En la mayoría de los casos se desea medir una magnitud que a su vez depende de otras
magnitudes medidas directamente, de modo que para obtener experimentalmente el
resultado de la medición hay que aplicar una fórmula matemática. A este tipo de
mediciones se les conoce como medidas indirectas. Por ejemplo, el periodo de
L
oscilación de un péndulo simple sigue la ley T 2 , donde L es la longitud del
g
2 L
péndulo, luego, la aceleración de la gravedad es g 4 , de forma que midiendo T
T2
y L podemos deducir el valor de g y esperamos que el resultado final se vea afectado
por los errores cometidos en las medidas de L y T.
En general, dada una función de varias variables f (x, y, z, ...), para conocer en qué
medida el valor de la función f se ve afectado por las variaciones (errores) en la
determinación exacta de las variables que intervienen en dicha función debemos
calcular el incremento de la función a partir de sus variables siempre y cuando el error
en estas variables sea pequeño. Por tanto,
f f f
df ( x , y, z ) dx dy dz ,
x y z
Podemos interpretar, desde el punto de vista físico, cada derivada parcial como una
cantidad que nos cuantifica el cambio (infinitesimal) en la variable f cuando la variable
xi varía en una cantidad infinitesimalmente pequeña. Es decir, las variables xi son las
cantidades que medimos de forma directa y la función f es la cantidad que pretendemos
medir indirectamente. Si los errores de las cantidades xi son lo suficientemente
pequeños, podemos considerarlos como infinitesimales, con lo que tendríamos dxi ≈Δxi,
y df ≈Δf. Eso nos daría una estimación de Δf como:
f f f
f ( x , y, z ) x y z
x y z