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PFRI I Ministerio ftrvu de Educación

i DIRECCION RFGIONAL DE EDUCACION CAJAMARCA IESPP "ARÍSTIDES MERINO


MERINO" - CELENDÍN
Apuntes de Opcional I/Seminario

EL INFORME DELORS

Delors, Jacques (1994). "Los cuatro pilares cíe la educación", en La Educación encierra un tesoro.
México: El Correo
de la UNESCO, pp. 91-103.

LOS CUATRO PILARES DE LA EDUCACIÓN


El siglo XXI, que ofrecerá recursos sin precedentes tanto a la circulación y al almacenamiento de
informaciones como a la comunicación, planteará a la educación una doble exigencia que, a
primera vista, puede parecer casi contradictoria: la educación deberá transmitir, masiva y
eficazmente, un volumen cada vez mayor de conocimientos teóricos y técnicos evolutivos,
adaptados a la civilización cognoscitiva, porque son las bases de las competencias del futuro.
Simultáneamente, deberá hallar y definir orientaciones que permitan no dejarse sumergir por las
corrientes de info"¡naciones más o menos efímeras que invaden los espacios públicos y privados y
conservar el rumbo en proyectos de desarrollo individuales y colectivos. En cierto sentido, la
educación se ve obligada a proporcionar las cartas náuticas de un mundo complejo y en perpetua
agitación y, al mismo tiempo, la brújula para poder navegar por él. Es que ya no basta con que cada
individuo acumule al comienzo de su vida una reserva de conocimientos a la que podrá recurrir
después sin limites. Sobre todo, debe estar en condiciones de aprovechar y utilizar d.-¿ite toda la
vida cada oportunidad que se le presente de actualizar, profundizar y enriquecer ese primer saber
y de adaptarse a un mundo en permanente cambio.
Para cumplir el conjunto de las misiones que les son propias, la educación debe estructurarse en
torno a cuatro aprendizajes fundamentales que en el transcurso de la vida serán para cada
persona, en cierto sentido, los pilares del conocimiento: aprender a conocer, es decir, adquirir los
instrumentos de la conf rensión, apré'ndéf a hacer, para^pcder influir sobre el propio entorno;
aprender a vivir juntos, para participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas;
por último, aprender a ser, un proceso fundamental que recoge elementos de los tres anteriores.
Por supuesto, estas cuatro vías del saber cor'ergen en una sola, ya que hay entre ellas múltiples
puntos de contacto, coincidencia e intercambio.
Aprender a conocer
Este tipo de aprendizaje, que tiende menos a la adquisición de conocimientos clasificados y
codificados que al dominio de los instrumentos mismos del saber, puede considerarse a la vez
medio y finalidad de la vida humana.
En cuanto a medio, consiste para cada persona en aprender a comprender el mundo que la rodea,
al menos suficientemente para vivir con dignidad, desarrollar sus capacidades profesionales y
comunicarse con los demás. Como fin, su justificación es el placer de comprender, conocer, de
descubrir. Desde esa perspectiva, insistimos en ello, es fundamental que cada niño, donde quiera
que este, pueda acceder de manera adecuada al razonamiento científico y convertirse para toda la
vida en un "amigo de l¿ ciencia" en los niveles de enseñanza secundaria y superior, la formación
inicial de proporcionar a todos los alumnos los instrumentos, conceptos y modos de referencia
resultante:-, del progreso científico y de los paradigmas de la época.
Aprender a hacer
Aprender a conocer y aprender a hacer son, en gran medida, indisociables. Pero lo segundo esta
más estrechamente vinculado a la cuestión de la forma profesional: ¿cómo enseñar al alumno a
poner en práctica sus conocimientos y, al mismo tiempo, como adaptar la enseñanza al futuro
mercado del trabajo, cuya evolución no es totalmente previsible? La comisión procurara responder
en particular a esta última interrogante.
Al respecto, corresponde establecer una diferencia entre las economías industriales, en las que
predomina el trabajo asalariado, y las demás, en. las que subsiste todavía de manera generalizada
el trabajo independiente o ajeno al sector estructurado de la economía. En las sociedades basadas
en el salario que se han desarrollado a lo largo del siglo XX conforme al modelo industrial, la
sustitución del trabajo humano por maquinas convierte a aquel en algo cada vez más inmaterial y
acentúa el carácter conflictivo de la¿ tareas, incluso la industria, así como la importancia de los
servicios en la actividad económica. Por lo demás, el futuro de esas economías está suspendido a
su capacidad de transformar el progreso de los conocimientos e innovaciones generadoras de
nuevos empleos y empresas. Así pues, ya no puede darse a la expresión "aprender a hacer" el
significado simple que tenía cuando se trataba de preparar a alguien ps^ -ina tarea material bien
definida, para que participase en la fabricación de algo. Los aprendizajes
: 15
Lic. 'José Luis flfviinufo <Díaz

deben, así pues, evolucionar y ya no pueden considerarse mera transmisión de prácticas más o
menos rutinarias, aunque estos conserven un valor formativo que no debemos desestimar.
Aprender a vivir juntos, aprender a vivir con los demás
Sin duda, este aprendizaje constituye una de las principales empresas de la educación
contemporánea. Demasiado a menudo, la violencia que impera en el mundo contradice la
esperanza que algunos habían depositado en el progreso de la humanidad. La historia humana
siempre ha sido conflictiva, pero hay elementos nuevos que acentúan el riesgo, en particular el
extraordinario potencial de autodestrucción que la humanidad misma ha creado durante el siglo
XX. A través de los medios de comunicación masiva, la opinión pública se convierte en observadora
impotente, y hasta en rehén, de quienes generan o mantienen vivos los conflictos. Hasta el
momento, la educación no ha podido hacer mucho para modificar esta situación. ¿Sería posible
concebir una educación que permitiera evitar los conflictos o solucionarlos de manera pacífica,
fomentando el conocimiento de los demás, de sus culturas y espiritualidad? La idea de enseñar la
no violencia en la escuela es loable, aunque solo sea un instrumento entre varios para combatir los
prejuicios que llevan al enfrentamiento. Es una tarea ardua, ya que, como es natural, los seres
humanos tienden a valorar en exceso sus cualidades y las del grupo al que pertenecen y a
alimentar prejuicios desfavorables hacia los demás.
Aprender a ser
Desde su primera reunión, la comisión ha reafirmado enérgicamente un principio fundamental: la
educación debe contribuir al desarrollo global de cada persona: cuerpo y mente, inteligencia,
sensibilidad, sentido estético, responsabilidad individual, espiritualidad. Todos los seres humanos
deben estar en condiciones, en particular gracias a la educación recibida en su juventud, de
dotarse de un pensamiento autónomo y crítico y de elaborar un juicio propio, para determinar por
sí mismos qué deben hacer en las diferentes circunstancias de la vida.
El informe aprende a hacer (1972) manifestaba en su preámbulo el temor a una deshumanización
del mundo vinculada a la evolución tecnológica. La evolución general de las sociedades desde
entonces y, entre otras cosas, el formidable poder adquirido por los medios de comunicación
masiva, ha agudizado ese temor y dado más legitimidad a la advertencia que suscitó.
Posiblemente, en el siglo XXI amplificará estos fenómenos, pero el problema ya no será tanto
preparar a los niños para vivir en una' sociedad determinada sino, más bien, dotar a cada cual de
fuerzas y puntos de referencia intelectuales permanentes que le permitan comprender el mundo
que le rodea y comportarse como un elemento responsable y justo. Más que nunca, la función
esencial de IE educación es ccr-íerir ¿ todos los seres humanos la libertad de pensamiento, de
juicio, de sentimientos y de imaginación que necesitan para que sus talentos alcancen la plenitud y
seguir siendo artífices, en la medida de lo posible, de su destino. Para disminuir la violencia o
luchar contra los distintos flagelos que afectan a la sociedad, métodos inéditos derivados de
experiencias sobre el terreno, han dado prueba de su eficacia. En un mundo en permanente
cambio uno de cuyos motores principales parece ser la innovación tanto social como económica,
hay que conceder un lugar especial a la imaginación y a la creatividad; manifestaciones por
excelencia de la libertad humana, pueden verse amenazadas por cierta normalización de la
conducta individual. El siglo XXI necesitará muy diversos talentos y personalidades, además de
individuos excepcionales, también esenciales en toda civilización. Por ello, habrá que ofrecer a
niños y jóvenes todas las oportunidades posibles de descubrimiento y experimentación estética,
artística, deportiva, científica, cultural y social que completaran la presentación atractiva de lo que
en esos ámbitos hayan creado las generaciones anteriores o sus contemporáneos. En la escuela, el
arte y la poesía deberían recuperar un lugar más importante que el que les concede, en muchos
países, una enseñanza interesada en lo utilitario más que en lo cultural. El afán de fomentar la
imaginación y la creatividad debería también llevar a revalorar la cultura oral y los conocimientos
extraídos de la experiencia del niño o del adulto. Así pues, la Comisión hace plenamente suyo el
postulado del informe aprender a ser"... El desarrollo tiene por objeto el despliegue completo del
hombre en toda su riqueza y en la complejidad de sus expresiones y de sus compromisos;
individuo, miembro de una familia y de su colectividad, ciudadano y productor, inventor de
técnicas y creador de sueños". Este desarrollo del ser humano, que va del nacimiento al fin de la
vida, es un proceso dialéctico que comienza por el conocimiento de sí mismo y se abre después a
las relaciones con los demás. En este sentido, la educación es ante todo un viaje interior cuyas
etapas corresponden a las de la maduración, constante de la personalidad. y.

Lic. ;/osé Luis JiCvarado (Díaz

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de Educación
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Apuntes de QpcionaC I/Seminario
(BUSINESSEUROPE, antiguamente UNICE) lamentaba que la Cumbre no haya podido establecer
normas comunes y destacaba la inquietud de las empresas europeas, ya que estas van a deiber
aplicar normas vinculantes contra las emisiones de C02, en virtud de la legislación europea,
cuando sus competidores de países terceros no tendrán la misma obligación.
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Frente a ese peligro, existen soluciones ya bien conocidas.
La primera es aflojar las obligaciones de las empresas europeas. De aquí a 2020, la industria
europea debe reducir sus emisiones un 21% en relación con su nivel de 2005. Pero la atribución de
derechos gratuitos de emisión es posible para evitar la "fuga de carbono" o sea la relocalización de
ciertas producciones fuera de la UE en países terceros que estén sujetos a limitaciones menos
estrictas en materia de emisiones de gases de efecto invernadero. Anticipando un fracaso en
Copenhague, la Comisión Europea ha previsto una lista de 164 sectores industriales de la Unión
Europea que podrán beneficiarse de derechos gratuitos de emisión. Otra solución es la creación de
arrancel sobre dióxido de carbono en la Unión europea con tal que este pueda ser compatible con
las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), ya que el arancel supone una barrera
comercial. Pero varios estados miembros se oponen a esa medida promovida en particular por
Francia.
Los limites del método intergubernamental.
Una "victima colateral" del escaso resultado de Copenhague, es el método intergubernamental,
que se cuestionó tanto por la delegación del Parlamento Europeo, como por numerosos
observadores. El eurodiputado Jo Leinen observa : "la Conferencia de Copenhague reveló un gran
descontento y la ineficacia del método de las conferencias de Las Naciones Unidas. Se necesita
revisar el actual sistema del establecimiento de reglamentaciones internacionales a través de ias
negociaciones de los tratados intergubernamentales". Un articulo publicado en « el País » llega a la
misma conclusión aunque de forma más argumentada y algo «provocadora» : «Sólo tenemos un
planeta, pero lo gestionamos mediante un sistema de gobierno ridículo basado en un concepto
caduco llamado soberanía. En su momento, la soberanía fue un invento útil para poner fin a las
guerras de religión e imponer una única autoridad central a los señores feudales. Pero hoy en día,
a la hora de gestionar la cuestión del cambio climático, los Obama, Jiabao, Medvédev, Singh y Lula
no se diferencian mincho de aquellos señores de la guerra empeñados en preservar su autonomía
aun a costa del desastre colectivo. En Somalia gobiernan múltiples facciones que sólo velan por sus
propios intereses y lo llamamos Estado fallido. ¿Cómo definimos nuestro sistema climático, donde
nadie vela por los intereses colectivos? ¿Un planeta fallido? » El autor sigue : "Curiosamente, la
Unión Europea, a pesar de haber quedado marginada por la pelea entre Estados Unidos y los
emergentes, tiene dos tipos de tecnologías clave para resolver el problema del cambio climático...
la tecnología más importante de la que dispone Europa es la institucional. Por todo lo que la
criticamos por su irrelevancia en el mundo, la UE es la prueba palpable de que es posible dar
soluciones supranacionales efectivas a problemas que enfrentan intereses irreconciliables de los
Estados. Europa resolvió la rivalidad franco-alemana, que tantos millones de muertos costó, con
una fórmula imaginativa y equitativa de acceso y reparto de la producción de carbón, acero y
energía nuclear. Hoy en día, parece evidente que sólo una autoridad supranacional que fuen; capaz
de fijar y recaudar impuestos verdes de forma global y repartirlos de forma equitativa, financiando
con dichos recursos las adaptaciones e innovaciones tecnológicas necesarias, podrá prevenir el
calentamiento global. Así que, por una vez, Europa tiene algo parecido a una solución ideal»
La Cumbre de Copenhague en efecto es un ejemplo más de los fallos del método
ifitergubemaméntal. ¿Cómo pensar que decisiones puedan tomarse según un procedimiento
basado en el consenso, o sea en el que el derecho de veto concedido a los estados tiene por
consecuencia que un solo de estos puede bloquear o retrasar la toma de medidas urgentes y de
interés común? En el actual mundo multipolar, la UE debe desempeñar su papel y el "método
comunitario" de toma de decisión puede contribuir a ello.

LAS CLAVES DE LA CUMBRE


1 Copenhague como sucesor del protocolo de Kioto. La cumbre de Copenhague aborda la
reducción de los gases de efecto invernadero, el ajuste a las inevitables consecuencias del cambio
climático y la financiación y tecnología necesarias para ayudar a los países en desarrollo a limitar el
aumento de las emisiones y su adaptación al impacto del cambio cttmático.

ic. José Cuis jtívarado ¿Díaz

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CELENÜÍN
Apuntes de Opcionalr [/.Seminario
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2 Aumento de la temperatura. Algunas observaciones reciente', muestran que las sociedades
y los
ecosistemas son muy vulnerables, incluso a niveles moderados de calentamiento, y que están
particularmente en riesgo las naciones menos desarrolladas y la biodiversidad.
3 El deshielo. El incremento del deshielo de los casquetes polares contribuye al aumento del
nivel del
mar. Las observaciones del área de deshielo del casquete glaciar de Groenlandia muestran un
aumento del 50% entre 1979 y 2008. .
4 El carbono en la atmósfera El ciclo global del carbono está en un fuerte desequilibrio a
causa de la
entrada de C02 en la atmósfera por los combustibles fósiles y el cambio en el uso del suelo por las
actividades humanas.
5 La deforestación. La vegetación absorbe dióxido de carbono de la atmósfera y libera
oxígeno con el
fenómeno de la fotosíntesis.
Los bosques, que ofrecen a la humanidad toda una serie de beneficios insuficientemente
valorados, pueden ser grandes aliados en la batalla contra el cambio climático y el calentamiento
del planeta, siempre que el hombre comience a plantarlos y deje de destruirlos.
6 La acidificación. La acidificación del suelo supone un problema en el mundo desarrollado y
una preocupación cada vez mayor en los países en desarrollo. Este fenómeno desemboca en
cambios en la biodiversidad, empobrece el suelo y causa desequilibrios en los organismos de agua
dulce. La acidificación de los océanos es otra consecuencia directa de las emisiones de C02 a la
atmósfera; sus consecuencias globales en los mares están solo empezando a manifestarse y la
única vía para reducir su impacto es recortar las emisiones de forma sustancial y urgente
7 Consecuencias sociales y económicas. Existen riesgos graves, y cada vez más manifiestos,
para la
humanidad debido al cambio climático. Las' poblaciones con bajos ingresos y aquellas que son
vulnerables por su geografía son las que corren más peligro.
8 Objetivos. Es necesario adoptar una mitigación rápida, sostenida y eficaz, con acciones
globales y
regionales, para evitar un "cambio climático peligroso", independientemente de cómo se defina.
Fijar objetivos menos estrictos para el año 2020 aumentaría el riesgo de sufrir impactos graves,
incluido
el riesgo de cruzar puntos de inflexión irreversibles.
Por ello adoptar medidas que promuevan la eficiencia energética y 'as tecnologías con bajas
emisiones es esencial para conseguir una mitigación eficaz.
El objetivo es una estrategia a largo plazo para limitar el calentamiento por debajo de los 2 grados,
el tope para evitar cambios dramáticos en el planeta.
9 Herramientas para frenar las emisiones. La fijación de los precios de las emisiones es la
principal
herramienta económica para controlar las emanaciones de gasef le efecto de invernadero.
Dos instrumentos para fijar los costes son los impuestos sobre las emisiones de carbono y el
comercio de los derechos de emisión, que establece la cantidad permitida, un marco en el que
también son posibles los programas híbridos.
10 Financiación de programas. La pugna por conseguir mayores incentivos financieros por
parte de los
países en desarrollo se ha convertido en uno de los grandes caballos de batalla de las
negociaciones.
Los más pobres son generalmente los más vulnerables ante un fenómeno que no han ocasionado.
Tanto la Cumbre de Copenhague como el Protocolo de Kioto han declarado que las naciones que
tengan la "capacidad" para hacer frente al cambio climático deberían financiar de manera
significativa a
aquellas que no puedan hacerlo.
Los cálculos actuales para que los países en desarrollo se adapten al impacto del cambio climático
oscilan entre ¡os 8.000 m/'lones y los 100.000 millones de dólares anuales, que deberán financiar
las naciones ricas, on terna delicado a debatir en Copenhague.
El objetivo sería aplicar el principio de "quien contamina, paga". Los enfoques más prometedores
util'zan los ingresos generados en las naciones más ricas procedentes de las medidas aplicadas
para redimir sus emisiones para satisfacer las necesidades de adaptación de los países más pobres.

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Jf puntes de Opcioimf ¡/Seminario
- 3P
pedían una postura más audaz de la UE. El 11 de diciembre, la UE y los estados miembros
presentaron, pues, una propuesta más precisa declarándose dispuestos "a contribuir con una
financiación inmediata de 2 400 millones de euros anuales para los años 2010 a 2012". Gracias a
ese compromiso que representaba un 30% de la financiación mundial considerada como necesaria
por la Comisión europea, los europeos pensaban incitar los otros países desarrollados a fijar su
propia contribución.
Un acuerdo de mínimos en Copenhague.
Desgraciadamente! A medida que los días pasaban, ¡a perspectiva de un acuerdo vinculante y
ambicioso se alejó. Los medias, como los protagonistas de la Cumbre, invitados y comentaristas
destacaron la responsabilidad de los Estados Unidos que se negaron a aceptar una reducción
significativa de las emisiones, la de China que se opuso a toda forma de control internacional del
respeto de los compromisos asumidos, la desunión de los países en desarrollo, y la "marcha atrás"
de la Unión Europea que, después de haber presentado propuestas voluntariosas no las asumió
hasta el final al presenciar que los otros países no seguían. El resultado ya se conoce: un acuerdo
final muy criticado por su falta de ambición.
¿De qué se trata exactamente?
"El acuerdo de Copenhague" no es un documento vinculante. A modo de objetivos valorados,
"reconoce" la necesidad de limitar el aumento de temperatura a 2 grados. Un punto más
interesante, ya que demuestra la conciencia que es imprescindible conseguir una solidaridad
internacional, es la financiación de 10 000 millones de dólares anuales entre 2010 y 2012 que
prevé el acuerdo para ayudar los países en desarrollo, fijando como objetivo 100 000 millones
anuales hasta 2020. Sin embargo, el acuerdo no dice nada sobre la contribución de cada estado y
es de notar que los compromisos financieros presentados por la UE y los Estados Unidos no se
encuentran en el texto. Otros puntos parecen interesantes pero sin saber cómo se concretarán: un
método de control de las reducciones de emisiones de C02 de los países industrializados y
emergentes, sin carácter vinculante y un mecanismo para luchar contra la deforestación pero sin
que un marco de acción esté definido.
El acuerdo se presenta como una etapa hacia un proceso de lucha contra el cambio climático más
ambicioso a partir de 2010. Así pues, por ejemplo, incluye dos anexos donde se tienen que
mencionar compromisos valorados de los países antes de finales de enero.
¿Y ahora, que puede hacer la Unión Europea?
El resultado de la Conferencia de Copenhague es muy inferior a las ambiciones de la Unión
europea. Acusados de haber renunciado a mantener los compromisos acordados por el Consejo
europeo, los iieücciadores han recordado, con mucha razón, que éstos eran una oferta
condicionada con vistas a un acuerdo general y vinculante. Como lo destacaba uno de los
participantes a la reunión del Senado francés sobre la preparación de la Conferencia de
Copenhague : "Europa no puede actuar sola para regular el problema de los cambios climáticos, ya
sólo representa en la actualidad un 17 % de las emisiones mundiales de dióxido de carbc.no. Cada
uno debe contribuir con arreglo a sus capacidades y su nivel de responsabilidad'.
Esta censura de la UE es exagerada ya que la legislación y la acción comunitarias para proteger el
medio ambiente y fomentar un desarrollo sostenible son, en varios aspectos, muy adelantadas en
comparación con las r-sdidas tomadas en los otros países industrializados y que no se la puede
hacer responsable del resultado de Copenhague. Pedirle, sólo a ella, más esfuerzos es negarse en
tener en cuenta los riesgos de "dumping ecológico" de terceros países que no habrían asumido
compromisos comparables a los de los Estados de la UE. El Sr. Jean-pierre Clamadieu, responsable
de la comisión del desarrollo sostenible del MEDEF (pratonato francés) resumía el problema de
esta manera : "El MEDEF apoya el compromiso de la Unión Europea de reducir sus emisiones de
gas de efecto invernadero 20 % antes de 2020, y de 21 % para el sector industrial. Las empresas
contribuirán a la realización de este objetivo. Sin embargo, pongo en guardia contra la posibilidad
de adoptar un objetivo de una reducción de 30 % ... El objetivo de 20 % ya representa una
aceleración del movimiento. Un objetivo de 30 % constituiría una ruptura que sólo tendría sentido
si estaba compensada por compromisos reales equivalentes de los países socios de la Unión
Europea... La eficencia del acuerdo supone la elaboración de mecanismos precisos de control de
las emisiones y la Unión Europea debe velar por no asumir compromisos excesivos con relación a
los compromisos de las otras potencias industriales".
El resultado de Copenhague pues decepcionó también a los representantes de la industria europea
que abogaban por un acuerdo internacional a fin de tener la "visibilidad" necesaria para realizar y
amortiguar las inversiones en tecnologías reductoras de emisiones de gases de efecto invernadero.
En un comunicado publicado al final de la Conferencia de Copenhague, el patronato
europeo

Lic. José Cuisjtívarado ühz

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CELENDÍN
Apuntes de Opcional I/Seminario

CUMBRE DE COPENHAGUE SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO


192 países se reunieron en Copenhague el 7 de diciembre de 2009 para lograr un acuerdo que
podría relevar el protocolo de Kyoto de 1997 que expira a finales de 2012. Éste impone a 38 países
industrializados (salvo los Estados Unidos) limitar las emisiones de gases de efecto invernadero y
prevé multas si los estados no respetan sus compromisos.
¿Qué hace la Unión Europea piara luchar contra el cambio climático?
La Unión Europea adoptó un conjunto de medidas que se destinan a combatir el calentamiento
climático en el marco de una política europea de la energía. La Comunidad Europea firmó el
protocolo de Kyoto en 1998 y se comprometió a reducir en un 8% el nivel de las emisiones de gas
de efecto invernadero con relación a los niveles de 1990, durante el período 2008-2012 (fecha en
que se termina el protocolo). El "Paquete Energía/Clima" adoptado por el Consejo Europeo el 12
de diciembre de 2008 prevé medidas concretas para realizar el objetivo de "los tres 20" que se
planteó la UE para 2020. Se trata, en primer iugar, de la reducción de las emisiones de gas de
efecto invernadero en al menos un 20% con relación a 1990. Este objetivo completa el régimen
comunitario para el comercio de derechos de emisiórí de gases de efecto invernadero establecido
en enero de 2005 (el "derecho de emisión" es el derecho a emitir una tonelada de dióxido de
carbono o de cualquier otro gas de efecto invernadero de efecto equivalente durante un período
especifico). Se concreta en medidas legislativas taies, por ^mplo, la adopción de nuevos estándares
para los nuevos vehículos de pasajeros ("coches verdes" más ecológicos), el aumento de la
utilización de energías renovables a fin que estas representen un 20% de la producción total de
energía en la UE, la reducción del consumo de energía en un 20% con relación al nivel previsto en
2020, mediante la mejora de la eficiencia energética (por ejemplo, legislación comunitaria sobre
los estándares para el ahorro energético que deberán cumplir los edificios, o ampliación del
ámbito de aplicación del etiquetado sobre la eficiencia energética para incluir nuevas categorías de
productos).
Lo que estaba en juego en la Conferencia de Copenhague.
En Copenhague, la meta era ampliar los esfuerzos emprendidos en el marco del protocolo de
Kyoto, para fomentar una economía basada en un desarrollo sostenible, que pueda crear empleos
y actividad. Un acuerdo era necesario en un contexto de urgencia ya que el desajuste climático
comienza a producir sus efectos de manera más rápida que lo que se esperaba.
Poco antes de empezar la reunión de Copenhague, la comisión de asuntos europeos del Senado
francés celebró una reunión para analizar los retos de la Conferencia. Éstos podían resumirse de
esta forma: "Es necesario aprovechar la crisis actual para pasar a una economía duradera con
escasas emisiones de dióxido de carbono... Esta transición es tanto más necesaria cuanto que el
desajuste climático ya empezó a producir sus efectos. Por consiguiente, es necesario defender un
acuerdo ambicioso que conste no sólo de objetivos de reducción de las emisiones de gas de efecto
invernadero...y de compromisos financieros en favor de los países en desarrollo, sino también de
un sistema de sanción para los países que no respetarían sus compromisos" (intervención de Jean-
Paul Emorine).
La postura de la Unión Europea.
Con objeto de la Conferencia de Copenhague, el Consejo Europeo de 29 y 30 de octubre de 2009
había adoptado una posición común de la Unión Europea que constituía el mandato sobre la base
del cual ésta participaba en las negociaciones. Los puntos claves eran un objetivo de aumento de la
temperatura de como máximo 2°C y reducciones de las emisiones de gas de efecto invernadero en
todo el planeta de un 50% como mínimo en comparación con los niveles de 1990 (y reducciones
agregadas de las emisiones de un 80-95% en los países desarrollados de aquí al año 2050), así
como la atribución de una ayuda financiera a los países en desarrollo para luchar contra el cambio
climático gracias a una financiación internacional.
La Unión Europea se comprometía a hacer un esfuerzo suplementario aumentando a un 30% la
reducción de las emisiones para 2020 en comparación con los niveles de 1990, con la condición de
que se logre un acuerdo mundial y general para el periodo posterior a 2012 en Copenhague, lo que
suponía que otros países desarrollados se comprometan a llevar a cabo reducciones de emisiones
comparables y que los países en desarrollo "contribuyan adecuadamente de acuerdo con sus
responsabilidades y capacidades". En cuanto a la ayuda a estos últimos, los 27 consideraban que el
nivel de la ayuda pública internacional debía situarse entre 22 000 y 50 mil millones de euros al
año de aquí al 2020 y entre 5 y 7 mil millones de euros anuales durante los tres años siguientes al
logro de un acuerdo en Copenhague. Pero en esta fase, los estados miembros se habían negado en
fijar la contribución anual de ia UE, y habían preferido esperar las negociaciones de Copenhague,
una reserva criticada por las ONG de defensa del medi&ambiente que

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