COLABORACIONES
frente al peli.gro que para la existencia de los biera posibilitado, a no dudarlo, el ataque por
El Combate Naval de Jambelí
Por el Capitán de Fragata
JORGE WOLF FRANCO
Director de la Escueta Naval
A manera de comentario preliminar, sobre asienta esa actituil, no resiste las bases delezna
los acontecimientos internacionales que desembo bles sobre las que fuera hecha, si tomamos en
can en la producción del hecho histórico-naval cuenta que aquella se hace en la tergiversación
que nos ocupa, hemos de referirnos a nuestro de la célebre Cédula de I8U2, Cédula rpie quitara
pleito limítrofe con el Perú. temporalmente a la Presidencia de Quito el GO
BIERNO MILITAR Y ECLESIASTICO, de algu
LA CUESTION LIRUTKOFE ECUATORIANO- nas regiones de Oriente, dejando intocable el go
PERUANA; bierno POLITICO y ADMINISTRATIVO, pax'a
dicha Presidencia.
En el curso de este viejo problema interna
cional. se ha mantenido enhiesta la alegación No existen pues títulos de dominio cjue ale
ecuatoriana basada en cuestiones de Hecho y de gar, si los únicos que existen pertenecen a nues
Derecho, es decir en la posesión de las tierras tra nacionalidad, y son aquellos que de.spués de
orientales y de sus grandes ríos, desde épocas re Tarqui, jcal'irma en su vigencia el Tratado do
motas, y en la posesión de títulos jurídicos "indis 1829: LAS VIEJAS CEDULAS REALES EXHI
cutibles" sobre esas tierras. Hecho físico y Título BIDAS POR EL DERECHO ECUATORIANO, so
Jurídico que se desprenden y sustentan en las Cé bro las cuales dicho Tratado dispone .sean fijadas
dulas Reales de 1563 y 1740, fundadoras de la Pre las lineas limítrofes.
sidencia de Quito, y cuya caducidad es vano ale
gar puesto que su vigencia se confii'ma en el cur Tales los antecedentes de la litis en lo que
so de la Historia, con la aplicación del Derecho pudiéramos llamar su etapa antigua. Vendrán
Internacional Americano, y con lo estatuido en los después los días de las negociaciones intermina
solemnes Tratados acordados a raíz de contun bles, cuando pese a la claridad de lo.s argumen
dentes victorias militares; y en fin, y para ci tos jurídicos ecuatoriatios. isigue pugnando la ten
tar algo más, en la palabra siempre autorizada de dencia a discutirlos. Se suceden las Conferencias
Tratadistas y viajeros científicos de la Colonia y León—Valdivieso (184!). Cbnrun— Duste (1842)"
de la Independencia, quienes no titubearon en re o el incumjxlimiento do Con\i.-njos de Ai'bitrajos
conocer con sus informes, el derecho del Ecuador y Tratados como el Espinoza —Bonifaz d,e 1887
a la posesión legal de tales territorios. Es que el y el de Hei rera--G,arcia d(" 18911; el Convenio
"derecho posesorio" del Ecuador a aquellas tie Tripartito de Washington de 1894 y el Protocolo
rras y ríos, incluyendo el milenario y grandioso de "Statu-Quü" de 19(11; el infortunrulo final de la
! ío de las Amazonas, implica la condición de pri comedia del Laudo e.spanol d(" 1910; el Protocolo
mero y único explorador, con Gonzalo Pizarro, Ponce—Castro Oyanguren d(; 1924 y finalmente;
Díaz de Pineda, Pedro de Vergara, nuestro famo el Convenio de Linia de IDJti. que" ordenaba la
so "tuerto" Orellana, Mercadillo, Benavente, etc. reunión de las delcgacione;-. d;' los ¡xaíses iitinan-
tes en Washington p.u;i .sonuo.er luego (4 problo,
La posesión misma de estos territorios, se ve ma al artbitraje del Presitlente de ]o:s Estados
respaldada por el establecimiento de las misiones Unidos de Norte Améric;;, reunión de discusio
jesuíticas quiteñas en las más distantes tierras de nes inconducente:s que concluye con (4 alianclo-
la gran planicie amazónica, y en las fundaciones no de la misma por p;jr1,e d(4 país cpu_' \enia dis~
de Zamora, Yaguarzongo, Bracamoros y tantas pulando nuestiajs dere(4ios ineontrox-erlibles.
más. Nadie pues, que hable con la Historia y la
verdad, podría depredar la gloria de tales explo Los años cjue siguen, son años di; la más al
raciones y fundaciones a quien legítimamente le ta tensión internacional si consideramos c|Uo so
pertenecen; la Presidencia de Quito, de antaño y responde siempre negativamente a los llamados
ia que e.s hoy República del Ecuador-. conciliadores de la eonvu'csncia internacional.
La tensión afecta, claru e.stá. al )jais inerme y
Sin embargo habríamos de asistir con sorpre respeluo.sü de las normas cjue d(4)en regir las ve-
sa y estupefacción al desarrollo de una actitud te lacione.s de los |juelilo.s atieesl raímente pacifis
naz e inconsistente que pretendía negar esas ra tas, y esta situación se complica a nieditla que
zones de Hecho y de Derecho, creando todo un inquititantes actiturles se adxiciten en la direc
problema internacional, pese a los dictados termi ción do la conducta internacional <jue lia \"eniclo
nantes de la Historia, del Derecho Internacional pugn,'indo por la negación de lutesuns derechos
Americano, del Protocolo Pcdemonte-Mosquera, y ¿Qué podrían ti'aer corno rtcsnltadn, semejantes
pese aún a la contundencia de victorias militares, procedimientos'' Pei íodos de de;-,ei ai ti.inza, de.su-
como la de Tarqui, libradas para rechazar esa con sosiego y zo/oljra. en eiri'nnsiatu ia.s en cpie el
ducta. La construcción jurídica sobre la cpie se Continente lan/.a la proeliima <k- !a UlMIDAE)
pueblos libres repro.scnta la amenaza totalitaria
que ruge en el viejo continente.
LOS INCIDENTES FRONTERIZOS
Ya para esos días ia "tensión diplomática" se
presenta proclive a las más peligrosas derivacio
nes, desembocando a los más indeseables cami
nos. por los menos aconsejables procedimientos.
Así llegamos al malhadado año de 1941. El
5 de .lulio, y en "un punto situado entre HUA-
QUILLAS Y CHACRAS, pequeños poblados
ecuatorianos que baña el río Zarumilla, región
fronteriza del Sur, en la Provincia de El Oro,
unos c.ampciinos peruanos aparentando ser "hu
mildes sembradores o.xtraviados", y respaldados
por Guardias Civiles del Perú, penetraron furti
vamente en territorio ecuatoriano". Aquello dió
lugar a pequeños encuentros con patrullas del
ejército ecuatoriano que rechazó valientemente
esta agresión encubierta, la cual devino, días
después en ia invasión abierta del ejército regu
lar peruano a p;);5Íciones fronterizas del Ecua
dor, sin previa declaratoria de guerra, ni fórmu
la alguna que se aviniese a las normas estableci
das en estos casos por el Derecho Internacional.
Contemplábamos, de tal modo, la invasión
armada a un país que había confiadí) .siempre en
1.4 principio del respeto a la Soberanía de los Es
tados y una lucha desigual desde el punto de vis
ta de la conducta que había procedido a la ini
ciación do las hostilidades, por parte de lo.s paí
ses que se estaban enfrentando. Ocurrieron en
tonces las subsiguientes acciones terrestres co
nocidas ya, y de las cuales habrá que enorgulle
cerse siempre, si consideramos la desprojDorción
do las fuerzas envueltas en el conflicto, hasta
que llega el 24 de Julio.
PRELIMINARES DE JAMBELI
En la fecha indicada, el xVviso "ATAHUAL-
PA" de la Marina de Guerra Nacional, en opera
ciones (.le patrullaje por los parajes del Archi-
¡jiélago de Jarnbelí, combatió y rechazó una in
cursión de la a('iación peruana, derribando, con
su deficicínte dotación de armamento AA, una
de las tres máquinas atacjantes, que cayó en 11a-
rna.s tras la.s líneas del ejércitc) invasor. Esta pri
mera y hei'oica como feliz intervención de la
fuerza de la Armada ecuatoriana, salvó cviden-
Iemente a Puerto Bolívar, puerto llave do la re
gión Sur del Ecuador, evitando su completa des
trucción por acción de un bombardeo aéreo.
De tal manera la Armada se demostraba rá-
jiidamente oticienle. bajo factores tácticos y es-
liatégicos simplemente ine.sperados, y en cir-
cun.slanclas en rtuo el país afrontalya imprepara
do una violenta agresión. La acción del ATA-
HUALPA, surge en el cuadro de los días que
N'ivia el país, bajo estas circunstancias, como i"a-
yo de luz brillando en la densa oscuridad de la
tormenta.
El aviso ATAHUALPA impidió por más de
veinte días el asalto de las fuerzas peruanas a
las Islas del Archipiélago de Jambeli, lo que hu
la retaguardia a las tropas nacionales que actua
ban en el importantísimo sector de Santa Rosa.
A este respecto es verdadero conocer detenni-
•lados episodios que hablan alto del coraje y de
cisión del marino ecuatoriano, cuando sus servi
cios son requeridos o puestos a prueba.
Poco antes de los acontecimientos que aca
bamos de referir, la Armada Nacional mantenía
el servicio de patrullaje y abastecimientos de
vituallas, a los pequeños destacamentos de tropa
ecuatoriana diseminados en varias islas del Ar
chipiélago do Jambelí, dos pequeñas lanchas,
una de las cuales, especialmente, supo cumplir
a cabalidad con su valio.sa misión. Esta misión
comportaba sacrificio, valor y re-sponsabilidad.
como será apreciado al examinar la actuación de
una de ellas, la lancha del Servicio Hidrográfico
N^ 1.
Desde que se fonnalizaron las hostilidades
cañoneras auxiliares de la Armada peruana, so
metieron a bloqueo los canales y pasos estraté
gicos de acceso a las islas donde se mantenían
los de.stacamentos de tropa del ejército. Cuál el
objeto del bloqueo? Sencillamente, el objetivo
específico perseguido natiu'almente por operacio
nes de esta clase: la intercepción de comunica
ciones, abastecimientos, tráfico comercial, etc.,
y el consiguiente hostigamiento para provocar
la inactividad ofensiva, la rendición total y la
muerte. Las bocas de Capones y los canales do
acceso a las islas de Pavana, San Gregorio. Cos
ta Rica, Matapalo v alguna otra del mencionado
Archipiélago, fueron efectivamente bloqueadas,
además de la Boca de Hualtaco. La pequeña
Lancha del Servicio Hidrográfico N<' 1, al man
do un veterano sargento de la Armada, ducho
en el conorímiento del intrincado laberinto de
canales que es Jambelí, burló por varias ocasio
nes la acción bloqueadora de las cañoneras ene
migas, abasteciendo exitosamente de agua, vi
tuallas y municiones a las casi exhaustas guar
niciones isleñas. E.sta misma lancha, por fin. en
Iluaquillas, cruzó fuego de fusilería con el fuego
de cañón v ametralladoras de una lancha perua
na asediaclora. logrando salir ilesa de tamaña
aventura.
Cuando ocurre la última de las acciones
mencionadas, la lancha llevaba a su bordo algu
nas familias de refugiados que avacuaban tse-
i*ra firme y la.s islas, escapando a las atrocidades
de la fuerza invasora. El 24 de Julio do 1941, en
un esfuerzo de la más digna mención, ella rom
pía dofinitivaiTicnte el bloqueo de la boca de
Hualtaco, enrumbando hacia Puerto Bolívar y
eludiendo la captura por el enemigo. El caso de
esta lancha, pone en evidencia una vez más. lo
que signitica al empleo de una débil embarca
ción, la dirección de una mente alerta y decidi
da .
Las acciones y actividades anteriormente
descritas, sirven pues a manera de prólogo, a la
jornada gloriosa de la BOCA DE JAMBELI, ren
dida para honor de las Armas Nacionales, pol
la Armada Ecuatoriana y en defensa de la digni
dad y soberanía de la Patria, el memcjrable 25
de Julio de 1941.