Anda di halaman 1dari 4

TEORIAS BIOLOGÍSTAS DE LOS TRASTORNOS MENTALES Y

ANTIPSICÓTICOS
Los trastornos mentales es un fenómeno complejo que incluye factores sociales y

culturales, la psiquiatría biológica aplicada a dichos trastornos puede ser explicada de

manera más exacta según una biología sofisticada. Los resultados de la nueva psiquiatría

biológica trascienden las fronteras de la profesión y aún de la medicina en sentido habitual,

e involucran los fundamentos de la ciencia de la vida biológica, la naturaleza orgánica del

hombre y de la mente, las bases naturales de la bioética, los principios biológicos de la

sociedad (Figueroa, 2006). Suele pensarse que la psiquiatría biológica surge con la

psicofarmacología de la década del 50 (Monchablón, 2008).

Para tratar los trastornos mentales existen los antipsicóticos, lo cuales son drogas

capaces de disminuir o apagar los síntomas psicóticos positivos, entre ellos alucinaciones,

ideas delirantes, desorganización de la conducta y el lenguaje, etc. También funcionan

como estabilizadoras del ánimo, por lo que tienen incidencia sobre la manía, la hipomanía

y la depresión.

Entre los trastornos mentales se puede escuchar que la esquizofrenia es una de

ellos, la cual se dice que corresponde a una serie de alteraciones cerebrales que confluyen

en un conjunto de síntomas comunes. Un grupo de hallazgos estructurales, han orientado a

pensar que en esta enfermedad hay un problema en el neurodesarrollo: el ensanchamiento

de los ventrículos laterales; la disminución en el volumen de la corteza cerebral; la

asimetría entre los hemisferios cerebrales; la disminución en el tamaño de neuronas en el

hipocampo y la baja densidad de éstas en el tálamo; todo lo anterior, en ausencia de gliosis,

apuntan en esa dirección (Pascual, 2005). Para explicar este trastorno mental existen dos
teorías biológicas, entre ellas están: la teoría dopaminérgica de la esquizofrenia y la teoría

del estado de sobre alerta de la esquizofrenia.

La primera propone que la esquizofrenia se produce por consecuencia de un exceso

de actividad en la sinapsis dopaminérgica del cerebro y que los fármacos neurolépticos

controlan los síntomas mediante el antagonismo de la dopamina en los receptores

sinápticos. Lo orígenes de esta hipótesis surgen durante los años cincuenta cuando se

descubrió que la anfetamina y otros psicoestimulantes inducen o exacerban la psicosis y la

clorpromazina y otros neurolépticos son eficaces en el tratamiento de la esquizofrenia

(Carretero, 2004). La segunda teoría establece que el sujeto esquizofrénico está en un

estado de mayor activación en el sistema nervioso central que el sujeto normal. Esta teoría

se basa en las observaciones clínicas de que cuando un esquizofrénico comienza a presentar

insomnio que, al mantenerse, hace que el cuadro se haga más florido. En algunos

esquizofrénicos paranoides se presenta un estado de atención aumentado que les permite

estar atentos a varias cosas simultáneamente y a percibir ruidos muy poco intensos (Zoch,

2004).

A principios de los años noventa surgieron nuevas opciones para el tratamiento de la

esquizofrenia, como la risperidona y el remoxipride, y la reaparición de laclozapina,

medicamentos denominados antipsicóticos atípicos o de segunda generación. El objetivo

primordial al desarrollar un antipsicótico es el de incrementar la eficacia, disminuyendo los

efectos adversos. Una característica de los antipsicóticos atípicos es que son más selectivos

a las neuronas dopaminérgicas de la vía mesocorticolímbica que involucra al núcleo y parte

del sistema estríado ventral, que es la región que media la información de los sistemas que
intervienen en la motivación, la emoción y el movimiento (García, Apiquian y Fresán,

2001).

La hipótesis dopaminérgica de la esquizofrenia se apoyó en evidencias

farmacológicas. La administración de estimulantes del tipo de la anfetamina produce un

tipo de psicosis que similar a la esquizofrenia. Este tipo de drogas producen una

sensibilización de los receptores dopaminérgicos. Las evidencias previas llevaron a la

hipótesis de que las psicosis en general y la esquizofrenia en particular, podrían tener una

hipersensibilidad de los receptores dopaminérgicos. Sin embargo, una serie de reportes

científicos de fines de los años noventa, cuestionaron la validez de la exclusividad de la

hipótesis dopaminérgica. La persistencia de los síntomas negativos, así como el deterioro

cognitivo, sus correlatos con los cambios en el volumen de ciertas áreas de la corteza

cerebral y las evidencias de que los niños y adolescentes que desarrollaban esquizofrenia en

estas etapas, ya también presentan anormalidades cognitivas, psicosociales y torpeza

espacio-visual, han llevado a la propuesta de un endofenotipo que permite detectar

precozmente a las personas susceptibles de desarrollar esta enfermedad (Pascual, 2005).

En conclusión, la mayoría de los trastornos y teorías explicadas anteriormente

están relacionados de alguna u otra manera a una serie de factores neurológicos, en las que

se destacan principalmente dos factores. Uno de ellos es la actividad sináptica que se

desarrolla en el cerebro y el otro factor es el que abarca la utilización de fármacos como

medio de control de ciertos estímulos o reacciones que se dan en el cerebro. Es por eso

que, se puede decir que gracias a la adquisición de nuevos conocimientos basados en estos

factores y teorías se permitió el desarrollo de tratamientos más eficaces.


Bibliografía

Figueroa, G. (2006). Ortega y Gasset y la psiquiatría biologica. Departamento De

Psiquiatría, 44(2), 134-146. Recuperado de

https://scielo.conicyt.cl/pdf/rchnp/v44n2/art06.pdf

Monchablón, A. (2008). Psiquiatría biológica latinoamericana. Alcmeon, Revista Argentina

De Clínica Neuropsiquiátrica, 14(4), 5-14. Recuperado de

https://www.alcmeon.com.ar/14/56/03_monchablon.pdf

Carretero, M. (2004). Esquizofrenia:El tratamiento con antipsicóticos atípicos. Offarm,

23(2), 160-161. Recuperado de www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-pdf-13057704-

S300

Zoch, C. (2004). ESQUIZOFRENIA (Posgrado en psiquiatría). Universidad de Costa Rica.

Recuperado de

http://www.binasss.sa.cr/bibliotecas/bhp/textos/Esquizofrenia2004.pdf

García, M., Apiquian, R., y Fresán, A. (2001). Los antipsicóticos atípicos: Una revisión .

Salud Mental, 24 (5), 37-43. Recuperado de

http://www.redalyc.org/pdf/582/58252407.pdf

Pascual, S. (2005). Neurobioquímica y farmacología de los antipsicóticos atípicos. Revista

Mexicana De Neurociencia, 6(6), 500-507. Recuperado de

http://www.medigraphic.com/pdfs/revmexneu/rmn-2005/rmn056f.pdf

Anda mungkin juga menyukai