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Existen diferencias entre la casa Santillana (1998) y la casa Madonna (2013), estas diferencias

se deben a la situación urbano/geográfica y a mi compromiso con el país.

Casa Madonna (2013)


Casa Madonna (2013)

Casa Madonna (2013)


Casa Madonna (2013)

Casa Santillana

La casa Santillana es el resultado de obsesiones fomentadas por mi trabajo en Francia…la


búsqueda de equilibrio entre el vacío y el lleno y de la equivalencia visual entre la horizontal y
la vertical. El objetivo es el de poder crear un movimiento continuo de la materia, condición que
me permitiría cerrar virtualmente espacios abiertos y abrir los espacios cerrados… mi convicción
es que el encerramiento es opuesto a la necesaria libertad del espacio moderno y que al espacio
interior debe dársele la posibilidad de poder quedarse adentro, que la necesaria dilatación del
espacio no se acompaña de extracción hacia afuera (permitir una estabilidad interior). Un lote
de esquina, con tres lados libres, me permitió construir este objetivo.

La casa Madonna ocupa un lote en ladera con acceso al pie, frente al mar, y con dos lados
ocupados por lotes similares. Dos objetivos: a) modificar la tipología reinante que consiste en
construir escalonadamente siguiendo la pendiente y abriendo todos espacios con vista al mar
salvo el primer piso opaco…b) introducir un ejemplo de planta libre y hacer ver su pertinencia.
Se cortó la ladera totalmente y se diseñó un mural al fondo del lote creando así una vista opuesta
al mar, esta confrontación vista natural/vista artificial abre la posibilidad de constituir un interior
entre la transparencia múltiple hacia el mar y una unidad pictórica construida por la recolección
de parcialidades visuales.

Lo simple del programa de una casa de playa, la clemencia del clima de la costa y una mano
de obra asequible son alicientes suficientes para investigar relaciones espaciales y nuevos
modos de funcionamiento, de obsolescencia, de dimensionamiento o de materialidad.

JPC: En tu última exposición en Lima y en el último libro publicado sobre tu


pensamiento, se hace referencia a vivir ‘en altura’. En Lima das un curso de postgrado
que explora la vivienda colectiva en nuestra capital. Sin embargo, esta especulación
sobre vivir en edificios verticales tiene un linaje que se proyecta muy atrás en el tiempo,
y se manifestaron en múltiples proyectos en Francia y en Holanda. ¿Hay alguna relación
entre estas propuestas europeas y lo que investigas hoy en Lima? ¿Cuáles son las
diferencias?

EC: Lo que se mantiene al cabo de medio siglo de trabajo es que mi obra de vivienda colectiva
está estructurada por la triple relación tipo – edificio – conjunto. La tipología - a) flat (doble
orientación o desarrollo diagonal) o b) dúplex o triplex (con ambiente principal en doble
altura)- va a determinar el tipo de edificio (lineal o permeable). El ‘edificio permeable’ está
constituido por bloques separados entre sí pero unidos por espacios exteriores privados o
circulaciones comunes. Esto obedece a la voluntad de transparencia en un medio urbano denso
para evitar el ‘efecto espalda’. Ambos edificios, el ‘lineal’ o el ‘permeable’, van a articularse por
medio de figuras simples para constituir piezas urbanas, conjuntos de morfologías horizontales
(de 7 pisos máximo) con identidad exterior, que poseen un ‘adentro común’ y en donde un tercio
de la superficie está consagrada al espacio verde. Estas reglas han evolucionado poco desde
que diseñé en 1964 el Conjunto Habitacional de Matute, en Lima.
Por otro lado, mi investigación sobre los edificios en altura (de poca relación con el suelo natural)
está orientada a poder establecer espacios exteriores, desde jardines colgantes hasta nuevos
suelos, que puedan ser compartidos por varios edificios verticales. La voluntad de llevar los
valores físicos del suelo natural al suelo artificial en altura se asemeja a llevar a una escala
superior lo logrado a la escala individual en la relación entre el jardín de la casa y la terraza en
altura del departamento (dibujo/1984 y Gro1/1988).

La diferencia con Europa es que la construcción en altura es una es una realidad cercana
(escasez de terreno disponible para desarrollos urbanos) mientras que en Lima construir en
altura es más una acción simbólica/prestigios. Proponerlo como vivienda social plantea retos:
dar estatuto y dignidad a una comunidad/ciudad con la vivienda colectiva y poder desarrollar
edificios que vehiculen la imagen de progreso, de tiempos mejores. Existe la necesidad de
producir obras ejemplares, la arquitectura juguetona no tiene lugar aquí.
Cuando se presentó una oportunidad en Lima me pareció evidente proponer un desarrollo
vertical de mayor escala al Edificio Permeable Vertical de La Haya/1990 con el proyecto Plaza
de Aguas/1997, una manzana erguida (vertical) de 100m x100m, constituida por una
superposición de tipologías verticales de triplex, creando calles aéreas cada 6 pisos que unen
4 cuerpos, lo cual permite una economía importante en circulación horizontal y ascensores; al
mismo tiempo, el poder usar el ascensor del vecino favorece el intercambio social. La vivienda
de tres pisos permite crear una flexibilidad que integra el futuro, que prevé y afronta el desarrollo
familiar y la evolución de los usos.

La destrucción de la calidad residencial en Lima, en donde los jardines traseros de las


casas aseguraban la calidad espacial y vegetal del centro de la manzana, me lleva a proponer
otra tipología: el Edificio Doble (Miraflores/2007), que propone una dualidad: un edificio vertical
constituido de triplex superpuestos, confrontado a otro edificio vertical constituido por jardines
colgantes de triple altura. Se crearía así un paisaje extremadamente variado, pues la capacidad
a crear jardines personalizados no se opone al beneficio colectivo. Esto podría restituir otra
dimensión a la manzana residencial original, de corazón verde. Esta tipología doble articulada
al ‘edificio permeable’ puede ser una respuesta que ofrece una contrapartida al afán de lucro
que caracteriza a los multifamiliares de hoy.

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