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PLAN DE LA OBRA XXI

finiciones de curva, de tangente, de infinitésimo, de diferencial, vere-


mos que después de larga cavilación sobre los “puntos consecutivos”
de una curva, sobre el infinitésimo que ni es cero ni tiene valor ningu-
no, sobre los infinitésimos que se desprecian sin alterar la exactitud
del resultado, todo deberá descansar en una fe ciega y aceptarse como
dogma, sin que sea posible despertar y desarrollar el espíritu crítico.
Hace tiempo que se pusieron en claro los anteriores conceptos y que el
Cálculo infinitesimal dejó de ser Metafísica para hacerse Aritmética,
es decir, claro, sencillo, limpio de nebulosidades y libre de discusiones.
Pues bien, nadie como el técnico debe ser exigente en claridad y pre-
cisión; nada más lejano de la Metafísica que el hierro y el hormigón.
  En la exposición de las teorías elementales hemos tenido muy en
cuenta la evolución de la Matemática en los últimos años, pues es na-
tural que aquéllas sufran las variadas influencias que las modifican
y adaptan a la línea general del pensamiento de cada época. Así, al
ir pasando de lo particular a lo general en el proceso de abstracción
que caracteriza a la Matemática moderna, hemos señalado bien las
importantes ventajas con que ésta utiliza el formalismo lógico en sus
máximas posibilidades, y la economía de esfuerzo y mayor penetración
del conocimiento que con ello se logra. Sin embargo, no por eso deja-
mos de considerar equivocado el introducir los conceptos elementales
como casos particulares de los contenidos en teorías modernas que
abarcan el más amplio grado de generalidad y abstracción. Como ha
dicho el profesor Pascal, “hacer descender de lo alto los conceptos del
Análisis es didácticamente equivocado, históricamente absurdo, con-
ceptualmente hipertrófico y científicamente inútil”. No debe pedirse a
jóvenes inteligencias, lo que la historia del pensamiento humano de-
muestra requiere tiempo, ejercitación y adecuada adaptación mental.
  Por ello procuramos siempre introducir conceptos nuevos mediante
una ejemplificación previa concreta y familiar, dando para cada teo-
ría una visión intuitiva, que sitúe adecuadamente en la atención del
lector el propósito perseguido. Claro está que éste debe aspirar a que
los conceptos elementales se asimilen, a fin de preparar para estu-
dios superiores, labor posíble y adecuada por la enorme simplificación
alcanzada en el desarrollo de la Matemática moderna, como saben
todos aquellos que siguen la evolución de las nuevas ideas, y cuyo
conocímiento más o menos cercano posee todo profesor universitario.
  El texto en letra grande está destinado a la generalidad de los alum-
nos técnicos y científicos, y es lo mínimo que consideramos deben cono-
cer los que aspiran a una formación básica en Matemática. El texto en le-
tra pequeña se destina a los que aspiren a salir de la común mediocridad y a

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