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REFLEXIÓN SOBRE LOS VALORES EN EL ÁMBITO ESCOLAR

La problemática social que observamos día a día y ante la cual los seres
humanos nos vemos envueltos, se ven reflejadas en las relaciones socio-
afectivas de los niños y jóvenes que se desarrollan dentro de nuestras aulas. Y de
las cuales hoy por hoy estamos viviendo un grave deterioro de valores debido a
los cambios que se generaron en las últimas décadas, como consecuencia a los
avances tecnológicos y el libre mercado, estos han debilitado las relaciones
humanas debido a la jerarquización de valores los cuales se enfocan a los bienes
materiales que adquiere el ser humano, olvidándose de los valores morales y
humanos que posee cada individuo.

Todos sabemos la importancia que tienen los valores en nuestra sociedad, ahora
en la actualidad es un tema muy de moda ya que dichos valores, deben ser
inculcados desde pequeños, los cuales vemos que se están perdiendo día a día o
están cambiando, de forma que los estudiantes ya carecen de ellos y esto se hace
patente en el sistema educativo desde el cual se deben seguir desarrollando la
educación en valores que previamente se debió iniciar desde el seno familiar.

En consonancia con este tema nos encontramos un referente bibliográfico que lo


aborda desde la perspectiva del profesorado: “El valor de educar” del escritor
Fernando Savater, de este libro puedo señalar algunas frases que nos ayudan a
introducirnos más en esta temática de valores.

“Para Savater, nacemos humanos pero eso no basta: tenemos que llegar también
a serlo”1, a través de esta premisa podemos darnos cuenta de la necesidad de
moldear al ser humano para lo que se hacen necesarios valores como la
tolerancia, igualdad, respeto, justicia y responsabilidad, entre otros, el ser
humano necesita que se le venza por decirlo de alguna manera y ese
moldeamiento debe ser el adecuado y por ello desde la escuela se deben inculcar
los principios básicos de la humanidad, de ahí que los valores en una sociedad, se
trasmiten históricamente a través de las generaciones.
1
-SAVATER, Fernando (2001). El valor de educar. Barcelona. Editorial Ariel.
En función de las prioridades, fines y objetivos que la sociedad va marcándose
cada punto de su evolución. En consecuencia, los valores no son algo dado; se
modifican y ordenan de manera diferente según la clase, edad, sexo, escolaridad,
lugar de residencia y la pertenencia a grupos étnicos, religiosos o políticos.

En la medida en que éstos se orientan a fines alternos reflejan intereses y


demandas distintas; en tal virtud, expresan las potencialidades de conflicto social.
Cuando por el contrario, son expresiones de las ideologías (liberalismo,
nacionalismo revolucionario, modernidad, de los principios rectores en que se
funda la convivencia social), o de los marcos de referencia básica en que se finca
la existencia de una colectividad, los valores compartidos demuestran capacidad
de integración, cohesión e identidad sociales.

Se puede decir que la educación en valores indica un alto significado ético que
constituye la forma de vida y comportamientos deseables del ser humano. Es decir
las personas son valiosas en sí mismas, solo requieren de un trato digno y
libertad para realizarse como personas competentes dentro de la sociedad, por lo
que es importante hacer reflexión sobre la siguiente interrogante ¿Quiénes son los
responsables de crear una conciencia cívica en los niños? De esta manera no
podemos afirmar que la responsabilidad es únicamente de los padres de familia
sino que también de los docentes como forjadores de la educación.

Por lo que para Savater, quien pretende educar se convierte en cierto modo en
responsable del mundo ante el neófito. Hacerse responsable del mundo no es aprobarlo tal
como es, sino asumirlo conscientemente porque es y porque sólo a partir de lo que es
puede ser enmendado”2.

Lo que aprendan nuestros alumnos depende en cierto modo del profesor que se
haga responsable de llevar a cabo ese aprendizaje y ese docente no debe
quedarse en aquello que ya está escrito porque tiene las armas suficientes para

2
SAVATER, Fernando (2001). El valor de educar. Barcelona. Editorial Ariel.
hacer que la futura sociedad que será reinada por nuestros actuales alumnos
cambie de manera positiva inculcando en ellos valores positivos con los que
afrontar el mundo desde una perspectiva humana y racial.

Retomando la nueva política de una escuela de calidad, la cual plantea que. “Una
comunidad integrada y comprometida que garantice que los educandos adquieran
conocimientos fundamentales, que desarrollen habilidades básicas, valores y actitudes
necesarias para alcanzar una vida personal y familiar plena que les lleve a ejercer una
ciudadanía competente, activa y comprometida en el trabajo productivo y continuar
aprendiendo a lo largo de la vida”.3

Es por ello que la familia juega un rol fundamental en la estructuración de las


primeras normas y hábitos en la educación del adolescente. La escuela debe
estar muy atenta a las formas y métodos utilizados por la familia en este sentido,
pues en muchos casos se desaprovechan potencialidades del estudiante que esta
en edad óptima para adquirir determinados conocimientos, aptitudes, hábitos,
cualidades, pasado más tiempo, cuesta más trabajo y muchas veces en su hogar
adquieren malos hábitos o deformaciones que luego son más difíciles de reeducar.

Por tanto la escuela debe asumir la formación valorar, entendiendo por ella la que
promueve el desarrollo de la capacidad de formular juicios morales y de actuar en
consecuencia. No se trata de transmitir determinados valores en el sentido de
adoctrinamiento, sino de brindarlos, para que sean puestos en práctica en
determinadas situaciones por los alumnos.

Sin embargo podemos decir que el ámbito escolar, seria más complejo si la
familia es pues, responsable de que su hijo(a) llegue a la escuela primaria con
valores anticipados, que mas tarde serán reforzados durante su estancia en la
jornada escolar, de esta forma el alumno reflejara en la escuela primaria lo que a
diario vive en casa, los valores que pone en práctica dentro de la escuela, son los
que a diario su familia vive., ya que es en la institución educativa en donde el
alumno está en contacto directo con personas de su edad en donde establece

3 SEP; (1993) Plan y Programas. p. 25


relaciones, así como también con adultos que no son sus padres. Es pues, aquí
donde se pone de manifiesto la formación de competencias cívicas y éticas; los
valores que ya traen de casa y los que hacen falta reforzar en la escuela.

La escuela es un espacio privilegiado para que se haga realidad la socialización,


la transmisión de valores prácticos de convivencia; respeto entre sexos,
cooperación, tolerancia, la capacidad de trabajar en equipo y el desarrollo del
juicio moral.

Por lo cual hoy en día la educación ha perdido el norte, ha caído en la indefinición


y ha olvidado su objetivo fundamental: la formación de la personalidad. Una
formación que corresponde, sobre todo, a la familia, pero también a la escuela, a
los medios de comunicación, al espacio público en todas sus manifestaciones.
Urge, por tanto, volver a valores como el respeto, la responsabilidad, la
honestidad, la justicia, la solidaridad entre otros.

Todos los individuos, necesitamos crecer con ciertos valores, que permitan ser
más humano y apto para interactuar dentro de una sociedad para crecer no solo
intelectualmente, sino también socialmente.

Mucho hemos escuchado sobre la importancia de la educación integral que


permitirá a los individuos alcanzar una mejor forma de vida, pero para que
realmente sea viable este tipo de educación debe de estar basada en valores,
entendiendo a los valores como las convicciones de los individuos que
determinan su manera de ser y definen su conducta.

La escuela debe propiciar el aprendizaje de aspectos trascendentes y pertinentes


de acuerdo a lo que la sociedad exige y necesita, se debe pues buscar el continuo
rompimiento de paradigmas ya establecidos y se debe buscar que el estudiante
sea crítico y reflexivo tanto en las acciones realizadas por los demás, como en las
de él mismo.

El maestro debe de estar preparado para que “al mismo tiempo en el que enseña
a leer y escribir, les enseñe también estas reglas elementales de la vida moral que
están tan aceptadas universalmente como las del lenguaje y la aritmética” 4 La
tarea de la formación en valores se le atribuye desde hace algún tiempo a la
escuela, y por ende al maestro.

Los valores son un aspecto muy complejo y primordial en la vida de cualquier ser
humano y de cualquier nación, por lo que deben ser tratados con toda la seriedad
posible, pensando siempre en que las faltas o aciertos que se cometan en el aula
tenderán a repetirse en la vida misma.

Por consiguiente retomando una de las frases que Alejandro Castro Santander
mencionan en su libro (Analfabetismo Emocional) “Hemos aprendido a volar
como los pájaros y a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo
arte de vivir juntos como hermanos” 5 de Martin Luther King (1929 – 1968)

Es decir como adultos debemos aprender a estar bien y a saber convivir con
los demás, no debemos de adolecer en nuestro desarrollo afectivo que nos
permita la interacción con los demás desde la tolerancia, el respeto y la
autoestima de uno mismo como el de los demás individuos que conforman la
sociedad
Por consiguiente no debemos ser personas analfabetas por que al paso de los
días esto dará como resultado que el individuo se vuelve individualista,
consumista, indiferente y violento al no tener una debida orientación, y a la larga
se genera en él, actitudes que impiden las buenas relaciones con los demás,
distorsionando, los valores como el respeto, solidaridad y la responsabilidad, las
cuales podemos ver que cada día están presente en nuestra sociedad y en
nuestros centros de trabajo.

Para que en las sociedades pueda realizarse progreso de, bienestar y paz es
necesario que todos sus integrantes actúen con valores que eviten conflictos
innecesarios. Sin embargo para que las personas adultas actúen con valores en
sus vidas cotidianas tuvieron que haberlos aprendido desde pequeños y es por

4
Programa de estudios 2009 primer grado educación básica primaria, bloque 1 , p.40
5
Castro Santander Alejandro. Analfabetismo emocional.1° ed. Buenos Aires .Bonum, 2006 p. 13
esta razón que los encargados de la educación de nuestra país se han
preocupado por atender desde la educación temprana la formación de valores en
los niños de educación básica. Debido a la anterior necesidad nace en las
escuelas primarias la asignatura de formación cívica y ética, la cual es la
encargada de fomentar valores en las acciones de los niños que serán el futuro de
nuestra sociedad actual; se sabe que si se educa desde temprana edad se llegara
a contar con una actitud positiva en la edad adulta. Es necesario desde la niñez ir
formando los cimientos necesarios para que los adultos actúen bajo su propia
elección y criterio con valores que les eviten problemas y los lleven a progreso y
bienestar. La materia de formación cívica y ética es el espacio preciso para
atender las situaciones de fomentar, enseñar y dar a conocer los valores que la
sociedad exige para el bien personal y colectivo.

Por tanto se pretende desarrollar en todo ser humano la capacidad de


identificar las relaciones que tiene el sujeto con otras personas, las cuales no
pueden ser sin la interdependencia con los demás, logrando así aprender a
convivir, a conocerse, aceptarse, a crecer y de asumir el reto de su propia vida,
es decir se debe desarrollar en los alumnos el compromiso para asumir
conscientemente el deseo de convertirse en una persona de bien para sí misma y
para los demás.

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