Filosofía
Metafísica
Doctrina
Kirk MacGregor
Este artículo fue presentado en la 67ª Reunión Anual de la Sociedad Teológica Evangélica
el 17 de noviembre de 2015.
Este artículo emplea trabajos actualmente no traducidos de Molina, especialmente el
libro siete de la Concordia, para delinear su doctrina de la predestinación, mostrando en el
proceso sus principales diferencias con la doctrina de Arminio de la predestinación (con la
que a menudo se confunde). Como Calvino, Molina interpretó Romanos 9 como la
enseñanza de la predestinación soberana de Dios de cada individuo para salvación o
condenación. No menos que para Calvino, Molina estaba preocupado por realzar la
soberanía de Dios. Sin embargo, Molina afirmó que un Dios que puede infaliblemente
lograr la salvación o condenación de cada individuo sin comprometer su libertad
libertariana era más soberano que un Dios que sólo puede lograr sus destinos eternos si
carecen de libertad libertariana y si él, a su vez, predispone sus voluntades atadas a sus fines
predestinados.
Molina definió la predestinación como aquel segmento de la providencia de Dios
perteneciente a la vida eterna. [1] Al formular su doctrina de la predestinación, Molina
intentó reconciliar tres conjuntos de textos bíblicos—pasajes que afirman la soberana
predestinación individual, pasajes que afirman la libertad libertariana humana, y pasajes que
afirman la voluntad salvífica universal de Dios. Molina interpretó cada conjunto de textos
literal y directamente, de acuerdo con su significado al pie de la letra. Cabe señalar que
Molina no encontró ninguna contradicción entre estos conjuntos de textos. A pesar de que
es desconcertante para muchas personas, cómo los tres conjuntos pueden ser
simultáneamente verdad, sin embargo, Molina señaló que no hay inconsistencia lógica entre
ellos. Tampoco puede haber ninguna inconsistencia lógica entre ellos, porque todos ellos
son la Palabra inerrante de Dios. [2] Por lo tanto Molina rechazó firmemente cualquier
estrategia interpretativa que leyera los textos que afirman la predestinación individual a
través de los lentes de los textos que afirman la libertad libertariana más la voluntad
salvífica divina (así como Molina sentía que Arminio había hecho) o cualquier estrategia
interpretativa que leyera los textos que afirman la libertad libertariana más la voluntad
salvífica divina a través de los lentes de los textos que afirman la predestinación individual
(así como Molina sentía que Calvino había hecho). Mientras que uno debe utilizar una
exégesis sólida para determinar lo que enseña cada conjunto, Molina creía que la forma de
conciliar estos tres conjuntos de textos no era exegética sino filosófica. En otras palabras, la
exégesis sólida de cada conjunto nos deja sólo con tres piezas de rompecabezas no
contradictorias que no encajan. Como parte de amar a Dios con todas nuestras mentes,
Molina insistió en que usemos la reflexión filosófica para detectar el rompecabezas más
grande en el que encajan las tres piezas. Molina intentó evitar lo que él consideraba como
dos intentos filosóficos fallidos para detectar el rompecabezas: basando la predestinación en
la presciencia, la cual Dios eligió a aquellos a los que antes conoció que creerían libremente
en Cristo; y hacer de la predestinación un don arbitrario de Dios ajeno a su presciencia.
Exégesis de Molina
Molina creyó que Romanos 9, Éxodo 33:19, Malaquías 1:2-3, 2 Timoteo 2:20,
Efesios 1:4-5, Efesios 1:11, Ezequiel 11:19-20, Ezequiel 36:26-27, Romanos 8:29-30, y 1
Pedro 1:1-2 constituían el conjunto de textos que afirmaban la soberana predestinación
individual de Dios. En otras palabras, Molina afirmó que estos textos enseñan que, para
cada individuo, Dios ha escogido libremente desde antes de la fundación del mundo si ese
individuo sería salvo (elegido) o condenado (reprobado). Esto fue demostrado de manera
concluyente para Molina por varios versos en Romanos 9. Molina afirmó que el ejemplo de
Jacob y Esaú en Romanos 9:11-13 se refería estrictamente a esos dos individuos, de tal
manera que Jacob y Esaú no eran, como Arminio decía, representantes de dos grupos
diferentes. [3] En Romanos 9:15 (una cita paulina de Éxodo 33:19), "Tendré
misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca,"
Molina llamó la atención sobre el hecho de que los pronombres "del que/al que" son
singulares en lugar de plurales, indicando así la elección misericordiosa y compasiva de
Dios de individuos específicos. [4] Que Dios no sólo elige, sino también reprueba
individuos específicos, Molina lo encontró claro en Romanos 9:18, "Así que del que quiere
tiene misericordia, y al que quiere endurece". Nuevamente, Molina argumentó que esta
conclusión estaba garantizada por el uso de pronombres singulares del verso para "del
que/al que" en lugar de pronombres plurales. [5] Un individuo específico que Dios reprobó,
o endureció, fue el faraón, como descrito en Romanos 9:17. [6] Que algunos están
predestinados a la salvación y otros reprobados a la destrucción se hizo aún más evidente
para Molina en Romanos 9:13 (una cita paulina de Malaquías 1:2-3), Romanos 9:20-23, y
su paralelo en 2 Timoteo 2:20. A la posible objeción de que Romanos 9:20-23 (paralelo a 2
Timoteo 2:20) enseña la predestinación corporativa porque se refiere a dos grupos (los
vasos de ira/deshonra y los vasos de la misericordia/honra), Molina respondió que el
contexto de la predestinación individual a lo largo de Romanos 9 y que conduce a los
versículos 20-23 requiere que estos versículos significan que Dios eligió a los individuos
específicos para la elección y la reprobación los cuales formaron los dos grupos. [7]
Molina entonces llegó a Romanos 8:29-30 y 1 Pedro 1:1-2, dos textos que
históricamente se habían utilizado para enseñar que la predestinación se basó en la
presciencia de Dios de quien libremente depositaría su fe en Cristo. Esto fue porque
Romanos 8:29 ("Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen
hechos conformes a la imagen de su Hijo") coloca la presciencia lógicamente antes de la
predestinación, y 1 Pedro 1:1-2 ("Elegidos según la presciencia de Dios Padre") hace que
algún tipo de presciencia sea un factor en la elección. Mientras afirmaba estas claras
observaciones, Molina rechazó la inferencia de estas observaciones a la interpretación
histórica de los textos en dos frentes.
Este mandamiento que yo te ordeno hoy no es muy difícil para ti, ni está fuera de tu
alcance. No está en el cielo, para que digas: “¿Quién subirá por nosotros al cielo
para traérnoslo y hacérnoslo oír a fin de que lo guardemos?” Ni está más allá del
mar, para que digas: “¿Quién cruzará el mar por nosotros para traérnoslo y para
hacérnoslo oír, a fin de que lo guardemos?” Pues la palabra está muy cerca de ti, en
tu boca y en tu corazón, para que la guardes. Mira, yo he puesto hoy delante de ti la
vida y el bien, la muerte y el mal; pues te ordeno hoy amar al Señor tu Dios, andar
en sus caminos y guardar sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que
vivas y te multipliques, a fin de que el Señor tu Dios te bendiga en la tierra que vas a
entrar para poseerla. Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, sino que te dejas
arrastrar y te postras ante otros dioses y los sirves, yo os declaro hoy que
ciertamente pereceréis. No prolongaréis vuestros días en la tierra adonde tú vas,
cruzando el Jordán para entrar en ella y poseerla. Al cielo y a la tierra pongo hoy
como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la
bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia.
Pero Dios haciendo que ciertas personas sean salvas destruye su libertad libertariana:
"Porque si, al no tener idea de lo que la libre elección creada iba a hacer en su libertad, Dios
por la libre determinación eterna de Su voluntad y por Su influencia lo determina a todo lo
que Él quiere, y si, mientras permanezca esa determinación e influencia divina, la libre
elección no puede hacer otra cosa que aquella a la que está tan determinada, entonces no
veo en qué sentido permanece genuinamente libre de esforzarse por lo que
quiere". [28] Debido a la libertad libertariana, es lógicamente imposible que Dios haga que
cualquier ser humano sea salvo. Esta consecuencia llevó a Molina a negar que la gracia
previa o preveniente es
irresistible. Más bien, la gracia preveniente restaura a las personas su facultad mental de
elegir el bien espiritual (una facultad que había sido eviscerada en la Caída) y así provee a
las personas de su libertad libertariana. Además, atrae a la gente a poner su fe en
Cristo. [29] Significativamente, puesto que el mencionado conjunto de textos escriturales
atestigua que todos los seres humanos poseen la libertad libertariana (incluso los israelitas
que cometieron idolatría), le siguió a Molina que Dios le da a todos los humanos gracia
preveniente. Pues no podrían poseer la libertad libertariana sin ella. [30] Por lo tanto,
Molina afirmó que la predestinación de Dios no es su decisión de dar a algunas personas la
gracia previa irresistible y retenerla de los demás (porque todos reciben gracia previa, y no
es irresistible), pero debe ser su decisión de hacer otra cosa al elegir incondicionalmente
ciertas personas para ser elegidas y otras para ser reprobadas. [31]
Entonces comenzó a increpar a las ciudades en las que había hecho la mayoría de
sus milagros, porque no se habían arrepentido. ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti,
Betsaida! Porque si los milagros que se hicieron en vosotras se hubieran hecho en
Tiro y en Sidón, hace tiempo que se hubieran arrepentido en cilicio y ceniza. Por eso
os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que
para vosotras. Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás elevada hasta los cielos? ¡Hasta el
Hades descenderás! Porque si los milagros que se hicieron en ti se hubieran hecho
en Sodoma, ésta hubiera permanecido hasta hoy. Sin embargo, os digo que en el día
del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma que para ti. (Mat.
11:20-24)
Aquí Jesús provee una asombrosa pieza de conocimiento medio divino de que los
ciudadanos reprobados de Tiro y Sidón serían escogidos en el mundo factible donde Jesús
prealizó sus milagros ahí y que los reprobados ciudadanos de Sodoma serían escogidos en
el mundo factible donde la encarnación de Jesús ocurrió cerca del siglo XVII a.C. en lugar
del primer siglo d.C.. y hubiera realizado sus milagros en Sodoma. [39]
Debe ser resaltado que en esta coyuntura que Molina habría considerado como falsa
y no bíblica lo que muchas personas toman como una doctrina “Molinista” de la
condenación transmundial. Formulada por William Lane Craig y sostenida por varios
Molinistas contemporáneos, la doctrina de la condenación transmundial afirma que Dios ha
ordenado providencialmente al mundo de tal manera que cualquiera que es perdido en el
mundo real sería perdido en cualquier mundo factible que Dios pudiera crearlo. [40] Craig
mismo reconoce que Molina no aceptaba la condenación transmundial sino que mantenía
que si los perdidos “se hubieran puesto en diferentes circunstancias o se les brindara otras
ayudas ellos responderían libremente a Dios y serían predestinados a la salvación. [41] De
acuerdo con ello, a pesar de que la condenación transmundial es una modificación posible
del esquema Molinista, la condenación transmundial no es parte del esquema Molinista.