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1.

COSMOGONÍA
1. INTRODUCCIÓN.
2. LOS PRIMEROS DIOSES.
3. LOS TITANES.
4. LA TITANOMAQUIA.
5. LA GIGANTOMAQUIA.
6. EL GÉNERO HUMANO.

1. INTRODUCCIÓN.
Los griegos antiguos, gente de espíritu brillante e imaginativo habían creado un orden
de las cosas que funcionaba en armonía en el marco del inmenso mundo que les
rodeaba. Pronto les ocupó el principio y la creación del mundo, tal como ocurrió con
todos los miembros de las primeras civilizaciones. Así trataron de interpretar las fuerzas
naturales y los fenómenos inexplicables de la manera que les pareciera más lógica,
fieles siempre a la finalidad de las cosas, que partía del respeto que guardaban hacia los
seres superiores que mandaban y dominaban el destino del universo.
El contorno tremendamente inmenso que les rodeaba pronto sirvió de incentivo a la
gente del espacio griego para deificar a sentidos abstractos, elementos de la naturaleza y
en general a cada cosa temible que creían que dominaba su destino y supervivencia.
La divinidad que más venerada fue en los años de la prehistoria no sólo en Grecia sino
en todos los países antiguos, era la Tierra. Sobre la tierra pisó firmemente por vez
primera el hombre y se nutrió de sus frutas. Los pueblos del Mediterráneo identifican a
la diosa Tierra con la diosa de la fecundidad, que según representan las estatuillas de la
época halladas en varias partes de Grecia, era una mujer desnuda de pechos y caderas
demasiado anchas, rasgo muy característico de la diosa de la fertilidad. Así el cultivo de
la tierra fue estrechamente asociado con los ritos religiosos.

2. LOS PRIMEROS DIOSES.


Al comienzo de cada fábula o verdad, en el principio de la creación del Universo, fue el
Caos. Igual lo fue en el nacimiento del antiguo cosmos griego. El Caos engendró a
Erebo y a Nicte (la Noche); Erebo y Nicte a Eter, a Hemera (el Día), a Hipno (el
Sueño), a Tánato (la Muerte) y a las Moiras, así como a las Espérides y Eros. Luego la
Tierra extensa y cálida sirvió de base y fundamento para las diversas formas de vida.
Urano que rodeaba la Tierra era el dios más grande desde los principios del Universo.

3. LOS TITANES.
La unión de Urano y Gea y el nacimiento de los Titanes
Urano+Gea=> Los Titanes.
Crío Japeto+Climene
Océano+Tetis Hiperión+Tía Ceo+Febe Cronos+Rea
+Euribia (Asia)
Ríos (3000) Nilo
Alfio Heridano Demeter
Astreos Atlante Menecio
Acheloo Strimón Helios Selene Leto Hestia Hera
Persas Prometeo
Oceánidas (3000) Eos (Aurora) Asteria Hades
Pallantas Epimeteo
Electra Admetes Poseidón Zeus
Calipso Styx Asia
Nacimientos de la unión de Ponto y Gea.
Taumante+Electra Forcis+Ceto Euribia Nereo+Dóride
50 Nereidas entre las cuales:
Iris Harpías Gorgonas Grayas
Anfitrite Galatea Psamatia Tetis
Aelo Ocípete Esteno Euriale
Celeno Medusa

a) Cronos y Rea:

Cronos quien pertenece a la primera generación de dioses, fue el único hijo de Gea (la
Tierra) que ayudó a su madre para que se vengara de Urano, su padre. Cronos armado
de una hoz castró a su padre. Luego se hizo con el mando de la Tierra y volvió a
encerrar a los Cíclopes y a los Hecatónquiros (los de cien manos) en el Tártaro, ahí
mismo donde Urano, su padre los tenía sepultados. Enseguida se casó con su hermana
Rea, pero no quería que viviera ninguno de sus hijos. Sus padres le habían predicho que
uno de sus vástagos lo destronaría. En cuanto sus hijos venían al mundo Cronos los
devoraba. Había devorado ya a Hestia, Demeter, Hera, Plutón (Hades) y Poseidón. En
vista de eso la diosa Rea, nada más quedó embarazada de Zeus, se marchó a Creta
donde dio a luz en secreto; confió el recién nacido a la Oceánida Metis y engaño a su
marido entregándole una piedra envuelta en pañales, que devoró al instante creyendo
que era su hijo recién nacido. De este modo se salvó Zeus.

4. LA TITANOMAQUIA.
Apenas creció Zeus obligó a Cronos a vomitar a los hijos que había engullido, dándole
una pócima. Una vez libres sus hermanos, Zeus liberó a los Hecatónquiros y a los
Cíclopes, y todos juntos declararon la guerra a Cronos, su padre que tenía como aliados
a sus hermanos los Titanes. En esta terrible guerra, llamada Titanomaquia, tomaron
parte todos los dioses, los antiguos y los nuevos. Durante esta famosa contienda, los
Titanes habían acampado en la montaña Otres, mientras que Zeus y sus aliados estaban
en el Olimpo.
Los Cíclopes dieron a Zeus sus armas: el trueno, el relámpago y el rayo, a Poseidón el
tridente y a Hades, el casco que lo hacía invisible. Los tres Hecatónquiros con sus
trescientas manos arrojaron enormes rocas contra los Titanes. La victoria para los
Olímpicos no tardó en llegar. De este modo, Zeus se convirtió en el joven heredero de la
primigenia generación de dioses. Es el más sabio, posee cualidades superiores y
representa a las fuerzas naturales. No obstante, de la generación de los titanes, no todos
estuvieron de parte de Cronos, como por ejemplo océano, mientras que Prometeo, hijo
del Titán Jápeto, según se dice, entregó importante apoyo a Zeus. Al final de la
Titanomaquia, Cronos y sus hermanos fueron encadenados y arrojados en el Tártaro y a
los Hecatónquiros se les dio el encargo de vigilarlos.

a) Atlante:

Las consecuencias del nuevo orden de cosas que empezó a reinar fueron dolorosas para
algunos. Atlante, hijo del titán Jápeto, fue duramente castigado por haber participado en
la lucha, de parte de los Titanes, en contra de Zeus. Fue enviado a los confines de la
tierra, hacia el Poniente, en las fronteras de la Noche (Nicte) y del Caos, en donde las
Hespérides guardaban las manzanas de oro. En este lugar, fue condenado a llevar
eternamente sobre sus hombros la bóveda del cielo, mientras apoyaba sus pies en la
tierra (en la antigüedad se creía que la tierra era el centro del universo y sobre ella
estaba la bóveda celeste).
Atlas condenado a sostener en sus hombros la Tierra (Período neoromano, Museo Nacional de
Nápoles, Italia).

5. LA GIGANTOMAQUIA.
Gea vio con disgusto el castigo que había impuesto Zeus a algunos de sus hijos, a los
Titanes, y además, pensando que los dioses no la honraban como era debido, decidió
vengarse y engendró a los Gigantes. Los Gigantes eran seres enormes, tenían serpiente
por cabellos y su cuerpo terminaba en cola de dragón (serpiente). Su apariencia
provocaba estremecimiento, y eran invencibles. Apenas nacidos, iniciaron el ataque a
los dioses del Olimpo, con antorchas encendidas, lluvias de rocas y árboles desraizados,
envueltos en llamas. Las montañas vibraron y las estrellas y el mar se convirtieron en un
infierno. Los dioses olímpicos se enfrentaron a una nueva batalla, con Zeus sus rayos, a
la cabeza y con el apoyo de dioses de igual talla, dispuestos a hacer frente al ataque. Los
dioses combatientes fueron Poseidón, Apolo, Hefesto así como las Moiras, Dioniso y su
séquito, y otros más. No obstante, la gran protagonista en este suceso fue Atenea, que
nació durante los enfrentamientos, de la cabeza del dios Zeus. Atenea emergió de su
padre completamente armada. Nada más salió a la luz, dio muerte instantánea al gigante
Palante y combatió siempre al lado del dios. La Gigantomaquia duró mucho tiempo y
habría durado más, si no hubiera sucedido lo que predijeran las Moiras: que los
Olímpicos conseguirían la victoria, a condición de que un mortal fuera su aliado. Y así
fue. A su bando, se les unió Hércules, y uno tras otro, los gigantes cayeron derrotados.

6. EL GÉNERO HUMANO.
Una vez, en tiempos remotos, cuando existían sólo dioses inmortales y ningún mortal
sobre la tierra, pensaron los dioses en crear los seres que la poblaran. Cuando se hubo
decidido eso encargó Zeus a los hijos del Titán Jápeto, que dotaran de gracias y fuerzas
a las criaturas terrenales. Epimeteo rogó a su hermano que le permitiera hacer el reparto.
Así fue, de este modo que: a un animal le donó la belleza, a otro la potencia, a otro, lo
hizo pequeño pero veloz, a otro grande y a otro sagaz. Epimeteo adornó, otorgó y
repartió a cada cual lo que creyó conveniente. Pero no siendo tan sabio como Prometeo,
ofreció todos los dones a los animales, dejando al hombre para el final. En consecuencia
quedó el hombre desnudo, indefenso y sin arma alguna.

a) Prometeo:

Fue entonces cuando Prometeo, el amigo del hombre, viendo la injusticia que se había
cometido, trató de enmendar el error y hurtando de la diosa Atenea la sabiduría, entregó
al hombre la lógica. Enseguida, robó el fuego del taller de Hefesto y se lo regaló al
hombre, que empezó a calentarse, a vivir y a crear con el fuego. Prometeo tomó al
género humano bajo su protección y le enseñó todo lo que sabía. No obstante, Zeus al
enterarse de que había dado al hombre tales dones, que ya alcanzaba a asemejarse a los
dioses, montó en cólera contra él, arrojó rayos y relámpagos, preso de rabia. Por ello,
dirigió sus iras contra Prometeo y lo castigó duramente; le hizo encadenar en el monte
Cáucaso, en los límites de Universo. Allí llegaba todas las mañanas un águila que le roía
el hígado. Durante la noche, volvía a crecerle el hígado y el águila volvía de nuevo, al
día siguiente a cumplir su cruel operación. Treinta años más tarde, Hércules liberó a
Prometeo de tal cruel suplicio.

b) Pandora:

Hefesto, el herrero, dios del fuego, modeló en su taller a la primera mujer. Al principio
fue una estatua de metal. La hermosura de su figura era tal que Zeus resolvió insuflarle
vida. Acto seguido cada uno de los dioses le agradeció con un don; belleza, gracia,
inteligencia, habilidad y poder de persuación. Pero Hermes, plantó en ella la astucia y la
mentira y Hera, la curiosidad, que no le dejaría en paz un solo instante.
Zeus envió a Pandora como regalo, a Epimeteo quien hechizado por su belleza, decidió
enseguida, casarse con ella. Como regalo de bodas les ofrecieron una hermosa caja
adornada de piedras preciosas y oro. La caja estaba cerrada, pero Zeus al darle a
Pandora la lleve le advirtió que si quería que vivieran felices, no la abriera jamás.
Por un tiempo Epimeteo y Pandora disfrutaron de una vida plácida y feliz; sin embargo
la curiosidad que había clavado Hera en el alma de la mujer fue más fuerte que el
consejo recibido y un día la abrió. No bien los hizo, empezaron a salir todas las
desdichas y los males de los hombres. Las enfermedades, las amarguras, los dolores y
otras desgracias. La esperanza salió última, en forma de pequeño pájaro y como símbolo
de consuelo para la humanidad.

c) Las primeras generaciones humanas:

Según Hesíodo, durante el reinado de Cronos, vivía el Género Humano de Oro. La vida
en aquel entonces era idílica ya que los hombres vivían ajenos a todo tipo de problemas,
felices como los dioses. No había pena que les preocupara ni vejez que les amenazara.
Permanecían siempre jóvenes, se divertían continuamente comiendo tan sólo frutas de la
tierra puesto que no mataban a ninguna criatura viviente. No había puertas ni cerraduras
porque no había nada que esconder pues el robo era un acto totalmente desconocido.
Cuando los hombres se sentían cansados de tanto vivir, simplemente se acostaban bajo
la sombra de algún árbol y allí dormían dulcemente. Entonces sus cuerpos se hacían
transparentes y ligeros y un vientecillo suave al soplar los llevaba a un país tranquilo y
mágico.
Luego del Género de Oro, sobrevino el de Plata, que no era tan feliz como el primero
ya que surgieron los primeros actos ilegales. Hasta el reino de los dioses había
cambiado mucho. Las cosas empeoraron notablemente durante el Género de Cobre
cuando sobrevinieron las calamidades, las enfermedades, la violencia, la guerra. De ahí
que aparecieran los primeros héroes para luchar contra el mal.
El Género de Hierro que vino a continuación hizo la vida de los seres humanos
imposible; los hombres ya luchaban a diario para sobrevivir con único aliado la
esperanza en el corazón.
2. LOS DIOSES
1. INTRODUCCIÓN.
2. LOS DOCE DIOSES DEL OLIMPO.
3. LOS DIOSES MENORES.
4. OTROS DIOSES MENORES.
5. LOS ORÁCULOS.

1. INTRODUCCIÓN.
Las divinidades antiguas a las que nos hemos referido pronto empezaron a no satisfacer
la imaginación y el sentimiento religioso del hombre pues los hombres deseaban unos
dioses más activos que les acompañaran en la vida diaria y participaran activamente en
cada uno de los problemas humanos. Así fueron los vencedores del Olimpo quienes
formaron parte en su imaginación y pronto predominaron en el culto religioso. Esos
dioses, tan fuertes y al mismo tiempo tan sensibles y vulnerables a las debilidades
humanas, dirigen el destino y la existencia de quienes aman y odian. Hermosos,
majestuosos, cada uno con un papel concreto, formaron el elemento de culto durante
muchos siglos. Esos dioses tenían todas las cualidades y todos los defectos de los
humanos. Eran severos, castigaban todo comportamiento injusto, pero al mismo tiempo
protegían y ayudaban a los justos y los piadosos. Demostraban su simpatía incluso entre
sí y tales sentimientos afectaban su comportamiento hacia los humanos, según quien era
el dios que los tenía bajo su protección. Dicha afirmación es claramente evidente en la
Guerra de Troya donde los dioses del Olimpo intervienen para ayudar a los Aqueos o
los Troyanos, según el protegido de cada uno. Son vengativos pero al mismo tiempo
extremadamente generosos; se satisfacen y se apaciguan con ofrendas materiales. Eran
sacrificados y asados en los altares los animales, los frutos de la tierra se ofrecían, y se
realizaban impresionantes ritos hasta llegar al punto de sacrificios humanos aunque la
mayoría de ellos se posponía al último momento si la piedad y la fe eran comprobadas,
todo en honor de los dioses. Cada labor y necesidad social se asocia a la veneración de
algún dios: desde la agricultura hasta el aprendizaje, desde las bellas artes hasta la caza
y desde las virtudes bélicas hasta el amor. Entre los dioses hay quienes son más alegres
y despreocupados, quienes regalan al hombre el buen humor y la diversión para que la
vida adquiera cierto aire de despreocupación, y todo esto siempre en el marco de
algunos ritos religiosos dedicados a Dioniso, a Pan o a Afrodita (Venus).

2. LOS DOCE DIOSES DEL OLIMPO.

Introducción, Zeus, Hera, Atenea, Poseidón, Demeter, Apolo, Artemisa, Hermes, Ares,
Afrodita, Hefesto, Hestia.

a) Introducción:

Los doce dioses del Olimpo, desde el comienzo de su reinado sobre la tierra y el cielo,
se repartieron los poderes y las dignidades según la voluntad de Zeus. Su morada era el
Olimpo, la montaña más alta de Grecia, pero acostumbraban bajar entre los hombres
para ayudarles, para castigarles, para controlar sus destinos y hasta para unirse con ellos
y procrear descendencia. Los hijos de estas uniones se llamaban semidioses y poseían
poderes especiales. Protagonizaban múltiples hazañas heroicas y disfrutaban de la
admiración de todos.
Los dioses comían ambrosía y bebían néctar, bebida exclusiva para dioses. Aceptaban
los sacrificios y las ofrendas que los humanos les dedicaban; los hombres inmolaban en
honor de ellos animales que degollaban y asaban en el altar sagrado. Otras veces, les
ofrecían diferentes frutos de la tierra. Las divinidades cumplían con rigurosidad con sus
promesas, especialmente si esas se hacían bajo juramento, el más sagrado de todos era
el de "por las aguas de la Estige". Cuando un dios daba su palabra "por las aguas de la
Estige" -una de las corrientes sagradas- jamás quebraban su promesa.
Los dioses del Olimpo eran casi omnipotentes; cada uno de ellos tenía su propio espacio
donde enseñorearse y ejercía su poder dentro de esos límites. Sólo Zeus era
Omnipotente. En muchos aspectos se asemejaban a los humanos. Poseían iguales
debilidades, pasiones y sentimientos. Se encolerizaban, celaban, envidiaban, amaban y
se enamoraban como el hombre. Pero pretendían sobre todo, el respeto y la honra de los
humanos.
Los Doce del Olimpo tuvieron un lugar privilegiado en la conciencia religiosa del
entonces Mundo Heleno. Pronunciar el "juro por los Doce Dioses del Olimpo",
significaba contraer el más sagrado compromiso de honor, demostrándonos así, el
profundo respeto que debían a estas deidades que delinearon la suerte del Mundo y la de
los Helenos.

b) Zeus:

Es el Señor del cielo y de la tierra, el padre de dioses y humanos. Zeus, el más


importante de los dioses inmortales del Olimpo nació en la cueva Dicte, en Creta; no
bien nació, su madre Rea lo escondió en las cuevas de los montes Ida, donde creció al
cuidado de la cabra Amaltea y las Ninfas. Demostró dominio y supremacía entre sus
hermanos y entre los demás dioses, ganándoles su respeto y admiración. Después de la
Titanomaquia y la Gigantomaquia, con justicia lo admitieron como jefe y patriarca de
los dioses y los hombres. Su arma fue el rayo, y su soberanía se extendía sobre el cielo y
sobre la tierra. Su esposa legítima y eterna fue Hera, siempre firme y fiel compañera de
su vida y sus obras. Con ella tuvo a Ares, Hebe, Ilitía y Hefesto. Tuvo Zeus numerosas
relaciones amorosas con diosas y mortales que provocaban de tiempo en tiempo los
celos de Hera. De estas relaciones Zeus tuvo otros vástagos, dioses, semidioses y
héroes. Para enumerar algunas de sus muchas relaciones, citaremos la suya con Maya
que dio a luz a Hermes; fruto de su relación con Sémele fue Dioniso, de Leto nacieron
Apolo y Artemisa, de Temis: las Moiras y las Horas, de Mnemosine las nueve Musas.
Se tiene referencia de sus amores con infinito número de mujeres mortales que trajeron
al mundo a semidioses y héroes. Amaba y protegía a todos sus hijos y éste fue a
menudo el objeto de la furia de Hera. A más de los cientos de mujeres que mantuvieron
secretas relaciones amorosas con el padre de los dioses y los hombres, se dice que un
día se dejó seducir por el más bello de los mortales, por Ganímedes, príncipe de Troya.
Era tal su encanto que provocó la pasión del propio Zeus, quien lo llevó al Olimpo para
que le sirviera el néctar en su copa.
Aparte de sus pasiones, que como hemos dicho eran equiparables a las humanas, Zeus
era un dios protector del equilibrio del derecho. No fue solamente árbitro y sentenciador
sino que participaba del dolor ajeno, intentaba consolar a los desdichados e impartía
justicia. Los calificativos de "nacido de Zeus" o "criado por Zeus" se aplicaban a
soberanos quienes sabían gobernar con sabiduría y sentido de la justicia.

1) Nacimiento de Dioniso:

Dioniso era hijo de Zeus y Sémele. Cuando ella estaba embarazada de Dioniso pidió a
Zeus que se le presentara en todo su esplendor (con sus rayos). Zeus accedió pero ella
no pudo soportar esa visión y murió. Entonces Zeus se le introdujo en la pantorrilla y
allí acabó de gestarse Dioniso hasta que nació.

2) Zeus y Europa:
Entre las jóvenes de quienes se enamoró Zeus estaba la hermosa Europa, hija de Agenor
y Telefasa y hermana de Cadmo. La joven jugaba con sus amigas en la playa de Sidón
cuando Zeus la vio y se quedó encantado por su gracia. Tanto fue su amor por ella que
para acercársela se transformó en toro blanquísimo y fue a acostarse junto a sus pies.
Cuando Europa superó la sorpresa empezó a jugar con el toro mas en algún momento
cuando la joven se había montado sobre el animal, el toro se levantó y se lanzó hacia el
mar.

Cuadro de Erasmus Quellinus hecho entre 1636-37, y que representa el momento en que Europa se
sube al toro.

En vano gritaba suplicando la joven, el toro nadaba furioso alejándose de las costas.
Europa para no caerse de sus espaldas tuvo que agarrarlo por los cuernos y tras un largo
viaje llegaron a Creta.

Cuadro de Peter Paul Rubens del año 1628-29, en el que se muestra a Europa agarrada de un
cuerno del toro alejándose de la costa.
Fue en Creta y precisamente en la fuente de Gortina, bajo la frondosa sombra de los
plátanos donde la pareja se unió. Desde aquel entonces los plátanos nunca pierden sus
hojas en el invierno puesto que sirvieron para amparar el amor de un dios. De la unión
de Zeus y Europa nacieron tres hijos: el legendario Minos, rey de Creta, el valiente
Sarpidón y el justo Radamantes. Se dice que Talos, el robot de cobre que vigilaba y
protegía la isla de Creta y que veremos en el capítulo de los Argonautas, era regalo de
Zeus a su amada Europa. Europa permaneció en Creta, se casó con el rey Asterión quien
adoptó a sus hijos y dio su nombre al viejo continente donde habitamos.
El toro cuyo aspecto tomó Zeus, subió al cielo transformándose en la constelación del
tauro, el conocido signo zodíaco.

3) Amores de Zeus:

Zeus era marido de Hera. Con Leda: se transforma en cisne. Con Io: se transforma en
nube. Con Europa: se transforma en toro. Con Ganímedes: se transforma en águila. Con
Dánae: se transforma en lluvia de oro.

Cuadro de Tiziano para Felipe II, que quería decorar sus habitaciones privadas en el antiguo
Alcázar de Madrid. Concretamente, este cuadro adornaba las paredes y el techo, junto
con otras pinturas, de la Sala Ochavada, la habitación del rey. El lienzo recoge el
momento en el cual Zeus llega a Dánae mientras distrae a su sirvienta con unas
monedas de oro.

4) Descendencia de Zeus:

UNIÓN CON DIOSAS UNIÓN CON HUMANAS


MADRE DESCENDENCIA MADRE DESCENDENCIA
Démeter Perséfone Alcmena Heracles
Dión Afrodita Antíope Amfión, Zeto
Eurínome Gracias Calisto Arcas
Hera Ares, Eileithyia, Hebe, Efesto Dánae Perseo
Leto Hermes Egina Eaco
Maya Apolo, Ártemis Electra Dárdano, Armonía, Jasón
Metis Atenea Europa Minos, Radamantis, Sarpedón
Mnemosine Musas Io Épafo
Horas (Estaciones), Moiras
Temis Laodamia Sarpedón
(Parcas)
Cástor, Polideuces, Clitemnestra,
Leda
Helena
Niobe Argos, Pelasgo
Pluto Tántalo
Sémele Dionisio
Taigete Lacedemonte

c) Hera:

Es la protectora de la familia y las mujeres casadas. Era la fiel y respetada esposa de


Zeus, y diosa protectora del matrimonio y de las mujeres casadas. Sus relaciones con
Zeus habían comenzado mucho antes de su matrimonio, cuando se veían a hurtadillas de
los padres. Luego del restablecimiento de los dioses en el Olimpo y del reconocimiento
de Zeus como su soberano, tuvo lugar la boda. Hera participa en innumerables mitos,
cría a muchos niños aparte de los suyos, castiga la infidelidad y condena con dureza a
las amantes de su marido. A Leto cuando quedó embarazada de Apolo y de Artemisa, la
condenó a vagar, hasta que al fin, llegó a la hasta entonces isla flotante de Delos. A
quien Zeus había bienamado, la transformó en vaca. Un especial culto a Hera, le
consagraban los habitantes de Argos y por eso la diosa se convirtió en la divinidad
tutelar de la ciudad. Durante la Guerra de Troya, Hera protegió a los Helenos y tomó
parte en varios asuntos relacionados con el desenlace de ese conflicto bélico.

1) Juicio de Paris:

En las bodas de Tetis y Peleo (de los cuales nacerá Aquiles) sólo Eris entre los dioses no
fue invitada. Para vengarse (haciendo honor a su nombre, "la discordia") arrojó en
medio del banquete una manzana de oro con la leyenda "para la más hermosa".
Entonces compitieron para llevársela Hera, Ártemis y Afrodita. Al no ponerse de
acuerdo, eligieron como juez a Paris (hijo de Príamo, rey de Troya). Éste dio la
manzana a Afrodita, que le había prometido entregarle a Helena (esposa de Menelao,
rey de Esparta); esto provocó la Guerra de Troya.

El juicio de Paris (1639), Peter Paul Rubens. El maestro recoge el momento en el que Paris, hijo de
Priamo, rey de Troya, toma la manzana que le da Mercurio para que se la entregue
como premio a la diosa más bella. Las tres diosas habían intentado previamente
comprar la decisión del joven príncipe con diferentes ofrecimientos. La que consiguió
convencer a Paris fue Venus al entregarle la mujer más hermosa del mundo, Helena - la
esposa de Menelao - originando así la Guerra de Troya. En el cuadro aparecen, de
izquierda a derecha, las tres diosas con sus respectivos atributos: Atenea con sus armas,
Afrodita acompañada de Eros y Hera con su pavo real. Sobre ellas se sitúa un amorcillo
que corona a Afrodita, anticipando la elección del joven.

d) Atenea:

Es la diosa de la sabiduría. Después de la victoria de los dioses Olímpicos en la guerra


contra los Titanes, Zeus se unió con la oceánide Metis, hija de Océano y de Tetis. Urano
y Gea habían revelado a su hijo Zeus que de esta unión nacería Atenea, que le
asemejaría en valor y sabiduría, y que más tarde ella tendría un hijo que sería mucho
más sabio que él, poniendo en peligro su supremacía. Para paliar este riesgo Zeus se
tragó a Metis. Llegado el momento del parto, el dios ordenó a Prometeo (otros dicen
que a Hefesto) que le abriera la cabeza de un hachazo; todos quedaron asombrados al
ver que de la frente del dios surgía Atenea, totalmente armada y blandiendo su lanza. La
nueva diosa tuvo activa participación al lado de su padre, en la lucha contra los
Gigantes. Venció al gigante Encélado, arrojándolo a tierra y sepultándolo
completamente bajo la isla de Sicilia.
Atenea aunque diosa guerrera, no era belicosa. Era sabia e inteligente; prestó apoyo a
héroes como Perseo, Aquiles, Odiseo (Ulises) y a muchos otros. Mas su amor por ellos
no tuvo nada de erótico. Atenea, tanto como Artemisa habían decidido no casarse, ni
siquiera con dioses y conservar su virginidad.

1) El nombramiento de la ciudad de Atenas:


Cuenta la leyenda que una vez Poseidón y Atenea se disputaron por la ciudad de Atenas,
para aclarar quién la tomaría en protección y cuyo nombre llevaría. Al fin, decidieron
hacerle cada uno un regalo a la ciudad y que ganara el que los otros dioses consideraran
que había sido el mejor. Poseidón golpeó con su tridente la roca de la Acrópolis y
enseguida brotó el agua. Atenea por su parte, golpeó la tierra con el pie y de ella salió el
olivo, el primero en el mundo, el árbol bendecido y símbolo de la paz desde tiempos
remotos.
La sentencia de los dioses dio la victoria a Atenea y la ciudad tomó su nombre
llamándose Atenas y quedó bajo su amparo.
La diosa asistió y ayudó a los hombres en sus obras de paz. Enseñó a los alfareros,
colaboró con los poetas, adiestró a las mujeres en el arte del hilado. Muy a menudo se
cita como "Palas Atenea". La palabra Palas quiere decir "nueva hija". El constante rival
de Atenea fue Ares, el combativo que aparece en la Ilíada apoyando a los ejércitos
enemigos de los griegos. Ares defendía a los Troyanos mientras que Atenea, a los
Helenos. Es más, cuando Zeus permitió a los dioses inmortales que participaran en la
guerra de Troya, Atenea combatió a su rival Ares con éxito, asestándole un grave
embate.
La presencia de Atenea era, en total, sinónimo del consejo prudente, el comportamiento
tranquilo y el juicio sabio. El Partenón, el magnífico templo consagrado a Atenea, fue el
centro de su culto y veneración; sede de las grandes celebraciones, así como también del
festival de las Panateneas, conmemorativo de su nacimiento.

2. Atenea y Aracne:

Aracne era el nombre de una joven muy hábil en el tejido y el bordado. Sus obras
siempre eran admiradas hasta tal punto que muchos pensaban que tal arte le había sido
enseñado por la diosa Atenea. Mas la chica joven, por soberbia, no aceptaba tal cosa y
por si eso fuera poco invitó a la diosa a competir con ella.
Se le presentó Atenea disfrazada de anciana y comenzó a aconsejar a la joven para que
fuera modesta y piadosa. Mas Aracne replicó los consejos insultando a la anciana.
Luego empezó el concurso en el cual una de las concursantes elegía los temas que iba a
representar en sus obras; mas los temas que Aracne elegía eran escenas sacrílegas, que
ofendían a los dioses. De ahí que tuviera que afrontar la ira de la diosa. Aracne se sintió
tan menospreciada que acabó ahorcándose. No obstante, para que no se muriera, la
diosa la transformó en el insecto que todos conocemos y que continuamente teje su tela,
la araña (Aracne en griego).
Otra versión dice que como el jurado dictaminó un empate, Atenea castigó a Aracne
convirtiéndola en araña para que tejiera durante toda su vida.

Una de las obras más interesantes y enigmáticas de Velázquez sobre todo en cuanto al tema es Las
Hilanderas. Fue pintado casi con total seguridad en 1657 para D. Pedro de Arce,
Montero del Rey, aunque en el siglo XVIII ya figura en las colecciones reales.
En primer plano vemos cinco mujeres que preparan las lanas para la fabricación de
tapices. Al fondo, detrás de ellas, aparecen otras cinco mujeres ricamente vestidas,
sobre un fondo de tapices. Esta última escena sería la que da título al cuadro ya que
recoge el mito de Atenea y Aracne.
e) Poseidón:

Es el dios del mar. Es uno de los dioses más respetados del Olimpo, pues junto con
Zeus y Hera son los dioses más ancianos. En su carro dorado surca las aguas de su reino
-los mares y los océanos-, no le mojan las olas y alegres delfines le rodean para
festejarle.
En la Ilíada aparece de parte de los griegos, en la Odisea, en cambio, persigue a Odiseo
(Ulises) por haber dejado ciego a su hijo, el cíclope Polifemo. También impuso largos
padecimientos a los otros héroes en su travesía de regreso desde Troya, porque, a pesar
de haber ayudado a los griegos en su guerra contra los troyanos, le dolió la destrucción
de la ciudad que había construido con sus propias manos.
Poseidón disfrutó del amor con numerosas diosas y valiosas mujeres mortales y tuvo
mucha descendencia. Algunos de ellos fueron Tritón, de Anfitrite; Polifemo, hijo de la
ninfa Toosa; Ante, de Gea; Orión, de Euríale; los gemelos Pelias y Neleo, de Tiro;
Pegaso y Crisaor, de la Gorgona Medusa; Atlante (Atlas), de Clite, y muchos otros.
Como rodeaba e influía la Tierra recibía además estas denominaciones: "Kosmozostes"
("El Ceñidor del Mundo"), "Kosmoseistes" ("El Sacudidor del Mundo"), "Mesopontios"
("El del Medio del Mar"), "Pelagios" ("El Mar Interior"), "Pontokrator" ("El Dueño del
Mar") y muchos otros.

f) Demeter:

Es la diosa de la agricultura. Fue la diosa de la fecundidad, divinidad maternal, madre


y protectora de la tierra cultivada y especialmente del trigo. Fue incluso considerada
como diosa de la Tierra en sentido cosmogónico pues todo lo vivo, lo que florece y da
fruto sobre el planeta, se lo debía a Demeter y su prudencia. Demeter mantiene una
estrecha relación con Perséfone, la hija que tuvo con Zeus y por tanto en la Mitología es
frecuente referirse a Demeter asociada a su hija.

1. El rapto de Perséfone o Proserpina:

Perséfone, la hija única de la diosa, tuvo una infancia feliz junto a su madre y a los otros
dioses Olímpicos, hasta que un día, Hades (Plutón) se enamoró de ella y la raptó. La
joven cortaba un bello narciso en el prado y en ese preciso instante, Hades abrió la tierra
y se la llevó consigo al Mundo Subterráneo.
Cuando Demeter se percató de la desaparición de su hija, emprendió en su búsqueda.
Viajó día y noche, angustiada y acongojada, por el mundo conocido hasta ese entonces.
Mas nadie sabía nada. Cuando al fin Helios le contó la verdad, la diosa se encolerizó y
abandonó el Olimpo. Descuidando sus deberes de diosa, se transformó en anciana y
bajó a la tierra. Llegó a Eleusis y se puso al servicio del rey Celeo. Durante este lapso,
la tierra se volvió estéril y la agricultura dio marcha atrás: nada brotaba, ni florecía, ni
daba fruto. Y el hombre empezó a sufrir por el descuido de la diosa. Fue entonces
cuando Zeus, preocupado, mandó a Plutón que devolviese a Perséfone a su madre, pues
ésta amenazaba con no dejar crecer ni una sola espiga sobre los campos. Plutón, tuvo
que consentir llevar a su mujer al Mundo de Arriba, para que se uniera con su madre;
pero con astucia, poco antes de dejarla ir, le dio a comer un grano de granada, que ató a
Perséfone a las mansiones subterráneas. Y así hubo que llegar a un acuerdo con Plutón:
ocho meses al año, Perséfone permanecería con su madre y los cuatro restantes con
Plutón, su marido. Demeter aceptó el trato y al poco tiempo, los terrenos se cubrieron
nuevamente de mieses, los árboles de hojas, los sembríos dieron brotes, y luego frutos.
Este podría ser un mito etiológico (estudia sobre las causas de las cosas), ya que así se
está explicando el ciclo de las estaciones del año (los cuatro meses que permanece
Perséfone con Hades, se refieren al invierno y parte del otoño, meses en los que la
vegetación no es tan floreciente como en el resto del año).
En el Rapto de Proserpina muestra Peter Paul Rubens la tensión provocada por un secuestro. Al
oír los gritos de socorro de Proserpina acuden Atenea, Venus y Diana que no pueden
evitar el rapto. La violencia del escorzo de Proserpina es lo que más llama la atención,
al intentar zafarse de su agresor. Plutón está en total tensión al sujetar a la joven,
mientras los amorcillos indican el camino al carruaje que llevará a la pareja con destino
al Hades, donde Plutón era rey.
Todas las figuras se vienen a primer plano, como sí de un friso clásico se tratara, debido
a la preocupación del maestro por el volumen. Las luces empleadas sirven para
aumentar el dramatismo y para reforzar el brillo del colorido, aplicado con largas
pinceladas.

g) Apolo o Febo:

Es el dios de la luz, la música y la adivinación. Pertenece a la segunda generación de


los llamados dioses Olímpicos y es, como su hermana Artemisa, hijo de Zeus y de Leto.
Cuando Leto quedó embarazada fue condenada por Hera a no dar a luz en ningún lugar
bajo el brillo del sol. En vano buscaba lugar para alumbrar a sus hijos; en ningún lugar
se lo permitían, por miedo a la furia de la reina de los dioses. Por fin la estéril isla de
Delos, que en ese tiempo se llamaba Ortigia, le dio cobijo y allí nacieron Apolo y
Artemisa. Apenas nacido este dios solar, el del don de la adivinación, de las artes
musicales, cubrió de esplendor a la isla, al mundo entero.
En su juventud hizo muchas proezas entre las cuales destaca la liberación de la ciudad
de Delos al matar con una de sus flechas certeras a la serpiente Pitón.

Apolo y la Pitón, cuadro de Cornelis de Vos pintado entre 1636-37

Después de esta hazaña se llamó Apolo Pitio de ahí que los juegos que se celebraban en
Delfos se llamaran Juegos Píticos lo mismo que su sacerdotisa fue nombrada Pítia. La
Pítia se sentaba en el sagrado trípode en el oráculo de Apolo y a través de su boca se
transmitían las profecías. El peán apolíneo, himno de alabanza al dios Apolo, se cantó
por primera vez, aquel día victorioso en que Apolo tomó posesión del oráculo de
Delfos, dominio, en otros tiempos, de Temis (hija de Urano y Gea). Apolo era un joven
alto, de hermoso porte y abundante cabellera. Tuvo muchas aventuras amorosas con
ninfas y mortales. Una vez se enamoró de la hija del dios río Peneo, de Dafne. Mas ésta
no correspondió a su amor y un día que trataba de seducirla, rogó a su padre que la
transformara para salvarse. Y así ocurrió: la ninfa fue transfigurada en laurel (en griego,
dafne), que a raíz de este hecho, fue el árbol ritual dedicado al culto de Apolo.
De sus relaciones amorosas con ninfas y bellas mujeres de aquella época, tuvo una larga
descendencia: Orfeo, de Calíope; Asclepio, de Corónide; Lino, de Psámate; Aristeo, de
Cirenel; Troio, de Casandra; y otros más. Fuera de sus aventuras amorosas con mujeres,
el dios amó a hermosos hombres, de entre los más conocidos, a Hiacinto (Jacinto) y a
Cipariso (en griego, ciprés) los que a su muerte y en medio de profunda congoja, Apolo
decidió transformar, al primero en flor, y al segundo en árbol.
A la par de sus altas dotes en las artes musicales, el pastoreo y la adivinación, Apolo
poseía virtudes de guerrero; y gran habilidad en el manejo del arco. Fue honrado en
altísimo grado por los humanos; presente en el culto, en las profecías, en las
competencias, en los sacrificios. Se constituyó en símbolo religioso que inspiraba las
creaciones artísticas. Se le considera además como el padre de Pitágoras.
Por todas partes había templos y santuarios dedicados al dios Apolo. El más importante
estaba en Delfos, donde crecía el símbolo del dios, el laurel. Muchos animales fueron
también símbolos suyos y se dedicaron a él. El lobo, el cisne, el cuervo (cuya manera de
volar desvelaba la voluntad del dios) y el delfín. Más tarde los romanos le honraron
mucho y construyeron espléndidos templos y celebraban grandes festejos a su honor y
para agradecerle.

h) Artemisa:

Es la diosa de la luna y de la cacería. Nació de la unión de Zeus y Leto, el mismo día


que su hermano Apolo. Fue la diosa de la cacería y de la luna. Desde muy pequeña
pidió a su padre que le permitiera quedar soltera. Recorría los bosques armada de un
arco y flechas, seguida de ciervos y de sus amadas fieras salvajes. Artemisa tomó parte
en la Gigantomaquia y dio muerte al gigante Gratión con la ayuda de Hércules.
Era una diosa vengativa. Protegía a los cazadores y a los hombres puros e inocentes. Es
conocida la venganza que impartieron Artemisa y su hermano Apolo a Níobe, la hija de
Tántalo. Níobe orgullosa de su descendencia, se jactaba de haber tenido catorce hijos,
superando a Leto que sólo había tenido dos: Apolo y Artemisa; estos, en represalia por
la afrenta hecha a su madre, mataron a flechazos a sus hijos, Apolo dio fin a los jóvenes
y Artemisa a las muchachas. Una de las víctimas de la furia de la diosa fue Acteón, hijo
de Arísteo y de la ninfa Cerena que había aprendido el arte de la caza por el Centauro
Quirón. La diosa Artemisa se enfureció pues una vez él la vio desnuda a la hora que ella
se bañaba en una fuente. La venganza de la diosa fue muy dura: lo transformó en ciervo
y luego mandó a sus propios perros a que los persiguieran hasta matarlo y devorarlo.

i) Hermes:

Es el dios del comercio, de la adivinación y heraldo de los dioses. Hijo de Zeus y


Maya, una de las hermosas Pléyades. Desde casi recién nacido, aún en pañales,
demostró estar dotado de fina astucia y picardía. Un día, robó y escondió tan hábilmente
los bueyes de su hermano Apolo, que éste último se vio obligado a hacer acopio de todo
su arte de adivinación para hallarlos. Y quizás nunca habría podido demostrar el robo,
de no haber intervenido el padre, el justo y cabal Zeus, que lo esclareció todo. Este
episodio acabó sin contratiempos y los hermanos se reconciliaron. Tratando de borrar
cualquier rezago de resentimiento, Hermes regaló a su hermano la lira que había
inventado y construido con sus propias manos, empleando el caparazón de una tortuga.
Apolo, para corresponderle, le cedió los bueyes y le dio lecciones del arte de la
adivinación. A Hermes se le considera el dios del comercio, de los hurtos y mensajero
de los dioses. Se le representa con el casco y las sandalias aladas y sosteniendo un cetro.
A más de sus obligaciones como emisario de Zeus -llevando los mensajes a donde se lo
pidiera-, transportaba las almas de los muertos a la morada de Hades, el dios del Mundo
Subterráneo. Lo encontramos ayudando muchas veces, de mil maneras a héroes como
Hércules, Perseo, Ulises (Odiseo) y libera a Io, a quien Hera había convertido en vaca,
matando a Argos que la vigilaba con gran celo. Por esta razón se le conoce desde
entonces como el Arguelifontes (el asesino de Argos). Hermes tuvo muchos hijos. Entre
ellos nombraremos a Mírtilo, de Clímene; a Pólibo, de Ctonofile; a Autólico (abuelo de
Odiseo), de Quíone o Filónoe; y a Hermafrodito, de Afrodita.

j) Afrodita:

Es la diosa de la belleza y del amor. Hay dos diferentes versiones sobre el nacimiento
de Afrodita (Venus). Una de ellas nos cuenta que es hija de Zeus y Dione, y la otra, que
cuando Crono castra a Urano y arroja los órganos genitales cortados al mar, en derredor
del miembro se forma una espuma (en griego, afros), y Afrodita nace de él. El viento
Céfiro la conduce a la isla de Kithyra para llevarla por último a las costas de Chipre.

Nacimiento de Venus, cuadro de Cornelis de Vos pintado entre 1636-37

Afrodita protegía el amor y a los enamorados y su principal ocupación consistía en


hacer que los dioses se enamoraran de los mortales. Se complacía en tejer y lanzar redes
amorosas, especialmente a Zeus que tantas veces se vio envuelto en distintas aventuras
eróticas.

1. Afrodita y Ares:

Ella misma nunca quedó atrás en este tema. Aunque casada con el dios Hefesto no
siempre se mantuvo fiel a este dios cojo y fue amante de Ares. Homero nos narra en la
Ilíada el siguiente episodio: cuando Hefesto se enteró por Helios -el que todo lo ve- que
su mujer le engañaba con Ares, decidió tenderles una trampa. Para esto confeccionó una
red mágica, de complicado mecanismo y simuló un viaje a Lemnos. En la noche cuando
Ares visita a Afrodita, los atrapa, cogidos en el lecho con su invisible red metálica. Acto
seguido, llamó a los dioses del Olimpo y a Zeus para quejarse airadamente. Las diosas
pudorosas no quieren contemplar el espectáculo e intentan marcharse, mientras que los
dioses se muestran divertidos. Apolo le dice riéndose a Hermes que Hefesto, aunque
cojo, bien había logrado sorprender a la pareja y poner en aprietos a Ares frente a los
demás dioses. Y continúa preguntándole, si le gustaría pasar la vergüenza que pasaba
Ares. Hermes, con su natural picardía, le respondió que ya quisiera estar en su lugar y
enlazar a Afrodita, aunque le encadenasen tres veces y le viesen todos los dioses y las
diosas juntos. Esto hizo estallar en carcajadas a los dioses Olímpicos, dando el hecho
por terminado, según nos cuenta Homero. De sus amores con Ares, Afrodita engendró a
Eros, Deimo, Fobo y Harmonía.
La fragua de Vulcano fue pintada por Velázquez hacia 1630 en su primer viaje a Italia, fue
posteriormente comprado por Felipe IV en 1634.
El tema elegido está inspirado en la Metamorfosis de Ovidio: Apolo se acerca a la
fragua de Vulcano para contarle la infidelidad de su esposa, Venus, con Marte. Al
escuchar la noticia toda la fragua se queda petrificada. Esta sensación la ha conseguido
perfectamente el artista.

No obstante Afrodita amó además a otros hombres, con quienes se relacionó, como en
el caso del bello Adonis; de Anquises, de quien engendra a Eneas, hijo al que más tarde
salvará y ayudará a escapar con su familia, luego de la destrucción de Troya.

Venus y Adonis (1580), El Veronés. Adonis era un joven de tal belleza que enamoró a dos diosas,
Venus y Proserpina, que se lo repartían durante el año. Venus sólo buscaba
complacerle y le acompañaba en sus múltiples cacerías, en una de las cuales encontró la
muerte. La diosa le convirtió en anémona tras fallecer. Así, en la escena pintada con
gran maestría por el maestro, observamos a Adonis dormido - en un pronunciado
escorzo, vestido con los más ricos ropajes de la Venecia del siglo XV - junto a Venus,
semidesnuda, haciéndole caricias y dándole aire. Cupido sujeta un perro que desea ir a
cazar mientras el otro animal duerme. Las figuras se sitúan en un paisaje en el que la
perspectiva está perfectamente estudiada.
Venus y Adonis (1553-54), Ticiano. Venus se encuentra de espaldas, intentando retener a su amado
que marchándose de caza encontrará la muerte.

Venus, Adonis y Cupido (1595), Annibale Carraci.

k) Ares:

Es el dios de la guerra. Normalmente se le presenta armado de casco, coraza, lanza y


escudo, listo para guerrear. Allí donde hubiera derramamiento de sangre, combate
armado, Ares estaba presente. Por lo dicho, nunca gozó de preferencias en la
religiosidad griega y no aparece protegiendo ninguna ciudad. Hijo de Zeus y Hera, se
enfrentó muchas veces contra los otros dioses, e incluso contra su propio padre. Fue
venerado en Tebas, como progenitor de su casa real, ya que Harmonía, la mujer de
Cadmo, rey de Tebas, fue hija de Ares y Afrodita. Este dios de carácter brutal se unió
con la tierna Afrodita y se dice que engendró con ella, a más de Harmonía, a Eros, Fobo
y Deimo. Ares tuvo muchos otros hijos, así Cicno (Cisne), Diómedes, rey de Tracia que
alimentaba a sus caballos con la carne de los forasteros, a Licaón, a Meleagro, Enómao,
Diante y las Amazonas.

l) Hefesto:

Es el dios del fuego y del arte. Es hijo de Zeus y Hera. Es el dios del fuego, de la
metalurgia y del arte. Confeccionaba no sólo joyas y objetos artísticos sino también
cetros, tronos, ánforas y hasta robots de oro. Él fabricó a petición de Tetis, la armadura
y el afamado y bello escudo esculpido de Aquiles.
Su taller se encontraba en Lemnos y su lugar estaba dondequiera que existiesen
volcanes o fuego. Sus brazos eran poderosos como el metal que trabajaba en la forja,
con el yunque y el martillo, en cambio, sus piernas eran deformes. Además, Hefesto se
había quedado cojo y sobre este hecho hay dos explicaciones: la primera dice que
Hefesto participó en alguna de las peleas entre sus padres y habiéndose puesto de parte
de la madre, Zeus enfurecido lo agarró por los pies y los echó del Olimpo: cayó en
Lemnos y un pueblo tracio, los Sintios, que habían emigrado hasta allí, lo auxiliaron,
pero quedó cojo para siempre. La segunda versión dice que fue cojo de nacimiento y
además tenía los miembros inferiores deformes, y que su madre, avergonzada ante su
fealdad, tratando de ocultarlo, lo arrojó desde el cielo, y fue a dar en el Océano, donde
lo recogieron las Oceánidas Eurínome y Tetis, que lo criaron en una cueva submarina.
A continuación queriendo vengarse de su madre, cuando creció, le envió un trono de
oro, que había sido hecho por él mismo. Esta se sentó, pero cuando quiso levantarse no
pudo hacerlo. Pidió auxilio a los dioses pero ninguno podía desatarla, únicamente
Hefesto sería capaz. Así con súplicas y artimañas de los otros dioses, Hefesto regresó al
Olimpo para liberar a Hera. Se cuenta que Zeus queriendo reconciliarse con él, a su
vuelta al Olimpo le concedió a Afrodita como esposa. A pesar de su fealdad, se le
atribuían esposas muy hermosas, ya que aparte de Afrodita se casó con Cárite
(encarnación de la belleza) y con Aglaye, la más joven de las Tres Gracias. Se le
atribuye la paternidad del Argonauta Pelemonio, del escultor Ardalo, del bandido
Perifetes (al que mató Teseo en su viaje hacia Atenas) y de Erictonio.

m) Hestia:

Es la diosa del hogar. Hija primogénita de Cronos y Rea, pidió a Zeus, su hermano que
le concediera la virginidad eterna y por eso rechazó a Poseidón y Apolo que la
pretendían. No interviene en ninguna leyenda, a causa de su vida tranquila y de su
permanencia siempre inmóvil en el Olimpo, por eso está presente más bien en el mundo
de las ideas.

3. LOS DIOSES MENORES.


Además de los doce dioses del Olimpo había otros dioses que se veneraban tanto como
los primeros con la única diferencia de que su morada no estaba en el Olimpo o que
eran hijos procreados de la unión de un dios con un mortal. La veneración de esos
dioses resulta muy interesante ya que muchas veces se reflejan en ella la manera de vida
y la cultura de cada época.

Dioniso, Asclepeo, Helios, Iris, Hades, Pan, Priapo, Eros, Temis, Las Erinías, Las
Horas, Los Demonios del Mar, Hecata.

a) Dioniso:

Es el dios del vino y de la alegría. Sémele fue una de las hijas de Cadmo, rey de Tebas.
Zeus prendado de su hermosura se enamoró de ella. Pero su relación no pasó
desapercibida a Hera, la celosa esposa de Zeus quien tratando de causarle daño a
Sémele, le sugirió que pidiese a su amante que se mostrase a ella con toda la
majestuosidad y esplendor igual que el día de su boda con la diosa Hera. Sémele a pesar
de que Zeus trató de disuadirla, continuó firme en su petición y le instó que cumpliera
su deseo en prueba de su amor por ella. Zeus al final accedió e hizo su aparición en las
habitaciones de Sémele montado en su carro, rodeado de relámpagos y truenos y
lanzando rayos, que pronto encendieron el palacio en llamas y dejaron a Sémele sin
vida, fulminada por alguna centella o quizás por el miedo.
Pero Sémele guardaba en su vientre, desde hacía seis meses a Dioniso. Para salvar al
embrión, Gea sembró velozmente una hiedra fresca que lo protegiera de ser devorado
por las llamas. Zeus tomó al niño aún en estado de gestación y abriéndose el muslo, lo
guardó en la hendidura, después se cosió el corte y allí lo protegió para esconderlo de la
furia de Hera, hasta que cumpliera los tres meses de gestación que aún faltaban. Llegado
el día de su nacimiento, Zeus rompió las coseduras y sacó a la luz a su hijo Dioniso, que
fue llamado "el nacido del fuego", ""el cosido en el muslo", y "el nacido dos veces".
Mas el acoso de Hera no había terminado. Se enteró de que Zeus había confiado el
cuidado del niño a Atamante y a su esposa Ino, hermana de Sémele. Zeus se vio
obligado otra vez a recoger al niño, transformarlo en cabrito y confiarlo a Hermes para
que se lo llevara muy lejos, a Asia donde pudiera criarse. Pero la venganza de Hera lo
acosaba incansablemente hasta que un día lo enloqueció, obligándole a andar errante
por el mundo. Fue liberado de la locura por su abuela Rea, y ya curado, continuó su
aventura. Dioniso descubrió la vid y por donde iba enseñaba el arte de la viticultura y
las ceremonias sacras relacionadas con cada fase de su cultivo. En muchas ciudades fue
bien acogido, en otras en cambio, fue rechazado. En Erolia, su rey, Oeneo la dio la
bienvenida. En ática restituyó a la vid su carácter de cultivo de primer orden.
Dioniso es el dios del vino, de la vegetación, de la fecundidad de la vid. El culto
dionisíaco está vinculado al vino y al baile, y hace al hombre huir de lo instituido. Las
orgías de Dioniso se basaban en ritos y obras sagradas. Durante las ceremonias se
cantaba el ditirambo, que es el himno de culto a Dioniso.
El séquito de Dioniso estaba formado por Ninfas, Silenos, Sátiros y Ménades. Los
Sátiros eran hombres con patas y cola de caballo que acechaban a las Ninfas, las
perseguían y disfrutaban juntos del amor en las grutas. Un conocido Sileno o Sátiro es
Marsias, célebre intérprete del "avlós" o flauta de doble caña y maestro de música. Los
Sátiros, divinidades demoníacas de la naturaleza, a menudo se identificaban con los
Silenos pues sus descripciones coinciden, excepto en que los Sátiros son representados
como mitad hombres y mitad machos cabríos. Las Ménades y las Bacantes eran
mujeres, personificación de las fuerzas de la naturaleza, espíritus orgiásticos. Poseídas
por un frenesí incontrolado, se dedicaban a su placer favorito: la danza y el canto. Este
alegre séquito creaba una ola de júbilo y diversión que envolvía de costumbre a
Dioniso. Dioniso había participado junto a Zeus en la guerra contra los Gigantes.

Bacanal (1525), Ticiano, representa a los habitantes de la isla griega de Andros regocijándose en el
río de vino creado por Dioniso.

1. Dioniso y el rey Midas:

Midas, el rey de Frigia, heredó de Dioniso el don de poder transformar todo lo que
tocaba en oro macizo. No obstante, ese don le trajo mucha desgracia pues no podía tocar
nada, ni comida, ni siquiera a su querida hija, pues todo se transformaba en oro. Por eso
rogó al dios que le librara de su don. Dioniso le aconsejó que se bañara en el río Pactolo,
que desde entonces se llenó de pepitas de oro.

2. El mito de Ariadna:
El mito de Ariadna, a quien Teseo dejó abandonada en la isla de Naxos a su regreso de
Creta hacia Atenas, está vinculado con Dioniso, pues Dioniso la encontró allí y la tuvo
como esposa. Tuvieron dos hijos: Estáfilo y Enopión.

b) Asclepeo:

Es el dios de la medicina. Fue héroe y dios de la medicina. Hijo de Apolo y de


Corónide o de Arsinoe, según otras versiones. Asclepeo como todos los principales de
la época fue criado y educado junto al Centauro Quirón. El sabio Quirón le enseñó el
arte de la medicina, ejercicio en el cual Asclepeo mostró grandes dotes. Dícese que tras
la degollación de la Gorgona por Perseo, Atenea regaló la cabeza a Asclepeo. La sangre
que se derramó de la parte derecha era tan beneficiosa que con ésta Asclepeo había
logrado resucitar a los muertos. Por tal éxito, por revivir a los muertos, Zeus temió que
de este modo estuviera violando las mismas leyes de la naturaleza y lo fulminó con un
rayo. Apolo para vengar la muerte de su hijo, mató a los Cíclopes. Su esposa fue Epíone
con quien tuvo dos hijos, Podalirio y Macaón, ambos también médicos, y cinco hijas:
Aceso, Yaso (la curación), Panacea, Egle e Higia (la salud). Tras su muerte Asclepeo se
convirtió en la constelación de Ofidio. Los descendientes de Asclepeo continuaron las
técnicas terapéuticas aprendidas de él y tomaron el nombre de Asclepíadas. De entre los
médicos esos el más afamado es Hipócrates.

c) Helios:

Es el dios de la luz. Helios (el Sol) es anterior a los dioses Olímpicos. Hijo de Hiperión
-uno de los Titanes- y la Titánide Tía, Helios es descendiente de Urano y de Gea, y
hermano de Eos (la Aurora) y de Océano. Numerosos y muy conocidos son sus hijos
entre los cuales destacan: Circe, la maga; Eetes, el rey del Cólquide; Pásifae, esposa de
Minos -rey de Creta- y Perses.
Helios aparece representado como un hombre hermoso, de aúreo cabello coronado por
rayos dorados que atraviesan el firmamento. Va montado en un carro que arrastran
cuatro caballos y cuya velocidad es única. En su carro recorre cada día la bóveda
celeste, sobre la Tierra y el Océano, utilizando un tipo de copa honda. Helios aparece en
distintos mitos, siendo el que todo lo ve, a menudo es testigo de buenas o malas
acciones.

1. La fundación de Rodas:

Rode, tal y como se refiere en una de las Odas de Píndaro era hija de Poseidón y de
Anfitrite (o de Afrodita, según otra versión) y la preferida del dios Helios. Cuando los
dioses se repartieron entre ellos el mundo, Helios, fiel a sus deberes, se encontraba
ausente realizando su viaje diario alrededor del mismo. Y así no participó en la
repartición. Cuando volvió, Zeus, que no quería ser injusto con él, se preparó para
realizar de nuevo la repartición. Sin embargo, en sus recorridos Helios había visto una
isla bella y grande emergiendo del fondo del mar. Y fue eso lo que solicitó como su
parte y el lugar que eligió para realizar su unión con la ninfa Rode. De esta unión
nacieron seis hijos, los Helíades, y una hija, Helectríon. El primogénito, Cércafo, tuvo a
su vez tres hijos: Yáliso, Lindo y Camiro que se repartieron la isla y fundaron tres
ciudades, cada una con sus respectivos nombres.
Otro mito vinculado con el nombre de la isla pero también con sus primeros pobladores,
refiere que la región fue inicialmente colonizada por los telquines, los hijos del Mar.
Los telquines eran muy hábiles en las artes del fuego y los metales, así como en la
magia. Poseidón se enamoró de la hermana de los telquines, Halia, y tuvo con ella seis
hijos y una hija, Rode, que dio su nombre a la isla. Un día Afrodita solicitó a los
telquines permiso para atracar en ella pero éstos se lo negaron. La diosa, para vengarse,
lanzó sobre ellos una maldición que los condenaba a cometer incesto con su madre,
además de cubrir la isla con las aguas del mar. Zeus informó a tiempo a los telquines de
la maldición de la diosa y se fueron dejando abandonada a su hermana Rode. Las aguas
cubrieron durante mucho tiempo los valles de Rodas hasta que Helios la descubrió y
enamorado arrojó sobre ella el calor de sus rayos para evaporar así las aguas que la
cubrían.

2. El Coloso de Rodas:

En su época fue una de las siete maravillas del mundo. Se ha discutido mucho sobre sus
colosales dimensiones y sobre el lugar exacto en el que se encontraba. Sin embargo, y
puesto que no se conserva ni uno solo de sus fragmentos, en realidad no podemos estar
seguros de nada. La única evidencia de su existencia son los relatos y descripciones de
los viajeros de la época que llegaron hasta Rodas.
Los rodios construyeron el Coloso para honrar a su dios protector heliios después del
fracasado intento de Demetrio Poliorcetes de conquistar y ocupar la ciudad de Rodas en
305 a.C Los gastos de la construcción fueron cubiertos con el dinero que se reunió por
la venta del equipo de guerra que Demetrio abandonó en su retirada de Rodas y que
ascendía a la cantidad de 300 talentos, equivalentes a tres billones de dracmas actuales.
La construcción de la estatua fue encargada al escultor Jaris de Lindos y fueron
necesarios alrededor de 12 años para ser terminada. De acuerdo con las fuentes
históricas disponibles, los miembros de la estatua fueron construidos por partes.
Inicialmente se construyó una base de mármol en la que se aseguraron los pies de la
estatua hasta la altura de los tobillos. Más tarde se colocó el resto de los miembros del
cuerpo. Las partes ya fabricadas se cubrían con tierra de tal manera que los trabajos
continuaran a nivel del suelo. Así, al parecer, alrededor de la estatua se levantó poco a
poco una colina de tierra que debió alcanzar al final unos 30 metros. La cabeza del
Coloso muy probablemente estaba enmarcada por rayos, tal como se ve en una cabeza
de barro del dios Helios que se expone en el Museo de Rodas. En la mano derecha muy
probablemente sostenía una antorcha que sería utilizada como punto de orientación para
los marinos. Sin embasrgo, hay que decir que la mayor parte de la información sobre la
postura del Coloso proviene de escritores e ilustradores de la época de Bizancio y
obviamente están adaptadas a su concepción estética.
Sobre el lugar exacto en el que se encontraba la estatua se han realizado muchas
hipótesis. Según una de ellas se encontraba a la entrada del puerto, con las piernas
separadas para que los barcos pudieran pasar por debajo. Según otras, estaba en el
recinto del templo del dios Helios, que debe ser identificado con el lugar que ocupa
actualmente el palacio del Maestre General.
Existen muchas teorías en relación con el tamaño del Coloso. Los viajeros de la época
que llegaron a visitar Rodas nos informan que tenía una altura de 31 a 32 metros. De
acuerdo con sus descripciones doce hombres podían sentarse en su pecho, un hombre
cabía de pie en su cabez, su nariz medía 30 cm. de largo y un uña 15 cm. El escritor
romano Plinio, que vió la estatua en Rodas en el año 77 d. C., refiere que con dificultad
un hombre alcanzaba a rodear con los brazos uno de los pulgares de la figura. La
impresión que causó en la antiguedad se refleja en uno de los diálogos de Luciano. Allí
se cuenta que Menipo en su ascensión al cielo pudo distinguir la tierra sólo porque eran
visibles entre las nubes el Coloso de Rodas y el Faro de Alejandría.
El Coloso estuvo colocado en su lugar original durante 56 años y entre 227-6 a. C., fue
derrumbado por un fuerte sismo que sacudió la isla. Los rodios, aunque reunieron los
fondos necesarios para su reconstrucción, al final no lo volvieron a colocar pues, al
parecer, existía una profecía que les advertía que si lo hacían habrían de provocar
grandes calamidades a la población de la isla. Y así, durante aproximadamente 800
años, los pedazos permanecieron tal y como habían sido amontonados después del
sismo, constituyendo un espectáculo para los viajeros de Rodas.
El hecho de que la estatua permaneciera caída pero intacta durante bastantes siglos a
pesar de que el bronce con el que estaba construida fuera un material muy valioso,
muestra que los rodios estaban especialmente orgullosos de su creación. En 653 d. C.,
los árabes de Moab que ocuparon la isla, vendieron sus miembros de bronce a un
comerciante judío que, se dice, necesitó 900 camellos para transportar el material.
d) Iris:

Es la mensajera de los dioses. De la estirpe de los Océanos, su padre es Taumante y su


madre la oceánide Electra. Es la personificación del arco iris. Sus colores son símbolo
de la unión de Urano y Gea. Es representada con una amplia túnica flotando en el aire y
alas en las espaldas. Está al servicio de Zeus como mensajera, al igual que Hermes, para
llevar el correo y las órdenes de los dioses.

e) Hades:

Es el rey del mundo subterráneo. También llamado Plutón por los latinos. Es hermano
de Zeus, de Poseidón, de Hera, de Hestia y Démeter. Hades es el dios de los muertos
que reina en el Mundo Subterráneo. Después de la victoria contra los Titanes, Zeus se
repartió con sus hermanos el universo, correspondiéndole a hades -el tercer dios de
rango principal- el mundo de las tinieblas. Al igual que sus hermanos fue devorado por
Cronos. Por la advertencia de Zeus, Hades fue vomitado por Cronos saliendo aún vivo
del vientre de su padre. Participó entonces en la lucha contra los Titanes, al lado de
Zeus.
En sus oscuros dominios, es un dios despiadado e inflexible que no permite que sus
súbditos vuelvan a tierra entre los vivos. Le sirven diferentes demonios y espíritus, uno
de sus ayudantes es el barquero Caronte, que cumple con su deber de cruzar las almas
del río Aqueronte, desde una de sus orillas, a la otra, donde empieza el reino de los
muertos, a cambio de un óbolo (una moneda que se ponía junto al difunto cuando era
sepultado).

Paso de la Laguna Estigia (1510). Joachim Patinir.

Hades se enamoró de la hija de su hermana Deméter, de la bella Perséfone, a la que


raptó, ya que no había accedido a casarse con él. De entre los héroes, Hércules, Orfeo y
Ulises bajaron al Mundo Subterráneo aún en vida. Homero nos describe cómo este
mundo dominado por la oscuridad y la aflicción sobrecogió hasta a los héroes más
aguerridos. Un personaje muy importante que está condenado en este Mundo
Subterráneo por Hades es Sísifo.

f) Pan:

Es el dios de los bosques. Símbolo de la naturaleza y de la vida campestre, Pan es el


dios de los pastores y los rebaños. Desde tiempos remotos se le representa como un ser
demónico, mitad hombre y mitad macho cabrío, de rostro arrugado, de aguzado y
barbado mentón, con cuernos en la frente y cuerpo peludo.
De gran agilidad y alegría solía representar la apacible vida del campo, descansando
junto a frescas fuentes y umbrosos bosques. Era dios de gran lujuria que perseguía
incansable a las ninfas y a los muchachos jovenes para satisfacer su insaciable deseo.
Cuidaba de los rebaños y tocaba la siringe o flauta de caña, de la que se dice es su
inventor.
Su origen no es muy claro. Nació en Arcadia, y probablemente fuera hijo de Cronos y
Rea, o de Hermes. Se dice que su madre, alguna Ninga quizás, cuando dio a luz y vio al
pequeño de aspecto mostruoso, asustada lo abandonó. Hermes lo halló y envolviéndole
en una piel de liebre, se lo llevó al Olimpo. A los Olimpios les pareció encantador y lo
aceptaron entre ellos. De todos los dioses el que más lo quiso fue Dioniso que se lo
llevó consigo. Pan amó a muchas ninfas pero a menudo su amor no fue correspondido;
tal fue el caso de la ninfa Pefco (Pino) quien se transformó en árbol para no ser
alcanzada por el dios. Luego Pan se enamoró de Eco, hermosa ninfa de las fuentes y de
los bosques quien por no corresponderle el amor fue desmembrada. Se dice de Eco que
amó a Narciso pero desesperada por este amor decidió desaparecer de vista dejando
atrás tan sólo su voz. En cambio tuvo éxito en sus amores con Selene a quien burló
disfrazándose de cordero.

g) Priapo:

Es el dios de la fecundidad. Se asemejaba a Pan, y algunos dicen que fue hijo de


Dioniso y de la ninfa Quione o de Afrodita y Dioniso, o incluso de Hermes o Zeus.
Creció en Lámpsaco, ciudad que según se cree fue fundada por él. Es dios de la
fecundidad, no sólo en el reino animal sino también en el reino vegetal y además es el
dios del amor carnal.
Con su enorme falo, que representa la fuerza genésica de la naturaleza, impone hasta
cierto punto sus deseos a cuanto controla y protege. Por otro lado, el pene erecto
simboliza la facultad creadora y dadora de vida que incumbe al órgano masculino.

h) Eros:

Es el hijo de Afrodita. Es el desnudo niño de alas doradas en los hombros, de cabellos


rizados y un arco, con el que lanza sus flechas mágicas. Antes de ser evocado por poetas
y recreado por escultores y pintores, es para los antiguos griegos, el hijo de Afrodita y
de Ares que flechaba los corazones de dioses y mortales. Era ocnsiderado el más
hermoso de los dioses porque hacía crecer en el hombre los más hermosos sentimientos
y ayudaba a la unión de las parejas. Eros ablandaba los más duros carácteres de los
hombres, embellecía la vida y le daba sentido.

i) Temis o Témide:

Es la diosa de la justicia. Es la diosa que protegía la justicia y el cumplimiento de las


leyes entre los dioses y entre los hombres. Defendía a los débiles y a los que no se les
hacía justicia. Tenía el don de la adivinación y tuvo su propio oráculo en Delfos, antes
de cedérselo a Apolo, al que enseñó las artes de la predicción. Fue hija de Urano y de
Gea y hermana de Cronos, de Rea, de Mnemosine, de Océano y de los otros Titanes. De
su unión con Zeus, la diosa dió a luz a las Horas: Eunomia, Justicia y Paz que
amparaban las obras del hombre, y a las tres Moiras. La primera Moira, llamada Cloto
(la que hila) es la que va hilando el hilo de la vida de cada uno de los hombres, la
segunda Láquesis (la que asigna los lotes), entrega las alegrías y las penas y Atropo (la
inflexible), con una tijera corta el hilo y pone fin a la existencia.

j) Las Erinías:

Cuando Cronos mutiló a Urano cortándole los órganos genitales con una hoz, de la
sangre que derramó de la herida nacieron las Erinías: Alicto, Teséfone y Megera. Eran
divinidades severas e inexorables que controlan la conciencia de los humanos y
persiguen a los que no cumplan su palabra. A veces son la personificación de los
escrúpulos que torturan a quien cometió alguna injusticia. Otras veces transformadas en
figuras asquerosas de aspecto funerario persiguen a todas partes y castigan a los
criminales y los incestuosos.
No hay lugar sobre la tierra que ellas no puedan alcanzar con el fin de castigar a quien
persigan. Los injustos oyen sus voces amenazadoras que no dejan de recordarles lo
injustos y sacrílegos que son. Nadie puede estar tranquilo si está perseguido por estas
divinidades.
Las Erinías forman una especie de justicia divina que van más allá de la justicia de Zeus
y castigan todo quien viole las leyes de la moral y la ética.

k) Las Horas:

Al principio eran divnidades de las estaciones pero más adelante fueron la


personificación de las horas del día. Hijas de Zeus y Temis tenían los siguientes
nombres: Eunomia, Dike (Justicia) e Eirene (Paz).

l) Los Demonios del Mar:

Eran las divinidades del mar que pertenecían al reino de Poseidón.

1. Proteo:

Era dios protector de los marineros; a él se refiere un gran número de mitos. En Odisea
lo encontramos como dios del mar que alimenta a los animales marinos de su reino.
Herodoto se refiere a él llamándolo rey de Egipto.

2. Tritón:

Hijo de Poseidón y Anfitrita, era mitad hombre mitad pez; sus hermanas eran las
Nereidas. En muchas representaciones aparecen numerosos demonios marinos con el
nombre de Tritón; estos Tritones formaban el séquito de Poseidón.

3. Glauco:

Este dios era al principio un hombre que se transformó en demonio marino. Tiene figura
de hombre pero su cuerpo está cubierto por conchas y acelgas.

m) Hecata:

Es una divinidad que carece de mito propio, mas se considera anterior a los dioses del
Olimpo; su culto a través de ritos y dedicatorias estaba muy difundido por el país.
Según Hesíodo, es hija de Perses y de Asteria y se comporta como una divinidad
independiente.
Zeus la respetó y los mortales siempre le han pedido muchos bienes, morales y
materiales. Dicha divinidad fue considerada la protectora de los hechiceros y llos brujos
y se la relacionó con el mundo del ocultismo y la magia.
Era venerada en las encrucijadas de los caminos que desde siempre han sido
considerados lugares de magia. Allí eran instaladas las estatuas de la diosa y allí dejaban
los devotos sus ofrendas.

4. OTROS DIOSES MENORES.

Eris o Eride, Hebe, Petó, Tichi, Ate, Lites, Hibres, Nemesis, Tánatos, Anagi, Vacho.
a) Eris o éride:

Es la diosa de la discordia, hija de la Nicte (Noche) y hermana y compañera de Ares,


estaba presente en cada tipo de disputa y pelea. Todos intentaban evitarla mas ella
siempre conseguía meterse entre la gente y provocar peleas sembrando el odio entre los
dioses y entre los humanos. Muy característico es el caso de la famosa "manzana de
Eride" que fue la causa de la Guerra de Troya. Sus hijos eran: el Dolor, el Olvido, el
Hambre, el Juramento, Ate (diosa de la confusión), las Batallas, el Asesinato y la
Mentira, así como todos los males de la Humanidad.

b) Hebe:

Su nombre es sinónimo de la juventud y es la personificación de la alegría y la belleza


que esta edad da al hombre. Hija de Zeus y Hera era la que servía el vino a los dioses.
Hércules al casarse con ella fue admitido en el Olimpo.

c) Petó:

Convencimiento. Hija del Océano, amiga y ayudante de Afrodita tenía el don de


convencer con sus palabras a las chicas jovenes hasta que ellas ganaban sus dudas y se
entregaban por completo al amor.

d) Tichi:

La Suerte. Es una divinidad sin sentido mitológico, personificación de la suerte.

e) Ate:

Significa la Desgracia y es la personificación de la confusión y la mala suerte.

f) Lites:

Eran hijas de Zeus y debían reparar los daños que provocaba Ate.

g) Hibres:

La Soberbia, es la personificación de la soberbia y el egoísmo.

h) Némesis:

Era la diosa que regalaba a los hombres el olvido y el descanso.

h) Tánatos:

La Muerte, era hermano de Hipnos (el Sueño) y muchas veces ha sido confundido con
Hades, Charón o Hermes. Sólo Sísifo pudo burlarse de Tánatos.

i) Anagi:

La Necesidad, personifica la necesidad que hace obligatorias las decisiones de las


Moiras (Destino), es una diosa sabia que junto con su hermana, Adrastia, fueron las
nodrizas de Zeus.
j) Vacho:

Es el dios que conduce la comitiva de los iniciados en los Misterios de Eleusis; su


nombre proviene del grito "Vache" que gritaban los devotos que participaban en los
ritos de los Misterios. Hay quienes lo relacionan con Dioniso (Vacho) y otros que creen
que era hijo de Demeter.

5. LOS ORÁCULOS
La dificultad del hombre en comprender la divinidad, es tan antigua como el mundo. La
fuerza de los dioses imponía miedo pero también daba esperanza. Esta concepción le
hizo buscar un contacto con el mundo de la divinida, quiso entablar una comunicación
para conocer los deseos de los dioses y regular su comportamiento y sus obras de
acuerdo a ésos. Dicha comunicación se aseguró desde épocas arcaicas a través del
oráculo y los ritos de adivinación. Así los individuos y ciudades enteras se sometieron a
los designios de los dioses, ya que esto les permitía pedir ayuda en las desgracias,
asistencia en las grandes decisiones y aún soluciones a los graves problemas. El augurio
u opinión autorizada que transparentaba el oráculo -al que recurrían los creyentes- era el
deseo del dios, que delimitaba la suerte y la conducta del hombre en aquellos tiempos.
El más importante oráculo en la Antigua Grecia fue el oráculo de Zeus, en Dodone y el
oráculo de Apolo, en Delfos. En el primero, en Dodone, los sacerdotes, interpretaban los
designios de los dioses del susurro de las hojas del sagrado árbol de bellota y de las
extrañas voces de las palomas que se pasaban en el árbol sacro.
En Delfos había una grieta profunda en la tierra, y quien se le acercaba era poseído por
la inspiración, junto estaban también la sagrada fuente de Castalia, considerada como
profética, y el laurel sacro. La Pitia, la sacerdotisa del templo, que se sentaba en el
trípode sagrado, cerca de la grieta sagrada, masticaba hojas de laurel, bebía agua de la
fuente y entraba en éxtasis. y entonces, de su boca brotaba el augurio que era el deseo y
la respuesta del dios, a la pregunta de los creyentes. Monarcas, emisarios reales y
hombres comunes, llegaban cada día con ofrendas al dios, y con animales para los ritos
de sacrificio. El augurio, a maenudo no era fácilmente inteligible y había que
interpretarlo; entonces se recurría a la ayuda de sacerdotes y adivinos. Los más celebres
adivinos de la antigüedad fueron Teresias y Calcante. La fuerza de los oráculos se
encuentra en casi todos los mitos. De costumbre determinan la vida y acciones de los
héroes y el desenlace de importantes acontecimientos.

a) Los adivinos:
1. Teresias:

Teresias, el adivino ciego era uno de los más reputados. Le encontramos en el mito de
Edipo y en general en el Ciclo de Tebas. Su ceguera es explicada con el siguiente mito:
una vez, cuando era joven, mientras caminaba por un monte encontró dos serpientes que
se estaban apareando. Teresías las molestó (las separó o bien las hirió, según otra
versión), y luego de ésto fue castigado y convertido en mujer. Siete años más tarde
presenció otra vez el apareamiento de serpientes y volvió a hacer lo mismo; luego
adoptó otra vez su sexo inicial. Un día, Zeus y Hera discutían sobre quién de los dos
disfrutaba más del acto sexual; decidieron pues consultárselo a Teresias, ya que él había
experimentado ambas situaciones. Teresias contestó que si el placer del amor se
graduaba en una escala de diez grados, entonces la mujer llegaba al noveno, mientras
que el hombre no llegaba más que al primero. Hera se ofendió porque Teresías había
revelado los secretos de su sexo, y como castigo le cegó. Mas Zeus le regaló el don de la
adivinación y la longevidad.

2. Calcas o Calcante:
Era otro adivino muy hábil en interpretar el vuelo de los pájaros; es más, conocía
perfectamente el pasado, el presente y el futuro. Apolo le había regalado el don de la
adivinación. Calcante era el adivino que acompañó a los Aqueos en la Guerra de Troya.

3. LOS HÉROES
1. INTRODUCCIÓN.
2. HÉRCULES
3. TESEO.
4. PERSEO.
5. BELEREFONTE
6. DÉDALO E ÍCARO.
7. ORFEO.
8. FAETÓN.
9. LA CASA REAL DE LOS LABDÁCIDAS.
10. LA CASA REAL DE LOS PELOPIDAS.
11. ODISEO (ULISES).

1. INTRODUCCIÓN.
En aquel entonces la humanidad atravesaba por una época verdaderamente dura. Los
peligros de aquella época remota eran bien distintos de los de hoy día: monstruos
invencibles, terribles criminales que devastaban ciertas regiones transformándolas en
zonas inasequibles, grandes enfermedades, así como monstruos de rasgos humanos,
inmortales por su origen divino. En vista de estos peligros los dioses enviaban a la tierra
a los héroes la mayoría de los cuales eran semidioses. Semidiós era aquel que había
nacido producto de la unión de un dios con una mujer mortal. Algunos de los héroes
iban a adquirir reconocimiento panhelénico mientras que otros serían héroes locales.
Los héroes eran protegidos de los dioses; eran hombres hermosos dotados con muchas
gracias y virtudes: fuerza, virtud, inteligencia, generosidad e ingenio. A veces surgen
como líderes ilustres que dejan sus reinos para ponerse a la cabeza y conducir a l
ejército a la victoria de alguna guerra, tal como fue el caso de Odiseo (Ulises); otras
veces les encontramos como valientes y fuertes jóvenes militantes en la guerra que
sirven a la causa del Bien, tal como el caso de Hércules. Se hacen cargo de misiones
difíciles por alguna duda moral, por el amor de alguna princesa, por la adquisición de
algún reino o incluso por cumplir con algún deseo divino. Normalmente los héroes
cuentan con algún dios protector que les protege y les ayuda a salir adelante con su
difícil misión. El dios protector frecuentemente les salva de algún peligro que les
amenaza y castiga a quienes maquinan contra sus vidas. No son pocas las veces que los
dioses pelean entre ellos por causa de alguno de sus protegidos. La vida de los héroes es
más bien agitada; diríase que llevan una vida predestinada y encaminada hacia la
victoria del Bien. Sus proezas les dan gloria eterna y fama mientras que hay también
quienes ganan la inmortalidad.

2. HÉRCULES.
1. Introducción
2. Hércules adolescente,
3. El Semidiós Hércules,
4. Los doce trabajos de Hércules,
5. El Fin y la Gloria de Hércules.

a) Introducción:

Se considera el más importante y popular de entre los héroes. Sus hazañas y sus
leyendas son tan diversas y numerosas que sería muy difícil enumerarlas a todas en su
orden y en su época respectiva. Este semidiós cuyo renombre llegó a los extremos del
mundo entonces conocido, representaba lo sobrehumano, lo grande. No hubo hazaña
que Hércules no hubiera hecho. Sólo una persona era capaz de resolver todos los
problemas que surgían en las sociedades no sólo de Grecia, sino de otros países y esa
persona no era otra que Hércules. Luchó contra monstruos y maltrechos, contra ejércitos
enteros, contra dioses, elementos de la naturaleza, enfermedades y hasta se enfrentó a la
misma muerte y salió ganando. El renombrado héroe dotado de poderes sobrenaturales
y al mismo tiempo con debilidades humanas, pertenece a la generación de los Perseos.
Nació en Tebas de Anfitrión y Alcmena. Su verdadero padre fue sin embargo Zeus, que
aprovechando una ausencia de Anfitrión, y tomando su apariencia física, le hizo creer a
Alcmena que se trataba de su esposo verdadero y se unió a ella. Así nacieron Hércules y
su hermano gemelo ificles. El mito se refiere a ificles como verdadero hijo de Anfitrión
ya que fue concebido la noche siguiente, al regresar su padre. La diosa Hera no tardó en
mostrar sus celos contra el recién nacido, que apenas cumplidos ocho años dios señales
de su ascendencia divina. Una noche cuando Alcmena puso a los gemelos a dormir,
Hera envió junto a la cuna dos enormes serpientes para que los estrangulasen. Mientras
ificles se puso a llorar, Hércules tomó cada una en sus manos y las estranguló.

b) Hércules adolescente:

De adolescente este semidiós era fuerte, dinámico, rebelde, y con un desarrollo fuera de
lo común. A los dieciocho años había cumplido ya su primera hazaña: dio muerte a l
león del monte Citerón, una fiera feroz que asolaba los rebaños y al que ningún cazador
había podido eliminar.
Por esa misma época, el alto y hermoso joven, deambulaba por un camino; de pronto
vio que el camino se dividía en dos. El uno era un comienzo ancho y bueno, pero a lo
lejos se estrechaba. En su entrada, vio una bella mujer vestida llamativamente. El otro
camino al comienzo era estrecho, lleno de espinas pero más allá se volvía amplio y
bordeado de flores. En su angosta entrada estaba una dulce y tímida mujer que llevaba
una prenda simple y elegante.
- ¿Quiénes sois vosotras?, preguntó Heracles (nombre griego de Hércules).
- Ven conmigo, dijo la primera. Te haré feliz, mi nombre es Kakia (el mal).
- Sígueme, dijo la segunda, te ganarás el aprecio, el respeto y el amor de los hombres.
Me llamo Aretí (la Virtud). Heracles se quedó pensativo y decidió seguir el camino de
Aretí.

c) El Semidiós Hércules:

En los años siguientes, su fama se extendió por todos los confines y nadie osaba
competir con su fuerza y virilidad.
Creonte, el rey de Tebas, casó a Hércules con su hija Mégara, para honrar su valentía.
Pero la diosa Hera, que siempre buscaba la forma de hacerle daño, envió a Trela (la
Locura). En un terrible ataque de locura mató a todos los hijos que había tenido con
Mégara. Cuando volvió a sus cabales quiso suicidarse.
Al final, decidió pedir consejo al oráculo de Delfos. El augurio de la Pitia, decía que
para expiar el crimen cometido, debía marchar a Argos y ponerse al servicio de su
primo, el rey Euristeo, durante doce años. Por orden de Euristeo, Hércules debía
cumplir los Trabajos, que le otorgarían como premio la inmortalidad y su aceptación en
el Olimpo. Así este amado héroe se presentó ante el monarca de Argos, que le guardaba
cierta envidia y rencor y que no dudó en encargarle los más peligrosos e irrealizables
encargos, obligándole a enfrentarse contra los más temibles monstruos o los más
violentos fenómenos naturales de aquellos tiempos.
Para cumplir el Primer Trabajo, Hércules se armó del mazo que había hecho él mismo,
de la espada que le dio Hermes, del arco y las flechas regalo de Apolo, de la magnífica
armadura de Hefesto y de los caballos de Poseidón. Se cuenta que Atenea habría
añadido un manto a la coraza hecha por Hefesto y que todos los regalos que recibió
Hércules, excepto el mazo, le habrían sido dados por Atenea.

d) Los doce trabajos de Hércules:

Los trabajos de Hércules son innumerables y otras tantas las narraciones que se refieren
a dichos trabajos. Los más conocidos son los llamados "Doce Trabajos de Hércules" y
que fueron cumplidos por orden de su primo Euristeo. Aparte de dichos trabajos
Hércules realizó otros tantos, organizó expediciones y participó en muchas guerras.

a) Trabajos realizados en el Peloponeso:

1) El león de Nemea:

Era un león gigantesco que devastaba la región de Nemea (cerca de Corinto) y que tenía
una piel muy dura que no podía ser atravesada por flechas. Así que Heracles lo
estranguló. Después intentó quitarle la piel, pero no podía rasgársela, hasta que se le
ocurrió rasgársela con las garras del león. Por eso a Heracles se le representa vestido
con la piel del león (y también con la clava -garrote grande-).

2) La Hidra de Lerma:

La Hidra era un monstruo que tenía muchas cabezas que si se cortaba una de ellas,
nacían otras dos; además tenía una cabeza inmortal. Heracles, con la ayuda de su
sobrino Yolao, prendió fuego un bosque y con una antorcha quemó las cabezas mortales
después de cortarlas. Y la inmortal la cortó y la sepultó debajo de una roca enorme
(Euristeo le invalidó este trabajo por recibir ayuda de su sobrino). Con la bilis de la
Hidra, Heracles untó sus flechas, que se convirtió en mortales (que mataría) al más
pequeño rasguño que hiciera.

3) La cierva de Cerinia:

Era una cierva que tenía cuernos y además eran de oro y estaba consagrada a Ártemis.
Por eso Heracles no podía matarla y simplemente la captura y se la lleva a Euristeo y
posteriormente es liberada.

4) El jabalí de Erimanto:

Era un jabalí que mataba a la gente y destrozaba las cosechas. Heracles consiguió
capturarlo gracias a la nieve y se lo llevó vivo a Euristeo.

5) La limpieza de los establos de Augías:

Augías, rey de Elis o Elide, tenía muchísimo ganado y tenía los establos absolutamente
llenos de estiércol; Heracles pacta con el rey que éste le dará parte de su reino o la
décima parte de su ganado a cambio de limpiar los establos, y los limpia desviando el
curso del río Alfeo. Euristeo le invalida el trabajo por haber sacado un beneficio del
trabajo. Augías no podia creer que Hércules lograría resolver su problema. Mas una vez
realizada la tarea, Augías se negó a cumplir con su promesa y recompensar al héroe.
Fileo, el hijo de Augías, ayudó a Hércules revlándole que de hecho su padre había
prometido al héroe recompensarlo. A consecuencia de esto, Augías exilió a ambos. Más
tarde Hércules volvió a Elide y tomó venganza por la injusticia que se había cometido
contra él. Tras su victoria Hércules designó a Fileo como nuevo rey de Elide.

6) Las aves del lago Estínfalo:

Estas aves eran una plaga que asolaba toda la región y comían carne humana. Estaban
escondidas entre los cañaverales del lago y Heracles para hacerlas subir hizo sonar unas
castañuelas, con lo que se asustaron y pudo matar a la mayoría de ellas a flechazos.

b) Trabajos realizados en los confines de Grecia:

Aquí acabarían los trabajos realizados en el Peloponeso. A partir de ahora realizará sus
trabajos en los confines de Grecia.

1) El toro de Creta:

Según algunas versiones sería el toro que Poseidón había hecho salir del mar y según
otras el toro del que se había enamorado Pásifae y del de cuya unión había nacido el
Minotauro. Heracles lo captura, se lo lleva a Euristeo y luego lo libera. Se cuenta que
éste es el toro que después mató Teseo en Maratón.

2) Las yeguas antropófagas de Diomedes:

Diomedes, rey de Tracia, tenía unas yeguas a las cuales les echaba a los extranjeros que
se les comían. Heracles se apodera de él y le arroja a sus propias yeguas para que se lo
coman. Luego las suelta en un monta y las fieras se las comieron.

3) El cinturón de Hipólita:

Hipólita era reina de las Amazonas, que vivían junto al río Termodonte, al sudeste del
Mar Negro (Ponto Euxino). Heracles, según una versión, la mata y se apodera del
cinturón (otras versiones dicen que ella la entrega el cinturón y la mata
accidentalmente).

c) Trabajos realizados en los confines del mundo:

1) Las vacas de Gerión (o Geríones):

Gerión era, según unas versiones, un monstruo de tres cabezas (o tres cuerpos sobre dos
piernas), o según otras versiones, tres personajes (por eso también se llamaba Geríones).
Se supone que vivían en el confín occidental. En este trabajo Heracles lo mata y le quita
los bueyes/vacas. Se dice que fue entonces cuando Heracles separó Europa de África
poniendo una columna a cada lado en el Estrecho de Gibraltar.

2) Las manzanas del jardín de las Espérides:

Eran unas manzanas de oro, guardadas por un dragón, en un jardín en el extremo


occidente. Según una versión es el propio Heracles el que va al jardín de las Espérides y
se apodera de las manzanas de oro. Según otra versión, en lugar de ir Heracles, envía en
su lugar a Atlas (Titán que sujetaba sobre sus hombros la bóveda del cielo), mientras él
se queda sujetando el cielo en su lugar. En esta segunda versión, cuando Atlas regresa
consigue engañarlo para que vuelva a ponerse el cielo sobre sus hombros.

d) Trabajo realizado más allá de los confines del mundo:


1) El Can Cerbero (o Cérbero o el Perro Cérbero):

El último de los trabajos ya no sólo se sitúa en los extremos del mundo, sino que les
supera y llega hasta el Hades. Consistía en capturar a Cerbero, perro de tres cabezas que
guardaba las puertas de los infiernos. Heracles consigue atarlo y se lo lleva a Euristeo, y
posteriormente lo devuelve al Hades.

e) Otros trabajos:

Relacionados con éstos trabajos que entran en el "canon", hay otros, que se suelen poner
en relación con éstos doce. Algunos de ellos son los siguientes:

1) Episodio de los Centauros:

El centauro Folo invita a comer a Heracles, y al abrir unas vasijas de vino se presentan
otros centauros y lo atacan, pero éste (Heracles) los rechaza y mata a muchos de ellos
con sus flechas. Cuando va persiguéndolos, algunos de ellos se refugian junto al
centauro Quirón. Al atravesar Heracles a uno de ellos con una flecha, produce también
un pequeño rasguño a Quirón. Pero Quirón era inmortal y por tanto, aunque no podía
morir, quedaba condenado a estar eternamente sufriendo. Entonces pide a Zeus que lo
deje morir, y se le concede, pero a cambio hay que hacer inmortal a otro en su lugar.
Normalmente se cuenta que Quirón eligió para sustituirlo a Prometeo. (Se suele decir
que esta hazaña la realizó cuando iba en busca del jabalí de Erimanto).

2) La liberación de la muerte de Alcestes:

Cuando Apolo ofendió gravemente a su padre Zeus, éste le impuso como castigo servir
a un mortal en la Tierra durante nueve años. Así el dios se convirtió en el pastor del rey
de Tesalia, Admeto, que fue un buen amo y, al terminar sus servicios, Apolo le regaló a
Admeto un favor del destino que nunca había otorgado a nadie. Cuando llegase su hora,
este rey podría vivir si encontraba a alguien que le amase tanto como para que bajase a
Hades en su lugar.
Llegó el día en que el mensajero de la muerte apareció en la casa de Admeto, lo que
enmudeció al rey. Buscó a un voluntario que tomase su lugar, pero sólo su mujer
Alcestes se atrevió a ello. Cuando la muerte fue a su habitación, Alcestes se despidió de
su familia, y dijo a su marido:
- "Amo más tu vida que la mía, muero de buena gana, sin importarme tomar a
otro marido ni continuar con tus hijos huérfanos, tan amados por ti como por mí.
Una sola cosa te pido: no les abandones a los antojos de una segunda esposa,
porque una serpiente puede ser más amable que una madrastra".

El rey prometió que tanto en vida como en la muerte Alcestes sería su única esposa.
Cuando su casa estaba preparando los ritos funerarios, llegó un huesped, que era
Hércules en una de sus misiones (se cuenta que ésta hazaña la realizó cuando se dirigía
a buscar las yeguas de Diomedes). Descubrió por los signos de pena y dolor en sus ojos
que debería marcharse; pero Admeto, al querer ser hospitalario, disimuló su dolor,
haciendo pensar a Hércules que la mujer muerta era sólo una extranjera. Llevado a la
habitación de huéspedes, coronado con flores y con mucho vino, el héroe
descuidadamente empezó a cantar y beber alegremente, hasta que un viejo sirviente le
llamó la antención por el ruido que estaba produciendo en una casa donde la señora
acababa de ser llevada a enterrar. Arrepentido y dándose cuenta de la generosidad de su
anfitrión, Hércules preguntó el camino por el que se había ido y corrió tras ella.
Al día siguiente Hércules se presentó en la casa de Admeto llevando a su lado a una
mujer con velo. Hércules le ofreció la mujer a Admeto para que se recuperase de la
pérdida de Alcestes, pero Admeto, fiel a la promesa que hizo a su esposa, rechazó a la
nueva mujer. Pero Hércules quitó el velo negro a esa mujer y Admeto se alegró mucho
al ver que era su mujer Alcestes, a la que arrancó Hércules de los brazos de la muerte.
Tres días permaneció Alcestes tumbada sin hablar, aturdida por el temor de lo que vio a
través de la puerta de Hades. Luego se levantó y habló, volviendo a la casa donde su
vida se llenó otra vez de alegría.

e) El Fin y la Gloria de Hércules:


Su final tiene que ver con su fatal matrimonio con Deyanira. La unión se había
concertado durante el viaje del héroe al Hades, donde se había encontrado con
Meleagro, hermano de su futura esposa, y le prometió que se casaría con ella. Diríase
que ese pacto, concertado en un lugar como el Mundo Subterráneo, fue decisivo.
En uno de sus viajes, el héroe y Deyanira debían cruzar el río Eveno, donde el Centauro
Neso, que vivía en los alrededores, se ganaba la vida pasando a los viajeros de una orilla
a otra. Neso cruzó primero a Hércules y luego a volvió por Deyanira. Fue entonces
cuando el Centauro intentó violarla. El héroe, al oir sus gritos de socorro desde el otro
lado, lanzó una flecha que atravesó el corazón de Neso. Éste, para vengarse, le dijo
enseguida a Deyanira que podría mantener a su esposo siempre a su lado, en caso de
haber peligro de perderlo, si preparaba una mágica poción con la sangre que manaba de
su herida. Ella, crédula, recogió la sangre de Neso y la guardó consigo.
Después de la victoria del héroe sobre el rey Eurito y de ocupar sus tierras de Ecalia,
quiso agradecer a su padre Zeus, y erigir un altar en su honor para ofrecerle un
sacrificio. Envió a su heraldo Licas a Traquis, allí donde estaba Deyanira, a que le
trajera una túnica nueva y limpia, apropiada para la ceremonia. Deyanira, temerosa de
que la olvidara junto a Yole, hija de Eurito, que se había convertido en su amante, mojó
la túnica en el supuesto filtro amoroso que le dio Neso.
El héroe se la puso y empezó la ceremonia del sacrificio. Al poco rato, el veneno de la
sangre de Neso empezó a abrasarle la piel. Preso de horribles dolores, el héroe intentaba
sacarse la túnica mortal sin conseguirlo, pues sus carnes se habían colado en ella. Dio
orden que le trajesen a Traquis. Al verlo llegar y dándose cuenta de lo que había hecho,
Deyanira se suicidó. El héroe confió entonces a Yole a su hijo Hilo, y le pidió que le
prometiera que se casaría con ella cuando creciese. Subió al monte Eta, construyó una
gran pira y ordenó que encendieran la hoguera. Ningún sirviente quería prender la
hoguera, sólo Filoctetes consintió en hacerlo para librarlo del martirio, recibiendo de
Hércules como recompensa el arco y las flechas mojadas en el veneno de la Hidra de
Lerna. Mientras el fuego destruía el cuerpo mortal del héroe, entre truenos y
relámpagos, una gran nube lo envolvió y lo elevó al cielo. El héroe había accedido a la
inmortalidad y subió al Olimpo donde se casó con la diosa Hebe, la diosa de la juventud
eterna.

3. TESEO.
1. El nacimiento de Teseo
2. La infancia de Teseo
3. Camino a Atenas
4. El ciclo cretense
5. El reinado de Teseo.

a) El nacimiento de Teseo:

El héroe ateniense, comparable al héroe Hércules, de los dorios, aunque más jóven que
este último con una generación. Su padre fue Egeo, rey de Atenas, y su madre Etra, hija
de Piteo, rey de Trecén. Se dice que en realidad es hijo de Poseidón y hay más fábulas
acerca de su nacimiento. La principal versión nos cuenta que Egeo, después de dos
matrimonios y desesperado por no tener hijos, fue a Delfos a consultar al oráculo su
problema. La profecia decia: "No debes desatar el odre de vino antes de llega a
Atenas". Egeo, no puediendo comprender el sentido del augurio que habia recibido,
marchó a Trecén, donde reinaba el rey Piteo, esperando que este hombre reputado por
su sabiduria entendiera la contestación del oráculo. Pitero, en efecto, lo entendió y quiso
que su propia hija diera a luz al vástago que tanto anhelaba el rey de Atenas.
Después de un gran festin acompañado de buen vino, incitó al rey a pasar la noche con
su hija Etra. Al dia siguiente cuando el rey de Atenas despertó junto a la bella
muchacha, le dejó sus sandalias y su espada y dejó caer sobre ellas una enorme roca. Le
instruyó, diciéndole que si tuviera un hijo varón, de gran fuerza, capaz de levantar la
roca, le ordenase que recogiera y se puesiera las sandalias, se armara con la espada de su
padre y que con estas señas, cuando llegara a Atenas a buscarlo, él seria capaz de
reconocerlo.
Mas la búsqueda ésta deberia realizarse con la más estricta confidencia para que los
Palantides no se dieran cuenta y lo exterminasen. Los Palantides (cincuenta hijos de
Palantes( eran primos de Teseo que sabiendo que Egeo no tenia descendencia tenian
pretensiones sobre el trono. Teseo no pudo librarse de esta amenaza fácilmente, pues al
llegar a Atenas tuvo que afrontar numerosas emboscadas y ataques de parte de esos
primos suyos que querian hacerse con el trono de Atenas.

b) La infancia de Teseo:

Teseo creció en Trecén junto a su madre y a su abuelo. Se convirtió en un niño fuerte y


hermoso. Se dice que cuando contaba con apenas siete años visitó su palacio el héroe
Hércules, quien dejó a un lado la piel del león que siempre usaba para sentarse a la
mesa. Los niños de la corte huyeron espantados creyendo que se trataba de un león de
verdad, pero Teseo no. Cogió un hacha y se lanzó pensando que era un fiero animal,
mostrando asi, desde temprana edad, al valiente joven en que se convertiria más tarde.
Entrando en la adolescencia, fue llevado a Delfos para que ofrendara su cabello a
Apolo, como era la tradición. No permitió sin embargo qu le cortasen todo el pelo, sino
sólo los rizos de su frente. éste corte de pelo instituyó un peinado que se denominó "el
teseis".
Cuando Teseo cumplió los dieciséis años, su madre consideró que ya tendria la fuerza
suficiente, y le descubrió el secreto de su origen, y luego le condujo hasta la roca. Sin
dificultad alguna Teso la removió, recogió las sandalias y calzó con ellas. Acto seguido,
se armó con la espada de su padre e inició preparativos para su viaje a Atenas. En vano
se esforzaron Etra y Piteo, tratando de disuadirlo de su proyecto de viajar por tierra. En
aquella época, el mar presentaba mayor seguridad; los caminos en cambio, estaban
llenos de monstruos y malhechores. Pero Teseo, que envidiaba la gloria de Hércules y
estaba asimismo sediento de hazañas heroicas, hizo oidos sordos y emprendió rumbo a
Atenas por tierra firme.

c) Camino a Atenas:

En Epidauro Teseo encontró a su primer enemigo; Perifetes, el que atacaba y asesinaba


a los caminantes con una maza de bronce. Teseo se la arrancó de las manos y le dio
muerte de un mazazo. Llegando a Quejiriés, el héroe encontró a su segundo enemigo, a
Sinis o Pitiocabtis (el que dobla los pinos), hijo de Poseidón, que mataba a los forasteros
con un terrible método: ataba las puntas superiores de dos pinos vecinos, y amarraba las
piernas del infortunado viajero; una en cada punto, luego de un tajo desataba las cimas
de los árboles y de este modo inhumano, descuartizaba y acababa con su victima. Teseo,
en castigo, le dio fin de esta misma manera.
El héroe siguió su camino, y en tierras de Corinto, blandiendo su espada y su lanza,
entabló una feroz lucha con un animal infernal, una terrible cerda, que pertenecia a la
vieja Fea, llamada también Cromio, nombre derivado del lugar Cromión.
Llegando a Megara, pasó por uno de los puntos más peligrosos de su recorrido bajo la
sierra de Gerania (hoy Kakia Skala). Alli habia un estrecho sendero muy dificil de
atravesar. Por un extremo se elevaba la montaña como hasta hoy, con sus escarpadas
laderas y el otro extremo limitaba con un profundo acantilado que terminaba en el mar.
En sus playas vivia una feroz tortuga marina, carnivora, que devoraba a los humanos.
Arriba, sobre las rocas del estrecho pasadizo, dominaba Escirón, un bandido que
obligaba, ante todo, a los transeúntes a que se lavaran los pies para dejarlos pasar. En el
momento en que cumplian su mandato les daba un fuerte puntapié y los derrumbaba
hacia el mar, donde los devoraba la temible tortuga. Pero ya estaba escrito por los dioses
que Escirón muriera del mismo modo. Teseo lo arrojó al mar y la tortuga lo devoró.
A continuación el héeroe bajó al mar, dio muerte a la horrible tortura, le arrancó el
caparazón y lo transformó en su escudo. Al arribar a tierras de Eleusis, Teseo se
enfrentó al gigante Cerción, hábil luchador que provocaba a todos los caminantes a
enfrentarse con él. El valiente hijo de Egeo, venció a Cerción agarrándolo y
golpeándolo con fuerza contra el suelo hasta hacerlo mil pedazos.
Una de sus grandes hazañas, terminó con el castigo y muerte del ladrón y malhechor
Procrustes que lo esperaba en un recodo del camino. Este extraño torturador, robaba y
mataba a los viajantes, obligándoles a acostarse en su temible lecho. Si el desgraciado
viajero era muy alto y sus piernas sobrepasaban el limite de la cama, cortaba lo
sobrante, y si por el contrario eran bajos y no llegaman al borde, los estiraba hasta que
dieran el largo de la cama. Se dice que tenia para este fin dos camas: una para los altos y
otra para los bajos. Teseo lo mató con su propio método.
Asi se difundió la fama de Teseo aún antes de su llegada a Atenas. En aquel tiempo,
Egeo se habia casado, no hacia mucho, con la maga Medea. Esta conocia de antemano
quién era Teseo, que avanzaba hacia Atenas; se encargó pues de infundir al rey, un
temor por el joven y apuesto muchacho, convertido ya en héroe legendario por su
proezas. Medea insistió en que de bienvenida se ofreciera al joven forastero una bebida
envenenada. Cuando Teseo, utilizando su espada, intentó cortar un trozo de la carne
para el sacrificio, la mirada de Egeo descubrió su espada y luego las sandalias del mozo.
Reconociéndolo al instante, le impidió beber de la copa mortal. La vació y derramó su
contenido al suelo, y luego expulsó a Medea de sus tierras.
Se cuenta como una de las hazañas del héroe, la captura del temible toro de Creta que
habia traido Hércules. Otros narran este hecho, como anterior al reconocimiento de
Teseo por su padre y otros lo sitúan después. El toro atravesaba indomabre los campos
de Maratón arrasándolo todo a su paso hasta que Teseo lo sometió, lo encadenó y lo
ofreció en sacrificio a Apolo.

d) El ciclo cretense:

Androgeo, hijo del rey Minos, era un joven carismático y un deportista capaz, que llegó
a Atenas para participar en los juegos que organizaba Egeo. El principe cretense logró
vencer a todos los concursantes de los juegos. Fue entonces cuando Egeo, dominado por
la envidia, le envió a enfrentarse con el toro de Maratón, lo que provocó la muerte de
Androgeo. Su padre, el rey Minos, estaba por entonces en Paros ofreciendo sacrificio a
los dioses cuando se enteró de la injusta desaparición de su hijo. Al terminar la
ceremonia, el rey organizó a su flota y se dirigió a Atenas para atacarla. La guerra duró
bastante tiempo y acabó con la derrota de Atenas, que fue obligada a pagar un tributo
anual de sangre a Minos. De modo que cada año siete muchachos y siete muchachas se
enviaban como presas que luego devoraba el monstruo Minotauro.
Minotauro era un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro. Era hijo de Pásifae,
esposa de Minos, y un toro que Poseidón habia enviado a Minos. Minos muy
vergonzoso por el nacimiento de tal monstruo, mandó que el arquitecto Dédalo
construyera para él el Laberinto, un palacio donde encerró al Minotauro, que era
antropófago (comedor de hombres).
Teseo pronto enfrentó este grave asunto cuando llegó el moemto de pagar la
"contribución" a Minos.
El pueblo habia empezado a mostrar su descontento. Se dice que Minos elegia a los
jóvenes que caerian victimas del Minotauro y exigia que fueran sin arma alguna. Estos
inocentes no tenian posibilidades de salvación, pues se perdian en la laberintica
construcción donde les encontraba el toro y les despedazaba.
Teseo decidió ser uno de los siete jóvenes que servirian de alimento al Minotauro, con
el objeto de aniquilarlo. Avanzaba el barco con el fúnebre cortejo, con sus velas negras
desplegadas. Egeo lo habia equipado también con velas blancas por si el regreso fuera
exitoso. Esta seria la señal de la buena nueva, antes de anclar en puerto. Teseo llegó a
Creta y fue llevado junto a los otros jóvenes al leberinto. Sin embargo, Ariadna, la hija
de Minos se enamoró de Teseo, y antes de que el joven entrara en el palacio del
Minotauro, le dio un ovillo de hilo y le aconsejó que atara un extremo a la salida del
laberinto y que lo desenvolviera conforme avanzara pra no perder su camino. Es más,
Ariadna le pidió que cumpliera su promesa de llevarla con él, como su mujer, a Atenas.
Teseo logró vencer al Minotauro a puñetazos y liberó a sus compañeros. Acto seguido
escaparon junto con Ariadna, sin ser vistos. No obstante, llegados a Naxos, una de las
escalas de su viaje, Teseo abandonó a Ariadna, quien se consoló rápidamente en brazos
del dios Dioniso. Aunque todo marchaba muy bien, los viajeros, entusiasmados con el
regreso, olvidaron de cambiar las velas negras por las blancas de la alegria.
El infeliz Egeo, desde Sounio, divisó el barco a lo lejos y viendo que tenia enarbolado el
negro velamen, dio por segura la muerte de su hijo y se arrojó desapareciendo en el mar,
que desde entonces se denomina Mar Egeo.

e) El reinado de Teseo:

Teseo demostró ser un gobernador capaz. Hizo de Atenas la capital del Estado; se le
considera el forjador de la futura democracia ateniense por ser el creador de estamentos
politicos que la posibilitarian, hizo acuñar monedas y fue dundador de las fiestas de las
Panateneas como simbolo de la unión de las diversas comunidades de ática. Durante su
reinado realizó muchas proezas; peleó contra las Amazonas que habian atacado Atenas
y se casó con Fedra. Una vez estuvo preso en el Mundo Subterráneo, del que fue
liberado por el héroe Hércules. En su madurez mantuvo una estrecha amistad con el
héroe Piritoo. Una vez, visitó a su pariente el rey Licomedes, de la isla de Esciros. El
rey, temeroso del poder del visitante, le hizo subir a gran altura y una vez alli le empujó
y le despeñó hacia el barranco, poniendo fin a sus dias.
En los tiempos históricos, en la Guerra de Maratón contra los persas, los atenienses
veian a un héroe sobrenatural que estaba encabezando la batalla. Seguros de que se
trataba del héroe Teseo y por consejo del oráculo de Delfos, decidieron buscar su tumba
en la isla de Esciros (Skyros). Asi el soldado Cimón, que fue el encargado de esta
misión, halló su cadáver sobre una colina, gracias a la ayuda de un águila que vigilaba
permanentemente el lugar. Encontraron un féretro con un nombre de enormes
proporciones con lanza y espada, lo que confirmó su procedencia. Sus restos fueron
trasladados a Atenas donde recibieron sepultura con todos los honores dignos del gran
héroe de ática.
Euripides, el famoso poeta trágico, en su obra titulada "Hipólito", menciona al hijo de
Teseo y quizás de Hipólita. De Hipólito se enamoró perdidamente la segunda esposa de
Teseo, Fedra. Este amor suyo no fue correspondido, por lo que Fedra, encolerizada por
el rechazo y para vengarse de él, le culpó ante su padre de haber intentado violarla.
Teseo montó en cólera y pidió a Poseidón que castigara a Hipólito. Entonces el dios del
mar envió a un toro bravo y furioso que asustó los caballos de Hipólito; estos le
arrastraron y le mataron. Siglos después Séneca se inspiró en este mito.

4. PERSEO.
1. Sus orígenes
2. La proeza y la venganza de Perseo.

a) Sus orígenes:

Perseo, hijo de Zeus y Dánae, es un héroe de la región de Argos. Una vez, su abuelo
Acrisio, consultó al oráculo si iba a tener hijos. El oráculo le contestó que su hija Dánae
tendría un niño y que este nieto lo asesinaría. Acrisio para evitar que se cumpliera este
vaticinio, encerró a Dánae en una cueva subterránea rodeada de paredes de bronce. Zeus
sin embargo logró filtrarse por una abertura de la gruta, y tomando la forma de lluvia
dorada, se unió a la bella joven (Unión de Zeus con Dánae). Dánae alumbró un varón al
que consiguió criar a escondidas por algunos meses. Al enterarse Acrisio, no quiso
reconocer la intervención de Zeus y mandó a matar a la nodriza de Dánae por su
traicionera complicidad. Encerró a su hija y a su nieto en una caja de madera y los
arrojó al mar. Las corrientes marinas guiaron al cofre a las costas de Sérifos, donde el
pescador Dictis, hermano del tirano de la isla, Polidectes, los halló y les recogió. Dictis
les acogió en su hogar y crió a Perseo hasta cuando se convirtió en un valiente jóven,
dotado de todas las virtuddes. Polidectes se enamoró de Dánae, pero no podía ni se
atrevía a acercarse a ella por temor a su hijo, Perseo, que tan bien protegía a su madre.
Una vez invitó al joven a una cena, junto con otros amigos y les preguntó que qué
regalo le ofrecerían si este fuera el caso. Todos respondieron que para un rey, un cabello
sería el regalo más adecuado. Sólo Perseo contestó que llegado el caso le traería hasta la
cabeza de la gorgona Medusa. Polidectes queriendo aprovechar la oportunidad que se le
presentaba, le solicitó de inmediato que cumpliera con su ofrecimiento, de lo contrario
seduciría por la fuerza a su madre Dánae. Con este compromiso Perseo se puso en
camino para buscar a la Gorgona y cortarle la cabeza.

b) La proeza y la venganza de Perseo:

Atenea y Hermes colaboraron con Perseo a que cumpliera con este trabajo. Haciendo
uso de algunas artimañas, dio con las Ninfas y les pidió en préstamo unas sandalias
voladoras, una alforja y el casco de Hades, que hacía invisible a quien lo llevara.
Hermes por su parte, le facilitó una hoz de acero. Cuando llegó al sitio deseado,
encontró a las Gorgonas dormidas. Con ayuda de las sandalias aladas se elevó a los aires
y cortó la cabeza de la Medusa mirando para esta operación en el brillante escudo de la
diosa Atenea, quien le sostenía a cierta distancia, y evitándole de este modo mirar
directamente a los ojos de la Gorgona y quedar convertido en piedra. En el momento en
que el héroe le cercenó la cabeza, del cuello de Medusa salieron volando el caballo
Pegaso y el gigante Crisaor. Recogió la cabeza, la guardó en el saco y emprendió el
camino de vuelta.
En su camino encontró a una hermosa joven llamada Andrómeda, atada con cadenas y
prisionera de un terrible monstruo marino. Perseo la liberó salvándola del peligro que
corría de acabar siendo devorada por el monstruo. Los padres de Andrómeda,
agradecidos, consintieron que su hija se casara con su salvador, pero Fineo, un tío de la
muchacha, que había proyectado convertirla en su esposa, empezó a conspirar contra
Perseo. Dándose cuenta de las malas intenciones de Fineo, el héroe mostró a Fineo y sus
cómplices la cabeza de la Gorgona, por lo que ellos quedaron convertidos en estatuas de
piedra.
Ya en Séfiros, al enterarse de las presiones a las que Polidectes había sometido a su
madre para conquistarla quiso vengarse. Entonces Perseo, con el mismo método
convirtió a Polidectes y a sus secuaces en piedra. Acto seguido, delegó el poder a Dictis,
su padre adoptivo y decidió volver a Argos acompañado de su mujer, Andrómeda, y
buscar al abuelo. No ostante, Acrisio al enterarse de la venida de su nieto, huyó
temeroso para elvitar el cumplimiento de la profecía. Pero no pudo escapar a su fatal
destino ya que en las competencias organizadas por el rey Teutámides en Larisa, donde
Perseo tomaba parte, Acrisio estaba presente entre los espectadores. En el lanzamiento
del disco, el de Perseo se desvió y cayó sobre Acrisio, matándole al instante. Perseo, al
saber de quién se trataba lloró amargamente su suerte y lo enterró con todos los honores
debidos.

5. BELEREFONTE.
Belerefonte fue hijo de Poseidón, pero entre los hombres se le consideraba vástago de
Glauco, hijo de Sísifo el fundador de la casa real de Corinto y de Eurimode, hija del rey
de Mégara, Niso. El héroe fue llamado así tras haber dado muerte, por pura casualidad,
al Belero, tirano de Corinto (Belerefonte=matador de Belero).
Después de la muerte de Belero, tuvo que huir de su tierra y llegó a Tirinte, al reino de
Preto, ara purificarse. Durante su estancia la joven Antea, mujer de Preto se enamoró
del joven y apuesto hombre. El joven por respeto al anfitrión no respondió a los
avanceas amorosos de Antea. Herida en su amor propio de ella le acusó ante su marido
de haber tratado de seducirla y clamó la muerte del jinete de Pegaso.
Como las leyes de la hospitalidad no permitían a Preto matar a Belerefontes con sus
propias manos, pensó enviarle a Licia, a la corte del rey Yóbates, para que su suegro
consumara la venganza. Yóbates recibió a Belerefontes con agasajos y le hospedó nueve
días durante los cuales se sacrificaron en su honor nueve toros. Al décimo día abrió el
rey la carta de su yerno. Al leerla, decidió que la mejor manera de suprimir al héroe era
mandarle a exterminar el temible monstruo llamado Quimera, que antaño había sido
criada por Amisodaro, rey de Caria. Belerefontes aceptó el encargo.
La mayor dificultad de la empresa era evitar las llamas que lanzaba la Quimera. En este
trance le ayudó el alado Pegaso al elevarse con su jinete hacia el cielo; así Belerefontes
pudo flechar mortalmente al monstruo, a salvo de su fuego.
Después de dar muerte a la Quimera, Belerefontes se vio enviado por Yóbates a
enfrentarse con el belicoso y salvaje pueblo de los Sólimos. Al derrotarlos el héroe fue
enviado a luchar contra las Amazonas; también esta vez resultó victorioso.
Al cabo de sus recurso, Yóbates tramó una emboscada para acabar al fin con el héroe.
Pero también esta vez Belerefontes salió ileso. Entonces el rey de Licia, convencido de
los orígenes divinos de Belerefontes, desistió de sus propósitos y, revelándole el
mensaje de Preto, le pidió que se quedara a su lado y se uniera en matrimonio con su
hija Filónoe. De sus nupcias nacieron: Isandro, Hipóloco y una hija, Laodamia.
Hipóloco fue padre de Glauco y Laodamia tuvo a Sarpedón, que dirigieron el ejército de
los Licios en la guerra de Troya. Los dos nietos de Belerefontes, según cuentan la Ilíada
y la Odisea, destacaron entre los héroes de Troya. Este es uno de los datos que
demuestran el origen heleno común, de los guerreros Aqueos y Troyanos.
Se cuenta como final, que Belerefontes se enorgulleció en exceso de sus triunfos, y
ensorbecido, quiso elevarse hasta el Olimpo montado en su caballo Pegaso, para
conocer la morada de Zeus, y pretendiendo incluso formar parte hasta el Consejo de los
Dioses. Zeus, enfadado frente a tanto atrevimiento, hizo que el caballo tirara a su jinete
desde lo alto. El caballo volvió al Olimpo a donde pertenecía y a sus oficios, ayudando a
llevar el rayo a Zeus y sirviendo a la diosa Eos (La Aurora) que hacía amanecer al día.
En Corinto y Licia, Belerefontes era honrado y venerado como héroe. En la Ilíada,
Homero narra la amistad de Belerefontes con Coneo, rey de Kalidiquia.

6. DÉDALO E ÍCARO.
Dédalo era el artesano ateniense, proveniente de la familia real de Cécrope, el primer
rey de Atenas. Fue artista de mérito de su época, escultor, arquiteco e inventor. Un día
este ingenioso artista cometió un crímen movido por la envidia por su sobrino y alumno,
Talo, quien daba claras muestras de especial talento. Este inventó la sierra,
sinspirándose en cómo usaba su mandíbula una serpiente. Dédalo, ciego de envidia, lo
precipitó desde lo alto de la Acrópolis. Cuando se dió a conocer el crímen, el tribunal de
Aerópago lo expulsó de la ciudad.
Dédalo buscó refugio en Creta, en la corte del rey Minos. Allí realizó una serie de
trabajos entre los cuales sobresale el Laberinto, un palacio cuyo conjunto de corredores
estaba de tal manera ensamblado que una vez dentro de ellos, era imposible hallar la
salida. Allí había encerrado el rey Minos al Minotauro.
Durante su estancia en Creta, Dédalo tuvo un hijo, Ícaro, con una esclava del palacio
llamada Náucratis.
Cuando Teseo llegó a Creta con el deseo de acabar con el Minotauro, Dédalo señaló a
Ariadna lo que debía aconsejar al héroe para que entrara y consiguiera salir del
Laberinto. Enterado de esto, el rey Minos se encolerizó y encerró al artista y a su hijo en
el Laberinto. Confinado en esta cárcel, Dédalo no dejaba de pensar en la mejor forma de
escapar lejos de Creta. Ideó al fin unas alas y las adaptó a los hombros, uniéndolas con
cera.
Padre e hijo iniciaron un vuelo nunca concebido hasta entonces. El joven Ícaro, desoyó
el consejo de su padre, es decir, no volar tan bajo que las olas mojasen las alas, ni
tampoco tan alto que el sol derritiese las alas. Ícaro por arrogancia se elevó lo más alto
que pudo, hasta que el calor derritió la cera que le unía a las alas y se precipitó al mar,
que desde entonces se llamó Mar Icario. Su cuerpo fue hallado en las costas de la isla
que se denominó también Icaria. Allí lo encontró y lo enterró Hércules.

Cuadro de Jacob Peter Gowy hecho entre 1636-37, y que representa la caída de Ícaro.

7. ORFEO.
Orfeo era originario de Tracia y fue uno de los participantes en la expedición de los
Argonautas; es también el protagonista de uno de los mitos más célebres y de los que
entrañan mayor simbolismo. A su alrededor se tejió de la teología órfica, que influyó en
las creencias primitivas cristianas. Fue hijo de Eagro y al parecer de la Musa Calíope;
era músico carismático, poeta y cantante, y fuera de su entrega al arte de la lira se lo
considera el inventor de la cítara.
El más conocido mito sobre Orfeo está relacionado con su bajada al hades en busca de
su amada esposa Eurídice: Eurídice era una bella ninfa del bosque, un día tratando de
escapar de los acosos de Aristeo, huyó despavorida, y en las orillas de un río pisó una
serpiente venenosa, y murió a causa de la mordedura. Orfeo, desesperado bajó al Hades
(Mundo Subterráneo) con el objeto de traerla de nuevo a la vida. Su música produjo
encantamiento en el mundo subterráneo y todos olvidaron por un momento sus torturas
y sus castigos. Sísifo, Tántalo, Danaides y otros hicieron un alto en su eterna condena y
disfrutaron de su celestiales melodías. De tal modo agradó su música que el rey Hades y
Perséfone aceptaron devolver a Eurídice, la amada del músico, pero con una condición:
mientras Orfeo subiera a la tierra, su mujer debía seguirlo detrás y no debía volverse a
verla, antes de haber salido del Mundo Subterráneo. Pero un rato antes de ver la luz, la
duda mordía al músico, curioso de saber si lo seguía de verdad, en un momento dado
miró atrás para comprobar si los dioses del hades no se habían burlado de él. Desde ese
momento todo fue fatídico: Eurídice murió definitivamente y la sentencia del rey Hades
fue irrevocable, permaneció inconmovible a los ruegos del desgraciado Orfeo.
A partir de este punto, mucho se ha hablado del inconsolable esposo. Se dice que se
negó a todos los placeres terrenales, que no quería volver a casarse, y que durante tres
años huyó del amor con las mujeres.
La tradición nos relata que se relacionaba sólo con muchachos de Tracia a los que
iniciaba en la "vida órfica", la abstención de comer carne, la música y en las
experiencias del más allá. Sobre su fin, se dice que después de haberse relacionado
eróticamente con hombres, tuvo que enfrentarse ala venganza de las mujeres a las cuales
rechazaba después de la muerte de Eurídice. Armadas de piedras y lanzas, las mujeres
de Tracia le atacaron y despedazaron al encontrarle desarmado, solamente con la lira en
la mano.
Las Musas le lloraron y enterraron según antiguas tradiciones y hasta los enemigos de la
naturaleza participaron del duelo por el fallecimiento del divino cantor.

8. FAETÓN.
Sobre este héroe, hijo de Helios, se cuentan muchas historias. Muchos dicen que era
hijo de Eos (La Aurora) y de Céfalo, pero se impone la teoría de que fue hijo de Helios
y de la Oceánide Climene y que fue criado por su madre sin que el padre supiera de su
existencia. Llegado a la adolescencia, se le descubrió su procedencia paterna. Pidió
entonces el adolescente para cerciorarse de su origen, que su padre Helios le permitiera
conducir su carro. Helios al comienzo atuvo dudas, mas al final cedió, no sin antes darle
una serie de consejos. Faetón siguió el camino que acostumbraba su padre; no obstante,
llegado al punto más alto, le atemorizó la altura y por miedo a los símbolos del zodíaco,
cambió de rumbo. Después, con torpes movimientos conducía el carro tan bajo,
poniendo en peligro de incendiar la tierra y a veces tan alto, poniendo en mismo peligro
a las estrellas, que Zeus, ante este riesgo, le lanzó un rayo que lo derrumbó y le hizo
caer sobre el río Erídano, donde vivían las hermanas de Helios, las Helíades, que le
dieron sepultura, con honras fúnebres.
El ilustre poeta trágico Eurípides, inspirado por el mito, escribió una tragedia titulada
"Faetón". Mas esta obra está comprendida entre las que no se salvaron, exceptuando
algunos breves extractos.

9. LA CASA REAL DE LOS LABDÁCIDAS.


Esta Casa ocupa un lugar primordial en la historia de Tebas (llamada "Ciclo de Tebas");
su fundador fue Lábdaco, nieto de Cadmo, el fundador de la ciudad de Tebas. Edipo,
cuya personalidad predomina en la Casa Real junto con otros miembros de su familia,
forma uno de los personajes más importantes de la historia de esta ciudad.

a) Edipo:

1. Introducción
2. El destino de Edipo
3. Edipo en el trono de Tebas
4. Los hijos de Edipo.

1) Introducción:

Edipo, este héroe trágico, es el protagonista de muchas aventuras que se han conservado
hasta nuestro días, especialmente en las tres famosas tragedias de la Antigëdad. Su
ascendencia se remonta hasta el propio Cadmo, fundador y primer rey de Tebas. Fue
bisnieto de Polidoro, hijo de Cadmo y nieto de Lábdaco, padre de Layo.
Layo se había casado con Yocasta, hija de Meneceo y hermana de Creonte. Pasaban los
años y Layo y Yocasta no tenían hijos. Pidió, como era costumbre entonces, consejo al
oráculo. La profecía, decía que tendría un hijo que traería grandes desgracias a Tebas,
que mataría a su propio padre y se casaría con su propia madre.
Para escapar de este cruel destino, Layo evitó el contacto amoroso con su mujer.
Yocasta sin embargo anhelaba ser madre y una noche después de un festín, lo
emborrachó y pasó la noche con él. Desde el momento en que se dio cuenta de que su
mujer estaba embarazada, Layo pensó en la forma de liberarse del niño que vendría, y
atentaría contra su vida y contra la tranquilidad de su país. Apenas nacido, le traspasó
con un clavo los talones y pasándole unas argollas, los unió con una correa. Al rato,
ordenó a un fiel pastor que lo abandonara en el bosque de Citerón, donde moriría de
hambre, de frío o devorado por las fieras. El pastor compadecido del llanto del niño,
cuando acertaron a pasar por allí los pastores de caballos del rey de Corinto, Pólibo, les
entregó el recién nacido sin contarles de quién se trataba. Los pastores llevaron al niño a
Pólibo y su mujer, quienes, como no tenían hijos, lo aceptaron gustosos en su hogar. La
reina Mérope le puso el nombre Edipo, que significa "el de los pies hinchados", ya que
el bebé tenía inflamados los talones, donde le había pasado su padre las argollas.

2) El destino de Edipo:

Estaba escrto que Edipo crecería y se convertiría en un joven vigoroso e inteligente,


creyendo que sus padres eran Pólibo y Mérope. Se le mantuvo en secreto su verdadera
procedencia, hasta que alguien en una pelea, por ofencderlo, le dijo que era un bastardo
y que los reyes de Corint no eran sus verdaderos padres. Sin querer conocer la verdad de
Pólibo y Mérope, se fue a escondidas a consultar el oráculo de Delfos.
El augurio no fue claro en su respuesta, le señaló sin embargo, que su terrible destino
mostraba que un día mataría a su padre y se casaría con su propia madre, y que su
descendencia sería portadora de grandes males. Horrorizado ante tal respuesta, decidió
Edipo evitar esta suerte alejándose de los que creía sus verdaderos padres. Recorrió los
caminos realizando varias hazañas y trabajos.
Un día cruzando la zona de Foquida, cerca de un punto donde el camino se dividía en
tres ramales, se encontró en una estrecha vía con un carro y su séquito. Era Layo, que
iba hacia Delfos a preguntar qué fin había tenido su hijo, pues le martirizaba la duda de
si había muerto o no. En esta encrucijada, se produjo un altercado, ya que el extranjero
no quiso ceder al carro. Edipo, enfrentándose a los viajeros, mató a Layo y sus
acompañantes, excepto a uno que logró escapar.

3) Edipo en el trono de Tebas:

Al morir Layo, subió Creonte al trono de Tebas, para reinar junto con su hermana
Yocasta.
Sin lograr descubrir aún al culpable de la muerte de Layo, tuvieron que afrontar el azote
de la terrible Esfinge. Este monstruo de cabeza de mujer, cuerpo de león y alas, sentado
sobre una roca en un extremo de la ciudad, proponía enigmas a los transeúntes y
devoraba a los que eran incapaces de resolverlos. Creonte, entonces anunció que aquel
que pudiera resolver los enigmas y liberar a Tebnas de este engendro, se convertiría en
rey, casándose con la reina.
Edipo en su errar, entró en Tebas. Cuando se enteró de la existencia de la Esfinge, probó
a ganar la recompensa ofecida. El enigma que le presentó era: ¿Cuál es el ser que tiene
cuatro pies por la mañana, dos al mediodía y tres por la noche, y que cuanto más pies
tiene, más débil se vuelve? Edipo respondió que se refería al hombre, que utilizaba
cuatro pies mientras andaba a gatas y tres en la vejez al usar bastón.
La Esfinge entonces se suicidó arrojándose de la alta roca en que solía asentarse. Al
enterarse de la noticia los tebanos, llenos de alegría recibieron a su héroe elevándolo al
trono. Como reconocimiento le entregaron en matrimonio a la reina viuda, Yocasta. De
esta unión nacieron cuatro vástagos: Eteocles, Polinices, Antigona e Ismene. Edipo
reinó en paz, hasta que al cabo de un tiempo se abatió sobre el reino una peste que
diezmaba a la población.
Entonces el rey, incapaz de afrontar la situación, envió a su cuñado Creonte a consultar
el oráculo sobre la causa de este mal y sobre lo que debían hacer para que la ciudad de
Tebas se salvara de la peste; Creonte regresó con la respuesta de que aquella no cesaría
hasta que hubiera sido desterrado de la ciudad el asesino de Layo.
Edipo empieza la investigación, comprometido en esta búsqueda y sin encontrar
solución, hace por fin, llamar al adivino Tiresias, quien le confiesa que el culpable de la
peste es el mismo Edipo. Edipo no puede creer lo que oye y piensa en una conjura
preparada por Creonte. Pero el juicio de adivino ciego Tiresias era reputado en toda
Grecia.
Enseguida pensó en marcharse a Corinto, pero le detuvo el temor de que se verificara el
augurio mediante el cual mataría a su padre y se casaría con su madre. Al poco tiempo
le llegaron noticias de Corinto, llamándolo a ocupar el trono, pues Pólibo había muerto.
A pesar de la muerte del que creía su padre, siguió dudando de su vuelta a corinto, pues
no quería acercarse a su madre, temeroso de que quizás se cumpliera la otra parte del
oráculo. un emisario para tranquilizarlo le advirtió que nada debía temer, pues Pólibo no
era su verdadero padre y que él mismo lo había recogido de un pastor que le había
escapado y le habló de las cicatrices que aún quedaban en los pies de Edipo, las pruebas
sobre la temible verdad se mostraron indudables. Se confirma así la horrorosa sospecha:
había matado a su padre y se había casado con su propia madre.
La reina Yocasta, aterrada por el sacrilegio, se retiró a sus habitaciones y se ahorcó. En
tanto que su hijo y esposo la siguió y sacando unas hebillas doradas del vestido de la
reina, se perforó los ojos y se quedó ciego. Solició a Creonte que lo echara de Tebas y le
rogó que cuidara de sus dos hijas, Antigona e Ismene. Antigona corrió tras él, queriendo
acompañar a su padre en el camino. Tras un largo y penoso viaje, Edipo llegó
suplicando a Ática, a Colono.
Cuando se acercaba la muerte, Creonte y Polinices intentaron convencerlo de que
volviera a Tebas. Edipo sin embargo rechazó la idea optando por quedarse en Ática,
donde Teseo le recibió y le ofreció su hospitalidad hasta la muerte. En efecto, allí murió
Edipo trayendo el bien al sitio donde pasaría sus últimos días, tal como había previsto el
oráculo.

4) Los hijos de Edipo:

Sobre los hijos de Edipo, Eteocles, Polinices, Antigona e Ismene, pesó la maldición de
la incestuosa relación entre su padre y su madre yocasta. De ahí que tuvieran un mal fin.
Es más, los hijos fueron maldecidos por su padre antes de morir, pues en sus últimos
tristes días, le habían dado malos tratos.
Al principio, Eteocles y Polinices dejaron reinar en el trono de Tebas a su tío Creonte,
pero luego decidieron tomar el poder en sus manos y reinar un año cada uno. Sin
embargo, en un momento Eteocles, el mayor, tras haber reinado un año, se negó a
aceder el trono a su hermano, y los hermanos se pelearon; entonces Polinices emigró a
Argos, donde reinaba Adrasto y se casó con su hija. Polinices organizó un ataque contra
su tierra natal, una expedición que llevó el conocido nombre de "Los siete contra
Tebas". Denominada de este modo pues estuvo compuesta por siete jefes, esta
expedición tenía como meta, devolver el poder perdido a Polinices. En esta lucha
vencieron los sitiadores y los dos hermanos murieron uno a manos del otro.
En este punto aparece el valiente y dinámico carácter de Antigona, una de las hermanas
de los fallecidos. Creonte había ordenado que se enterrara a Eteocles con todos los
honores, mientras a Polinices, como invasor, en contra de su propia patria, debía quedar
sin sepultura a merced de las aves de rapiña para servir así de escarmiento a quienes
quisieran imitarlo.
Antigona, entonces, desdeñando las órdenes del rey, fiel a los dioses y a las tradiciones
ancestrales, que nadie puede cambiar, quiso rendirle los últimos tributos y dar sepultura
a su hermano Polinices.
Aunque estaba comprometida con Hemón, hijo de Creonte, este último dio orden de que
Antigona fuera enterrada viva, después que los guardias la apresaron por haber
desobedecido las órdenes. Ya en la cárcel, Antigona se ahorcó. Hemón, que la amaba
intensamente, preso de la tristeza, se ahorcó junto a ella.
De la pequeña Ismene, se dice que fue degollada por Tideo, uno de los siete jefes
invasores, que la halló en el Templo de Atenea, en el momento mismo de su encuentro
amoroso con Periclímeno, hijo de Poseidón, de quien estaba enamorada. Tidaeo fue
llevado hacia el lugar por la misma diosa Atenea, que estaba encolerizada por ese
encuentro en su templo y más que nada por el gran odio que guardaba al hijo de
Poseidón, su mayor adversario.

10. LA CASA REAL DE LOS PELÓPIDAS.

1. La familia de los Atridas


2. Los hijos de Atreo.

a) Introducción:

Al mismo tiempo que la casa de los Labdácidas reinaba en Tebas, la casa de los
Pelópidas, llamada así por Pelópidas el hijo de Tántalo, protagonizó la historia de las
ciudades del Peloponeso, que entonces experimentaron un enorme auge, como es caso
de Argos, Micenas, Corinto, etc. Los Atridas, que conoceremos más adelante, fueron los
más importantes Pelópidas.

b) La familia de los Atridas:

De Pélope e Hipodamia nacieron: Atreo, Tiestess, Plístenes, Piteo (abuelo de Teseo) y


Nicipe (madre de Euristeo, tío de Hércules). Después de la muerte de Euristeo, que
había sucedido a su padre Esténelo, los Pelópidas se fortalecieron y dominaron en
Micenas, Tirinto, Argos y la Argólide.
Hay una opinión que dice, que de los dos hijos varones de Pélope, Atreo, el primogénito
habría sido el sucesor en el trono, y que cuando Atreo murió, se le dio la regencia a su
hermano Tiestess, porque los hijos de Atreo eran menores de edad. Como honrado
regente, Tiestes cedió la corona a su debido tiempo, al primogénito hijo de Atreo, a
Agamenón y no a su propio hijo.
Hay sin embargo una opinión contraria que dice que los Pelópidas fueron una
generación maldita, por los siguientes hechos. Antes de reinar en la Argólide, Atreo y su
hermano Tiestess fueron desterrados a Trifilia, con maldiciones de Pélope por haber
matado a su hermano Crísipo, hijo natural de Pélope, temerosos de que su anciano
padre, que tenía cierta debilidad por éste, le dejara el trono.
Apenas llegados a Trifilia, Tiestess propuso que se eligiera soberano entre los nobles del
lugar y que reinara aquel que tuviera el vellón de oro, un regalo de Hermes. Como Atreo
había recibido de Hermes, el vellón de oro, no tuvo inconvenientes en aceptar esta
condición. Pero Tiestess con astucia y aprovechando que Aérope, la mujer de Atreo era
su amante, le rogó que le trajera el vellón de oro, con el que sería reconocido como rey.
Zeus no quería que hiciera una apuesta con su hermano: si el sol salía por el Occidente,
sería él el nuevo rey. Tiestes estuvo de acuerdo, y el dios hizo que el sol cambiara de
rumbo y de este modo perdiese Tiestess. Atrreo subió al trono y Tiestess se marchó. Un
día, Atreo descubrió las secretas relaciones amorosas mantenidas entre su mujer Aérope
y su hermano, y decidió cobrar venganza.
Fingiendo reconciliarse, invitó a volver a su hermano. En el banquete de bienvenida, le
sirvió los cuerpos despedazados y asados de sus hijos, a los que había mandado matar.
Terminada la cena le descubrió la verdad. Lleno de repugnancia ante la terrible y
extravagante venganza, Tiestes dio la vuelta a la mesa y maldijo a los Atridas. La "Cena
de Tiestes" quedó grabada en la mente de los hombres como un acto limpio e inaudito.
Tiestes quiso hacer que su hermano pagase lo que había hecho. El oráculo le aconsejó
que si tuviera un hijo con su propia hija, éste tomaría cuentas a los Atridas. Pelopia, su
hija, queriéndolo o quizás sin desearlo, en un momento de embriaguez de su padre, se
unió con él; de esta relación incestuosa nació Egisto, que apenas creció, asesinó a Atreo
y subió a su padre al trono de Micenas.

c) Los hijos de Atreo:

Los hijos de Atreo, Agamenón y Menelao, tras la muerte de su padre, se refugiaron en


Sición. Más tarde Tindareo, padre de los Dioscuros, de Clitemnestra y de Helena, apoyó
a Agamenón a recuperar el trono. Tiestes y su hijo Egisto fueron desterrados y
Agamenón tomó por esposa a Clitemnestra. Se casó con ella, tras matar a su anterior
marido, a Tántalo, hijo de Tiestes. Con Clitemnestra, Agamenón tuvo a Ifigenia, a
Electra, a Crisótemis y a un hijo varón, Orestes. Menelao se casó con la bella Helena y
reinó en Esparta.

11. ODISEO (ULISES).


Es el más famoso de los héroes de la mitología clásica. Era hijo de Laertes, rey de Itaca,
y de Anticlea. Algunas leyendas tardías le presentaban como hijo de Sisifo. Ulises se
casó con Penélope y tuvieron un hijo, Telémaco. Cuando Paris raptó a Helena y
comenzó la Guerra de Troya, Ulises partió para dicha ciudad al mando de doce naves.
Durante el asedio fue protagonista de la búsqueda de Aquiles que se hallaba escondido y
cuya presencia reclamaban los dioses como indispensable para la victoria, el traslado de
Ifigenia a Aúlide, la reconciliación entre Agamenón y Aquiles, la organización del
combate entre Paris y Menelao y la muerte, entre otros de Dolón, Democoonte,
Alcandro, Hipódamo, Quersidamante y Soco. Dirigió a los griegos encerrados en el
caballo de madera y fue el primero en salir al exterior acudiendo con Menelao en busca
de Helena. Al término de la guerra intentó regresar inmediatamente a Itaca, pero
distintas adversidades le obligaron a vagar durante diez años sin conseguirlo. Estuvo en
el país de los Iotófagos, en el de los cíclopes, donde se enfrentó a Polifemo, en la
morada del dios de los vientos, Eolo, en la tierra de los Iestrigones y en la isla de Circe,
con quien tuvo un hijo, Telégono. Llegó a los dominios de Calipso y en una balsa arribó
al país de los Feacios. Aquí se dio a conocer y narró al rey Acinoo y a la reina Arete
todas sus desventuras. Éstos le proporcionaron una nave con la que, al fin, pudo regresar
a Itaca. Excepto su perro Argos, nadie le reconoció en su patria. Se presentó de
incógnito a Penélope, a quien sugirió que organizase un concurso de tiro con un viejo
arco suyo para elegir marido entre los numerosos pretendientes que la asediaban. Ulises
venció en el concurso, se dio a conocer y mató a todos los pretendientes. Recuperó su
trono y reinó en paz hasta que por una desgraciada circunstancia fue muerto por el hijo
que había tenido con Circe, Telégono, llegado a la isla para darse a conocer a su padre.
La fabulosa leyenda de Ulises es el tema de la célebre Odisea de Homero.

6. OTROS MITOS
La hora actual es: 5:14
La fecha es: 23/2/2005
1. Faetón,
2. Meleagro y Atalanta,
3. Midas,
4. Filomela,
5. Cadmo,
6. Eco y Narciso
7. Eros y Psique,
8. Príamo y Tisbe
9. Céfalo y Procris
10. Latona y los campesinos
11. Pigmalión
12. Las Dríadas
13. Aristeo
14. Orión
15. Aurora y Titón
16. Las regiones infernales
17. Monstruos modernos.

1. FAETÓN.
Faetón era un joven orgulloso. Esto se comprobó cuando su madre le hizo saber que su
padre era Apolo, dios que diariamente cruzaba nuestro mundo en un carro deslumbrante
de sol. Pero los compañeros del muchacho se mofaban de él cuando se enorgullecía de
tan alto nacimiento; entonces por orden de su madre buscó a su celestial padre para
pedirle un favor a través del cual todos conocerían su nacimiento divino.
Antes del alba llegó al divino palacio de Febo, donde un dios con manto púrpura estaba
sentado en su trono de marfil, en medio de un brillante arco iris de joyas. Alrededor de
él estaban sus ministros y guardaespaldas, las Horas, los Días, los Meses y las
Estaciones. Faetón no dudó en acercarse al trono.
Su padre le recibió y le preguntó qué hacía allí. Faetón se quejó de que los hombres no
le creyeran hijo de Apolo, a menos que su padre le diera una garantía de su nacimiento
que pudiese ser vista por todo el mundo.
Su padre le preguntó qué deseaba y Faetón le pidió que le dejase conducir su carro del
Sol. Apolo inmediatamente le contestó que eso que le pedía era imposible, ya que el
único dios que podía manejar correctamente ese carro era Apolo (ni siquiera el mismo
Zeus podría conducirlo). Apolo le intentó persuadir de su idea, pero Faetón seguía
intentándolo. Por fin, Apolo, no sin gran miedo, aceptó y condujo a su hijo a la obra
maestra de Hefesto, el carro dorado adornado con gemas chispeantes. Apolo no dejaba
de dar consejos a su hijo, pero éste, impaciente, apenas le oía.
Apolo le advirtió de que no bajase demasiado rápido, para que la Tierra no tocase el
fuego, y que no subiese demasiado alto para no abrasar la cara del cielo. También le dijo
que evitase el látigo y sujetase fuertemente las riendas para que los caballos volasen y
todo el trabajo lo hiciesen ellos.
Faetón subió al carro y audaz,ente incitó al brioso tiro a través de la bruma del alba, con
el viento del Este siguiéndole en la soberbia carrera. Pero pronto la velocidad le cortó la
respiración mientras que, debido a su poco peso, el carro se tambaleaba y balanceaba
como una quilla sin lastre, hasta que su cabeza empezó a moverse y demasiado pronto
los fieros corceles se dieron cuenta que sus riendas etaban en una mano novata. Se
encabritaron y se echaron a un lado, abandonando el camino acostumbrado; luego toda
la tierra se asombró al ver el glorioso carro del Sol corriendo torcido encima de sus
cabezas como un relámpago.
A los caballos no les importaba ya su novata mano, y tomaron su propio camino en el
aire, saltando acá y allá. El carro cayó sobre la Tierra. La hierba se marchitó, las
cosechas se abrasaron, los bosques se incendiaron, los ríos se secaron y los lagos
empezaron a hervir. Desde entonces una parte de nuestra tierra se convirtió en un
desierto arenoso, donde ni hombres ni bestias podían vivir.
El desdichado Faetón había abandonado la esperanza de enderezar su triste marcha.
Cegado por el terror y la luminosidad, dondequiera que fuese, quemado por el calor
hasta que no pudo permanecer en el brillante carro, tiró las inútiles riendas cayendo de
rodillas pidiendo ayuda a su padre. Pero su oración no fue oída por los gritos de toda la
Tierra, pididendo al señor de los cielos que salvase a la humanidad de la destrucción.
Oyendo estos gritos, el todopoderoso Zeus, que estaba durmiendo al mediodía,
rápidamente se despertó y levantó su cabeza viendo todo lo ocurrido. Cogió al vuelto un
trueno y, una vez en su mano, lo lanzó al humeante aire tirando al insensato Faetón del
carro, que no podía controlar. Bajó el joven deprisa con los mechones quemados, rápido
como una estrella fugaz, para apagarse como una tea en el río Eridano. Entonces los
caballos del Sol agitaron sus yugos y, sueltos, fueron a buscar su establo en el cielo.
Así pues, en este terrible día terminó el hijo vanaglorioso de Apolo, que escondía su
rostro de su padre por vergüenza.

2. MELEAGRO Y ATALANTA.
En Calidón, país de Etolia, el rey Eneo y su esposa, Altea, tuvieron un hijo llamado
Meleagro. Cuando el bebé no tenía ni una semana, llegaron a la casa las Parcas, que
mirando al recién nacido profetizaron así:

- "Será un hombre bueno como su padre".


- "Será un héroe reconocido en todo el mundo".
- "Vivirá hasta que se consuma la tea del hogar".

El oído de su ansiosa madre captó estas palabras y, no antes de que las misteriosas
hermanas se fueran, se levantó de su cama para coger la tea, la apagó en agua y la
escondió entre los mayores tesoros secretos.
Meleagro fue uno de los héroes que se dirigió con jasón a buscar el vellocino de oro, y
cuando volvía a casa otra hazaña le estaba esperando, matar al jabalí de calidón.
En ausencia de su hijo, el rey Eneo se había ganado la ira de una diosa. para agradecer
un año próspero en frutos, ofreció en el altar de Démeter maíz, a Dioniso vino y a
Atenea aceite; pero se olvidó de Artemisa, por lo que esta altiva doncella se vengó del
mortal que no la había honrado. Ella envió a su país un monstruoso jabalí de ojos
brillantes y dientes espumosos, sus cerdas fuertes y afiladas como puntas de espada, sus
colmillos largos como los de un elefante, su respiración tan fiera como la de un hombre
sobresaltado, y la bestia rompía en estruendos a través de los bosques. Dondequiera que
estuviera todo lo destrozaba: las cosechas pisoteadas, los rebaños dispersos con sus
estampidas, los pastores huían de sus rebaños y los agricultores no se arriesgaban a salir
para recoger el fruto de sus viñas y olivos, dejándolos colgados en el aire.
Así que cuando Meleagro fue a casa de Colco, se encontró la tierra de su padre
devastada por el terror del monstruo. En seguida reunió a un grupo de cazadores y
sabuesos para rastrear en su guarida como ningún hombre había hecho.
Entre los cazadores había un mujer, Atalanta, de quien se contaban historias extrañas.
Su padre también era rey y había esperado un hijo como Meleagro para que fuese su
heredero, así que cuando nació su hija en su enfado abandonó a la niña en una montaña
salvaje para que muriese; pero la niña fue amamantada por una osa y creció como un
chico fuerte hábil en el manejo del arco y de la lanza. Pocos jóvenes podían superarla en
fuerza o en coraje.
Cuando encontraron al jabalí, todos se lanzaron a por él con redes y perros, pero la
primera lanza que alcanzó al jabalí fue la de Atalanta. El jabalí se precipitó sobre ellos
como un trueno, pero cuando parecia que los hombres iban a perder la batalla ente su
embestida, una flecha de Atalanta dio en el jabalí que otra vez se paró desválido por el
dolor, y el resto de los hombres, avergonzados de ser vencidos por una mujer, en
seguida se centraron en el ataque.
El monstruo se echó a tierra a causa de las heridas que tenía y murió cuando Meleagro
le clavó su espada hasta la empuñadura. Cortaron la cabeza del jabalí y quitaron las
cerdas, y Meleagro dio estos trofeos a Atalanta, ya que era la única que se lo merecía al
dar el fatal golpe. Pero algunos cazadores no estaban de acuerdo con ésto, entre ellos los
dos hermanos de Altea y tíos de Meleagro. Éstos se pelearon con Meleagro y acabaron
muertos a los pies de su sobrino.
Cuando las noticias de la muerte del jabalí llegaron a Altea, ésta salió al templo para dar
gracias, pero en el camino se encontró con el séquito morturio que llevaba a sus dos
queridos hermanos a su pira funeraria. Cuando supo que su hijo los había matado, lo
maldijo y sacó la tea apagada que llevó al altar donde estaba el fuego del sacrificio y la
arrojó a la llama. Cuando vio la consecuencia de su delirio vengativo, la desconsolada
madre no vio nada mejor que terminar sus propios días muriendo con sus hermanos.
Meleagro murió cuando regresaba a casa trayendo el triunfo y el botín de la gran caza.
Así se cumplió el decreo de aquellas hermanas fatales que vieron su nacimiento.
Atalanta regresó a sus lugares salvajes, cuidando de no unirse con hombres desde que
murió aquel que había conmovido su corazón. Pero su padre se enteró de esta promesa y
procuró conseguirla un hombre que fuese el heredero de su reino, ya que aún no había
encontrado a tal heredero.
Había muchos pretendientes que querían casarse con esa bella mujer, pero ella insistía
en que no quería casarse. Por fin accedió ante las presiones de su padre, pero con una
condición: el pretendiente tendría que ganarla a una carrera, si no ganaba, éste moriría.
El pretendiente debía correr desnudo y sin armas, pero la doncella llevaba una lanza
para matarlos si no ganaban la carrera.
Hipomenes era uno de tantos pretendientes, pero antes de participar en el concurso,
imploró el favor de Afrodita y la diosa le dio tres manzanas de oro para que las llevara
en sus manos cuando corriese, y lo que tenía que hacer con ellas dependía del
conocimiento del corazón de la mujer más que del ingenio del hombre.
La carrera comenzó, y antes de que Atalanta lograse alcanzar a Hipomenes, éste tiró una
manzana de oro para entorpecer la carrera de aquella. Tentada por la curiosidad,
Atalanta se paró para recoger la manzana, mientras que Hipomenes avanzó un poco
más. Cuando ella le volvió a alcanzar, Hipomenes volvió a tirar otra manzana y ella se
volvió a parar a recogerla. Lo mismo ocurrió con la tercera manzana. De esta forma
ganó Hipomenes la carrera cuyo premio era casarse con Atalanta. Pero poco duró la
fortuna del joven, ya que se olvidó de agradecer a Afrodita su ayuda. Afrodita condujo
la ofensa contra Rea, la poderosa madre de los dioses, que transformó al corredor y a su
novia en un par de leones, enganchados a su carro cuando ella lo cogía en medio de un
estruendo de cuernos y platillos.

3. MIDAS.
Midas, rey de Frigia, era el más rico de todos los hombres del mundo, y como los que
tienen mucho, su corazón quería más y más. Una vez tuvo la oportunidad de hacer un
servicio a un dios, cuano en un jardín se encontró al anciano Sileno, que se había
perdido de la comitiva de su patrón dioniso; se había parado aquí para dormir la
borrachera. Midas amablemente rodeó al borracho errante con rosas y le obsequió con
comida y bebida. Luego le envió con el dios del vino. Dioniso estaba tan agradecido que
le ofreció al rey elegir cualquier recompensa que quisiera. Midas pidió al dios que le
diese el don de que todo lo que tocase lo convirtiese en oro. El dios se lo concedió.
Impaciente por probar su nuevo poder, Midas fue al bosque, y al tocar una ramita con el
pie, ésta se convirtió en oro. Todo lo que tocaba se convertía en oro. Quiso regresar a su
casa con su caballo, pero éste se convirtió en oro, incluso cuando llegó a su palacio los
pilares, las puertas, se convirtieron en oro. Fatigado por su viaje, Midas pidió comida,
pero justo cuando ésta tocaba sus labios se convertía en oro y por tanto no se lo podía
comer. Lo mismo ocurría con la bebida.
Atormentado por el hambre y la sed, se levantó de este burlón banquete, envidiando al
chico más pobre de su palacio. No le reconformtaba visitar su gran tesoro, y el hecho de
ver todo de oro le empezó a enfermar. Si él abrazaba a su hijos, si golpeaba a sus
esclavos, al instante sus cuerpos se convertían en estatuas de oro. Todo alrededor lucía
un odioso amarillo ante sus ojos.
Ante tal desesperación recurrió a Dioniso a quien suplicó que le retirase ese regalo. El
dios le dijo que buscase la fuente de Pactolo y se bañase en su puras aguas, para así
deshacerse del hechizo. Cuando Midas llegó y se tiró al agua, éste se convirtió en oro.
Sólo desapareció el hechizo cuando metió su cabeza bajo el agua.
Este rey no fue siempre tan afortunado en su trato con los dioses. Curado de su codicia
por el oro, no tenía más deseos en su mente; un día estaba vagando por los bosques
verdes y se encontró a Pan luchando con Apolo. Pan presumía de su flauta contra el
laúd de Apolo. Para decidir cuál de los dos instrumentos emitía la más dulce música,
eligieron como árbitro a Midas, y éste, un poco duro de oído, eligió como vencedor a
Pan. Entonces Apolo se enfadó con él y le castigó adornando su cabeza con orejas de
burro. Desde ese día el rey se escondía de todos por tener esas orejas, y cubrió su cabeza
con un turbante. La única persona que sabía lo de sus orejas era su barbero. Pero éste
temiendo su ira bajó a la solitaria orilla del río y excavó un agujero y susurró en él:
"Midas tiene orejas de burro", esperando que ningún hombre pudiera oírle. Pero donde
hizo el agujero creció una mata de cañas, que, tan pronto como el viento las movía,
murmuraban: "Midas tiene orejas de burro".

4. FILOMELA.
El fundador de la ciudad de Atenas era Cécrope, cuyo nieto Pandión tenía dos hijas,
Progne y Filomela. Su reino era acosado por los bárbaros y ayudado solamente por
Tereo, rey de Tracia, a quien el gran Pandión no podía sino ofrecer a una de sus dos
hijas como recompensa.
Tereo eligió a Progne, la mayor, y la boda desde un principio auguraba malos auspicios,
ya que Tereo tenía al rey Ares como padre, y ni Himen ni Era, ni sus Gracias bendijeron
la fiesta; los principales invitados eran las espantosas Furias y un ronco búho situado en
el tejado del lecho nupcial. El rudo Tereo, haciendo caso aomiso a estos presagios, llevó
a su novia a Tracia. Ellos tuvieron un hijo, llamado Itis, y durante años vivieron juntos
sin ninguna desgracia.
Pero pasados los años, Progne comenzó a cansarse de los casi salvajes tracios, que no la
hacían olvidar ni a Atenas ni a su querida hermana Filomela. Al final pidió a Tereo que
la dejase volver a su casa, pero éste sólo accedió a que les visitase Filomela a Tracia.
Tereo navegó a Atenas, donde encontró al anciano rey que no quería que su otra hija se
marchase, aunque fuera por poco tiempo. Con recelo la dejó salir con el pretexto del
amor de Progne a su hermana, a la que no pensaba volver a ver después de su partida.
Antes de dejarla ir pandión hizo jurar a Tereo que trataría bien a su hija y que ésta
regresaría a salvo a Atenas; él la dejó ir con lágrimas en los ojos, como si temiese que
nunca la abrazaría otra vez.
Su temor era cierto, ya que el juramento del bárbaro tracio era tan falso como su amor.
En seguida Tereo se interesó por Filomela, arrepintiéndose de haberse casado con la
hermana mayor. Cuando llegaron a Tracia, Tereo dijo a Filomela que la quería como
esposa, pero ésta no le amaba y pidió inútilmente ayuda a los dioses. Le suplicó a Tereo
que la matase antes que la deshonrase, pero Tereo la cortó la lengua para que no le
pudiese traicionar y la encerró en una solitaria prisión en el bosque donde Progne no la
pudiese encontrar.
Tereo dijo a Progne que su hermana se había muerto, y cuando su padre se enteró en
Atenas, éste murió de pena. Filomela pasaba sus horas tejiendo, y sobre un tejido blanco
tejió con hilos púrpura la historia de su triste vida. Con ayuda de un mensajero, ese
tejido llegó a manos de su hermana Progne, que se acercó con ayuda del mensajero a la
prisión aprovechando que Tereo estaba fuera. Progne liberó a Filomela y la llevó a su
casa.
Cuando llegaron a las puertas del palacio, salió a recibirlas Itis, el hijo de Progne, tan
querido por su rudo padre y muy parecido a él. Ese parecido a su padre aumentó la ira
de Progne y cuando vio que su hermana no podía decir ni una palabra al niño, su furia
cayó sobre él. Progne cortó el cuello de Itis y entre las dos hermanas lo descuartizaron e
hirvieron su carne en una caldera y se lo dieron de comer a Tereo. Éste, maravillado por
lo bueno que sabía preguntó a Progne qué plato era. En ese momento apareció Filomela
y le arrojó la cabeza sangrante de su hijo al rey. El rey se lanzó con su espada a por ellas
no sin que antes éstas pudiesen provocar un incendio en palacio.
Fieramente Tereo las persiguió por el bosque, donde los dioses hicieron un milagro para
señalar la culpa de esta casa. Progne se transformó en una golondrina y Filomela en un
ruiseñor, siempre volando perseguidas por una abubilla, que no era otro que su falso
marido.

5. CADMO.
El padre de Cadmo, el rey Agenor, tenía una hija, Europa, en quien recayeron los ojos
de Zeus y se la llevó para él (ver Rapto de Europa). Cuando el toro dejó a Europa en
Creta, éste se volvió a transformar en Zeus y la dijo que lo que había hecho era por
amor. Afrodita también apareció para reconfortarla, prometiéndole que una cuarta parte
del mundo sería llamada con su nombre. Así pues la doncella se olvidó de su casa
asiática y llegó a ser la madre de Minos y Radamanto, que se sentaban en Hades como
jueces de la muerte.
Pero el rey de Tiro nunca cesó de llorar a su hija perdida. Cuando sus asustados
compañeros de juegos regresaron corriendo, gritando lo que le había ocurrido, él se
llenó de ira y de dolor. Amargamente reprochó a sus tres hijos, Cadmo, Fénix y cilix,
por no proteger a su hermana, les envió en su búsqueda y les prohibió regresar a casa si
no encontraban a Europa.
Los tres hermanos salieron acompañados de su madre Telefasa. Durante años
anduvieron de aquí para allá. El primero en cansarse fue Fénix, que se separó para
hacerse una casa en la tierra llamada por él mismo Fenicia. Cilix se estableció en
Cilicia. Finalmente Telefasa murió, pidiéndole antes a Cadmo que no abandonase la
búsqueda.
Cadmo con ayuda de algunos sirvientes entró en Grecia, pero al no encontrar a su
hermana perdió toda esperanza de conseguirlo. Fue al oráculo de Apolo en Delfos
donde pidió su consejo. Se le ordenó seguir a una vaca que encontraría pastando sola en
un prado y en el primer lugar donde la vaca se tumbara él construiría una ciudad y la
llamaría Tebas. Pronto encontró a la vaca y la siguió hasta Beocia. Allí la vaca se tumbó
y Cadmo se dispuso a fundar la ciudad.
Pero esa tierra tenía un temible señor al que debía tener en cuenta. Proponiendo ofrecer
un sacrificio a Atenea que podría ayudarle, él envió a sus sirvientes apor agua de una
fuente que salía de una oscura cueva; su boca estaba escondida en un espeso bosque de
robles musgosos que nunca habían sido tocados por un hacha. Los hombres entraron en
el bosque, pero no regresaron; escuchó el sonido de un siseo y vio humo saliendo de
entre los árboles. Encontró a sus sirvientes muertos ante la cueva abrasados por el
aliento de un enorme dragón que estiraba hacia él sus tres cabezas, cada encía tenía tres
filas de dientes a través de los cuales arrojaba humo venenoso, sus ojos brillaban como
el fuego y su roja cresta brillaba en la sombra de la boca de la cueva como si acercase su
largo cuello para lamer los cuerpos de los muertos.
Cadmo decidió vengar a sus compañeros de viaje y clavó su espada en el pecho del
dragón. Éste levantó salió de la cueva y levantó sus cabezas para dejarlas caer sobre
Cadmo. Pero Cadmo dirigió su espada hacia una de las gargantas para clavarla en el
tronco de un roble. El monstruo giró sus cuellos y enroscó su cola para doblar al árbol
doblemente grueso, pero las raíces estaban firmes y la espada se clavó rápidamente; allí
se retorció desesperadamente mientras su respiración se apagaba con su propia sangre.
Totalmente ileso, Cadmo permaneció sobre el cuerpo muerto cuando se dio cuenta de
que Atenea estaba a su lado; bajó desde el Olimpo para formar una ciudad que crecería
mucho bajo su protección.
Atenea le ordenó a Cadmo que sembrase los dientes del dragón sobre la tierra y le dijo
que de ellos nacería una raza de guerreros para hacer su voluntad. Cadmo cumplió con
esa orden y una vez sembrados los dientes, la tierra empezó a hincharse y a agitarse con
algunos agujeros. De allí salieron hombres armados y Cadmo se preparó para luchar.
Sin embargo, la voz divina le dijo que envainase su espada y les dejase hacer.
Los hombres empezaron a luchar entre ellos y al final tan solo quedaron cinco,
dispuestos a servir a Cadmo. Con su ayuda él construyó aquí la ciudad que se llamó
Tebas.
Posteriormente Cadmo se casó con Harmonía, hija de Ares y Afrodita. Todos los dioses
fueron a la boda y entre los regalos había un collar y un velo hecho por Hefesto por
encargo de Afrodita, impregnado de un filtro que envenenaría sus descendientes. Y
cuando Ares por orden de Zeus pareció reconciliarse con Cadmo, una maldición entró
en su casa. Sus hijas y los hijos de sus hijas tuvieron finales muy tristes, entre ellos Ino,
que se ahogó así misma después que su marido, preso de la locura, matase a su hijo, y
Sémele, consumida por la gloria de Zeus cuando ella fue la madre de Dioniso. En su
vejez Cadmo fue destronado por su propio nieto penteo. El muy afligido rey estaba otra
vez sin hogar, aunque no solo, sino con su fiel esposa Harmonía. Ellos anduvieron por
los salvajes bosques del Norte, hasta que este impávido héroe, agobiado por
enfermedades y cargado por la maldición del dragón, murmuró:

- "¡Si una serpiente es tan querida por los dioses, preferiría ser una serpiente más
que un hombre!".

En seguida se transformó en serpiente y su mujer pidió lo mismo, y aún hoy siguen


viviendo en los bosques.

6. ECO Y NARCISO.
Del dios río Cefiso nació un hijo llamado Narciso, que a su madre le parecía el niño más
hermoso. Ésta buscó al poeta ciego Tiresias para preguntarle si llegará a viejo, a lo que
él le contestó: "¡Si él no se contempla a sí mismo!".
Con esto quería decir que sólo el tiempo lo diría. El niño se crió muy bello y muchas
mujeres se enamoraban de él nada más verle. Evitando toda compañía andaba por
lugares solitarios, perdido por la admiración de la graciosa figura que pensaba que
ningún ojo excepto el suyo podía contemplar. Un día cuando vagaba por el bosque sin
darse cuenta era espiado por la ninfa del bosque Eco, que le amó desde el primer
momento, pero no quería decirle nada hasta que él se lo preguntase, ya que ella conocía
su destino: Hera, enojada por su charlatanería, la privó del habla a no ser que tuviese
que contestar a alguien. Eco seguía al joven, pero no le podía hablar si él no la hablaba a
ella primero. Pero él no se percató de la presencia de Eco hasta que oyó crujir una rama
cerca.

- "¿Quién está ahí?", preguntó Narciso.


- "¡Ahí!", respondió el eco, pero no vio quién hablaba.
- "¿Qué temes?" volvió a preguntar él.
- "¡Temes!", respondió la voz invisible.
- "¡Vete de aquí!", amenazó, cuando estas palabras le eran devueltas mofándose
de él, y aún así la voz no tomó forma.
- "¡Aquí!", respondió la voz, y ahora apareció la ruborizada Eco, como lanzando
sus brazos alrededor de su cuello.

Pero en la laguna el joven vio otra figura mejor, y se quitó de encima a la enamorada
ninfa con duras palabras.
Cuando se quedó solo, Narciso se giró hacia la fuente en la que creyó haber visto una
cara más bella. La laguna parecía un espejo de plata, brillando a la luz del Sol. Al filo de
la laguna y de rodillas se estiró sobre la brillante laguna, y allí miró esa cara y figura tan
bella que estuvo a punto de arrojarse al agua junto a ella. Parecía una estatua
principesca, de alguien que debía tener su misma edad.
Narciso preguntó a la imagen quién era y vió cómo sus labios se movían pero sin
contestación. Narciso sonrió y la sonrisa fue devuelta, se sonrojó y la imagen también,
pero fue a tocarla y en cuanto sus dedos tocaron la superficie, la imagen se desvaneció.
Cuando dejó de tocar la superficie, la imagen volvió, él la hablaba y la tocaba, pero no
conseguía nada. Enloquecido por la gran belleza de su propio parecido, no podía
marcharse del espejo que se reía de su imaginación. Durante muchos días volvió a la
laguna a ver esa imagen, pero se olvidó de comer y murió entre las lilas del agua, que
hicieron de mortaja. Los mismos dioses no podían tocar ese bello cuerpo, y así Narciso
se transformó en una flor que lleva su nombre.
La pobre Eco que había invocado ese castigo para el frío corazón de Narciso, no logró
nada excepto dolor, porque la plegaria había sabido escucharla. Lejos de la visión, se
consumió por culpa de ese amor, hasta que lo único que quedó de ella fue una voz, que
todavía dura entre las montañas donde nadie puede verla, pero siempre dice la última
palabra.

7. EROS Y PSIQUE.
Hubo un rey que tenía tres bellas hijas. Las dos mayores se casaron con príncipes, pero
la tercera, Psique, era tan bella que nadie la cortejaba, ya que parecía estar hecha para la
adoración. Tanto era así que la gente prefería adorar a Psique que a Afrodita, y así los
templos más importantes de ésta estaban vacíos. Afrodita, llena de envidia y viéndose
relegada a un segundo lugar, pidió a su hijo Eros que la vengara con su flechas
malévolas. Le pidió que llenase su corazón de amor, pero con el amor más ardiente para
el ser más infeliz de la Tierra, y así juntos compartir pobreza y dolor.
Eros fue directo a cumplir con el encargo de su madre, pero al ver a Psique, se maravilló
tanto de su belleza que se aturdió y la flecha que tenía preparada para ella se cayó y se
le clavó en un pie, quedando así locamente enamorado de Psique.
El padre de Psique al ver que ésta no tenía marido, acudió al oráculo de Hermes a
proclamar que cualquiera que cogiese a Psique sería castigado como enemigo de los
dioses, pero siete besos de la misma Afrodita serían ofrecidos como recompensa para el
que la entregara. Esta proclamación llegó a los oídos de psique, cuando, cansada de
buscar a su amado, estaba decidida a pedir la clemencia de su madre, y yendo de templo
en templo algunos dioses amableas la aconsejaron buscar el perdón de la diosa del
amor. Se aproximó a las salas de Afrodita, donde no tuvo que decir su nombre para que
uno de los criados la arrastrase por el pelo ante la presencia de su señora.
Afrodita la dio la bienvenida de manera sarcástica y rasgó sus ropas y la azotó. Después
se aprovechó de la pobre Psique y la mandó hacer multitud de trabajos para ella. Los
trabajos fueron los siguientes: separar de un montón de semillas la de cada clase en un
tiempo limitado, conseguir un puñado de lana dorada de un rebaño de salvajes carneros,
llenar una urna de cristal de las aguas negras de un río negro que riega las marismas
estigianas y cae en el salvaje río de Cócito y bajar al Hades para buscar un frasco de la
belleza de Perséfone. Pero para todos estos trabajos Psique contó con la ayuda de varios
personajes.
Pero todos estos trabajos acabaron cuando Eros supo de la crueldad de su madre,
haciendo que la amase mucho más que antes. Escapando secretamente de su habitación,
voló al Olimpo y buscó el favor de Zeus para casarse con una hija de hombre.
Zeus envió a Hermes para convocar una reunión de dioses, a la que Afrodita debía
asistir aunque no le gustase la idea, y Psique, también, fue llevada allí cabizbaja, pero
sus labios se encendieron al ver a su perdido amante entre el radiante grupo. Zeus
comunicó a los dioses la intención de Eros de casarse con la hija de un hombre, y
entonces Zeus convirtió a Psique en inmortal y la subió al cielo y advirtió que no debían
negar el derecho a casarse de Eros ya que él había hecho que mucho de esos dioses
triunfasen en el amor. Todos los dioses celebraron la unión de Eros y Psique, y su
primer hijo fue una niña llamada Alegría.

8. PRÍAMO Y TISBE.
En tiempos de Semíramis no había en toda Babilonia joven más apuesto que Príamo ni
doncella más hermosa que Tisbe. Vivían con sus padres en casas contiguas y la
vecindad fue uniendo a los jóvenes hasta que la amistad se tornó en amor. Ellos
deseaban casarse y, aunque sus familias se opusieron, nadie pudo evitar que el amor
ardiera con igual intensidad en el pecho de ambos. Ellos conversaban con miradas y
señas. En el muro que separaba las dos casas había una grieta en la que nadie se había
fijado antes, pero que los amantes pronto descubrieron. Tan sólo la voz atravesaba tan
estrecha vía y los tiernos mensajes pasaban de un lado a otro por la hendidura.
A la mañana siguiente se encontraban en el lugar de costumbre. Un día, después de
lamentar su triste suerte, acordaron que a la noche siguiente, cuando todo quedara en
silencio, huirían sin que los vieran; quedaron en un famoso edificio que se alzaba fuera
de los límites de la ciudad, la tumba de Nino. El que llegara primero esperaría al otro al
pie de una morera que estaba junto a una fuente. Cuando llegó la noche, Tisbe, sin que
su familia se diera cuenta, se escabulló cautelosamente; se cubrió la cabeza con un velo,
llegó hasta el monumento y se sentó bajo el árbol. Mientras que estaba allí sola
distinguió, a la tenue luz de la Luna, una leona que, con sus fauces aún exhalando el
vaho de la reciente caza, se dirigió a la fuente para saciar su sed. Tisbe huyo al verla,
buscó refugio en el huego de una roca y, en su huida, dejó caer el velo. La leona,
después de beber en la fuente, se volvió hacia el bosque. El velo caído en la hierba
llamó su atención y lo sacudió y desgarró con su boca ensangrentada.
Príamo, que se había retrasado, llegó entonces al lugar de encuentro. Cuando vio las
huellas del león en la arena, empalideció. Creyó que su amada había muerto en las
garras del león y recogió el velo y lo cubrió de besos y lágrimas. "También mi sangre
manchará esta tela", dijo, y sacó su espada y se la clavó en el corazón. La sangre que
brotó de la herida tiñó de rojo las blancas moras del árbol; penetró en la tierra y alcanzó
las raíces de forma que el color rojo ascendió por el tronco hasta llegar a los frutos.
En ese momento, Tisbe, temblando aún de miedo pero no queriendo defraudar a su
amado, se acercó con precaución y buscó ansiosamente al joven, deseosa de contarle el
peligro del que había escapado. Cuando llegó al lugar vio que el color de las moras era
distinto, creyó que se había equivocado de árbol. Aún dudaba cuando descubrió,
retorciéndose en el suelo, un cuerpo que agonizaba. Se sobresaltó y tan pronto
reconoció a su amado, gritó, se golpeó el pecho y abrazó su cuerpo exánime derramando
lágrimas sobre su herida y besando sus fríos labios. Llamó a Príamo y cuando la
escuchó éste abrió los ojos pero luego los volvió a cerrar. Ella vio su velo manchado de
sangre y la vaina de la espada vacía. "Has muerto por tu mano y por causa mía", dijo,
"yo también puedo ser valiente y mi amor es tan fuerte como el tuyo. Te seguiré y la
muerte, la única que podía separarnos no evitará que me reúna contigo. Y vosotros,
nuestors desdichados padres, no neguéis nunca nuestra unánime voluntad. Puesto que el
amor y la muerte nos han unido, permitid que reposemos en una sola tumba. Que tus
frutos, árbol, conserven siempre la marca de nuestra sangre y sirva para recordarnos".
Entonces, se hundió la espada en el pecho. Sus familiares y los dioses respetaron su
deseo. Los dos cuerpos fueron sepultados juntos y desde entonces los frutos de la
morera son púrpura como lo fueron aquel día.

9. CÉFALO Y PROCRIS.
Céfalo era un hermoso joven de viriles aficiones. Un día se levantó antes del alba para
salir a cazar y en cuanto la Aurora lo vio se enamoró de él y lo raptó. Pero Céfalo
acababa de casarse con Procris, una bella muchacha que lo adoraba y era protegida de
Artemisa, la diosa de la caza. Ésta le había hecho a su favorita dos regalos: un perro que
podía dejar atrás a todos sus rivales y una jabalina con la que nunca erraría el blanco.
Procris entregó estos regalos a su marido. Céfalo era tan feliz con su esposa que se
resisitó a Aurora, por más que ella suplicó, de manera que la diosa terminó por
despedirle con disgusto diciéndole que se fuese con Procris, pero que algún día
lamentaría verla.
Céfalo volvió tranquilo a su casa. Pero un día, una deidad furiosa envió un voraz zorro
que causó un gran daño y los cazadores salieron decididos a atraparlo. Como ningún
perro podía atraparlo, recurrieron a Céfalo y le pidieron su perro Lelaps. El perro salió
disparado como una flecha a por el zorro, y de repente, cuando casi le había dado caza,
los dos animales se detuvieron instantáneamente. Un poder sobrenatural hizo que los
dos se convirtieran en piedra.
Céfalo, aunque había perdido a su perro, segúia siendo muy aficionado a la caza; cazaba
con la única ayuda de la jabalina de Artemisa. Cuando el Sol estaba ya alto, fatigado por
el ejercicio, buscaba un rincón a la sombra junto a una fresca corriente y, dejando su
ropa a un lado, se estiraba desnudo en la hierba para disfrutar de la brisa. De vez en
cuando decía en alto: "Ven, dulce brisa, ven y refresca mi pecho, ven y llévate el calor
que me abrasa". Un día pasaba alguien por allí y le oyó hablar, y creyendo que se lo
decía a una mujer, corrió a decírselo a Procris. Procris fue al siguiente día a
comprobarlo por sí misma. Céfalo cuando llegó, se tumbó y dijo: "¡Ven, dulce brisa,
ven y refréscame, ya sabes cuánto te amo! Tú que haces que el bosque me resulte
delicioso". Así se expresaba cuando oyó unos sollozos entre los arbustos. Creyendo que
se trataba de algún animal salvaje, lanzó la jabalina hacia el lugar de donde salía el
ruido. Un grito de su amada Procris le dijo que el arma, con fatal seguridad, había
encontrado su blanco. Fue corriendo al lugar de donde salió el grito y vió a su amada
intentando sacarse la jabalina de la herida. Él la cogió en sus brazos y suplicó que no
muriese. Ella abrió débilmente los ojos y dijo: "Te lo ruego, si alguna vez me has
amado, si alguna vez he merecido tu consideración, marido mío, concédeme esto último
que te pido: ¡No te cases con esa odiosa Brisa!".
Estas palabras le revelaron todo el misterio, pero ¿qué ganaba con descubrirlo ahora?
Ella murió, pero cuando él le hizo comprender la verdad, su expresión se llenó de calma
y en su mirada había perdón y piedad.

10. LATONA Y LOS CAMPESINOS.


Una vez unos campesinos de Licia ofendieron a la diosa Latona (Leto), pero la ofensa
no quedó impune. Un hombre viajó a Licia para recoger unos bueyes que había
comprado y allí vió la charca donde sucedió el prodigio. Cerca de ella había un antiguo
altar, negro de humo de los sacrificios y medio oculto por las cañas. Ese hombre
preguntó a quién estaba dedicado ese altar; si a un fauno a las náyades, o algún dios de
las vecinas montañas, y uno de los lugareños contestó: "Este altar no es de ningún dios
del río ni de las montañas, sino de alguien a quien Hera, arrastrada por los celos, hizo
errar de país en país negándole un lugar en la Tierra donde criar a sus hijos gemelos".
Llevando en brazos a los diose sniós Latona llegó a estas tierras fatigada por su carga y
abrasada de sed. por casualidad divisó en el fondo del valle este estanque de agua clara,
donde la gente del lugar se afamaba en recoger sauces y mimbres. La diosa se aproximó
y, arrodillándose en la orilla, se disponía a saciar su sed, pero los campesinos se lo
prohibieron. "¿Por qué me negáis el agua?", dijo. "El agua es de todos. La naturaleza
nos permite que nadie reclame como suyo la luz del Sol, el aire o el agua. Yo sólo he
venido a tomar mi parte de esta bendición que es de todos. Sin embargo, os lo pido
como un favor. No tengo intención de bañarme en ella a pesar de estar fatigada; tan sólo
quiero calmar mi sed. Tengo la boca tan seca que apenas puedo hablar. Un solo trago de
agua me sabría a néctar; me haría revivir y estaría en deuda con vosotros para toda la
vida. Tened compasión de estos niños que alargan sus bracitos como si suplicaran por
mí". Y en efecto los niños extendían sus brazos.
Pero aquellos aldeanos no se conmovieron con esas palabras e insistieron en su grosería.
Éstos se metieron en el estanque y removieron el lodo con sus pies pra enturbiar el agua,
para que no se pudiera beber. Latona se enfadó tanto que dejó de pensar en la sed. Ya no
suplicó más a esos brutos, sino que, levantando las manos hacia el cielo, exclamó: "Así
no abandonen nunca esta charca y se pasen la vida en ella". Y así sucedió. Ahora viven
en el agua. Unas veces se sumergen totalmente, y otras asoman la cabeza fuera del agua
o nadan en la superficie. De cuando en cuando salen a la orilla pero en seguida vuelven
al agua de un salto y aún siguen insultando los muy ruines y, aunque ahora tienen toda
el agua para ellos, no se avergüenzan de seguir gruñendo en medio de ella. Sus voces
son ásperas, sus gargantas se hinchan, sus voces se han agrandado de tando decir
groserías, sus cuellos han desaparecido de tal forma que llevan la cabeza pegada
directamente al cuerpo. Tienen la espalda verde y la panza blanca y desproporcionada.
En pocas palabras: ahora son ranas y viven entre el fango de la charca.
11. PIGMALIÓN.
Pigmalión tenía tanto que reprocharles a las mujeres que terminó por aborrecer a todo el
sexo femenino y resolvió no casarse nunca. Él era escultor, y había tallado con
maravillosa habilidad una estatua de marfil tan bella que ninguna mujer viva podía
compararse. Era tan perfecta esa estatua que Pigmalión terminó por enamorarse de ella.
A menudo ponía sus manos sobre ella para asegurarse de que no estaba viva, incluso la
hacía regalos como conchas, pajaritos, piedras pulidas y flores. También la vistió y
adornó con joyas y la acostó en un lecho.
Llegaron las fechas en las que se celebraban las fiestas en honor a Afrodita. Pigmalión,
una vez hubo cumplido con todas las solemnidades, suplicó a los dioses que diesen vida
a su estatua y que ésta se convirtiese en su esposa. Así ocurrió, y de esta unión nació
Pafos, de quien la ciudad consagrada a Afrodita recibió su nombre.

12. LAS DRÍADAS.


Las ninfas del bosque, compañeras de baile de Pan, eran uno de los varios tipos de
ninfas. Además de ellas estaban las Náyades que presidían los arroyos y las fuentes; las
Oréades, ninfas de las montañas y grutas, las Nereidas, ninfas del mar. Estos tres
últimos tipos eran inmortales, pero las ninfas del bosque llamadas Dríadas o
Hamadríadas, se creía que perecían con los árboles que habían sido su morada y con
los que habían nacido.

A continuación narro dos historias que tienen que ver con las Hamadríadas:

a) Erisictón.

Erisictón era un blasfemo que despreciaba a los dioses. En una ocasión presumía de
haber violado con el hacha un bosquecillo consagrado a Demeter. Allí crecía un
venerable roble tan grande que él solo parecía un bosque. Su anciano tronco se alzaba
como una torre y de él colgaban guirnaldas votivas y estaban talladas las inscripciones
que expresaban la gratitud de los adoradores de la ninfa del árbol. Erisictón ordenó a sus
sirvientes que lo cortaran, pero ante la negativa de éstos, empezó a cortarlo él mismo.
Cuando el primer golpe cayó sobre el tronco, manó sangre de la herida. Todos los
presentes se horrorizaron y uno de ellos se atrevió a quitarle el hacha a Erisictón.
Entonces éste, recogió el hacha y cortó la cabeza de su atrevido sirviente. Entonces salió
una voz del árbol que dijo: "Yo, la que mora en este árbol, una ninfa amada por
Demeter y que muero a tus manos, te advierto que tendrás tu castigo". Él siguió dando
hachazos hasta que derribó el árbol.
Las dríadas, desoladas por la pérdida de su compañera, fueron a ver a Demeter y a
perdirla un castigo para Erisictón. Demeter planeó que el castigo fuera tan severo que
consistiría en echar a Erisictón a Famina. Como las Parcas no permitían que estas dos
diosas se acercaran, Demeter mandó a una oréade (una ninfa del bosque) de su montaña
a que buscase a Famina y la comunicase el castigo, que consistiría en que se apoderase
de las entrañas de Erisictón. La ninfa llegó a donde Famina. Su pelo era áspero, sus ojos
hundidos, su cara pálida, sus labios mortecinos, sus mandíbulos estabas cubiertas de
polvo y su piel tirante mostraba todos sus huesos. La ninfa la dió el mensaje y volvió a
Tesalia.
Famina obedeció las órdenes de Demeter y voló hasta la morada de Erisictón, entró en
el dormitorio donde el culpable dormía, le rodeó con sus alas y se dejó inhalar por él
infundiendo su veneno por sus venas. Cuando cumplió su misión, volvió a sus tierras.
Erisictón aún dormía y en sus sueños devoraba comida y movía sus mandíbulas como si
comiera. Cuando se despertó su hambre era terrible. SIn perder un momento, puso ante
él una comida compuesta por cuanto la tierra, el mar y el aire crían, y mientras comía
aún se quejaba de hambre. Lo que habría bastado para una ciudad no era suficiente para
él. Cuanto más comía más ansiaba. Su hambre era como mar que recibe agua de todos
los ríos y nunca se llena o como el fuego que quema todo el combustible que se le echa
y sin embargo quiere más.
Sus propiedades disminuyeron rápidamente para hacer frente a las incesantes demandas
de su apetito, pero continuaba sin saciar su hambre. Finalmente gastó todo lo que tenía,
y sólo le quedaba su hija, que también la vendió. Ella pasó a ser la esclava de un
comprador, fue a la orilla del mar y elevó sus brazos en plegaria a Poseidón. Él oyó sus
ruegos y la cambió de apariencia, de tal forma que su dueño no la encontrase. Cuando
éste se marchó, ella recuperó su apariencia y pudo volver con su padre. Éste la volvió a
vender y ella se volvió a escapar de la misma forma. Así ocurrió muchas veces, hasta
que al final, Erisictón acabó por devorar sus propios miembros y así alimentar su cuerpo
devorando su cuerpo hasta que la muerte lo rescató de la venganza de Demeter.

b) Rhoecus.

Las Hamadríadas no sólo castigaban las ofensas; también agradecían los servicios. Un
día Rhoecus vio un roble que se estaba cayendo y ordenó a sus sirvientes que lo
apuntalaran para que se sostuviera en pie. La ninfa, que había estado a punto de morir
junto con el árbol, se le acercó y le expresó su gratitud por haber salvado su vida y le
pidió que eligiera la recompensa que deseara. Rhoecus fue atrevido y le pidió su amor, y
la ninfa concedió su deseo. Ella también le pidió que fuera constante y le dijo que una
abeja sería su mensajera, la cual le haría saber cuándo requería su compañía. Un día la
abeja se acercó a Rhoecus cuando estaba jugando a las damas y él bruscamente la
espantó. Esto encolerizó tanto a la ninfa que le privó de la vista.

13. ARISTEO.
Aristeo fue el primero en desarrollar la apicultura. Era hijo de la ninfa acuática Cirene.
En una ocasión en que sus abejas murieron recurrió a su madre y la preguntó por qué
había ocurrido eso. Ella le contestó que hay un viejo profeta llamado Proteo que mora
en el mar y es el favorito de Poseidón, cuyos rebaños de vacas marinas él pastorea. Las
ninfas le respetan porque él es un sabio y conoce todas las cosas pasadas, presentes y
futuras. Cirene mandó a su hijo a ver a ese profeta, no sin antes advertirle de que le sería
difícil convencerle para que le ayudase. Aristeo debía encadenar al profeta para que
éste, aunque se convirtiese en jabalí, tigre o león, no pudiese escapar de las cadenas y al
final accediese a contestar a Aristeo. Así ocurrió y al final Proteo le dijo lo que había
pasado. Dijo que por culpa de Aristeo Eurídice encontró la muerte cuando huía de él y
pisó una serpiente cuya mordedura le provocó la muerte. Para vengar su muerte, sus
amigas ninfas han enviado la muerte a las abejas de Aristeo. Proteo le dijo que tenía que
aplacar su cólera de la siguiente forma: tenía que elegir cuatro toros de perfectas
proporciones y cuatro vacas de igual belleza, levantar altares a las ninfas y sacrificar a
los animales dejando sus despojos en el bosque. A Orfeo y Eurídice dedicaría tales
honras fúnebres que pudieran aplacar su resentimiento. Nueve días más tarde regresaría
donde dejó los cuerpos del ganado muerto y tendría que observar lo que había sucedido.
Así lo hizo Aristeo, y al noveno día regresó y examinó los cuerpos de los animales, y
vio con gran alegría que un enjambre de abejas se había apoderado de uno de los
esqueletos y se dedicaban a sus labores allí como en un panal.

14. ORIÓN.
Orión era hijo de Poseidón. Era un apuesto gigante y un poderoso cazador. Su padre le
había otrogado el poder de atravesar nadando las profundidades del mar o, según otros,
de caminar sobre su superficie.
Orión amaba a Merope, la hija de Enopión, rey de Chíos, y ansiaba casarse con ella.
Limpió la isla de animales salvajes y regaló su caza a su amada, pero Enopión
constantemente negaba su consentimiento, así que Orión intentó hacerse con la
muchacha por la fuerza. El padre de Merope, encolerizado por esta conducta,
emborrachó a Orión, le privo de la vista y le arrojó a la orilla del mar. El héroe, ciego,
siguió el sonido de los martillos del cíclope hasta que lleó a Lemnos y entró en la fragua
de Vulcano; éste se apiadó de él y le dio a Kedalión, uno de sus hombres, para que lo
guiara hasta la mansión del Sol. Llevándole Kedalión sobre sus hombros, Orión se
dirigió al Este y allí encontró al dios Sol, que le devolvió la vista con sus rayos.
Después de esto vivió como cazador con Artemisa, convirtiéndose en uno de sus
favoritos. Una vez estuvieron a punto de casarse. El hermano de Artemisa estaba muy
descontento y a menudo la regañaba, pero sin resultados. Un día, observando cómo
Orión vadeaba el mar sobresaliendo tan sólo su cabeza del agua, Apolo se lo señaló a su
hermana y afirmó que ella no era capaz de acertarle a esa cosa negra que flotaba en el
agua. La diosa arquera lanzó un dardo con terrible puntería. Las olas llevaron el cadáver
de Orión hasta la orilla y, dándose cuenta de su fatal error, Artemisa lo colocó entre las
estrellas, donde aparece como un gigante con un cinturón, una espada, un mazo y
vestido con la piel de un león; Sirio, su perro, va siguiéndole y la Pléyades vuelan
delante de él.
Las Pléyades eran ninfas de Artemisa, hijas de Atlas. Un día Orión las vio, se enamoró
y las persiguió. Ellas rogaron a los dioses que las transformaran. Zeus las transformó en
palomas y las colocó entre las Pléyades del cielo. Aunque las Pléyades eran siete, sólo
se ven seis estrellas; se dice que esto sucede porque una de ellas, Electra, abandonó su
lugar para no contemplar la destrucción de Troya, la ciudad que fundó su hijo Dárdano.
La visión tuvo tal efecto entre sus hermanas que palidecieron para siempre.

15. AURORA Y TITÓN.


La diosa del Alba, como su hermana la Luna, a veces se enamoraba de algún mortal. Su
gran favorito era Titón, hijo de Laomedonte. Un día le secuestró y convenció a Zeus
para que le hiciera inmortal, pero se le olvidó añadir la eterna juventud y algún tiempo
más tarde empezó a darse cuenta, para su gran mortificación, de que él estaba
envejeciendo. Cuando su pelo se volvió blanco ella le abandonó pero él aún vivía en el
palacio de Aurora, comía ambrosía y vestía las ropas de los dioses. Con el tiempo
perdió el uso de sus piernas y se encerró en su cámara, donde a veces se oía su débil
voz. Finalmente, se convirtió en un saltamontes.
Memnón, hijo de Aurora y Titón, era el rey de los etíopes y vivía en el extremo este de
la corriente del Océano. Él llegó con sus guerreros para ayudar al pariente de su padre
(el rey Príamo) en la guerra de Troya. Pero Memnón murió en la lucha y Aurora, que le
contemplaba desde el cielo, pidió que su cuerpo fuese llevado a las orillas del río
Esepus. Al atardecer llegó Aurora acompañada por las Horas y las Pléyades y lloró
sobre el cuerpo de su hijo. La noche cubrió el cielo de nubes y toda la naturaleza
lamentó esa pérdida. Cada año se celebra el aniversario de su muerte y aún hoy Aurora
llora la muerte de su hijo y sus lágrimas pueden verse por la mañana temprano en forma
de rocío sobre la hierba.

16. LAS REGIONES INFERNALES.


Virgilio localiza la entrada a esta región en la zona volcánica cercana al Vesubio, que
está rodeada de cráteres de los cuales surgen vapores de azufre y la tierra se estremece y
resuena misteriosamente. Se supone que el lago Averno llena el cráter de un volcán
extinguido. Forma un círculo de media milla de ancho y es muy profundo. Está rodeado
por elevados lomos de tierra que en tiempos de Virgilio estaban cubiertos por un oscuro
bosque. De sus aguas se levantan vapores, de forma que no hay vida en sus orillas ni los
pájaros lo sobrevuelan. Según el poeta, aquí se encuentra la pueta que permite el acceso
a las regiones infernales.
En las puertas del infierno se encuentran un grupo de seres de horrible aspecto. Éstos
son las furias, Discordia, Briareo (con cien brazos), las hidras y Quimera, que respira
fuego. Más adelante se encuentra el río negro Cocitus, donde está el barquero Caronte,
viejo y escuálido, pero fuerte y vigoroso, que sólo lleva en su barca a quién él escogía
(él sube a bordo las almas de aquellos que han sido debidamente enterrados, los que
permanecen insepultos no pueden atravesar el río y tienen que vagar por la orilla
durante cien años). En la otra orilla del río se encuentra el perro Cerbero, que tiene tres
cabezas.
El primer sonido que se escucha es el llanto de los niños que habían muerto en el
umbral de la vida. A continuación se extienden las regiones de la tristeza. Allí vagaban
los que habían sido víctimas de un amor no correspondido. Después están los campos en
los que vagan los héroes que han caído en batalla, y a continuación se llega a un lugar
donde el camino se divide en dos: uno conduce al Elíseo y el otro a las regiones de los
condenados; a un lado están los muros de una poderosa ciudad y al otro una puerta que
ni los dioses ni los hombres pueden forzar. Una torre de hierro se alza junto a esa puerta
desde la que vigila Tisífone, la furia vengadora. Desde fuera se oyen los lamentos y el
arrastrar de cadenas.
La región de los condenados es la sala del juicio de Rhadamanthus, que saca a la luz los
crímenes que el autor creía impenetrablemente ocultos. Tisífone le aplica al ofensor su
látigo de escorpiones y luego lo envía a sus hermanas las Furias. Tras esa puerta que da
a la región de los condenados, una hidra de cincuenta cabezas guarda la entrada. Allí se
encuentra el abismo del Tártaro, que era tan profundo como lo es el cielo de alto desde
el suelo. En el fondo del abismo están los titanes, que se enfrentaron a los dioses;
Salmonos, que presumía de competir con Zeus y construyó un puente de metal sobre el
que condujo su carro para que el sonido se pareciera al del trueno y lanzaba hierros
candentes pra imitar al rayo, hasta que Zeus le alcanzó con un rayo de verdad y le
enseñó la diferencia entre las armas mortales y las divinas; Titio el gigante, cuyo cuerpo
es tan inmenso que cuando se estira cubre nueve acres; un buitre devora su hígado y tan
pronto como ha terminado de devorarlo, vuelve a crecer de forma que el castigo no tiene
fin. También había unos grupos sentados en mesas cargadas de manjares donde una
furia les quitaba las viandas de los labios, tan pronto como iban a probarlos. Otros
tenían enormes rocas suspendidas sobre sus cabezas, amenazando constantemente con
caerles encima. Había otros que eran los que habían odiado a sus hermanos o matado a
sus padres, o defraudado a los amigos que confiaban en ellos, o que se habían
enriquecido y no habían compartido el dinero con otros, siendo ésta la clase más
numerosa. También estaban allí los que habían violado los votos del matrimonio. Ixión
estaba allí atado a una rueda que giraba sin cesar; y Sísifo, que estaba condenado a subir
una gran roca a una cima y cuando estaba a punto de dejarla en la cima, la roca volvía a
caer y Sísifo la tenía que volver a subir, y así por toda la eternidad; Tántalo, que estaba
cubierto de agua hasta la barbilla y estaba aquejado por una gran sed, y cuando se
disponía a beber bajando la cabeza, el agua desaparecía.
Por el otro camino, se iba a los Campos Elíseos, los bosques donde residen los felices.
Allí se respiraba un aire más limpio y todos los objetos aparecieron envueltos en una luz
púrpura. La región tenía sus propias estrellas y un Sol. Los habitantes se entretenían de
diversas formas: jugando en el césped, compitiendo en concursos de fuerza y habilidad,
bailando o cantando.
Hay varias versiones sobre dónde estaba el Elíseo. Si bien Virgilio lo coloca bajo tierra
y lo describe como la residencia de los espíritus bendecidos, Homero lo sitúa al
occidente de la Tierra cerca del Océano y lo describe como una tierra de felicidad donde
no hay nieve, ni frío, ni lluvia. Pero el Elíseo de Hesíodo y Píndaro está en las islas de
los Bendecidos o islas Afortunadas, que se encuentran en el océano occidental. De ahí
nació la leyenda de la feliz isla de Atlántida.
En el Elíseo hay un espacioso valle en el que los árboles se mecen suavemente al viento,
en un paisaje que atraviesa el río Leo. A lo largo de las orillas revolotean algo que
parecen insectos y que son en realidad las almas a las que se les dará cuerpo a su debido
tiempo. Mientras tanto viven en las orillas del Leto y olvidan sus antiguas vidas.

17. MONSTRUOS MODERNOS.


Existe un conjunto de seres imaginarios que parecen haber sido los sucesores de las
espantosas gorgonas, hidras, y quimeras de las antiguas supersticiones y que, al no
guardar relación con los antiguos dioses del paganismo, siguen existiendo en la creencia
popular, después de que el cristianismo suprimiera todo lo pagano. Quizá aparezcan
alguna vez mencionados por escritores clásicos, pero parece que fue en tiempos más
modernos cuando más populares se hicieron.

a) El fénix:
(Esta información ha sido sacada de la Enciclopedia Encarta 99).

El fénix era un ave legendaria que vivía en Arabia. Según la tradición, se consumía por
acción del fuego cada 500 años, y una nueva y joven surgía de sus cenizas. En la
mitología egipcia, el ave fénix representaba el Sol, que muere por la noche y renace por
la mañana. La tradición cristiana primitiva adoptaba al ave fénix como símbolo a la vez
de la inmortalidad y de la resurrección. Se le ha visto una relación con el pájaro de
fuego de la mitología aborigen americana.

b) El basilisco:
Este animal fue llamado el rey de las serpientes, y para confirmar su realeza fue dotado
de una cresta sobre la cabeza a modo de corona. Se suponía que nacía del huevo de un
gallo que era empollado por sapos o serpientes. Había dos especies de este animal: la
primera quemaba todo lo que se le acercaba, y la segunda era una especie de cabeza de
medusa ambulante cuya mirada causaba un horror instantáneo que llevaba a la muerte
de forma instantánea.

c) El unicornio:
(Esta información ha sido sacada de la Enciclopedia Encarta 99).

Era un animal fabuloso, totalmente blanco, con cabeza y patas de caballo y un largo
cuerno recto situado en medio de su frente. Símbolo de la santidad y de la castidad, el
unicornio era una imagen frecuente en los tapices de la edad media. Ha sido
ampliamente utilizado en emblemas heráldicos.

En el tapiz franco-flamenco de la ilustración, La dama y el unicornio (c. 1515), el unicornio,


símbolo de la castidad y la pureza es el elemento que acompaña y resalta el carácter de
la dama.

d) La Salamandra:
Este animal no sólo resiste al fuego, sino que es capaz de apagarlo, y cuando ve una
llama carga contra ella como contra un enemigo al que sabe muy bien cómo vencer. La
piel de este animal se considera a prueba de fuego. Esta fábula se basa en el hecho de
que la salamandra, cuando se irrita, secreta por los poros de su cuerpo una considerable
cantidad de un líquido lechoso, que, sin duda, podía defender su cuerpo del fuego
durante unos instantes.

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