A. El dualismo platónico.
B. La psicología platónica: la teoría del alma.
C. El ascenso del alma de los sensible a lo inteligible.
A. La felicidad (audaimonía)
B. La virtud (areté)
Platón nació en Atenas en el año 427 a. C., en una familia aristocrática. Desde muy
joven sintió interés por la política, a la que pretendía dedicarse. Pero al hacerse discípulo
de Sócrates y conocer las injusticias políticas del régimen de los Treinta Tiranos, se
desencantó de la práctica política y descubrió su vocación filosófica. Sin embargo, su
pensamiento tiene una finalidad política: el diseño y fundamentación de un tipo ideal de
sociedad y gobierno justos, en el que las personas puedan ser felices. Para ello era
necesario encontrar los fundamentos metafísicos, antropológicos y éticos de la vida
política, de manera que su gobierno no dependiese del capricho de cualquier tirano. Pero
Platón quiso ver realizados sus ideales, por lo que viajó a Sicilia para proponerle al tirano
Dionisio I, el Viejo, la realización de sus ideales. No sólo no le escucharon sino que le
vendieron como esclavo. Rescatado de su esclavitud por un filósofo pitagórico, volvió a
Atenas, donde fundó la Academia (una escuela filosófica en la que preparaba mediante la
filosofía a futuros gobernantes). Intentó años más tarde hacer la misma propuesta a
Dionisio II, el Joven, hijo del anterior. Pero, tras maltratar a Platón, le desterraron. Tras
este fracaso, Platón no volvió ya a salir de Atenas, donde se consagró a la enseñanza en
su Academia hasta su muerte en el 347 a. C.
La mayor parte de las obras de Platón fueron escritas en forma de diálogo (por eso
se las denomina así genéricamente). El interlocutor principal en ellos es siempre
Sócrates, por cuya boca pone su propia doctrina nuestro autor. Platón elabora
continuamente su pensamiento, debido a lo cual podemos distinguir en él varias etapas:
Platón retorna toda la tradición filosófica anterior y trata de resolver los principales
problemas que fueron surgiendo: tanto los cosmológicos (los referidos a la physis, al ser
de las cosas, tal corno los formularon los presocráticos), corno los antropológicos, éticos y
políticos (según el planteamiento de los sofistas y Sócrates). Dada su vocación política,
los avatares políticos que tuvo que vivir (crisis de la democracia ateniense, continuas
guerras) y la amarga experiencia de la condena a muerte de su maestro Sócrates,
reaccionó con energía frente a los sofistas. Para Platón, existía la verdad y existía el bien,
y podían ser conocidos. Siguiendo en esto a Sócrates, él tenía la pretensión de poder
definir para cada cosa cuál era su esencia, frente a quienes reducían el ser a mero
aparecer. Y en ética y política afirmaba que no todo era válido ni relativo. Existían la
verdad y el bien, y podían también ser conocidos y enseñados. Sin embargo, la verdad, lo
bueno y lo justo no se conocen sin esfuerzo. Este esfuerzo por conocer constituirá la
dialéctica, el método filosófico de Platón. Este esfuerzo es lo que constituye la
investigación filosófica.
• el problema de la physis,
• la unidad del ser y de la multiplicidad de las cosas en el cosmos,
• lo real y lo aparente,
• lo permanente y el cambio.
Por esto, a la hora de describir cómo son los seres, Platón propone que existe un
doble ámbito, nivel o región en la realidad: el mundo sensible, que es el que captamos por
los sentidos, cambiante, y el mundo inteligible o mundo de las ideas, captable sólo por la
inteligencia, y en el que se ubica lo permanente. De esta manera, trata Platón de conjugar
las aportaciones de Heráclito y Parménides. Su reflexión sobre el ser, es decir, su
ontología, abarcará, por tanto, una teoría de las ideas y una cosmología.
Ante todo, igual que Parménides, quiere llegar Platón a la esencia de las cosas, a lo
que las cosas realmente son. Y este conocimiento sólo puede ser, como acabamos de
decir, universal (es decir, que se aplica a todos los individuos de una especie) y necesario
(no puede ser de otra manera). Pues bien, a estas esencias permanentes de las cosas,
que pueden ser conocidas, es a lo que Platón denomina idea (palabra griega que significa
«forma, modelo, especie, clase, arquetipo», de la misma raíz que ciclos, que significa «lo
que se ve, lo que se muestra»). Pero la idea no es algo que se ofrezca a los sentidos. No
se trata del aspecto externo de las cosas, efímero, poco duradero, inconsistente. Se
pretende conocer lo que permanece de la cosa, lo que la cosa es, su identidad. Y esto
sólo es captable por inteligencia (noûs). El eîdos que conoce la inteligencia no es, pues, la
forma externa de las cosas, cambiantes, sino la forma permanente, lo que hace que las
cosas sean lo que son. Esto que permanece en cada cosa es la idea.
Las ideas no son simples conceptos presentes en la mente humana, sino auténticas
realidades, seres reales de naturaleza espiritual que poseen las mismas características
del ser de Parménides: son únicas, inmutables, ingeneradas, imperecederas. Pero Platón,
además, define con precisión otras características ontológicas:
• Son las esencias y modelos de las cosas sensibles, aunque están fuera de las
cosas sensibles, en un mundo aparte. No son principios inmanentes sino
Pero en el mundo inteligible no sólo están las ideas. Para Platón, en el mundo
inteligible también se halla el alma cósmica que es la fuerza que mueve y ordena el
cosmos. Todo lo que tiene movimiento o está animado es movido por un alma. Como el
cosmos entero es como un organismo animado, afirma la existencia de esta alma
cósmica.
También afirma que en el mundo de las ideas están las almas humanas. Es su
lugar propio. Por eso, cuando están encerradas en un cuerpo sensible, todo su afán será
volver a su lugar natural, donde pueden contemplar las ideas, que es su función propia.
Por último, entre este mundo y el mundo sensible se encuentra el Demiurgo, un ser
intermedio que tiene, como veremos, la función de artesano y ordenador cósmico.
En el libro del Timeo, que recoge su cosmología, explica Platón cómo es el mundo
sensible y cómo se constituye. La formación del mundo sensible a imagen del inteligible
se debe a un artífice que modela el cosmos tomando como modelo las ideas que puede
contemplar directamente. Se trata del Demiurgo.
El Demiurgo (palabra griega que significa «artesano») es un ser intermedio entre los
seres del mundo sensible y los del inteligible. Se trata de una figura inspirada en el Noús
de Anaxágoras pues, como él, es una inteligencia ordenadora (aunque no creadora, pues
la idea de creación es totalmente ajena al mundo griego). Para los griegos, en general, la
materia y el espacio existieron desde siempre. Tanto el Logos de Heráclito, el Noús de
Anaxágoras, como el Demiurgos de Platón son meras inteligencias ordenadoras de una
materia preexistente y amorfa.
TEXTO
«Primero es necesario, dije yo, que nos pongamos de acuerdo, y os recuerdo lo que
ya se ha dicho antes y repetidas veces.
— ¿A qué te refieres?, preguntó.
— Hemos afirmado que hay muchas cosas bellas, y muchas buenas, e igualmente
otras de las que afirmamos su existencia y que distinguimos por el lenguaje.
— En efecto.
— E igualmente afirmamos la existencia de lo bello en sí, del bien en sí e igualmente
de todas las cosas que decimos múltiples afirmamos que a cada una le corresponde una
sola idea y que llamamos su esencia.
— Es verdad.
Y decimos de las cosas múltiples que son objeto [de conocimiento] de los sentidos,
no del entendimiento, mientras que las ideas son objeto [de conocimiento] del
entendimiento, no de los sentidos.»
PLATÓN: República, VI, p. 18.
ACTIVIDADES
1.- ¿A qué cosas y a qué esfera de realidad se refiere Platón cuando habla de «muchas
cosas bellas» y también de «muchas buenas»? ¿Qué características tienen estas cosas?
2.- ¿A qué se refiere cuando habla de lo «bello en sí» y de lo «bueno en sí»? ¿Qué
características tienen estas realidades?
3.- ¿Qué relación existe entre las «muchas cosas buenas y bellas» y «el bien y la belleza
en sí»?
4.- ¿Cuáles son las características del conocimiento de las «muchas cosas buenas y
bellas» y las del conocimiento de lo «bello en sí» y del «bien en sí»?
Sin embargo, hay una diferencia respecto de los anteriores: el Demiurgo y las ideas
que toma como modelo son trascendentes a la realidad sensible, mientras que el Lógos y
el Noûs eran concebidos de modo inmanente. Así pues, la función del Demiurgo es la de
ordenar la realidad sensible tomando como modelo el orden y jerarquía del mundo de las
ideas que él contempla. Del caos extrae el cosmos.
TEXTO
«Por lo demás, todo lo que nace, nace necesariamente por la acción de una causa,
pues es imposible que, sea lo que sea, pueda nacer sin causa [...].
Si el cosmos es bello y el Demiurgo es bueno, es evidente que pone su mirada en el
modelo eterno [...]. Pues el cosmos es lo más bello de todo lo que fue producido, y el
Demiurgo es la más perfecta y mejor de las causas [...].
Y al que es óptimo no le estaba ni le está permitido sino hacer lo que es más bello
[...]. Él modeló el cosmos, a fin de hacer de esto una obra que fuese, por su naturaleza, la
más bella y la mejor.
Así pues, el dios, decidiendo formar el mundo [...] hizo de él un viviente único,
visible, conteniendo en su interior a todos los vivientes que son, por naturaleza, de la
misma clase que él [...].
Pero el dios, en cambio, formó el alma antes que el cuerpo; la hizo más antigua que
el cuerpo por la edad y la virtud, para que mandase como señora y el cuerpo obedeciese
[...]. Hay que decir que el mundo es realmente un ser vivo, provisto de un alma y de un
entendimiento.»
PLATÓN: Timeo, 28c, 30c, 55d.
ACTIVIDADES
El cosmos, para Platón, tiene la estructura de un ser vivo. Para ser tal, necesita estar
dotado de un alma inteligente, pues el alma es el principio de vida y de conocimiento. Por
eso, la primera producción del Demiurgo es el alma cósmica. El alma, introducida en la
materia, ordena y dinamiza toda la materia cósmica hacia un fin último: el Bien.
Después del alma del mundo también se producen las esferas astrales, que son
consideradas por Platón como dioses. Por último, a partir de los cuatro elementos (tierra,
agua, aire y fuego, que toma de Empédocles), forma el Demiurgo todos los cuerpos del
mundo sensible infralunar.
Las ideas son los modelos y la esencia de las cosas sensibles. Esto significa que las
cosas sensibles participan (méthexis) su ser y su forma de las ideas, es decir, toman de
ellas su ser y su forma. A causa de lo anterior, las cosas sensibles imitan (mimesis) a las
ideas, por lo que tienden a su perfección: el Bien. Asimismo, las ideas están presentes
(parousía) en las cosas sensibles en tanto que su esencia, de manera que las ideas son
la causa final o finalidad de las cosas. Todas las cosas sensibles, todo el cosmos, tienen
como fin último la idea de Bien, es decir, imitan la perfección del Bien y tienden al Bien.
Esta concepción que Platón tiene del cosmos es teleológica.
Por otra parte, gracias a las ideas son cognoscibles las cosas del mundo sensible,
pues conocer algo es conocer la idea de la que depende. Por la existencia de las ideas se
hace compatible, también, la unidad del ser (todo queda unificado por la idea, que es
única) con la multiplicidad de las cosas sensibles, que imitan a las ideas.
El mundo inteligible es, por tanto, el modelo y arquetipo que imita el mundo sensible.
De esta manera, la teoría de la participación salva el abismo que existe entre el mundo
sensible y el inteligible, lo que permite a Platón conjugar las posturas cosmológicas de
Heráclito y Parménides.
ACTIVIDADES
2.- Explica en qué pensadores presocráticos se inspira Platón para formular su teoría de
los dos mundos.
3.- Analiza a quién atribuye Platón la función que Heráclito atribuía al Lógos y Anaxágoras
al Noús.