Entre las obras prohibidas figuraban algunas de las más representativas del
siglo de oro, censurando ante todo los autores contemporáneos que insistían
en seguir manteniendo la fórmula mágica del siglo anterior. El estado de la
comedía se encontraba en un estado francamente decaído, de ahí que
naciesen las nuevas propuestas de la reforma, obligando la misma a realizar el
reparto de los papeles fundamentándose en las aptitudes de los diferentes
intérpretes, sin embargo a pesar de los programas ilustrados, las que triunfaron
en el siglo XVIII fueron las llamadas comedias de teatro y las comedias de
magia.
En teatro, los principales cultivadores fueron los del grupo madrileño. Se
sometieron a lo que enseñaban los preceptistas clásicos y modernos, creando
un teatro en pos de los intereses políticos y morales de la época, existían tres
tendencias; “Tradicional” comprendida durante la primera mitad del siglo XVIII,
momento en el que el teatro se encuentra en total decadencia, entre el público
triunfan las comedias de enredo, magia, milagros de santos y de historia. Para
la aristocracia surgen las zarzuelas y óperas basadas en el perfil italiano.
“Neoclásica”, es aquí donde el conde de Aranda ordena rescatar las obras del
siglo de Oro, intentando así poder finalizar con la decadencia que se venía
arrastrando desde comienzos del siglo. Apoyó la creación de nuevas tragedias
vinculadas a la razón y a las nuevas reforma que se estaban imponiendo, y
finalmente la” Popular” tomando una gran importancia los sainetes, escritos
en verso con los pasos y entremeses de los siglos anteriores, siendo el autor
más importante Ramón de la Cruz.
En el teatro neoclásico también se impuso la razón y la armonía como norma.
Se acató la llamada regla de las tres unidades, que exigía una única acción,
un solo escenario y un tiempo cronológico coherente en el desarrollo de la
acción dramática. Se establece la separación de lo cómico y lo trágico,
eliminando todo aquello que se consideraba exagerado y pudiese llegar a ser
irritante.
La tragedia nos regaló temas históricos, siendo el caso de “Raquel”, escrita
por Vicente García de la Huerta. Pero es ahora cuando no podemos olvidarnos
del creador de la “Comedia moratiniana”, es decir siendo el más
representativo de esta época Leandro Fernán de Moratín
Miryam Blas.
1. TEATRO.
El teatro del siglo XVIII se convirtió en una verdadera escuela pública; por eso,
desde el escenario, se difundieron las ideas reformistas y pedagógicas. En las
primeras décadas del siglo perviven las comedias barrocas:
- comedias de magia.
- medias de cantos.
- comedias de figurón.
- comedias heroico-militares.
2. PANORAMA TEATRAL.
EL PANORAMA TEATRAL DEL SIGLO XVIII.- En España se caracteriza
por las frecuentes polémicas entre los defensores del teatro pos barroco
y los ilustrados que propagaban un teatro ajustado a las normas clásicas
y de intención educativa.
EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVIII.- Continuó la producción de
obras barrocas, herederas de los dramas de Lope y Calderón. La
necesidad de renovación artística era sentida más por las elites ilustradas
que por el público. Todavía a la altura de 1770 el autor más representado
era Calderón de la Barca. En las comedias barrocas y en los autos
sacramentales.
SITUACIÓN DEL TEATRO BARROCO EN LA PRIMERA MITAD DEL
SIGLO XVIII.- El teatro, a mediados del siglo XVIII, había llegado a una
extrema postración. Se representaban zafiamente obras traducidas,
comedias del Siglo de Oro y obras nuevas de infames poetas. En las tres
salas de Madrid, las de la Cruz, El Príncipe y los Caños del Peral, sus
clientes respectivos, llamados polacos, chorizos y panduros, rivalizaban
en barbarie. Iban a silbar al teatro “enemigo”, sistemáticamente; era
habitual la práctica de interrumpir a los actores con chistes, arrojarles
confites o remedar sus gestos. El público gozaba con tanta incivilidad. La
representación de los Auto Sacramentales, durante el Corpus, no se
libraba de chocarrerías aún mayores. Los ilustrados consiguieron su
prohibición en 1765. Y ellos fueron quienes propugnaron un teatro
razonable y sensato, ajustado a los cánones neoclásicos, que tratara
temas españoles. En esta labor y concepción del teatro fue Leandro
Fernández de Moratín el autor que alcanzó mayor éxito.
1 LA TRAGEDIA:
La tragedia es una representación dramática capaz de conmover y
causar pena, que tiene un desenlace funesto. Destacaron los escritores
ESQUILO, SÓFOCLES y EURÍPIDES.
Aquí se presentan algunas características de la tragedia:
Aristóteles decía que la tragedia debe estar lo más que se pueda bajo un
mismo periodo de sol o excederlo un poco. En poco más de un siglo los
griegos crearon dramas y comedias que aún interesan y conmueven.
Esquilo ha sido llamado el padre del drama griego porque contribuyó a
que las representaciones teatrales se transformaran en espectáculos.
Sus obras más conocidas son Prometeo encadenado y Antígona.
Sófocles era instruido, amable y tolerante y gozó de gran simpatía y
popularidad. Sus principales obras Antígona y Edipo Rey se siguen
llevando a escena. Eurípides tenía fama de huraño. Sus principales
obras son Electra y Orestes, Efigenia en Aulida y Efigenia en Taurida.
Hay que decir que en el siglo XVIII también se cultivó el sainete con
Ramón de la Cruz. Eran pequeñas obras que se representaban en los
entreactos de las obras teatrales largas. Destaca: