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I UNIDAD

"Empresa y Sistema Financiero"


El comercio y sus antecedentes, El origen y evolución ,teorías, Fuentes. Autonomía del
derecho comercial
La palabra comercio deriva de la voz latina “cummerciun”, descompuesta en “cum” y “merx”
que significa “con mercancía”. El comercio no ha comenzado entre vecinos, como podía
creerse, para luego extenderse poco a poco hasta lejos. Entre los habitantes de una misma
familia, de una misma tribu, había demasiada uniformidad de costumbres y de necesidades,
una división del trabajo demasiado poco desarrollada, para dar nacimiento a un movimiento
de cambios regular

El comercio es tan antiguo como el hombre. El ser humano, desde que nace, tiene que
satisfacer sus necesidades primordiales en los pueblos primitivos las satisfacía cogiendo los
frutos que prodiga le daba la naturaleza; pero tales frutos no eran suficientes y entonces se
vio precisado a buscar la concurrencia de los demás hombres, esto es, de otros grupos o
pueblos, porque cada grupo se aprovechaban frutos que no habían en otros y nación así el
cambio que es la primera manifestación del comercio, con el nombre del “trueque” y que no
se sino el cambio de un fruto por otro fruto.

Con el transcurso del tiempo, a medida que se amplia la vida de relación y se hace necesario
la división del trabajo, determinadas personas se dedican a la actividad de mediadores en el
cambio de bienes, de la que hacen su ocupación habitual con el incentivo de obtener un
beneficio. Para establecer la equivalencia entre los bienes objeto del cambio se crearon las
pesas, las medidas y la balanza, y para evitar las dificultades del cambio directo se inventó la
moneda, como medida de apreciación común del valor de las cosas. Sus características de
poco peso, facilidad de manejo, posibilidad de conservación, generalizaron su uso, dando
agilidad a las transacciones

Las comunicaciones entre los pueblos cada vez más intensas y frecuentes, se ensancharon
con los descubrimientos geográficos que incorporaron nuevas áreas a la actividad comercial.
Mediante los descubrimientos científicos se aplicaron las fuerzas de la naturaleza a los
medios de comunicación permitiendo cubrir las distancias en tiempo cada vez más breve. La
frecuencia en los tratos y el conocimiento de las personas fomentó la confianza, base del
crédito, que promovió la movilización de la riqueza en forma creciente sin disponer de dinero
El espíritu de asociación, que lleva a los hombres a unir sus esfuerzos para alcanzar objetivos
comunes, difíciles o imposibles de lograr por la acción individual, tuvo sus primera
manifestaciones en las caravanas formadas por comerciantes que se unían para afrontar
juntos los riesgos de largos y peligrosos trayectos ha culminado bajo las formas jurídicas de
las sociedades comerciales, que en nuestros días ha tomado a su cargo las más importantes
empresas, y que el propio Estado ha utilizado para actuar en el campo económico con la
rapidez, eficiencia y facilidad que exigen las actividades económicas.

Numerosas actividades han ido generando los negocios más variados, como son los de
transporte, bolsa, banca, depósito, prenda, etc., que han ensanchado el ámbito mercantil y
han dado origen a diversas figuras jurídicas. La importancia que ha tenido el comercio en el
curso de la historia se ha acentuado en el mundo de nuestros días, en el que se la considera
no solo como un medio de satisfacer un propósito de lucro sino como elemento promotor de
relaciones más justas, orientadas hacia objetivos de bien común y que en el ámbito
internacional propende a suprimir el desequilibrio económico entre los países prósperos y los
de menor desarrollo, a fin de que estos puedan elevar su nivel de vida.

El comercio no viene a ser sino una consecuencia necesaria de la convivencia social y entre
los hombres que ejercen el comercio, aparece una serie de relaciones, las mismas que tienen
que estar normadas o reguladas.

El comercio es una forma de la actividad humana que tiene como meta obtener una ventaja
llamada lucro o utilidad lo que constituye un elemento esencial del acto mercantil.

El Comercio, según el Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual de Guillermo


Cabanellas. “Negociación o actividad que busca la obtención de ganancias o lucro en la
venta, permuta o compra de mercaderías//Establecimiento, tienda, almacén, casa o deposito
dedicado al tráfico mercantil

El comercio como fenómeno económico.

Desde el punto de vista económico y en sentido amplio, el comercio tiene por objeto el
cambio de los bienes que están en el dominio de los hombres y que son necesarios para la
satisfacción de las necesidades humanas. Tradicionalmente se ha situado al comercio en el
capítulo de la Economía Política referente a la circulación de la riqueza, pues mediante la
actividad comercial se produce la movilización de los bienes , que pasan de unas manos a
otras

CLASIFICACION DEL COMERCIO:

La actividad mercantil se clasifica según diversos criterios:

a) Por razón de las personas que intervienen en el comercio, éste puede ser público o privado,
ya sea que intervengan el Estado o particulares. En el comercio entre particulares hay siempre
un interés público que obliga la intervención del Estado. Ello ocurre, tanto en el comercio
internacional entre comerciantes de unos y otros países como en el comercio interno, para
impedir maniobras de acaparamiento o especulación que atenten contra el interés general. La
posición del Estado frente a la actividad comercial ha originado la división de criterios entre
librecambistas e intervencionistas.

b) En relación con el medio de comunicación del cual utiliza el comercio pueden ser terrestre,
marítimo o aéreo, quedando comprendido dentro del comercio marítimo el que se desarrolla
a través de los ríos y lagos.

Tanto el comercio marítimo como el aéreo se subdividen en comercio externo y de cabotaje,


según se realice entre puertos o aeropuertos de distintos países o de un mismo país. El
comercio de cabotaje puede ser directo o indirecto, si realiza en buques o aeronaves de la
misma nación, o de otros países.

c) En relación al volumen, el comercio se clasifica en mayoristas o minoristas, según si se


trata de expendio a otros comerciantes que adquieren las mercaderías en grandes cantidades
para su reventa, no siendo, en consecuencia necesario contar con establecimientos abiertos
al publico, o si, como ocurre en el comercio al por menor las transacciones se hacen por
unidades, siendo necesario contar con una tienda o almacén.

d) Lo mismo que el comercio puede ser de importación o exportación, según la procedencia


de las mercaderías sea, si salen del país o si son introducidas al país.

En orden de privilegios de que gozan determinadas personas, el comercio puede se libre o


privilegiado. La Constitución del Estado de 1993 establece:
Artículo 59º.- El Estado estimula la creación de riqueza y garantiza la libertad de trabajo y la
libertad de empresa, comercio e industria. El ejercicio de estas libertades no deben ser lesivo
a la moral, ni a la salud, ni a la seguridad publicas. El Estado brinda oportunidades de
superación a los sectores que sufren cualquier desigualdad; en tal sentido, promueve las
pequeñas empresas en todas sus modalidades.

Articulo 60º.- El Estado reconoce el pluralismo económico. La economía nacional se sustenta


en la coexistencia de diversas formas de propiedad y de empresa. Solo autorizado por ley
expresa, el Estado puede realizar subsidiariamente actividad empresarial, directa o indirecta,
por razón de alto interés público o de manifiesta conveniencia nacional. La actividad
empresarial, pública o no pública, recibe el mismo tratamiento legal.

U N I D A D IV

EMPRESAS FINANCIERAS, BANCARIAS Y DE SEGUROS

EMPRESAS DE SEGUROS. ORGANIZACIÓN, FUNCIONAMIENTO.

SEGUROS. Concepto:

El seguro es un contrato por el cual una persona (“Asegurador”) se obliga, a cambio de una
suma de dinero (“prima”), a indemnizar a otra (“asegurado”), satisfacer una necesidad de esta
o entregar a un tercero (“beneficiario”), dentro de las condiciones convenidas, las cantidades
pactadas para compensar las consecuencias de un evento incierto, cuando menos en cuanto
al tiempo (“riesgo”).

Se trata de un contrato bilateral, por que genera obligaciones para las dos partes que intervienen;
oneroso, porque supone la satisfacción de obligaciones a cargo de ambas partes; aleatorio, porque
existe un elemento contingente capaz de alterar la comulación de las prestaciones. Clases de
Seguros: La primera sería la de los seguros terrestres, marítimos, aéreos.

Otra clasificación es la de seguros sociales y seguros privados. Los primero son impuestos por el
Estado para cumplir fines de asistencia y previsión social. Los segundos quedan librados a voluntad
de las partes en uso de la autonomía contractual.
También pueden ser seguros sobre cosas o sobre personas. Los primero tiene por objeto las cosas
en sí, o determinados derechos sobre ellas, como son el seguro de incendio, de transportes, etc. Y
son llamados seguros de indemnización. Los segundos tienen por objeto un interés ligado a la
persona humana, como es el seguro de vida, de enfermedad o accidentes, y son llamados de
previsión.

CARACTERÍSTICAS: El contrato de seguros se caracteriza por lo siguiente:

a) Es un acto de comercio El seguro constituye un contrato mercantil regulado por a legislación


respectiva, y supletoriamente por la normalidad civil (especialmente en lo referente a la
responsabilidad civil.)

b) Es un contrato solemne El seguro es un contrato solemne por cuanto su perfeccionamiento se


produce a partir del momento en que el asegurador resulta ser el elemento ad substantiam actus
que sirve para solemnizar el acuerdo previo de voluntades entre las partes contratantes respecto
de los elementos esenciales del contrato (interés asegurable, riesgo asegurable y prima) conste por
escrito y que se encuentre debidamente firmado por las partes.

c) Es un contrato bilateral Es el seguro un contrato bilateral en razón de generar derechos y


obligaciones para cada uno de los sujetos contratantes. Así tenemos que el asegurado tendrá como
deber principal el pago de la prima , en tanto que el asegurador tendrá como obligación a su cargo
la asunción del riesgo y, por lo tanto, la de pagar la indemnización en caso de que llegue a ocurrir el
suceso que la condiciona.

d) Es un contrato oneroso El seguro es un contrato oneroso porque significa para las partes un
enriquecimiento correlativo. De esta manera, la utilidad de uno de los sujetos contratantes grava la
del otro

El pago de la prima significa el gravamen que asume el asegurado. En cuanto al asegurador, su


gravamen está representado por el pago de la indemnización, en caso de ocurrir el siniestro objeto
de cobertura del asegurado.

e) Es un contrato aleatorio Las prestaciones de los contratantes que pueden considerarse


equivalentes cuando se concluye el contrato, toda vez que las probabilidades de ganancia o pérdida
se equilibran, pueden resultar muy desiguales en el momento de a ejecución. Es la suerte la que
decide cual de los dos contratantes tendrá un daño o una ventaja; por eso, el seguro es un contrato
aleatorio.

El seguro es un contrato aleatorio porque tanto el asegurado como el asegurador están sometidos
a una contingencia que puede representar para uno una utilidad y para el otro una pérdida. Tal
contingencia consiste en la posibilidad de que se produzca el siniestro.

f) Es un contrato de ejecución sucesiva o continuada El seguro es un contrato de ejecución sucesiva


por cuanto los derechos de las partes o los deberes asignados a ellas se van desarrollando en forma
continua, a partir de la celebración de contrato hasta su finalización por cualquier causa.

g) Es un contrato principal El seguro es un contrato principal porque no se halla subordinado a otro,


subsistiendo por sí mismo en forma autónoma.

h) Es un contrato condicional A decir verdad el contrato en sí no lo es, sino la obligación asumida


por el asegurador de indemnizar al asegurado, la misma que se encuentra sometida a una condición
suspensiva cual es la ocurrencia del siniestro.

i) Es un contrato único El seguro es un contrato único a todo lo largo de su duración, aunque este
dividido en plazos periódicos. Esta división no rompe la unidad orgánica del contrato, sino que tiene
la única finalidad de facilitar el pago de la prima.

j) Es un contrato de buena fe Si bien todos los contratos tienen esta característica por principio, en
el seguro se evidencia más la buena fe.

Resulta sumamente importante, desde el inicio hasta el término del contrato de seguro, la buena fe
del asegurado, puesto que las declaraciones formales por él al asegurador determinaran la eficacia
y/o continuación del seguro. Así, de ser falsa o reticentes tales declaraciones la relación jurídica
correspondiente se ve afectada hasta el grado de extinguirse. La buena fe también le es exigible al
asegurador, quien, en razón de ella debe abstenerse de imponer cláusulas oscuras o abusivas

k) Es un contrato de adhesión El seguro no es un contrato de libre discusión sino de adhesión. Las


cláusulas son establecidas por el asegurador, no pudiendo el asegurado discutir su contenido,
quedándole, entonces, aceptar o no los términos del contratos impuestos por el asegurador. A lo
sumo podrá escoger, según su conveniencia, las cláusulas adicionales ofrecidas por el asegurador,
pero de ningún modo podrá variar su contenido.
Elementos personales del contrato. Las personas que intervienen en el contrato de seguros son: “el
asegurador y el asegurado”). En algunos contratos también intervienen otras personas, como son el
beneficiario, en los seguros sobre la vida, o la “persona por cuenta de quien se tomó el seguro”. El
Asegurador: Es la primera persona que se obliga a cubrir la indemnización o satisfacer la previsión,
a cambio de la percepción de la prima.

El asegurador es una persona jurídica que debe tener autorización de la Superintendencia de la


Banca y Seguros Art. 11 inc 2º) de la Ley, lo mismo que debe tener un capital mínimo señalado por
el Art. 16º apartado D.

El Asegurado. Es la persona que se pone al cubierto del riesgo a cambio de la prima. Respecto al
asegurado no existe restricción alguna para la celebración del contrato, el cual puede celebrarlo
directamente o valiéndose de apoderado o representante. Puede ser también asegurado quien, sin
haber intervenido a la concentración del contrato ni pagado la prima, va a reclamar la prestación de
parte del asegurador

Así ocurre en los seguros por cuenta ajena, en los que el asegurado es el verdadero interesado en
obtener la prestación a cargo del asegurador, pactada por otro en su propio nombre. Esta forma de
seguro es muy frecuente en los casos en que alguien está en posesión de bienes ajenos para su
venta, transporte, almacenaje, etc. El Beneficiario:

Es la persona que, sin asegurado, recibe el importe de la suma asegurada. En consecuencia no está
obligada a satisfacer las primas a la asegurada. Es, en cierta forma, el tercero a quien se favorece
con una estipulación determinada. El beneficiario no es como el asegurador o el asegurado, una
figura de existencia necesaria en el contrato.

En primer lugar, sólo está referida al seguro de vida, o a ciertas formas de seguros personales. En
segundo lugar, si el asegurado no lo designa, el beneficio recae en sus sucesores, quienes lo reciben
como tales, no entiendo, en consecuencia, figuración en la Póliza. Elementos Reales del Contrato:
Son elementos esenciales del contrato de seguros los siguientes:

El Interés Asegurable Por interés se entiende la relación lícita de valor económico sobre un bien.
Cuando esta relación se halla amenazada por un riesgo, es un interés asegurable. El interés
asegurable es, según Efrén Ossa. la relación económica, amenazada en su integridad por uno o
varios riesgos, en que una persona se halla consigo misma o con otra persona, o con otras cosas o
derechos tomaos en sentido general o particular”.
Si no fuera por el principio del interés asegurable, el contrato de seguros se confundiría con la
apuesta y representaría un estímulo a la actividad criminal.

Además, a falta de interés asegurable estimularía la actividad delictiva por cuanto el asegurado, en
su propósito de obtener una utilidad, podría obviar reglas normativas y morales y causar él mismo
el siniestro.

El interés es la relación por cuya virtud alguien sufre un daño patrimonial por efecto del evento
previsto, que no recae en lo que es objeto del seguro, sino en el interés que en él tenga el asegurado,
como ocurre en el caso del seguro tomado por el sus fructuario, o el acreedor hipotecario. Es un
elemento propio del seguro de daños. El art. 425º del C. del C. menciona expresamente como
posibles asegurados “a todos los que tengan interés y responsabilidad” en la conservación de la
cosa”.

El Riesgo Asegurable En la terminología aseguradora se emplea este concepto para expresar


indistintamente dos ideas diferentes:

De un lado, riesgo como objeto asegurado; de otro, riesgo como posible ocurrencia por azar de un
acontecimiento que produce una necesidad económica y cuya aparición real o existencia se
previene y garantiza en la póliza y obliga al asegurador a efectuar la prestación, normalmente
indemnización, que le corresponde.

Este último criterio es el técnicamente correcto, y en tal sentido se habla de riesgo de incendio o de
muerte para aludir a la posibilidad de que el objeto o personas asegurados sufran un daño material
o fallecimiento, respectivamente, o se habla re riesgos de mayor o menor gravedad, para referirse
a la probabilidad más o menos grande de que el siniestro pueda ocurrir,

El carácter eventual del riesgo implica a exclusión de la certeza así como la de la imposibilidad,
abarcando el caso fortuito, sin descartar la voluntad de las partes, siempre y cuando el suceso no se
encuentre sometido inevitable y exclusivamente en ella. La incertidumbre no debe tener carácter
absoluto sino que debe ser visto desde un punto de vista económico, para lo cual resulta suficiente
la incertidumbre del tiempo en que acontecerá, vale decir, ya sea en lo que toca a la realización del
evento mismo o al momento en que éste se producirá Acerca de la incertidumbre como principal
elemento de la noción de riesgo expone Ruiz Rueda lo siguiente:
“Incertidumbre es un estado del espíritu respecto del conocimiento de la verdad objetiva. Esta se
conoce solamente como posible o no probable”. No pueden constituir riesgo, hechos pasados o
presentes que sean inciertos, es decir, que solo se conozcan como posibles o probables. Si ya se
realizaron o se están realizando y son dañosos, ya no constituyen un riesgo, sea una amenaza de
daño o pérdida, sino que ya se produjo ese daño o pérdida. Si en cambio, no se llegaron a realizar
en el pasado o no se están realizando en el presente, aunque el sujeto que teme su realización solo
tenga un conocimiento incierto de la misma, éste ya no ocurrió: el riesgo, por su naturaleza misma,
es siempre futuro.

Si una casa se incendió ayer, aunque su propietario tenga un conocimiento incierto de tal hecho ya
no está expuesto a ese riesgo porque ya se convirtió en realidad, ya se produjo el daño. Ello no
obstante, en seguros, al incertidumbre acerca de la realización de un hecho en el pasado se ha
equiparado a un riesgo, siempre que sea compartido por ambas partes y expresamente convengan
en considerarlo así. Es lo que se llama riesgo putativo, o sea que se considera como tal, aunque en
realidad no lo sea. Por otra parte, la muerte, hecho futuro, pero no incierto, sino fatal, no es
propiamente un riesgo, pero si hay incertidumbre acerca de cuándo y cómo se realizará ese hecho.

Por esta circunstancia es posible considerarlo técnicamente como riesgo en materia de seguro,
atendiendo a la incertidumbre ya dicha. El riesgo, aunque descansa básicamente sobre la
incertidumbre, lo que necesariamente le imprime una naturaleza subjetiva, tiene aspectos de
apariencia objetiva. La observación de los hechos pasados permite inferir los futuros, a veces con
certeza (como la muerte) y a veces de una manera aproximada, mediante la medida o cálculo de las
probabilidades.

El riesgo, es un evento posible, incierto y futuro, capaz de ocasionar un daño del cual surja una
necesidad patrimonial. El acontecimiento debe ser posible, porque de otro modo no existiría
inseguridad. Debe ser incierto, por que si necesariamente va a ocurrir, nadie asumiría la obligación
de repararlo. LA incertidumbre puede referirse tanto al hecho mismo como al momento en el que
puede producirse. Así ocurre con la muerte que se sabe que ha de llegar, pero no se sabe cuando. Y
debe, ser futuro, pues si el evento ya ocurrió no hay nada que asegurar, salvo que los interesados
ignoren la ocurrencia, caso en el cual el elemento subjetivo genere efectos que hacen incierto el
evento. El riesgo debe ser susceptible de originar daño, que es la necesidad que debe cubrir el
seguro y que puede ser específico y concreto, en todo caso, se trata de satisfacer una necesidad
patrimonial.
Es de destacar que la existencia de una necesidad ante un determinado riesgo aparece como posible
si el patrimonio de alguien o la persona de alguien se puede ver afectado en razón del siniestro. La
entidad aseguradora hace frente a tal necesidad a través del contrato de seguro y en la proporción
que se determine de éste. La asunción del riesgo por parte del asegurador supone, pues, asumir la
probabilidad de la necesidad que puede surgir como consecuencia de un estado de riesgo
previamente establecido o delimitado.

El riesgo asumido por la entidad aseguradora no es igual al sobrellevando por el asegurado. El riesgo
del primero tiene carácter artificial al tener su origen en el contrato, además de ser mediato y
específico. El riesgo del asegurado, `por su parte, es indeterminado e inmediato.

Características:

Para Castelo Matrán y Guardiola Lozano los caracteres esenciales del riesgo son los siguientes.

1.- Incierto o aleatorio. Sobre el riesgo ha de haber una relativa incertidumbre, pues el conocimiento
de su existencia real haría desaparecer la aleatoriedad, principio básico del seguro. Esta
incertidumbre no solo se materializa de forma normal en que generalmente es considerada (ocurrirá
o no ocurrirá), sino que e algunas ocasiones se conoce con certeza que ocurrirá, pero se ignora
cuando. Así, en el seguro de vida entera, la entidad se ha de satisfacer inexorablemente la
indemnización asegurada, aunque el principio de incertidumbre del riesgo no desvirtúa por ello,
pues se desconoce la fecha exacta en que se producida el fallecimiento del asegurado, y las primas
que éste haya de satisfacer (generalmente, primas vitalicias-mientras viva) podrán ser incluso
superiores la capital en que su momento perciban sus herederos o beneficiarios. En otras ocasiones,
la incertidumbre se apoya en el dilema si ha ocurrido (incertidumbre de pasado, frente a la
incertidumbre del fututo), como a veces sucede en el seguro de transportes, en que técnicamente
posible la suscripción de una póliza que asegure el riesgo de hundimiento en un buque desparecido,
desconociendo amabas partes contratantes si en el momento de suscribirse loa póliza el barco ha
naufragado o no.

2.- Posible. Ha de existir posibilidad de riesgo; es decir, el siniestro cuyo acaecimiento se protege
con la póliza desde “poder suceder”. Tal posibilidad tiene dos limitaciones extremas: de un lado, la
frecuencia; de otro, la imposibilidad. La excesiva reiteración del riesgo y de su materialización en
sinistros atenta contra el principio básico antes aludido: el “aleas”. Una gran frecuencia, por
ejemplo, en el seguro de automóviles, aparte de resultar antieconómica para la entidad, convertiría
a la institución aseguradora en un servicio de conservación o reparación de vehículos.

3.- Concreto. El riesgo ha de ser analizado y valorizado por la aseguradora en dos aspectos,
cualitativa y cuantitativa, antes de proceder a asumirlo. Sólo de esta forma la entidad podrá decidir
sobre la conveniencia o no de su aceptación y, en caso afirmativo, fijar la prima adecuada.

4.- Lícito. El riesgo que se asegure no ha de ir, según se establece en la legislación de todos los piases,
contra las reglas morales o de orden público, ni en perjuicios de terceros, pues de ser así, la póliza
que lo protegiese sería nula automáticamente. Este principio de la licitud tiene, sin embargo, dos
acepciones aparentes, materializadas en el seguro de vida, en el que se puede cubrir el riesgo de
muerte por suicidio (circunstancia que lesiona al principio de orden público) y en el seguro de
responsabili8dad civil, en donde pueden garantizarse los daños causados a terceros cometidos por
imprudencia (aspecto legalmente sancionado por el ordenamiento penal de cualquier país).

5.- Fortuito. El riesgo debe prevenir de un acto o acontecimiento ajeno a la voluntad humana de
producirlo. No obstante, es indemnizable el siniestro producido a consecuencia de actos realizados
por un tercer, ajeno al vehículo contractual que une a la entidad y al asegurado, aunque en tal caso
la aseguradora se reserva el derecho de ejercitar las acciones pertinentes contra el responsable de
los dos años (principio de subrogación), como también el indemnizable el siniestro causado
intencionalmente por cualquier persona incluido el `propio contratante o asegurado, siempre que
los daños se hayan producido con ocasión de fuerza mayor o para evitar otros más graves.

6.- Contenido económico. La realización del riesgo ha de producir una necesidad económica que se
satisface con la indemnización correspondiente.

Empresas de Seguros: Es aquella que tiene por objeto celebrar contratos mediante las cuales obliga,
dentro de ciertos límites y a cambio de una prima, a indemnizar un daño o a satisfacer un capital,
una renta u otras prestaciones pactadas, en el caso de ocurrir un determinado suceso futuro o
incierto, estas empresas tiene que constituirse de conformidad con el Artículo 87 de la Constitución
Política del Perú de 1993 y la Ley General del Sistema Financiero y del Sistema de Seguros y Orgánica
de la Superintendencia de Banca y Seguros (Ley Nº 26702 del 09.12.96). Las empresas de seguros se
encuentran reguladas en la Sección Tercera del Sistema de Seguros del artículo 296º al 344º de la
Ley General del Sistema Financiero y del Sistema de Seguros y Orgánica de la Superintendencia de
Banca y Seguros Ley Nº 26702.
ACTIVIDAD N° 4
Principios y Reglas Básicas de la Ley
General de Sociedades La Sociedad
Anónima. Organización y
Constitución

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