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4 DOMINGO 22 DE JULIO DE 2018 EL TRIBUNO JUJUY

SERES MÁGICOS
pueblo.
En medio del monte se pegó el es-
panto del siglo cuando unas luces se
le aparecieron en el camino, a la vera
del río, y se quedó como piedra. Las
luces bailoteaban sobre él y hasta pa-
recía que lo estaban examinando; a
Calixto se le fue el miedo, y siguien-
do el consejo de sus abuelos, se man-
tuvo quieto y respetuoso de lo des-
conocido.
Las luces se aquietaron y le alum-
braron un cofre lleno de monedas,
Calixto no podía creer lo que veía,
pero en lugar de acercarse decidió ir-
se sin tomar nada de ese oro.
Se acostó en su cama y soñó con
esas luces, que una y otra vez le mos-
traban todo ese oro. Su vida y la de
su niña sería otra, pensaba.
Al día siguiente, su hija lo fue a
despertar para mostrarle el cofre que
estaba sobre la mesa que en la made-
ra tenía grabada la leyenda “La for-
tuna le llega al hombre correcto”.
Calixto dudando, pero viendo el
entusiasmo de la niña, preparó todo
para irse.
El “Colorao” se enteró tiempo des-
pués que Calixto había comprado
unas tierras vecinas.
Es así fue tanta la curiosidad en sa-
ber cómo es que se había hecho de
dinero si apenas podía pagarle el
arriendo en los últimos meses, que
un día se topó a la niña en el pueblo
saliendo de la escuela, para averiguar
“LUZ MALA” DE ALEJANDRO AGUADO
los detalles.
El hombre creyendo entonces que
así como estaba oculto ese cofre, de

“El tesoro de la luz mala” seguro habría más por descubrir, se


metió medio el monte y se quedó a
esperar la noche… Y jamás regresó.
Por una semana lo buscaron con
guías, baqueanos y perros pero ni un
rastro…Todo el monte “barrieron”.
De Mochita Herrera tenido que hacer el esfuerzo de tra- cuchó el parloteo entre dos hombres con la que pudo hacer los viajes para
bajar, porque todo lo había recibido en la entrada de la almacén. Tendría llevar sus productos y su cosecha Qué habrá pasado allá en la espe-
alixto era un hombre sencillo por herencia. Sus administradores, que ser mucha casualidad que dos para vender en el pueblo. De esto sura, nadie lo sabe…

C y humilde, la única fortuna


que tenía era su hija de siete
años, a quien amaba con todo su ser.
unas sanguijuelas, manejaban su
fortuna duplicándola y sangrándola
de a poco, sin que éste se diera
mujeres se llamasen igual y que ten-
gan las mismas características.
Como prefirió no indagar, porque
obviamente, se enteró el dueño de
las tierras y decidió subirle la renta,
mucho más de lo que podía Calixto
La mujer cuando se vio sola sin
custodio, se fue en busca de su “fa-
milia” a quien no pudo encontrar,
Habían perdido todo en una inun- cuenta. ese capítulo ya lo había dejado atrás pagar. porque el generoso hombre , que
dación, tuvieron que mudarse y de- Por cosas del destino, dos años con la inundación, se alejó del dúo y Se quedaría sin un centavo para había decidido irse para otros desti-
jar todo atrás. La madre de la niña después, la exmujer de Calixto ter- siguió con sus trámites. poder costear los gastos para trabajar nos, regaló las tierras que no eran
no soportó la “mala suerte”, así que minó siendo concubina del El trabajo de la finquita estaba y sobrevivir. Pagó el primer mes… yermas a varias familias pobres que
prefirió irse para nuevos y “más afor- “Colorao” como lo llamaban a sus dando sus frutos, con su primera co- El segundo estuvo más difícil y así… sabían eran de buen corazón y sin
tunados” destinos. espaldas. Y como el hombre ni secha pudo comprar unos chivos y le El sexto mes, ya no podía. Tuvo miedo al trabajo.
Calixto con un poco de suerte con- soñando se casaría con una mujer enseñó a su hija a hacer quesos. La que vender sus chivos y lo poco que La mujer se afincó con un peón de
siguió el dinero para arrendar unas “venida de abajo” la llevó a su caso- zona donde estaban le fue propicia y le quedaba de la cosecha. Ver a su hi- estancia. Las sanguijuelas fueron a
tierras, en medio de la nada, con tan na, para que le sirviera de compañía, estaba agradecido por la suerte. Y ja ir a dormir, sin comer le partía el parar a la cárcel por falsificación de
solo su conocimiento y su fe. sin voz ni poder alguno. hasta consiguió que su niña regresa- alma. Una noche de mucho frío fue documentos. Y las tierras que eran
Ese terreno era considerado yer- De esto no se enteró Calixto, hasta ra a la escuela. en busca de leña buena y se llevó la del “Colorao” quedaron a merced
mo por su dueño, un avaro y codi- que estando en el pueblo compran- Incluso pudo comprar una ca- camioneta pensando en juntar un del estado. (Imagen fuente: historie-
cioso millonario que jamás había do provisiones para la semana, es- mionetita de tercera o cuarta mano, poco más para luego venderla en el tapatagonica.blogspot.com)

LOS MICROS

La cana de la oveja Temor de la cólera La mujer ideal no existe Banda sonora Ángeles
Helder Amos Ah’Med El Qalyubi Marco Denevi Daniel Rivallo Espido Freire
Esa noche, mientras cepillaba su En una guerra, Alí derribó a un Sancho Panza repitió, palabra por En su omnipotente sabiduría e in- Apostados cada uno en una esqui-
lana, la oveja negra se encontró hombre y se arrodilló sobre su pe- palabra, la descripción que el di- finita bondad, después de traba- na de la cama le veían cada noche
con una brillante cana que relucía cho para decapitarlo. El hombre le fundo don Quijote le había hecho jar rudamente durante seis días, rezar y dormir. Una vez quisieron
entre su oscuro pelaje y, recordan- escupió en la cara. Alí se levantó y de Dulcinea. Dios pensó que para ser el mejor mostrarse.
do cómo esa mañana había obe- se fue. Cuando le preguntaron Verde de envidia, Dulcinea mas- de todos los mundos posibles, és- El niño rompió a gritar y su madre
decido las órdenes del pastor al por qué había hecho eso, dijo: - culló:-Conozco a todas las mujeres te, no estaría del todo completo si trató de convencerle de que los
no alejarse mucho del rebaño, Me escupió en la cara y temí ma- del Toboso. Y le puedo asegurar no existía el ruido. monstruos no existían.
pensó que ya estaba muy vieja pa- tarlo estando yo enojado. Sólo que no hay ninguna que se parez- El inefable creó al obrero el sépti- Ellos bajaron la cabeza, avergon-
ra seguir siendo la rebelde de la quiero matar a mis enemigos es- ca ni remotamente a esa que us- mo día, después no pudo descan- zados, y ocultaron su fealdad tras
familia. tando puro ante Dios. ted dice. sar. sus alas.

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