El facilitador debe ser quien genere un espacio adecuado para que cada uno de los
participantes tenga la confianza necesaria para dialogar desde su propia experiencia
sobre los diferentes temas que se presentan a lo largo de las 7 semanas, animando a la
participación de cada uno de los miembros del grupo que dirija.
El facilitador debe buscar que cada uno de los miembros del grupo sea tratado de
manera igualitaria, promoviendo siempre una relación horizontal entre ellos y del
facilitador hacia los participantes.
Durante los espacios de diálogo las personas hablarán de su vida misma, de sus
aciertos y errores, de sus experiencias pasadas, movilizando emociones y sentimientos
de manera permanente, lo que obliga a generar un espacio cálido y acogedor. Por todo
lo planteado anteriormente un facilitador de familias fuertes debe ser: empático, líder,
con capacidad de escucha, tolerante y respetuoso.