Habitualmente se entiende por institución cualquier organismo o grupo social que, con unos
determinados medios, persigue la realización de unos fines o propósitos. Sin embargo,
dentro de la literatura económica, se utiliza el concepto "institución" como algo más
genérico: la forma en que se relacionan los seres humanos de una determinada sociedad o
colectivo, buscando el mayor beneficio para el grupo. Son los usos, hábitos, costumbres o
normas por los que se rigen las relaciones sociales y económicas entre los miembros del
grupo. El beneficio de la institución es mayor cuanto más eficiencia genere en la economía
y más minimice los costes de transacción y de información. Eso será más posible cuanta
más experiencia posean los agentes que participen de dicha institución, más sencillas sean
las reglas y menor sea el número de individuos que las tienen que ejecutar.
La obtención por el grupo del mayor beneficio social no siempre será posible, pues las
condiciones siempre cambiantes a muy corto plazo del entorno pueden hacer variar el
resultado y, además, nunca se tiene un conocimiento perfecto de la realidad. En cualquier
caso, para que ese objetivo sea posible, paradójicamente, esas relaciones estarán guiadas
por un conjunto de normas o reglas que auto limitan o restringen el ámbito de actuación de
los individuos, unas llamadas formales y otras informales.
Reglas formales son las normativas de carácter jurídico y las leyes. Las reglas informales,
consisten en los hábitos y conductas costumbristas adoptados por el colectivo. Son reglas
no escritas, pero que son aceptadas y adoptadas por el colectivo para el buen
funcionamiento del mismo. Ambos tipos de reglas (que existen porque el hombre vive en
sociedad), por sí solas, no son suficientes, si no se enmarcan en el contexto socioeconómico
presente y si no gozan de cierta flexibilidad a los posibles cambios de dicho entorno.
Puede suceder que, finalmente, el contenido de las reglas informales se acabe plasmando
en regulaciones formales; sin embargo, suele ser éste un proceso demasiado lento. Si
resulta que se tarda mucho tiempo en que se dé ese cambio, es posible que, cuando ya se
hubiera producido, hayan aparecido nuevas reglas informales y conductas de los individuos,
adaptadas a las nuevas condiciones políticas y socioeconómicas, de cara a sacar el mejor
resultado social; y por tanto, que ya hubiera habido un cambio en las instituciones. Y ese es
el problema de la legislación: que a veces llega tarde y mal.
Por tanto, de esta argumentación se pueden desprender dos afirmaciones importantes:
1) Generalmente las instituciones no son algo diseñado, sino resultado evolutivo de la
actuación espontánea de los agentes (personas físicas y jurídicas) que participan de la
misma. La mayoría de las instituciones existentes en una sociedad y en un momento
determinado, al haber sobrevivido a un largo proceso de aparición, diversificación y
selección, resultan ser estables y robustas.
2) El tiempo es un factor fundamental. Mediante el aprendizaje y la evolución de las
costumbres y, principalmente, los individuos saben sacar mayor rendimiento de sus
actuaciones y modelos de convivencia. Es decir, el tiempo da forma a las instituciones; y
éstas instituciones, junto a los factores de producción de los modelos clásicos (tierra, trabajo,
capital), y los factores de crecimiento más modernos (capital humano, cambio tecnológico y
de combinación de técnicas) dan lugar, de una manera u otra, al desarrollo económico.
No hay contradicción entre las afirmaciones de que las instituciones evolucionan y a la vez
son estables. La estabilidad hace referencia a las interrelaciones internas dentro de dicha
institución; es decir, a su consistencia. Y es esa misma consistencia la que nos da garantías
de que las instituciones se adapten a nuevos marcos socioeconómicos. Pero la adaptación
puede ser un proceso muy lento ya que a los agentes económicos les cuesta desprenderse
de sus hábitos anteriores.
El nuevo institucionalismo
Actualmente se ha generalizado el uso de la expresión "nueva economía institucional" para
aludir a una amplia variedad de enfoques y nuevas teorías económicas.
La corriente más destacada y concurrida del nuevo institucionalismo es la llamada Law and
Economics oEconomía del Derecho, que analiza los costes de transacción y los derechos
de propiedad. Los nombres más destacados son los de Ronald Coase, Armen Alchian,
Harold Demsetz, Richard Posner y Oliver Williamson. Otra fecunda corriente es
laEconomía Política Constitucional de James Buchanan desgajada o superadora de la más
ortodoxa Public Choice o Elección Social. La Nueva Historia
Económica de Fogel y North contempla también la historia como un proceso de evolución
de instituciones. Hay que incluir también la teoría del capital humano de Schultz o el análisis
económico que hace Gary Becker de las instituciones y funciones de la familia y el
matrimonio.
En cierto modo, las nuevas escuelas institucionalistas hacen algunas cosas justo al contrario
de la vieja escuela del institucionalismo americano. Mientras que los primeros
institucionalistas trataron de introducir en la ciencia económica conceptos procedentes de
otras ciencias, los nuevos institucionalistas tratan de utilizar los instrumentos de
la Economía para explicar la historia, el comportamiento animal, el comportamiento
delictivo, el derecho, los contratos, la empresa, las redes de información, el gobierno, la
familia y otras instituciones sociales. Es lo que también se ha llamado el imperialismo
económico, la invasión por la ciencia económica de áreas del conocimiento que le habían
sido ajenas.
Como los viejos institucionalistas, se sigue prestando una atención especial a las
instituciones sociales, políticas y económicas que dirigen nuestra vida cotidiana, pero ahora
se sigue un estricto individualismo metodológico buscando las explicaciones a los hechos
en los objetivos, planes y decisiones de los individuos. Ciertamente se atiende a conceptos
de grupo social tales como la cultura de empresa o la memoria organizativa, pero en la
nueva metodología estos conceptos son un objeto a explicar, no una causa explicativa. Sólo
los individuos deciden y actúan. Los fenómenos que observamos y describimos a nivel de
agregados sociales deben ser explicados como resultado de las acciones e interacciones
de seres humanos individuales que buscan sus propios intereses tal como ellos los
entienden.
La metodología de la corriente ortodoxa neoclásica utiliza el modelo teórico del mercado de
libre competencia como un supuesto ideal óptimo frente al que se compara la realidad
económica. Eso conduce inevitablemente a los economistas a proponer soluciones
consistentes siempre en la modificación de la realidad para acercarla a la abstracción del
libre mercado. El nuevo institucionalismo rechaza esa metodología y, en cambio, intenta
comparar unas instituciones con otras. Lo óptimo no es real ni es alcanzable por lo que hay
que comparar y elegir entre soluciones institucionales subóptimas pero posibles.
Ante esta nueva metodología, mercado y estado parecen competir en igualdad de
condiciones: las instituciones estatales o las instituciones de mercado pueden ser
comparativamente más o menos eficientes según el lugar y el momento histórico. Para
solucionar los problemas económicos concretos y para estimular el crecimiento económico
no es válido proponer medidas macroeconómicas de validez universal. Por el contrario,
habrá que fomentar el desarrollo institucional adecuado al entorno concreto.
El entorno institucional y la Economía
del Derecho
Las instituciones son económicamente eficientes porque informan sobre las previsibles
decisiones y acciones que tomarán los demás y reducen así la incertidumbre del futuro. A la
vez, reducen las posibilidades de elección del individuo o sugieren una vía de actuación,
reduciendo así el coste de obtener información y adoptar decisiones. El conjunto de
instituciones actúan como los reglamentos de los juegos de equipo o de mesa, pero a
diferencia de estos, las instituciones han surgido casi siempre "espontáneamente" como
resultado de la actividad de muchos individuos y no como un acuerdo formal adoptado por
un grupo determinado.
Cuando el nuevo institucionalismo estudia el derecho y las leyes, no le interesa, como antes,
su efecto económico, sino las razones por las que han surgido y el sentido en que
evolucionan. Mientras que el estudio tradicional del derecho tiene una visión centralista,
analizando la norma que emana del poder, el nuevo institucionalismo se interesa
especialmente por la forma en que los individuos resuelven espontáneamente sus pleitos.
Está por tanto más interesado en los reglamentos que en las leyes, más en el arbitraje y las
soluciones privadas que en el proceso judicial. Laestructura judicial se contempla como un
sistema de instituciones formales subsidiario al que se acude sólo cuando ha fallado
el entorno institucional informal.
Las normas y convenciones sociales son un conjunto de reglas informales y frecuentemente
tácitas. Son códigos de conducta que regulan los comportamientos en situaciones
recurrentes y proporcionan un sistema de premios y castigos.
Un ejemplo de "premio" en las convenciones sociales es el juego de coordinaciónpropuesto
y analizado por Schelling: Dos amigos conciertan una cita en un pueblo fijando el día y la
hora, pero olvidan determinar el punto preciso del encuentro. No hay posibilidades de
comunicación por lo que cada uno intenta adivinar el punto de encuentro que con mayor
probabilidad será elegido por el otro. Si no existieran convenciones sociales las soluciones
del juego serían muy numerosas y la probabilidad de coordinación muy baja. Pero en toda
ciudad o pueblo suele existir un lugar (bajo el reloj del ayuntamiento, al pie de la torre de la
iglesia) al que la sociedad ha asignado de forma tácita la categoría de punto informal de
encuentro.
Como ejemplo de "castigo" señalaremos el ostracismo al que condenan los grupos sociales
a aquellos de sus miembros que no cumplen las normas. Los comerciantes judíos de la baja
edad media europea formaban una red internacional ligada por el idioma y las tradiciones
comunes de forma tal que el miembro que no respetaba esas tradiciones se veía excluido y
sin posibilidad de hacer negocio.
Estas convenciones sociales o leyes consuetudinarias son consideradas en el análisis
económico del nuevo institucionalismo como superiores, más eficaces y de menor coste que
la resolución judicial o administrativa. Cuando se analizan grupos sociales concretos se
observa que la gran mayoría de las querellas son resueltas muy tempranamente por estos
mecanismos. Por otra parte, son estas normas las que han dado origen a las leyes y están
continuamente transformándolas a través de su influencia sobre las decisiones del legislador
y la jurisprudencia.
La visión mecanicista tradicional de la historia contemplaba del paso de mundos pequeños
aislados y autárquicos a una sociedad global mediante la especialización y la división del
trabajo. El nuevo análisis institucional de la historia ha enriquecido profundamente nuestra
comprensión del desarrollo económico que es visto como la respuesta a la evolución de
instituciones que permiten y fomentan la cooperación y los intercambios comerciales, la
formación y la movilidad del capital, la estimación y el reparto de riesgos. Los mercados de
capitales solo pueden florecer allí donde los gobernantes no tienen poder suficiente como
para expropiar la riqueza privada. El sometimiento de los soberanos a las leyes y al control
parlamentario han sido el paso definitivo que ha reforzado la credibilidad y el crédito de los
gobernantes. El afianzamiento de los derechos y del respeto a la propiedad privada han sido
y siguen siendo imprescindibles para el desarrollo económico.