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!VERDADES AL DESCUBIERTO!

ANTOLOGIA
DE
LEYENDAS
Y MITOS

Escuela Sec. Jaime Torres Bodet No. 51

Profesora: Maria Ines Quintero Salazar

Colaboradores:

Arturo Montoya Rodriguez

Fransisco Angiano Soriano

Ismael Bautista Hernandez

H. Matamoros Tamaulipas 27 de
septiembre del 2010
Indice

Leyendas...

1 La Llorona ......

2 La Piel Del venado ...

3 La vainilla...

4 El bosque de los suicidios...

5 Dona Beatriz...

6 Mama luna...

7 Nuestra senora del carmen...

8 El trauco....
Presentacion

Hemos capturado las mas asombrosas leyendas y


mitos escritas por los mas imaginativos autores para
dar a conocerlas ante el grupo.

Proposito: Exponer ante el grupo y la profesora las


leyendas y mitos buscadas en diversas fuentes para
dar a conocerlas.
Indice
1 La rueda de los katunes

2 Dios de la muerte...

3 La diosa luna...

4 Popocatepetl...

5 El cristo del chalma...

6 Venida de tezcatlipuca...

7 La huida de Quetzacoatl...

8 La capa del mendigo...


La Llorona

Se dice que existió una mujer indígena que tenía un romance


con un caballero español. Fruto de esta pasión, nacieron tres
niños, que la madre atendía siempre en forma devota.
Cuando la joven comienza a pedir que la relación sea
formalizada, el caballero la esquivaba, quizás por temor al
que dirán. Dicho y hecho, un tiempo después, el hombre dejó
a la joven y se casó con una dama española de alta sociedad.
Cuando la mujer se enteró, dolida y totalmente desesperada,
asesinó a sus tres hijos ahogándolos en un río. Luego se
suicida por que claro, no soporta la culpa.
Desde ese día, se escucha el lamento lleno de dolor de la
joven en el río donde esto ocurrió. Luego de que México fuera
establecido, comenzó un toque de queda a las once de la
noche y nadie podía salir. Es desde entonces que dicen
escuchar un lamento cerca de la plaza mayor, y que al ver por
las ventanas para ver quien llamaba a sus hijos de forma
desesperada, veían una mujer vestida enteramente de
blanco, delgada y que se esfumaba en el lago de Texcoco.
La piel del venado

Los mayas cuentan que hubo una época en la cual la piel del venado era distinta a como hoy la
conocemos. En ese tiempo, tenía un color muy claro, por eso el venado podía verse con mucha
facilidad desde cualquier parte del monte. Gracias a ello, era presa fácil para los cazadores,
quienes apreciaban mucho el sabor de su carne y la resistencia de su piel, que usaban en la
construcción de escudos para los guerreros. Por esas razones, el venado era muy perseguido y
estuvo a punto de desaparecer de El Mayab.
Pero un día, un pequeño venado bebía agua cuando escuchó voces extrañas; al voltear vio que
era un grupo de cazadores que disparaban sus flechas contra él. Muy asustado, el cervatillo corrió
tan veloz como se lo permitían sus patas, pero sus perseguidores casi lo atrapaban. Justo cuando
una flecha iba a herirlo, resbaló y cayó dentro de una cueva oculta por matorrales.

En esta cueva vivían tres genios buenos, quienes escucharon al venado quejarse, ya que se había
lastimado una pata al caer. Compadecidos por el sufrimiento del animal, los genios aliviaron sus
heridas y le permitieron esconderse unos días. El cervatillo estaba muy agradecido y no se
cansaba de lamer las manos de sus protectores, así que los genios le tomaron cariño.

En unos días, el animal sanó y ya podía irse de la cueva. Se despidió de los tres genios, pero
antes de que se fuera, uno de ellos le dijo:

¡Espera! No te vayas aún; queremos concederte un don, pídenos lo que más desees.

El cervatillo lo pensó un rato y después les dijo con seriedad:

Lo que más deseo es que los venados estemos protegidos de los hombres, ¿ustedes pueden ayudarme?

—Claro que sí —aseguraron los genios. Luego, lo acompañaron fuera de la cueva. Entonces uno
de los genios tomó un poco de tierra y la echó sobre la piel del venado, al mismo tiempo que otro
de ellos le pidió al sol que sus rayos cambiaran de color al animal. Poco a poco, la piel del
cervatillo dejó de ser clara y se llenó de manchas, hasta que tuvo el mismo tono que la tierra que
cubre el suelo de El Mayab. En ese momento, el tercer genio dijo:

—A partir de hoy, la piel de los venados tendrá el color de nuestra tierra y con ella será confundida. Así los venados se
ocultarán de los cazadores, pero si un día están en peligro, podrán entrar a lo más profundo de las cuevas, allí nadie los
encontrará.
El cervatillo agradeció a los genios el favor que le hicieron y corrió a darles la noticia a sus
compañeros. Desde ese día, la piel del venado representa a El Mayab: su color es el de la tierra y
las manchas que la cubren son como la entrada de las cuevas. Todavía hoy, los venados sienten
gratitud hacia los genios, pues por el don que les dieron muchos de ellos lograron escapar de los
cazadores y todavía habitan la tierra de los mayas.
La vainilla
Cuentan que Xanath, hija de nobles totonacas, célebre por su belleza, vivía en un
palacio cercano al centro ceremonial de Tajín, sede de su pueblo.

Cierto día en que la joven acudió a depositar una ofrenda sobre el plato colocado
en el abdomen de Chac-Mool ("Mensajero Divino"), encontró casualmente a
Tzarahuín (jilguero), un alegre doncel al que le agradaba silbar, y surgió entre
ambos amor a primera vista.

Sin embargo, el romance mostró dificultades para prosperar, porque Tzarahuin


era pobre y vivía en una choza humilde rodeada de tierra fértil en que abundaban
las anonas, las piñas y las calabazas. A pesar de la diferencia de clases, los
enamorados se reunían casi a diario, de manera fugaz, cuando el mancebo
llevaba al mercado la cosecha de sus siembras, y en poco tiempo una sincera
pasión se apoderó de sus corazones.

Una tarde en que Xanath pasó junto al templo sagrado de los nichos, la
sorprendió la mirada penetrante del dios gordo, que se caracterizaba por su
vientre abultado, la frente rapada y su triple penacho; y desde entonces el señor
de la felicidad se dedicó a cortejarla. La doncella logró esquivarlo en un principio,
mas el astuto dios encontró la forma de revelarle sus sentimientos y, al ser
rechazado, su alegría habitual se tornó en cólera y amenazó a la joven con
desatar la furia de Tajín, si no accedía a sus reclamos amorosos.

La advertencia hizo temblar de miedo a Xanath, pero no traicionó a Tzarahuín.

El astuto dios gordo resolvió entonces ganarse la confianza del padre de la joven
para que influyera en el ánimo de Xanath. Lo invitó a su palacio, le reveló
secretos divinos y cuando manifestó interés por la linda muchacha, recibió
completo apoyo para casarse con ella.

Xanath hubo de soportar un mayor acoso del testarudo dios y su padre la obligó a
aceptar una nueva cita, que resultaría fatal, pues luego de haber dado otra
negativa al señor de la felicidad, éste, irritado, lanzó un conjuro sobre la doncella
y la transformó en una planta débil de flores blancas y exquisito aroma: la
vainilla.

si bien el dios creyó vengarse, lo cierto es que mientras de él existen sólo vagos
recuerdos, en cambio, tenemos muy presente en nuestros días a la planta
orquidácea cuya esencia es muy apreciada en la cocina y la pastelería de muchas
partes del mundo.
El bosque de los suicidios

Leyenda de terror acerca de un conductor que encuentra a una pareja pidiendo ayuda cerca de un
bosque conocido por ser el lugar de numerosos suicidios.Una noche un hombre iba atravesando por un
bosque, donde había ocurrido muchos casos de suicidio. El bosque era tan enorme que apenas se
encontraban los restos. El hombre iba en coche, y con un poco de miedo, ya que conocía la fama que
tenía ese bosque.

"Dios mío, no me extraña que vengan aquí a suicidarse, esto está más perdido que... eh, ¿qué es eso?"

Notó que había algo en la carretera y cuando estaba ya cerca vio que era una pareja tendida en el suelo.
La chica no se movía pero el chico estaba haciendo señal pidiendo ayuda.

El hombre se bajó del coche y le preguntó: "¿Qué os ocurre, en un sitio como aquí?"

"...Vinimos a suicidarnos... Nosotros queríamos casarnos, pero nuestros padres no nos permitieron por
eso vinimos aquí, pero estoy arrepentido, por favor llévanos a algún hospital..."

El hombre llevó al coche a la chica que no se movía y le ayudó al chico a subir. Corrió todo lo que
podía hasta llegar a un hospital más cercano mientras oía la voz del chico..."¿Está lejos el
hospital?...Por favor dese prisa..."

El coche llegó al hospital. "¡¡Socorro, por favor, hay dos que están muy grave!!" El hombre explicó
todo lo que había pasado mientras sacaban a los dos de su coche. Parecía que el chico había perdido el
conocimiento.

El hombre tuvo que esperar un buen rato hasta que salió el médico que examinaba a los dos. "Doctor,
¿cómo están? ¿Se salvará la vida?"

"Siéntese... Vamos a ver, según lo que explicó los encontró en el bosque, ¿verdad?" "Sí" "¿Hace cuánto
tiempo?"

"Hará.. como una hora o un poco más..." "Y dice que habló con el chico." "Sí, la chica no estaba
consciente pero el chico me explicó lo que pasó y todo el camino me estaba diciendo que corriera, que
me diera prisa."

"Es que... es muy extraño... Los he examinado y los dos están muertos por lo menos desde hace 5
horas...
Doña Beatriz
Vivía en la ciudad de México una hermosa joven, doña Beatriz, de tan extraordinaria belleza, que era
imposible verla sin quedar rendido a sus encantos.

Contábanse entre sus muchos admiradores la mayor parte de la nobleza mexicana, y los más ricos
potentados de Nueva España; pero el corazón de la bella latía frío e indiferente ante los requerimientos
y asiduidades amorosas de sus tenaces amantes. Y así pasaba el tiempo; pero, como todo tiene un
término en la vida, llegó el momento en que el helado corazón de doña Beatriz se incendió en amores.

Ello fue en un fastuoso baile que daba la embajada de Italia.

Allí conoció doña Beatriz a un joven italiano, don Martín Scípoli, de esclarecida y noble estirpe. La
indiferencia de doña Beatriz fundióse entonces como la nieve bajo la caricia de los rayos solares, y
sintióse la hermosa poseída de un nuevo sentimiento, en tanto que el joven, por su parte, se había
también enamorado profundamente.

Poco tiempo después, don Martín se mostró excesivamente celoso de todos los demás adoradores de la
hermosa doña Beatriz, promoviendo continuas reyertas y desafiándose con aquellos que él suponía que
pretendían arrebatarle sus amores. Y tan frecuentes eran estas querellas, que doña Beatriz estaba
afligida, y en su corazón comenzó a arraigar el temor de que don Martín sólo se había enamorado de su
hermosura, de modo que, cuando ésta se marchitara, moriría, indefectiblemente el gran amor que ahora
le profesaba.

Esta preocupación embargó su mente y amargó su vida en forma tal, que decidió tomar una resolución
terrible, para poner a prueba el amor de su galán. Y al efecto, en el deseo de saber si don Martín la
quería sólo por su belleza, un día en que su padre se hallaba de viaje, con un pretexto despidió a todos
sus criados para quedar sola en su casa.

Encendió el brasero que tenía en su habitación, colocó enfrente la imagen de santa Lucía y ante ella
rezó fervorosamente para pedirle le concediera fuerza y valor con que poner por obra su propósito.
Después, atándose ante los ojos un pañuelo mojado, se inclinó sobre el brasero, y soplando avivó el
fuego hasta que las llamas rozaron sus mejillas. Luego metió su hermosa cara entre las ascuas.

Terminada esta terrible operación, cubrió su rostro con un tenue velo blanco y mandó llamar a don
Martín. Una vez en su presencia, apartó lentamente el velo que le cubría el rostro desfigurado por el
fuego y se lo mostró al galán; solamente brillaban en todo su esplendor sus hermosos ojos relucientes
como las estrellas. Por un momento su amante quedó horrorizado contemplándola. Luego la estrechó
en sus brazos amorosamente. La prueba había dado un resultado feliz, y durante todos los años de su
dichoso matrimonio, doña Beatriz no volvió a sentir el temor de que don Martín sólo la amara por su
hermosura.

Fin
Mama Luna
Lobito hacia tiempo que vivía sin mamá y papá por ello Luna y Sol habían decidido
cuidarlo. En las mañanas lobito quedaba con papá Sol y en las tardes y noches con
mamá Luna.
Durante las mañanas papá Sol, lo despertaba con sus pequeños rayos solares mientras
que en la noche mamá Luna ya subía el nivel de agua del lago para que se refresque con
su desayuno en la mañana.
Para el medio día papá Sol le indicaba los lugares donde lobito podía comer y cuando
estaba a punto de peligrar de rato en rato tenia que quemarlo un poco para evitar que
haga travesuras.
Cuando llegaba la tarde Sol y Luna se encontraban y arrullaban la siesta de lobito.
En la noche Luna le enseñaba a cantar y a llamarla para cuando la necesite. Por ello
lobito aprendió a subir a una colina y a llamar a mamá Luna.
Lobito también había aprendido que cuando mamá estaba creciente, significaba que
estaba contenta ya que era la sonrisa que solo mamá Luna podía ofrecer.
Cuando se portaba mal como toda mamá se enfadaba se ponía menguante hasta que
Lobito aprendía la lección y nuevamente se ponía creciente para felicidad de los dos.
Cuando el sueño embargaba a Lobito mamá Luna arrullaba su sueño con su forma
gibosa que se mecía de un lado para el otro.
Cuando lobito enfermaba Luna se ponía nueva para esperar el mal se vaya y el bebé
mejore.
Cuando todo era dicha, era muy notorio ver a Luna feliz con su cachorro creciendo
porque estaba llena de felicidad.
Cierta ocasión Sol hablo con Luna y le dijo que al norte él había encontrado a la familia
de lobito. La noticia los puso triste porque era la primera vez que Sol y Luna habían
tenido un hijo y les daba pena tener que separarse de él.
Pero el amor de ambos era tan grande que sabían que la felicidad de su lobito estaba al
lado de sus verdaderos papás, por ello una noche lo guiaron hasta su familia.
Lobito llegó con su familia, pero hay algo que nunca olvido, pues cada noche subía a la
colina y aullaba para llamar a mamá Luna. Poco después enseño a sus hermanitos a
llamarla.
Sol y luna quedaron sorprendidos porque en vez de haber perdido un hijo como
pensaron a un principio ganaron cientos, porque los animalitos hasta ahora cuando son
pequeños se enseñan aquello que lobito aprendió hace mucho tiempo. “Llamar de un
aullido a mamá Luna.”
Nuestra señora del carmen de la tirana
Nuestra Señora del Carmen de la Tirana. Cuenta la leyenda que en 1520 viajó por los territorios del sur
del imperio incásico (ahora chile) el
adelantado Diego de Almagro, acompañado del sumo sacerdote del sol y su hija, una bellísima
"ñusta" (princesa noble inca) de 23 años. Ellos fueron incorporados por Almagro para evitar un
alzamiento de los indígenas que lo acompañaban, que eran un número muy superior al de los
españoles.

Al regresar al Cuzco, Almagro se enteró del alzamiento en contra del dominio español, al mismo
tiempo que el sacerdote intentaba la misma rebelión en la expedición. Al ser descubierto, el sumo
sacerdote junto a doce oficiales, intentaron huir, pero fueron capturados y ajusticiados por los
españoles, en presencia de la propia ñusta.
Inmediatamente después la princesa incásica huyó,seguida de un centenar de leales guerreros y
servidores y se internó en los bosques de la pampa del tamarugal.
La ñusta se convirtió en sacerdotisa y jefe militar de sus hombres. A partir de ese momento ordenó
ejecutar a todo español que cayera en manos de sus soldados. La fama de su belleza y crueldad traspasó
los límites de su campo de operaciones y empezó a atraer rebeldes de otras comarcas, los que llegaban
a ponerse a las órdenes de la que ya era conocida como "La Tirana del Tamarugal".
Un apuesto joven portugués de nombre Vasco de Almeida, trabajaba en esos años en la mina de plata de
Huantajaya de Iquique. Una noche Almeida soñó con la Virgen del Carmen, quién le señaló la ruta para
llegar a la fabulosa Mina del Sol que le había sido mencionada por un cacique amigo.
Alucinado por su sueño y desobedeciendo los consejos de sus amigos, Almeida se internó en la Pampa
del Tamarugal, donde fue aprisionado por los guerreros de la princesa. La ñusta, apenas lo vió, supo de
inmediato que no lo podía condenar a muerte. Almeida era un mozo altivo, hermoso y gallardo.
De acuerdo a lo ordenado por el Consejo de Ancianos, el prisionero debía morir, sin
embargo la princesa recurrió a un ardid para salvarle, señalando que la sentencia
debía sser confirmada por los astros, los que demostraron su benevolencia al ser
consultados en la misma noche por La Tirana: el prisionero no podía ser ejecutado
antes del cuarto plenilunio. La princesa descuidó todos sus deberes y la conduccion militar de sus
hombres. Toda su dedicación estuvo para el prisionero que ella, personalmente, custodiaba en su casa
de piedra. Sus deberes de sacerdotisa también los descuidó, lo que causó una creciente ira en sus
guerreros, la que alcanzó su clímax cuando se enteraron de que la ñustase había convertido en la
amante del portugués condenado a muerte. En su afán de salvarle la vida, la princesa trató de
llevarlo a su fé en el Inti o Dios Sol, pero todo ocurrió al revés: fue Almeida el que la convirtió al
cristianismo.
La ñusta se convirtió finalmente y pocos días antes del cuarto plenilunio, los amantes se juntaron en un
claro del bosque, junto a un manantial (se supone que en ese lugar está construido el pueblo de La
Tirana). Allí Almeida bautizó a su amante con el nombre de María.
El Trauco
Se cuenta que el Trauco es un hombrecito que mide alrededor de 80
centímetros, tiene un rostro varonil y feo, sin embargo posee una mirada muy
dulce y sensual. No tiene pies, sus piernas terminan en simples muñones.
Dicen que viste traje y sombrero de Quilineja, planta trepadora también
conocida como coralito, usada para hacer canastos o escobas. En su mano
derecha lleva un hacha de piedra, que remplaza por un bastón, llamado
Pahueldún, cuando se encuentra frente a una muchacha soltera que ha
ingresado al bosque. Los que han visto al Trauco dicen que se cuelga de la
rama de un Tique, árbol de gran altura, también conocido como Olivillo.
Desde aquí espera a sus víctimas. Suele habitar cerca de las casas de los
chilotes para así poder vigilar a las doncellas que le interesan. Se mete a las
casas, cocinas y a todos los lugares imaginables sólo para ubicar a una nueva
"conquista". Los habitantes de Chiloé, conociendo las mañas de este pequeño
individuo, tratan de no descuidar a sus hijas. Para esto toman precauciones
tales como evitar que vayan solas a buscar leña o a arriar los animales. Son
en esas oportunidades donde el Trauco aprovecha de utilizar su magia. A
pesar de su afán por perseguir doncellas, el Trauco jamás actúa frente a
testigos, es decir, nunca atacará a una muchacha si esta va acompañada de
alguien. Cuando divisa a una niña desciende rápidamente del árbol. Luego da
tres hachazos al Tique, con los que parece derribarlos todos. La muchacha
luego de recuperarse del susto, se encuentra con el Trauco a su lado, quien
sopla suavemente su bastón. La niña sin poder resistir el encanto del trauco
cae en un profundo sueño de amor.

La muchacha, al despertar del embrujo, regresa a su casa sin saber claramente


lo sucedido. Nueve meses después, tras haber experimentado cambios en su
cuerpo por la poseción del Trauco, nace el hijo de este misterioso ser.
La rueda de los katunes
El once Ahau se asienta el Katún en Ichcaansihó. Bajan hojas del cielo, bajan perfumes del cielo.
Suenan las músicas, suenan las sonajas de los nueve píes. En un día en que habrá faisanes azules, en un
día en que habrá peces a la vista, en el día de Chakan−Putúm, se comerán los árboles, se comerán
piedras; se habrá perdido el ausento dentro del Once Ahau Katún.

Con siete templo de abundancia se asienta el Katún, el cuarto Ahau Katún, en chichén. Siete tiempos de
abundancia son el asiento del Gran Derramador de agua. Tapado está su rostro y serrados sus ojos bajo
sus lluvias, sobre su maíz abundante derramado. Llenos de hartura están su estera y su trono. Y se
derrama su carga. Habrá un día en que este blanco su ropaje y blanca su cintura, y sea aplastado por el
chorro del pan de Katún.

Llegarán plumajes, llegarán pájaros verdes, llegarán fardos, llegarán faisanes, llegarán tapires; se
cubrirán de tributo Chichén.
No Zaquí, sino Mayapán es el asiento del Katún, del Dos Ahau Katún. Cuando se haya asentado el
Katún, bajarán cuerdas, bajará las ponzoñosa de la peste. Tres cerros de calaveras harán una rueda
blanca a su cuerpo cuando venga con su carga atada. Ahogándose cogerá en su lecho un soplo de
viento. Tres veces dejará caer su pan. Mediana hambre, medio pan. Esta es la carga de Dos Ahau
Katún.

Kinchil Coba es el asiento del Katún, del Trece Ahau Katún. El dios mayor Itzam, dará su rostro a su
reinado.

Se le sentirá tres veces en tres años, y cuando se cierre la décima generación. Semejantes a las de
palmera serán sus hojas. Semejante al de la palmera será su olor. Su cielo estará cargado de rayos. Sin
lluvias chorreará el pan Katún, del Trece Ahau Katún. Multitud de lunares son la carga del Katún. Se
perderán los hombres y se perderán los dioses. Cinco días será mordido el Sol, y será visto. Esta es la
carga de Trece Ahau Katún
Dioses de la muerte
El reino de los muertos o inframundo, conocido comúnmente como Mictlan,
era gobernado por el Señor del Inframundo, Mictlantecuhtli, y por la esposa
de este, Mictecacihuatl, los Infiernos, el Chignauhmictlan. Pero aparte de
estas deidades, existían otros dioses y diosas que poblaban las regiones del
Mictlan y que casi
siempre encontramos por parejas. Una de ellas es Ixpuzteque, El que tiene el
pie rotoy su esposa Micapetlacalli, Caja de muerto. Por último conocemos el
nombre de Tzontemoc, El que cayo de cabeza, y su esposa es
Chalmecacihuatl, La sacrificadora .

Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl eran la pareja más importante de las


regiones del inframundo y habitan la más profunda de ellas, a donde llegan
los hombres a descansar, no sin antes entregar a las deidades presentes
valiosos.

Mictlantecuhtli aparece con el cuerpo cubierto de huesos humanos y un


cráneo a manera de mascara, con los cabellos negros, encrespados y
decorados con ojos estelares, puesto que habita en la región de la oscuridad
completa. Adornan su cabeza una rosetas de papel de las que salen conos,
uno sobre la frente y otro en la nuca. Sus animales asociados son el
murciélago, la araña y el búho (tecolotl).
La diosa luna
''
Entre los habitantes de Quintana Roo existen varios mitos y leyendas que
no han sido contadas del todo. Un ejemplo claro es la leyenda de''La Diosa
Luna''' la cual dice:

En el inicio cuando los dioses aun eran mortales y adoraban a nada,


existia una bella joven,la cual se llamaba Ixchel.

Habia muchos hombres que la pretendian entre ellos un joven llamado


Itzamná y otro cuyo nombre se desconose,que constantemente reñian por
el amor de esta. Su hermana Ixtab decidio que pelearian hasta que uno de
los dos muriera, el sobreviviente quedaria con Ixchel.

Pero Ixtab desconocia que estaba enamorada de Itzamná, y ella ya nada


podia hacer. Itzamná iba a vencer a su contrincante pero en el menor
descuido su oponente le hirio por la espalda y murio.
Ixchel al ver morir a su amado corrio del lugar y encomendando su alma a
Ixtab se quito la vida.

Ixtab maldijo a aquel que con trucos sucios mato a Itzamná, y su nombre
jamas se conocio y nadie supo lo que sucedio con el.

Itzamná paso a ser el Dios Sol, y que Ixchel, su eterna enamorada, paso a
ser su esposa y la Diosa Luna. Ixtab como fue a quien su hermana
encomendo su alma al morir, paso a ser la Diosa del Suicidio.

Se dice que en cada Fuego Nuevo la diosa Ixchel renace del fuego y
permite a las doncellas enamorarse y dar como fruto de ese amor un hijo,
es por eso que tambien es conciderada diosa del parto y la fertilidad.''
Popocatepetl
Hace ya miles de años, iztaccihuatl fue la princesa mas parecida a una flor.
Que de, la tribu de los viejos caciques del más gentil capitan se enamoro.
El padre augustamente abrio los labios y dijole al capitan seductor que si
tornaba un día con la cabeza del cacique enemigo clavada en su lanzon
encontraria preparados, a un tiempo, el festin del triunfo y el lecho de su
amor.
Y popocatepetl fuese a la guerra con esa esperanza en el corazón: domo las
reveldias de las selvas obstinadas, el motin de los riscos, contra su paso
vencedor, la osadia desempeñada de los torrentes, la asechanza de los
pantanos en traicion; y contra cientos y cientos de soldados por años de años
combatio.
Al fin torno a la tribu y la cabeza del cacique enemigo en su lanzon sangraba.
Hallo el festin de su triunfo preparado pero no asi el lecho de su amor en vez
de lecho, encontro el tumulo en que su novia dormida bajo el sol, esperaba en
su frente el postumo beso de la boca que nunca en su vida la beso.
Y popocatepetl quebro en su rodilla el haz de las flechas; y, en una sorda voz,
conjuro las sombras de sus antepasados, contra las crueldades de su
imposible dios.
En la vida suya, muy suya porque contra la muerte la gano, tenia la riqueza,
el poderio, pero no-tenia el amor...
Entonces hizo que 20 mil esclavos alzaran un gran tumulo ante el sol;
amontono diez cumbres en una escalinata como de alucinacion; tomo en sus
brazos a la mujer amada, y el mismo sobre el tumulo la coloco, luego
encendio una antorcha y, para siempre, quedose en pie alumbrando el
sarcofago de su dolor.
Duerme en paz iztaccihuatl; nunca los tiempos borraran los perfiles de tu
expresion.
Vela en paz, popocatepetl; nunca los huracanes apagaran la antorcha eterna
como el amor.
El cristo del chalma
Chalma es paisaje para el cuerpo y para el alma. El milagro se da en la naturaleza cuando las montañas
aserradas cobijan junto al manantial el racimo agreste de aceitillas, cinco llagas, girasoles, chicalotes,
chipiles mirtos.

El milagro de la leyenda dice que en 1537 los frailes Sebastián de Tolentino y Nicolás Perea, de la
Recolección de Religiosos Agustinos, evangelizaban la región de Malinalco y Ocuilán y se enteraron
de que en una cueva cercana a Chalma se veneraba a Oxtotéotl (dios de la cueva) con sacrificios
humanos. Fueron conducidos por los indios y al observar las diabólicas escenas, emprendieron la tarea
evangelizadora exhortándoles a destruir el ídolo y venerar a Jesucristo. Al tercer día regresaron y vieron
con sorpresa que en el lugar se encontraba la piadosa imagen que hoy se venera.

.Esta técnica es la que desarrolló Vasco de Quiroga y gracias a la maleabilidad, ligereza y duración de
ésta, han llegando hasta nosotros buen número de piezas.

Fue tan atinado su culto que para fines del siglo XVI los frailes Bartolomé de Jesús María y Juan de
San José decidieron fundar un convento de visita para atender a los peregrinos. Para 1683 fray Diego
Velázquez de la Cadena construyó el edificio que en 1721 reconstruye fray Juan de Magallanes y
finalmente, en 1830, el cronista del santuario Joaquín de Sardo entrega la obra fundamental que ahora
conocemos. Carlos III le otorga el 6 de septiembre de 1783 el título de Real Convento y Santuario de
Nuestro Señor Jesucristo y San Miguel de las Cuevas de Chalma.

A este templo acuden peregrinos no sólo de México, sino del extranjero, recibiendo las principales
peregrinaciones de Querétaro, Michoacán, Oaxaca, Guerrero y la Huasteca. Sus fiestas principales son
el primer Viernes de cuaresma, Pentecostés y Navidad.

La concentración de danzas es muy rica puesto que reúne a visitantes de todo el país. Los peregrinos,
como siempre, aprovechan "la manda" para pasear, bailar y comprar, existiendo la tradición que
regando a un Ahuehuete en donde brota un manantial, se bañan (sincretismo de purificación) y una vez
limpios, se coronan de flores para entrar al Santuario. En este lugar se baila, de modo que este baile ha
formado parte del ritual peregrino. Cuando se piden imposibles, hay un dicho que dice que no se
alcanzará el milagro "ni yendo a bailar a Chalma".

El conjunto formado por el convento y el santuario es escénico y de mejor lejos. Destaca su cúpula
aperaltada de gran esbeltez. La fachada de estilo neoclásico denota la continua actualización que sufrió
el edificio que recibe al peregrino con la frase evangélica: "Venid a mi todos los que estáis trabajados y
cansados y yo os aliviaré".

En el interior y sobre todo en la sacristía encontramos buenos lienzos anónimos de la .pasión de Cristo,
la Magdalena y Santa María Egipciaca, la conquista espiritual, la aparición del Señor de Chalma y su
traslado.

El Cristo de Chalma tiene buenas ofrendas de platería como sus cantoneras colocadas en 1534 por el
orfebre Agustín Villaseñor. Hay un culto secundario al Santo Niño del Consuelo, recién nacido,
probablemente del escultor Solache, quien realizó la obra regional. Su festividad es en Navidad y
Reyes, recibiendo como ofrenda juguetes.
Venida de tezcatlipuca
203. Quetzalcoatl vivía muy a su gusto en Tula, siendo adorado por dios, pero como la verdad no se
puede largo tiempo ocultar, sucedió que llegó a Tula un otro dios, del cual hemos hablado aquí antes,
Tezcatlipuca.
204. El cual, en llegando, de envidia que tenía a Quetzalcoatl, tentó hacer mal al pueblo de Tula, para
que adorara a él y asimismo a Quetzalcoatl.
205. Entró a Tula como un pobre y tomaba diversas figuras y espantaba a los de Tula y a Quetzalcoatl,
el cual aunque fuera demonio tanto como el, siempre hay demonios los unos más grandes que los otros,
pues están hechos de ángeles y los ángeles hay unos más grandes que los otros.
206. Un día, pues, fue Tezcatlipoca al templo de Quetzalcoatl. Había una efigie de Quetzalcoatl y un
espejo que los indios estimaban mucho, pues según Quetzalcoatl les había hecho creer, por medio de
este espejo siempre había de haber lluvias y si se la pidieran por este espejo, el se las daría.
207. Entrando, pues, Tezcatlipuca al templo encontró los guardias dormidos y se fue derecho al altar y
robó el espejo y lo escondió debajo del palacio en donde dormían los guardias, lo que hecho se
marchó.
208. Habiendo despertado los guardias, como buscaran el espejo, estaban muy diligentes buscándolo,
pero Tezcatlipuca encontró a una vieja en su camino y le dijo:
209. Vete al palacio y di a esos guardias que lo que buscan está debajo de su palacio y serás bienquista
de ellos. Lo hizo la vieja.
210. En tanto Tezcatlipuca se mudaba en diversas figuras de animales y monstruos buscando de
atemorizar a las gentes.
211. Se hizo también cortar los cabellos, lo que los indios jamás habían visto.
212. Y se fue al templo de Quetzalcoatl y destruyó su figura, y arrojándola por tierra y tomando
diversas figuras, burló a sus servidores y a todos los de Tula.
213. Cuando ellos veían esto se iban saliendo de la ciudad y Quetzalcoatl al verlo tuvo miedo y huyó
también con algunos de sus servidores con lo cual Tezcatlipuca quedó bien contento.
La huida de Quetzacoatl
214. Quetzalcoatl se fue de allí a Tenayuca y duró allí por algún tiempo.
215. De ahí se fue a Culhuacan donde duró también largo tiempo, mas no lo saben
tampoco cuanto.
216. De ahí pasó a las montañas y se fue a Cuauhquecholan y aderezó un templo y
un altar para sí y era adorado, por dios, y no había más que él, y allí duró 290 años
y dejó allí un señor llamado Matlalxochitl.
217. Y se fue a Cholula, donde duró 160 años y le hicieron un templo en gran
manera magnífico, del cual aún hay gran parte, pues estaba bien construido y
bello, el cual los gigantes habían hecho, como diremos después.
218. De allí se fue a Cempoala ciudad principal en la mar del norte donde
primeramente llegó el Marqués don Hernando Cortés, cuando él entró en este país,
mas al presente está todo demolido, como los españoles han hecho con muchas
otras.
219. En esta ciudad permaneció 260 años y hasta este lugar le persiguió
Tezcatlipuca.
220. Y viéndose tan perseguido de este Tezcatlipuca se fue a un desierto y tiró un
flechazo a un árbol y se metió en la hendidura de la flecha y así murió.
221. Y sus servidores le tomaron y quemaron y de allí quedó la costumbre de
quemar los cuerpos muertos.
222. Del humo que salió de su cuerpo dicen haber sido hecha una gran estrella que
se llama Héspero.
223. Este Quetzalcoatl no tuvo jamás mujer ni hijos.
224. Otros dicen que cuando él debía morir se fue a un lugar... (termina el Ms.).
La capa del mendigo
El suceso que nos ocupa acaeció en la villa de Santa María del Pueblito, por los años de
1850 a 1852, época en que estaba de cura propio de aquella parroquia el Pbro. D. Luis
Luna y Pérez, en cuyo empleo permaneció muchos años hasta su muerte.

Entre los muchos pordioseros que llegaban al curato a implorar socorro, había un
viejecito que periódicamente venía a recibir su óbolo, pernoctando en la cuadra sobre
blando colchón de paja.

Este jamás quiso decir su origen, ni aún revelar el nombre de su patria; más esto no
impedía que el buen cura (como generalidad de los de su clase), le socorriera con
largueza.

Todo su haber se reducía a un tosco bordón, un sombrero de petate formado de tres


distintos tejidos, un morral colgado al hombro y una colcha formada de mil y tantos
parches y remiendos de distintos paños y colores; y por ende muy pesada.

Tantas veces había pernoctado ya en aquella casa de vuelta de sus correrías por las
aldeas en busca de sustento, que ya era bastante conocido de aquella gente.
Después de algunos años de estos viajes y vueltas, llegó una noche al curato, y después
de internarse a su aposento, pidió al mozo un poco de agua porque se moría de sed.

El mozo, al ser preguntado por el Sr. Cura sobre si habían llevado su cena al viejecito,
dijo que no había tomado alimento, sólo un poco de agua, lo cual llamó la atención de
Sr. Cura, quien fue a verlo, encontrándolo abrazado en calentura.
En vista de esto, dispuso se medicinara y preparara para confesarse, lo cuál hizo el
mendigo sin dilación.

Después de los auxilios necesarios, el viejecito aquel murió, corriendo todos los gastos
por cuenta del Sr. Cura.
Al levantarlo de su lecho un hermano del citado Sr. Cura y un mozo, notaron que la
colcha de los mil y tantos remiendos pesaba más, sabiendo el origen del mendigo ni su
patria, se le hicieran sus funerales en la misa parroquial del Pueblito, repartiendo los
sobrantes a varios sacerdotes para que se aplicasen misas; lo cual fue verificado
exactamente.

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