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claraluz muñiz

Luna de mi exilio
Muñiz, Clara Luz
Luna de mi exilio. - 1a ed. - Mendoza : Facultad de
Filosofía y Letras - Universidad Nacional de Cuyo, 2007.
70 p. ; 18x15 cm.
ISBN 978-950-774-141-8
1. Poesía Argentina. I. Título
CDD A861

Fecha de catalogación: 20/12/2007

© 2007 Clara Luz Muñiz


Derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación, incluido
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Impreso en los talleres gráficos de la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad Nacional de Cuyo.
Centro Universitario, Parque General San Martín, (5500) Mendoza,
Argentina
Fono/Fax: (261) 413500, interno 2256
Mendoza, Argentina
Diseño Gráfico y diagramación: Clara Luz Muñiz
Armado e impresión: Darío Soria, Juan Flores,
Hector Monsalvo y Jorge Morán
claraluz muñiz

Luna de mi exilio
Leo
gracias por el latido
unas palabras
Primer intento. Acercarse a un libro es
acercarse a una circunstancia de escritura. La
circunstancia de Luna de mi exilio no es
típica.
.......................
Segundo intento. He estado pensando en
cómo debe leerse la poesía. Una buena opción
es hacerlo desde las ausencias, o sea,
reponiendo los elementos faltantes. Me baso
en la idea de que el poeta es siempre un
personaje siniestro que no llega a entender lo
que sus palabras dicen.
......................
Tercer intento. No existe el diálogo. Nunca
hay dos voces y si las hay son paralelas o
sordas. Estamos perdidos.
......................
Cuarto intento. Pensaba en las consecuencias
de cambiar los símbolos del tiempo. O sea, en
lugar de relojes usar radios en el brazo
izquierdo; la música también es tiempo, el
tiempo debiese siempre música. Bueno, nos
encontramos en el lugar de siempre cuando la
primera gimnopedia de Satie. Un abrazo.
.....................
Quinto intento. Única forma el exteriorizarse
mediante el sexo y la palabra. Sexo intenso.
.....................
Sexto intento. Desarrollar las ideas. Luna de
mi exilio fue escrito como un diálogo entre
Clara Luz Muñiz y Oscar Navarro por mensajes
de texto durante largas noches de insomnio.
Esto choca con lo estructural, porque se
puede creer que hay una intención de haiku
en los poemas, pero no es así. O quizás sí,
pero también no. La estructura no es más que
la limitación del medio, la única filosofía
detrás es la de Occidente, la de la
comunicación rápida, instantánea. Pero,
además, ¿cómo habría de ser haiku si el tema
que obsesiona es el tiempo que fluye como
agua en los dedos? No hay parsimonia, hay
Occidente. ¿Queda claro? Pero subsiste el
anhelo de las definiciones, del control, de la
tranquilidad, eso es lo que reponemos con
esta lectura.

Del diálogo nos queda sólo una de las voces,


la que responde o impreca, la que agoniza en
la última página “Prisa / como si la noche se
abalanzara / sobre las palabras”. A la vez que
esas “palabras son puentes / dijo la voz / un
segundo antes de todos los silencios”.
S
S
S
S
S
S
S
Los símbolos del tiempo son el reloj, la
música, el corazón que late, la semilla
espasmódica, la arena. Tiempo y distancia
confluyen en la arena que marca las huellas
del sueño, y esas huellas son la ruta de un
cuerpo.
De Oriente lo único que queda en estos
poemas es el causa-efecto; de la Grecia
clásica nos queda Prometeo, pues él simboliza
la búsqueda poética. Sin embargo, de
Occidente es el resto: tiempo como pesadilla
cíclica, arena como la distancia inabarcable,
sexo como guerra santa, diálogo como
incomunicación.

Yo hubiese querido iluminar la lectura de


estos versos, pero termino por entender que
mis palabras también son puentes rotos. Y
sobreviene el silencio.

GONZALO CÓRDOBA
Luna de mi exilio
2

Prístina magnolia contonea


la delgadez de plumas de su abanico
blanco.

La noche enraíza los espacios.

Así, el principio de mi espera.


4

Abre
la blanda alma su luz purpúrea
arrebatada.
6

Horizontes de papel se pliegan


sobre el tajo primo.

Sudores postergados del abismo


desmesurados
exhalan azahares.

Abre los ojos.

Paraliza el péndulo.
8

El volcán erupta pájaros


de jade caliente.

Plumas en las pupilas.

Silencio.
10

Palabras de agua.

Mi fuego suspende el devenir


y me libera de la sentencia de existir.
12

Estrategia de la arena:
el movimiento nos precipita sobre el minuto
caído.

Médanos desiguales diluvian agujas


de relojes.
14

El tiempo devora lo visible.

Mi carne esconde todas las prisiones.

Seduce la sal mi lengua.

Algo estremece la oquedad de Moebius


de mi silencio.
16

Retengo secreciones de los siglos


en el hueco submarino
que procreo al despertar.
18

Madrugada.

Tristeza de ser pequeña y no poder abarcar


en un mordisco
todas las manchas de la luna.
20

En la espuma del instante


destilo movimientos de leche muda.

Espinas de una piel cercana no ocurren


en mi espacio.
22

Siluetas blancas en la comba solar


abrevan augurios seculares.

Ausente
la mano que escribe,
la pupila que gime,
la lengua que me pronuncia.
24

Distancia inasible,
borrasca de la pena:
las mismas piedras grises
muelen mi silencio
amanecido.
26

Tiza el aire.

Cutánea sombra sobre mis párpados.

No hubo océanos tan calmos como estos ojos


condenados
a licuar su grito seco
atragantado.
28

Misterio dentro:
sangre inmaculada efervesciendo estigmas,
ácido almíbar mi manantial de esperas,
vértigo de ser hombre en nonato silencio
femenino.
30

La lengua me conduce al desprecio


de ser mi perpetua ignorancia.
32

¿soy
estos minutos que respiro?
34

Late la altura en el tajo ajado


de tu copa silenciosa.
36

Esclava.

Del reloj del deseo mana leche gris.

Los ojos nunca fueron más que muescas


ni menos que temblor.
38

Recupero mi espacio en el silencio de la casa


vacía.

Reconstruyo el alma que hube dado en silueta


arenosa.

Calla la página pálida


desposeída.
40

Plegada la espalda.

Abierta la parda mancha.

Océano intransitable a mí misma


mana el prepucio en foráneo progreso
hacia la boca otra.
42

Hembra de sal.

Abrupta palabra muda


sofoca.

Todo espasmo es un ciclo abigarrado


de estambres voraces en cáliz de hielo.

Cuaja la mano su rígida fibra


los ojos los labios los dedos los huecos
cerrados.
44

Tu sola noche
cristal de indiferencia.

Las perlas sarmentosas de tus símbolos


perfectos.

Ardor procaz inmóvil del rancio balanceo


de mi cuerpo estimulado.
46

Muero de deseo
piélago
48

La boca protruye hormigas.

El tiempo se petrifica.

Eterno instante de luz.

Soy la vida de tus piernas


sobre la sábana apaciguada.
50

Tal vez Dios


sea el dedo que me mira por dentro
y escupe espasmódicas semillas blancas
en paradoja de amor.
52

Paz de pez,
de alga y clorofila,
de océano adentrándose en los ojos.

Silencio de luna suspendida


amaneciendo.
54

Como latido
inefable
el instante que aleja lo sido de lo por ser.
56

Azul la distancia.

Ojo de roca
devorado.
58

Bebo arena.

Una luz
despierta la noche.
60

Dios sinsentido.

Ceniza ha de ser
la sangre que respiro.
62

Milcien caireles.

Extraño tanto
la luna de mi exilio.
64

Exhalo minutos
de piel vacíos.

Surge la nada.
66

Las horas habilitan


el sentido
en la distancia perpetua de la ausencia.
68

Soy la piedra,
la penumbra,
la invisibilidad de lo que existe
sin nombre.
70

Sólo una
estrella en el océano
de la pupila dormida.

Una sola.
72

Semilla de sosiego
íntimo
en el jardín desahuciado.
74

Cortezas epidérmicas en la taza


de la memoria
defondada.
76

En la cama arena.

Desnuda
la huella
es la carne de los sueños.
78

Sólo el ojo cóncavo


del silencio
sofoca el perpetuo latido.
80

Ínfima
resbalo por el vidrio
mientras lo demás crece.
82

Una llave en la mano triste del que amaba.

Herrumbrada
existe sola la silueta de los cactus.
84

Duelo el sueño;
la realidad desnuda.

Sola la noche sola.


86

Metafísica del poema:


penumbra ocaso muérdago
tu silencio clama.
88

La pausa
otorga impulso al hueco
de esta voracidad vacía.
90

Sólo la risa
oscura
enmudece la hiedra absoluta
de su perfidia lacrada.
92

Las palabras son puentes


dijo la voz
un segundo antes de todos los silencios.
94

Cierro los oídos a la contradicción


y creo ser feliz.
96

Rebelión en azul.

Final postergado.

Pereza de gota nítida


devorando el vacío
destino.
98

Certeza femenina
las tetas lecheras
hasta el cáncer.
100

Sierpe en el ombligo.

Prenatal
deseo el deseo.
102

Huida erógena.

El mismo orgasmo de juguete


perdura frío.
104

Hueco promiscuo
la mente:

desprecio adoración sentido.


106

Sólo sabe la mano


la huella de su sombra:

ella o nadie.
108

El universo se congela en mis dedos.

Trémulo espanto,
abismo del silencio.
110

Prisa
como si la noche se abalanzara
sobre las palabras.
enumerados

2 Prístina magnolia contonea


4 Abre
6 Horizontes de papel se pliegan
8 El volcán erupta pájaros
10 Palabras de agua
12 Estrategia de la arena
14 El tiempo devora lo visible
16 Retengo secreciones de los siglos
18 Madrugada
20 En la espuma del instante
22 Siluetas blancas en la comba solar
24 Distancia inasible
26 Tiza el aire
28 Misterio dentro
30 La lengua me conduce al desprecio
32 ¿soy
34 Late la altura en el tajo ajado
36 Esclava.
38 Recupero mi espacio en el silencio
40 Plegada la espalda
42 Hembra de sal
44 Tu sola noche
46 Muero de deseo
48 La boca protruye hormigas
50 Tal vez Dios
52 Paz de pez
54 Como latido
56 Azul la distancia
58 Bebo arena
60 Dios sinsentido
62 Milcien caireles
64 Exhalo minutos
66 Las horas habilitan
68 Soy la piedra
70 Sólo una
72 Semilla de sosiego
74 Cortezas epidérmicas en la taza
76 En la cama arena
78 Sólo el ojo cóncavo del silencio
80 Ínfima
82 Una llave en la mano triste del que amaba
84 Duelo el sueño
86 Metafísica del poema
88 La pausa
90 Sólo la risa
92 Las palabras son puentes
94 Cierro los oídos a la contradicción
96 Rebelión en azul
98 Certeza femenina
100 Sierpe en el ombligo
102 Huida erógena
104 Hueco promiscuo
106 Sólo sabe la mano
108 El universo se congela en mis dedos
110 Prisa
Yo soy
Clara Luz Muñiz. Nací durante la dictadura
argentina de 1976. Viví en Buenos Aires,
Formosa, Neuquén y Paraguay. Edito este
libro en Mendoza mientras pienso en que las
personas que fueron coincidiendo en mi
camino puedan leerlo y pensar en mí. Me
gustan los círculos. En una caja quedaron sin
futuro de papel otros libros que escribí (Ojos
que me ven, Simbiosis, La desnuda).
Una vez alguien me dijo que no tengo nación,
que soy federal. Me apropio de esas palabras
para este libro exiliado.
Leer es una necesidad. Escribir, una
cotidianeidad inatajable.
Estoy en www.principiodenovela.blogspot.com
Mendoza, diciembre de 2007

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