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Universidad Central de Venezuela

Facultad de Ciencias Económicas y Políticas


Escuela de Sociología
Psicología General

Abyayala Lanz
C.I 25.744.420

Parcial 2° Unidad
1. Condicionamiento Clásico y Operante

El conductismo se desarrolló a partir del siglo XX, como método para predecir y controlar
el comportamiento a través del estudio de la conducta observable, siendo este el objeto
de estudio de la psicología. Watson, uno de sus mayores representantes, afirma que el
hombre es una tabula rasa en el que se imprimen los datos de la realidad y que su
método de aprendizaje es la asociación de estímulos y respuestas, es decir, los procesos
conductuales son completamente cuantificables. Este responde al paradigma del
positivismo.

Pavlov (1849-1936), fisiólogo soviético. Fue uno de los primeros en estudiar la actividad
nerviosa superior, descubriendo el mecanismo de formación de los reflejos condicionados.
Sus investigaciones han contribuido en gran medida a la estructuración de la psicología
como ciencia experimental.

En el condicionamiento clásico, podemos definir un elemento fundamental y son los


comportamientos innatos, entre ellos el reflejo, definido como la relación entre dos
elementos, un receptor y otro efector. Descartes lo denominó como una conexión
involuntaria, mecánica entre elementos sensoriales y motores vinculados a la glándula
pineal. El reflejo es un medio de adaptación del organismo al medio que lo rodea, un
equilibrio entre el mundo exterior y las actividades del organismo (Pavlov, 1997, p.108).

El reflejo incondicionado, se denomina como parte del sistema nervioso del animal desde
el momento de su nacimiento, corresponde a estructuras más elementales del organismo
y la manera de evocarlo es a través de estímulos incondicionados. Estos son estímulos
neutrales ligados a los sistemas innatos de respuesta del organismo, la respuesta que
este desencadena se conoce como respuesta incondicionada. (Santoro, 1984, p.33)

El reflejo condicionado en cambio, es producto de un elemento del medio ambiente y una


respuesta del organismo, pero no innata, sino adquirida en el transcurso de la vida del
individuo. Es la conducta aprendida y permite la adaptación del organismo al medio
ambiente.

Esquema de Condicionamiento Clásico

Estímulo Incondicionado (EI): Estímulos que produce reflejos innatos. A las respuestas
que producen estos estímulos se les denomina respuestas incondicionadas (RI).
Ejemplo: El malestar (RI) que pueden generar ciertos químicos introducidos en el
organismo (EI) como tratamiento de alguna enfermedad.
Estímulo Neutro (EN): Estímulo que no genera ninguna respuesta incondicionada.
Ejemplo: Asistir al hospital en caso de presentar síntomas de enfermedad (EN).

Al asociar un EI con un EN, se genera un estímulo condicionado (EC) (asociación entre


EN y RI) que a su vez genera una Respuesta Condicionada (RC). Ejemplo: Tras varias
asociaciones de los efectos secundarios de malestar, al tratamiento de la enfermedad,
sucede que con el sólo hecho de asistir al hospital o pensar en este (EC), se provoque en
el organismo los mismos efectos secundarios que genera el tratamiento médico (RC).

En conclusión, el condicionamiento clásico es una forma de aprendizaje asociativo, este


es ontológicamente realista. Cree en la existencia de una realidad natural la cual puede
aprehenderse a través de los sentidos, es decir la observación. Es metodológicamente
experimental manipulativo y epistemológicamente objetivista.

Hay otro elemento determinante dentro del condicionamiento clásico y es la frecuencia


con la que se aplican y se asocian los estímulos. Este aspecto temporal define el tipo de
asociación y la fuerza de este en el condicionamiento.

Procedimiento simultáneo: Cuando el EI y el EC se presentan al mismo tiempo, no


produce ninguna RC debido a la interferencia entre los estímulos.

Demorado: Se Aplica el EC antes del EI y al comienzo del condicionamiento puede darse


la respuesta al comienzo del EC, pero posteriormente va a ir comenzando cada vez más
cerca del EI.

Huella: Se aplica el EC antes del EI, pero a diferencia del demorado, el EC no tarda hasta
el comienzo del EI, sino que hay un intervalo de tiempo y luego se aplica el EI.

Temporal: Se aplica el EI a intervalos de tiempo fijos, y se genera la respuesta


correspondiendo a estos intervalos, no hay EC, sino el intervalo de tiempo.

Retrógrado: Se aplica primero el EI y luego el EC, este último es muy poco eficaz.

Condicionamiento operante

Skinner (1904-1990) fue el psicólogo estadounidense más destacado del siglo XX. A partir
de su primera obra, La conducta de los organismos (1938) marcó un hito y originó una
nueva ola de conductismo radical. Este argumenta que el conductismo es la filosofía
propia de la ciencia del comportamiento, estudiando la relación entre la conducta de un
organismo y el ambiente en el que habita, con la finalidad de entender la conducta para
controlarla y predecirla (G. S. Reynolds. 1968, p.12). Una explicación adecuada de la
conducta es aquella que puede explicar las condiciones que producen esa conducta.

Dentro de este paradigma se puede concebir al medio ambiente como los estímulos y la
conducta como las respuestas del organismo Estas respuestas del organismo se dividen
en respondientes y operantes. Las respondientes serían las respuestas innatas del
organismo, señaladas anteriormente en el condicionamiento clásico. Estas componen una
pequeña parte de su conducta. El resto de las respuestas serían las operantes.
Según el condicionamiento operante, las respuestas operantes están determinadas por la
consecuencia de las mismas, es decir, lo que pueda pasar luego de ellas. Dependiendo
del estímulo que se presenta después de la conducta, puede aumentar su frecuencia
(reforzador) o disminuir (castigo) (G. S. Reynolds. 1968, p.17)

Ejemplo de reforzador: Aprobar un examen con buena calificación después de esforzarse


estudiando. (Genera la conducta deseada de estudiar.)

Ejemplo de castigo: No dejar entrar al salón a un estudiante por llegar tarde a la clase.
(Esto, siendo desfavorable para el estudiante, hará más frecuente la conducta deseada de
llegar temprano a la clase)

Los reforzadores se dividen en dos categorías: los primarios, denominados como


fisiológicos sin necesidad de condicionamiento previo. Y los secundarios, que a pesar de
ser neutrales, se les podría asociar con algún estímulo incondicionado. Por último, los
reforzadores también tienen aspectos temporales: los reforzadores inmediatos, en donde
la consecuencia de la conducta es contigua a esta, teniendo así mayor probabilidad de
obtener el comportamiento deseado después de la asociación. Y por otro lado también
están los demorados, que se condicionan previamente para que el organismo aprenda a
recibir recompensas a largo plazo y así obtener la conducta deseada.

El condicionamiento operante entonces, lo definimos como un método de aprendizaje a


través de las consecuencias de nuestras conductas. Utilizando reforzadores para
aumentar la frecuencia de determinada conducta y castigos (estímulos no favorables)
para disminuirla.

El condicionamiento operante como parte del paradigma postpositivista, es


ontológicamente realista crítico, asumiendo que existe la realidad pero no la podemos
percibir correctamente ni comprender la raíz de sus fenómenos. Es epistemológicamente
objetivista modificado, y metodológicamente experimental probabilista.

2. Psicometría

Es la medición estadística de los de constructos (variables) psicológicos del individuo que


no pueden ser medibles tan fácilmente, a través de un instrumento o test. Inicialmente se
define el constructo o rasgo que se pretende medir, desglosando sus diferentes
elementos. De estos elementos es que seleccionamos los ítems que representan las
conductas del constructo determinado. Se establecería a través de puntuaciones de cada
ítems y que la suma determinada de estos define los resultados de las características que
queremos medir.

La psicometría descansa en el supuesto de que la población se distribuye normalmente y


que por lo tanto tan sólo es necesaria una muestra para medir el constructo determinado.

En cuanto a la fiabilidad del instrumento, está determinado por el índice de variabilidad de


este, es decir, a mayor variabilidad de resultados menos preciso y fiable es el instrumento
de medición. Esto hace referencia entonces a la consistencia de los resultados.
3. Análisis Profano.

Sigmund Freud (1856-1939) nació en Moravia, estudió en la escuela de medicina en la


Universidad de Vienna. Su interés en la neurología lo hizo especializarse en el tratamiento
de desórdenes mentales y nerviosos. En los albores del siglo XX, el neurólogo empezó a
sentar las bases del psicoanálisis. La principal contribución de Freud a la psicología sería
su concepto de inconsciente. Freud sostenía que el comportamiento de una persona está
profundamente determinado por pensamientos, deseos y recuerdos reprimidos. Esboza
sus primeras ideas sobre el psicoanálisis en 1895 con la obra Estudios sobre la histeria

La cuestión del Analisis profano, publicado en 1926 plantea el cuestionamiento de Freud


hacia la comunidad científica con respecto al psicoanálisis y su formación profesional. El
analista, según Freud, estudia los procesos psicoanalíticos y los trastornos nerviosos a
través de un dialogo con el paciente.

Ya adentrándose en el estudio de los trastornos nerviosos, Freud señala que en el


hombre existe una organización anímica con varias partes relacionadas entre sí y que a
esta se debe la vida mental del individuo. Está situada entre sus estímulos sensoriales y
la percepción de sus necesidades físicas. Los actos motores sirven como mediador entre
estos dos.

En este aparato anímico, encontramos el sector más “oscuro”, el ello. Está espacialmente
ubicado en lo más profundo y responde a lo más primitivo e incoherente del ser. El otro
elemento sería el yo, que viene a ser una especie de fachada del ello. Esta fachada se
modifica por la influencia del mundo exterior con el que está en contacto constantemente
y se caracteriza por una aspiración a la unidad y a la síntesis, es decir, un mediador entre
el ello y el mundo exterior. En una superficie más externa hacia la realidad, se encuentra
la consciencia.

Por otro lado, los impulsos psíquicos demandan satisfacción. El apaciguamiento de las
necesidades somáticas es lo que genera este placer. El yo obliga a refrenar sus pasiones
y a aplazar la satisfacción. Domina al ello, siempre y cuando este (el yo) esté
completamente organizado y pudiendo acceder a todas las partes del ello. El yo y el ello
son partes de un mismo todo, no son antagónicos. Mientras se mantengan en condiciones
ideales no habrá perturbación nerviosa.

En la infancia el yo es muy débil y casi no se diferencia del ello, es decir, este no ejerce
un control sobre el ello. Se muestra una conducta completamente primitiva. Al
presentarse las exigencias de satisfacción del ello, el yo asume que debe refrenar las
pulsiones pero al ser impotente a tal acción, este lo que hace es reprimir los impulsos
instintivos, ocasionando que estos se aíslen y se hagan inaccesibles dentro del ello. Esta
represión hace que posteriormente el impulso de alguna manera retorne al yo,
transformado y enlazado a otros procesos psíquicos, denominándose como síntoma.

Como es en la infancia en donde más represiones se aplican al aparato anímico del


individuo, de estas dependen la mayoría de los trastornos nerviosos que sufre el paciente
en la edad adulta. El aspecto sexual está íntimamente ligado a estos trastornos, debido a
que los impulsos instintivos sexuales acompañan a la vida desde el nacimiento mismo.
“De la concepción popular del instinto sexual forma parte la creencia de que falta
durante la infancia, no apareciendo hasta el período de la pubertad. Constituye
esta creencia un error de consecuencias graves, pues a ella se debe
principalmente nuestro desconocimiento de las circunstancias fundamentales de la
vida sexual” (Freud, 1905, p.40-45).

Este aspecto sexual es un desarrollo que va por etapas, denominado desarrollo


psicosexual. Son etapas muy sensibles y conflictivas, por lo que del éxito o fracaso de
superarlas dependerá la salud anímica del individuo.

La primera etapa es la etapa oral, abarca desde el nacimiento hasta los 18 meses de vida
aproximadamente. En esta etapa la zona erógena predominante (zona susceptible a
producir placer) es la boca. Por lo que el niño satisface este impulso interactuando a
través de esta. Se manifiesta en la succión del pulgar, el saboreo y el acto de morder. El
alimento juega un papel muy importante y pasa a ser una actividad placentera para él.
Una fijación en esta etapa debido a falta de atención o de no satisfacer las necesidades,
podría desencadenar problemas de confianza en la vida adulta del niño.

La segunda etapa es la fase anal, comienza desde los 18 meses hasta los tres años del
niño. El foco de sensaciones placenteras será el acto de defecar junto con el control de
los esfínteres. Teniendo con esto una sensación de logro e independencia. También
comienza la realidad de higiene y limpieza como parte de su entorno.

El superar esta etapa con éxito generará una persona competente, productiva y creativa
en la adultez.

La última etapa antes del período de latencia, es la etapa fálica. Aquí la zona erógena
comienzan a ser los genitales, y se comienzan a diferenciar los sexos. También en esta
etapa el niño comienza a necesitar más atención, y es más sensible ante los actos y
afirmaciones de los adultos. Tanto sexuales como en la cotidianidad. Estos determinan en
gran parte en cuanto a la represión de ciertas pulsiones de los niños.

Durante esta última etapa el niño desarrolla deseos sexuales hacia sus seres más
cercanos, es decir la madre y el padre. Este deseo se genera hacia el progenitor del sexo
contrario. Y lo acompaña el impulso de querer sustituir al de su mismo sexo. Paralelo a
este se desarrolla un miedo, debido al castigo de los padres por estas pulsiones sexuales.
Este, denominado como Complejo de Edipo, es uno de los elementos más determinantes
en la personalidad y el aparato anímico del individuo.

Luego de concluir esta etapa, comienza el período de latencia, en donde la sexualidad no


tiene desarrollo alguno. Se constituyen actividades del yo, sentimientos de pudor,
repugnancia, moralidad, etc...

Volviendo al aparato anímico, en un paciente neurótico, el yo termina coartado debido a la


represión de los impulsos en alguna de estas etapas y obligado a dejar de hacer
actividades para evitar el contacto con lo reprimido. El ello con pulsiones independientes
ocasionadas por el inadecuado método del yo para someterlo. Este conflicto inconsciente
es la génesis de este trastorno nervioso.
Por lo que el fin terapéutico del psicoanálisis se basa esencialmente en reconstituir el yo,
liberarlo de lo reprimido y sus limitaciones. Resolver los conflictos de forma más adecuada
que el intento de fuga que el yo implementa. Esto se desarrolla devolviéndose a los años
de infancia del individuo a través de los síntomas y de los recuerdos del paciente. Los que
aspectos que en un principio el paciente se resiste a compartir, demuestran estar
enlazados con el elemento reprimido.

Las instituciones sociales están creadas para los individuos que poseen un yo
estructurado y unificado, los pacientes neuróticos no se adaptan a este sistema, y una vez
realizado el análisis y estando el yo tan cercano a lo reprimido, surge cierta resistencia por
parte del paciente.

Aquí surge un nuevo elemento del aparato anímico. Dentro del yo se encuentra el superyó
que ocupa una situación especial entre el yo y el ello. Es el residuo de las primeras cargas
del ello.

El superyó debe estar desarrollado a nivel impersonal para la salud anímica. En la


neurosis el superyó se enfrenta con el yo debido a que el primero no se desarrolló
completamente. El superyó castiga al yo haciéndolo sentir culpable y asumiendo la
enfermedad como castigo. Este sentimiento de culpa es la resistencia del superyó. Esta
es una de las resistencias con las que el analista se topa durante el proceso.

Otra de ellas es que al involucrar la influencia del analista para ayudar al yo a vencer las
resistencias, en el paciente se desarrollan sentimientos amorosos hacia este, pero con
carácter de fenómeno patológico. Anteponiendo este sentimiento sobre los restantes
contenidos psíquicos y comenzando a rechazar el tratamiento y la curación. Esto
demuestra que toda neurosis se debe a la anormalidad de la vida erótica.

Se toma el enamoramiento como objeto de estudio. Esta característica del paciente a la


vez que se esfuerza por hacerla visible, también se despiertan los métodos represivos,
repitiendo sus actos de defensa de la infancia, cosa que ayuda a continuar el análisis y en
realidad demuestra que repite su pasado.
Referencias Bibligráficas
PAVLOV, I. (1997) “Los reflejos condicionados: lecciones sobre la función de los grandes
hemisferios” Disponible en: https://books.google.co.ve/books?id=tU0e7ox8eQ4C
SANTORO, E. (1984) “Condicionamiento Clásico”. Escuela de Psicología de la UCV.
FERREYRA, H. & PEDRAZZI, G. (2009) “Teorías y enfoques psicoeducativos del aprendizaje”
Disponible en:
https://books.google.co.ve/books/about/Teor%C3%ADas_y_enfoques_psicoeducativos_del.html?id=vEM
aIRIFT0sC&redir_esc=y
Condicionamiento clásico. Diccionario de psicología científica y filosófica. Recuperado de
e-torredebabel.com.
FREUD, S. (1905) Tres Ensayos para una Teoría Sexual. Disponible en:
http://bit.ly/2y3DNLi

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