Luisa Miranda
Rodrigo Yáñez
Los primeros antecedentes que podemos rastrear a inicios del siglo XIX, dan cuenta
de una educación firmemente elitista y discriminadora, en la cual solo se contempla
espacio para los hijos varones de los sectores más acomodados de la sociedad.
Dentro de este contexto es el Instituto Nacional el primer establecimiento que aboga
por cumplir esta labor. Es aquí donde podemos rastrear los primeros intentos por
establecer la asignatura de dibujo, la cual estaba fuertemente enfocada en una
función utilitaria del mismo, sirviendo para desarrollar competencias ligadas
netamente al quehacer de la industria. L. Errazuriz (1994) lo expone de la siguiente
manera:
Las motivaciones para incluir “actividades artísticas” fueron de muy variado orden,
entre las cuales podemos mencionar: económicas, morales, patrióticas, religiosas y,
algunas veces también, intelectuales y estéticas. Sin embargo, al analizar las
próximas décadas, podremos observar que los esfuerzos realizados en la Escuela
Normal en dibujo lineal y música vocal, al parecer, no encontraron fácilmente su
implementación en el sistema educacional. Pág. 50
Posteriormente, a mediados del siglo XX, surge quizá la mayor revolución histórica
en torno a la educación artística con la transformación de la asignatura de Dibujo
por la de Artes Plásticas en 1949 (Errazuriz: 154). Sumando a la formación
instrumental, una dimensión cultural y actualizando los saberes en disputa, sin
embargo, la discusión sobre la pertinencia de la asignatura sigue ligada a las
necesidades del mercado, tal como encontramos en L. Miranda et al. (2015):
La gran critica que podemos plantear frente al planteamiento que rige el enfoque
curricular de la asignatura, va de la mano con la marginalización que se ha dado a
ésta, donde por un lado reduce y segrega la disputa en el aula y por el otro se
persigue la construcción de un sujeto con un alto estándar de juicio estético, como
vemos en las bases curriculares:
Es relevante que las y los jóvenes logren la construcción de una postura personal
como resultado del desarrollo de las habilidades de apreciación, interpretación y
reflexión crítica acerca de su entorno, el legado artístico nacional y mundial, la
cultura visual, su propia creación y la de sus pares. Pág.315
Bibliografía