SERES MÁGICOS
pueblo.
En medio del monte se pegó el es-
panto del siglo cuando unas luces se
le aparecieron en el camino, a la vera
del río, y se quedó como piedra. Las
luces bailoteaban sobre él y hasta pa-
recía que lo estaban examinando; a
Calixto se le fue el miedo, y siguien-
do el consejo de sus abuelos, se man-
tuvo quieto y respetuoso de lo des-
conocido.
Las luces se aquietaron y le alum-
braron un cofre lleno de monedas,
Calixto no podía creer lo que veía,
pero en lugar de acercarse decidió ir-
se sin tomar nada de ese oro.
Se acostó en su cama y soñó con
esas luces, que una y otra vez le mos-
traban todo ese oro. Su vida y la de
su niña sería otra, pensaba.
Al día siguiente, su hija lo fue a
despertar para mostrarle el cofre que
estaba sobre la mesa que en la made-
ra tenía grabada la leyenda “La for-
tuna le llega al hombre correcto”.
Calixto dudando, pero viendo el
entusiasmo de la niña, preparó todo
para irse.
El “Colorao” se enteró tiempo des-
pués que Calixto había comprado
unas tierras vecinas.
Es así fue tanta la curiosidad en sa-
ber cómo es que se había hecho de
dinero si apenas podía pagarle el
arriendo en los últimos meses, que
un día se topó a la niña en el pueblo
saliendo de la escuela, para averiguar
“LUZ MALA” DE ALEJANDRO AGUADO
los detalles.
El hombre creyendo entonces que
así como estaba oculto ese cofre, de
LOS MICROS
La cana de la oveja Temor de la cólera La mujer ideal no existe Banda sonora Ángeles
Helder Amos Ah’Med El Qalyubi Marco Denevi Daniel Rivallo Espido Freire
Esa noche, mientras cepillaba su En una guerra, Alí derribó a un Sancho Panza repitió, palabra por En su omnipotente sabiduría e in- Apostados cada uno en una esqui-
lana, la oveja negra se encontró hombre y se arrodilló sobre su pe- palabra, la descripción que el di- finita bondad, después de traba- na de la cama le veían cada noche
con una brillante cana que relucía cho para decapitarlo. El hombre le fundo don Quijote le había hecho jar rudamente durante seis días, rezar y dormir. Una vez quisieron
entre su oscuro pelaje y, recordan- escupió en la cara. Alí se levantó y de Dulcinea. Dios pensó que para ser el mejor mostrarse.
do cómo esa mañana había obe- se fue. Cuando le preguntaron Verde de envidia, Dulcinea mas- de todos los mundos posibles, és- El niño rompió a gritar y su madre
decido las órdenes del pastor al por qué había hecho eso, dijo: - culló:-Conozco a todas las mujeres te, no estaría del todo completo si trató de convencerle de que los
no alejarse mucho del rebaño, Me escupió en la cara y temí ma- del Toboso. Y le puedo asegurar no existía el ruido. monstruos no existían.
pensó que ya estaba muy vieja pa- tarlo estando yo enojado. Sólo que no hay ninguna que se parez- El inefable creó al obrero el sépti- Ellos bajaron la cabeza, avergon-
ra seguir siendo la rebelde de la quiero matar a mis enemigos es- ca ni remotamente a esa que us- mo día, después no pudo descan- zados, y ocultaron su fealdad tras
familia. tando puro ante Dios. ted dice. sar. sus alas.