Sinopsis
Brasil. Nice es una sirvienta de una gran casa donde ella también vive. Como muchas
jovenes campesinas de su condición dejo su pueblo para trabajar en la ciudad, en la
casa de una familia acomodada. Con cámara en mano, la autora acompaña a la
protagonista, que conoce hace años, en la realización de sus faenas domésticas. Ella la
filma trabajando, y enseña las distintas facetas del empleo: su carácter físico e aburrido ;
la gran variedad de sus tareas; el esfuerzo y la preocupación que para ella representa; el
dominio de las distintas técnicas; las exigencias sobre la limpieza de los dueños. La
película no describe solamente un trabajo muchas veces subestimado e ignorado, sino
que la autora también da palabra a Nice, que a veces riendo y otras llorando, expresa su
punto de vista sobre su trabajo e su condición, confia su vivido como sirvienta:
sentimiento de frustración, falta de valoración y reconocimiento, desprecio, están entre
los temas cruciales que ella aborda durante el rodaje de la película. Y es porque su vida
no se restringe solamente a su trabajo que Nice nos cuenta también, sus alegrías, recelos,
confidencias y proyectos
Durante dos años, de 2008 a 2009, con mucha paciencia he visionado, seleccionado y montado las
imágenes de ese documental etnográfico. Las había rodado cinco años antes, en diciembre de 2003.
En cuanto a Nice, nuestro primer encuentro tuvo lugar cinco años antes del rodaje, en 1998, cuando
ella había entrado, casi al mismo tiempo que yo, en la gran casa que constituye el marco espacial de
la película: ella para trabajar allí como sirvienta, y yo como invitada de sus empleadores. Por lo
tanto, han transcurrido más de diez años entre el primer encuentro con Nice y la conclusión de la
película. Eso da cabal idea de que ese documental ha sido concebido durante un tiempo prolongado:
precisamente aquél que permite desarrollar relaciones confiadas y cómplices; aquél que también
permite acceder a una comprensión sutil e íntima de las realidades que ese documental toma como
objeto de estudio. A diferencia de lo que ocurre por regla general en los documentales sin voluntad
antropológica, las “localizaciones” no se efectuaron con el propósito de hacer una película: fueron
más bien su preámbulo y orientaron la selección del tema. Cuando filmo a Nice mientras trabaja, ya
me baso en la antigua relación que nos une y, como telón de fondo, existe el conocimiento previo de
su tarea, de su universo laboral, (constituido especialmente por las relaciones que ella mantiene con
sus patronos y sus cuatro niños), de su experiencia y de su visión del trabajo que ejerce, tanto de
los suyos propios como de los de muchas otras sirvientas.
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No me encontré con Nice, al igual que con las otras sirvientas, en el marco de un estudio
sobre el servicio doméstico en Brasil, fenómeno que ha estado siempre al margen de las
investigaciones que realizo en aquel país, aun cuanto me suscitara un interés permanente. He tenido
ocasión de encontrarme con estas mujeres pobres tanto en diversos campos etnográficos –entre los
adeptos de la religión Umbanda y los usuarios de los servicios públicos de salud– como en el
domicilio de las diversas familias de clase media entre las cuales he permanecido a lo largo de los
últimos veinticinco años. Las sirvientas son muy numerosas en Brasil, país donde el trabajo
doméstico remunerado representa el primer empleo femenino1. Me he relacionado con algunas de
las que conocí, Nice entre ellas. Además de una afinidad recíproca, mis repetidas y prolongadas
estancias en la vivienda que es a la vez su lugar de trabajo y su alojamiento propiciaron una sólida
relación. Sin embargo, ni en esta casa ni en otras donde también anudé vínculos con la criada, la
relación pudo mostrarse como lo que era: alejada de la conexión que se supone entre una empleada
de hogar y la invitada de sus patronos, se ha desarrollado sobre todo en los espacios y momentos en
que estábamos solas. El rodaje se adaptó a esta característica, ya que tuvo lugar durante un periodo
de cinco días en que la casa había sido desertada por sus otros moradores.
1 O sea un 17 % de los 39,5 millones de mujeres que trabajaban en 2009. Según la misma fuente – la encuesta
PNAD/IBGE de 2009– 7,2 millones de personas estaban englobadas en la categoría “trabajadores domésticos”: entre
ellas 6,7 millones eran mujeres (un 93 %), de las cuales sólo un 26,3 % estaban declaradas por sus patronos.
2
las personas filmadas gracias a mi propia experiencia de incorporación de su mundo. Lograr abrir
este acceso a un público cuya vivencia social y cultural es muy distinta a la de las personas filmadas
es la meta que persigo cuando realizo un documental etnográfico.
Durante los 68 minutos que dura Nice, bonne au Brésil, yo quería que los espectadores
estuvieran confinados, al igual que Nice, en la amplia casa donde transcurre la mayor parte de una
vida dedicada a una labor extenuante y sometida, que pudieran sentir su soledad, su aislamiento, su
cansancio, al menos en la medida adecuada para que lo comprendan si necesidad de que ella lo
explique verbalmente, sino que su discurso se limite a confirmar y reforzar la percepción del
espectador. Al mantener a los espectadores en el marco materialmente enclaustrado de la gran
vivienda, al seguir los pasos de Nice de modo que la lectura de este espacio estuviera inspirado en
la práctica que ella tiene de su entorno, al enseñarles las tareas que se suceden sin cesar, mi
intención era no sólo de darles a conocer la realidad del trabajo de sirvienta desde la posición de
Nice sino también darles la oportunidad de participar, física y mentalmente, de su labor: que
sintieran el desgaste físico y mental derivado del trabajo, su carácter fastidioso y repetitivo, así
como su extensión, su pesadez y su variedad; que pudieran compartir los sentimientos de
desvalorización y alienación relacionados con ese trabajo, el sufrimiento y las inquietudes
provocados por el desprecio social del que Nice se siente objeto, sobre todo por parte de aquellos a
quien ella llama “la gente importante” o a veces “los demás”, entre ellos sus patronos.