Para iniciar es necesario tener en cuenta que la teoría general del empleo de Keynes se
basa en el principio de la demanda efectiva, por lo tanto dadas variables como calidad y
cantidad de trabajo, equipo, tecnología, el grado de competición, los hábitos y gustos del
consumidor; se busca determinar la distribución del PIB y aunque a pesar de que el
crecimiento y la distribución no eran el centro de la teoría, Keynes sostenía que cualquier
transferencia que no se entregase a los asalariados correspondería a un efecto
amortiguador en el PMgC por lo tanto en la demanda agregada, la producción y en el
empleo, este último su enfoque de estudio.
A pesar de desechar la teoría global es necesario tener en cuenta que en una teoría
previa realizada por Keynes (Un tratado sobre el dinero) se encuentran algunas bases
para la teoría de la distribución; una de ellas son las ecuaciones fundamentales para el
valor del dinero en las cuales el gasto de inversión, siendo independiente del ahorro, tiene
esencialmente efecto sobre el precio y la distribución, y no efectos puramente en
cantidades, como en la teoría general; por lo tanto se habla de un suministro inagotable
de beneficios para los empresarios.
Por lo tanto, en esta teoría se observa que incluso en una economía que opere a su
máxima producción, la inversión determina el ahorro y por lo tanto los gastos de los
empresarios en relación a inversión y consumo determinan los beneficios para sí mismos
en términos globales. La principal diferencia de esta teoría frente a la teoría general de
Keynes se basa en el ajuste del ahorro a la inversión el cual se produce a través en
cambios en los precios y la distribución, mientras que en la teoría en la teoría general se
genera a través de cambios reales en la producción y el ingreso.