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Elementos de un proyecto

Según Dickinson et al. (1998); Katz & Chard, (1989); Martin & Baker (2000) y Thomas (1998), los
proyectos auténticos tienen en común los siguientes elementos específicos:

• Centrados en el estudiante, dirigidos por el estudiante.

• Claramente definidos, con un inicio, un desarrollo y un final.

• Contenido significativo para los estudiantes; directamente observable en su entorno.

• Problemas del mundo real.

• Investigación de primera mano.

• Sensible a la cultura local y culturalmente apropiado.

• Objetivos específicos relacionados tanto con el Proyecto Educativo Institucional (PEI) como con los
estándares del currículo.

• Un producto tangible que se pueda compartir con la audiencia objetivo.

• Conexiones entre lo académico, la vida y las competencias laborales.

• Oportunidades de retroalimentación y evaluación por parte de expertos.

• Oportunidades para la reflexión y la auto evaluación por parte del estudiante.

• Evaluación o valoración auténtica (portafolios, diarios, etc.).

Beneficios del aprendizaje por proyectos

¿De qué manera beneficia a los estudiantes esta estrategia? Este enfoque motiva a los jóvenes a
aprender porque les permite seleccionar temas que les interesan y que son importantes para sus vidas
(Katz & Chard, 1989). Adicionalmente, 20 años de investigación indican que el compromiso y la
motivación posibilitan el alcance de logros importantes (Brewster & Fager, 2000). Investigaciones sobre
los efectos a largo plazo en el currículo de temprana infancia apoyan la incorporación del aprendizaje
por proyectos tanto en edad temprana como en educación secundaria (Básica y Media) (Katz & Chard,
1989).

John Stevenson (1922), delimitó los objetivos del Método de Proyecto en los siguientes puntos:

1. Razonamiento versus memoria de información.


2. Conducta versus información para su propio bien.
3. Entorno natural para el aprendizaje versus entorno artificial.
4. La prioridad del problema versus la prioridad de los principios (Peterson, 2012).

De esta forma, no solo se definió en términos generales hacia dónde apunta el ABP, sino que además se
establecieron las diferencias con las características de la enseñanza más formal que tiene lugar en la
mayoría de las escuelas. La palabra proyecto, de hecho, comenzó a ser usada ampliamente siendo
aplicada a actividades que no cumplían con los objetivos propiamente tales. Es así como teóricos y
especialistas han dedicado tiempo a definir lo que realmente es una enseñanza basada en proyecto, y
también lo que no es.

¿Qué es ABP?

En términos generales, ABP es un enfoque educativo dinámico, en el cual los estudiantes exploran a
partir de un conocimiento básico dado, problemas del mundo real y enfrentan desafíos asociados,
desarrollando en forma simultánea habilidades que cruzan todo el currículum educativo mientras
trabajan en grupos en forma colaborativa. Es así cómo los alumnos se pueden ver envueltos en una
investigación, por ejemplo, sobre la fibrosis quística o la antigua Grecia, y a raíz de ellos deben
desarrollar una forma de exponer lo aprendido ante la clase, padres y especialistas. De esta forma,
trabajan en un producto final, que puede ir desde un sitio web, una obra de teatro o una maqueta,
entre varias opciones.

Debido a que ABP está compuesto por un aprendizaje activo y comprometido, los alumnos se motivan
para obtener un conocimiento más profundo de los contenidos que están estudiando. Según señala
Peter Bender, director de Newsome Park Elementary School, de Newport News, Virginia, “ABP es el
modelo definitivo en que nuestros niños pueden aprender, y realmente aprenden acerca de lo que
quieren aprender. Durante muchos años les hemos entregado a los alumnos lo que nosotros pensamos
es apropiado, y en muchos sentidos eso ha sido exitoso, pero es mucho más exitoso y acelerador
cuando los niños tienen el input que les permitimos seguir su propio camino”, (Edutopia, 2010).

Asimismo, poner a los estudiantes como el centro del proceso de aprendizaje, tal cual lo hace la
enseñanza basada en proyectos así como otros enfoques de la escuela progresista, es clave para los
cambios en el sistema educativo. Así lo afirma Seymour Papert, director del Grupo de Epistemología y
Aprendizaje del MIT. “Lo primero es esta idea de currículum, donde (el alumno) tiene que aprender
esto en un momento determinado, y reemplazarla por un sistema donde se aprende lo mismo en la
medida en que se necesita. De esta forma se pone a los niños en una posición en que van usando el
conocimiento que están adquiriendo”, (Edutopia, 2010).

Más allá del aula

Incorporar la realización de un proyecto dentro del método de enseñanza, sin embargo, no es algo que
pueda ser propuesto sin responder a ciertos lineamientos que definan que éste cumpla realmente con
el propósito de aprendizaje. Uno de los objetivos planteados por Kilpatrick y mencionados previamente
tiene relación con el entorno natural en que se debe desarrollar este proceso.

Es así como es esencial para los profesores, alejados de los terrenos concretos a los que hacen
referencia los contenidos que entregan, reconectar a los alumnos con un entorno lo más natural
posible. Esto implica tanto recrear este ambiente dentro de la sala de clases o, idealmente, salir del
aula si así se requiere.

“Una excursión fuera de los muros de la escuela revela un esfuerzo concreto de dar al proyecto una
autenticidad mayor.

Además, mediante la conexión de los estudiantes con el mundo externo, los proyectos no solo
enriquecen el currículum sino que ayudan a los estudiantes a pulir principios democráticos”, (Peterson,
2012).
De esta forma, los alumnos se ven expuestos a una conexión con el mundo real que revierte la noción
de estudios abstractos sobre contenidos presentados en libros de texto. Ello resulta en que los
estudiantes comiencen a contribuir a su comunidad y se transformen en miembros activos de ella, en
lugar de consumidores pasivos.

Una vez definido el entorno donde tendrá lugar el proyecto, se llevan a cabo los otros tres objetivos de
Kilpatrick: generar en los estudiantes razonamientos en lugar de memorización de información;
generar conductas que les beneficiarán, más que búsqueda de información; y priorizar la resolución de
problemas más que aprender principios. Esto se da cuando el profesor define cuál es el contenido que
se revisará, y busca hacerlo en torno a una actividad que descubra puede ser atractiva para sus
alumnos.

“El método de proyecto deja claro que el contenido que los estudiantes aprenden no debe estar
diseñado simplemente para prepararlos para la vida una vez que dejen la escuela, sino que más bien
debería por sí mismo representar la vida”, (Peterson, 2012).

Dirigiendo el aprendizaje

Es un hecho que el grado de interés de cada alumno varía de un proyecto o contenido a otro. De esta
forma, el docente debe recurrir a lo que se conoce como “interés espontáneo”, el cual aumenta a
medida que la autenticidad y complejidad del proyecto es más sólida. Ello confirma la teoría acerca de
que los proyectos generan mayor curiosidad y exigen mayor pensamiento propio de parte de los
estudiantes que otros enfoques educativos.

Por otra parte, al ser un enfoque centrado en los estudiantes, el ABP exige un cambio en el rol del
profesor, quien pasa a ser una guía que encomienda las tareas a realizar, apoya y evalúa el proceso de
llevarlas a cabo. De hecho, Peterson (2012) señala que el diseño de un proyecto debe seguir cuatro
pasos: propósito, planificación, ejecución y juicio.

La primera de estas etapas implica que el profesor explore los intereses de sus estudiantes en la sala
de clases, mientras además investiga un tema que sea lo suficientemente auténtico para comprometer
a los alumnos por cierto período de tiempo. De esta forma, son ellos quienes dirigen su propio
aprendizaje y quienes luego, al ejecutar el proyecto, usan tanto su mente como sus manos en varios
procesos simultáneos: crear, investigar, diseñar, construir y analizar.

El juicio del proyecto, o evaluación final, no está asociado a rúbricas definidas, exámenes, ensayos o
reportes escritos, sino a mostrar el conocimiento adquirido a través de la presentación de un producto
final. De esta forma, esta etapa resulta más significativa para los estudiantes y puede, de alguna
manera, orientarlos hacia sus intereses académicos superiores, perspectivas laborales futuras y
participación en activismo político o social.

Variedad y diferenciación

El ABP surgió como un enfoque dentro del llamado movimiento progresista, que fue una forma de
responder a los desafíos que trajo la modernización vivida a mediados del siglo XIX en el mundo. A dos
siglos de ello, el desarrollo de las nuevas tecnologías y su incorporación dentro de la vida cotidiana, ha
generado que surjan nuevas exigencias que necesitan ser correspondidas por los procesos educativos.
“Resolver problemas de alta complejidad requiere que los estudiantes cuenten con habilidades
fundamentales (lectura, escritura y matemática), además de las habilidades del siglo XXI (trabajo en
equipo, resolución de problemas, recolección de investigación, administración del tiempo, síntesis de
información, uso de herramientas de alta tecnología). Con la combinación de estas habilidades, los
estudiantes se convierten en directores y administradores de su proceso de aprendizaje, teniendo
como guía y mentor a un profesor calificado”, (Edutopia, 2012).

Además, el ABP representa una forma efectiva de integrar la tecnología dentro del currículum,
incluyendo tanto el uso de computadoras e Internet, como de otros dispositivos tecnológicos (cámaras
de video y ortografía o pizarrones interactivos, por ejemplo). Asimismo, al estar asociadas a nuevas
formas de comunicación, estos dispositivos permiten a los estudiantes encontrar nuevas fuentes de
información y tener diálogo directo con ellas, mientras que los profesores pueden ponerse en contacto
con otros especialistas, los apoderados y los mismos estudiantes. De esta forma, se rompe la barrera
de la sala de clases, y se fomenta el trabajo colaborativo.

“ABP no es solo una forma de aprendizaje; es una manera de trabajar juntos. Si los estudiantes
aprenden a tomar responsabilidad de su propio aprendizaje, formarán la base en la manera que
trabajarán con los otros en su vida adulta”, (Edutopia Staff, 2007).

En relación con el método de enseñanza tradicional, en tanto, los expertos hablan de tres beneficios
principales: el incremento de los logros académicos, el aumento de la aplicación y retención de
información y la mayor motivación y compromiso de los alumnos con sus estudios. Asimismo, la
búsqueda y contacto con expertos externos que colaboran en la investigación complementan el
conocimiento que pueda entregar el profesor, y permite que sean los estudiantes quienes tomen las
decisiones sobre qué y dónde investiga y luego usar lo que realmente es atinente al proyecto que están
desarrollando.

Por otro lado, al abarcar una amplia variedad de actividades, el ABP responde de buena manera a la
variedad que existe al interior de una sala de clases en cuanto a sus estilos de aprendizaje. Al hacer un
proyecto en grupo, los estudiantes adquieren diferentes roles dentro de la organización de la que
forman parte y, además, realizan tareas manuales, visuales y auditivas sobre un mismo conocimiento.

“Los estudiantes deben usar todas las modalidades en el proceso de investigar y resolver un problema,
y luego comunicar las soluciones. Cuando los niños están interesados en lo que están haciendo son
capaces de usar sus áreas de fortaleza, y alcanzan objetivos de mayor nivel” (Edutopia, 2007).

De esta forma, adoptar el método de enseñanza basada en proyectos permite desarrollar en los
alumnos habilidades que los preparan no solo para enfrentar una vida laboral en su vida adulta, sino
además para resolver problemas y situaciones cotidianas. En un mundo marcado por revoluciones
tecnológicas que han determinado el modo de vida de las sociedades, responder a los nuevos desafíos
que estas han traído, es esencial para que los sistemas educativos puedan estar alineados con las
exigencias que se requieren de los futuros adultos.

Resumen

 El aprendizaje basado en proyectos (ABP) busca desarrollar habilidades básicas en


los estudiantes que les permitan desenvolverse sin problema en el mundo, al
terminar sus años de escolaridad.
 El advenimiento de las nuevas tecnologías ha hecho resurgir el ABP como alternativa
educatival, de manera de incorporar a los alumnos en su propio proceso de
aprendizaje, a través de proyectos con investigación propia y un resultado final que
deberán presentar en forma pública.
 Los beneficios del ABP incluyen el desarrollo del pensamiento crítico en los alumnos,
mejora de los logros académicos, mayor compromiso de los estudiantes con el
aprendizaje y la evolución de las capacidades de trabajo colaborativo.

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