Métodos de Estudio I.
Carrera: Sociología.
Madres y Huachos.
Editorial Catalonia.
Santiago de Chile.
Planificación
El orden del presente trabajo se organizará de la siguiente manera:
-Tesis de la autora.
-Camino de búsqueda.
-Conclusión.
Madrés y Huachos
El motivo del presente trabajo consiste en, argumentar la tesis planteada por la autora del
libro “Madres y Huachos”, Sonia Montecino, por medio del análisis de la proposición “No
es lo mismo nacer en Chile siendo mujer”, en base a la recopilación de hechos históricos,
literatura y referentes investigativos expuestos en el texto.
La tesis “No es lo mismo nacer en Chile siendo mujer” abre el camino al conocimiento
acerca del origen y construcción de género en el país, contextualizando, además, en el resto
de América Latina; hecho histórico un tanto deplorable y violento para los nativos en Chile
y el resto del continente, especialmente para la mujer y sus hijos.
Para defender la tesis sobre construcción de género, la autora aplica el concepto dicotomía,
es decir dos palabras antagónicas, como lo es blanco / negro, mestizo, nativo, o dadora vida
/ dadora de sentido, en otros.
Montecino utiliza un amplio campo de información para defender la tesis planteada, con el
objetivo de demostrar la dramática herencia de género en la historia de Chile. Desde un
plano historiográfico, identificando como acontecimiento principal la Conquista de
América Latina; hasta el análisis de textos literarios y mitos. Esta gama de datos es
utilizada como instrumento para contextualizar la ideología preponderante en las
sociedades latinoamericanas, denominada “Marianismo”, legado español producto del
sincretismo cultural entre conquistadores y conquistados.
Es así como “Madres y Huachos” entrega las primeras nociones de construcción de rol de
género, con el surgimiento de una nueva raza y el reforzamiento del ideal mariano,
formulado el papel femenino y masculino, lo cual influenciará las formas de interacción,
acción y opinión de cada individuo en relación con el otro.
Todos los datos históricos, mitos e hipótesis, resultan llamativos para contextualizar el
camino que se ha seguido desde el origen hasta la actualidad. Para algunos lectores, que no
acostumbran a leer textos que critican la estructura establecida, y poseen nociones sobre sus
certeros orígenes, produciría en ellos una claridad y conmoción en su forma de observar la
sociedad chilena.
Es muy importante conocer los símbolos implícitos y explícitos, que se manifiestan día a
día en nuestro entorno, sobre el rol de cada género, a lo que propongo las siguientes
preguntas que luego serán respondidas: ¿Por qué las mujeres representan el 39,5% de
jefatura de hogar? (Ministerio de desarrollo social), ¿Por qué las madres son quienes
reflejan el orden, pero a la vez caos?, ¿Por qué el padre es el último en saber o preocuparse
sobre el contexto familiar?
Tésis
El español, quien arriba a la nueva tierra rica en recursos y mano de obra, acarrea consigo
la bandera conquistadora, colmada de codicia y poder. El colosal deseo de dominio, no solo
usurpa territorios, sino que también dará comienzo al abuso físico de la mujer, concediendo
el espacio a la culminación del surgimiento del mestizo, quien transportará a lo largo de su
vida, y nuevas generaciones, el apetito obsesivo de blanqueamiento, producto de la
ausencia de la imagen paterna en rechazo al ilegítimo engendro.
La mujer, según la autora, se identifica con el rol materno, de manera que su interacción
con los hombres será de una forma maternal, lo cual reviste a la figura femenina de gran
relevancia para la construcción de la sociedad chilena. Por una parte, la madre contrae el
rol de soporte de sus hijos -huachos-; por otra parte, establece la configuración de la
traición -conceptos dicotómicos-, cuando se rinde ante el enemigo, provocando que sus
huachos sean abandonados. De este modo es como la mujer es, salvación y condena.
Si bien la madre es la figura más cercana, pero quien a la vez traiciona, el padre vendría
siendo el identificado por su ausencia, pero muy importante, con un poder implícito y
vigoroso dentro de la familia. Es así como en un principio el páter español procrea hijos
con la mujer indígena, dando lugar a los vástagos. Luego el conquistador abandona a la
madre, producto de la no unión matrimonial, ya que ésta no era institucional. Sin embargo,
como la Corona española se oponía profusamente a la procreación interétnica, surgen
distintas prácticas tales como, el amancebamiento, concubinato y a la barraganía. Por lo que
el “aporte” del padre se determinaría por la acción biológica, y no por ser sostén familiar,
como lo es rol materno.
Por otro lado, con el paso del tiempo, en el panorama de mestizaje, el papel de la mujer se
torna cada vez más injusto y difícil, con la unión cultural del nativo y el español. Y es que
son las mujeres quienes tendrán que aceptar forzosamente el rol sostenedor del nuevo
mundo, mediante la procreación. Por lo que el fin de la mujer será ser madres, educadoras
solitarias, independientes del hombre; base de la ideología mariana que subyace en Chile y
Latinoamérica. No es casualidad que las mujeres sean más preocupadas que los hombres
sobre los hijos, hermanos o quien sea, no es mera coincidencia que la figura masculina esté
vinculada a poder y guerra; acaso es normal que, a lo largo de la historia, la mujer sea la
principal víctima de abuso, injusticia y violación.
Otras fuentes utilizadas por Sonia Montecino para argumentar la tesis son citas de autores,
como por ejemplo la siguiente, la cual será tratada para comprender la relación: “El
símbolo Madre constituye aún un referente cultural de género que atraviesa las clases, y la
ilegitimidad sigue siendo una realidad importante para un gran número de hombres y
mujeres” (Cf. Vial, Historia de Chile). Según lo planteado y la proposición de construcción
de género, la ilación entre estos puntos es que la imagen de la Mater, no sólo convoca a un
sector social en particular, sino que vincula a toda la sociedad, independiente de su sexo o
posición, puesto que la figura materna se halla tan arraigada en nuestra cultura, que solo
consta analizar hechos históricos como el “Cacerolazo”, donde madres Chilenas se
manifestaban en protección de sus hijos provocando un estruendo social.
Otro hecho histórico ejemplificando el rol de la mujer es: La “guerra de las mujeres” tuvo
un epílogo que, como sabemos, marcó la historia de Chile con la implantación de una larga
dictadura militar, iniciada el 11 de Septiembre de 1973.Muchas participantes del “poder
femenino”, por su lado, “…pasaron a constituir el núcleo de movilización de la Secretaría
de la Mujer y de los CEMA, y que son (serían) controladas directa, ideológica y
materialmente por la Presidencia” (Kirkwood: 119). Lo llamativo de la cita anterior es que
la mujer se hace partícipe de la “política maternal, desde la corriente derechista. Lo cual
destaca la acción femenina en defensa de la figura materna. Una expresión política
desarrollada desde el hogar sale y lucha contra quienes quieren abolir con los valores
tradicionales.
Mirar nuestro pasado con ojos del presente, colmado de interpretaciones históricas contadas
por nuestro entorno educacional, familiar y social en general, nos entrega una manera de
indagar el por qué tenemos la propensión a querer ser algo que no somos.
La herencia de esta práctica y el posterior sincretismo cultural nos deja una huella en la
extensión de nuestra historia social. El concepto madre soltera, viene reflejado directamente
del marianismo. La virgen María, una asociación directa a una madre soltera, pero con un
estereotipo diferente. “… El marianismo en América Latina, no solo es comprendido como
práctica religiosa, sino que también como estereotipo cultural, que dota a hombres y
mujeres determinados roles. El machismo y el marianismo operarían juntos en el orden
social mestizo, en tanto patrones asignados a los géneros. Como estereotipo –espiritualidad,
pureza, abnegación, sacrificio, virginidad, maternidad, etc-.” (Madres y huachos; Sonia
Montecino pág. 37). Se acepta, entonces, la idea de ser madre por el ejemplo de una
virgen. Se cree que es posible una purificación por el blanqueamiento de la raza, y
finalmente, se termina aceptando el mestizaje por un bien divino.
Conclusión
Negadas y empobrecidas las mujeres por las innumerables afirmaciones de filósofos,
políticos, autoridades religiosas y tantos otros que nos relegaron a ser cuerpo —sólo
naturaleza y emociones, reproductoras, fuera del tiempo y de la historia— frente a los
varones —cabeza, creadores y productores, hacedores de la cultura y la historia—, las
transgresiones femeninas han poblado el devenir social en todas las épocas y latitudes.
Pocas veces registradas en crónicas y enciclopedias, han sido recogidas parcialmente en
relatos, cuentos, novelas y biografías.
Me pregunto a mi misma, ¿Desde cuándo existe este deseo inconsciente de querer ser lo
más occidental que me es posible?, ¿Por qué quiero ser blanqueada?, a lo que respondo: La
construcción, no solo de género, sino que también de cultura ha sido con el fin de extirpar
cualquier signo de nativo, de origen latino, porque es algo “impuro”, es por esto que no
consideramos a los mapuche, no nos orgullecemos de ellos, quienes han permanecido
durante siglos luchando en contra de quienes quieran dominarlos; no, nos sentimos
satisfechos, queremos algo más, deseamos ser superiores, creemos serlo. Me parece irónico,
que entre nosotros los latinoamericanos discriminemos entre sí, que seamos racistas,
porque, al fin y al cabo, somos todos hijos de la misma madre y padre.
Finalmente, quiero hacer un pequeño análisis sobre la juventud, ya que son las futuras
generaciones quienes compondrán la sociedad, en materias políticas y culturales. En la
actualidad los jóvenes cada vez desconfían más de la política, por lo que no indagan sobre
propuestas de leyes, cambios o nuevas reformas; se desprestigia el único espacio en donde
el ciudadano puede participar, el sufragio. Por otro lado, especialmente en Latinoamérica se
hace más fuerte el movimiento del “reggaetón”, estilo de música el cual en sus letras se
denigra sexualmente a la mujer. Entonces, es de gran contradicción que se desee un cambio
estructural en el rol de género, siendo que no existe interés por la política y el reggaetón
“educan” a las generaciones jóvenes. Por lo tanto, para que haya cambio, debemos
transformar todos los indicios de machismo, desinterés e intolerancia.