A partir de los textos expuestos, en nuestra consideración puede decirse que la Constitución peruana
de 1993, recogió los siguientes principios:
1. Fin social de la propiedad: La propiedad debe ejercerse en armonía con el bien común y dentro de
los límites de la ley.
2. Legalidad: Sólo por ley expresa y por las causas constitucionalmente previstas puede privarse de la
propiedad, previo pago de la indemnización.
3. Integridad e identidad del pago: El pago, en caso de afectación, debe ser previo y debe efectuarse
en efectivo.
Visto lo anterior, corresponde preguntar ¿cómo se ha interpretado y/o aplicado en la práctica dichos
preceptos?.
Como vemos, puede decirse que el Tribunal Constitucional peruano evidencia, o acaso adolece, de un
sesgo notoriamente civilista, postura que si bien pretende dar contenido al concepto de propiedad, no
resulta suficiente para efectos de determinar los alcances de la protección constitucional; con lo que la
Constitución se queda a nuestro juicio en el nivel del enunciado. No obstante debe reconocerse que el
propio Tribunal es consiente de dicha limitación al punto que en la Sentencia de 25 de enero de 2005
pronunciada en el Expediente N.° 3773- 2004-AA/TC declara que:
“… vista la existencia de una variada e ilimitada gama de bienes sobre los que puede configurarse la propiedad
(urbanos, rurales, muebles inmuebles, materiales, inmateriales, públicos, privados, etc.), puede hablarse de diversos
estatutos de la misma, los que, no obstante asumir matices particulares para cada caso, no significan que la propiedad
deje de ser una sola y que, por tanto, no pueda predicarse respecto de la misma elementos de común configuración.
Corresponderá, en todo caso, a la magistratura constitucional, la construcción de los perfiles correspondientes a un
contenido esencial del derecho a la propiedad que, de cara a lo postulado por nuestro ordenamiento fundamental,
pueda predicarse como común denominador de las diversas clases o manifestaciones de la misma”.
La exigencia de avanzar hacia la construcción del contenido al que se alude, resulta una exigencia que
aborda la interpelante expresión de Rubio Llorente cuando señala que “el simple enunciado de unos
valores carece en sí mismo de significado jurídico, aunque se haga dentro de la más alta norma”.
Para el caso de la constitución española de 1978, Rodríguez Alvarez en la obra dirigida por el
magistrado Francisco Rubio Llorente antes citado, reproduce una cita de la Sentencia 37/1987 del
Tribunal Constitucional español, en la cual se afirma que la constitución española, no ha recogido una
concepción abstracta del derecho de propiedad como mero ámbito subjetivo de libre disposición o
señorío sobre un bien objeto de dominio reservado a su titular; si no que a la vez que la propiedad se
configura como un haz de facultades individuales sobre las cosas; también se configura como un
conjunto de deberes y obligaciones establecidos, de acuerdo con las leyes, en atención a valores o
intereses de la colectividad, es decir, a la finalidad o utilidad social que cada categoría de bienes objeto
de dominio esté llamado a cumplir
No obstante, García de Enterría es claro en señalar, cuando comenta las Sentencias Nºs. 227/1988 y
149/1991 del Tribunal Constitucional español, que cuando menos en dicho ordenamiento jurídico,
“en sus relaciones con los bienes, el legislador no dispone de un poder absoluto; en concreto, en tales regulaciones
está obligado a preservar el “contenido esencial” del derecho de propiedad y que de afectar al mismo deberán
articularse como Leyes expropiatorias si no quieren incurrir en inconstitucionalidad”
Creemos que el aporte español de la sentencia Nº 37/1987 resulta vital para esclarecer que el
concepto de propiedad no es unívoco, sino que su definición deberá inferirse en cada caso a partir de
las leyes o medidas adoptadas en virtud de las mismas, pero dicha definición podrá y deberá ser
controlada por el Tribunal Constitucional o por los órganos judiciales, en el ámbito de sus respectivas
competencias. Y en uno u otro caso, siguiendo al autor antes citado, el control jurídico debe atender a:
”contenido esencial o mínimo de la propiedad privada entendido como recognoscibilidad de cada tipo de derecho
dominial en el momento histórico de que se trate y como practibilidad o posibilidad efectiva de realización del derecho,
sin que las limitaciones y deberes que se impongan al propietario deban ir más allá de lo razonable”.
De este modo, la implicancia constitucional más marcada del derecho de propiedad, se perfila,
nuevamente como un mecanismo de protección del particular contra las afectaciones del poder
público; sin que ello implique la proclamación de una defensa irrestricta del derecho como en las
primeras constituciones liberales. Viene a ser en consecuencia una manifestación del carácter de
“zona de seguridad” que representa la Constitución como se ha hecho antes referencia.
En consecuencia, el goce y ejercicio del derecho de propiedad solo puede verse restringido en los
siguientes supuestos: a) estar establecidas por ley; b) ser necesarias; c) ser proporcionales, y d)
hacerse con el fin de lograr un objetivo legítimo en una sociedad democrática. En conclusión, el
derecho de propiedad solamente puede ser materia de restricciones por las causas y finalidades
señaladas en la propia Constitución.
La forma de afectación de la propiedad más usual por parte del Estado es la expropiación. En el Perú,
si bien no consta en el ámbito constitucional dicho término, su concepto puede ser deducido del
artículo 70º a partir del cual podemos decir que la expropiación viene a ser la privación singular de la
propiedad, acordada legislativamente, exclusivamente por causa de seguridad nacional o necesidad
pública, declarada por ley, y previo pago en efectivo de indemnización compensatoria.
Ahora bien, hemos señalado que la garantía de la indemnización tiene lugar cuando hay privaciones
singulares de la propiedad. No obstante, debemos reconocer, junto con García de Enterría, y siguiendo
ésta vez la Sentencia 227/1988 del Tribunal Constitucional español, que aun cuando no exista
expropiación en términos literales y normativos, en caso exista una delimitación legal del contenido de
los derechos patrimoniales o la introducción de nuevas limitaciones que afecten su contenido esencial,
aun cuando dicha práctica se exprese en una norma de carácter general, en la medida que importen
“un despojo de situaciones jurídicas individualizadas”12; debe entenderse que nos encontramos ante
actuaciones gubernativas no toleradas por la norma constitucional salvo que medie la indemnización
correspondiente.
EXPROPIACIÓN
Sin perjuicio de la protección constitucional del derecho de propiedad, el artículo 70 de la Carta Magna
contempla la figura de la expropiación, entendida como potestad estatal de privar de ese derecho a
su titular sin que preste consentimiento.
Así como cualquier otro derecho fundamental, el derecho de propiedad no es absoluto, toda vez que
se encuentra limitado por disposiciones constitucionales expresas o tácitas. Sin embargo, la privación
de la propiedad, consecuencia de la potestad expropiatoria del Estado, tiene que cumplir ciertos
requisitos, como su condicionamiento al pago previo en efectivo. Si bien nadie puede ser privado de su
propiedad, se podrá sacrificar a su titular de la propiedad cuando media causa de seguridad nacional o
necesidad publica. La expropiación ha sido definida como la transferencia forzosa del derecho de
propiedad privada, autorizada únicamente por ley expresa del Congreso en favor del Estado, a
iniciativa del Poder Ejecutivo, Regiones o Gobiernos Locales y previo pago en efectivo de la
indemnización justipreciada que incluya compensación por el eventual perjuicio (artículo 2º de la Ley
General de Expropiaciones, Ley Nº 27117). Respecto a este procedimiento, encontramos que el
Estado se encuentra obligado a pagar previamente una indemnización justipreciada que incluya el
precio del bien expropiado y la compensación por el eventual perjuicio, que, a su vez, debe ser
establecida en el procedimiento expropiatorio. Solo a través del mencionado desembolso, la
expropiación podrá considerarse como válida en tanto límite del derecho a la propiedad. Ahora bien,
algunos han indicado que la expropiación (Enteignung) no vulnera el derecho de propiedad, por cuanto
los afectados deben ser indemnizados, pues de no ser así contribuirían de un modo discriminatorio y
más gravoso con las cargas pública en relación a los demás.61 Dicho criterio no puede ser compartido
toda vez que mediante la expropiación no sólo se vulnera, sino se priva forzosamente a su titular de la
propiedad.
Que exista indemnización por haberse realizado esta transferencia no enerva esta situación de
privación del derecho. Lo contrario nos llevaría a afirmar que se podría expropiar sin los requisitos
excepcionales que actualmente se establecen en la Constitución, toda vez que jamás se afectaría el
derecho de propiedad por existir indemnización. Un tema que sí merece mayor estudio es cuando se
vulnera la rentabilidad del propietario.
El supuesto más difundido es el del cambio de zonificación. Una persona compra un terreno, ha
comprado un terreno a fin de iniciar la construcción de una fábrica toda vez que la zonificación se lo
permite. Luego de algunos años, cambia la gestión municipal y si la zonificación cambia a residencial,
por lo que la empresa vería mermada la rentabilidad de su propiedad. Este supuesto de las
denominadas expropiaciones regulatorias ya ha sido introducida por algún magistrado del Tribunal
Constitucional, sin embargo aún no se ha difundido su aplicación.
Finalmente, existen supuestos en los cuales mediante supuestos de reversión se han encubierto
expropiaciones. Así pues en el proceso de amparo mediante el cual se cuestionó la Resolución de la
Superintendencia de Bienes Nacionales N° 083-2001/SBN del 22.3.2001 solicitando se le declare
inaplicable mediante el cual se pretendía revertir un terreno de de 20,476.00 metros cuadrados. El
Procurador Público Adjunto del Ministerio de Economía y Finanzas, indicó que mediante las leyes
especiales Nos 11061, 14197, 17716, 17719, 18460, 19462, 19555 y 19959, y demás disposiciones
conexas y complementarias, se dispuso la reversión a favor del Estado de terrenos que tenían la
calidad de eriazos. El TC se pronunció indicando que no se siguió con el procedimiento para la
declaración del terreno como eriazo, lo cual afectaba el derecho de defensa de los demandantes
Para que la expropiación sea legítima, debe cumplirse con los requisitos exigidos por la Norma
Fundamental, que son: a) deben existir motivos de seguridad nacional o de necesidad pública
definidos por el Congreso de la República mediante una ley; y, b) el Estado debe pagar, en forma
previa y en efectivo, una indemnización justipreciada que incluya el precio del bien y una
compensación por eventuales perjuicios. En ese sentido, son supuestos inconstitucionales de privación
del derecho de propiedad que (1) no exista la ley del Congreso de la República que declare la
expropiación, (2) no se señale los motivos para expropiar, o que se emplee otros diferentes a los
permitidos por la Constitución, (3) que no se cumpla con la indemnización.
Elementos de la Expropiación
La exigencia que la expropiación responda a una causa de utilidad pública constituye, para los
administrados una garantía constitucional establecida en resguardo de la propiedad privada.
Es una fórmula jurídica elástica, que permite la expropiación de la propiedad para satisfacer las
diversas exigencias del interés colectivo. Al respecto, Garrido Falla , ya mencionaba que
“tradicionalmente se viene justificando la potestad expropiatoria por razón de la utilidad pública que
representaban las obras causantes del sacrificio de propiedades particulares. Agregaba- es indudable
que la expresión utilidad pública es lo suficientemente amplia como para cubrir cualquier supuesto
expropiatorio. A lo más podría haberse pensado en su sustitución por la noción aún más comprensiva,
de interés público”.
El objeto de la expropiación es la propiedad, vale decir, todos los derechos patrimoniales de contenido
económico. Quedan entonces excluidos de la noción de propiedad Y por ende de la expropiación los
bienes y valores innatos al ser humano, llamados derecho a la personalidad: derecho a la vida, honor,
a la libertad al integridad física y al nombre.
El sujeto pasivo o expropiado, es el titular del bien objeto de la declaración de utilidad pública. Se
considera sujeto pasivo de la expropiación al propietario contra quien se dirige el proceso de
expropiación. Asimismo al poseedor con más de 10 (diez) años de antigüedad que tenga título inscrito,
o cuya posesión se haya originado en mérito a resolución judicial o administrativa, o que haya sido
calificado como tal por autoridades competentes, según las leyes especializadas.
La entrega efectiva y total del monto de la indemnización justipreciada, se efectuará en dinero, una vez
transcurrido el plazo para la contestación de la demanda o de la contestación de la reconvención,
según corresponda. En caso de oposición del sujeto activo a la compensación, el sujeto pasivo deberá
otorgar garantía real o fianza bancaria por la diferencia existente entre su pretensión y la del Estado.
La indemnización justipreciada no podrá ser inferior al valor comercial actualizado; ni podrá exceder de
la estimación del sujeto pasivo.