urgente, que veda intervención al juez, que impone penas de prisión al que intente
obstaculizarlo… Es el aborto como un método anticonceptivo de última instan-
cia, un aborto sin necesidad de expresar causa alguna. Esta “privación de la vida
arbitrariamente” es algo vedado expresamente por el art. 4.1 de la Convención Ame-
ricana sobre Derechos Humanos, como se verá.
El corte temporal en la semana 14 es absolutamente injustificado. El pro-
yecto de ley discrimina a las personas según su grado de desarrollo.
Es una decisión muy grave, que desprotege a los más vulnerables. Tutela un
supuesto derecho de los fuertes frente al verdadero derecho de los débiles.
Además, no hay razones válidas para establecer esa semana y no otra an-
tes o después. Debe tenerse en cuenta, en este sentido, que en esa etapa el niño ya
tiene un desarrollo importante (v.gr., tiene un corazón que late, tubo neural, esquele-
to y músculos, pies y manos, etc.).
Las distinciones de etapas en el desarrollo de la gestación del ser humano (ci-
goto, embrión, feto) sólo pueden tener un interés para el estudio, al igual que las
clasificaciones del individuo ya nacido como niño, adolescente, adulto, anciano. Pero
esas denominaciones no pueden tener la consecuencia de privar a lo concebido de lo
que es: desde el comienzo, un ser humano con vida.
En este sentido, no permitir el aborto en semanas posteriores da cuenta de la
irrazonabilidad y arbitrariedad intrínseca del proyecto. Si el argumento es la libertad
de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo y se considera que el feto no es un ser
humano vivo, diferente a su madre, entonces para ser consecuentes debería permitir-
se abortar libremente hasta el último día de embarazo; pero esto es inaceptable, in-
cluso para la mayoría de las personas que están a favor de la despenalización del
aborto.
No obstante, es claro que el niño por nacer es un ser único e irrepetible,
con ADN propio y, por tanto, no es un mero órgano de la madre. Ese punto es
central para rebatir el argumento de que el aborto se funda en el derecho de la mujer
a disponer de su cuerpo. En el aborto la mujer no dispone de su cuerpo, sino que dis-
pone del cuerpo de otro.
No hay ningún tratado vinculante para la Argentina que obligue al Estado a re-
conocer un supuesto derecho al aborto. En verdad, precisamente lo contrario, esto
es, la tutela y protección legal del derecho a la vida del ser humano no nacido
es lo que imponen los tratados internacionales de derechos humanos suscriptos
por nuestro país a los cuales se ha otorgado jerarquía constitucional desde la reforma
de 1994 (cfr. art. 75, inc. 22, de la Constitución Nacional). Ni un tratado habla de
“derecho a abortar”; casi todos hablan de “derecho a la vida”, y algunos significati-
vamente exponen de manera expresa que se tiene ese derecho “desde la concepción”;
y sin embargo, sorprendentemente el resultado quiere ser que hay un derecho al
aborto y que no hay un derecho a la vida.
En este sentido, la Convención sobre Derechos del Niño, de la ONU, establece
que “se entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de edad” (art. 1)
(énfasis añadido). Si alguna duda quedara, al ratificar tal Convención la Argentina
realizó una declaración interpretativa (conf. Ley 23.849, art. 2), en la cual señaló que,
con relación al art. 1 de la Convención, “la REPUBLICA ARGENTINA declara que el
mismo debe interpretarse en el sentido que se entiende por niño todo ser humano
desde el momento de su concepción y hasta los 18 años de edad” (énfasis añadido). Quitar
valor a dicha declaración por no llamarse “reserva”, es desconocer tanto el Derecho
internacional como el Derecho interno argentino. En todo caso, así fue elevada al
rango constitucional, “en las condiciones de su vigencia” para nosotros (art. 75, inc.
22, CN), esto es, incluyendo tal declaración interpretativa. Además, el Preámbulo de
tal Convención, de carácter normativo para el Derecho internacional (Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados —CVDT—, art. 31, inc. 2), en su párrafo 9º
establece que el niño “necesita protección y cuidados especiales, incluso la debida
protección legal, tanto antes como después del nacimiento” (énfasis añadido).
La Convención Americana sobre Derechos Humanos, por su parte, dispone que
todo ser humano es persona (art. 1.2); que toda persona tiene derecho al reconoci-
miento de su personalidad jurídica (art. 3) y que todos tienen derecho a que se
respete su vida, siendo la regla la protección legal de tal derecho desde la con-
cepción, sin que nadie pueda ser privado de la vida arbitrariamente (art. 4.1).
A este respecto, se ha hablado bastante de la sentencia Corte I.D.H., Artavia
Murillo y otros v. Costa Rica, Sentencia de 28 de noviembre de 2012 (Excepciones pre-
liminares, fondo, reparaciones y costas), Serie C No. 257. Debe señalarse que la
misma fue contra otro país, no siéndole aplicable a Argentina más que como un ar-
gumento de autoridad, no de obligación. Por otra parte, su holding está firmado por
tres jueces, de los siete que conforman el tribunal. Pero lo importante finca en otros
puntos: el fallo se refiere a un tema distinto al del aborto, cual es el de la fecundación
in vitro. Esa resolución no brindó la protección del art. 4.1 al embrión no implantado
y admitió la fecundación extracorpórea, pero en el caso de aborto estamos hablando
siempre de seres concebidos ya implantados, sean embriones o instancias posteriores
de desarrollo. Por lo tanto, la sentencia no avala un derecho a terminar con la vida de
ANÁLISIS DEL PROYECTO DE LEY DE IVE (CD 22/18, EN REVISIÓN SENADO, MEDIA SANCIÓN 14.6.2018) 12
son algo “resistente”, que protege de manera superior a la persona contra el Estado
y contra terceros, y aún contra las leyes de una nación.
Reconocido todo lo anterior, y retomando la primera pregunta, ¿exigen esas
normas que se reconozca y consagre el derecho a la realización del aborto, ga-
rantizándolo con diversos elementos de Derecho administrativo, e incluso con ame-
nazas penales? Desde luego que no; afirmar lo contrario excede cualquier lectura de
buena fe de los textos de los tratados que Argentina ratificó y que elevó al rango de
estatura constitucional.
En el contexto del debate parlamentario sobre el aborto, donde una y otra vez
se niegan las expresiones claras de los tratados a los que se ha dado jerarquía consti-
tucional, que reconocen el derecho a la vida y exigen para el mismo la protección
legal, debe recordarse que todas las anteriores normas deben “interpretarse de
buena fe conforme al sentido corriente que haya de atribuirse a los términos
del tratado en el contexto de éstos y teniendo en cuenta su objeto y fin” (CV Dere-
cho de los Tratados, art. 31, inc. 1). No se puede, por tanto, poner por encima de
la letra de los tratados internacionales a los que se obligó el Estado argentino,
a interpretaciones de comités que desnaturalizan las cláusulas de los tratados.
A esto debe además sumarse que las declaraciones de esos cuerpos internacionales
no son obligatorias para el país.
A partir de la Constitución y los tratados, entonces, cualquier distinción entre
“ser humano” y “persona” se vuelve contraria a los principios más elementa-
les. Todo ser humano es persona para el Derecho y merece su reconocimiento
y garantía.
Que desde la concepción hay persona para el Derecho también lo reconoce,
en forma expresa, nuestro Código Civil y Comercial de 2015 (art. 19). Además, debe
recordarse que toda persona por nacer tiene, de acuerdo al Código Civil y Co-
mercial y a otras leyes, el derecho de adquirir derechos y de ejercer acciones
judiciales por medio de sus representantes. Este Proyecto con media sanción nie-
ga al niño no deseado el derecho a la vida, y a la vez lo priva de siquiera poder defen-
der ese derecho a través de sus representantes naturales o legales (cfr. art. 59 del
Código Civil y Comercial, y art. 7, Ley 26.061).
Por lo tanto, si para nuestro sistema hay ser humano vivo desde la concepción,
deben aplicarse a la persona por nacer todas las normas protectorias del derecho a la
vida, tanto de nuestro Derecho interno como de los tratados de derechos humanos
suscriptos por nuestro país que tienen jerarquía constitucional (art. 75, inc. 22, de la
Constitución Nacional). Estos tratados imponen que los Estados establezcan su pro-
tección por ley, garantizando en la máxima medida posible su supervivencia, y vedan
a la vez que alguien pueda ser privado de su vida arbitrariamente, por mera decisión
de un tercero.
ANÁLISIS DEL PROYECTO DE LEY DE IVE (CD 22/18, EN REVISIÓN SENADO, MEDIA SANCIÓN 14.6.2018) 14
11. El Proyecto admite que una menor de 12 años o menos aborte acompañada por un
referente afectivo y que una de 13 años pueda requerir un aborto
En cuanto a los menores de edad, el Proyecto con media sanción remite al art.
26 del Código Civil y Comercial, que da a los adolescentes la aptitud para decidir por
sí sobre tratamientos médicos cuando los mismos no son invasivos, ni comprometen
el estado de salud o provocan un riesgo grave en la vida o integridad física, a la vez
que debe prestar consentimiento con asistencia de sus progenitores en caso contra-
rio.
El aborto quirúrgico es invasivo y no deja dudas: hace falta consentimiento de
los padres. Sin embargo, según la redacción aprobada en Diputados, como se verá,
los padres podrían ser ignorados, pues ese consentimiento para un aborto quirúrgico
podría ser suplido por el que preste “un referente afectivo”.
ANÁLISIS DEL PROYECTO DE LEY DE IVE (CD 22/18, EN REVISIÓN SENADO, MEDIA SANCIÓN 14.6.2018) 25
Por otro lado, en cuanto al aborto por medio de medicamentos, el más usual en
las primeras 14 semanas, el mismo implica graves riesgos a la salud de la mujer, pu-
diendo provocar diversas patologías y efectos colaterales serios en el útero, hemorra-
gias, etc. Esos riesgos son ignorados por el Proyecto con media sanción. En este sen-
tido, este tipo de aborto debería tratarse como el quirúrgico, requiriendo consenti-
miento parental. Sin embargo, en la práctica posiblemente esto no sería así, pues
muchos de quienes promueven la interrupción legal del embarazo afirman que el
aborto medicamentoso es “seguro”. En esta interpretación, en la mayoría de los ca-
sos una niña o adolescente mayor de 13 años podría recurrir a exigir un aborto sin el
conocimiento de sus padres.
Se tiene así el mismo resultado que en el Proyecto original, que presumía
que la menor de 13 años tenía la aptitud necesaria para poder exigir un aborto
sin conocimiento ni consentimiento de sus padres.
Por otra parte, en caso de que los padres conocieran y se opusieran, la menor
podría contradecir la voluntad parental, y el juez decidir escuchando al médico. En
efecto, según prevé el art. 26 del Código Civil y Comercial, si se considera el aborto
como invasivo, o que pone en riesgo la integridad de la menor, ella puede requerir el
aborto y, si sus progenitores no consintieran con el mismo, se resuelve la desavenen-
cia teniendo en cuenta el interés superior de la menor, sobre la base de la opinión
médica sobre las consecuencias de realizar o no el acto.
En caso de una menor de 12 o menos edad, siempre se requeriría la autoriza-
ción parental para abortar. Pero esto tampoco es tan así, según enseguida se verá.
En efecto, llama la atención que el Proyecto con media sanción, tras remitir al
Código Civil y Comercial y a la Ley de Niños, Niñas y Adolescentes con relación al
consentimiento, agregó una remisión al art. 7 del Decreto 415/06, reglamentario de
tal Ley. En primer lugar, contradice toda buena práctica legislativa que una ley del
Congreso remita a un decreto, mudable por voluntad del Ejecutivo, para dar conteni-
do a sus normas, en lugar de hacer suyo el contenido del mismo e incluir directa-
mente esos elementos en el texto de la ley. Pero lo más importante es que en ese art.
7 del Decreto reglamentario se considera como “familia ampliada”, además de los
progenitores, a “personas vinculadas a los niños, niñas y adolescentes”, pudiendo
incluir, además de abuelos y otros consanguíneos, a los parientes políticos y a
“otros miembros de la comunidad que representen para la niña, niño o adolescen-
te, vínculos significativos y afectivos en su historia personal como así también en su
desarrollo”. Es decir, de acuerdo con la remisión que hace el Proyecto, cualquiera
podría acompañar a la adolescente a abortar, sin que sus padres se enteren, y
no se distingue ahí entre menores de 11, 12, 13 ó 14 años.
¿Quienes son esas personas que pueden dar consentimiento para que la menor
aborte? ¿Podría haber un abusador dentro de esa “familia ampliada”, que acom-
ANÁLISIS DEL PROYECTO DE LEY DE IVE (CD 22/18, EN REVISIÓN SENADO, MEDIA SANCIÓN 14.6.2018) 26
pañe a la menor a abortar y consienta con la práctica? ¿Hasta dónde se llega con
los que pueden consentir para que se haga un aborto a la menor?
De esta manera, la conclusión clara es que una menor embarazada de 13
años o más podría requerir un aborto sin la voluntad de sus padres, y aun con-
tra la misma, o con el concurso de alguien de la “familia ampliada” política o
comunal. A su vez, una niña de 12 o menos edad podría requerir el aborto con-
tando con el consentimiento de alguien de la “familia ampliada”, como puede
ser un referente afectivo.
Antes de concluir este apartado, conviene recordar que al verificarse que una
menor de 15 años o menos edad está embarazada existe una alta presunción de que
ha sido abusada (cfr. arts. 119 y 120 del Código Penal).
dad del establecimiento de salud al que pertenece, o en cada uno cuando trabaje en
varios (cosa frecuente). En consecuencia, el derecho a la objeción de conciencia de
los profesionales se prevé de manera muy restrictiva. Actuar en conciencia es un de-
recho, que puede ejercerse directamente, sin inscripciones previas ni cargas que per-
judiquen al objetor, como enseguida se verá.
En efecto, como tercera cortapisa el Proyecto establece un registro de objeto-
res en el hospital donde se objeta, el cual debe ser informado a las autoridades
de salud, que tendrá a su vez un registro en el Ministerio de la jurisdicción
provincial (arts. 15 y 17, inc. c). De esta manera se viola el derecho a la libertad de
pensamiento, a la libertad religiosa, a la libertad de conciencia y a la intimidad del
objetor, junto al derecho a trabajar y ejercer la profesión de manera igualitaria. Esto
abre la puerta a un sistema de “listas negras” y probables discriminaciones laborales
y sociales en virtud de las propias convicciones. Además, se viola el derecho a la in-
timidad y a la reserva de los datos personales, obligando a revelar las propias creen-
cias y pensamientos (cfr. arts. 19 CN, 11 CADH, Ley de Protección de Datos Perso-
nales).
Debe observarse, como siguiente punto, que, al obligar a proveer al aborto a
todo profesional requerido, se involucra a multitud de especialidades médicas y a
otros profesionales de la salud, y no sólo a obstetras y tocoginecólogos: pediatras,
clínicos, médicos de guardia, médicos de familia, etc. Ante requerimientos inespera-
dos, profesionales que nunca lo pudieron prever estarían en riesgo de procesamiento
penal por no haber hecho una objeción previa escrita.
En quinto lugar, el Proyecto con media sanción solo admite la objeción para
el profesional que interviene “directamente” en la práctica del aborto (cfr. art. 15,
párrafos 1 y 2). Pero interviene todo un equipo, donde diversas personas participan
de modo indirecto. Todas ellas merecen el derecho a objetar. Hacer un aborto, o co-
laborar de alguna manera con el mismo, para quien entiende que hacerlo es eliminar
a un ser humano, son acciones sinónimas.
Además, como sexta restricción, se anula el derecho del objetor al impedirle
negarse a realizar el aborto cuando “la vida o la salud de la mujer o persona
gestante estén en peligro y requieran atención médica inmediata e imposterga-
ble” (art. 15, párrafo 4). No queda claro qué significa en concreto esta atención mé-
dica “inmediata e impostergable”, con una ley que establece un plazo IMPOSTERGA-
BLE de 5 días en cualquier caso y abraza un concepto de salud difuso y casi ilimitado.
De esta manera, p. ej., si cae enfermo el médico que hace abortos en un hospital, se
pone al resto de los profesionales, objetores, en riesgo próximo de cometer un delito
o de violentar sus convicciones más profundas. Cuando se encuentre en esta situa-
ción un objetor declarado e inscripto, ¿ante su negativa incurriría en las sanciones
penales de negativa y obstrucción?
ANÁLISIS DEL PROYECTO DE LEY DE IVE (CD 22/18, EN REVISIÓN SENADO, MEDIA SANCIÓN 14.6.2018) 28
El Proyecto con media sanción introduce algo inédito y sumamente grave. Es-
tablece modificaciones al Código Penal, buscando incorporar un nuevo artículo, el 85
bis. Esa norma quiere crear una nueva figura penal seria contra los profesiona-
les de la salud y los directivos de establecimientos sanitarios, que contiene
además una agravante que triplica el tiempo de prisión. La figura básica consiste
en dilatar injustificadamente, obstaculizar o negarse a practicar un aborto; se eleva la
pena si en virtud de esas acciones se genera un “perjuicio” a la salud de la persona
gestante. Veámoslo más despacio.
En efecto, el propuesto art. 85 bis prevé lo siguiente:
“Será reprimida con prisión de tres (3) meses a un (1) año e inhabili-
tación especial por el doble del tiempo de la condena la autoridad de un
establecimiento de salud o profesional de la salud que dilatare injustifica-
damente, obstaculizare o se negare a practicar un aborto en los casos le-
galmente autorizados”.
ANÁLISIS DEL PROYECTO DE LEY DE IVE (CD 22/18, EN REVISIÓN SENADO, MEDIA SANCIÓN 14.6.2018) 29
Es decir, se crea un delito por la tentativa de salvar una vida, con verbos típicos
que implican una vaguedad peligrosa para los profesionales involucrados. ¿Cómo se
va a interpretar el “dilatar”? ¿Cuándo se configurará una “obstaculización”? ¿Por qué
este “nuevo derecho” vendrá acompañado con sanciones penales ante la mera tenta-
tiva de no querer participar en el mismo?
Si se considera, por ejemplo, que el art. 14 prohíbe hacer consideraciones éticas
a la paciente: ¿esto significa que la libertad de consejo médico y de expresión podría
ser considerada una obstrucción? ¿Se va a procesar a un profesional, con riesgo de
cárcel, o inhabilitar a médicos y enfermeras por hasta 2 años por querer dialogar con
la persona y pedirle que reflexione? ¿Un médico que ha resuelto respetar la vida hu-
mana prenatal y aún no lo haya comunicado, cometerá un delito al negarse a realizar
un aborto de un bebé de 8 meses?
Pero hay más: como segundo párrafo del art. 85 bis del Código Penal se prevé
una figura agravada con penas de prisión que triplican la de la figura básica:
“La pena se elevará de uno (1) a tres (3) años si, como resultado de
la conducta descripta en el párrafo anterior, se hubiera generado perjuicio
en la vida o la salud de la mujer o persona gestante”.
Es decir, puede ocurrir que se cometa este delito agravado, si en virtud de esas
“acciones” de dilación, obstaculización, etc., resultare que la mujer no haya podido
acceder al aborto, y se entienda que esto le ha traído un daño a su salud psíquica o
social (entendido tanto daño como salud muy ampliamente, como hace la OMS). En
este contexto, ¿qué puede implicar unas acciones que habrían generado un mero perjui-
cio a la salud? Toda persona requirente que quisiera un aborto podría alegar que en-
contró “dilaciones, obstrucciones o negativas”, que le provocaron una afectación a su
salud psíquica o social, activándose la figura agravada y sus consecuentes penas hasta
3 años de cárcel.
En cuanto al análisis de las penas previstas, debe señalarse que ambos casos, la
figura básica y la agravada, serían excarcelables durante el proceso penal que se pu-
diera instaurar contra el profesional de salud.
Por otro lado, esas escalas penales harían factible la suspensión del juicio a
prueba (probation, arts. 76 bis y ss., Código Penal). Sin embargo, esto tendria grandes
dificultades, por la letra misma del Código Penal: a) esta posibilidad no estaría dis-
ponible para el médico u otro profesional de hospital público, considerado “funcio-
nario público”; b) además, en la figura básica no procedería la probation para ningún
profesional de la salud, pues se encuentra en principio vedada para los delitos que
llevan pena de inhabilitación, como ocurre en este caso. Sorprende que la figura
agravada no tiene inhabilitación, que sí posee la figura básica, y en este caso procede-
ría la probation. Esto significa que, de acuerdo al criterio del tribunal interviniente, un
ANÁLISIS DEL PROYECTO DE LEY DE IVE (CD 22/18, EN REVISIÓN SENADO, MEDIA SANCIÓN 14.6.2018) 30
médico u otro profesional podría tener que enfrentar en todos los casos un proceso
penal hasta su conclusión, con perspectiva de condena.
Debe tenerse en cuenta, además, que una posible sentencia represiva podría ser
de condena de ejecución condicional (arts. 26 bis y ss. Cód. Penal). Pero en estos
casos la pena puede ser de prisión efectiva, si se comete un nuevo “delito” de ne-
garse a abortar, así como cualquier otro ilícito penal. Esto es especialmente grave en
estos casos, dado que la naturaleza de la actividad sanitaria y los amplios derechos
que quiere consagrar este Proyecto, llevan a que la reiteración de causas en contra
de una misma persona no parezca algo especulativo, sino una eventualidad
probable.
Más allá de la prisión concreta, es muy seria la pena de inhabilitación para ejer-
cer el arte de curar, pues saca a una persona de su vida laboral, en un ámbito donde
no sobran profesionales en el país, quitándole no sólo la posibilidad de ejercer su
vocación de curar, sino también su sustento y el de su familia.
Por otra parte, la sucesión de procesos penales es angustiosa para cualquiera, y
es además muy costosa para el profesional de la salud, que habitualmente no tendrá
recursos para financiar una o sucesivas defensas técnicas penales.
Estas nuevas figuras penales son inconstitucionales e irrazonables por
muchos motivos. Por ejemplo, establecen tipos penales amplísimos, toda vez
que las acciones de dilatar u obstaculizar pueden ser interpretadas de mil ma-
neras. Se violenta el derecho a trabajar, a ejercer industria lícita, a asociarse, a
la libertad de pensamiento y de conciencia, a la libertad de expresión, etc.
En cuanto a la técnica de legislación penal, es paradójico que se busque insertar
en el capítulo de los delitos contra la vida del Código Penal a figuras nuevas
que precisamente consisten en impedir una muerte, o permitir que alguien nazca
vivo; asimismo, sorprende que el propuesto art. 86, previsto en el art. 3 del PMS no
contenga un delito, sino una declaración de no delito.
¿Los legisladores que quieren “ampliar derechos”, desearían ver presos a los
profesionales de la salud que actúen honrando el juramento hipocrático? Se da
entonces la paradoja de que muchos médicos puedan mañana ser condenados a
prisión por negarse a hacer lo que sería un delito si lo hicieran hoy.
Debe tenerse en cuenta, además, que, al crear esas obligaciones de los médicos
y otros profesionales y directivos, junto a las nuevas figuras delictivas, se abre la
puerta a responsabilidades civiles y administrativas de los médicos y otros pro-
fesionales por no realizar el aborto, o por haber dilatado el procedimiento, o pro-
curado disuadir a la interesada.
Además, el art. 13 PMS, relativo a las obligaciones de las instituciones de salud,
remite a los arts. 40 de la Ley 17.132, sobre ejercicio de la medicina, y 21 de la Ley
26.529, sobre derechos de los pacientes, que prevén responsabilidades administra-
ANÁLISIS DEL PROYECTO DE LEY DE IVE (CD 22/18, EN REVISIÓN SENADO, MEDIA SANCIÓN 14.6.2018) 31
tivas y acciones civiles de daños y perjuicios para los directivos por no dar una
prestación. Los médicos, por su parte, ¿podrían cometer otros delitos más graves
que puedan hurgarse en el Código Penal?; ¿serían pasibles de acciones de responsa-
bilidad civil por no haber practicado un aborto o no haber alertado de una malforma-
ción?; ¿podrían ser sancionados con inhabilitación de la matrícula por hasta 5
años por el hecho de haberse negado a hacer abortos (arts. 13 y 15 del Proyecto, en
posible concordancia con el art. 21 de la Ley 26.529, y el Tít. VIII, sobre Sanciones,
de la Ley 17.132; para esto ver epígrafe siguiente)? Todas estas posibles responsabi-
lidades son injustas e irrazonables.
En conclusión, luego de anunciar que nadie quiere el aborto, se crea un siste-
ma en donde por todos los medios se trata de facilitarlo y de reprimir fuerte-
mente a aquellos que no están de acuerdo en eliminar vidas humanas.
El Proyecto con media sanción obliga a todo centro asistencial: “Las autorida-
des de cada establecimiento de salud deben garantizar la realización de la interrup-
ción voluntaria del embarazo en los términos establecidos en la presente ley” (art.
13, ab initio). A todos: no se discrimina especialidad, circunscripción, expertise, si es
público o privado, etc. El aborto se convertiría así en la única prestación en el ámbito
sanitario absolutamente obligatoria para cualquier prestador de salud. Esto no parece
razonable, adecuado, necesario ni proporcionado, y va a generar en la práctica mu-
chos inconvenientes: ¿un hospital del quemado estará obligado? ¿los hospitales psi-
quiátricos? ¿los de tuberculosos? Son los resultados de un Proyecto hecho con mu-
cha premura y con demasiado interés en garantizar el aborto, sin medir los efectos
colaterales de cada norma.
Por otro lado, el Proyecto con media sanción manifiesta taxativamente que
“queda prohibida la objeción de conciencia e ideario institucional” (art. 15, in
fine, PMS).
Dicha prohibición no estaba en el Proyecto 0230-D-2018. La objeción de idea-
rio de las instituciones privadas ya había sido contemplada en la ley de Salud Sexual
y Reproductiva, en su art. 10. Se plantea ahora un gravísimo retroceso, exigiendo a
las instituciones ir en contra de los principios fundacionales.
El hombre es un ser entitativamente social. Hace cosas con otros. Por eso, los
derechos y libertades constitucionales y fundamentales que poseen las personas in-
dividuales se transmiten a las entidades que ellas conforman cuando, ejerciendo el
derecho a asociarse con fines útiles, se reúnen para realizar mediante esas personas
jurídicas tareas comprendidas dentro de aquellos derechos. Entre estos fines comu-
nes que lleva a asociarse y a crear instituciones están, hoy en día, las tareas de asis-
tencia sanitarias, que, por su sofisticación y costos, serían imposibles en muchos ca-
ANÁLISIS DEL PROYECTO DE LEY DE IVE (CD 22/18, EN REVISIÓN SENADO, MEDIA SANCIÓN 14.6.2018) 32
1
Ley 26.529: “Artículo 21. — Sanciones. Sin perjuicio de la responsabilidad penal o civil que pudiere
corresponder, los incumplimientos de las obligaciones emergentes de la presente ley por parte de los profe-
sionales y responsables de los establecimientos asistenciales constituirán falta grave, siendo pasibles en la
jurisdicción nacional de las sanciones previstas en el título VIII de la Ley 17.132 —Régimen Legal del Ejerci-
cio de la Medicina, Odontología y Actividades Auxiliares de las mismas— y, en las jurisdicciones locales,
serán pasibles de las sanciones de similar tenor que se correspondan con el régimen legal del ejercicio de la
medicina que rija en cada una de ellas”.
2
Ley 17132 - Título VIII — De las Sanciones:
“Artículo 125. — En uso de sus atribuciones de gobierno de las matrículas y control del ejercicio de la
medicina, odontología y actividades de colaboración, la Secretaría de Estado de Salud Pública, sin perjuicio
de las penalidades que luego se determinan y teniendo en cuenta la gravedad y/o reiteración de las infraccio-
nes, podrá suspender la matrícula o la habilitación del establecimiento, según sea el caso.
En caso de peligro para la salud pública podrá suspenderla preventivamente por un término no mayor
a noventa (90) días, mediante resolución fundada.
Artículo 126. — Las infracciones a lo dispuesto en la presente ley, a las reglamentaciones que en su
consecuencia se dicten y a las disposiciones complementarias que dicte la Secretaría de Estado de Salud
Pública serán penadas por los organismos competentes de la misma con:
a) apercibimiento;
b) multa de cinco mil (m$n.5.000) a cinco millones (m$n.5.000.000) de pesos moneda nacional;
c) inhabilitación en el ejercicio de un (1) mes a cinco (5) años (suspensión temporaria de la
matrícula);
d) clausura total o parcial, temporaria o definitiva del consultorio, clínica, instituto, sanatorio,
laboratorio o cualquier otro local o establecimiento donde actuaren las personas que hayan cometido
la infracción.
La Secretaría de Estado de Salud Pública de la Nación, a través de sus organismos competentes, está
facultada para disponer los alcances de la medida, aplicando las sanciones separada o conjuntamente, te-
niendo en cuenta los antecedentes del imputado, la gravedad de la falta y sus proyecciones desde el punto de
vista sanitario.
Artículo 127. — En los casos de reincidencia en las infracciones, la Secretaría de Estado de Salud Pú-
blica podrá inhabilitar al infractor por el término de un (1) mes a cinco (5) años según los anteceden-
tes del imputado, la gravedad de la falta y sus proyecciones desde el punto de vista sanitario.
Artículo 128. — La reincidencia en la actuación fuera de los límites en que ésta debe ser desarrollada,
harán pasible al infractor de inhabilitación de un (1) mes a cinco (5) años; sin perjuicio de ser denunciado
por infracción al artículo 208o del Código Penal”.
ANÁLISIS DEL PROYECTO DE LEY DE IVE (CD 22/18, EN REVISIÓN SENADO, MEDIA SANCIÓN 14.6.2018) 34
¿El Estado va a multar y, a la postre, quizá cerrar, centros de salud privados que
se opongan a terminar con vidas humanas en virtud de sus ideales fundacionales?
Esto violenta los derechos a asociarse, a la libertad de pensamiento, de religión
y de conciencia, de trabajo, etc.
Lo anterior podría implicar que deban cerrar sus puertas hospitales e institu-
ciones de acompañamiento social que tienen un ideario determinado, de carácter
ético o confesional, y que están a veces donde el Estado se encuentra ausente, perju-
dicando a las poblaciones más humildes y más necesitadas. Téngase en cuenta que el
50% de la atención y camas hospitalarias del país son brindadas por privados, según
datos del Ministro de Salud en 2018. Si a la postre cierran hospitales y sanatorios,
¿cómo se atenderá a esos pacientes? ¿Cómo será la continuidad laboral de los traba-
jadores? ¿Es racional, necesaria y proporcionada una clausura de establecimientos
por su negativa a realizar abortos, creando innumerables conflictos?
Además, impone a toda obra social o cobertura la prestación del aborto quirúr-
gico o por medio de medicamentos, incluyendo el mismo y todo lo adyacente, diag-
nósticos, etc., en el Plan Médico Obligatorio. ¿Todos sus afiliados pasarán ahora a
financiar abortos, con los que no concuerdan? Si se demoraran en dar la cobertura,
¿sus directivos también están sujetos a sanción penal, como “directivos de estable-
cimientos de salud” (art. 2 PMS)?
¿Ésta es la significación de “promoción de derechos” que traería esta ley de
aborto?
Si el Estado quiere liberar el aborto, que se haga cargo, sin imponer a la
conciencia de los ciudadanos, solos y agrupados, una carga que muchos de
ellos consideran moralmente imposible de soportar.
Se establece también que nunca será delito (hasta los 9 meses inclusive) el
aborto practicado cuando, (a) el embarazo fuera producto de una violación, (b) si
estuviera en riesgo la vida o la salud la persona gestante, “considerada como derecho
humano” (es decir, del modo más amplio) y (c) se diagnosticara la inviabilidad de
vida extrauterina del feto (art. 3 PMS, modificando el art. 86 del Código Penal). Ya
hemos visto que estas excepciones, sin exigir ninguna denuncia en la violación,
aunque fuere muchos meses más tarde, y especialmente la (b) relativa al “ries-
go a la salud”, posibilitan casi cualquier tipo de situación para abortar hasta el
momento del parto.
Por último, si alguna situación no se lograra encuadrar en las “excepciones-
generales” previstas, el Proyecto con media sanción prevé penas insignificantes (pri-
sión de 3 meses a 1 año) al médico que causare un aborto (art. 1 PMS, modificando
el art. 85, inc. 2, Código Penal) y a la mujer o persona gestante que causare su propio
aborto o consintiere en que otro se lo causare, si fuera desde la semana 15 (art. 4
PMS, modificando el art. 88 Código Penal).
Finalmente, se propone una norma que sí puede considerarse bienvenida: como
nuevo art. 88, segundo párrafo, se da facultad al juez para disponer que la pena se
deje en suspenso en atención a los motivos que impulsaron a abortar, actitud poste-
rior, y otras circunstancias a ponderar.
Con el nuevo sistema penal que el Proyecto busca instaurar estaríamos ante un
derecho al aborto sin límites. La vida de la persona por nacer terminará valiendo na-
da. En virtud de la reforma propuesta en el Proyecto, en el sistema penal argentino
tendría más pena aquel que hurta una bicicleta (2 años, art. 162 del Código Penal)
que aquel que mata una persona por nacer (1 año, proyecto de arts. 85 y 88 del Có-
digo).
A esto se agrega que el Proyecto establece un bill de indemnidad al médico:
Llama la atención, por otro lado, que el Proyecto elimine la figura de homicidio
preterintencional para el médico (1 a 6 años de prisión), si fuera consecuencia de la
realización de un aborto a la mujer que prestó consentimiento para el mismo, que
desde hace casi un siglo está prevista en el art. 85, in fine, del Código Penal. La previ-
sión ocurre en razón de que el aborto entraña en sí mismo un riesgo. Ha desapareci-
do, quedando solamente la figura del homicidio culposo del art. 84 del Código Penal,
si el mismo fuera aplicable a los hechos del caso. ¿Reaseguramiento de la inmunidad
del médico que decida realizar abortos?
ANÁLISIS DEL PROYECTO DE LEY DE IVE (CD 22/18, EN REVISIÓN SENADO, MEDIA SANCIÓN 14.6.2018) 36
16. Otros problemas del Proyecto: competencia provincial, los padres y otros asuntos
Al final, el Proyecto recalca que “Las disposiciones de la presente ley son de or-
den público y de aplicación obligatoria en todo el territorio de la República Argenti-
na” (art. 23 del PMS). Esta disposición implica otra violación del orden jurídico por
parte del Proyecto: los temas de salud son competencia provincia, no delegados a la
Nación, por lo cual las normas sobre el tema que hasta ahora ha dictado el Congreso
de la Nación invitaban a las provincias a adherirse; ahora se conculca sin más el fede-
ralismo. A esto debe sumarse, asimismo, que 13 de esas provincias han incorporado
expresamente en sus constituciones la protección del derecho a la vida desde la con-
cepción (Buenos Aires art. 12, Catamarca art. 65, Córdoba art. 19, Chaco art. 15,
Chubut art. 18, Entre Ríos art. 16, Formosa art. 5, Río Negro art. 59, Salta art. 10,
San Luis art. 13, Santiago del Estero art. 16, Tierra del Fuego art. 14, Tucumán art.
40).
Por otra parte, no se habla en ningún momento del padre del ser concebido; pa-
rece inexistente. La paternidad no comienza con el nacimiento, como alguno ha sos-
tenido. Entre la concepción y el nacimiento el padre puede reconocer sus hijos (art.
572 del Código Civil y Comercial), y puede ser demandado por paternidad, así como
requerido por alimentos (art. 665 CCyC). Su responsabilidad parental comienza con
la concepción, como presunción matrimonial todo concebido se presume su hijo, y
los hijos concebidos antes de su muerte lo heredan (args. art. 592 CCyC), siendo
uno de los representantes naturales del no nacido (art. 582 CCyC). Sin embargo, en
el Proyecto con media sanción se lo excluye totalmente, siendo que tiene una voz
importante en este tema, y derechos que deben serle reconocidos.
¿Se va a prever algo sobre el destino de los tejidos de los no nacidos que hayan
sido abortados? No sería adecuado que, tras todo este debate, sean simplemente
considerados “cosa”, sin más, y como tales sujetas a actos de comercio, etc.
En otro orden, en el estudio del Proyecto no se ha hecho un análisis serio de
los costos del mismo.
17. El Proyecto opta por la peor opción e impide alternativas al aborto en las Conse-
jerías y al momento del consentimiento informado
El principio de razonabilidad indica que ante dos opciones se debe optar por la
menos gravosa y más acorde al respeto de los derechos. El Proyecto con media san-
ción opta por la peor opción para resolver la situación. Eliminar el problema. Elimi-
nar un ser humano vivo para acabar con situaciones no deseadas.
El Proyecto con media sanción expone que su objeto es garantizar el derecho a
abortar (art. 5 PMS). Por eso, el Proyecto no presenta alternativas. Nada hay
sobre adopción, ni de cobertura a la madre en situación de vulnerabilidad en
ANÁLISIS DEL PROYECTO DE LEY DE IVE (CD 22/18, EN REVISIÓN SENADO, MEDIA SANCIÓN 14.6.2018) 37
cumplimiento del mandato del art. 75, inc. 23, de la Constitución. Sólo hay una
maquinaria aceitada para garantizar el aborto, la eliminación de personas por nacer.
Se prevé un procedimiento de consentimiento informado (art. 8 PMS) y una
consejería pre aborto (art. 12), pero en esas normas sólo se subraya la información
aséptica sobre las metodologías de aborto y que siempre se debe potenciar la
“autonomía en la toma de decisiones” de la gestante. En distintos artículos pue-
de verse que tal autonomía va siempre en sentido de facilitar y promover el aborto, y
no de fomentar el nacimiento con vida.
Por otra parte, en la norma sobre garantía de acceso a la práctica (art. 14), se
prohíbe dar cualquier consejo personal, ético o axiológico a la persona que pide
abortar, o alternativas reales al aborto (asistencia social, trabajo, asistencia
psicológica, etc.), en orden a salvar la vida del no nacido. Por el contrario, ese
art. 14 dispone que “el mismo día en el que la mujer o persona gestante solicite la
interrupción voluntaria del embarazo”, el profesional interviniente “debe suministrar
información sobre los distintos métodos de interrupción del embarazo, los alcances y
consecuencias de la prosecución de la práctica y los riesgos de su postergación”.
La información debe ser “objetiva”, estableciéndose que “En ningún caso puede
contener consideraciones personales, religiosas o axiológicas de los/as profesionales
de la salud ni de terceros/as” (art. 14). Es decir, ni los profesionales, ni los miem-
bros de las Consejerías, pueden dar ninguna consideración “personal” o “ética”. ¿De
qué pueden hablar? De lo que fomente la “autonomía” de la requirente. Es decir: no
debe informar o aconsejar de nada que disuada a abortar.
El mismo art. 14 no se olvida tampoco de las personas privadas de la libertad,
previendo que las mismas deben contar con mecanismos efectivos para garantizar la
prestación del aborto en plazo y en las condiciones de la ley.
18. Hay alternativas (existen proyectos de leyes inclusivas y superadoras sobre adop-
ción, protección a la madre, etc.) y el rechazo del Proyecto como Conclusión
nuel KANT, Grundlegung zur Metaphysik der Sitten,1785, en Kant’s gesammelte Schriften,
Berlin, 1903, Bd. IV, pp. 429 y 433-436).
En esta línea, existen varios proyectos presentados este año ante la Cámara de
Diputados y ante la Cámara de Senadores que de una y otra manera buscan proteger
de forma integral los derechos humanos de la mujer embarazada y de los niños y ni-
ñas por nacer. Incluso existen proyectos que despenalizan a la mujer en algunos su-
puestos, o que le quitan la sanción de prisión, sin significar, de manera alguna, la
legación de la práctica.
Frente a las situaciones de angustia y desamparo hay opciones mejores que el
aborto, que salvaguardan todos los bienes en juego:
• brindar respuestas concretas y contención médica, psicológica, económica y
laboral a las mujeres que se encuentran en una situación de vulnerabilidad;
• permitir el desarrollo de las dos vidas;
• no discriminar por condiciones de discapacidad;
• facilitar el acceso a la atención sanitaria;
• en lugar de optar por fomentar el aborto, facilitar la adopción, cambiando el
régimen rígido y arcaico que tiene el país;
• otorgar seguridad social especial para la madre y el niño en situaciones de
vulnerabilidad, etc.
Hay alternativas. Por qué no aprobar ese régimen general de seguridad social
integral de protección al niño en desamparo, desde el embarazo, y a la madre en vul-
nerabilidad, que impone el art. 75, inc. 23, de la Constitución, y que lleva desde su
incorporación, en 1994, sin dictarse.
El camino para consolidar una sociedad inclusiva, acorde a nuestra idiosincra-
sia, es buscar soluciones que contemplen los derechos de todos los involucrados,
respetando integralmente la dignidad de las personas.
Legalizar el aborto, convirtiéndolo en un derecho fundamental, es transformar
una tragedia personal en una tragedia social. Es enviar un mensaje a jóvenes, niños y
niñas de que la vida no tiene valor, y de que los problemas se resuelven eliminando
vidas y no afrontándolos. Implicaría que en la Argentina se ha decido excluir y no
incluir, trastocando las bases mismas de nuestra identidad.
CONCLUSIÓN:
Tras este recorrido por el articulado del Proyecto de Ley de Interrupción Volun-
taria del Embarazo, que cuenta con media sanción de la Cámara de Diputados, la
conclusión sólo puede ser que el Honorable Senado de la Nación, actuando
como Cámara revisora, no puede dar su conformidad al mismo, debiendo re-
chazarlo en su totalidad.
ANÁLISIS DEL PROYECTO DE LEY DE IVE (CD 22/18, EN REVISIÓN SENADO, MEDIA SANCIÓN 14.6.2018) 39
IV. ANEXO: TEXTO DEL PROYECTO DE LEY DE IVE CON MEDIA SANCIÓN
TÍTULO I
Modificación del Código Penal.
Artículo 1° - Sustitúyese el artículo 85 del Código Penal el que quedará redactado de la si-
guiente forma:
“Artículo 85.- El que causare un aborto será reprimido:
1) con prisión de tres (3) a diez (10) años si obrare sin consentimiento de la
mujer o persona gestante. Esta pena podrá elevarse hasta quince (15) años si el he-
cho fuere seguido de la muerte de la mujer o persona gestante. Los médicos, ciruja-
nos, parteros, farmacéuticos u otros profesionales de la salud que causaren el aborto
o cooperaren a causarlo sin consentimiento de la mujer o persona gestante sufrirán,
además, inhabilitación especial por el doble del tiempo de la condena;
2) con prisión de tres (3) meses a un (1) año si obrare con el consentimiento
de la mujer o persona gestante y el aborto se produjere a partir de la semana quince
(15) del proceso gestacional, siempre que no mediaren los supuestos previstos en el
artículo 86 del presente Código”.
Artículo 2° - Incorpórase como artículo 85 bis del Código Penal el que quedará redactado de
la siguiente forma:
“Artículo 85 bis- Será reprimida con prisión de tres (3) meses a un (1) año e inhabili-
tación especial por el doble del tiempo de la condena la autoridad de un establecimiento de
salud o profesional de la salud que dilatare injustificadamente, obstaculizare o se negare a
practicar un aborto en los casos legalmente autorizados.
La pena se elevará de uno (1) a tres (3) años si, como resultado de la conducta descripta en el pá-
rrafo anterior, se hubiera generado perjuicio en la vida o la salud de la mujer o persona gestante.”.
ANÁLISIS DEL PROYECTO DE LEY DE IVE (CD 22/18, EN REVISIÓN SENADO, MEDIA SANCIÓN 14.6.2018) 40
Artículo 3° - Sustitúyese el artículo 86 del Código Penal el que quedará redactado de la si-
guiente forma:
“Artículo 86.- No es delito el aborto realizado con consentimiento de la mujer o per-
sona gestante hasta la semana catorce (14), inclusive, del proceso gestacional.
En ningún caso será punible el aborto practicado con el consentimiento de la mujer o
persona gestante:
a) si el embarazo fuera producto de una violación, con el solo requerimiento y la de-
claración jurada de la mujer o persona gestante ante el profesional de salud inter-
viniente;
b) si estuviera en riesgo la vida o de la salud la mujer o persona gestante, considerada
como derecho humano;
c) si se diagnosticara la inviabilidad de vida extrauterina del feto.”.
Artículo 4° - Sustitúyese el artículo 88 del Código Penal el que quedará redactado de la si-
guiente forma:
“Artículo 88.- Será reprimida con prisión de tres (3) meses a un (1) año la mujer o
persona gestante que causare su propio aborto o consintiere en que otro se lo causare cuando
el mismo fuera realizado a partir de la semana quince (15) del proceso gestacional y no me-
diaren los supuestos previstos en el artículo 86 del presente Código. La tentativa de la mujer
o persona gestante no es punible.
El juez podrá disponer que la pena se deje en suspenso en atención a los motivos que
impulsaron a la mujer o persona gestante a cometer el delito, su actitud posterior, la natura-
leza del hecho y la apreciación de otras circunstancias que pudieren acreditar la inconve-
niencia de aplicar la pena privativa de la libertad en el caso.”.
TÍTULO II
Interrupción voluntaria del embarazo.
Artículo 5°- Objeto. Esta ley tiene por objeto garantizar el derecho de las mujeres o perso-
nas gestantes a acceder a la interrupción voluntaria del embarazo de conformidad con las disposi-
ciones de la misma.
Artículo 6°- Derechos protegidos. Esta ley garantiza todos los derechos reconocidos en la
Constitución Nacional y los tratados de derechos humanos ratificados por la República Argentina,
en especial, los derechos a la dignidad, la vida, la autonomía, la salud, la integridad, la diversidad
corporal, la intimidad, la igualdad real de oportunidades, la libertad de creencias y pensamiento y
la no discriminación. En ejercicio de estos derechos, toda mujer o persona gestante tiene derecho a
decidir la interrupción voluntaria de su embarazo de conformidad a lo establecido en la presente
ley.
Artículo 9°- Personas menores de edad. Si se tratara de una adolescente, niña o persona ges-
tante menor de dieciséis (16) años, la interrupción voluntaria del embarazo se debe realizar con su
consentimiento informado en los términos del artículo anterior y conforme lo dispuesto en el ar-
tículo 26 del Código Civil y Comercial, en concordancia con la Convención sobre los Derechos
del Niño, la Ley 26.061 y el artículo 7° de su decreto reglamentario 415/06. En particular, debe
respetarse el interés superior del/a niño/a o adolescente y su derecho a ser oído.
Artículo 10- Personas con capacidad restringida. Si se tratara de una mujer o persona ges-
tante con capacidad restringida por sentencia judicial y la misma no impidiere el ejercicio del de-
recho que otorga la presente ley, ella debe prestar su consentimiento informado sin ningún impe-
dimento ni necesidad de autorización previa alguna.
Si la sentencia de restricción a la capacidad impide el ejercicio del derecho previsto en la
presente ley o la persona ha sido declarada incapaz, el consentimiento informado debe ser prestado
con la correspondiente asistencia prevista por el sistema de apoyos del artículo 32 del Código Civil
y Comercial o con la asistencia del representante legal, según corresponda. En ambos supuestos,
ante la falta o ausencia de quien debe prestar el asentimiento, puede hacerlo un allegado de con-
formidad con lo dispuesto en el artículo 59 del Código Civil y Comercial.
Artículo 11- Plazo. La mujer o persona gestante tiene derecho a acceder a la interrupción
voluntaria del embarazo en el sistema de salud en un plazo máximo de cinco (5) días corridos des-
de su requerimiento y en las condiciones que determina la presente ley, la Ley 26.529 y concor-
dantes.
Artículo 13- Responsabilidad de los establecimientos de salud. Las autoridades de cada es-
tablecimiento de salud deben garantizar la realización de la interrupción voluntaria del embarazo
en los términos establecidos en la presente ley y con los alcances del artículo 40 de la Ley 17.132
y el artículo 21 de la Ley 26.529 y concordantes.
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La interrupción voluntaria del embarazo establecida en la presente ley se debe efectivizar
sin ninguna autorización judicial previa. No pueden imponerse requisitos de ningún tipo que difi-
culten el acceso a las prestaciones vinculadas con la interrupción voluntaria del embarazo, debien-
do garantizarse a la mujer o persona gestante la utilización de la mejor práctica disponible según
las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y una atención ágil e inmediata que
respete su privacidad durante todo el proceso y garantice la reserva de la información aportada.
En el caso excepcional de ser necesaria la derivación a otro establecimiento, la interrupción
voluntaria del embarazo debe realizarse en el plazo establecido en el artículo 11 y las demás dispo-
siciones de la presente ley, siendo responsable de la efectiva realización el establecimiento deri-
vante.
Artículo 14- Acceso. La interrupción voluntaria del embarazo debe ser realizada o supervi-
sada por un/a profesional de la salud.
El mismo día en el que la mujer o persona gestante solicite la interrupción voluntaria del
embarazo, el/la profesional de la salud interviniente debe suministrar información sobre los distin-
tos métodos de interrupción del embarazo, los alcances y consecuencias de la prosecución de la
práctica y los riesgos de su postergación.
La información prevista debe ser clara, objetiva, comprensible y acorde a la capacidad de
comprensión de la persona. En el caso de las personas con discapacidad, se debe proporcionar en
formatos y medios accesibles y adecuados a sus necesidades. En ningún caso puede contener con-
sideraciones personales, religiosas o axiológicas de los/as profesionales de la salud ni de terce-
ros/as.
Se deben establecer mecanismos efectivos para garantizar el cumplimiento del plazo y con-
diciones establecidas en la presente ley a las mujeres o personas gestantes privadas de su libertad.
Ningún profesional interviniente que haya obrado de acuerdo con las disposiciones de la
presente ley está sujeto a responsabilidad civil, penal o administrativa derivada de su cumplimien-
to, sin perjuicio de los casos de imprudencia, negligencia e impericia en su profesión o arte de
curar o inobservancia de los reglamentos y/o apartamiento de la normativa legal aplicable.
Artículo 15- Objeción de conciencia. El/la profesional de la salud que deba intervenir de
manera directa en la interrupción voluntaria del embarazo tiene la obligación de garantizar el acce-
so a la práctica y no puede negarse a su realización.
El/la profesional mencionado/a en el párrafo anterior sólo puede eximirse de esta obligación
cuando manifestare su objeción previamente, de manera individual y por escrito, y la comunicare a
la máxima autoridad del establecimiento de salud al que pertenece.
La objeción puede ser revocada en iguales términos, y debe mantenerse en todos los ámbi-
tos, públicos o privados, en los que se desempeñe el/la profesional.
El/la profesional no puede objetar la interrupción voluntaria del embarazo en caso de que la
vida o la salud de la mujer o persona gestante estén en peligro y requieran atención médica inme-
diata e impostergable.
Cada establecimiento de salud debe llevar un registro de los profesionales objetores, de-
biendo informar del mismo a la autoridad de salud de su jurisdicción.
Queda prohibida la objeción de conciencia institucional y/o de ideario.
Artículo 16- Cobertura. El sector público de la salud, las obras sociales enmarcadas en las
Leyes 23.660 y 23.661, el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados
creado por Ley 19.032, las entidades y agentes de salud comprendidas en la Ley 26.682 de marco
regulatorio de medicina prepaga, las entidades que brinden atención dentro de la reglamentación
del Decreto 1993/2011, las obras sociales de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, las obras socia-
les del Poder Legislativo y Judicial y las comprendidas en la Ley 24.741 de Obras Sociales Uni-
versitarias, y todos aquellos agentes y organizaciones que brinden servicios médico-asistenciales a
sus afiliadas o beneficiarios independientemente de la figura jurídica que posean, deben incorporar
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la cobertura integral de la interrupción voluntaria del embarazo prevista en la presente en todas las
formas que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda. Estas prestaciones quedan
incluidas en el Programa Médico Obligatorio (PMO), como así también las prestaciones de diag-
nóstico, medicamentos y terapias de apoyo.
Artículo 18- Definiciones. A los efectos de la presente ley, interrupción voluntaria del emba-
razo y aborto son considerados términos equivalentes y salud se entiende conforme a la definición
que establece la Organización Mundial de la Salud.
TÍTULO III
Políticas de salud sexual y reproductiva. Educación sexual integral.
Artículo 19– Políticas de salud sexual y reproductiva. Educación sexual integral. El Estado
nacional, las provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los municipios tienen la respon-
sabilidad de establecer políticas activas para la prevención de embarazos no deseados, y la promo-
ción y el fortalecimiento de la salud sexual y reproductiva de la población. Estas políticas deberán
estar enmarcadas en los objetivos y alcances establecidos en las leyes 25.673, 26.150, 26.485 y
26.061, además de las leyes citadas anteriormente en la presente ley. Deberán además capacitar en
perspectiva de género a todos/as los/las profesionales y personal de la salud a fin de brindar una
atención, contención y seguimiento adecuados a las mujeres que deseen realizar una interrupción
voluntaria del embarazo en los términos de la presente ley.
El Estado debe asegurar la educación sexual integral, lo que incluye la procreación respon-
sable, a través de los programas creados por las leyes 25.673 y 26.150. En este último caso, deben
incluirse los contenidos respectivos en la currícula obligatoria de todos los niveles educativos,
independientemente de la modalidad, entorno o ámbito de las distintas instituciones educativas,
sean éstas de gestión pública o privada, lo que deberá hacerse efectivo en todo el territorio nacio-
nal a partir del próximo ciclo lectivo.
La educación sexual integral es un derecho y deberá impartirse en todo el sistema educativo
sin excepción, y con especial referencia y atención a las comunidades más vulnerables y a la diver-
sidad e identidad de los pueblos originarios.
Artículo 21– Composición. La Comisión Bicameral prevista en el artículo anterior estará in-
tegrada por siete (7) diputados/as y siete (7) senadores/as nacionales, respetando la proporcionali-
dad de cada representación legislativa, y será presidida, anualmente y en forma alternativa, por
cada Cámara.
TÍTULO IV
Disposiciones finales.
Artículo 22– Autoridad de aplicación. La autoridad de aplicación de la presente ley será es-
tablecida por el Poder Ejecutivo Nacional.
Artículo 23 - Orden público. Las disposiciones de la presente ley son de orden público y de
aplicación obligatoria en todo el territorio de la República Argentina.