Capítulo X El orgasmo
Marcos Muñoz Lama
Intervención Clínica II
Docente Consuelo Aravena Bravo
12-06-2018
Fisiología de la eyaculación:
Excitación en el hombre: erección del pene por llenado de sangre, lubricación del
glande del pene, enrojecimiento del glande, elevación y ensanchamiento testicular.
Excitación en la mujer: Dilatación e incremento de longitud vaginal, lubricación vaginal,
erección en los pezones, enrojecimiento de labios mayores y menores, erección del
clítoris.
Excitación en ambos: Rubor en las mejillas, el pecho, el abdomen, las palmas de las
manos y plantas de los pies, incremento de la temperatura, incremento del ritmo
cardiaco y la frecuencia respiratoria.
Los mecanismos nerviosos de la erección consisten en una excitación que puede nacer a
continuación de un estímulo sensitivo, local y genital, o general y sexual extragenital. Puede ser
provocada por la acción de impresiones sensoriales tales como las olfatorias, ópticas y acústicas,
o de los nervios que aportan al cerebro las impresiones táctiles de contacto.
La erección también puede ser provocada sin acción externa alguna, bastando tan sólo los
recuerdos sensoriales, las fantasías o las representaciones sexuales de los sueños.
Por lo tanto, a nuestro entender, la congestión pelviana sería la expresión sintomática local de
una perturbación anímica, subyugada a motivaciones inconscientes, reconocida con el término
de neurosis. Otros autores asumen lo contrario, que los problemas anímicos son productos de
estas congestiones físicas.
Para que la eyaculación sea posibilitada, debe existir un conjunto de funciones musculares, en
que sean capaz poder dinamizarse con entera libertad, contraerse y relajarse en toda su
capacidad, para que el orgasmo fisiológico y energético pueda llevarse a cabo normalmente.
Luego de analizar los fenómenos motores, Hesnard se siente inclinado a pensar que las
sensaciones musculares que resultan de todas estas contracciones deben jugar un papel muy
importante en la explosión de la sensibilidad voluptuosa de la eyaculación, suposición que
también comparte Müller, lo cual se verá corroborado al estudiar el aspecto energético del
orgasmo.
Se ve de esta manera que el reflejo expulsivo exige para su desarrollo normal una sinergia
perfecta de los centros nerviosos y un eutono en la musculatura comprendida en los reflejos
sucesivos.
Mosovich y Tallaferro señalan en el articulo Studies on E E G and Sex Function Orgasm (Diseases
of the Ner Syst XV 1954) que los E E G registrados durante el orgasmo evidencian los aspectos
comunes siguientes:
En la subsiguiente relajación del útero se produce la aspiración del contenido vaginal, y por lo
tanto del semen eyaculado, dato que hay que tener en cuenta al considerar el problema de la
esterilidad femenina.
En cambio, en las zonas erógenas (labios, lengua, lóbulo de las orejas, pezones, vagina y pene,
entre otros), el comportamiento es fundamentalmente diferente que en el resto de la superficie
del cuerpo. La carga de estas zonas puede estar dentro del límite del potencial de las otras partes
de la piel, pero también pueden tener un potencial superior o inferior al que ordinariamente
tiene la epidermis.
Un aumento del potencial en una zona determinada de la superficie corporal (una carga)
siempre está acompañado de una sensación placentera, e inversamente un descenso se ve
acompañado por una disminución de esta.
Entonces, para que se produzca la sensación de placer es necesario que a la congestión mecánica
del órgano se le agregue un aumento de la carga bioeléctrica, o lo que es lo mismo, hablando en
términos psicoanalíticos, es necesario que aumente la libido.
También, se debe tener en cuenta la buena disposición de los órganos para reaccionar, como es
en el caso de los individuos emocionalmente bloqueados, que presentan leves diferencias de
potencial leves (Ej; los obsesivos).
En el caso de una histérica, el coito podría vivirse como una situación displacentera, ya que el
someterse y materializar la relación sexual, es rechazado por su yo, y puede ser tan intenso hasta
el punto de tornarse doloroso.
En el caso de una presión sobre el cuerpo, también decae el potencial, sobre todo si ocurre en
la región del plexo-solar, sin embargo, si la presión cesa, la carga vuelve inmediatamente a su
nivel anterior.
Concluye Reich:
Desde el punto de vista energético la potencia orgástica ha sido definida por W. Reich como la
capacidad de abandonarse, sin inhibiciones, al libre fluir de la energía biológica. El mismo autor
da otra definición diciendo que es la capacidad para descargar completamente toda la excitación
sexual estancada, a través de contracciones involuntarias de toda la musculatura.
Esquema de la curva de un orgasmo normal. (Según W. Reich.) Por los mecanismos particulares
que se dinamizan, el desarrollo del acto sexual puede dividirse en dos fases principales: a) la de
control voluntario de la excitación. b) la de las contracciones musculares involuntarias. Los
juegos preliminares del acto sexual (JP del gráfico) no presentan una regularidad que permita su
generalización, por lo cual sólo cabe hacer, esquemáticamente, un estudio de la erección y de
la conducta del sujeto.
La erección normal es placentera y no dolorosa, difiere del priapismo, o cuando existe un
espasmo de los músculos de la pelvis o del cordón espermático.
Fase Durante este período el genital no está sobrecargado o hiperexcitado como sucede después
de prolongados períodos de abstinencia o en los casos de eyaculación precoz de las
contracciones musculares involuntarias.
La conducta normal del acto sexual es suave y gentil, pero no movilizado por la formación
reactiva (inhibiendo intenciones opuestas), sino que es causado por el amor que sienten por el
objeto. De otro modo, la conducta sexual patológica, sería aquella en que se movilizan impulsos
sádicos agresivos, como acontece en muchos caracteres obsesivos (con potencia eréctil
conservada), y la inactividad de caracteres pasivo-femeninos, que en ocasiones estos últimos
tienen tal grado de quietud semejantes a una violación, en la que el sujeto no siente la culpa de
estar concretando por su voluntad el acto sexual.
Existe el coito anonástico, el que es con un objeto no querido, por ejemplo, una prostituta; en
que la delicadeza no existe debido a que prescinde totalmente del objeto.
El rol femenino en el acto sexual es pasivo al ser una cavidad, no obstante, todo instinto es activo
para alcanzar su fin.
Las dos principales causas de la inactividad de la mujer durante el acto sexual según
Melanie Klein son; 1) Educación sexual tergiversada que mal representa a la mujer activa
en el acto sexual como prostituta o indecente, o 2) Los deseos incestuosos hacia los
progenitores, que lleva a considerar los órganos sexuales como dañinos o peligrosos.
En este momento la consciencia está focalizada en las sensaciones placenteras, agotando las
posibilidades de placer, tratando de alcanzar un máximo de tensión antes que sobrevenga el
orgasmo. Esto se da de manera espontánea, no consciente y es diferente para cada individuo.
De acuerdo a los relatos de hombres y mujeres, el placer es más placentero cuando más lento y
más suaves las fricciones, más armoniza la pareja, y mayor capacidad de identificación con el
objeto de amor.
La gratificación sexual plena, actúa como doble garantía: de su propia bondad y de la del
cónyuge, y la seguridad que esto le brinda incrementa a su vez el futuro goce sexual, ampliando
el círculo propicio a la paz íntima (M. Klein).
Ferenczi: En el acto sexual, en cuanto al rol del hombre y la mujer "lo que es bueno para
uno, debe ser bueno para el otro". No existe razón por la que una de las partes se
preocupe solo por el bien estar de la otra. La mutualidad en el acto sexual es biológica,
el egoísmo ingenuo es un aspecto psicológico.
Balint: Para llegar a un mayor grado de placer durante el orgasmo, el sujeto tiene la
creencia de que está unido con el objeto en perfecta armonía
Militares, aviadores, deportistas, Don Juanes, tal vez en la actualidad sean los chicos
reality o futbolistas, pero son aquellos que se perciben seguros de sí mismos.
El acto sexual lo ven como un simple acto higiénico, como defecar una vez por día
Posterior al acto sexual son indiferentes, labor cumplida, o actitud de disgusto
Asaltan a la mujer, no como objeto amoroso, solo como prueba de una capacidad, tal
como sería levantar una pesa o realizar una carambola (utilitarismo).
A las mujeres solo se las "pinchan" o "comen" o "poncean" o "mueven" (en jerga más o
menos actual) siendo estas expresiones una agresión inconsciente hacia ellas al
considerarlas incc sus rivales homosexuales.
La satiríasis y la ninfomanía:
Impotencia y frigidez:
No debe olvidarse nunca al examinar estos trastornos que su causa puede ser, en algunos casos,
orgánica. Así es como la diabetes, tumores, esclerosis en placa, mielitis transversa, tabes dorsal,
poliomielitis y algunas drogas, producen impotencia y frigidez.
Frigidez:
Impotencia eréctil:
Algunas causas conflictuales: Temor a censura o castigo derivado del conflicto edípico
sin solucionar, fantasías incestuosas, hostilidad al objeto, resultado de la frustración de
sus deseos genitales en la infancia, lo que despertó en él la fantasía de que su pene se
transformase en un instrumento capaz de herir o destruir, como lo ha señalado M. Klein.
En algunos casos lo que actúa es una "claustrofobia": el pene como una parte del yo, se
angustia al encontrarse en un lugar pequeño y cerrado, la vagina. Los sujetos que
padecen este tipo de impotencia suelen perder la erección al colocarse el preservativo.
La angustia al orgasmo:
Los sujetos que se quedan en formas de gratificación pregenitales, impiden el orgasmo genital
por temor a las sensaciones de excitación genital, lo cual trae como consecuencia un círculo
vicioso en que se retiene el impulso aumentando el éxtasis, por consiguiente, el organismo
disminuye su habilidad para disminuir ese éxtasis.
Así es como el organismo adquiere temor a la excitación, lo cual Reich denomina placer-angustia
o angustia sexual. esta ansiedad orgástica no es más que el temor del organismo, que ha llegado
a ser incapaz de experimentar placer, ante una excitación demasiado intensa.
Las manifestaciones de la ansiedad orgástica son más fáciles de estudiar en la mujer que en el
hombre, en el que la ansiedad orgástica está corrientemente encubierta por las sensaciones
propias de la eyaculación, mientras que en la mujer aparece bajo la forma de distintos temores.
Uno de los más frecuentes es el temor a defecarse durante la excitación o que se le escapen
gases u orinarse involuntariamente al relajarse. Por eso el estudio de la etiología de algunas
frigideces revela, en muchos casos, que la actuación de conflictos no solucionados vinculados al
control prematuro y sostenido de los esfínteres, superan en importancia a la prohibición de la
masturbación genital infantil.
Algunas mujeres temen ser dañadas por la introducción del pene (fantasías infantiles
inconscientes de romperse en dos, reventarse al ser pinchadas, etc.) Actos como juntar las
piernas para controlar el pene, movimientos bruscos porque más suave podría ser placentero,
u otros relativos a la mantención del control por temor a ser dañadas por el pene, también como
señalaba M Klein, que este seguía siendo un objeto persecutorio.