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La Estrella Fugaz - J.

L Padilla Corral

Pocas veces se dicen grandes cosas en pocas palabras, pero este pequeño libro es
un ejemplo de ello.

En la andadura por los caminos de la Medicina Tradicional China, bien sea como
buscadores de conocimiento, bien sea como pacientes buscando otra posibilidad de
sanación, nos preguntamos recurrentemente: ¿Cómo es esta medicina?; ¿Qué es la
medicina energética?; ¿cómo pueden curar unas agujitas?; ¿Hay algún libro, que yo
lo pueda entender?
El Doctor José Luis Padilla trata de satisfacer esa necesidad. Y así, a través de la
belleza del lenguaje poético y fantástico, hace en el relato de LA ESTRELLA FUGAZ,
una síntesis de esa visión que del Universo, del Hombre, del Hombre energético, de
la enfermedad y del sufrimiento nos transmite la Tradición Oriental.

Aquí plasmado el testimonio del por qué vamos enamorados de este camino por
donde el maestro Padilla nos guía: EL CAMINO DE LO SIEMPRE POSIBLE
“LA ESTRELLA FUGAZ"

SER

El SER HOMBRE es una realidad que aparece en el universo como consecuencia de la


organización de una FUERZA que lleva impreso un DESTINO.

Esta evidencia se concretiza en un lugar del cosmos llamado Planeta Tierra, y cuando todo el
proceso está concluido, el ser hombre se encuentra como una entidad intermediaria entre el
Cielo y la Tierra. Y al igual que él, las demás realidades vivas también se centran en esta
dimensión. Finalmente, todos ellos se interrelacionan, se hacen interdependientes y culminan
sus haceres dando SENTIDO a la existencia de la Forma.

En la luz negra de sonidos silenciosos

emerge la idea de la forma.

Como un pétalo de aroma furtivo

inunda la caverna que albergará el largo

invierno de existencia sostenida.

Y como una campana en una tarde otoñal,

emerge la vida azul de un extenso mar sin fronteras

donde, el sabor fresco del estío

hace recordar la eterna primavera.

ORIGEN DEL SUFRIMIENTO

Cuando todo queda establecido, cada ser de vida se COMPROMETE en toda su existencia a
realizar-se, para obtener su sentido y dar sentido a las demás existencias. Nada queda por
hacer. Y así, se alcanza la armonía dinámica y resonadora de un lugar azul. VIVO.

El Ser Hombre, en su dimensión estelar y planetaria está inmerso en toda la realidad


anteriormente expuesta. Pero....algo ocurrió y ocurre para que la desorganización se instaure y
la armonía resonante se convierta en un caos de despropósitos en el que cada hacer se
convierte en un olvido o un deshacer.

El Ser, genéricamente llamado Hombre, por estar tan cerca de la Potencialidad Creadora, se
arroga en sus funciones y suplanta progresivamente a la Fuerza que le dio su existencia, su
forma y su sentido. Y es ahí, donde comienza el proceso desintegrador que hace que cada
realidad viva quede sometida, no a la Fuerza Original, sino a la Fuerza

del Hombre.

La suplantación de la Fuerza Original

preexistente, es el primer eslabón que conduce a la pérdida de la armonía. Y así,


progresivamente el hombre, deja sus haceres y crea el desequilibrio entre los otros hombres y
las otras formas de existencia.

A la suplantación, y a la Arrogancia se une el nacimiento de la Envidia Impotente

, que culmina con la actitud desesperada de querer cambiar su propio destino.

En la arrogancia, en la suplantación y en la envidia, se gestará progresivamente el desequilibrio


individual y colectivo del hombre, y así, su SER ESPIRITUAL CONFORMADO entrará en
contradicción con la función que le toca ocupar en la totalidad. Golpe a golpe y sin verso se
gesta en este hombre, la debilidad que NO le corresponde. Golpe a golpe y sin verso se cultiva
el egoísmo, la infidelidad y la mentira. Y golpe a golpe y sin versos, empieza a pensar y sentir
que la enfermedad y la muerte son algo inexorable.

La enfermedad no es un proceso natural en el hombre, sino que es un acontecimiento fruto


del dejar de hacer la parte que le corresponde a cada uno. En estas condiciones, la
enfermedad se convierte en un SIGNO LUMINOSO que puede y debe hacer al hombre,
recapacitar sobre la posición que desarrolla en su Universo. Consecuentemente, la aparición
del sufrimiento representa el equivalente educativo en el que el hombre se ve inmerso al
desoír la llamada de su propio corazón, la llamada de los otros corazones, y el eco aún audible
de

la Fuerza Original.

Tu hambre es mi y hambre

tu dolor es mi dolor

tu alegría es mi alegría

tu desesperación es mi desesperación

tu nostalgia es mi nostalgia

tu pena es mi pena

y tu amor es mi amor

porque somos sólo uno.


HOMBRE ENERGÉTICO

Cada actuación del hombre representa la utilización de una energía que se gesta en la
concepción, y que se mantiene "a lo largo de su vida", por medio de sus sentimientos, de sus
alimentos y de su respiración. Su aparición, por tanto, depende de la herencia en energética,
de sus ancestros, de la energía espiritual de sus sentimientos, de la energía de sus alimentos y
de la energía que aporta su respiración.

Todo ello irá a conformar su existencia, y todo ello tendrá cauce en su forma, la cual le
permitirá adquirir el dinamismo de lo que llamamos VIDA.

En la Alta Antigüedad, el hombre, se asombraba de sus sueños, de sus montes, de sus valles,
de sus ríos y sus mares, y sentía su existencia inmersa en esa SORPRESA. No era por tanto
extraño, que su ánimo estuviera permanentemente atento hacia cual era su función dentro de
tanto asombro. Y así, en sus ensueños, en sus cantos, en sus danzas y en sus fantasías, buscaba
la identidad única de la fuerza energética que le hacía vivir en el profundo misterio de su vida.
Paulatinamente, en el sonido de su tambor, su flauta, su danza y su verso, se fue adentrando
en la visión lumínica del soplo energético que hacia posible tanta magnificencia. Cada parte de
su cuerpo fue progresivamente tomando un significado que encontraba sus equivalentes en su
entorno. Cada minúscula parte de su piel fue despertando en un significado que hasta
entonces sólo era una cubierta protectora. La visión del trance surgido como consecuencia de
la magia de cada ritmo, de cada oración, de cada silencio y de cada quietud, hizo posible que
despertara a la consciencia del hombre energético. Vio, tocó, y sintió que cada parte de su piel
reflejaba cada parte de su entorno y todas las estrellas de su interior.

Cada poro adquirió la dimensión de una estrella y cada estrella se fue uniendo para conformar
una imagen, y así todo su ser adquirió una dimensión estelar para configurarse como una
entidad de LUZ, donde se podía regular, apagar, encender o aumentar cada luminaria, hasta
conseguir que todas las luces entraran en un equilibrio que permitiera evidenciar la silueta de
una función.

A cada luminaria de su piel le puso un NOMBRE, como nombre tiene cada estrella, y cada una
de ellas representaba una función en la totalidad, siendo a su vez cada una totalizadora. Y en
cada lugar, descubrió que con la intención, con el tacto, con el sentido, con el frío y con el
calor, podía hacer recuperar el equilibrio luminoso de su totalidad, y de esa forma recordarle al
hombre cual era la posición que le correspondía en el Universo.
Y un horno de luz blanca transparente

Emanó de la boca del

Vagó por la inmensa oscuridad de las aguas profundas

Y cautivó a todos los que ya existían

Sin forma pero con la gracia de los dioses

Realizó un sortilegio

Todos, incluso Silón

Se precipitó gozoso, porque ya sabía su forma.

Una nueva espiración de Silón

Le hizo tomar su imagen definida

Y todos quedaron asombrados

De su belleza, armonía y ritmo.

Seguía siendo luz blanca transparente,

Pero su forma estaba salpicada

De cientos de luces de color,

Y cada una de ella emitía un canto de sirenas

Que llenaba de gozo toda la creación.

Silón quedó complacido con su aliento

Y dio por terminado su hálito,

Entrando en el profundo sueño de la custodia

De aquel ser, que sin nombre, le llamaron hombre.

ESPÍRITU CONFORMADO

El mensaje estelar que el hombre porta desde su origen, se sintetiza en la dinámica de su


Fuerza ESPIRITUAL. Esta fuerza espiritual se condensa en el sentimiento inmortal de su
existencia, se concretiza en la experiencia de amor de sus vivencias, se expande en la actitud
inevitablemente solidaria de cada una de sus acciones y se hace íntima y luminosa en el abrazo
fundido de los amantes. Esta huella impresa que le cualifica como fuerza espiritual, se
diversifica en las acciones de su voluntad, decisión, alegría, reflexión y recuerdos. Y en la
medida en que estos cinco haceres permanecen en equilibrio, su huella permanece intacta.

Pero..., cuando la voluntad se transforma en miedo...., cuando la decisión se convierte en


violencia..., cuando la alegría se trunca en tristeza..., cuando la reflexión se convierte en
obsesión..., y cuando el recuerdo se hace lánguido y nostálgico, el equilibrio se empobrece y se
pierde, y..., la posición de su hacer, como expresión de fuerza, se transforma en una veleta que
busca afanosamente muletas, y que no es capaz de recuperar la belleza de su origen.

Aún se recuerda, que los árboles tan sólo quieren ser árboles. También se sabe , que el fuego
sólo aspira a dar calor. A duras penas recordamos, que la tierra solo quiere ser fecunda. Con
afán buscamos la piedra preciosa que se alberga en una cueva... Y también, sentimos que el
agua es la mejor bebida. Cinco haceres, que en permanente servicio, nos recuerdan las cinco
sublimes expresiones del espíritu del hombre: la firmeza, la benevolencia, la paz, la cortesía y
la bondad.

Todo ello tiene su residencia en el interior oscuro de nuestra forma. La flexibilidad decidida
emerge del hígado jupiteriano; la alegría serena emergen del corazón teñido por el rojo de
Marte; la reflexión generosa convive con la trascendencia de Saturno; el recuerdo siempre
presente subyace en la impronta de Venus; y la firme voluntad del cambio se arropa en la
serena oscuridad de Mercurio.

Nada se realiza sin consentimiento de cada una de las partes, y todo se consuma, con la
complicidad de todos.

Cuando el hombre se arropa en una sola actividad, usurpa la virtud de los otros y pierde la
generosidad necesaria para dar cauce y cumplimiento a la actividad de los otros hombres. El
sufrimiento emerge entonces con la fuerza de una permanente tormenta y la desesperación se
convierte en el móvil común de cada ser.

La enfermedad se nos antoja entonces, inevitable; el amor, imposible; la ternura, ocasional; la


solidaridad, justo lo imprescindible; la violencia, necesaria; y la paz..., sólo queda en el
recuerdo imposible.

Si supieras, amor, que tu gesto

me llena y me destroza.

Si supieras amor, que tu mirada


me arropa y me acongoja.

Si supieras amor, que tu recuerdo

me duerme y me desespera.

Si supieras amor, que tus palabras

me desbordan y me ahogan.

Si supieras amor, que tu actitud

me derrite y me aniquila.

lo único que me importa

¡ay amor , que inútil sería el sufrimiento¡

EL SANADOR

Sanar y sanar , es el hacer inevitable desde que el hombre emitió su primera mentira. Y por
ello, emerge de su seno el hombre sanador, que representa el equivalente de la fuerza
creadora, como la última esperanza de aliento del sereno universo creativo. Casi mítico en su
origen; brujo, hechicero, mago, alquimista,, curandero, médico, y siempre CHAMAN, se
pleomorfiza ante la demanda arrogante del espíritu enfermo del hombre. Y, como caballero en
pos del Santo Grial, ofrece la experiencia de su aventura, aparentemente inútil, que
incluyéndose en el sufrimiento de los otros, se eterniza en la voz inmortal del silencio que
reclama una lágrima de perdón para que, el ser enfermo, se bañe en el bautismo purificador
de su propia esencia, y alcance a la suprema sanación a partir de su propia instancia.

Silencioso en su mandato, busca en el latido de cada corazón, la fuerza espiritual perturbada.


Busca en el color transparente de cada mirada, la ilusión perdida. Indaga en cada caricia, la luz
fundida, Escucha en cada palabra, la verdad escondida... Y sin enjuiciar, sin condenar..., tan
solo insinuándose como el viento a la hoja de otoño, modela con sus manos la luz
desorganizada del ser enfermo, y, como orfebre minucioso, restaura su original belleza.

¡Qué instante inesperado cuando llamaron a mi puerta

y sentí el sufrimiento¡

¡qué momento previsible cuando me hice eco del dolor

y me rebelé ante él¡


¡qué tiempo tan razonado cuando buscando en la

sabiduría de los otros, intenté mitigar la pena¡

¡qué eternidad se me hace contemplar la implacable

oscuridad de la luz¡

¡qué oración tan sublime la que me transporta a lo

siempre posible¡

¡qué trance de esperanza inagotable riega mis manos

que quieren pasar desapercibidas¡

¡qué sonrisa de niño ausente hace posible el milagro¡

¡qué inagotable amor derramo en cada mano, cuando

en mi soledad ausente, vuelco mi sentido entero¡

¡qué pasión tiene mis versos cuando al fin descubro

que mi amor no es mío¡

LA LIBERACIÓN

Y cuando el ser enfermo descubre paulatinamente a través de su sanador, el rescate de su


equilibrio, nada vuelve a ser igual, y en sus entrañas resuenan los ecos olvidados de sus
armonías, y se pregunta una y otra vez: ¿la armonía está en mí?..., ¿la armonía está en mí?.
Descubre, bajo la inducción silenciosa del sanador, que él es el principal protagonista de su
historia. Descubre que ya no puede seguir siendo espectador de su propia derrota. Y descubre
finalmente que en sus sentimientos, sueños, alimentos, posturas, palabras, gestos, ideales y
fundamentos, reside la actitud segura de su permanente equilibrio. Las preguntas entonces, se
agolpan, en su afán por descubrir su propio destino, y el sanador paciente, sugiere con el gesto
y con la palabra justa, donde reside su fundamental papel: realice lo que piensa. Actúe como si
fe tuviera. Que no salga palabra que no sienta el corazón. Saboree según su necesidad. Respire
según su anhelo. Medite como si nada ocurriera. Ame como la única ocasión. Custodie como si
nada tuviera. De, como si todo albergara. Sirva, como si todos le esperaran. Viva, como si nada
alcanzara. Déjese llevar como si nada realizara.

Creí tener algo y vi que no era nada.

Creí asegurar algo y lo que aseguraba no estaba.


Creí tener guardianes, y cuando grité no estaban.

Creí ser algo, y cuando desperté no estaba.

Y creí, y creí, hasta finalmente no creerte nada.

Y en ese lugar de nada,

descubrí que todo es nada.

Y fue entonces

cuando me di cuenta de que respiraba.

Y fue entonces

cuando saboreaba.

Y fue entonces

cuando escuchaba.

Y fue entonces

cuando saboreé el aroma de mi ser

en la visión del caminante

que nada pierde y todo gana.

Y fue entonces

cuando visioné que de mí no depende nada.

Y fue entonces

cuando descubrí que si puedo volar, no es por mis alas

sino por el aire que las avala.

Y fue entonces

cuando ya no tuve miedo de nada.

Y fue entonces

cuando descubrí que la muleta no servía de nada.

Y fue también entonces

cuando el consejo no era nada.

Y fue, y fue, y fue,

cuando mi ser se perdió en la nada

y...., empecé a ser feliz.


TESTIMONIO

Pronto, descubre el hombre en su equilibrio energético, que es portador de un mensaje


liberador. Enseguida despierta a la necesidad de mostrar su vibración en calma. Luego, la
necesidad se hace mas selectiva, y un día por "casualidad", descubre con asombro, que sus
manos y sus palabras, son un vehículo de sosiego, paz y consuelo. Y otro día también "casual",
descubre que el dolor llamado, obtiene con su aliento, desapego. Y otro día..., descubre con
sorpresa, que todo su ser es un consuelo.

¿Qué hacer con este anhelo?

¿qué hacer con mi espontánea acción de hechicero?

¿qué hacer cuando mi luz es reclamada por

la

Oscuridad

del desespero?

No te ofrezcas si no eres llamado.

No te des si no eres pedido.

No proclames si no eres reclamado.

Aguarda la presencia del quejido.

Espera el clamor del afligido.

Comparte la desesperación del desatino.

Pon tu corazón en cada mano.

Y ofrécete al que, en amargura, sufre el dolor herido.

Nada pienses ni esperes de lo ocurrido,

guarda en el anónimo corazón del silencio escondido

la sonrisa del que se ve libre de su dolor aguerrido.

Que dispongan de ti sin que seas zaherido.

Que clamen por ti sin que seas vanagloriado.

Y... Y que tu única recompensa sea


el haber cumplido.

Dr. JOSE LUIS PADILLA CORRAL - FUNDADOR ESCUELA NEIJING -

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