser una melange de culturas mirando hacia otras latitudes
con añoranzas, no sé exactamente porque, pero la reiterada y reiterada expulsión del
cassette esta asociada también a las características esenciales del ejercicio del poder.

Un ejercicio del poder no sólo vinculado a las primeras líneas de las decisiones sino a
todos los pequeños poderes implícitos en cada relación de vinculación de los unos en
interacción con los otros.

Hay un concepto vinculado al poder que no logra destruirse y es el poder como capacidad
de dominación. La necesidad de SENTIR la DOMINACIÓN del otro aunque sea mísera y
diminuta en vez de sentir la capacidad de PODER asociado a los inmensamente mayores
logros colectivos. La principal característica es que uno de los conceptos implican “logros
exclusivamente personales” sean grandes o pequeños mientras que los otros son
resultados claramente compartidos.

Hay que cambiar el concepto de PODER, no somos mas poderosos cuando hacemos
todo nosotros, el mayor beneficio no se logra cuando mi institución tiene toda “la manija”.
La novedad que queda cada vez más a la luz al avanzar en el mundo los nuevos
paradigmas de la sociedad del conocimiento, es que el éxito se logra en un proceso
sistémico de aportes colectivos. La humanidad logra conocer en base al imprescindible
aporte de las millones de neuronas de todos los hombres desde las cavernas hasta hoy.

La riqueza del conocimiento y la capacidad de acción sustentada en el PODER se


potencia en base al reconocimiento de las diferentes funciones. El poder se sustenta en el
reconocimiento del otro, en el construir a partir de la fuerza del otro sumada a la propia.

La capacidad de distribución del conocimiento, de los recursos y del flujo del fondos será
uno de los determinantes de crecimiento y la competitividad, y caracterizará el esquema
de “poder” que sustenta al sistema.

Entre los peligros que hay que evitar al encarar estos modelos esta el no diluir los
objetivos institucionales para hacer lo que debería hacerse desde otros sectores ya sea
orientado a las asistencias sociales o financiamientos que deberían ser atendidos por
otros organismos.

Normalmente esto se hace por la mas inocente necesidad de que las cosas funcionen o
por el deseo de “COPAR LA TOTALIDAD DEL PODER” y no se descubre que ambos
comportamientos no perduran en el tiempo. El uno porque promueve comportamientos
voluntaristas que se aíslan y pierden continuidad al depender de la fuerza del carisma, y
el segundo porque justamente cuando se entiende el poder como dominar la totalidad
sólo se obtiene la minúscula porción de poder vinculada a la capacidad o incapacidad
individual.

Quien podría imaginarse un hormiguero realizado en base a la fuerza de una sola


hormiga? La conclusión a este trabajo impulsa la más importante innovación que
debemos encarar como sociedad organizada. Esta es usar el sentido común.

El supuesto es que “las instituciones existen y las leyes también, hay que ser capaz de
VER, RESPETAR, RECONOCER Y NECESITAR al OTRO. Partiendo de ese
reconocimiento de la necesidad de la interacción social surge como consecuencia
inmediata, con una inmediatez establecida por las construcciones sociales desde hace
mas de 3000 años, las obligaciones y los derechos de cada uno. Las reglas establecidas
y la necesidad de su cumplimiento.

Suena realmente utópico este final por que en realidad apunta a proponer que la mejor
ventaja competitiva y oportunidad que tiene nuestra región para retomar el desarrollo
económico es el reconocimiento colectivo, es reconocer que “ninguno de nosotros es tan
inteligente como todos nosotros” y actuar en consecuencia.

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